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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

UNIVERSIDAD CATÓLICA SANTA ROSA


FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS
Y SOCIALES
ESCUELA DE DERECHO, SECCIÓN FS09A
CÁTEDRA: DERECHO PROBATORIO

SISTEMA PROBATORIO ADOPTADO


POR EL DERECHO VENEZOLANO
EN EL CÓDIGO DE PROCEDIMIENTO CIVIL

Profesora: Estudiantes C.I.


Dra. Anabell Rodríguez. Cáceres Camacho, Natacha V-16.177.902
Moreno González, Juan C. V-14.839.572
Ravelo Pérez, Katherine D V-21.424.226
Rivera Torrado, Enzo David V-16.274.168

Caracas, octubre de 2022


1. SISTEMA DE VALORACIÓN DE LA PRUEBA

El uso de medios de prueba barbaros, crueles y cruentos que imperó en el proceso

acusatorio del periodo primitivo posterior a la caída del imperio Romano, hizo que por

razones políticas y psicológicas se pensara en otros sistemas probatorios que

mantuvieron la armonía social sin utilizar medios de pruebas vejatorios de la condición

humana. Buscando atemperar tanta barbaridad y arbitrariedad surgió el llamado sistema

de las pruebas legales, denominado también sistema de las tarifas legal de las pruebas

o pruebas tasadas, que consiste en el señalamiento anticipado que la Ley le hace al Juez

del grado de eficacia que tiene los medios de prueba o le dice cómo y de qué manera

debe tenerse por probado un hecho, o dicho de otro modo, en este sistema el legislador

después de estudiar la conveniencia social y partiendo de hipótesis impone al Juez

determinar normas que fijan el valor preciso, casi aritmético, de las pruebas, dejándole al

Magistrado sólo una facultad de comprobación de si las pruebas evacuadas cumplen los

requisitos de valoración que la Ley le suministra tasados. Nos parece indudable que este

sistema se fundamenta en una gran desconfianza a la discrecionalidad del Juez, por los

abusos y desafueros, muchas veces hasta sangrientos, que había cometido.

Isidoro Eisner cita varios ejemplos “Cuando el pleito versaba sobre inmuebles, era

necesario el dicho concurrente de cinco testigos, de los cuales tres tenían que ser

proveniente del matrimonio legal según la iglesia, y los otros tenían que ser labradores;

el testimonio de la mujer no era admitido, en principio, porque según la Ley de Partidas

tenía menor seso y sólo tenían declarar en caso mujeriles” (hechos acaecidos en hornos,

molinos, fuentes, hilandería, telares etc.) y eso porque eran casos en que la mujer podía

considerarse como un testigo necesario; se debía creer más al anciano que al adulto; se

debía creer más al rico que al pobre.


Devis Echandía, señala “los principales inconvenientes del sistema de las tarifas

legal de las pruebas o pruebas tasadas:

1. Mecaniza o automatiza la función del Juez, obligándolo a aceptar soluciones


en contra de su convencimiento lógico razonado;
2. Conduce con frecuencia a la declaración como verdad de una simple
apariencia formal;
3. Produce el divorcio entre la justicia y la sentencia, convirtiendo el proceso en
una justa aleatoria, propicias a sorpresas y habilidades reñidas con la ética”.

Sin embargo, no han faltado autores de gran reputación que han señalado algunas

ventajas al sistema de la tarifa legal, alegando que da mayor uniformidad a las decisiones

judiciales en lo que ha prueba se refiere, que se suple la ignorancia o la falta de

experiencia de los Jueces, y por ser las pruebas materia que interesa al orden público,

debe ser regulada por el legislador.

En lo respecta a nuestro país, Casación ha dicho que “En nuestro sistema procesal

civil ha sido abandonado en el sistema de la prueba legal, que convertía a los jueces en

automático dispensadores de una justicia que se media por el número y no por la calidad

de los testigos, por la sospechosa uniformidad de las deposiciones y no por el mérito

intrínseco de ellas, y sustituido por el sistema de la prueba moral, basado en la

convención del Juez en cuanto a la verdad.

