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ARGUMENTO DE AUTORIDAD
Una definición que da Tarello sobre este tipo de argumento, y la menciona Gerardo Dehesa, dice: “por el que
a un enunciado normativo le es atribuido aquel significado que ya le había sido atribuido por alguien o por ese
solo hecho”. Mediante el argumento de autoridad se reconoce a la cita de la jurisprudencia y de la doctrina
para reafirmar o reforzar las razones que se dan para sostener una tesis. Atendiendo a la definición de
argumento de autoridad se puede afirmar que es un tipo de argumento utilizado con gran frecuencia por los
tribunales de menor jerarquía, cuando ya algún tribunal superior ha fijado un precedente respecto a un caso
igual o parecido al que está sujeto al análisis.
El argumento por autoridad es uno de los más frecuentes en la resolución de conflictos y en la elaboración de
tesis.
El argumento de prestigio que se caracteriza con más claridad es el argumento de autoridad, el cual utiliza
actos o juicios de una persona o de un grupo de personas como medio de prueba a favor de una tesis.
Ejemplo:
Con la expresión “analogía jurídica” los juristas entienden una semejanza entre hechos o situaciones que
se encuentran en la base de la interpretación analógica (extensión analógica o razonamiento analógico). La
expresión “analogía jurídica” o sus equivalentes indican la operación realizada por el intérprete (p.e. el
juez) para aplicar a un caso no previsto por el orden jurídico las disposiciones jurídicas (legislativas o
consuetudinarias) destinadas a regir casos similares. De esta forma tenemos que la analogía jurídica
aparece dentro del complejo proceso de la aplicación del Derecho, se manifiesta particularmente en la
sentencia jurisdiccional cuando se trata de aplicar una norma general a un caso concreto no previsto. La
aplicación analógica es un medio a través del cual el intérprete puede superar la eventual insuficiencia o
deficiencia del orden jurídico. El razonamiento analógico es uno de los medios hermenéuticos de que
dispone el intérprete para colmar las lagunas del Derecho, es el “… ‘procedimiento que provee a la falta
de la ley mediante la unidad órgánica del derecho…’ (F. von Savigny)”. La analogía jurídica es, pues, un
procedimiento de integración del Derecho. “El punto esencial de la analogía radica en la semejanza de una
cosa con otra, en la similitud de unos caracteres o funciones con otros; en este caso la analogía consiste en
una atribución de los mismos predicados a diversos objetos”. La analogía implica similitud o semejanza,
no es lo mismo que la identidad; la identidad excluye la semejanza; para afirmar lo anterior, basta el
examen de los términos.
Por otra parte es importante tener presente que la analogía tiene límites y Francisco Javier Ezquiaga los
distingue de la siguiente manera:
b) La aplicación analógica es incompatible con el Derecho a la legalidad penal, como en forma expresa lo
ordena el artículo 14 constitucional.
c) La analogía es imposible cuando el legislador ha pretendido regular restrictivamente una materia, como
pueden ser algunos casos en materia fiscal.
e) No se puede suplir por vía analógica la falta de desarrollo legal. Esta limitante ha sido establecida por el
Tribunal Constitucional Español (STC 49/1983, de 1 de junio, f.j. 6).
f) A un supuesto no es posible aplicarle extensivamente una regla que no pertenezca a su “ámbito de
analogía”.
Especial interés tiene este argumento en lo que respecta a las lagunas constitucionales, lagunas históricas
y las lagunas axiológicas como instrumento adecuado para cubrir estas.
Ejemplo:
El citado precepto establece: "Si en el juicio se propusiera cualquier prueba biológica o proveniente del
avance de los conocimientos científicos y el presunto progenitor se negare a proporcionar la muestra necesaria
o a practicársela, se presumirá la filiación, salvo prueba en contrario.", de lo que se deduce que está dirigido a
sancionar la contumacia del presunto progenitor de proporcionar la muestra necesaria o a practicársela, por lo
que si con el argumento analógico del contenido del citado artículo, se pretende sancionar a la contraparte del
progenitor, que en este caso es el menor, de cuya muestra biológica se busca deducir si pertenece a la
identidad biológica del actor, cabe decir que no puede equipararse a dos sujetos de derechos distintos, a saber:
los del menor el relativo a la identidad, de la determinación de la filiación se advierten los de alimentos y
sucesorios, y los del progenitor, respecto a la acción de desconocimiento de paternidad, sus consecuencias
serán la destrucción del vínculo filial, con la ulterior privación de los derechos alimentarios y hereditarios del
presunto padre, así como los lazos que vinculan al menor con sus parientes. Lo anterior tiene su origen en el
conocimiento biológico de un niño para con su progenitor, lo que conlleva que se exima al presunto padre de
todas las cargas inherentes a la paternidad, las cuales se traducen en cuestiones preponderantemente
económicas, pues quien intenta la acción de desconocimiento de paternidad, implica su falta de anuencia para
seguir protegiendo en todos los aspectos al infante que en una controversia constituirá su contraparte. De lo
anterior se deduce la disparidad en los derechos que defienden cada una de las partes en un procedimiento, ya
sea en el de reconocimiento de paternidad como en el de su desconocimiento, pues son intereses antagónicos
que producirían mayor afectación en los derechos del menor, de conformidad con la definición de los
derechos inherentes a la identidad, por lo que, en este sentido, no puede aplicarse al menor analógicamente el
artículo 256 Bis citado, ya que los derechos de los dos sujetos no tienen la misma connotación, máxime que la
identidad del menor está elevada a rango constitucional; de ahí que el desconocimiento de paternidad que
defiende el progenitor, sucumbe contra la identidad del menor. Consecuentemente, dicha presunción, en el
juicio relativo incoado por el cónyuge varón, no puede aplicarse por analogía en contra del menor, pues se
opone a la protección que el citado artículo le brinda, toda vez que lo podría dejar en incertidumbre filiatoria,
pues este caso es muy distinto al que se enfrenta el juzgador en un juicio de reconocimiento de paternidad, en
el que está en juego el derecho humano de un menor de edad a obtener su identidad y establecer la filiación, la
que trae aparejada una pluralidad relevante de derechos; el supuesto en el juicio de desconocimiento de
paternidad es justamente inverso: la presunción por rebeldía al desahogo de la prueba pericial en genética
molecular, desemboca en la pérdida de un cúmulo de derechos. En este orden de ideas, no puede aplicarse por
analogía en la hipótesis normativa del artículo 256 Bis del Código Civil, contra el menor.
