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República Bolivariana De Venezuela

Ministerio Del Poder Popular Para La Defensa


Universidad Nacional Experimental Politécnica
De La Fuerza Armada Bolivariana
Asignatura: Cultura
Núcleo Chuao

Profesor: Bachiller:

Alexis Alcolas Crisbelith María González Bravo

Caracas, Septiembre de 2014

INTRODUCCIÓN

El presente trabajo es una investigación enfocada en la vida del maestro


Simón Rodríguez como lo es su nacimiento, su infancia, sus padres que
fueron Alejandro Carreño y su madre Rosalía Rodríguez, los estudios que lo
llevo a que fuera unos de los educadores más importantes de su época,
además fue quien ayudo en la formación y educación del Libertador Simón
Bolívar. Figura fundamental de las primeras luces del pensamiento
latinoamericano.

Este hombre se preocupaba no por enseñar solamente, sino porque se


instruyeran muchos otros, también se verá la diferencia entre el bien
particular y el bien común, como se aprendió a conocer la educación
republicana para ese entonces, y no con tan solo eso, se dio a conocer la
magnífica educación hoy día.

Además del regreso a América de Rodríguez, la muerte fue en Amotape


el 28 de febrero de 1854 en Perú, a los 85 años. Asimismo Los restos
mortales fueron trasladados al Panteón de los Próceres en Lima, el 22 de
diciembre de 1924, y, de ahí, al Panteón Nacional en Caracas, en 1954.

Simón Rodríguez

Simón Narciso Jesús Rodríguez, según el acta de bautismo que tuvo


lugar el día lunes 14 de noviembre se le llamó Simón Narciso de Jesús, nació
en Caracas, Venezuela, la noche del 28 de octubre de 1769.(Según acta de
Bautismo encontrada en la Iglesia de la Parroquia Candelaria, Ciudad
Caracas, en el año 1979)*, "párbulo expósito", es decir sin padres conocidos,
tal como aparecería en 1793, en el acta de matrimonio, y el historiador
chileno, Miguel Luis Amunátegui, lo considera así, pues posiblemente se
afincó en el testimonio de Andrés, quien fue vecino de Simón Rodríguez en
Caracas.

Criado en casa del sacerdote Alejandro Carreño, toma de él su apellido y


es conocido como Simón Carreño Rodríguez. Documentos de la época y
otros testimonios hacen pensar que el sacerdote era en efecto padre de
Simón Rodríguez y de su hermano José Cayetano Carreño, cuatro años
menor que él y quien se desarrollara como notable músico. Sin embargo, es
también conocido, según acta de bautismo de José Cayetano Carreño, que
también era expósito. De tal manera que se puede considerar que eran
hermanos de crianza. Su madre Rosalía Rodríguez era hija de un propietario
de haciendas y ganado, descendiente de canarios. En mayo de 1791 el
Cabildo de Caracas le da un puesto como profesor en la “Escuela de Lectura
y Escritura para niños”, en 1794 presentó un escrito crítico “Reflexiones
sobre los defectos que vician la escuela de primeras letras en Caracas y
medios de lograr su reforma por un nuevo establecimiento”. En esta escuela
tiene la oportunidad de ser el tutor del futuro Libertador Simón Bolívar.
Fuertemente influenciado por Emilio de Jean-Jacques Rousseau, Simón
Rodríguez desarrolla una revolucionaria concepción de lo que debe ser el
modelo educativo de las naciones americanas.

Educador

El 23 de mayo de 1791, Rodríguez es nombrado maestro de “primeras


letras” de la escuela dirigida por Guillermo Pelgrón, quien era maestro desde
1778 y le había propuesto para el cargo. Rodríguez presta juramento el 30
de mayo, y enseñará en el segundo piso de la escuela, que estaba situada
entre las esquinas de Veroes y Jesuitas. Allí se le establece un sueldo de
cien pesos anuales, más la remuneración que los padres de los niños
quieran aportar. En esta época existían en Caracas sólo tres escuelas
primarias con autorización legal: la del Pelgrón, pública, y dos privadas,
regentadas por religiosos. Pero además había un gran número de personas
que se dedicaban a enseñar a leer y a escribir sin tener licencia para ello. En
este primer año de trabajo de Rodríguez, muere el clérigo Alejandro Carreño,
probable padre suyo y de Cayetano.

