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Simón Rodríguez

escritor y pedagogo venezolano

Simón Narciso de Jesús Carreño Rodríguez (Caracas, 28 de octubre de 1769 - Amotape, 28 de


febrero de 1854) fue un educador, político y prócer venezolano. Fue tutor de Simón Bolívar y
Andrés Bello. Aportó enseñanzas y obras escritas para el proceso de libertad e integración de
América.
Simón Rodríguez

Información personal

Nacimiento 28 de octubre de 1769

Caracas, Capitanía General de Venezuela

Fallecimiento 28 de febrero de 1854 (84 años)

Amotape, Perú

Sepultura Panteón Nacional de Venezuela

Nacionalidad Venezolano

Información profesional

Ocupación Educador

Político

Prócer

Alumnos Simón Bolívar

Andrés Bello

José Luis Ramos

Firma

Biografía
Primeros años
Simón Rodríguez nació en Caracas el 28 de octubre de 1769.[1] ​

Tuvo por padre a un clérigo nombrado Carreño, cuyo apellido llevó don Simón
por algún tiempo; pero que cambió después por el de Rodríguez.Don Simón no
fue hijo único; tuvo un hermano, llamado Cayetano, que de afición llegó a ser
el mejor músico de Venezuela.[2] ​

Amunátegui, quien fuera el primer biógrafo de Simón Rodríguez, probablemente se haya basado
en el testimonio de Andrés Bello, a quien conoció en Santiago de Chile, puesto que Andrés Bello
y Simón Rodríguez habían sido vecinos en Caracas; habitaron ambas cosas del Callejón de la
Mercedes.

Arturo Uslar Pietri[1] ​y Rafael Fernández Heres[3] ​


han rechazado la idea de que Simón Rodríguez
haya sido hijo natural de un sacerdote católico.

Sin embargo, la tradición ha dado por cierto que Simón Rodríguez y Cayetano Carreño fueron
hijos naturales del sacerdote Alejandro Carreño y Rosalía Rodríguez, y así lo recogen tanto
Arístides Rojas ―quien afirma haber recibido sus datos del último hijo sobreviviente de
Cayetano Carreño (también llamado Cayetano), sobrino de Simón Rodríguez―[4] ​
como Ramón
de la Plaza.[5] ​
Sea como fuere, el hecho es que Simón y Cayetano se criaron juntos, y fueron
conocidos en Caracas como «los hermanos Carreño».

Cotejando los censos de la parroquia de Altagracia es posible arrojar luz sobre la crianza de
Simón Rodríguez. En las matrículas de los años 1774, 1775 y 1776 aparecen los párvulos
expósitos Simón y Cayetano, registrados en casa de Rosalía Rodríguez, viuda, quien era hija de
un propietario de haciendas y ganaderías en los llanos del Guárico, descendiente de canarios.[6] ​
No es descabellado suponer que hacia 1780 ―luego del matrimonio de Rosalía Rodríguez con
Ignacio Abay― los niños Simón y Cayetano hayan tenido que cambiar de hogar. Y en efecto, la
matrícula de 1790 de la parroquia de Altagracia registra a los jóvenes en casa del sacerdote
Alejandro Carreño.[7] ​
En 1791, luego de la muerte de Alejandro Carreño, los hermanos quedaron
bajo la tutela de su tío materno, el sacerdote Juan Rafael Rodríguez,[4] ​
canónigo doctoral de la
catedral y hermano de Rosalía Rodríguez. Simón y Cayetano ocuparon una casa en la «calle
segunda de norte a sur... cuadra de Nuestra Señora de la Salud»[8] ​
(hoy esquinas de Ibarras a
Madrices), casa en la que probablemente vivieron juntos hasta el casamiento de Cayetano en
1794.
Maestro

Retrato de Simón Rodríguez, según medallón que se conserva en el Museo Bolivariano de Caracas, Venezuela. El cuadro
original se encuentra en el Museo de La Magdalena en Lima, Perú. Esta obra fue pintada en 1825.

En mayo de 1791 cuando ya tenía 21;años― el Cabildo de Caracas le dio un puesto como
profesor en la Escuela de Lectura y Escritura para Niño. En esta escuela tuvo la oportunidad de
ser el tutor del futuro libertador Simón Bolívar.