Amparo directo 91/2016. 7 de julio de 2016. Unanimidad de votos. Ponente: José Manuel de Alba de Alba.
Secretario: Lucio Huesca Ballesteros.
SEGUNDA SALA
Amparo en revisión 258/2016. Martín Olguín Hernández. 9 de noviembre de 2016. Cinco votos de los
Ministros Eduardo Medina Mora I., Javier Laynez Potisek, José Fernando Franco González Salas, Margarita
Beatriz Luna Ramos y Alberto Pérez Dayán. Ponente: José Fernando Franco González Salas. Secretario: Joel
Isaac Rangel Agüeros.
ARGUMENTO SISTEMÁTICO
Los autores definen como argumento sistemático, confirman la afirmación sostenida en la introducción
de este trabajo, esto es, que la argumentación tiene como base la interpretación, pues primero tenemos
que interpretar la norma que se aplicará al caso concreto y después dar las razones y justificación del
porqué la norma que interpretamos es aplicable al caso concreto. Por todo lo anterior se dice que
interpretar sistemáticamente un precepto legal es reconocer que un precepto no se encuentra aislado del
ordenamiento jurídico, ya que puede tener relación de manera horizontal o vertical con otros preceptos
legales, ésta es una de las formas que el juzgador utiliza para interpretar las normas; de ahí que para
argumentar la aplicación de un precepto cuya interpretación se hizo a través del método sistemático, debe
ser utilizado este mismo argumento. El argumento sistemático entonces es la razón que se funda en que el
precepto legal aplicado al caso a estudio pertenece a un sistema de normas que unidas o correlacionadas
dan la justificación de su aplicación.
Los sistemas de ordenamientos jurídicos se derivan de las notas de unidad; plenitud y coherencia que lo
caracterizan.
Uno de los elementos más importantes derivados del carácter sistemático del ordenamiento se refiere al
espíritu sistemático de la propia fuente de la producción normativa.
Las razones que apoyan la interpretación sistemática son fundamentalmente cuatro:
I. La conexión material entre preceptos que regulen la misma materia.
II. Las razones lógicas que apelan a la unidad íntima de conexión de los apartados de un artículo.
III. Los motivos gramaticales, que exigen tomar en consideración la totalidad del artículo para
entender o interpretar una parte.
IV. Las razones históricas a los antecedentes doctrinales.
Ejemplo:
Si bien es cierto que el principio de instancia de parte agraviada que rige en el juicio de amparo, previsto en
la fracción I del artículo 107 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en relación con el
diverso numeral 6o. de la Ley de Amparo, debe observarse al determinar sobre la procedencia o
improcedencia de los recursos que al efecto prevé la normatividad legal citada, entre ellos el de revisión,
como se advierte del análisis sistemático de la fracción VIII del precepto constitucional invocado y de los
diversos artículos 81, 82 y 88, primer párrafo, de la ley de la materia, y de los cuales se sigue que, de manera
general, quien se encuentra jurídicamente facultado para interponer el recurso de mérito, es la parte del juicio
que se ve afectada con alguna resolución dictada durante el procedimiento de amparo, esa circunstancia no
conduce a estimar que deba desecharse el recurso de revisión que interponga la tercero interesada contra la
sentencia por la cual se sobresee en el juicio, bajo el argumento de que ningún perjuicio le causa el sentido de
dicha resolución, por considerarse que el principal objetivo de la tercero interesada, es la subsistencia del acto
reclamado. Lo anterior, ya que a través de sus agravios, ésta podría controvertir que no debió sobreseerse en
el juicio, sino negarse la protección de la Justicia Federal solicitada por la quejosa, o bien, invocar la
actualización de una causa de improcedencia diversa a la invocada por el juzgador de amparo, que le traería
mayores beneficios, pues debe recordarse que la otrora Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación, al emitir la jurisprudencia que aparece publicada en el Semanario Judicial de la Federación, Séptima
Época, Volúmenes 181-186, Tercera Parte, enero a junio de 1984, página 91, de rubro: "COSA JUZGADA.
IMPROCEDENCIA DE AMPARO (FRACCIÓN IV DEL ARTÍCULO 73 DE LA LEY DE AMPARO)
CONTRA ACTOS OBJETO DE JUICIO SOBRESEÍDO QUE NO PUEDEN RECLAMARSE DE
NUEVO.", consideró, entre otras cuestiones, que si bien, por regla general el sobreseimiento en el juicio de
amparo no constituye cosa juzgada, en razón de que no se analiza la constitucionalidad o legalidad del acto
reclamado, existen causas de improcedencia que tienen como efecto hacer inejercitable el juicio de amparo lo
que, en su caso, podría traer mayores beneficios a la tercero interesada. Así, el análisis de la afectación que
con una sentencia de sobreseimiento pudiera tener la tercero interesada, no se debe realizar al proveerse en el
auto inicial, sobre la procedencia o improcedencia del recurso de revisión, sino al estudiarse de fondo el
medio de impugnación, al dictarse la sentencia respectiva; máxime que, estimar lo contrario, podría implicar
la transgresión al derecho fundamental de acceso efectivo a la justicia, estatuido en el artículo 17
constitucional, en relación con los diversos 8, numeral 1 y 25 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, al imponerse un obstáculo innecesario para la procedencia de un recurso legalmente establecido en
favor de las partes en el juicio de amparo.
Recurso de reclamación 15/2016. 24 de junio de 2016. Mayoría de votos. Disidente: Luz Delfina Abitia
Gutiérrez. Ponente: Jaime Aurelio Serret Álvarez. Secretario: Jorge Elías Alfaro Rescala.
