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USOS DEL GERUNDIO: UNA HERRAMIENTA

PARA LA REVISIÓN DEL TEXTO TRADUCIDO

M.ª DE GRACIA PIÑERO PIÑERO


M.ª JESÚS GARCÍA DOMÍNGUEZ

Introducción

Es indudable el influjo de la lengua y la cultura inglesas sobre


otras lenguas y culturas en general y sobre la española en particu-
lar. Queda muy lejos, por tanto, la realidad a la que aludia Sapir
cuando no hace, en términos históricos, tanto tiempo, es decir, en
1921, afirmaba que la influencia general del inglés sobre otros idiomas
había sido hasta entonces poco menos que nula.
Como advierte Fernández García (1973), en el caso de España,
la orientación hacia lo inglés comienza hacia la segunda mitad del
siglo XVIII, cuando se incluye en los planes oficiales la enseñanza
de ese idioma, que se imparte por vez primera en las Sociedades
Económicas de Amigos del País.
Desde entonces hasta nuestros días, el impacto del inglés sobre
nuestra lengua, que, como afirma Marcos Pérez (1971), no consti-
tuye en modo alguno un movimiento recíproco, se ha ido acrecen-
tando, lo que contrasta con el descuido del que ha sido objeto el
anglicismo en las actividades relacionadas con la enseñanza del
español, a pesar de la denuncia realizada ya en 1954 por Mallo, y
posteriormente por Bernal Labrada (1969), en este sentido.
Fue Martinet quien, al prologar la obra de Weinrich (1974:7-8),
subrayó la necesidad de hacer hincapié en el hecho de que «cada
individuo es un campo de batalla para tipos y hábitos lingüísticos
en conflicto, y, al mismo tiempo, una fuente permanente de inter-
ferencia lingüística». El traductor constituye, sin duda alguna, un

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individuo en el que, de manera constante, se produce una situación


de contacto entre las lenguas implicadas en el proceso de traduc-
ción: la lengua fuente y la lengua meta. A pesar de los esfuerzos
conscientes y de la atención constante de estos profesionales para
evitar los efectos de este contacto, puesto que su formación incor-
pora una gran cantidad de aspectos destinados a alertarlos sobre ellos,
las muestras de este fenómeno se dan con demasiada frecuencia en
los textos traducidos.
Hemos de precisar, no obstante, que no nos identificamos en
absoluto con posturas excesivamente puristas como las defendidas
por Mallo (1954) o, incluso, por Madariaga (1966:365), para quien
«la lengua española va rápidamente a una situación humillante de
mera colonia del inglés», sino que pensamos, con Sapir (1954:219),
que «las lenguas, como las culturas, rara vez se bastan a sí mis-
mas», y muy especialmente en los tiempos actuales, en los que,
según afirma Lapesa (1963:200), en mayor o menor medida, todas
«se internacionalizan y a la vez pierden carácter».
Por lo que se refiere al anglicismo sintáctico, a pesar de que
lingüístas del pasado como Meillet (1921:82) y Sapir (1927:217)
han negado la posibilidad de que las consecuencias del bilingüis-
mo se manifiestan en el plano sintáctico, en la actualidad resulta
insostenible la tesis de la impenetrabilidad funcional de las lenguas.
En el caso del verbo, que es el que centra nuestro interés, nos
encontramos, en opinión de Haugen, y aunque no existe unanimi-
dad al respecto, ante una de las categorías que con mayor frecuen-
cia se presta a sufrir procesos de este tipo. En el verbo español
concurren, en efecto, dos de los factores que, según Weinrich (1974),
favorecen el contagio interlingüístico como es, de una parte, el grado
de frecuencia con que tal forma lingüística figura en el discurso, y,
de otra, la inestabilidad que, como ya puso de manifiesto hace años
Lorenzo (1980), caracteriza nuestra estructura verbal, pues son aque-
llos rasgos o paradigmas que cuentan con mayor grado de desinte-
gración los que presentan una menor resistencia a la interferencia
lingüística.
A pesar de la afirmación de Pratt (1980:239) en el sentido de
que «la estructura sintáctica [del español] se encuentra bastante li-
bre de influencias inglesas», en las investigaciones sobre el angli-
cismo sintáctico es posible reconocer un repertorio, cada vez más

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amplio, de fenómenos unánimemente reconocidos como tales que


afectan a la morfosintaxis del verbo español, y, especialmente, a
una de sus formas no personales: el gerundio. De acuerdo con el
espíritu de estas Jornadas, que pretenden ofrecer perspectivas que
ayuden a los traductores en su trabajo, nos proponemos hablar acerca
de los problemas que plantea el uso de esta forma no personal,
centrándonos en dos aspectos que, fundamentalmente, le afectan:
la influencia anglicada y los problemas de estilo.