En contra de ese sistema de la tarifa legal o prueba tasada o prueba legal surgió el

sistema de la libre apreciación razonada o sistema de la sana critica o libre convención

íntima. Este sistema consiste en que la Ley señala al juez los medios que pueden ser

admitido como prueba y las formalidades procesales para su validez, pero deja al

Magistrado en libertad para apreciar las estén comprendidas en la enumeración legal, o

para decirlo con palabras de nuestro Máximo Tribunal:

“El sistema llamado de las reglas clásicas para la valoración de la prueba fue
sustituido en la reforma legislativa de 1916, por el de la libre apreciación. Al
Juez corresponde en una prueba de testigo acogerla o desecharla,
ponderando las declaraciones dentro de la lógica, principios o verdades,
hechos evidentes y normas legales, con la única salvedad de respetar las
reglas señaladas por el legislador para la apreciación de pruebas”.

Este sistema ha sido elogiado por la doctrina y tiene obvias ventajas sobre el

primero mencionado.

Nuestro legislador adoptó, y creemos plausiblemente, tanto desde el punto de vista

material como del formal, este último sistema, por la cual la Ley no determina el valor de

cada prueba, pero si las condiciones de admisibilidad de cada una de ellas y su forma,

hasta el punto que cualquier otro invalidaría ipso jure el medio de la prueba de que se

tratare. Así lo ha tratado nuestra casación al sentenciar que “Nuestro Sistema Procesal

Civil corresponde, en materia de pruebas, al denominado Sistema de Sana Critica,

debidamente establecido en el Artículo 507 del Código de Procedimiento Civil1:

A menos que exista una regla legal expresa para valorar el mérito de la
prueba, el Juez deberá apreciarla según las reglas de la sana crítica.

El hecho de que exista en nuestro derecho, un sistema legal de pruebas, así

organizado por el legislador, no impide en el Juez tenga cierto margen de apreciación,

que no debe entenderse en forma amplia. Así, por ejemplo: la apreciación de la prueba

de testigos debe hacerla el Juez dentro de las circunstancias que el mismo legislador

señala, como son: si las deposiciones concuerdan entre sí y con las demás pruebas, y

estimará cuidadosamente los motivos de las declaraciones y la confianza que merezcan

los testigos por su edad, vida y costumbres, por la profesión que ejerzan y demás

circunstancias (Artículo 508 del Código de Procedimiento Civil)1 y en los que respecta a

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Código de Procedimiento Civil (Publicado en Gaceta Oficial, Número 4.209 del 18 de septiembre de 1990)
los demás medios de pruebas, también el legislador señala al Juez algunas normas

dentro de su capacidad discrecional para valorar las pruebas de la causa.

2. APRECIACIÓN O VALORACIÓN DE LA PRUEBA

Si bien el proceso civil el Juez juega un papel relativamente pasivo en la promoción

y evacuación de las pruebas, debido a que se limita a dirigir el proceso, en cambio, en el

momento de la sentencia surge activamente portentoso en la plenitud de su facultad

jurisdiccional para decidir la suerte del litigio. De moderador pasivo se convierte, entonces

en amo y señor del proceso, con la importante y delicada misión de apreciar o valorar los

medios de prueba que las partes adujeron y practicaron. Labor que le es exclusiva

porque, la valoración de los medios de prueba está confiada por la Ley al Juez nada más,

sin impedir a las partes ilustrarle en esa labor tan vital y delicada. Según Espinoza “La

Valoración no es otra cosa que determinar la fuerza de convicción individual y

comparativa de cada medio de prueba con el objeto de establecer los hechos del juicio”.

Devis Echandía, partiendo de un enfoque subjetivo señala a su vez que por “Valoración

o apreciación de la prueba judicial se entiende la operación mental que tiene por fin

conocer el mérito o valor de convicción que pueda deducirse de su contenido”.

