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La Personalidad

De acuerdo a Theodore Millon


Trastornos de Personalidad

Los Trastornos de Personalidad son extensiones patológicas de los


patrones de personalidad normal; es decir, emergen de los patrones de
personalidad normal como resultado de interacciones complejas de
disposiciones biológicas, aprendizajes desadaptativos y especialmente
cambios ambientales estresantes” (Millon y Everly, 1985/1994).
El desarrollo de la teoría de Millon ha tenido dos etapas importantes para
la definición de los patrones de personalidad.

En una primera etapa se basó de forma predominante en la idea de las


estrategias de afrontamiento y las fuentes de refuerzo (Millon, 1969/1976,
1981).

En la segunda etapa ha integrado esta idea con los principios de la teoría


de la evolución y de la ecología (Millon, 1990).
Desarrollo de la Personalidad
El desarrollo de la personalidad esta en función de una interacción
compleja de los factores biológicos y ambientales (Millon y Everly,
1994). El impacto que cada grupo de factores tendrá sobre el desarrollo de
la personalidad dependerá de la potencia y cronicidad de la influencia de
cada factor, aunque es muy probable que los factores biológicos sean los
que establezcan los fundamentos que guíen el desarrollo de la
personalidad, y los ambientales actúen para dar forma a su expresión.

Esta interacción entre fuerzas biológicas y ambientales empieza con la


concepción del niño y continúa a través de toda su vida, de tal forma que
al nacer estamos dispuestos genéticamente para ser similares a nuestros
padres y con el paso del tiempo cada niño evoluciona según un ritmo
propio (Millon, 1974a).
Construcción de la Personalidad
Teoría Psicobiosocial
Tomando como premisa de partida los factores biológicos y ambientales,
Millon explica teóricamente el origen de los patrones o pautas de
personalidad sobre la base de dos dimensiones:

La primera dimensión pertenece a la fuente con que los individuos


consiguen recompensa, satisfacción o placer (refuerzo positivo) o intentan
evitar la angustia y estrés (refuerzo negativo).

La segunda dimensión se refiere al análisis de "cómo" el individuo busca


los refuerzos, refleja los patrones básicos de comportamiento que
característicamente los individuos emplean para maximizar las
recompensas y minimizar el castigo.
Primera Dimensión

1) La dimensión de “acción” (Actividad versus Pasividad), entendida


como un patrón básico de reforzamiento que el sujeto emplea para
maximizar la obtención de los refuerzos (satisfacción, placer, bienestar o
recompensa) y minimizar el dolor o sufrimiento (angustia, estrés). Se trata
de una dimensión anclada a procesos biológicos y modelada por el
aprendizaje. Expresada en dos categorías:

Actividad: búsqueda activa de refuerzo (Patrón Activo).

Pasividad: búsqueda pasiva de refuerzo (Patrón Pasivo).


Patrón activo: son aquellas personas que parecen ser despiertas y atentas;
que adaptan y manipulan los acontecimientos de la vida para conseguir
satisfacción y evitar las incomodidades. Son personas tendientes a la
acción caracterizadas por una conducta dirigida a su objetivo. Se
comprometen en asegurar lo que quieren; planifican estrategias, buscan
alternativas, manipulan acontecimientos y rodean obstáculos, con el fin de
obtener placer y recompensas o evadir el malestar del castigo y la
ansiedad.

Patrón pasivo: son aquellos que parecen ser apáticos, reservados y


resignados. Parece que esperan que los demás se encarguen de las
circunstancias o el entorno le solucione sus problemas. Las experiencias
pasadas los han privado de una oportunidad de adquirir seguridad en sí
mismos, una confianza en su habilidad para dominar los acontecimientos
del entorno; también es posible que muestren una confianza ingenua en la
que podrán obtener las cosas con poco o ningún esfuerzo por su parte.
Segunda Dimensión

2) La dimensión de “clase de vínculo interpersonal, entre el Sí mismo y


los Otros”. Esta dimensión es entendida como resultado del desarrollo
psicológico de la fuente primaria de las satisfacciones y refuerzos que el
sujeto logra. Esta expresada en cuatro categorías (Retraimiento,
Independencia, Dependencia y Ambivalencia):

Retraimiento: Escasa relación del sujeto consigo mismo o con los otros,
con tendencia al aislamiento y desinterés hacia lo interpersonal. Los
individuos retraidos experimentan pocas recompensas o satisfacciones en
la vida, por sí mismo o por otros. En realidad no buscan el refuerzo.
Dependencia: Los sujetos evalúan sus experiencias de satisfacción o
malestar en función de cómo los otros reaccionan o sienten hacia ellos.
Han aprendido que para maximizar el refuerzo deben depender de los
demás utilizando para ello la estrategia de la atención, el afecto y el apoyo
interpersonal como medio para obtener su refuerzo.