Entonces, Simón Bolívar ya había quedado huérfano y estaba bajo la


tutoría de Feliciano Palacios, su abuelo materno, quien al parecer tenía
buena opinión y afecto por Rodríguez. Esto es patente en una carta a su hijo
Esteban en Madrid fechada el 3 de septiembre de 1792, donde escribe, “Te
incluyo una lista para que me compres y remitas los libros que contiene (...)
Estos son para el amanuense que me escribe, que es Don Simón, el
hermano de Cayetanito Carreño; es hombre muy de bien y de bastante
habilidad para llevar mis asuntos y cuentas, con descanso mío”.

Debido al deplorable estado de la escuela, Rodríguez compró muebles de


estudio a sus expensas y el 6 de mayo de 1793, solicita ante el Ayuntamiento
de Caracas que le sean compensados. El informe sobre la escuela y la
tasación de los muebles instalados se presentan el 1 de junio siguiente, y en
1974 se le entregan varios abecedarios y textos de enseñanza para que
opine sobre su posible adopción oficial en las escuelas. A estos él responde
favorablemente y el 19 de mayo envía al Ayuntamiento una memoria titulada
“Reflexiones sobre los defectos que vician la escuela de primeras letras en
Caracas, y medio de lograr su reforma por un nuevo establecimiento”.

En ella señala la influencia perjudicial que ejercen muchos de los que se


dedican a la enseñanza por su cuenta, y la insuficiencia de los sueldos que
se asignan a los maestros de profesión. Así mismo aboga por el derecho de
pardos y morenos a recibir enseñanza en igualdad de condiciones que los
blancos; propone la creación de cuatro nuevas escuelas, una en cada
parroquia de la ciudad, con cuatro maestros de número y doce pasantes en
cada una, etc.(18) El Cabildo dispone que la memoria sea sometida a la
consideración de los vocales, y mientras espera, Rodríguez es testigo junto
con su esposa, de la boda de Cayetano con María de Jesús del Carmen
Muñoz.

El 1 de junio de 1795, copia y presenta de nuevo la memoria sobre


reformas a la educación, ya que la misma se había desencuadernada
durante la consideración del Cabildo, y el 20 de junio el Cabildo la aprueba
provisionalmente, declarando que: “[se considera] una obra sumamente
importante, el principio y raíz de las buenas costumbres, instrucción y
facilidad para formarse los niños”. Sin embargo, se acuerda pasar el asunto a
consideración de la Real Audiencia, por incumbir a ésta su definitiva
aprobación o rechazo.

El 23 de junio de ese mismo año, Simón Bolívar, que tiene doce años de
edad, se escapa de la casa de su tutor, Carlos Palacios, y se traslada a la de
su hermana María Antonia. Ello da lugar a un pleito judicial para decidir quién
habrá de hacerse cargo de la educación del menor y de la administración de
su cuantiosa fortuna. A la fuerza, Bolívar es trasladado a la casa de Simón
Rodríguez el 1 de agosto, ya que Carlos Palacios había obtenido permiso de
la Real Audiencia para que Rodríguez alojase al menor y se ocupase de su
educación. Según Palacios, ya que Rodríguez era “un sujeto de probidad y
habilidad notoria, y estando destinado por su oficio a la enseñanza de los
niños, podrá más cómodamente proveer a la educación de éste, teniéndole
siempre a su vista y en su propia casa, que es bastante cómoda y capaz”.

En este episodio se le ha atribuido a Rodríguez el inspirar la frase que


Bolívar dijera para justificar su cambio de domicilio, “los esclavos tienen
libertad para variar y elegir amos a su satisfacción”, pero esto no tiene base
documental. En cambio, Carlos Palacios atribuía el origen de la frase a la
influencia de Pablo Clemente y Francia (esposo de María Antonia), que era
de supuestas ideas liberales.

En un informe del 11 de agosto, se señala que en una casa de diez


habitaciones, dos patios, etc. habitan Rodríguez, su hermano Cayetano
Carreño, con sus respectivas esposas, parientes, tres criados y cinco niños
pupilos, y se añade que por motivos de salud, Rodríguez imparte
temporalmente lecciones en su casa.