Nuestro Código de Procedimiento Civil1, en su artículo 12 establece que:

Los Jueces tendrán por parte de sus actos la verdad, que procurarán conocer
en los límites de su oficio. En sus decisiones el Juez debe atenerse a las
normas del derecho a menos que la Ley lo faculte para decidir con arreglo a
la equidad. Debe atenerse a lo alegado y probado en autos, sin poder sacar
elementos de convicción fuera de éstos ni suplir excepciones o argumentos
de hecho no alegados ni probados, El Juez puede fundar su decisión en los
conocimientos de hecho que se encuentren comprendidos en la experiencia
común o máximas de experiencia.
En la interpretación de contratos o actos que presenten oscuridad,
ambigüedad o deficiencia, los Jueces se atendrán al propósito y a la intención

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Código de Procedimiento Civil (Publicado en Gaceta Oficial, Número 4.209 del 18 de septiembre de 1990)
de las partes o de los otorgantes, teniendo en mira las exigencias de la Ley,
de la verdad y de la buena fe.

En relación a lo expresado en el párrafo anterior, Nuestros Jueces tienen la

obligación de atenerse a lo alegado y probado en autos y de decidir con arreglo a las

acciones deducidas y a las excepciones o defensas opuestas, deben desarrollar una

actividad cognoscitiva de los medios de prueba aportados por las partes durante el

proceso para ponderarlos en la balanza de la Ley, midiendo su validez, fijando su

trascendencia y limitar el ámbito de su operancia.

Para esta apreciación de las pruebas, los Jueces no deben aislar cada una de ellas

y cada indicio, desvinculándolos de todos los otros elementos probatorios del proceso,

sino escudriñar la verdad haciendo, un estudio comparativo de todas las pruebas e

indicios, analizando si concuerdan entre sí y con las demás pruebas. La Ley no establece

que debe hacerse un resumen de cada prueba considerada aisladamente, un resumen

de las pruebas puede muy bien ser un grupo del conjunto de ellas, y a condición de que

no se silencie ninguna, es de la soberana apreciación del Juez, según el grado de

importancia y de complejidad que ellas ofrezcan, hacer simple mención de una y en

cuanto a otras resumirlas más o menos por menorizadamente, según la trascendencia

que cada elemento va a tener en los considerandos y en la parte dispositiva del fallo.

Pero es la sentencia, la que a continuación a explicar la que logra sintetizar la

apreciación de las pruebas, debido a que es donde se deja constancia del proceso mental

realizado por el Juez, en el análisis y comparación de los diversos elementos de prueba,

al explanar en el contenido de la misma, la síntesis y las conclusiones que evidencia el

cumplimiento de las prescripciones legales en materia de pruebas, pero de esto

abstenerse de considerar determinadas pruebas hay una gran diferencia, porque todas
las pruebas de auto deben ser analizadas y apreciadas conforme a la Ley. Escoger solo

unas pruebas para fundamentar una decisión y prescindir de las otras, sin saber si estás

desvirtúan o enervan a las primeras es no decidir ateniéndose a lo alegado y probado en

auto y mucho menos escudriñar la verdad, conforme al artículo 12 del Código de

Procedimiento Civil1, y por vía de consecuencia, es dictar una sentencia carente de

motivación y sin arreglo a las acciones deducidas y las defensas opuestas contra lo que

ordena expresamente el artículo 243 ejusdem que establece específicamente en su

ordinal 5 “Decisión expresa, positiva y precisa con arreglo a la pretensión deducida y a

las excepciones o defensas opuestas…”.

En efecto, si bien los Jueces no están obligados a dar el porqué de cada motivo, “la

razón de cada razón”, es indudable que para los fundamentos expuestos sean, cómo es

debido, demostraciones sobre puntos de hecho, sin que haya precedido la exposición de

tales hechos y un análisis de las pruebas constantes de autos. Tales antecedentes son

indispensables para que se ponga de manifiesto cómo es que, aplicando el jugador las

reglas legales del caso, ha llegado a la apreciación que establece como fundamento del

fallo. Ocurre con frecuencia que los tribunales usan expresiones como las de “costa en

auto”, “resulta demostrado de las pruebas evacuadas”, “aparece comprobado”, o, “al

analizar este juzgado las pruebas aducidas en la articulación por las partes”, “las pruebas

aducidas y evacuadas que figuran en autos”, expresiones todas ellas que lejos de ser

motivos fundados, constituyen peticiones de principios porque aceptan como

demostración o como prueba aquello mismo que debe ser probado.