El tutor de Bolívar, Carlos Palacios y Blanco, decidió enviar a Bolívar a vivir con Simón Rodríguez
porque no podía atenderlo personalmente. Ante la perspectiva de vivir con Rodríguez, el 23 de
julio de 1795 Bolívar se escapó de la casa de su tío Carlos para refugiarse en la casa de su
hermana María Antonia, quien ejerció su custodia temporal, hasta que la Real Audiencia de
Caracas resolvió el litigio judicial y devolvió a Carlos Palacios la custodia de Bolívar. Este trató
de resistirse pero fue sacado por la fuerza de casa de su hermana y llevado en volandas por un
esclavo hasta la humilde casa de Rodríguez. Bolívar tuvo que compartir el espacio con otros
veinte niños en una casa no apta para ello, y por ello escapó de allí un par de veces, en las que
terminó volviendo por orden de los tribunales. Sin embargo, la relación con el que más adelante
llamaría mi maestro fue fructífera, y se mantuvo hasta que Bolívar cumpliera 14 años. No hay
duda de que Simón Rodríguez ejercería gran influencia en el carácter y pensamiento libertario
del futuro Libertador.
En 1794, Simón Rodríguez presentó un escrito crítico, Reflexiones sobre los defectos que vician la
escuela de primeras letras en Caracas y medios de lograr su reforma por un nuevo
establecimiento. Fuertemente influenciado por el Emilio (Rousseau)Emilio de Jean-Jacques
Rousseau, Simón Rodríguez desarrolló una revolucionaria concepción de lo que debía ser el
modelo educativo de las naciones americanas. En 1824, el mismo Bolívar ―en carta al general
Santander― decía que su maestro «enseñaba divirtiendo». Este espíritu que intentaba romper
con las rígidas costumbres educativas del colonialismo español se reflejaría en toda la obra y el
pensamiento de Simón Rodríguez.

Su participación en la Conspiración de Gual y España, descubierta en julio de 1797, en contra de


la corona española lo obligó a renunciar a su cargo de maestro y huir del territorio venezolano,
con 27 años.

Samuel Robinsón

Simón Bolívar

En 1797, en la villa de Kingston (en la isla de Jamaica), cambió su nombre a Samuel Robinsón.
Después de permanecer algunos años en los Estados Unidos, en 1801 viajó a Francia. En 1804,
con 34 años, se encontró en París con Simón Bolívar (21 años), de quien había sido maestro
poco más de diez años antes.[9] ​

El año anterior (1803) Bolívar había viajado a Europa desolado porque el 22 de enero de 1803
había fallecido en Caracas su esposa madrileña, con la que estuvo casado apenas unos meses.
Al año siguiente (1805) viajaron juntos a Italia. En Milán fueron testigos presenciales de la
coronación de Napoleón Bonaparte como rey de Italia y de Roma. El 15 de agosto de 1805,
Rodríguez fue testigo del famoso juramento de Bolívar sobre el monte Sacro (en Roma), en
donde se comprometió a liberar a toda América de la corona española.[9] ​
Simón Rodríguez lo
registró para la Historia.
Bolívar regresó a Venezuela al año siguiente (1806).

Entre 1806 y 1823, mientras se libraba gran parte de la Guerra de Independencia en su natal
Venezuela, Rodríguez vivió en Italia, Alemania, Rusia, Prusia y Países Bajos. Luego daría su
opinión sobre este periodo de tiempo diciendo:

Permanecí en Europa por más de veinte años; trabajé en un laboratorio de


química industrial […]; concurrí a juntas secretas de carácter socialista […].
Estudié un poco de literatura, aprendí lenguas y regenté una escuela de
primeras letras en un pueblecito de Rusia.
Simón Rodríguez[10] ​

Regresa a América en 1823, usando el nombre de Simón Rodríguez nuevamente. En 1824


establece en Colombia la primera «escuela-taller». Atiende al llamado hecho por Bolívar desde el
Perú, y es nombrado «Director de la Educación Pública, Ciencias, Artes Físicas y Matemáticas» y
«Director de Minas, Agricultura y Vías Públicas» de Bolivia.