La influencia anglicada

De modo general, y en relación con esta influencia, la mayoría


de los investigadores se refieren concretamente a tres diferentes
contextos: gerundio con valor especificativo, gerundio con valor
nominal y gerundio de posterioridad.

Gerundio con valor especificativo

Es sabido que, en español, el gerundio posee una función emi-


nentemente adverbial y, según se desprende de la gramática acadé-
mica, puede disponer de valor adjetivo siempre y cuando sea de
carácter explicativo; de tal manera que el gerundio que tiene una
función claramente especificativa o delimitativa es ajeno a la nor-
ma española, salvo en el caso de las conocidas excepciones ardiendo
e hirviendo.
No obstante, es de todos conocida la dificultad que entraña el
establecimiento de una frontera clara y rigurosa entre el uso co-
rrecto e incorrecto de esta forma no conjugable. Tanto es así que,
Criado de Val (1954), renunciando a este propósito, afirma que el
gerundio será más propio cuanto más predomine en él el carácter
verbal o adverbial y será más impropio cuanto más se aproxime a
la función adjetiva. De este modo, el gerundio de un enunciado como
El gobierno ha emitido un decreto nombrando al nuevo ministro
de Trabajo y Asuntos Sociales, de claro valor adjetivo, debería ser
sustituido en español por una subordinada adjetiva especificativa (El
gobierno ha emitido un decreto que nombra al nuevo ministro de

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Trabajo y Asuntos Sociales). En un sentido similar, Gili Gaya (1973:


90-91) afirma que el gerundio, que denota siempre una acción, trans-
formación o cambio en transcurso perceptible, «no sirve para de-
notar cualidades o estados más o menos duraderos; es decir, no puede
usarse como adjetivo». Por ello son incorrectas frases como La policía
ha descubierto un zulo conteniendo armas y material explosivo,
«porque las cualidades o estados son incompatibles con el carácter
de acción en curso propio del gerundio». De igual modo, es dispa-
ratada la secuencia Para debatir estas cuestiones se convocará una
reunión comenzando a las cuatro, en vez de que comienza o co-
menzará, porque comenzar la sesión es un acto momentáneo in-
compatible con la naturaleza imperfectiva o durativa del gerundio.
La expresión normal de estas funciones corresponde, como ya he-
mos dicho, a las oraciones de relativo y, añade Gili y Gaya (1973),
a los adjetivos y participios activos equivalentes cuando el español
los tiene en uso.
Sin embargo, estudiosos como Lorenzo (1966:165) y Gómez
Capuz (1991:44) han denunciado reiteradamente la frecuencia con
que se filtra el gerundio especificativo en los textos traducidos, uso
que también ha sido constatado por A. Morales (1986) en el es-
pañol de Puerto Rico, donde el patrón español alterna con el angli-
cado especialmente en construcciones como Desapareció la carte-
ra conteniendo el dinero, en las que figura un verbo de estado (con-
tener).
La aparición de este gerundio con valor especificativo se expli-
ca por la inexistencia en español de un participio de presente, que
constituye una laguna sintagmática y que, en opinión de Bohes (1975:
24), puede propiciar por sí sola la aparición de estas estructuras
anómalas sin necesidad de recurrir a la influencia interlingüística
como justificación. Lenz (1944) se refiere a ella como una impor-
tante deficiencia del sistema verbal español y afirma: «el gerundio
castellano se distingue de la forma correlativa del francés, princi-
palmente porque no alcanzó a adquirir la función de adjetivo atri-
butivo al lado de un sustantivo [...]. Desde el punto de vista del
francés y de muchos otros idiomas», [el inglés añadimos nosotros]
«es un defecto incómodo de la lengua castellana el que no tenga
participio de presente». Tanto es así que, como es sabido, existen
en español usos anómalos del gerundio con valor especificativo que,