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Código de Procedimiento Civil (Publicado en Gaceta Oficial, Número 4.209 del 18 de septiembre de 1990)
Aunque ello no quiere decir que no se puede hacer un examen somero de las

pruebas, ni que sea necesario que los sentenciadores, con ocasión de cada punto que

resuelvan, hagan explícita referencia a lo que cada elemento de prueba arroje sobre ese

determinado punto; ni que se exprese la sentencia la concordancia de una prueba con

otra, más debe tenerse en cuenta que una cosa es la apreciación del hecho por sí mismo,

independientemente de los requisitos procesales de su prueba, y otra muy distinta la

apreciación del mérito de esa prueba en cuanto a su administración y a la eficacia de su

resultado en el proceso, como por ejemplo, una cosa es apreciar si el hecho de la

negativa de la esposa a irse a unir a su marido que la llama constituye abandono de

hogar, y otra muy distinta es apreciar la eficacia de la prueba de tal negativa de tal

negativa a la luz de las diversas inhabilidades de testigos establecidos por la Ley.

Es principio sostenido reiteradamente por nuestro Más Alto Tribunal que los Jueces

de instancia gozan de absoluta soberanía para conocer del mérito de las pruebas, sin

otra excepción que la que aquellos casos en que se alegare infracción de regla legal

expresa para valorar el mérito de la prueba ante el Tribunal Supremo de Justicia.

3. OPORTUNIDAD DE LA APRECIACIÓN O VALORACIÓN DE LA PRUEBA

La valoración y apreciación de la prueba es la acción o paso más importante la cual

constituye la fase decisoria del proceso, la apreciación de las pruebas es la culminación

de todo el proceso en una actividad procesal que será llevada por el juez, el cual debe

utilizar su máxima experiencia y su criterio lógico de acuerdo a las reglas de la sana

crítica, (Artículo 507 del Código de Procedimiento Civil) 1; Esta valoración o apreciación

en toda prueba debe razonarse y motivarse con el fin de una solución justa a un hecho.

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Código de Procedimiento Civil (Publicado en Gaceta Oficial, Número 4.209 del 18 de septiembre de 1990)
El juez deberá apreciar las pruebas en el momento de la sentencia sea definitiva o

interlocutora, pero en todo el proceso el deberá estudiarlas y hacer un histórico de las

mismas para que pueda actuar con todo el razonamiento que el caso o hecho amerite.

Este proceso debe ser racional y siempre motivarse para la apreciación o valoración de

las pruebas para tomar una decisión justa que ponga fin al proceso, y todo proceso

culminara a través de la sentencia.

En nuestro Código de Procedimiento Civil1 en el Capítulo I de la sentencia Artículo

243 nos establece “toda sentencia debe contener decisión expresa, positiva y precisa,

con arreglo a las acciones deducidas y a las excepciones o defensas opuestas”.

Podremos indicar que el momento o la oportunidad de apreciar o valorar las pruebas

serán en el momento de la sentencia, sin olvidar lo que citamos anteriormente que

siempre el juez deberá estar juzgando el valor de las pruebas desde que estas son

presentadas en los lapsos correspondientes ante los tribunales o entes correspondientes,

no dejando a un lado la importancia del trabajo que tiene los jueces en nuestro país y el

arduo trabajo que realizan, pero si estos jueces conociera un poco más de la causa como

que ocurrió , quienes son los testigos , conocer de las pruebas, si esto se llevara de esta

manera el proceso judicial tendría más justica sería un proceso enriquecido, pero también

tendremos en cuenta que lamentablemente tenemos un gran número de causas que

exciten en nuestro país y el retardo procesal que tenemos.