Independencia: Los sujetos obtienen gratificación por sus propios valores


o deseos, con escasa referencia a los otros; es decir, el sujeto es
autosuficiente. Estos individuos han aprendido que la confianza en sí
mismos es la manera más efectiva para conseguir el refuerzo y evitar el
castigo.

Ambivalencia: Los sujetos se encuentran inmersos en un patrón vacilante


entre la dependencia e independencia, bien utilizando ambas pautas, bien
recurriendo cíclicamente a una u otra. Se guían a veces por las opiniones
y deseos de los demás y otras veces por sus propias necesidades y deseos.
Estilos de Personalidad
Estilo 1: Introvertido (Pasivo‐Retraído)
Estilos de Personalidad
Estilo 2: Inhibido (Activo‐retraído)

Estilo 3: Cooperativo (Pasivo‐dependiente)

Estilo 4: Sociable (Activo‐dependiente)

Estilo 5: Seguro (Pasivo‐independiente)

Estilo 6: Violento (Activo‐independiente)

Estilo 7: Respetuoso (Pasivo ambivalente)


Estilo 1: Introvertido (Pasivo‐Retraído)
Son sujetos aislados, más bien silenciosos y poco emotivos. Son
imparciales y no fácilmente excitables. Tienden a no involucrase
emocionalmente con los demás no sintiéndose fuertemente implicados
con las cosas.

Es caracterizado por una pasividad social. Las necesidades afectivas y los


sentimientos emocionales son mínimos encontrándose como un
observador pasivo y aislado de los refuerzos positivos. Hay una relativa
falta de emocionabilidad. Cuando las cosas se presentan bien para él, no
parece particularmente feliz y por otro lado parece demasiado entristecido
por cualquier cosa desafortunada que le ocurra. Raramente son el centro
de atención y no suelen mezclarse en un ambiente social.
Estilo 1: Introvertido (Pasivo‐Retraído)
Las personalidades introvertidas son a menudo vistas como apagadas,
tranquilas y sin alegría, incapaces de hacer amigos y a menudo
indiferentes y apáticos.

El patrón de personalidad introvertido se caracteriza por:

a).‐ Una conducta aparente: pasiva

b).‐ Una conducta interpersonal: recelosa

c).‐ Un estilo cognitivo: vago

d).‐ Una expresión afectiva: blanda


Estilo 2: Inhibido (Activo‐retraído)
Son sujetos reservados o socialmente molestos con los demás. Estos
individuos muestran una falta de relación con las personas y
desconfianza, son recelosos, vigilantes y han aprendido que ello es lo
mejor para no ser rechazados o humillados.

La personalidad Inhibida es similar a la personalidad Introvertida en


cuanto que ambos tienden a permanecer separados y aislados. Sin
embargo, la personalidad Inhibida se encuentra tímido y nervioso en
situaciones sociales, deseando fuertemente ser querido y aceptado por los
demás pero a la vez, siente miedo de ser rechazado y por ello tiende a
ponerse en guardia y receloso.

Estos individuos son sensibles, compasivos y emocionables.


Estilo 2: Inhibido (Activo‐retraído)
El patrón de personalidad Inhibido se encuentra caracterizado por:

a).‐ Una conducta aparente: de alerta

b).‐ Una conducta interpersonal: tímida

c).‐ Un estilo cognitivo: de preocupación

d).‐ Una expresión afectiva: inquieta

e).‐ Una percepción de sí mismo: como solitario.


Estilo 3: Cooperativo (Pasivo‐dependiente)

Tienden a ser compasivos sentimentales y bondadosos en sus relaciones


con los demás. En general, son sujetos poco dispuestos a imponerse,
evitan tomar la iniciativa o asumir el rol de líder.