Sin embargo, el 13 de agosto, Simón Bolívar también se escapa de casa


de su maestro, y regresa unas horas más tarde. Debido a este incidente, la
Real Audiencia dicta disposiciones severas sobre la forma en que deberá
conducirse la educación del muchacho. Durante los dos meses siguientes,
Bolívar reside en casa de Rodríguez, y asiste con él a la escuela.
Refiriéndose a éste, dice O'Leary: “Severo e inflexible en su discurso, de
facciones toscas e irregulares, tenía pocos amigos fuera de su discípulo,
cuyo cariño y confianza se había captado (...) Extravagantes en sumo grado
eran las ideas religiosas de Rodríguez, en pugna completa con la fe cristiana
(...) Como filántropo, no perdía ocasión de grabar en la mente de su discípulo
las más sanas y más liberales doctrinas sociales.”

A pesar de los avances, dos meses más tarde, el proyecto de Rodríguez


es rechazado por la Real Audiencia y Rodríguez renuncia al cargo de
maestro de primeras letras.

Encuentro con Bolívar

En 1804 Simón Bolívar, su antiguo discípulo y viudo desde el año anterior,


llega a París procedente de Madrid en compañía de Fernando Toro. Se aloja
en la rue Viviente, y frecuenta la compañía de Rodríguez, Carlos Montúfar,
Vicente Rocafuerte, Martín Vilimil, Mariano de Tristán, Teresa de Tristán,
Alejandro Dehollain-Arnoux, Fanny Trobriand du Villars, Alejandro de
Humboldt, etc. Años más tarde, Rodríguez le escribirá. “No sé si usted se
acuerde que estando en París, siempre tenía yo la culpa de cuanto sucedía a
Toro, a Montúfar, a usted y a todos sus amigos. Respecto a las lecturas de
Bolívar por esta época, dice O'Leary: “La metafísica fue su estudio favorito;
pero es de sentirse que la filosofía escéptica hubiese echado tan profundas
raíces en su mente. Helvecio, Holbach, Hume, entre otros, fueron los autores
cuyo estudio aconsejó Rodríguez.”

Durante este tiempo, Bolívar pertenece durante a una logia masónica de


París, y habitaba con su antiguo maestro en la pensión de los Pilloris, en la
rue de La Loi, número 293. En el informe de la policía francesa se alude, sin
dar nombres, a Rodríguez y Bolívar: “un español de quien fue maestro” y
“hombre joven, hijo de millonario y uno de los más ricos negociantes de
España.”

Ese año es Napoleón es coronado emperador por el Papa Pío VII en


París, y a pesar del mito en lo contrario, parece ser que Bolívar y Rodríguez
permanecieron todo el día en su habitación, descontentos con la creciente
tendencia autoritaria de su política. Así lo señalan los testimonios,
independientes entre sí, del norteamericano Hiran Paliding y Manuel Uribe
Angel, basados en el relato oral de Bolívar y Rodríguez, respectivamente.

El 1 de mayo de 1805, Rodríguez solicita y obtiene su pasaporte ante la


Prefectura de París, para viajar a Milán, y como razón para ello, alega tener
negocios de interés. El 6 de abril parte con Bolívar y quizá también con
Fernando Toro(46), aunque ni O'Leary ni Uribe lo mencionan, en dirección a
Italia. Dice O'Leary: “Acompañado de Rodríguez, [Bolívar] salió de París con
la salud quebrantada, efecto de la vida que había llevado en los diez meses
anteriores. Descansó algunos días en Lyon; siguieron luego los dos viajeros
a pie, haciendo cortas jornadas, por consejo de Rodríguez y como único
medio, decía él, de que su discípulo recobrara la salud perdida”.  En el viaje
pasan por Chambery, Turín y llegan a Milán.

En la catedral de Milán, Napoleón es coronado rey de Italia por el Papa


Pío VII. Bolívar y Rodríguez se detienen en la ciudad un tiempo, y luego
presencian la revista militar que preside el emperador en Montechiaro Pasan
por Venecia, y luego por Ferrara, Bolonia, Florencia y Perusa, y de ahí se
dirigen a Roma, donde permanecen una temporada. En Roma, Rodríguez y
Bolívar ascienden al Monte Sacro, donde éste jura luchar por la libertad de
América el 15 de julio.