4. MODO DE HACERSE LA APRECIACIÓN O VALORACIÓN DE LA PRUEBA

De acuerdo a lo expresado en el Punto 2, Valoración y Apreciación de la Prueba,

del presente trabajo de investigación, como no es posible señalar al Juez, las pautas de

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Código de Procedimiento Civil (Publicado en Gaceta Oficial, Número 4.209 del 18 de septiembre de 1990)
su proceso mental para apreciar o valorar las pruebas, ya que estás pertenecen a ese

mundo subjetivo, impenetrable, que forman los razonamientos, las percepciones y las

deducciones, consideramos adecuado indicar algunos principios que deben tomar en

cuenta el Juez cuando va apreciar la prueba.

Llegado el momento de apreciar las pruebas el Magistrado, para llegar a una

correcta estimación debe atenerse, antes de averiguar la Ley que rige cada prueba, a los

siguientes presupuestos:

1. Debe analizar si en la promoción y evacuación de la prueba se han cumplido los

requisitos necesarios para su validez, es decir, procedencia, pertinencia, legalidad,

oportunidad de la prueba, formalidades de lugar, tiempo y modo de la prueba, que

la persona que presente la prueba este facultada para ello, y cualquier otra

disposición de la Ley.

2. Debe examinar la autenticidad, sinceridad, exactitud y credibilidad de la prueba,

con el objeto de determinar si ésta no ha sido rendida o evacuada con alteración

de la verdad y si concuerda lo que se evidencia de la prueba con la realidad del

hecho controvertido, de manera que, como dice Davis Echandía: “el testigo o el

perito no se haya equivocado de buena fe, o que el hecho indiciario no sea

aparente o no tenga un significado distinto ni haya sufrido alteración por obra de

la naturaleza, o que la confesión no se deba a error, o que lo relatado en el

documento no se separa de la verdad, también por errores y sin mala fe de sus

autores”.

3. No debe tener en cuenta la parte que ha promovido y evacuado la prueba, porque

después que la prueba ha sido llevada a los autos pertenece al proceso y no

exclusivamente a la parte que la promovió, porque si bien con ella, esa parte puede
fundar su pretensión o excepción, la función específica dicha prueba es lograr la

convicción del Juez sobre los hechos controvertidos, por lo que éste no puede

discriminar a quién le pertenece, ya que sus resultados afectan por igual a las

partes bien sea favorable o desfavorablemente, con abstracción del fin perseguido

por las partes que la promovió. Es el principio de la adquisición procesal del

material probatorio o de la comunidad de la prueba.

4. Debe examinar los hechos pertinentes, sustanciales y controvertidos, porque son

los únicos que en última instancia sirven para decidir el juicio. Un hecho es

pertinente cuando presenta conexión, relación directa con la materia sub lite, es

sustancial el hecho que tiene importancia, valor, relieve para resolver el caso; y

que el controvertido el hecho cuando, según fluye de los escritos presentados y

sujetos a examen, se afirma por una parte y se niega por otra, o bien respecto al

cual no existe o es posible qué no exista más tarde una apreciación coincidente

de los litigantes. Valorar o apreciar las pruebas sobre otros hechos a los que se

ha llegado a una auto compensación procesal sería inútil e inconducentes,

atentatorio contra el principio de la economía procesal. En otras palabras, al hacer

la valoración, habrá que distinguir en primer término los hechos que hayan sido

aceptados y reconocidos por las partes, de aquellos sobre los cuales hubiere

versado la discusión; debido a que son estos últimos, los fundamentos que sirven

para estimarlos acreditados o no, apreciándose la prueba conforme a las reglas

legales.

5. Como ya dijimos que el momento de apreciar la prueba es en la sentencia y en

nuestro derecho está se compone de tres partes: narrativa también llamada

expositiva o enunciativa; motiva y resolutiva o dispositiva, consideramos oportuno


y necesario señalar que las pruebas se valoran y se aprecian en la parte motiva,

ya que ella, se explanan los fundamentos del fallo y es allí donde se determina las

razones de hecho y de derecho que le sirven de base al sentenciador para dictar

su sentencia. Es aquí, donde el Juez debe analizar todas las pruebas del proceso

y aplicar los dispositivos legales pertinentes, la doctrina, la jurisprudencia, y los

principios de equidad si no existiera ninguna norma que expresamente resuelva la

Litis. Está obligación de fundar la sentencia encuentra su origen en el sistema de

persuasión racional (Sistema de la Libre Apreciación) y obliga al Juez a que el

trabajo racional de crítica con que los datos probatorios se elaboran, sean por éste

mejor apreciados, además de la obligación de fundar las sentencias, consagrada

en nuestro Código de Procedimiento Civil1 en el artículo 242.