La personalidad cooperativa incluye a individuos sociables y amistosos,


pero de una forma sumisa y dependiente. Son individuos no vanidosos
que intentan congeniar tanto como le es posible con la gente. Son
personas queridas pero ocasionalmente consideradas como poco
comprometidas porque evitan tener una firme posición en situaciones
controvertidas. Ellos podrían ser también criticados por su tendencia hacia
una dependencia sumisa, su falta de confianza en sí mismo y su constante
búsqueda de ayuda para sí mismo.
Estilo 3: Cooperativo (Pasivo‐dependiente)
El patrón de personalidad Cooperativo se encuentra caracterizado por:

a).‐ Una conducta aparente: dócil

b).‐ Una conducta interpersonal: complaciente

c).‐ Un estilo cognitivo: abierto

d).‐ Una expresión afectiva: tierna

e).‐ Una percepción de sí mismo: débil.


Estilo 4: Sociable (Activo‐dependiente)
Personalidad habladora, socialmente encantadora y dramática e
hiperemocional. Tienden a mantener con los demás una intensa pero
frecuentemente breve relación. Son personas que buscan nuevas
excitaciones y experiencias interesantes.

Son muy buenas para hacerse una primera impresión positiva. Su


habilidad para reaccionar a las situaciones inesperadas, su disposición, su
interés y su búsqueda de atención, los hace socialmente interesantes y
encantadores en las fiestas y en otras reuniones sociales. Sin embargo, a
menudo, pueden hacerse demasiado llamativos, exhibicionistas e incluso
dramáticos.

Pueden tener intensos momentos emocionales entre sus amistades, pero


éstas pueden ser efímeras y anuladas cuando se llega al aburrimiento.
Estilo 4: Sociable (Activo‐dependiente)
El patrón de personalidad sociable se encuentra caracterizado por:

a).‐ Una conducta aparente: animada

b).‐ Una conducta interpersonal: abierta

c).‐ Un estilo cognitivo: superficial

d).‐ Una expresión afectiva: dramática

e).‐ Una percepción de sí mismo: como encantador.


Estilo 5: Seguro (Pasivo‐independiente)
Sujetos totalmente confiados, seguros en sus habilidades y orgullosos de
sus logros. Este individuo presenta la tendencia a sentir que es más
competente y dotado que los demás. Generalmente suele ser la figura
dominante entre sus amistades rodeándose de amigos que soportan esta
necesidad de reconocimiento. Puede relacionarse con los demás de una
forma condescendiente.

Estas personas tienden a no hacer caso a los demás y a no compartir sus


propios intereses con aquellos con quienes se relacionan. Pueden ser
criticados por ser arrogantes y presuntuosos. Pueden ser inconsiderados y
aprovecharse de los demás ya que tienden a sentir que son algo especial.
Estas personas puede valorar sus habilidades y justificar sus talentos, sean
o no ciertos.
Estilo 5: Seguro (Pasivo‐independiente)
El patrón de personalidad segura se encuentra caracterizado por:

a).‐ Una conducta aparente: equilibrada

b).‐ Una conducta interpersonal: no empática

c).‐ Un estilo cognitivo: imaginativo

d).‐ Una expresión afectiva: dramática

e).‐ Una percepción de sí mismo: como de seguridad.


Estilo 6: Violento (Activo‐independiente)
Sujeto con voluntad firme y pensamiento rígido, tendiendo a manejar y
dominar a los otros. Tienden a tomar la responsabilidad y dirección en la
mayoría de las situaciones.

Son frecuentemente desafiantes, crueles, tendiendo a ser intolerantes con


los problemas o debilidades de los demás. Se caracterizan por la
expresión de ira y por el esfuerzo por alcanzar el control y el poder. La
suspicacia, la desconfianza y la hostilidad son características a menudo
peculiares de sus relaciones interpersonales.

Tienden a ser autosuficientes, asertivos e igualmente autoritarios y


hostiles. Ven el mundo como competitivo y cruel. La cordialidad, la
gentileza y la compasión son vistos como signos ineficaces de debilidad
que ellos evitan por ser duros, fríos y agresivos.
Sus relaciones con la gente son frecuentemente superficiales y elegidas
para sus beneficios materiales. Sus amistades pueden perderse cuando de
su utilidad no obtengan más éxitos. A causa de esta perspectiva realista y
del énfasis sobre las ganancias concretas, estas personas pueden ser muy
buenos en los negocios y en empresas similares.