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sin embargo, no obedecen a influencia del inglés. Pensemos en el


gerundio del B.O.E. (MEU:50), llamado así por ser esta publica-
ción aquella en la que se inserta con mayor asiduidad, en estructu-
ras como Decreto regulando la exportación de vinos.
El hecho de que el valor del gerundio especificativo deba ser
expresado mediante una oración de relativo suele interpretarse como
un procedimiento que, por su pesadez, supone un perjuicio para la
economía de la expresión (Gómez Capuz: 1991:45), lo que ha lle-
vado a algunos investigadores a reconocer que, aunque estamos ante
un uso contrario a la norma del español, resulta práctico, claro y
corto.
Se trata, en definitiva, de una parcela de nuestra gramática que
pone de manifiesto ciertos desequilibrios del sistema lo que ha dado
lugar a usos documentados ya desde El Quijote. En efecto, la con-
sideración del gerundio como una categoría incapaz de incor-
porar valor de adjetivo especificativo no es homogénea. Recorde-
mos, en este sentido, aquellos contextos sancionados por la R.A.E.
en que el gerundio complementa a objetos directos de verbos que
expresan percepción sensible e intelectual (R.A.E., 1973:491), en
secuencias como De madrugada oíamos manifestantes gritando es-
lóganes (MEU:49), o de verbos que indican representación (Doce-
nas de fotógrafos retrataban a los cardenales entrando en el cón-
clave).

Gerundio con valor nominal

Completamente ajeno a nuestra gramática es el empleo del gerun-


dio con valor nominal puesto que para tales menesteres recurre el
español estándar al infinitivo: ejemplos característicos en este sen-
tido son aquellos contextos en que dicha forma no personal des-
empeña la función de sujeto y se acompaña de un verbo principal
de valor modal valorativo (caminar es agradable), o las nominali-
zaciones con hacer, tan frecuentes en español (lo que hace es mo-
lestar a los vecinos).
Teniendo en cuenta lo dicho, resultan inaceptables las secuen-
cias La mejor manera de evitar el vicio de fumar es mascando chicle
o Ese muchacho lo que hace es comparando las muestras, en las

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que el gerundio, favorecido por la existencia del rasgo [+ proceso]


en el contenido semántico de la oración, debe ser desplazado por
el infinitivo, a pesar de que, según señala A. Morales (1986), en el
español anglicado de Puerto Rico alterna esta opción —el infiniti-
vo—, también posible en inglés, con la del gerundio, exclusiva
de la gramática inglesa: La mejor manera de evitar el vicio de fu-
mar es mascar chicle o Ese muchacho lo que hace es comparar
las muestras.

Gerundio con valor temporal de posterioridad

El gerundio simple, según contempla la gramática española (RAE),


expresa una acción durativa e imperfecta que coincide temporalmente
con la acción del verbo principal. Esta coincidencia o estrecho con-
tacto temporal hace que se considere incorrecto aquel gerundio que
exprese acciones claramente posteriores a la principal, a no ser que
se trate de una posterioridad inmediata. Teniendo en cuenta la difi-
cultad de establecer una frontera rigurosa entre la simple posterio-
ridad y la posterioridad inmediata, Criado de Val (1962) señala que
el gerundio será más impropio cuanto mayor sea la distancia entre
el tiempo de su acción y el del verbo o frase principal.
Por consiguiente, expresiones como El ladrón huyó siendo de-
tenido días después, en las que la forma no personal expresa una
acción claramente posterior a la acción enunciada por huir, como
pone de manifiesto el complemento circunstancial días después, son
criticadas ya por A. Bello y consideradas generalmente como sole-
cismo (Gili y Gaya:192) o atribuidas, sin mayor especificación, a
influencia extranjera, a pesar de que, en opinión de Bouzet (1953),
el gerundio de posterioridad puede explicarse desde el punto de vista
de la estructura verbal del español, puesto que no contradice la sig-
nificación fundamental de este elemento como forma intemporal que
se temporaliza mediante adverbios u otras expresiones temporales
hacia cualquier dirección, incluido el futuro. De nuevo, una parce-
la del sistema que manifiesta inestabilidad vuelve a dar paso a una
interferencia que, en opinión de Lenz (1944), puede obedecer a una
posible presión del inglés americano al señalar que «Frases como
el general X llegó ayer a la capital, siendo recibido con grandes

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USOS DEL GERUNDIO

ovaciones populares se leen constantemente en los diarios ameri-


canos (a menudo como traducción de cablegramas llegados en in-
glés) y no chocan a la mayoría de los lectores».

