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Historia de Chile

El pasado de Chile, que alberga el asentamiento más antiguo del


continente americano, empieza a desenterrarse y estudiarse. El país ha
llegado lejos desde sus inicios como remanso del Imperio español. La
cultura actual aún soporta el peso de una pequeña élite terrateniente, una
gran industria minera y políticos que tanto frustran como luchan por las
reformas. Su capacidad de resistencia ha hecho que Chile sea uno de los
países más estables e influyentes de Hispanoamérica.

Orígenes
La huella del pie de un niño en un terreno pantanoso hizo tambalear los
cimientos de la arqueología americana en la década de 1980. La pisada,
de unos 12 500 años, constató la presencia humana en Monte Verde,
cerca de Puerto Montt. Otros restos la evidencian hasta 33 000 años atrás.
Estas controvertidas dataciones invalidan el modelo Clovis, según el cual
los primeros pobladores de América llegaron a través de un puente de
tierra sobre el estrecho de Bering hace 11 500 años y después se fueron
dispersando hacia el sur. Nuevas teorías sugieren que se produjeron
múltiples entradas o desembarcos. En el histórico congreso de 1998, el
yacimiento de Monte Verde fue reconocido como el asentamiento más
antiguo de América, aunque descubrimientos arqueológicos más recientes,
ubicados sobre todo en Nuevo México, se remontan a 40 000 años atrás.

Culturas antiguas
La mayor parte de los restos precolombinos del país se ha hallado en el
norte de Chile gracias a la aridez del desierto. La cultura nómada de
Chinchorro dejó las momias conocidas más antiguas. En los cañones del
desierto del norte, los aimaras cultivaban maíz y patatas y criaban llamas y
alpacas. También en los confines del norte, la cultura atacameña ha
dejado vestigios bien conservados, como momias y tabletas ornamentadas
empleadas para preparar sustancias alucinógenas. Las de El Molle y
Tiahuanaco dejaron cerámicas, petroglifos y enormes geoglifos aún
visibles en el norte. Los pescadores camachos ocupaban las zonas
costeras del norte, y los diaguitas habitaban los valles y ríos del interior.
La invasora cultura inca gozó de una breve supremacía en el norte de
Chile, pero su preponderancia apenas tocó el Valle Central y los bosques
del sur, donde los agricultores picunches y araucanos se resistieron
ferozmente a los ataques. Mientras tanto, los cuncos pescaban y
cultivaban la tierra en la isla de Chiloé y en las costas de los golfos de
Reloncaví y Ancud.

La conquista española
En 1495, y prescindiendo de las poblaciones indígenas, dos
superpotencias de la época se dividían el continente americano: España y
Portugal. A mediados del s. XVI, los españoles dominaban desde Florida y
México hasta el centro de Chile. Aunque escasos en número, los
conquistadores eran hombres valerosos, imbuidos de un espíritu de
cruzada y movidos por una fuerte ambición. A pesar de su superioridad
militar, sobre todo en armas de fuego y caballos, su principal aliado fueron
las enfermedades infecciosas, para las que los nativos no estaban
inmunizados.
La primera incursión de los españoles al norte de Chile se llevó a cabo en
1535 bajo las órdenes de Diego de Almagro a través de los helados pasos
andinos. Aunque fracasó, allanó el terreno a la expedición de Pedro de
Valdivia de 1540. Tras sobrevivir a la sequía del desierto, llegaron al fértil
valle del Mapocho en 1541. Valdivia sometió a los grupos indígenas de la
zona y fundó Santiago el 12 de febrero. Seis meses después, los
indígenas arrasaron la ciudad y se apoderaron de casi todas las
provisiones de los colonos. Pero los españoles no cejaron y la población
fue creciendo. Cuando Valdivia murió en 1553 a manos de los araucanos,
capitaneados por los caciques Caupolicán y Lautaro, había fundado ya
numerosas poblaciones y colocado los cimientos de una nueva sociedad.

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