Nota: Esta tesis fue objeto de la denuncia relativa a la contradicción de tesis 269/2016 de la Segunda Sala de
la que derivó la tesis jurisprudencial 2a./J. 6/2017 (10a.) de título y subtítulo: "RECURSO DE REVISIÓN.
ES IMPROCEDENTE EL INTERPUESTO POR EL TERCERO INTERESADO CONTRA LA
SENTENCIA DE AMPARO INDIRECTO QUE SOBRESEYÓ EN EL JUICIO."
EL ARGUMENTO TOPOGRÁFICO
El argumento sedes materiae es aquel por el que la atribución de significado a un enunciado dudoso se
realiza a partir del lugar que ocupa en el contexto normativo del que forma parte.
Parte del fundamento y fuerza de este argumento presupone la idea de una sistematización de las normas
que integran el ordenamiento. No podría concebirse este tipo de argumento fuera del sistema.
Ejemplo:
PROMESA DE DECIR VERDAD. ÁMBITO MATERIAL DE APLICACIÓN DE LA FIGURA
REGULADA EN EL ARTÍCULO 130, CUARTO PÁRRAFO, DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE
LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS.
ARGUMENTO A COHERENTIA
Interviene en el momento en que dos enunciados legales perecen o resultan ser incompatibles entre sí.
Argumento a coherentia
Interviene en el momento en que dos enunciados legales parecen o resultan ser incompatibles entre sí.
Algunos autores se refieren a este como argumento auxiliar.
La argumentación a coherentia busca la conservación de los enunciados salvando la compatibilidad
aparecida prima facie, mientras que el principio presupone la invalidez de los enunciados incompatibles,
La argumentación a coherentia parte de la premisa de que las antinomias son imposibles, al contrario del
principio de la coherencia del ordenamiento jurídico, que supone la existencia de antinomias y
proporciona para su solución.
En los supuestos de incompatibilidad el argumento a coherentia lleva a una interpretación correctora,
mientras que el principio de la coherencia jurídico resuelve las contradicciones con una interpretación
abrogadora.
Ejemplo:
CONSTANCIA TERMINOLÓGICA
Términos usados en un respectivo enunciado normativo. Va unido el argumento sistematico, lo mismo que el
argumento a coherentia y el sedes materiae. Asimismo, el argumento a rubrica que está relacionado en forma
más estrecha con el sedes materiae.
Con frecuencia el argumento de constancia terminológica excede con mucho el titulo o la rúbrica que
encabeza un grupo determinado de artículos pertenecientes a una determinada materia, para extenderse a todo
lo largo de las consideraciones que sustentan la sentencia. Es decir su ámbito es mucha más dilatado, no se
limita al texto legislativo sino a todo el trabajo argumentativo.
En materia penal, acreditar es probar, demostrar confirmar como cierta una manifestación. Legitimar la
representación legal de una persona en un juicio.
Desde el punto de vista argumentativo su desarrollo más rico está en el empleo de los términos claves que se
emplean en un ejercicio argumentativo concreto y en el control sobre la variación semántica que los
vocablos jurídicos son susceptibles de presentar.
Ejemplo:
La Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en la tesis aislada 1a. XXXIV/2016 (10a.),
publicada en el Semanario Judicial de la Federación del viernes 19 de febrero de 2016 a las 10:15 horas y en
la Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Décima Época, Libro 27, Tomo I, febrero de 2016, página
673, con el título y subtítulo: "DICTÁMENES PERICIALES. LA NO RATIFICACIÓN DEL RENDIDO
POR EL PERITO OFICIAL CONSTITUYE UN VICIO FORMAL SUBSANABLE, POR LO QUE EN
NINGÚN CASO DEBE DAR LUGAR A CONSIDERAR QUE CONSTITUYE PRUEBA ILÍCITA QUE
DEBA SER EXCLUIDA DEL ANÁLISIS PROBATORIO CORRESPONDIENTE.", consideró lo
establecido en la diversa tesis aislada 1a. LXIV/2015 (10a.), en la que se declaró la inconstitucionalidad del
artículo 235 del Código Federal de Procedimientos Penales, por vulnerar el derecho fundamental de igualdad
procesal entre las partes, al eximir a los peritos oficiales de ratificar los dictámenes que ofrezcan, pero
obligando a que lo hagan los de las demás partes, pues ello origina un desequilibrio procesal que conduce a
considerar que la opinión pericial que no sea ratificada debe estimarse prueba imperfecta; y determinó que a
fin de restaurar la igualdad procesal entre las partes, basta con que se ordene la ratificación del dictamen,
incluso en vía de reposición del procedimiento, en su caso, para que el señalado vicio formal desaparezca y
pueda estar en condiciones de ser valorado por el Juez al dictar sentencia. Sin embargo, dicho criterio partió
del precedente de un juicio de amparo directo, por lo que no puede ser aplicado cuando en el juicio de amparo
indirecto se reclama el auto de formal prisión, en virtud de que dicho auto debe emitirse dentro de un plazo
que no puede exceder de setenta y dos horas, o bien, dentro de ciento cuarenta y cuatro horas conforme al
artículo 19 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (en su texto anterior a la reforma
publicada en el Diario Oficial de la Federación el 18 de junio de 2008); y porque el objeto de la preinstrucción
no es para ratificar las pruebas de cargo, sino para que el indiciado o su defensa pueda ofrecer pruebas de
descargo tendentes a desvirtuar el acreditamiento del cuerpo del delito y su probable responsabilidad; de ahí
que, si los dictámenes oficiales no se ratificaron previo al dictado del auto de formal prisión, es innecesario
conceder el amparo y ordenar la reposición del procedimiento de preinstrucción, para que se ratifiquen.
Amparo en revisión 269/2016. 4 de agosto de 2016. Mayoría de votos. Disidente: Jorge Mercado Mejía.