Según Uribe Ángel, Rodríguez describió la escena así: «Y luego,


volviéndose hacia mí, [Bolívar] me dijo: “Juro delante de usted, juro por el
Dios de mis padres; juro por ellos; juro por mi honor, y juro por la patria, que
no daré descanso a mi brazo, ni reposo a mi alma, hasta que haya roto las
cadenas que nos oprimen por voluntad del poder español. En 1824 le
escribirá Bolívar a Rodríguez: “¿Se acuerda usted cuando fuimos juntos al
Monte Sacro a jurar sobre aquella tierra santa la libertad de la patria?
Ciertamente no habrá olvidado aquel día de eterna gloria para nosotros.”

Del viaje Bolívar regresa solo a París. O'Leary dice: “Fue inútil instarle (a
Rodríguez) que volviese a Venezuela, porque todavía temía la persecución
española; y Bolívar, comprendiendo que sus temores no eran infundados,
desistió del empeño, manifestándole que se aproximaba el tiempo en que el
motivo de su voluntaria expatriación no sería visto como traición en
América.”. Vicente Lecuna dice: “Suponemos que Bolívar se detuvo pocos
días en Nápoles a pesar de que Mancini dice que permaneció allí varios
meses. Este autor fija su regreso a París en mayo de 1806. En todo caso, un
documento de la policía, que se refiere a la llegada de Rodríguez a París en
noviembre de 1806 no menciona que fuera acompañado en esa oportunidad
(y sí en otras ocasiones), por lo que maestro y discípulo debieron separarse
en Italia.

En 1806, Bolívar parte de París hacia los Estados Unidos por la vía de
Hamburgo y Rodríguez llega a París proveniente de Milán, y se aloja en el
número 14 de la calle Thevenot. La policía prosigue una investigación que
había iniciado en abril de 1805, destinada a averiguar cuáles eran los
motivos de sus frecuentes viajes y el tipo de sus ocupaciones. Uno de los
informes señala que en el vecindario se le tiene por “un hombre muy honesto
y muy formal”. El expediente de la policía correspondiente a Rodríguez se
cierra en el mes de diciembre de ese año.

La influencia sobre Bolívar

Juntos parten en marzo de 1805, a un viaje que los lleva a Lyon y


Chambery para luego atravesar los Alpes y entrar en Italia: Milán, Venecia,
Ferrara, Bolonia y Florencia. En Milán presencian la nueva coronación de
Napoleón, esta vez como rey de Italia. El 15 de agosto de ese mismo año,
suben al Monte Sacro, en Roma, y Rodríguez recoge para la posteridad el
juramento que allí su discípulo hace: "Juro delante de usted; juro por el Dios
de mis padres; juro por ellos; juro por mi honor; y juro por mi patria; que no
daré descanso a mi brazo, ni reposo a mi alma, hasta que haya roto las
cadenas que nos oprimen por voluntad del poder español". 

Luego de una breve visita de Bolívar a Nápoles retornan a París hacia


fines de año. Poco tiempo después se separan y, en 1806, inicia Simón
Rodríguez un largo peregrinar por Europa, viviendo en Italia, Alemania,
Prusia, Polonia y Rusia, donde se dedicó por varios años a la docencia. En
1823, en Londres se encuentra con Andrés Bello y ese mismo año emprende
su viaje de retorno a América. Desembarca en Cartagena de Indias, y retoma
su nombre de Simón Rodríguez. En Bogotá, en 1824, realiza la primera
fundación de una escuela-taller.
Visita Panamá, Guayaquil y otros lugares. Al año se reúne en Lima con el
Libertador. Antes, a su paso por Ecuador deja varias obras; en Latacunga,
dicta clases de Agricultura y Botánica en el Colegio Nacional; en Quito
presenta al Gobierno un Plan de colonización para el Oriente del Ecuador, y
en Ibarra, funda una "Sociedad de Socorros Mutuos".

Bolívar lo incorpora al grupo de sus colaboradores directos. A mediados


de abril, parte con Bolívar hacia varias ciudades de Perú y pasa por Bolivia.
En noviembre de ese mismo año, Bolívar lo nombra "Director de Enseñanza
Pública, Ciencias Físicas, Matemáticas y de Artes y Director General de
Minas, Agricultura y Caminos Públicos de la República Boliviana".

