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Existen varios tipos de posesiones que van desde la regular –que parte de la buena
fe de la persona y el título obtenido de manera legal– hasta la viciosa, que implica
la posesión de un terreno a través de la violencia o la clandestinidad. Estas últimas
se convirtieron en un fenómeno común con el conflicto armado en el país.
El lío con las invasiones es que atentan contra el derecho a la propiedad privada,
que está amparado por el Artículo 58 de la Constitución.
La propiedad es un derecho real, es decir, uno que tiene una persona para usar,
gozar y disponer de un bien que le pertenece. La ley dice que este derecho se
adquiere a través de la combinación entre un título –es decir, el uso, la posesión del
predio o la herencia de una escritura– y un modo, que se refiere a la escritura pública
que se registra ante la Oficina de Registro de Instrumentos Públicos,
Por esa razón, la misión de la Policía debe ser proteger, pero también
restituir y reparar a los dueños del predio y aplicar las medidas
correctivas necesarias en contra de los invasores.
Sin embargo, el mismo Código dice que la Policía solo puede actuar en
caso de posesión violenta si se instaura una queja una querella ante el
inspector de Policía. Y esta querella solo pueden hacerla el titular del
INVASIÓN DE PREDIOS
inmueble o sus representantes legales y las entidades de derecho
público (como las Alcaldías o Gobernaciones).
El delito de invasión de tierras está incluido en el artículo 263 del Código Penal. Este
se comete cuando alguien invade un terreno ajeno “con el propósito de obtener un
provecho ilícito para sí o para otro”.
Este “provecho ilícito” no necesariamente implica el uso del predio para actividades
ilegales. “Invadir un predio para asentarse allí y explotarlo sin derecho alguno,
afectando el patrimonio económico de quien sí tiene el derecho, podría evidenciar
el provecho ilícito” le dijo a la Silla el exfiscal Mendoza.