Una reflexión sobre el estilo

A pesar de la existencia de esta nómina de usos extranjerizan-


tes del gerundio, el análisis de los textos traducidos y, naturalmen-
te, de los originalmente escritos en español, permite constatar la
existencia de otros usos anómalos que, sin embargo, no obedecen
al contacto interlingüístico, y que ponen de manifiesto que nos ha-
llamos ante una parcela del sistema que sufre desviaciones origina-
das por la concurrencia de dos tipos de causas: intra y extrasiste-
máticas.

Si bien en un primer momento el texto traducido puede resultar


deudor del sistema lingüístico del texto fuente, la profesionalidad
del traductor, que se aplica conscientemente a la tarea de la revi-
sión, convierte la última fase de la elaboración de la traducción en
una tarea que se realiza ya en español y desde el español. Por todo
ello, siempre hemos creído que es posible establecer una tipología
de los problemas más frecuentes en el español culto escrito de modo
general, sin distinciones sustantivas entre textos traducidos y no tra-
ducidos1.
Y este planteamiento se refuerza cuando analizamos directamente
las traducciones, que, como es sabido, no han constituido objeto
de interés científico por parte de los investigadores, quienes, por

1
A este resp ec to resu lta intere san te seña lar e l he ch o d e q ue tam b ién lo s hab lan tes
que desconocen la lengua inglesa están expuestos a las interferencias a través del len-
guaje pub licitario , c inem ato gráfico , técnico o de lo s med io s d e co municació n. C o mo
señala M . E strany (19 6 9 :2 0 0 ), «La televisió n ha llegad o a ser com o un inm enso, un
m o n s tr u o s o la b o r a to r io d e i d io m a s , d o n d e la s m a la s tr a d u c c io n e s s e m a n e j a n c o ns ta n-
te m ente y p o co a p o co va n ha cie nd o m e lla en lo s esp e cta d o re s. L a lingüístic a ap lic ad a
— c o n tin ú a el cita d o in v e stig a d o r— ha d em o stra d o q ue la p re senta c ió n o ra l d e estru c -
tu r a s e s e l m e j o r m e d i o p a r a q u e e l o y e n t e la s a s im ile . E s to , q u e e s a l ta m e n te p ro v e -
c ho so p ara e l ap re nd iz aje d e id io m a s, p ue de re sulta r ne fa sto en el ca so q ue a q uí no s
o c u p a » . E s tr a n y ( 1 9 6 9 : 2 0 1 ) m a n i f i e s t a , a d e m á s , s u t e m o r d e q u e e s t a s e s t r c u t u r a s , q u e
el hab lan te c ulto p ue d e d etec tar c o m o ina ce p tab les, p ue d a n s er a sim ilad as p o r niño s u
oyentes de escasa formación.

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razones evidentes, prefieren trabajar con textos españoles. El inte-


rés de la investigación de textos traducidos radica precisamente en
el olvido de que han sido objeto, porque su análisis permite descu-
brir nuevas perspectivas que arrojan luz sobre ciertos problemas que
han podido ser considerados desde ópticas diferentes.
En el caso que nos ocupa, resulta interesante descubrir que
con alguna frecuencia se ha podido achacar a la presión de la
lengua inglesa lo que no es sino un problema de estilo del tra-
ductor, que no deriva de la actividad traductora sino de su con-
dición de hablante de su lengua materna. Así, si en un texto tra-
ducido se observa una perturbación derivada del uso incontrolado
del gerundio,nada más natural que deducir en él una influencia
anglicada.

El gerundio en Un crimen dormido, de Agatha Christie

Para documentar nuestras afirmaciones, vamos a presentar, a


continuación, los resultados del análisis del uso del gerundio en la
traducción española de una novela de Agatha Christie2. Este análi-
sis nos ha permitido observar dos fenómenos básicos según los cuales
esta forma verbal se aparta de su caracterización gramatical. En
primer lugar, hemos detectado gerundios sin relación adverbial al-
guna con el verbo de la oración principal que, por tanto, funcionan
como núcleos independientes, lo que en español se expresa mediante
la coordinación copulativa de dos verbos en forma personal. En
segundo lugar, gerundios igualmente independientes que se diferencian
de los anteriores en el hecho de que a la simple enunciación copu-
lativa se añade un valor de consecuencia.
Aportamos, a continuación, algunos ejemplos que hemos selec-
cionado para ilustrar ambas construcciones.
A) Gerundios en núcleos verbales independientes en abierta
contradicción con su valor adverbial que requieren un verbo en forma
personal en coordinación copulativa con el verbo principal:

2
H e m o s m a n e j a d o la e d ic ió n e s p a ñ o l a d e S l e e p in g m u r d e r ( L o n d r e s, B a n ta m B o -
o k s , 1981), publicada por la editorial M olino en el año 1979 con el título Un crimen
dormido.