En el aspecto positivo podemos hablar sobre la competividad realista de


estas personas para conseguir las cosas.

En el lado negativo, sin embargo, tenemos una persona fría, autoritaria e


insensible cuando tiene miedo del calor de sus propios sentimientos y que
no puede confiar en la gente que le rodea.
Estilo 6: Violento (Activo‐independiente)
El patrón de personalidad Violento se encuentra caracterizado por:

a).‐ Una conducta aparente: aventurera y arriesgada

b).‐ Una conducta interpersonal: intimidatoria

c).‐ Un estilo cognitivo: subjetivo

d).‐ Una expresión afectiva: de enojo

e).‐ Una percepción de sí mismo: como asertivo


Estilo 7: Respetuoso (Pasivo ambivalente)
Personas con un pensamiento correcto, serio, eficiente y conocedoras de
las normas. Prefieren vivir sus experiencias de una manera muy ordenada
y planificada, evitando situaciones imprevisibles e inesperadas.

El individuo es ordenado y proyecta para el futuro. Es eficiente, fiable,


trabajador y persistente. Tienden a relacionarse con la autoridad de una
forma demasiado respetuosa, congraciadora y dependiente, sin embargo
cambian cuando la relación es con un subordinado, se convierte en
arrogante y perfeccionista y trata al subordinado con desdén.

Tienden a ser disciplinados y prácticar el autocontrol sobre sus


emociones. Lo cual, les da un tono demasiado formal e improbable que
actúe espontáneamente. A veces aparece como perfeccionista y rígido,
temeroso de cometer un error.
Estilo 7: Respetuoso (Pasivo ambivalente)
El patrón de personalidad respetuoso se encuentra caracterizado por:

a).‐ Una conducta aparente: altamente organizada

b).‐ Una conducta interpersonal: conformista

c).‐ Un estilo cognitivo: circunspecto

d).‐ Una expresión afectiva: reprimida

e).‐ Una percepción de sí mismo: escrupuloso.


Estilo 8: Sensible (Activo‐ambivalente)

Sujetos caracterizados principalmente por los cambios de humor, que


tienden a mostrarse como descontentos y pesimistas. Se muestran con un
comportamiento impredecible, pueden mostrarse como extravertidos y
entusiastas, y luego pasar al punto contrario.

Estas personas vacilan entre los sentimientos; por una parte, de que es un
afortunado, y por otra de que el mundo le haya maltratado y engañado. A
veces estas personas tratan a los demás de una forma agradable y amistosa
y, en otras ocasiones, de una forma airada, agresiva y hostil, por lo cual,
pueden sentirse arrepentidos y con culpa.
Estilo 8: Sensible (Activo‐ambivalente)
El patrón de personalidad sensible se encuentra caracterizado por:

a).‐ Una conducta aparente: errática

b).‐ Una conducta interpersonal: impredecible

c).‐ Un estilo cognitivo: divergente

d).‐ Una expresión afectiva: pesimista

e).‐ Una percepción de sí mismo: desvalorizada.


La Perspectiva Evolucionista
En 1990, Millon reformula su teoría original biosocial y la convierte en
una teoría evolucionista-ecológica, identificando tres polaridades
evolutivas como un modelo más amplio para explicar el origen y
construcción de la personalidad.

Su pensamiento deductivo muestra que los principios y procesos de la


evolución son esencialmente universales, expresados en una variedad de
esferas diferentes que abarcan a la psicología, impregnando a su paso todo
el funcionamiento humano (Davis, 1999).

Ahora las polaridades operan como organizadores de las experiencias de


aprendizaje interpersonal. Tres son las polaridades propuestas: Dolor-
Placer (la más primitiva, anclada en lo biológico), Actividad-Pasividad
(transición de lo biológico a psicológico), Sí mismo–Otros (plano
psicológico y psicosocial).
De esta manera, el resultado describe la personalidad mediante tres
polaridades: dolor/placer, pasividad/actividad y uno mismo/otros.

Las polaridades propuestas son tres:

Dolor-Placer (la más primitiva, anclada en lo biológico)


Actividad-Pasividad (transición de lo biológico a psicológico)


Sí mismo–Otros (plano psicológico y psicosocial)



torno a las tres polaridades (Millon, 1990; Ávila y Herrero, 1995); y
posteriormente se agrega una cuarta polaridad llamada grado de
abstracción.