En 1826, establece una segunda escuela-taller como parte del proyecto para toda Bolivia. Pero el
Mariscal Antonio José de Sucre, presidente de Bolivia desde octubre de 1826, no tenía una
buena relación con él, por lo que Rodríguez dimitió el mismo año, trabajando el resto de su vida
como educador y escritor, viviendo alternadamente entre Perú, Chile y Ecuador. Entre tantas
anécdotas, resalta su anticlericalismo (impronta de su trabajo sobre pedagogía) exacerbado al
punto de darle nombre de Choclo, Zapallo y Zanahoria a sus dos hijos e hija nacidos durante su
estadía en Ecuador. Fue como protesta contra la expectativa de la iglesia de que los niños
fueran bautizados de acuerdo al santoral. Muy importante es su trabajo titulado Sociedades
Americanas, dividido en varias ediciones publicadas en Arequipa (1828), Concepción (1834),
Valparaíso (1838), y Lima (1842). El texto insiste en la necesidad de buscar soluciones propias
para los problemas de Hispanoamérica, idea que sintetiza su frase:
Simón Rodríguez vivió sus últimos años en Ecuador.

La América española es original, originales han de ser sus instituciones y su


gobierno, y originales sus medios de fundar uno y otro. O inventamos, o
erramos.[11] ​

Otra obra importante fue El Libertador del Mediodía de América y sus compañeros de Armas (de
1830), un alegato sobre la lucha social que emprendía Bolívar en esa época.

Epílogo

En los años finales de su vida dio clases en varios colegios de Quito y Guayaquil (Ecuador);
debido a un incendio que azotó esta ciudad, gran parte de su obra quedó hecha cenizas.[12] ​

En 1853 emprendió su último viaje rumbo a Lima al lado de su hijo José, y de Camilo Gómez, un
compañero de este, en Paita mantuvo contacto con la quiteña Manuela Sáenz quien también se
encontraba exiliada allí. La muerte lo sorprendió el 28 de febrero de 1854, con 84 años, en el
caserío de Amotape, a orillas del río Chira.[13] ​
Fue asistido por Camilo Gómez.
En Amotape vivía
como sacristán en la casa cural, cuidando también la casa y el jardín del párroco. Mantuvo la
costumbre (mala en la tradición ibérica) de andar desnudo.(Efémerides Guadalupanas. Capítulo
Cordobensis Tucumanae. Asociación A.A.C.C.del Mayor Hispanoamericano N.S. de Guadaluoe
MMIII Editora Alción, Córdoba, Argentina, 2003. p. 35), la que le costó su cese como maestro en
La Plata -mal llamada "Sucre- en Charcas, hoy Bolivia.
Su cuerpo fue enterrado en la cripta de la iglesia de Amotape, donde permaneció por setenta
años, hasta que en 1924 fue trasladado a Lima, siendo el primero en ser depositado en el recién
inaugurado Panteón de los Próceres, ahí descanso hasta que finalmente en 1954 fue repatriado
a Venezuela y trasladado al Panteón Nacional de su Caracas natal, donde descansa hasta el día
de hoy.

Aportes

Entre sus aportes al pensamiento americano y al quehacer cosmopolita destacan dos: a)


contribuir a formar el carácter republicano, libertario y moral de Bolívar, durante la infancia y
juventud del primero, y b) haber plasmado en sus obras un ideario original, filosófico-
pedagógico, necesario para la emancipación de las sociedades americanas.

También fue pionero en la

Pedagogía de la curiosidad

Fue pionero en este tipo de pedagogía. La nada inocente solicitud que hizo Rodríguez acerca de
promover el desarrollo del “niño preguntón”. Todo cambio profundo de un tiempo histórico que
conduzca a uno revolucionario debe abrir las compuertas a la vocación inquisitiva del niño. De
no ocurrir así se castra, estanca y retrocede frente a las fuerzas de la tradición y el
oscurantismo. [14] ​

Ideas

Simón Rodríguez proyectaba no la reforma agraria pero si la propiedad pequeña de parcelas,


para eso pensaba en la educación para formarse. Para las sociedades americanas alrededor de
1828 el gran proyecto que quiso implementar consistía en colonizar América con sus propios
habitantes para que las imvaciones de inmigrantes europeos no vengan a avasallar y tiranizar lo
propio.