6. La valoración o apreciación no puede ser vaga o referencial, porque un proceso

no debe sentenciarse basándose en hipótesis, meras conjeturas o probabilidades.

Espinosa Rodríguez expresa acertadamente que “De ahí por qué la valoración de

la prueba ha de hacerse mediante la apreciación reflexiva del grado de convicción

de cada medio probatorio y después comparativa con los restantes, para terminar,

estableciendo los hechos en forma bien determinada y concreta; pues solo

después de considerar el Juez así la prueba y de reflexionar detenidamente sobre

ella, sería posible que naciese en su ánimo la convicción legal y moral con plenitud

exigida de la Ley”. Por su parte, nuestra doctrina tiene establecido que “El Juez

está obligado a examinar todas las pruebas efectuadas y que no contiene motivos

fundados la sentencia que se basa en lo que “consta en autos”, “resulta

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Código de Procedimiento Civil (Publicado en Gaceta Oficial, Número 4.209 del 18 de septiembre de 1990)
demostrado en las pruebas evacuadas”, “aparece comprobado” y otras

expresiones, olvidando el Juez hacer un análisis de las pruebas de auto y que el

Juez no puede limitarse a decir que la defensa alegada no fue demostrada…”

porque esa forma vaga de apreciación y valoración de la prueba hace que la

sentencia resulte inmotivada.

7. Si el actor no probó los hechos en que fundó la demanda debe absorberse al

demandado, sin darle mayor importancia a las excepciones alegadas por este

último, a menos que se trate de aquellas que invierten la carga de prueba. En el

primer caso, es al actor a quién incumbe probar su acción o pretensión, porque el

demandado se ha limitado a negar el hecho alegado por el demandante; pero

cuando el demandado se excepciona afirmando un nuevo hecho que tiende a

destruir o menoscabar el efecto jurídico del precepto legal invocado por el actor,

su defensa tiene una eficacia dependiente del hecho nuevo en que se funda, y,

mientras tal hecho no se pruebe por el demandado que lo ha aducido, se tienen

por subsistentes y eficaces el derecho y la acción del actor.

Conforme al artículo 254 del Código de Procedimiento Civil1 en caso de duda se

sentencia a favor del demandado, ello conduce a la conclusión de que aún ante la

sol afirmación contradictoria de ambas partes, atendiendo al propio mecanismo de

la carga de la prueba, la justicia tiene que acoger sobre determinado punto

controvertido la aseveración de la parte demandante y que la excepción es un

medio de defensa que no contradice directamente la pretensión del actor, consiste

en otros términos, en la alegación de un hecho nuevo con miras a impugnar una

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Código de Procedimiento Civil (Publicado en Gaceta Oficial, Número 4.209 del 18 de septiembre de 1990)
situación adquirida, por consiguiente, el reo se halla en su excepción en la misma

posición que el actor en cuanto a la prueba de aquellos hechos que sirven de base

a su demanda, pero no basta que se alegue un hecho nuevo, sino que es necesario

que ese hecho nuevo lleve implícitamente el reconocimiento de la acción

propuesta. El actor no necesita probar su acción, porque ella queda implícitamente

reconocida, entonces, es el demandado quién debe probar su excepción, porque

con ella trata de destruir su eficacia.