1- Las metas motivacionales o existenciales


(preservar la vida/potenciar la vida)

2- Los modos de adaptación


(modificación/adecuación)

3- Las estrategias de replicación


(individualidad/protección)

4- El grado de abstracción
Las metas motivacionales o existenciales: son el primer modelo de
polaridad placer-dolor, tienen que ver con la necesidad de dos estrategias
interrelacionadas, una para alcanzar la existencia y otra para preservarla.

El propósito de la polaridad placer es promover la vida, o sea, la creación


o fortalecimiento de organismos ecológicamente capaces de sobrevivir.

El propósito de la polaridad dolor es la de preservar la vida, es decir,


evitar los acontecimientos que podrían terminar con ella.

Los acontecimientos que prolongan y preservan la vida se corresponden


en gran medida con los términos placer-dolor, o sea, en el reconocimiento
y búsqueda de sensaciones y emociones positivas, por un lado, y en el
reconocimiento y evitación de sensaciones y emociones negativas, por
otro. La normalidad está caracterizada por el equilibrio entre estas dos
polaridades (Millon, 1998).
Los modos de adaptación: son el segundo modelo de polaridad pasividad-
actividad se relaciona con los modos de adaptación, es decir, modos
eficaces de funcionamiento.

La primera polaridad “pasividad” se refiere a la tendencia a “encajar”,


obtener y mantener la seguridad en una buena posición, condición que se
da si los elementos que configuran el entorno proveen sustento y la
protección necesaria para mantener la existencia.

La segunda polaridad “actividad” es la tendencia a modificar la ecología,


a cambiar los elementos del medio ambiente y transformar el entorno para
conseguir los objetivos propios.

La polaridad pasividad-actividad se refiere entonces a que la gama de


comportamientos se pueden agrupar en función de si se toma la iniciativa
para alterar y configurar los acontecimientos, o si tales comportamientos
se acomodan a éstos. Un funcionamiento “normal” requeriría un
equilibrio flexible entre ambos extremos.
Las estrategias de replicación: son el tercer modelo de polaridad uno
mismo-otros; se refieren a las estrategias reproductivas que maximizan la
diversificación y selección de atributos ecológicamente eficaces.

Además, explica que los seres humanos se pueden orientar tanto a la


consecución del sí mismo como a la promoción de los otros.

Un equilibrio entre los dos polos sería preguntarse si uno debe dedicarse
al apoyo y bienestar de los demás o a configurar su propia vida en función
de sus necesidades y deseos. En los individuos normales se deben
presentar ambos polos.
El cuarto y último modelo de polaridad pensamiento-sentimiento tiene
que ver con la capacidad de simbolizar el propio mundo, ya sea interno
como el externo.

Esto lleva a las personas a formular una imagen de sí mismo, una


identidad discernible de los otros, en el cual son capaces de llevar a cabo
juicios propios y son capaces de comportarse según su propio curso de
acción. Es decir, son capaces de integrar sus sentimientos y pensamientos,
estableciendo un criterio propio y un control de destino.

Contrariamente, si no lograron elaborar una identidad carecerán de los


medios para enfocar racionalmente los eventos vitales y no podrán
manejar las fuerzas emocionales y el desánimo. Si no se logra integrar de
forma consistente el pensamiento y sentimiento, el sujeto irá pasando de
un curso vacilante a otro y se bloqueará con sentimientos vagos de
descontento e inutilidad (Millon, 1998).
Componentes del Modelo Evolutivo
Continuidad Sindrómica
Millon (1985) asume el concepto de continuidad sindrómica para
describir los trastornos de personalidad; tales trastornos, representan
extensiones cualitativamente patológicas, o elaboraciones, de los patrones
de personalidad normales.

De acuerdo con Millon (1981): "La continuidad sindrómica refleja la


visión de que las anormalidades psicológicas son desviaciones
cuantitativas del promedio sobre una distribución de rasgos. Dicho de otra
manera, los trastornos de personalidad pueden ser considerados como
representaciones de desviaciones exageradas y patológicamente
distorsionadas que proceden de una distribución de rasgos normales y
saludables.

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