Simón Rodríguez proyectó entonces un sistema educativo que presenta dos grandes líneas de
acción:

la implementación de la escuela popular y


la colonización de las tierras por los propios americano. La combinación de ambas acciones
contribuirá a formar las sociedades americanas.

Uno de sus proyectos políticos y pedagógicos fue construir fábricas dentro de las escuelas
construir una escuela que adentro tenga dos fábricas además las lenguas fueran el quechua y el
castellano.

Simón Rodríguez ejercería gran influencia en el carácter y pensamiento libertario del futuro
Libertador, su lucha consistía en alcanzar la igualdad no para demostrarla sino para
comprobarla. Pensaba que para llegar a esa igualdad se debía tomar todos los aportes de los
ciudadanos, quería erradicar la imposición hegemónica europea en la sociedad, decía: tomen lo
bueno, dejen lo malo, imiten con juicio, y por lo que les falte inventen" no renegaba de los
conocimientos europeos, pero si no estaba de acuerdo en imitarlos, su lema era inventamos o
erramos.

Estilo

Resalta Juan David García Bacca el hecho de que Simón Rodríguez "trabajó de tipógrafo (de
cajista) en Baltimore durante tres años (1798-1801)" dotándose de una "pericia artesanal" que
emplearía en sus obras con fines pedagógicos, estéticos y hasta, como es el caso del mismo
García Bacca, ... fines técnico-filosóficos.[15] ​El modo aforístico de escribir y el uso de cursivas,
entre otras técnicas, seguidas y usadas por el propio García Bacca, son en sí uno de los aportes
de las obras del Maestro Rodríguez.

Obras

Representación al Ayuntamiento (Caracas, 1793).[16] ​

Reflexiones sobre los defectos que vician la escuela de primeras letras en Caracas, y medio de
lograr su reforma por un nuevo establecimiento (Caracas, 1794).

Sociedades americanas en 1828, cómo serán y cómo podrían ser en los siglos venideros
(Arequipa, 1828).[17] ​

El libertador del Mediodía de América y sus compañeros de armas, defendidos por un amigo de
la causa social (Arequipa, 1830).

Observaciones sobre el terreno de Vincocaya con respecto a la empresa de desviar el curso


natural de sus aguas y conducirlas por el río Zumbai al de Arequipa (Arequipa, 1830).
Sociedades americanas en 1828, cómo serán y cómo podrían ser en los siglos venideros [Luces
y virtudes sociales] (Concepción, Imprenta del Instituto, 1834).

Informe sobre el terremoto de Concepción (Concepción, 1835).

Sociedades americanas en 1828. Cómo serán y cómo podrían ser en los siglos venideros
[Primera parte. Luces y virtudes sociales] (Valparaíso, Imprenta del Mercurio, 1840).

Partidos (11 artículos) (Valparaíso, El Mercurio, 1840).

Sociedades americanas en 1828, cómo serán y cómo podrían ser en los siglos venideros (Lima,
Imprenta del Comercio, 1842).[18] ​

Crítica de las providencias del gobierno (Lima, Imprenta del Comercio, 1843).

Extracto sucinto de mi Obra sobre la Educación Republicana (3 artículos) (Bogotá, El Neo


Granadino, 1849).

Consejos de amigo dados al Colegio de Latacunga (Latacunga, 1851).

Honores

En 1981, Arturo Uslar Pietri escribió una biografía novelada sobre Simón Rodríguez, La isla de
Róbinson.

El presidente venezolano Hugo Chávez fundó la Misión Robinsón (por el seudónimo «Samuel
Robinsón» que utilizó Simón Rodríguez), un programa social del Gobierno nacional para
enseñar a leer y escribir a la población analfabeta.

En Caracas (Venezuela) se nombró en su honor la Universidad Nacional Experimental Simón


Rodríguez. También existe en esta ciudad un sector epónimo ubicado al norte de la misma,
cerca de la estación del Teleférico de Caracas.

El Consejo Municipal de Caracas otorga el premio Simón Rodríguez, que se ha transformado


en uno de los más prestigiosos de Venezuela.

En Cali (Colombia) se nombró en su honor la Institución Educativa Técnica de Comercio


«Simón Rodríguez».