Ponente: Édgar Bruno Castrezana Moro, secretario de tribunal autorizado por la Comisión de Carrera Judicial
del Consejo de la Judicatura Federal para desempeñar las funciones de Magistrado, en términos del artículo
81, fracción XXII, de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación. Secretario: Juan Antonio Aca.
También se menciona que es un juicio atemperado y conveniente que la ley confía al juez. La equidad
constituye el máximo de discrecionalidad que la ley concede al juez en algunos casos, cuando la
singularidad de ciertas relaciones se presta mal a una disciplina uniforme. Lumia expone que la equidad
no debe confundirse con el mero arbitrio, porque esto significaría un mal uso por parte del juez de sus
poderes; en cambio, cuando decide conforme a equidad, respeta aquellos principios de justicia que se
encuentran recibidos por el ordenamiento jurídico positivo o que son compartidos por la conciencia
común. En el derecho mexicano, el artículo 14 constitucional da lugar a la aplicación del criterio de
equidad en los juicios civiles, al permitir que las sentencias de los tribunales se funden en la ley o en la
“interpretación jurídica de la ley”, la cual puede estar basada en criterios de equidad. A falta de ley
aplicable, permite que la sentencia se funde en “los principios generales del derecho”, abriéndose otra
posibilidad para la aplicación del criterio de equidad.
No cabe duda de que el argumento de equidad es el que se desarrolla con la intención de dar a la
resolución el enfoque de que se actúa con justicia.
Ejemplo:
Los artículos 1, último párrafo y 5 de la Ley Laboral de los Servidores Públicos del Estado de Tlaxcala y sus
Municipios establecen que quedan exceptuados de la aplicación de esa legislación, entre otros, los servidores
públicos de confianza; en cambio, su artículo 35 señala que se levantará acta circunstanciada de los hechos
constitutivos de probables responsabilidades administrativas, pero "en el caso de los servidores públicos de
confianza se prescindirá de la intervención del representante sindical". Ahora bien, esta última disposición no
es contradictoria o recíprocamente excluyente de las primeras, ni indicativa de que los trabajadores de
confianza gozan de todos los derechos que proporciona ese ordenamiento, particularmente el de estabilidad en
el empleo, sino que conforme a la interpretación armónica de dichos preceptos solamente debe entenderse
que, para los efectos de iniciar algún procedimiento de responsabilidad administrativa contra los servidores
públicos de confianza, no es obligación del empleador asistirlos con la representación sindical, lo cual es
congruente con la exclusión de las prerrogativas que proporciona la ley a los trabajadores de base; esto es, al
excluirlos de su aplicación, lógicamente también los privó de la posibilidad de la protección que pudiera
brindarles el sindicato, lo cual reafirma el propósito del legislador de no otorgarles los mismos derechos que a
los destinatarios de la ley. Ello en aplicación, además, de los principios de rango constitucional derivados de
interpretar la fracción XIV, en relación con la diversa IX, ambas del apartado B del artículo 123 de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en el sentido de que los trabajadores de confianza al
servicio del Estado sólo disfrutarán de las medidas de protección al salario y gozarán de los beneficios de la
seguridad social, la cual resulta acorde con el actual modelo de constitucionalidad en materia de derechos
humanos. Lo anterior, porque el legislador del Estado de Tlaxcala no tuvo la intención de otorgar estabilidad
en el empleo a los trabajadores de confianza al servicio de ese Estado o de sus Municipios, al no advertirse
que hubiese legislado sobre ese derecho en la referida ley.
SEGUNDA SALA
ARGUMENTO TELEOLÓGICO
Interpretación de un determinado enunciado de acuerdo con su finalidad.
Lo teleológico se refiere a todo aquello relativo o correspondiente a la idea o la razón de la finalidad
o de los fines.
En la práctica el uso de este argumento se identifica como el fin concreto del precepto. El legislador,
al momento de crear la norma lo hace para conseguir un objetivo determinado, lo que conduciría a la
concepción de la ley como un medio para alcanzar un fin determinado. También se hace referencia al
término finalidad cuando se asocia a un fin general de la materia o de una institución regulada.
Conclusiones respecto al argumento teleológico:
El argumento teleológico se refiere a la interpretación de una norma de acuerdo a su
finalidad.
Su antecedente inmediato parte de Rudolf von Ihering
El argumento teleológico con frecuencia suele aparecer en relación con otros argumentos,
en forma especial con el sistemático, el histórico y el sociológico.
El argumento teleológico es un poderoso auxiliar para atemperar el rigor formalista.
Este argumento es un instrumento de trascendental importancia por las características que
se han señalado sin embargo su manejo debe hacerse con cautela y ponderación por la
amplitud que ofrece y que en ocasiones puede desembocar en aspectos vagos o imprecisos.
Ejemplo:
EL ARGUMENTO PRAGMÁTICO
La historia pragmática trata de hechos a diferencia de la legendaria o mitológica.
El hombre pragmático es el que sabe cómo hay que enfocar los asuntos y como resolverlos.
De modo general, se ha definido el argumento pragmático, en el campo del derecho como un argumento
consecuencialista.
Perelman dice que llamamos argumento aquel que permite preciar un acto o un acontecimiento con
arreglo a sus consecuencias favorables o desfavorables. Este argumento desempeña un papel esencial,
hasta el punto de que algunos han querido ver en ello el esquema único que posee la lógica de los juicios
de valor; para apreciar un acontecimiento es preciso remitirse a los efectos.
El argumento pragmático o argumentos pragmáticos se caracterizan por ser argumentos
consecuencialistas, en este argumenta que busca la causa de partir de los efectos. Uno de sus puntos
esenciales radica en su carácter eminentemente práctico, trata de reflejar una clara utilidad para el buen
funcionamiento del sistema jurídico, es por ello que su empleo es muy frecuente en el ámbito
jurisdiccional.
Principios del argumento pragmático:
El principio PRO ACTIONE que se refiere a una postura antiformalista para la interpretación de
los requisitos procesales a fin de que los diversos tribunales puedan pronunciarse sobre el fondo
de la cuestión planteada.