En enero de 1826, Bolívar regresa a Lima y Rodríguez se queda en


Bolivia; no volverán a verse jamás. En ese mismo año, funda la segunda
escuela-taller, esta vez con proyecciones para toda Bolivia, desde
Chuquisaca.

Regreso a América

Probablemente a comienzos de 1823 regresa a América. Llega a


Cartagena, y de allí se dirige a Bogotá. María Ronco, la esposa de
Rodríguez, le escribe a Bolívar, el 23 de agosto agradeciéndole una ayuda
monetaria y hace notar la posición económica de su marido al decirle: "He
tenido noticias de que Simón está en el Congreso; espero que sin que le
sirva de molestia. Le dé un recuerdo, como que sale de usted a él, de lo que
le quedaré muy agradecida."

Bolívar se halla en Perú en ese momento dirigiendo las últimas campañas de


la guerra de independencia. Desde allí, le escribe el 9 de diciembre a
Francisco de Paula Santander, en Bogotá, lo siguiente: "He sabido que ha
llegado de París un amigo mío, don Simón Rodríguez; si es verdad haga
usted por él cuanto merece un sabio y un amigo mío que adoro. Es un
filósofo consumado y un patriota sin igual; es el Sócrates de Caracas,
aunque en pleito con su mujer, como el otro con Jantipa, para que no le falte
nada socrático. (...) Si puede, que me venga a ver". Santander responde a
Bolívar "A don Simón Rodríguez le he manifestado el aprecio de usted y sus
recomendaciones."

El 19 de enero 1824 Bolívar le escribe el a Rodríguez desde Pativilca, en


Perú: “! Oh mi maestro! ¡Oh mi amigo! Oh mi Robinson, usted en Colombia!
Usted en Bogotá y nada me ha dicho, nada me ha escrito (...) Nadie más que
yo sabe lo que usted quiere a nuestra adorada Colombia (...) Usted formó mi
corazón para la libertad, para la justicia, para lo grande, para lo hermoso (...)
No puede usted figurarse cuán hondamente se han grabado en mi corazón
las lecciones que usted me ha dado; no he podido jamás borrar siquiera una
coma de las grandes sentencias que usted me ha regalado (...) ya que no
pudo yo volar hacia usted, hágalo usted hacia mí." Rodríguez, está en
Bogotá, intentando montar una "Casa de industria pública", donde se enseñe
a los jóvenes un oficio mecánico, además de los conocimientos elementales,
como escribir, contar, gramática, etc. Gracias a sus esfuerzos, le conceden el
edificio llamado Hospicio, donde hace algunas reparaciones y da clases a
algunos muchachos. Necesita de dos a tres mil pesos, que espera recuperar
más tarde con el producto del trabajo de los propios estudiantes. Miguel
Peña, que en esta fecha escribe a Bolívar recomendándole el proyecto, dice:
"Él goza de buena salud, tiene robustez y una actividad superior a sus años."

La empresa fracasará al poco tiempo por falta de apoyo económico.


Rodríguez dirá: "Santander y Umaña me comprometieron con la gente de
ruana y mostrador, y porque lo evité me dijeron que yo lo había echado todo
a perder." Bolívar le escribe a Santander el 6 de mayo: "A don Simón
Rodríguez déle usted dinero de mi parte, que yo lo pago todo, para que me
venga a ver. Yo amo a ese hombre con locura. Fue mi maestro; mi
compañero de viajes, y es un genio, un portento de gracia y talento para el
que lo sabe descubrir y apreciar (...) Con él podría yo escribir las memorias
de mi vida. El es un maestro que enseña divirtiendo, y es un amanuense que
da preceptos a su dictante. El es todo para mí. Cuando yo le conocí valía
infinito. Mucho debe de haber cambiado para que yo me engañe”. Santander
le presta 200 pesos a Rodríguez en Bogotá, y Miguel Peña 1.000, para que
viaje a donde esté Bolívar, según se deduce de la carta de Bolívar a su
hermana María Antonia y de Santander a Bolívar.

