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iversas escuelas psicológicas han propuesto marcos explicativos para el desarrollo
cognitivo del niño. Algunas de ellas buscan relacionar el desarrollo de la cognición
con el desarrollo cerebral. Dentro de este contexto, el término cognitivo se refiere
al uso o manejo del conocimiento (Gregory, 1987) e incorpora aquellos procesos que dan
sentido a las señales sensoriales y a las respuestas motoras a medida que son codificadas
neuralmente (Harris, 1995). Así, los procesos cognitivos incluyen una variedad de funciones
mentales tales como atención, memoria, aprendizaje, percepción, lenguaje y capacidad para
solucionar problemas. Cada una de estas funciones continúa una secuencia propia de desa-
rrollo que se correlaciona con la maduración del sistema nervioso central. El objetivo central
de este capítulo es el de proporcionar al lector las bases de la relación entre el desarrollo
cognitivo y la maduración cerebral. Para ello, se inicia con una descripción del desarrollo del
sistema nervioso (SN). Dado que el campo de la cognición humana es muy amplio, se presentan
las etapas del desarrollo de tan solo algunas funciones cognitivas. Detallando lo que se sabe
actualmente acerca de la correlación entre los cambios observados en estas funciones y su
asociación con aspectos puntuales de la maduración cerebral. También se describen en for-
ma breve algunos de los modelos del desarrollo cognitivo infantil.
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néticamente programados (Ardila y Rosselli, 2007). De manera general, se reconocen dos
momentos; en el primero de ellos, la neurogénesis se lleva a cabo la formación de manera
precisa y secuenciada de cada una de las partes que conforman el SN y el segundo, compren-
de la maduración propiamente dicha. Aun cuando para fines didácticos se habla del periodo
prenatal y posnatal, es importante destacar que el nacimiento no es una marca particular en
el proceso biológico madurativo.
La formación del sistema nervioso (SN) (neurogénesis) se lleva a cabo durante las prime-
ras 20 semanas de gestación. A partir de la semana 20 de vida intrauterina se lleva a cabo el
crecimiento neuronal y la maduración la cual culmina iniciada la adultez con la maduración
de las regiones corticales más anteriores conocidas bajo el nombre de áreas prefrontales.
Tanto la neurogénesis como la maduración dependen de influencias genéticas y epigéneti-
cas; el cerebro inmaduro recibe los estímulos del ambiente, sea intrauterino o extrauterino, y
responde en términos de diferenciación.
Neurogénesis
La formación de las regiones cerebrales es en tiempos precisos, comenzando por las partes
caudales más primitivas y terminando por las estructuras de mayor complejidad y evolución:
la corteza cerebral. La formación del SN humano inicia aproximadamente 18 días después
de la fertilización. En ese momento el embrión tiene tres capas germinales el epiblasto, el
hipoblasto o endodermo primitivo y la última en formarse, el amnios que da lugar a la cavi-
dad amniótica. Las dos primeras forman un disco bilaminar, con el epiblasto en la superficie
dorsal y el hipoblasto en la superficie ventral. Al inicio de la tercera semana de gestación,
aparece en este disco la estría primitiva. El desplazamiento de células por la estría primitiva
da lugar al surco primario o primitivo.
En el extremo de la estría primitiva se encuentra un pequeño cúmulo de células: nódulo pri-
mitivo que posteriormente dará origen a la notocorda. La notocorda sirve como soporte longitu-
dinal primario del cuerpo, centro primario de una serie de procesos que transforman las células
embrionarias no especializadas en tejidos y órganos definitivos. En esta etapa las células que en-
tran a la estría primitiva cambian su morfología y pueden migrar de manera individual.
A través de un proceso denominado gastrulación, este disco bilaminar se convierte en
trilaminar con la formación del mesodermo, el cual reúne células que se extienden entre el
epiblasto y el hipoblasto. Las otras dos capas de este disco son el ectodermo que es la capa
superior y reúne los restos del antiguo epiblasto y el endodermo o capa germinal inferior
derivado de algunas de las células del hipoblasto.
Las transformaciones para la formación del tubo neural se llevan a cabo a través de dos
procesos de inducción neural. La inducción dorsal que se realiza a las 3 o 4 semanas de ges-
tación y la inducción ventral entre las 5 y 6 semanas de gestación; en la etapa embrionaria.
A través de la primera, mediante el proceso llamado nerulación la placa neural se deriva
del engrosamiento del área dorsal media del ectodermo. Este engrosamiento resulta de la
producción de células nerviosas. Posteriormente, se forman cadenas de células en ambos
lados de la posición media de la placa neural, los extremos comienzan a doblarse buscando
Cuando hay defectos en el cierre del tubo neural, éstos difícilmente son compatibles con
la vida. Algunas de las anormalidades derivadas de los trastornos del cierre del tubo neural
son el mielomeningocele, la anencefalia y el encefalocele.
A través de la inducción ventral (5 a 6 semanas de gestación) se segmenta el tubo neural
en su eje longitudinal; se forma la mayor parte del cerebro y de la cara, se separan los hemis-
ferios, aparecen las vesículas ópticas, bulbos olfatorios y el cerebelo. A este nivel, las altera-
ciones producen trastornos neurológicos-neuropsicológicos graves, que con frecuencia se
acompañan de crisis convulsivas.
En el cuadro 2-2 se presenta un resumen de los principales sucesos en la embriogéne-
sis del SNC (sistema nervioso central), desde la formación de la placa neural el día 18 de la
gestación, hasta la aparición de los ventrículos cerebrales al tercer mes, cuando comienza el
periodo fetal (Majovski, 1989).
18 días Aparición de la placa y la cresta neurales, una banda de tejido ectodérmico en la línea
media a lo largo de la superficie dorsal del embrión
7 semanas Los hemisferios cerebrales crecen y se inicia la formación de los surcos y las circunvo-
luciones
3 meses Los hemisferios cerebrales están claramente diferenciados, se aprecia la comisura lateral
de Silvio y del mesencéfalo surgen el rinencéfalo (bulbo olfatorio, hipocampo y sistema
límbico, los núcleos profundos del cerebro (ganglios basales) y la corteza cerebral
Maduración cerebral
A su vez, el proceso de maduración depende de la organización y diferenciación celular carac-
terizados por el crecimiento axonal y dendrítico, la sinaptogénesis, la muerte axonal y celular
y la mielinización. Este proceso termina iniciada la adultez con la culminación del proceso de
mielinización axonal (Kolb y Fantie, 1989).
Durante la etapa fetal ocurren los procesos esencialmente madurativos que van a dar la
forma final del sistema nervioso. Cuando inicia el periodo fetal comienza el periodo de creci-
miento más dramático en la dimensión radial de las vesículas cerebrales, principalmente de
la pared de la vesícula telencefálica de la cual nace la corteza cerebral.
La corteza se expande primero rostralmente para formar los lóbulos frontales, luego
dorsalmente para los lóbulos parietales. Posterior e inferiormente para lóbulos occipi-
tales y temporales.
Los primeros surcos de la corteza cerebral aparecen hacia los 150 días de gestación. Los
surcos secundarios y primera mielinización hacia los 180 días.
Mecanismos celulares
Cuatro mecanismos celulares subyacen a la formación y la maduración del SN: proliferación, mi-
gración, diferenciación y muerte celular. La proliferación es la producción de las células nervio-
sas. En un inicio, en el tubo neural se distinguen dos capas: la capa interna o ventricular y la capa
externa o marginal. Las células nerviosas inician como una simple capa celular a lo largo de la
superficie interna del tubo neural. Las células se dividen y dan origen a células hijas. En esta eta-