Su retrato apareció en el billete de 50 y  10.000 Bolívares Fuertes.

En la cultura popular
Simón Rodríguez es dramatizado en el filme Libertador interpretado por Francisco Denis y en
la serie Bolívar interpretado por Ernesto Benjumea.

Eduardo Galeano le dedica la página del 28 de octubre en su libro Los hijos de los días.[19]

Referencias

1. Uslar Pietri, Arturo (1980): «El misterioso nacimiento de Simón Rodríguez», artículo publicado
en el Boletín de la Academia Nacional de la Historia, LXIII, n.º 249. págs. 3-6. Caracas, 1980.

2. Amunátegui, M. L. (1854). Biografías de Americanos (https://archive.org/details/biografiasde


amer00amun) . Santiago: Imprenta nacional. p. 232 (https://archive.org/details/biografiasde
amer00amun/page/232) .

3. Fernández Heres, Rafael (2005). Simón Rodríguez. Biblioteca Biográfica Venezolana, n.º 11.
Caracas: Editora El Nacional.

4. Rojas, Arístides (1891). Leyendas históricas de Venezuela (segunda serie). Caracas


(Venezuela): Imprenta del Gobierno Nacional. pp. 268-269.

5. De la Plaza, Ramón (1883): Ensayos sobre el arte en Venezuela (pág. 99). Caracas: Imprenta
al vapor de La Opinión Nacional, 1883.

6. Calzavara, A. (1987). Historia de la música en Venezuela. Período hispánico con referencias al


teatro y la danza. Caracas: Fundación Pampero. pp. 245-58.

7. Calzavara, A. op. cit., pág. 250-251.

8. Calzavara, A. op. cit., pág. 251.

9. Grigulévich, Iósif (1988): Luchadores por la libertad de América Latina (pág. 90). Moscú
(Unión Soviética): Progreso, 1988. ISBN 5-01-000632-4.

10. Rumazo González, A. (2005). Simón Rodríguez, maestro de América (http://books.google.co


m.ar/books?id=FyqEwjKfbkIC&lpg=PA85&ots=Qt6C4vkund&pg=PA85#v=onepage&f=false) .
Caracas: Biblioteca Ayacucho. pp. 85-86.

11. Rumazo González, A. (2005): Simón Rodríguez, maestro de América (http://books.google.co


m.ar/books?id=FyqEwjKfbkIC&lpg=PA85&ots=Qt6C4vkund&pg=PA85#v=onepage&f=false)
(pág. 237). Caracas: Biblioteca Ayacucho, 2005.

12. Morales, Fabio (2005): "Cronología de Simón Rodríguez". Citado por Rafael Ramón
Castellanos en: Simón Rodríguez. pensador universal y pulpero de Azángaro (pág. 17).
Caracas (Venezuela): Fogade, 2005.
13. El pequeño diccionario Larousse ilustrado 2008 (pág. 1647). ISBN 970-22-1428-9.

14. «Simón Rodríguez: pionero en la pedagogía de la curiosidad – MINCYT» (https://www.mincyt.


gob.ve/simon-rodriguez-pionero-en-la-pedagogia-de-la-curiosidad/) . Consultado el 8 de abril
de 2022.

15. García Bacca, Juan David (1981). Simón Rodríguez, pensador para America. Caracas,
Venezuela: Academia Nacional de la Historia.

16. Todas las referencias a la obra fueron tomadas de: Pedro Grases, Escritos de Simón
Rodríguez (tomos 1 y 2), Caracas, Imprenta Nacional, 1954; así como de las sucesivas
ediciones hechas a partir de ésta en Obras completas (Caracas, Universidad Simón
Rodríguez, 1975).

17. Original disponible para descargar en Latin American Pamphlet Digital Collection de Harvard
University. (http://iiif.lib.harvard.edu/manifests/view/drs:4685376%242i)

18. Original disponible para descargar en Latin American Pamphlet Digital Collection de Harvard
University. (http://iiif.lib.harvard.edu/manifests/view/drs:3877489%244i)

19. Galeano, Eduardo (2012). Los hijos de los días. Madrid: Siglo XXI. p. 340. ISBN 978-84-323-
1627-2.

Enlaces externos

Obtenido de
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