5. REGLAS PARA APRECIAR O VALORAR PRUEBA

Nuestra Corte Suprema de Justicia ha venido repitiendo que los jueces de instancia

son soberanos en la apreciación de los hechos, sin embargo, cuando se infringe una

regla legal para valorar el mérito de la prueba, previa denuncia expresa de la infracción,

de conformidad con el artículo 320 del Código de Procedimiento Civil 1 que establece:

“En su sentencia del recurso de casación, la Corte Suprema de Justicia, se


pronunciará sobre las infracciones denunciadas, sin extenderse al fondo de la
controversia, ni al establecimiento, ni apreciación de los hechos que hayan
efectuado los Tribunales de instancia, salvo que en el escrito de formalización
se haya denunciado la infracción de una norma jurídica expresa que regule el
establecimiento o valoración de los hechos, o de las pruebas, o que la parte
dispositiva del fallo sea consecuencia de una suposición falsa por parte del
Juez, que atribuyó a instrumentos o actas del expediente menciones que no
contiene, o dio por demostrado un hecho con pruebas que no aparecen en
autos o cuya inexactitud resulta de actas e instrumentos del expediente mismo.
Podrá también la Corte Suprema de Justicia extender su examen al
establecimiento o valoración de los hechos, cuando tratándose de pruebas no
contempladas expresamente en la ley, el Juez las haya admitido o evacuado
sin atenerse a la analogía a que se refiere el artículo 395 de este Código, o no
las haya apreciado según las reglas de la sana crítica a que se refiere el artículo
507 ejusdem.
Si al decidir el recurso la Corte Suprema de Justicia encontrare una infracción
de las descritas en el ordinal 1º del artículo 313, se abstendrá de conocer las
otras denuncias de infracción formuladas, y decretará la nulidad y reposición
de la causa al estado que considere necesario para restablecer el orden jurídico
infringido. Igual abstención hará cuando declare con lugar una infracción que

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Código de Procedimiento Civil (Publicado en Gaceta Oficial, Número 4.209 del 18 de septiembre de 1990)
afecte una interlocutoria que haya producido un gravamen no reparado en la
definitiva.
Si no hubiere habido las infracciones aludidas en el párrafo anterior, la Corte
Suprema de Justicia entrará a conocer de las denuncias formuladas conforme
al ordinal 2º del artículo 313, pronunciándose sobre ellas afirmativa o
negativamente mediante análisis razonado y estableciendo además cuáles son
las normas jurídicas aplicables para resolver la controversia, ya sean éstas las
indicadas por las partes en los escritos de formalización o de contestación, o
las que la propia Corte Suprema de Justicia considere que son las aplicables al
caso.
Podrá también la Corte Suprema de Justicia en su sentencia hacer
pronunciamiento expreso, para casar el fallo recurrido con base en las
infracciones de orden público y constitucionales que ella encontrare, aunque no
se las haya denunciado.
En la sentencia del recurso se hará pronunciamiento expreso sobre costas
conforme a lo dispuesto en el Título VI de este libro. La condena en costas del
recurso será obligatoria en caso de desistimiento o cuando se le deje perecer.
Si en un mismo juicio se anunciaren y admitieren varios recursos de casación
al mismo tiempo, la decisión de ellos se abrazará en una sola sentencia que
contenga tantos capítulos como recursos, pero la sustanciación se hará en
cuadernos separados.

Cómo bien lo expresa Cuenca, “El concepto de la regla legal para valorar el mérito

de la prueba… no es más claro en las palabras del legislador”, otorgándole toda la razón

el desaparecido profesor, porque el artículo 320 del Código de Procedimiento Civil 1

establece los casos en qué se infringen esas reglas, y el artículo 507 ejusdem, nos indica

que:

A menos que exista una regla legal expresa para valorar el mérito de la
prueba, el Juez deberá apreciarla según las reglas de la sana crítica.

El Sistema de la Sana Critica, permite al Juez formar libre su convicción, pero

obligándole a establecer los fundamentos de la misma, recordemos que la sana critica,

supone reglas de lógica, de experiencia, sociales o de las costumbres, humanas, que

permiten a los Jueces estimar o apreciar una realidad, en otras palabras, el legislador le

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Código de Procedimiento Civil (Publicado en Gaceta Oficial, Número 4.209 del 18 de septiembre de 1990)
ha indicado al Juez que debe valorar o apreciar las pruebas como su inteligencia se lo

indique, utilizando un sistema racional de deducciones, utilizando la lógica y la

experiencia aplicada a la prueba.

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