El principio de SEGURIDAD JURIDICA lo mismo que el principio anterior no puede ser
considerado de modo absoluto, si no como una directriz.
El principio FAVOR LIBERTATIS entendido como ek principio general de la eficacia del
precepto a interpretar.
El principio de IN DUBIO PRO REO, asimilado en forma general al principio de presunción de
inocencia. Actúa cuando frente a una actividad probatoria con cargo, se ofrece otra de descargo
o favorable al acusado que por su naturaleza y circunstancias, introduzca una duda en el
juzgador respecto a los hechos objeto de la acusación, esta incertidumbre debe inclinarse
siempre en beneficio del acusado.
La economía procesal es un elemento de gran importancia en el adecuado funcionamiento de
cualquier sistema jurídico, por ello, con frecuencia, se emplea el argumento pragmático para
satisfacer esta imperiosa necesidad y no retardar en forma innecesaria la administración de
justicia.
Uno de los aspectos que plantea el argumento pragmático es el de espíritu de agilidad o
practicidad respecto de situaciones concreta.
Ejemplo:
El artículo 93, fracción I, segundo párrafo, de la Ley de Amparo vigente a partir del tres de abril de dos mil
trece, que establece que al conocer de los asuntos en revisión, el Tribunal Colegiado examinará en primer
término los agravios que el quejoso haga valer contra el sobreseimiento decretado en la resolución recurrida, y
si los mismos resultan fundados, examinará las causales de improcedencia invocadas y no estudiadas por el
órgano jurisdiccional de amparo de primera instancia; permite una interpretación funcional, bajo
el argumento pragmático, toda vez que lleva a considerar que cuando el tribunal de la revisión se percata de
que el Juez de amparo decretó el sobreseimiento en el juicio, con base en cierta causal de improcedencia, pero
que omitió el estudio de otra causal también hecha valer por las partes, que era de análisis preferente o que es
la que en realidad se actualiza al caso sometido a su consideración, lo que debe hacerse en la alzada es
proceder a declarar que se estudiará directamente aquella causal preferente, hecha valer en primera instancia,
pero cuyo estudio se omitió, sin necesidad de plasmar por escrito un estudio de la causal que invocó el Juez de
Distrito, ni de los agravios hechos valer en contra del fallo de éste, pues a ningún fin práctico llevaría ese
análisis, si de cualquier forma, al margen del resultado que se suscitara, el asunto se habría de regir por la
causal de improcedencia que declare el tribunal revisor. En otras palabras, si se considerara que el Tribunal
Colegiado debe agotar el estudio de los agravios contra la decisión del Juez de origen y luego de que se
estimaran fundados, se abordara el análisis de alguna otra causal hecha valer pero no estudiada, sería tanto
como interpretar la ley desacatando el principio de justicia expedita consagrado en el artículo 17
constitucional, ya que el estudio minucioso que en esos casos tuviera que emprenderse en la alzada, resultaría
en una administración deficiente de los recursos humanos puestos al servicio de la aplicación de justicia, por
implicar un retraso en la solución del juicio, lo cual sería injustificado porque, a final de cuentas, el fallo que
se dicte se habrá de regir por el sentido que derive de la diversa causal de improcedencia que se invoque en la
segunda instancia, de entre las que se expresaron y no estudiaron en la primera. En conclusión, la citada
interpretación pragmática maximiza el contenido del principio de justicia pronta contenido en el artículo 17
recién invocado, ya que permite que los Tribunales Colegiados dediquen sus esfuerzos con un enfoque de
economía procesal y decidan ágilmente, sin las distracciones causadas por el estudio plasmado en una
sentencia de primer grado con vista de los agravios expresados en contra de dicha resolución y que al final no
habrán de regir el sentido de la ejecutoria de segunda instancia.
ARGUMENTO A FORTIORI
El argumento a fortiori contiene ciertos enunciados que se supone refuerzan la verdad de la proposición
que se intenta demostrar, por lo que se dice que esta proposición es a fortiori verdadera. Respecto al uso
del argumento a fortiori en el campo del Derecho, se ha dicho que se entiende que la solución prevista
para un determinado caso debe extenderse con mayor razón a otro caso que, en principio, no ha sido
previsto, de ahí que se identifique este argumento, con el analógico. La finalidad del argumento a fortiori
es representar el “tanto más cuanto que” con que se expresa gramaticalmente el hecho de que una parte
de lo que se aduce como prueba viene a agregarse a la otra, sobreabundando en lo afirmativo.