Rodríguez, quien se encuentra en Cartagena, es nombrado el 10 de junio


Comisario de Guerra de un contingente de 1.700 hombres, como medio para
que se traslade al Ecuador y se reúna luego con Bolívar. A los pocos días, la
expedición parte por mar hacia Guayaquil, vía Panamá. Desde Guayaquil, el
general Juan Paz del Castillo le escribe a Bolívar: “Se me había olvidado
participar a usted que tenemos aquí a don Simón Rodríguez, nuestro
maestro (...) Perdió la mujer en la navegación de Panamá a este puerto, y le
robaron ropa, instrumentos y cuanto tenía. Le voy a traer a casa como mi
mejor amigo. Incluyo la carta que escribe a usted". En dicha carta se dice:
"Amigo: Aquí estoy desde el 18 del corriente, siguiendo viaje hacia donde
usted esté (...) Los soldados me han dejado, por mucha gracia, el pellejo; con
ellos no sigo (...) Tengo muchas cosas escritas para nuestro país, y sería
lástima que se perdiesen”.

El 1 de julio de 1825 Rodríguez le escribe al Libertador: "Amigo: Yo no he


venido a la América porque nací en ella, sino porque tratan sus habitantes
ahora de una cosa que me agrada, y me agrada porque es buena, porque el
lugar es propio para la conferencia y para los ensayos, y porque es usted
quien ha suscitado y sostenido la idea.”

Rodríguez parte hacia Lima probablemente el 25 de enero, con una


escuadra que zarpa desde Guayaquil, y llega a Lima, donde es recibido por
Bolívar. O'Leary narra así el reencuentro: “Yo vi al humilde pedagogo
desmontarse a la puerta del palacio dictatorial, y en vez del brusco rechazo,
que acaso temía del centinela, halló la afectuosa recepción del amigo, con el
respeto debido a sus canas y a su antigua amistad. Bolívar le abrazó con
filial cariño y le trató con una amabilidad que revelaba la bondad de un
corazón que la prosperidad no había logrado corromper.”

Tras la recibida, el 10 de abril Bolívar, su Estado Mayor y Simón


Rodríguez, se dirigen hacia las provincias del Sur del Perú, con el fin de
consolidar la nueva administración política, organizar la educación, el reparto
de tierras entre los indios, etc.

Bolívar y su comitiva llegan a Arequipa el 14 de mayo y allí el Libertador


"fundó escuelas públicas para niños de ambos sexos, y atendió
personalmente a la organización de estos planteles, bajo la dirección de don
Simón Rodríguez, y, a pesar de la escasez de las rentas, halló el modo de
dotarlos."

En 1853 Rodríguez y su hijo José -a quien llama familiarmente "Cocho"-se


trasladan desde Latacunga a Guayaquil, y a los dos meses de estar allí, se
les une el joven Camilo Gómez, un amigo de José. Rodríguez firma un
contrato con un tal Zegarra, para la refinación de espelma y fabricación de
velas. La empresa fracasa y Zegarra le acosa para que le devuelva el dinero
invertido. En una breve carta al general José Trinidad Morán, escribe (26-XI):
"Deseo a usted como para mí, salud para que no sienta que vive; distracción
para que no piense en lo que es y muerte repentina para que no tenga el
dolor de despedirse de lo que ama, y de sí mismo para siempre".

Al día siguiente, huyendo de los acosos de Zegarra, zarpan Rodríguez,


José y Camilo Gómez, en un pequeño barco proveniente de la bahía de
Sechura, con la intención de dirigirse a la población de Lambayeque, en
Perú, donde un francés le ha prometido un negocio a Rodríguez. A causa de
un temporal, la embarcación será arrastrada por corrientes contrarias, se les
acabarán los víveres y el agua, y navegarán a la deriva.

A mediados de enero de 1854 desembarcan en una caleta de unos


indígenas pescadores. Gómez narra: "Don Simón se encontraba grave. José
se trasladó a una chata y sin decirnos nada nos dejó abandonados". Los
pescadores les dan albergue durante tres semanas, y luego acompañan a
Gómez a la población de Amotape, cerca de Paita (en el extremo norte de
Perú), donde éste consigue que el párroco le proporcione dos caballos y diez
pesos para ir a buscar a Rodríguez.

Rodríguez y Gómez se encuentran en un lugar llamado La Brea, donde


los socorre una tal Panchita Larrea, quien encuentra al primero "con una
fuerte inflamación en el vientre y en tal estado de debilidad, que -dice- habría
muerto en la jornada de siete leguas que tenía que hacer para llegar a
Amotape."

