Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
–––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
Clase 9
–––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
Por supuesto que toda sociedad, todo país, necesita esta información, y
para ello sería fantástico realizar encuestas que permitieran, por lo
menos, saber cómo los padres y maestros aplican o descartan algunos
recursos fenomenales que, de aplicarse de manera constante y
consistente, permitirían profundizar y mejorar los resultados en este
campo.
Como fuere, al menos ahora sabemos que las estrategias lectoras que
más y mejor se aplican en el mundo, y las cuales Jim Trelease
desarrolla e informa en sus trabajos desde hace muchos años, son dos:
la Lectura en Voz Alta (que hemos venido desarrollando) y su
complemento más eficaz: la Lectura Libre Silenciosa y Sostenida (LLSS)
que aplicada sistemática y perseverantemente rinde frutos
extraordinarios. Y que en la escuela argentina no sólo es aconsejable
sino también urgente implementar.
1
Obviamente la Fundación Mempo Giardinelli no puede ni pretende compensar por sí sola estas
carencias, pero al menos sostiene desde hace años un Observatorio de Lectura dedicado
enteramente a estadísticas serias y al menos confiables: http://fmg-observatorio-nacional-
lectura.blogspot.ar
3
–––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
2
Trelease dice que esta estrategia empezó como “Lectura Silenciosa Sostenida” en 1960, en la
Universidad de Vermont, EEUU, impulsada por el profesor Lyman C. Hunt, y luego desarrollada
por los especialistas en lectura Robert y Marlene McCracken. Op.cit (págs 173-177).
4
–––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
3
De por sí son muy pocas estas mediciones, y es otro de los recurrentes problemas de la
educación argentina: no sólo es dudoso que se cumplan los 180 días netos de clases por año sino
que también el cúmulo de horas es muy bajo en comparación con los de otros países, y el tiempo
de lectura es menor aún.
4
En los Estados Unidos, en 1990, se realizó un estudio en este sentido, que demostró que sólo el
20% de los padres leía diariamente a sus hijos. Trelease, op.cit. pág.47
5
–––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
La clave radicará en que lo primero que el/la docente lea en voz alta
sea un texto muy breve, sugerente, atractivo, que tanto puede ser
narrativo como poético o informativo, unitario o secuenciado (como
capítulos de novelas) dependiendo de la edad de los alumnos. Sólo hace
falta que el docente lea primero, y en voz alta, clara y atractiva. Luego
de lo cual y sin necesidad de comentarios ni opiniones, dará comienzo a
la clase regular de la jornada.
–––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
En todos los casos, también convendrá que la sesión de LLSS sea breve,
tanto como la LVA inicial. Quizás sean suficientes entre 10 y 15 minutos
de LLSS como cierre de la actividad de cada jornada, dejando que en
ese lapso cada alumno lea para sí lo que quiera. Y si no quiere, dejar
que salga del aula o haga lo que desee en ella a condición de no
molestar a quienes leen. La clave es la libertad a partir de una única
consigna: leer en silencio y con la garantía de que el docente no juzgará
ni la conducta del grupo ni las distracciones de cada un@, y no
formulará preguntas.
–––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
5
Tomemos por ejemplo cuentos breves y brevísimos, de entre 50 y 500 palabras. En voz alta,
clara y lentamente, se pueden leer en pocos minutos. Y en silencio, como sabemos, cualquier
lectura demanda mucho menos tiempo.
8
–––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
6
Trelease, op.cit. pág.60-63.
7
Trelease (op.cit. pág. 63) y diario Asahi Evening News, de Tokio, del 17 de mayo de 1998.
9
–––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
–––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
–––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
interesante y/o quiera compartir con sus alumn@s. No hace falta, como
introito, nada más que decir que quiere compartir con ell@s el texto que
va a leer. Nada más. Y entonces lee. Unos pocos minutos.
–––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
En este punto hay que decir también que es esencial que el docente lea
a la par. De ninguna manera su labor termina con la lectura en voz alta
del inicio de la jornada, ni mucho menos se trata de "dejar a los chicos
leyendo". Es indispensable que en el cierre el/la docente también lea en
silencio, lo que desee y a la par de sus alumnos. Y esto no para “dar el
ejemplo” sino porque los alumnos suelen identificarse con maestros y
profesores y perfectamente han de sentirse estimulados si ven leer al
docente, e incluso si busca una palabra en el diccionario o se sumerge
en el diario o en un libro en particular.
–––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
precisar los términos: por "no se evaluará nada" debe entenderse que
no habrá examen en ningún momento, ni se juzgará a los alumnos de
modo convencional. Y ellos deben saberlo. Pero lo cual no impide que
los maestros sí puedan llevar evaluaciones personales, íntimas e incluso
curriculares, para ir viendo cómo se desarrolla la estrategia y qué
nuevas lecturas proponer.
–––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
8
Es claro que es posible que algún alumno/a, a medida que avance en su propia formación
lectora, se sienta motivado a escribir y espere o requiera que su maestro/a o profe lea sus textos.
En tales casos, lo mejor que podrá hacer cada docente es orientar al chico/a hacia nuevas,
mejores y pertinentes lecturas, sin constituir esa relación en un taller literario. Son las buenas
lecturas, y no la práctica escritural, las que estimulan y favorecen vocaciones literarias.
15
–––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
Por otra parte, y aunque pueda parecer pueril, cabe subrayar que estos
recursos son sencillos, fáciles, buenos y baratos. La decisión de leer no
cuesta dinero ni implica realizar una reforma educativa. Mucho menos
hacen falta nuevas leyes o resoluciones ministeriales. Un buen Plan
Nacional de Lectura –como el que hasta 2016 tuvo la República
Argentina y desde diciembre de 2019 se está reimplementando– trabaja
siempre con esa conciencia. Y puesto que las decisiones de los
directivos de los establecimientos y la acción de los docentes son
fundamentales, bastaría con que cada escuela comenzase por hacer una
medición interna previa sobre cuánto, qué, cuándo y cómo leen sus
alumn@s, para luego comparar los resultados.
–––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
–––––––––––––––––––––––––––––––––––––––