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USOS DEL GERUNDIO

1) T 3 . Abrióse la puerta, entrando en la estancia una mujer de


elevada estatura y gesto melancólico, que husmeaba como si tuviera
un catarro nasal (abrióse la puerta y entró).
O. The door opened and a tall melancholy woman with a cold in
the head entered sniffing.

2) T. La señora Hengrave se sonó la nariz, replicando con una


mueca de tristeza que era igual (se sonó y replicó).
O. Mrs. Hengrave, blowing her nose, said sadly that that didn´t
matter all.

3) T. Murió en Egipto..., en el extranjero, en todo caso. Pero


trajeron su cadáver, siendo enterrada en el cementerio local (trajeron
su cadáver y fue enterrada).
O. Died out in Egypt or some such place. But they brought her
home. She’s buried up to churchyard.

4) T. La gente toma una casa, por ejemplo, y vive en ella diez,


doce años todo lo más, mudándose seguidamente a otra (toma una casa,
vive y se muda).
O. P eople takes a house nowadays and lives in it ten or twelve
years and then off they goes.

5) T. Habló con los otros trabajadores, regresando al salón. Sen-


tóse a la mesa, escribiendo varias cartas (habló y regresó. Sentóse y es-
cribió).
O. She interviewed the workmen, and then returned to the drawing
room, where she sat at the desk and wrote some letters.

B) Gerundios en núcleos verbales que funcionan con valor de


subordinación adverbial de consecuencia:

1) T. Al día siguiente alquiló un coche Daimler con chófer,


iniciando su recorrido por Inglaterra. Hacía buen tiempo, disfrutando
mucho con su desplazamiento (alquiló e inició. Hacía buen tiempo, por
lo que disfrutó).
O. [...] on the following day she hired a comfortable Daimler car
and chauffeur and set off on her journey through England. The wea-
ther was good an she enjoyed her tour very much.

3
L a s i n ic i a l e s T y O c o rr e s p o n d e n , re s p e c tiv a m e n te , a la tra d u c c ió n y a l o rig ina l.
N o s c e n t r a m o s e n e l a n á l i s i s d e l g e r u n d i o , p o r l o q u e n o c o m e n ta m o s o t r o s f e n ó m e -
nos que se p ueden o bservar en los ejemplos seleccionados y que requieren un análisis
e sp e c ífic o c o m o lo s u so s a n glic a d o s d e p a siv a a na lític a o a lg un a s c u e stio n e s q u e afe c -
t a n al estilo al entorpecer la fluidez natural del discurso en español.
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2) T. Observó que muchas matas habían sido dejadas a un lado,


creciendo con exceso (habían sido dejadas a un lado, por lo que ha-
bían crecido).
O. She noted that the rockery was neglected and overgrown [...].

3) T. Tú viste el cuerpo y oíste las palabras, asustándote mucho.


Luego, sufriste una pesadilla [...] (viste y oíste, por lo que te asustaste).
O. You saw the body and heard the words and you were scared
stiff and then you had a nightmare about it [...].

4) T. Éste había enviudado, quedándose solo con su hija (había


enviudado, por lo que se había quedado solo).
O. He was a widower with a small daughter.

Como podemos comprobar, el cotejo del texto traducido con el


texto original muestra que ninguno de los gerundios analizados posee
un correlato en el texto original. Esta constatación nos conduce a
considerar que nos encontramos ante una circunstancia que afecta
exclusivamente al idiolecto del escritor, quien selecciona el gerun-
dio por considerarlo una estructura prestigiosa en español escrito.
Este fenómeno, ya definido por Labov (1983) como «pressure from
above», lleva a los hablantes a valorar determinados usos de acuer-
do con su consideración social. Se trata, pues, de un proceso simi-
lar al descrito por Bentivoglio y D’Introno (1977) en relación con
el dequeísmo. Dichos investigadores afirman que la existencia de
una combinación sintáctica del tipo [verbo pronominal + preposi-
ción + que + subjuntivo] como Me alegro de que vengas a la que
solo acceden los hablantes mediante la escuela o el contacto con
el texto literario y a la que, por tanto, consideran prestigiosa, los
induce a la combinación Me alegra de que vengas.
Pues bien, nosotros pensamos en este sentido que las estructu-
ras de gerundio reciben igualmente la misma consideración por parte
de los hablantes, lo que hace que estos intenten usarlas cuando pre-
tenden dotar a sus textos de un estilo formal. Pensemos por ejemplo en
secuencias que incluyen el gerundio compuesto como Ha-
biéndose retirado el ejército, los civiles pudieron retornar a sus
ciudades, que remite indudablemente a un registro literario, o las
siguientes, en las que se aportan diversos matices circunstanciales,
y que también poseen un indudable sabor culto: Entrando el direc-
tor, se inició la reunión o Estando todos los vecinos en sus casas,
se cerraron las puertas de la ciudad.
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USOS DEL GERUNDIO

