2021 Email: vicky.guerchi@gmaill.com Economía Política Internacional – 2021 Primer parcial
La relación Estado-mercado puede ser analizada desde la aproximación marxista de
Peter Burnham y John Holloway. El primero, se distingue de la EPI ortodoxa al no separar estado de mercado ni tratarlos como entidades auto-evidentes, sino que propone que “tanto ‘estados’ como ‘mercados’ se conciben mejor si se los ve como formas diferenciadas de la misma relación social” (Burnham, 1996,17). A su vez, sugiere que las formas separadas que asumen lo económico y lo político es algo particular de las relaciones sociales capitalistas. El autor también señala que “mientras desde sus inicios la acumulación capitalista se desarrolló a nivel global, los estados nacionales se desarrollaron sobre las bases del principio de territorialidad” (Burnham, 1996,17), indicando que mientras el Estado se ubica en un espacio delimitado, no así el mercado, el cual es global. Burnham también destaca el papel que tienen los Estados de atraer parte del capital global hacia su territorio, por lo que ofrecen incentivos para la inversión. Esta situación es posible identificarla en Bangladesh, donde el Estado otorga distintos beneficios fiscales para atraer a las empresas e inversiones extranjeras a dirigirse a su territorio. A la vez que Holloway comparte esta idea con Burnham sobre la competencia entre los Estados para atraer el capital, indica que “el capital, por su definición misma, huye del trabajo insubordinado para buscar más y más riqueza” (Holloway, 2003,4). El autor se refiere a que gracias a su capacidad de moverse, el capital huira del trabajo insubordinado hacia donde encuentre ganancias más altas. Esta situación es posible hallarla en los artículos, donde relatan como a partir de protestas salariales o reglamentarios aumentos del mismo, varias fábricas han optado por despedir a sus trabajadores o cerrar las mismas y relocalizarse donde la fuerza de trabajo sea más barata. Con respecto a la globalización, Hirsch plantea que es un concepto que posee varias dimensiones y significados, y que puede adquirir connotaciones tanto positivas como negativas. A su vez, el autor propone que “la globalización se refiere, en esencia a un proceso económico” (Hirsh, 1996, 13), donde se disminuyen las barreas comerciales y se liberaliza el tráfico de mercancías, se internacionaliza la producción y crece la integración económica. Otra de sus dimensiones es la tecnológica, las nuevas tecnologías permiten la conexión de regiones muy distantes. En la nota de El País, se puede apreciar la influencia de la globalización tecnológica, ya que sus avances permiten que consumidores de la industria textil puedan contactar a quienes confeccionaron su prenda. Además, como desarrolla Stiglitz, “para muchos en el mundo subdesarrollado la globalización no ha cumplido con sus promesas de beneficio económico” (Stiglitz, 2002,32) sino que han sufrido los efectos negativos de este fenómeno, en países desde Bangladesh hasta Haití. Por otro lado, el proceso de globalización, contribuyó a la “creación de condiciones para que el capital internacional se traslade de un lugar a otro sin considerar las fronteras nacionales” (Hirsh, 1996, 16). Es decir, el capital es capaz de desplazarse, moverse a las ubicaciones que considere que los costos son más favorables. La globalización ha influido esta situación, es el periodo en que se profundiza la internalización del capital, las cadenas globales de valor y se da la relocalización productiva. En el artículo de Valorsocial, se puede apreciar que como consecuencia de la globalización de la producción, el nuevo Acuerdo para garantizar la salud y seguridad de la industria textil, tiene la intención de alcanzar una proyección internacional, proponen “globalizar esta herramienta”, reconociendo las dimensiones actuales que posee la producción. Retomando el concepto de relocalización productiva, la misma se da debido al cambio de prioridades de las empresas acerca de la producción. Las mismas deciden enfocar la mayor parte de sus recursos hacia el manejo y construcción de la marca, desligándose del proceso productivo concreto. La autora Naomi Klein (2002), desarrolla este proceso, donde el manejo de la marca se separa del proceso productivo, el cual es relocalizado. En esta fragmentación entre la marca y el proceso productivo, el manejo de la marca suele mantenerse en la casa matriz de las empresas, en los países centrales, mientras que el proceso productivo se relocaliza donde se encuentren los menores costos productivos. Esta situación es