"Cuando Rodríguez y Gómez llegan a esta población, les salen al


encuentro dos hombres que los dirigen a una casa desprovista de los más
elementales servicios. "El cura -cuenta Gómez- había prohibido que lo
visitaran los habitantes, porque había descubierto que era un hereje". Una
señora caritativa prepara todos los días comida para el enfermo. Durante su
lenta agonía, lo visitan las hermanas de un tal Manuel Gómez de la Torre, y
dos jesuitas. "Don Simón, que estaba acostado, los miró con profunda
indiferencia y se volvió del lado contrario, sin dirigirles la palabra."

El 27 de febrero Rodríguez manda a llamar al cura del lugar, Domingo


Sánchez. Narra Camilo Gómez: "Don Simón, tan luego lo vio, se incorporó en
la cama, hizo que el cura se acomodara en la única silla que había, y
comenzó a hablar algo así como una disertación materialista.(...) Recuerdo
que manifestaba al cura que no tenía más religión que la que había jurado en
el Monte Sacro con su discípulo. Volviéndose hacia mí, díjome que saliera.
La confesión fue larga; cuando salió, el cura iba más tranquilo y más
complacido de lo que estaba al venir."

Muerte

El 28 de febrero Simón Rodríguez muere en Amotape, poco después de


las once de la noche, y es sepultado el 1 de marzo. El acta de defunción,
dice así: "Año del Señor de mil ochocientos cincuenta y cuatro, a primero de
marzo, yo don Santiago Sánchez, presbítero, cura propio de la parroquia de
San Nicolás de Amotape: en su santa iglesia di sepultura eclesiástica al
cuerpo difunto de don Simón Rodríguez, casta de español, como de edad de
noventa años al parecer, el que se confesó en su entero conocimiento y dijo,
fue casado dos veces y que era hijo de Caracas, y la última mujer finada se
llamó Manuela Gómez, hija de Bolivia, y que sólo dejaba un hijo que se llama
José Rodríguez; éste recibió todos los santos sacramentos y se enterró de
mayor, para que conste firmo. Santiago Sánchez. (Hay una rúbrica).

Los dos cajones de papeles y libros que llevaba consigo Rodríguez en el


momento de fallecer, quedaron, según se cree, en Guayaquil. Parece ser
que la mayor parte de los manuscritos habían sido recogidos y ordenados
por Alcides Destruge, y se perdieron en el incendio ocurrido en dicha ciudad
entre el 5 y el 7 de octubre de 1896.

Por otra parte, hay referencias a obras que no han llegado hasta nosotros.
Tales son: una Gramática de la lengua francesa, El suelo y sus habitantes,
Carta a cinco bolivianos a la caída de la Confederación Perú-Boliviana.
Proyecto para la fabricación de pólvora y armas y un Proyecto para el
fomento de caminos públicos en el Ecuador.

Los restos mortales de Rodríguez fueron trasladados al Panteón de los


Próceres en Lima, el 22 de diciembre de 1924, y, de ahí, al Panteón Nacional
en Caracas, en 1954
Honores

En Cali, Valle del Cauca - Colombia se fundó la Institución Educativa


Técnica de Comercio Simón Rodríguez en honor a Simón Rodríguez. La
misión Robinson (por el seudónimo que utilizó Simón Rodríguez) es un
programa social del gobierno nacional venezolano de Hugo Chávez, para
enseñar a leer y escribir a la población analfabeta. Arturo Uslar Pietri escribió
una biografía novelada sobre Simón Rodríguez, publicada en 1981: La isla
de Robinson.

En Caracas, Venezuela se fundó La Universidad Nacional Experimental


Simón Rodríguez en honor al mismo.

Obras

“Reflexiones sobre los defectos que vician la escuela de primeras letras


en Caracas y medios de lograr su reforma por un nuevo establecimiento
(1794) "El Libertador del Mediodía de América y sus compañeros de Armas"
(1830)

(Todos los textos que aparecen a continuación, se han tomado de la obra


en dos volúmenes “Simón Rodríguez – Obras Completas”, edición hecha por
la Universidad “Simón Rodríguez”, de Caracas en agosto de 1975 - Editorial
Arte) Defensa de Bolívar La Educación Republicana Luces y Virtudes
Sociales La Educación Republicana II Consejos de amigo Crítica de las
Providencias de Gobierno La Educación Republicana

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