Estos usos se difunden a través de los medios de comunicación,


pues es bastante frecuente encontrar en la prensa escrita enun-
ciados como éstos: Habiéndose solucionado el problema, los ma-
nifestantes depusieron su actitud o El presidente de X, consideran-
do perdida la situación, dimitió. Resulta, por tanto, natural el
fenómeno mimético por el que los hablantes reproducen estas
estructuras introduciéndolas en contextos sintáctico-semánticos
inadecuados.
Esta afirmación se corrobora mediante la diagnosis de textos no
traducidos sino que han sido escritos directamente en español, en
los que uno de los problemas más frecuentes es precisamente el
del uso inadecuado del gerundio, como indica la frecuencia con
que se documentan enunciados como estos, incluso en escritos de alumnos
de una Facultad de Traducción:

La mujer ha mejorado mucho su situación, encontrándose ahora


mejor que en tiempos pasados.
Es necesario mejorar los servicios sociales, siendo esta una nece-
sidad para los inmigrantes.
Cuando una persona pertenece a una minoría tiene muchos pro-
blemas, dudándose siempre de que sea una persona honrada.

Conclusión
Por todo ello, y tal y como hemos señalado al comienzo de estas
páginas, si bien es cierto que resulta indiscutible la influencia del
inglés sobre el uso del gerundio en los textos españoles, no es menos
cierto que dicha influencia se encuentra con un terreno bien abo-
nado pues no es necesaria la presión de la lengua inglesa en el
proceso de la traducción para que los hablantes cultos que posean
un débil dominio de las estructuras sintácticas del español intro-
duzcan esta forma no conjugable en sus escritos, guiados exclusi-
vamente por un afán estilístico cuando pretenden dotar a sus textos
de una aureola literaria o formal. De nuevo se confirma la premisa
de que una lengua no recibe nada que no desee recibir y de que el
fenómeno de la influencia extranjera no es un atraco a mano arma-
da, con nocturnidad y alevosía, sino una entrada con invitación previa.
Y ello es así porque nos encontramos ante una parcela inestable de

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la lengua, por lo que es preciso asegurarse de la firmeza del suelo


antes de echar a andar de la mano de un gerundio.
Así lo siente Eduardo Haro Teeglen cuando no hace mucho
dedicaba toda una columna en El País a este martirio de los escri-
tores. Al criticar una frase del Partido Popular, según el cual los
socialistas estarían Buscando desesperadamente un escándalo, en claro
reflejo intertextual de la película Buscando desesperadamente a Susan,
el columnista recuerda aquello de Andando, que es gerundio, frase
tantas veces oída en los años infantiles de boca de padres o maes-
tros y que, según él, cumple la sacrosanta misión de transmitir a
las tiernas generaciones el miedo cerval al gerundio. Y ello a pesar
del uso genial que de él hacen escritores como Calderón cuando
en su Vida es sueño describe al rey nada menos que «mandando,
disponiendo y gobernando». Este miedo al gerundio parece consti-
tuir una larga tradición española, confirmada al menos desde el si-
glo XVIII en la parodia del padre Isla, Fray Gerundio de Campa-
zas, y recordada por Azorín, quien afirmaba que, a pesar de todo,
algunos gerundios eran «tratables y mansos». Así que el periodista,
resignado, declara que la única regla de uso del gerundio es «que
suene bien» o, como decía María Moliner, usarlo solo «cuando acude
espontáneamente a la mente».

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En : La traducción : estrategias profesionales / Isabel Pascua Febles (coord.); prólogo


de Ramón Sánchez Lizarralde
Editorial:Las Palmas de Gran Canaria : Universidad de Las Palmas de Gran Canaria , 2001
ISBN: 8495286262

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