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Cuando todas las puertas se cierran

La película de Antonio Cuadri muestra con dureza pero sin morbo la realidad de las mujeres prostituidas
en el mundo actual en paralelo con la vida de Antonia María de Oviedo, fundadora de las Hermanas
Oblatas del Santísimo Redentor que ayudan a las mujeres en esa situación.

El film comienza con la joven Antonia una noble suiza que, debido a la precariedad económica
de su familia, se ve obligada a emprender el viaje hacia la corte española para trabajar como
institutriz de las hijas de la regente María Cristina. Allí pasará varios años de profunda
dedicación en su labor en los que, sin embargo, no termina de encontrar la felicidad y el
sentido de su vida. Su preocupación por los más desfavorecidos la llevan a anhelar encontrar la
forma de ayudar a la sociedad. En la corte conocerá al Padre José María Benito Serra, un obispo
religioso con el que se reencontrará en el Vaticano tras dejar la corte, una vez cumplida su
labor. El padre Benito la guiará en su búsqueda y dirigirá las aspiraciones de Antonia hacia el
cuidado, protección y formación de mujeres en situación de prostitución. Antonia se resiste
debido al rechazo que siente por la vida que tienen esas mujeres, hasta que un encuentro
casual con una exprostituta le hace comprender la miseria no buscada en la que viven las
mujeres prostituidas. A partir de entonces se implicará completamente en sacar adelante la
fundación de la Congregación de las Madres Oblatas.

En paralelo, la película nos cuenta la historia de dos mujeres en el año 2023: Sharik, una mujer
africana vendida en su juventud a una red de trata y que vive en Madrid junto a su hija Alika,
fruto de una violación de su proxeneta; y Rebeca, la joven profesora de Alika que, preocupada
por la falta de integración de su alumna, decide ayudar a la familia tras descubrir la triste
realidad en la que se encuentran.

La vida de ambas mujeres cambia sus vidas se cruzan. El encuentro despierta en Rebeca
preguntas que nunca se había hecho antes y el replantearse el rumbo de su vida mientras que
Sharik será el motor que le da fuerzas y determinación para convertirse en la mujer valiente e
independiente que desea ser y que la Congregación de Hermanas Oblatas del Santísimo
Redentor a la que le remite la profesora le ayuda a cumplir.

A pesar de su bajo presupuesto (no deja de ser una película independiente), la película está
bien ambientada y muy bien contada, con un guión bien ensamblado. El director y guionista,
Antonio Cuadri, consigue transmitir de manera realista y sincera la realidad no solo de las
mujeres prostituidas, sino también de las luchas interiores que sufren los santos y de las
dificultades que se encuentran en el camino los fundadores para sacar adelante las
instituciones que Dios les encomienda.

Aún así, la parte más lograda de la película es la historia de Sharik. Rodada con un estilo casi
documental, la realidad de las mujeres prostituidas resulta especialmente conmovedora. Es un
acierto del director no cargar la mano en la crudeza de las imágenes, alejadas del morbo o la
gratuidad, pero sin ahorrar al espectador la sordidez del ambiente de la trata. Cuadri muestra
ese triste submundo de corrupción con buenos recursos cinematográficos, en los que los
primeros planos, la ambientación, el vestuario y la música juegan un papel desasosegante que
introduce al espectador en el sufrimiento de las víctimas de trata.

También resulta muy acertada la introducción de la historia de Rebeca no como un mero


personaje secundario, sino principal con su propio desarrollo y arco dramático. Paula Iglesias -
la actriz que interpreta a Rebeca- hace un gran actuación con un personaje, a priori, menos
interesantes que los otros dos, pero que resulta esencial al espectador, pues interpreta al alter
ego de cualquiera de nosotros: personas quizás un poco perdidas en la vida y demasiado
centradas en nuestros problemas, sin darnos cuenta de que éstos palidecen al lado de las
desgracias de personas que viven a nuestro alrededor.

La historia de Antonia también resulta interesante para mostrar los inicios de las Hermanas
Oblatas del Santísimo Redentor, una Congregación que ayuda con una labor escondida y
desinteresada a mujeres en situación de prostitución a salir de esa situación de esclavitud,
ayudándolas en su formación para la inserción laboral. Su labor, desconocida hasta ahora para
quien escribe estas líneas, se desarrolla en la actualidad en 15 países y cuenta con más de
1.000 voluntarios en todo el mundo. Sorprende positivamente la valiente decisión de mostrar
las fuertes convicciones de los fundadores, quienes viven una caridad fundada en el mandato
de Cristo y con un amor a Jesús en la Eucaristía mostrado en una de las secuencias más
impactantes del film y que aquí preferimos no desvelar.

Es, en definitiva, una película pequeña y con algunos defectos, pero que es un soplo de aire
fresco en la cartelera cinematográfica, muy recomendable por su mensaje esperanzador y por
los valores que refleja. Los ingresos que genere la película se donarán a las labores de las
Hermanas Oblatas, otro motivo más para acudir a las salas.

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