Ejemplo:
Conforme al artículo 91, fracción II, de la Ley de Amparo, los Tribunales Colegiados de Circuito al conocer
del recurso de revisión sólo tomarán en consideración las pruebas que se hubiesen rendido ante el Juez de
Distrito o la autoridad que conozca o haya conocido del juicio de amparo; sin embargo, la Suprema Corte de
Justicia de la Nación ha establecido diversas excepciones a dicha regla general, relativas a la admisión de
pruebas cuyo objeto sea acreditar alguna causa de improcedencia, a la oportunidad de la presentación de la
demanda de amparo si ésta fue desechada y las que aporte la autoridad responsable con el fin de acreditar que
rindió su informe con justificación. Asimismo, el Máximo Tribunal ha establecido doctrina jurisprudencial
cuando el acto reclamado consiste en una orden de aprehensión, en virtud de que en este supuesto el indiciado
tiene la posibilidad de aportar probanzas surgidas con posterioridad al libramiento de la orden de captura, tal
como se advierte de la jurisprudencia 1a./J. 107/2007, emitida por la Primera Sala, publicada en el Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo XXVI, octubre de 2007, página 112, de rubro:
"ORDEN DE APREHENSIÓN. CUANDO SE RECLAMA EN EL JUICIO DE AMPARO INDIRECTO,
DEBEN TOMARSE EN CUENTA LAS PRUEBAS DESAHOGADAS EN EL PROCESO PENAL CON
POSTERIORIDAD A SU DICTADO, SIEMPRE QUE EL QUEJOSO ACREDITE QUE SON
SUPERVENIENTES Y TENGAN VINCULACIÓN CON LOS HECHOS MATERIA DE LA
INVESTIGACIÓN.". Así las cosas, cuando el recurrente ofrece ante el Tribunal Colegiado de Circuito copia
certificada de una resolución que incida en el fondo del asunto sometido al análisis constitucional y haya
surgido con posterioridad al dictado de la sentencia de amparo indirecto, dicha prueba debe ser admitida y
analizada por aquél, ya que el citado artículo 91, fracción II, no debe ser un impedimento que merme, en el
caso planteado, la garantía de defensa del indiciado consagrada en el artículo 20 de la Constitución Política de
los Estados Unidos Mexicanos, pues al efectuar una ponderación entre un derecho fundamental, como es la
libertad del individuo, y una prohibición adjetiva, sin duda debe prevalecer la garantía constitucional, a fin de
brindar al indiciado la oportunidad de justificar su inocencia. Lo anterior, con base en un razonamiento
teleológico de los artículos 78 y 91, fracción II, de la Ley de Amparo, consistente en que el juicio de garantías
es el medio de control constitucional cuya vocación es el respeto y la defensa de las garantías individuales,
conforme a los artículos 103 y 107 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, ello aunado
a que en el supuesto en estudio está en riesgo la libertad personal del quejoso. Además, aplicando un
razonamiento a fortiori bajo el argumento a minori ad majus, se obtiene que si el Juez de Distrito está
facultado para admitir y valorar pruebas que hayan surgido con posterioridad al acto reclamado, tratándose de
la orden de aprehensión, es claro que el Tribunal Colegiado, excepcionalmente, puede admitir y valorar
pruebas supervenientes, entendidas como aquellas que no hubieran existido durante la tramitación del juicio
de amparo y que tiendan a procurar una adecuada defensa del indiciado en contra del acto privativo de su
libertad; máxime que existen criterios afines emitidos por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, a saber,
los atinentes a que si el acto reclamado es una orden de aprehensión, entonces sí pueden admitirse pruebas
que se hayan ofrecido y no se pudieron desahogar en la averiguación previa e inclusive, que hayan surgido en
el proceso penal con posterioridad al dictado del mandamiento de captura, siempre que se acredite que son
supervenientes y tengan estrecha vinculación con los hechos materia de la investigación.
CUARTO TRIBUNAL COLEGIADO DEL DÉCIMO QUINTO CIRCUITO.
Amparo en revisión 554/2008. 19 de marzo de 2009. Unanimidad de votos. Ponente: Rubén David Aguilar
Santibáñez. Secretaria: Mayra Gabriela Aguayo Álvarez.
Apagogico es un término que indica la acción de apartar algo de su lugar debido. Ya Platón había usado
este término como “desviarse del razonamiento”.
Lo absurdo no es de ninguna manera una cuestión intrascendente ya que su sentido puede cambiar según
el enfoque que le dé el usuario de la palabra o bien según el contexto en que se empleó este término.
Absurdo significa en forma literal, lo que esta fuera de tono.
En forma habitual, se llama absurdo a lo que esta fuera del cauce normal y ordinario, a lo que está en
contra del sentido común.
El argumento apagógico se define en el mundo del derecho como aquel argumento que permite rechazar
una interpretación de un documento normativo de entre las teóricamente posibles por las consecuencias
absurdas a las que conduce.
Uno de los problemas fundamentales que se plantea respecto de este argumento es el delimitar, en la
forma más clara posible, cual es el parámetro que permita concluir en lo absurdo de las consecuencias de
la interpretación realizada.
Parte de la fuerza del argumento apagogico se fundamenta en la conexión que mantiene con el principio
de coherencia o el principio de eficacia del ordenamiento jurídico.
El principio de coherencia interna del ordenamiento exige y justifica la consideración como absurdas de todas
aquellas interpretaciones que pusieran en entredicho la coherencia del sistema jurídico, ya que el punto de
partida es el postulado del legislador racional que se contradice, lo que daría como consecuencia que el
ordenamiento tiene una lógica interna que la actividad interpretativa no puede destruir.
El principio de eficacia exige la consideración de absurdas y su consiguiente rechazo de aquellas
interpretaciones que se supongan privar de eficacia al texto a interpretar o a otro precepto del ordenamiento.
