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POBREZA ABSOLUTA Y POBREZA RELATIVA

La pobreza es un fenómeno complejo y multidimensional que afecta a millones de

personas en el mundo. Existen diferentes formas de medir la pobreza, entre las que destacan la

pobreza absoluta y la pobreza relativa. En este artículo se explicará qué son estos conceptos,

cómo se calculan y cuáles son sus ventajas y limitaciones.

La pobreza absoluta se refiere a la situación en la que una persona no tiene acceso a los

recursos básicos para satisfacer sus necesidades esenciales, como alimentación, agua potable,

vivienda, salud y educación. La pobreza absoluta se mide estableciendo un umbral de ingresos

mínimo que permita cubrir estas necesidades en cualquier lugar del mundo. Según el Banco

Mundial, el umbral de pobreza absoluta se sitúa en 1,90 dólares al día por persona. Según esta

definición, se estima que alrededor de 689 millones de personas vivían en situación de pobreza

extrema en 2017.

La pobreza relativa se refiere a la situación en la que una persona tiene ingresos inferiores

al nivel medio de su país o región, lo que le impide participar plenamente en la sociedad y

acceder a los bienes y servicios disponibles. La pobreza relativa se mide estableciendo un

porcentaje del ingreso medio nacional o regional como umbral de pobreza. Por ejemplo, la Unión

Europea considera que una persona está en riesgo de pobreza relativa si su ingreso es inferior al

60% del ingreso mediano equivalente de su país. Según esta definición, se estima que alrededor

de 92 millones de personas estaban en riesgo de pobreza relativa en la Unión Europea en 2019.

La pobreza absoluta y la pobreza relativa son conceptos complementarios que permiten

analizar la pobreza desde diferentes perspectivas. La pobreza absoluta se centra en las

condiciones materiales mínimas para la supervivencia humana, mientras que la pobreza relativa
se centra en las desigualdades sociales y económicas entre las personas y los grupos. Ambos

conceptos tienen fortalezas y debilidades para medir la pobreza.

Entre las fortalezas de la pobreza absoluta se encuentran: que permite comparar la

situación de pobreza entre países y regiones con diferentes niveles de desarrollo; que refleja la

gravedad de la privación material y el riesgo de vulnerabilidad; y que facilita el seguimiento de

los avances hacia la erradicación de la pobreza extrema.

Entre las debilidades de la pobreza absoluta se encuentran: que no tiene en cuenta las

diferencias en el costo de vida y el poder adquisitivo entre los países y las regiones; que no capta

las dimensiones no monetarias de la pobreza, como la calidad de vida, el bienestar subjetivo o los

derechos humanos; y que puede subestimar el número real de personas pobres al basarse en datos

estadísticos incompletos o desactualizados.

Entre las fortalezas de la pobreza relativa se encuentran: que permite captar la diversidad

de contextos y expectativas sociales y culturales; que refleja el grado de exclusión social y

económica y el acceso a las oportunidades; y que facilita el diseño de políticas públicas

orientadas a reducir las brechas sociales y fomentar la cohesión social.

Entre las debilidades de la pobreza relativa se encuentran: que no permite comparar la

situación de pobreza entre países y regiones con diferentes niveles de desarrollo; que no refleja la

intensidad ni la persistencia de la privación material; y que puede sobreestimar el número real de

personas pobres al basarse en criterios arbitrarios o cambiantes.

En conclusión, la pobreza absoluta y la pobreza relativa son conceptos útiles pero

insuficientes para medir la pobreza en toda su complejidad. Se requiere un enfoque


multidimensional que considere tanto los aspectos objetivos como subjetivos de la pobreza, así

como sus causas y consecuencias. Solo así

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