posible observarla en las notas periodísticas, donde las marcas de moda europeas y norteamericanas, sitúan la producción de sus artículos en Bangladesh, un país donde producir es significativamente más barato que en sus lugares de origen. El proceso de relocalización no finaliza allí, sino que a su vez las empresas o subcontratan o terciarizan el proceso productivo. Como plantea Klein, “las marcas globales están traspasando la responsabilidad de la producción a los contratistas” (Klein, 2002,224), se desligan de la producción y no tienen ninguna fabrica a su cargo, por lo que se desprenden de la responsabilidad de las posibles violaciones de derechos que ocurran en las fábricas. El artículo de El País exhibe esta problemática, ya que menciona que cuando ocurren incidentes, como el derrumbe de Rana Plaza, se genera una incertidumbre de a quien reclamar indemnizaciones o quiénes son los responsables de vigilar la seguridad de las fábricas y sus empleados. La nota de Valorsocial también visibiliza este problema, ya que explica como al no haber ningún registro público de las marcas que producían donde se dio el incidente, se dificultó enormemente el proceso de exigir responsabilidades. Con respecto a la Inversión Extranjera Directa, en el caso que presentan los artículos periodísticos sobre Bangladesh, la misma se da de forma vertical. Como desarrolla la publicación del BID, “la IED vertical significa que las actividades de una empresa se dividen geográficamente por función” (BID, 2018,8), mientras la I+D y el manejo de la marca se da en el país de origen, el proceso productivo se relocaliza en el extranjero. Este proceso es el que ocurre en Bangladesh, mediante la subcontratación que hacen las grandes empresas. El objetivo de esta IED es reducir los costos, por lo que se vincula con el proceso de relocalización o “offshoring”, mediante el traslado de las actividades productivas y la subcontratación hacia los países con los menores costos de producción. La inserción al mercado global de Bangladesh se da a partir de que es un productor textil barato. El Estado, busca atraer la inversión extranjera hacia el país, mediante su mano de obra más barata y beneficios fiscales para producir en el territorio. Si bien los Estados buscan atraer a los inversionistas con el objetivo de que impulsen el desarrollo, la industria nacional y generen crecimiento económico, en la mayoría de los casos el resultado es un gran deterioro de las condiciones laborales. Como menciona el artículo de El País, la atracción de IED no ha generado los resultados esperados, ya que la competencia entre los Estados por atraer la inversión y el establecimiento de las fábricas, ha resultado en condiciones negativas para los trabajadores: salarios tan bajos que son inferiores al coste de vida, represión en caso de elevar demandas, obligados a trabajar con dolor crónico y más horas de las establecidas. Además, como plantea Klein (2002), la desesperación por atraer IED, ha desembocado en reducir tanto los aranceles para las empresas, que el gobierno no obtiene beneficios económicos para destinar a políticas públicas, lo que provoca efectos sociales negativos en los trabajadores y la población. Bibliografía: Banco Interamericano de Desarrollo (BID): “¿Qué es la Inversión Extranjera Directa y por qué es importante?”, Módulo 1 del Curso online “Inversión Extranjera Directa como motor de desarrollo para América Latina y el Caribe”, 2018. Bangladés, referencia para valorar el avance de los derechos de las personas trabajadoras en el mundo. (12 de Septiembre de 2021). Valorsocial. Recuperado el Octubre de 2021, en https://valorsocial.info/bangladesh-referencia-para-valorar-el- avance-de-los-derechos-de-las-personas-trabajadoras-en-el-mundo/ Fatás, M. (24 de Abril de 2018). Cinco años del desastre de Rana Plaza. El País. Recuperado en Octubre de 2021, de https://elpais.com/elpais/2018/04/23/alterconsumismo/1524490982_683391.html Joachim Hirsch: “¿Qué es la globalización?” en Globalización, capital y Estado. México: UAM-X, 1996, pp. 83-93.96 John Holloway: “El Capital se mueve” en Keynesianismo, peligrosa ilusión (Herramienta, 2003). La industria textil de Bangladesh: 5.000 trabajadores despedidos por exigir subidas de salario. (4 de Febrero de 2019). 20minutos. Recuperado en Octubre de 2021, de https://www.20minutos.es/noticia/3553584/0/industria-textil-bangladeh/?autoref=true Naomi Klein: No Logo, Capítulo 9 “La fábrica abandonada”; Paidós, 2002. Peter Burnham: “Estado y mercado en la Economía Política Internacional: una crítica marxiana” en Revista Doxa, 1996.