Ejemplo:
De una interpretación amplia y razonable de la fracción IV del artículo 76 Bis de la Ley de Amparo, vigente
hasta el 2 de abril de 2013, generada a través de un ejercicio argumentativo concatenado y sólido obligado por
el artículo 14 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, integrado por el método de
interpretación a partir de los principios (de interpretación conforme a la Constitución, de equidad y justicia
distributiva y donde la ley no distingue el juzgador no debe distinguir), el teleológico, el de autoridad, el
histórico evolutivo, el a fortiori y el de reductio ad absurdum, derivados de los criterios gramatical y
funcional, se concluye que la suplencia de la queja deficiente obligada por la citada norma ordinaria, aplica en
favor del trabajador pensionado. En efecto, al tratarse de un juicio en el que la litis se refiere a la
cuantificación de la pensión de un trabajador retirado, -derecho humano de segunda generación- la
interpretación conforme debe optimizarlo en su favor. Así, la equidad y justicia distributiva -que obligan a
tratar igual a los iguales y desigual a los desiguales- permiten estimar que en la etapa de retiro, el trabajador
pensionado sigue colocado en desventaja y desigualdad respecto de su contraparte -sea el patrón o una
institución de seguridad social- por lo que debe, con mayor razón, seguir siendo sujeto del beneficio de la
suplencia de la queja deficiente; asimismo, si el legislador no distinguió que sólo tratándose de trabajadores
en activo procedía la suplencia de la queja deficiente, el juzgador no debe dar dicho alcance restrictivo a la
norma; además, la finalidad de la disposición a la que se le da sentido, estriba en lograr que el trabajador
tenga la misma oportunidad de defensa que su contraparte en el juicio de amparo; teleología que, en
contradictorios sobre concesión o cuantificación de haberes pensionarios, subsiste en favor de los trabajadores
pensionados, dado que su condición de desigualdad no desaparece por el solo hecho de serlo y entrar en una
etapa en la que, incluso, sus condiciones físicas y económicas se ven mermadas. Además, en términos del
Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre Derechos Humanos en Materia de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales "Protocolo de San Salvador" y del Pacto Internacional de Derechos
Económicos Sociales y Culturales, el derecho de toda persona a disfrutar de una seguridad social que le
proteja contra las consecuencias de la vejez y de la incapacidad que le imposibilite física o mentalmente para
obtener los medios para llevar una vida digna y decorosa, es un principio de equidad aplicable entre las partes
contendientes en un juicio donde estén de por medio los derechos de la clase reconocida jurídicamente como
más desfavorecida en esa relación, pues como así lo estimó la entonces Cuarta Sala de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación, al resolver el amparo directo 6524/63, del que derivó la tesis de rubro: "SEGURO
SOCIAL, LOS TRABAJADORES JUBILADOS GOZAN DE LOS BENEFICIOS DEL.", publicada en el
Semanario Judicial de la Federación, Sexta Época, Volumen LXXXII, Quinta Parte, página 31, es inexacto
que la relación de trabajo concluya con la jubilación que se otorga a un trabajador; amén de que,
históricamente, la suplencia de la queja deficiente en materia laboral permite determinar que opera en favor de
los trabajadores en retiro en toda su amplitud, debido a que si tal institución opera en favor del trabajador en
activo y de sus beneficiarios, con mayor razón debe aplicarse al pensionado, pues de no estimarlo así, se
llegaría al absurdo de que sólo el trabajador activo es destinatario de ella y, en cambio, ya pensionado, sin
fuerza física para desempeñar la labor y mermado en sus ingresos (pues la pensión no comprende todos los
conceptos que se perciben en activo) y en su salud ya no es merecedor de ese beneficio; considerarlo de esa
forma, iría contra los derechos humanos de dignidad y seguridad social de todo pensionado, así como del
principio de progresividad previsto en el artículo 1o. de la Carta Magna.
Amparo en revisión 327/2012. Celia Cital García. 27 de febrero de 2013. Unanimidad de votos. Ponente:
Jaime Uriel Torres Hernández. Secretaria: Sonia Suárez Ríos.
Amparo directo 58/2013. Raúl Javier Guillén Gordillo. 27 de febrero de 2013. Unanimidad de votos. Ponente:
Jaime Uriel Torres Hernández. Secretario: Ricardo Hurtado Luna.
Amparo directo 816/2012. Susana Vargas González. 27 de febrero de 2013. Unanimidad de votos. Ponente:
Antonio Ceja Ochoa. Secretaria: Verónica Aparicio Coria.
Amparo directo 876/2012. Ángel Huerta Rincón. 27 de febrero de 2013. Unanimidad de votos. Ponente:
Antonio Ceja Ochoa. Secretaria: Isaura Romero Mena.
Amparo en revisión 6/2013. 4 de abril de 2013. Unanimidad de votos. Ponente: José Ramón Rocha González,
secretario de tribunal autorizado para desempeñar las funciones de Magistrado, en términos del artículo 81,
fracción XXII, de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación, en relación con el diverso 42, fracción
V, del Acuerdo General del Pleno del Consejo de la Judicatura Federal, que reglamenta la organización y
funcionamiento del propio Consejo. Secretaria: Marvella Pérez Marín.
ARGUMENTO PSICOLÓGICO
El argumento psicológico sería aquél por el que se atribuye a una regla el significado que se corresponda
con la voluntad del emisor o autor de la misma, es decir, del concreto legislador que históricamente la
redactó.
El problema fundamental que se presenta el argumento psicológico es el discernir
Para tal fin se remite a los documentos básicos que pueden orientar a desentrañar tal voluntad los cuales
son:
o Las exposiciones de motivos
o Los trabajos preparatorios
o los preámbulos
LEYES PENALES. Si bien el artículo 14 constitucional, prohíbe imponer penas por simple analogía y
aun por mayoría de razón, esto no quiere decir que las leyes penales no admitan interpretación y que
deban aplicarse según su significado literal, que puede ser antijurídico y aun conducir al absurdo; los
tratadistas mismos admiten que puede ser interpretada la ley penal. La prohibición del citado artículo
constitucional, debe entenderse en un sentido natural y razonable, haciendo uso de los diversos
procedimientos de dialéctica jurídica, tales como la historia, los trabajos preparatorios, el fin de la ley, la
concordancia de los textos, etc. En este sentido, se ha podido muy justamente decir, que la interpretación
no debe ser ni extensiva ni restrictiva, sino sólo declarativa de la voluntad del legislador. [Primera Sala,
Quinta Época, Apéndice al Semanario Judicial de la Federación 1917-2000, tomo II, Penal, P.R. SCJN,
página 839, tesis 1778. Amparo penal en revisión 3124/28.-Olvera Tamborrel Rubén. 2 de julio de 1929.
Cinco votos].
Amparo directo en revisión 3399/2013. 26 de marzo de 2014. Cinco votos de los Ministros Arturo Zaldívar
Lelo de Larrea, quien reservó su derecho para formular voto concurrente, José Ramón Cossío Díaz, Jorge
Mario Pardo Rebolledo, quien formuló voto concurrente, Olga Sánchez Cordero de García Villegas y Alfredo
Gutiérrez Ortiz Mena, quien formuló voto concurrente. Ponente: José Ramón Cossío Díaz. Secretario: Julio
Veredín Sena Velázquez.
EL ARGUMENTO HISTÓRICO
Es sin duda alguna uno de los que más tradición tiene en el ámbito del derecho.
Sin embargo, desde el punto de vista doctrinal, no han sido pocas las acotaciones, distingos y notas
de todo tipo que se le han hecho, para muestra de esto basta considerar el concepto mismo de
historia no exento de matices ideológicos.
El método histórico es un método elástico y dinámico que pretende adaptar la legislación y los
conceptos jurídicos a las necesidades actuales de la vida, basándose en que una ley una vez dictada
se objetiviza.
Un texto se interpreta conforme el contexto en que actúa el legislador, cuando se produce un discurso
con el cual se reproducen otros textos de historiadores que explican los sucesos de ese tiempo y ese
lugar
Tradicionalmente los autores que han estudiado la argumentación jurídica o los criterios de
interpretación, incluyen dentro del argumento histórico o del criterio histórico de interpretación los
trabajos preparatorios. Así por ejemplo, dentro de la doctrina civilista española, al estudiar los
elementos del proceso interpretativo, se agrupan dentro del elemento histórico tres categorías: los
“precedentes remotos”, los “precedentes inmediatos” y los “trabajos preparatorios” de la ley. Entre
los primeros estarían el Derecho romano y demás derechos históricos; los segundos estarían
formados por la legislación anterior a la vigente; y los trabajos preparatorios por las exposiciones de
motivos, discursos y dictámenes parlamentarios, proyectos, actas o memorias de comisiones, entre
otros. A todos ellos se les considera como elementos de la interpretación histórica.
Para el mejor empleo del argumento histórico deben distinguirse dos concepciones fundamentales,
que han dado lugar a varias distinciones doctrinales, las cuales son:
La posición estática y la posición evolutiva.
De la primera nos dice que tiende a conservar la interpretación histórica como un instrumento
conservador y que mantenga la continuidad del ordenamiento a fin de mantener la seguridad jurídica
y apegarse con el mayor respeto posible a la voluntad de legislador.
Por otra parte no dice que la posición evolutiva debe notarse que tiende a sostener que el derecho,
que es dinámico por naturaleza, se va adaptando a las cambiantes necesidades de la comunidad
social, y en consecuencia no tiene un freno insuperable por el legislador histórico, no vincula
ciegamente a él.
La referencia al aspecto histórico es un elemento frecuente que proporciona un refuerzo
argumentativo razonado.
El método de interpretación histórica se ha hecho explícito en multitud de ocasiones, maxime
cuando se trata de la interpretación de valores constitucionales.
Ejemplo:
Para determinar si el tipo de compraventa es al mayoreo o al menudeo, debe atenderse a la participación tanto
del vendedor como del comprador en la mencionada operación, pues si quien compra provee a otro sujeto
para que distribuya la mercancía a otros que a su vez pretenden comerciarla a una sola persona, se estará
hablando de una compraventa al por mayor, mientras que si la venta implica el consumo final de los artículos,
es decir, tiene como fin que sean distribuidos a la población en ventas individuales en expendios al público, o
para que el comprador los utilice para sí, se estará ante ventas al menudeo, porque ésta constituye una
operación de comercio directa a los consumidores finales. Lo anterior, en la medida en que no existe criterio
legal alguno para distinguir las operaciones de mayoreo de las de menudeo, pues ésta desapareció al derogarse
la Ley General del Timbre, lo cual obliga a realizar una interpretación histórico evolutiva del artículo 1043
del Código de Comercio, que guarda la misma redacción desde que se publicó por primera vez la mencionada
legislación especial en el Diario Oficial de la Federación el siete de octubre de mil ochocientos ochenta y
nueve a la que se aprecia actualmente, lo que concomitantemente implica que ante dicha falta de definición
normativa, es necesario implementar una herramienta hermenéutica para desentrañar la verdadera voluntad
del legislador. De tal modo que, atendiendo a la referencia que hacía la Ley General del Timbre vigente en el
mismo momento histórico a la norma en análisis, se obtiene que constituyen operaciones al menudeo, aquellas
que se realicen para su utilización propia, pues la intención del legislador en el momento en que se
implementó ese dispositivo era que dichas ventas se realizaran "al exponerse públicamente para su venta", es
decir, haciéndolas llegar al consumidor final para que fuera utilizada en sí, y no para su reventa, lo que
confirma el hecho de que la nota distintiva que diferencia una de otra, es el destino final de la mercancía.
TERCER TRIBUNAL COLEGIADO DEL DÉCIMO QUINTO CIRCUITO
Amparo directo 321/2016. Dlr Autotransportes, S.A. de C.V. 8 de septiembre de 2016. Unanimidad de votos.
Ponente: Gerardo Manuel Villar Castillo. Secretario: Juan Manuel García Arreguín.
EL ARGUMENTO MORAL.
Uno de los principales problemas del argumento moral estriba en saber que se entiende por moral,
esta respuesta no es fácil aparte de ser el propio término moral uno de los representativos del
lenguaje emotivo.
El tema de la discrecionalidad es uno de los que más polémica han causado en la reflexión
contemporánea, como ha sido ampliamente atestiguado.
Las discrepancias y correlativas polémicas constituyen el necesario caldo del cultivo de todas las
ciencias y el instrumento imprescindible de su desarrollo y progreso.
Desde el punto de vista, la moral podría definirse como ciencia de las costumbres humanas, del
comportamiento humano.
Si se profundiza más allá y se trata de ver la naturaleza profunda de la moral, se encuentra que esta
puede definirse como una ciencia normativa del obrar humano según la razón natural. La moral no
se limita a la descripción de un “deber” o de un “ser”.
Puede apreciarse que la razón para fijar el límite mencionado es, aparte del respeto a la vida y a la
paz pública, la moral.
Termino multisecular y polisémico como es el de la moral.
La discrecionalidad a pesar de ser uno de los temas que mayor interés ha despertado entre los
juristas, lo cierto es que se trata de una realidad sumamente difícil de aprehender.
Las discrepancias y correlativas polémicas constituyen el necesario caldo de cutivo de todas las
ciencias y el instrumento imprescindible de su desarrollo y progreso.
La preocupación en lo que atañe a la moralidad del sentenciado como requisito esencial, es repetida
en forma constante por el poder judicial federal.
Ejemplo: