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·.

Barrington Moore, Jr.

Los orígenes sociales


de la dictadura
y de la deIllocracia
.
I
.j
;. El señor y el campesino en la
.. formación del mundo moderno

Traducción de Jaume Costa y Gabrielle Woith

19
EDICIONES PENíNSULA

BARCELONA
l.
!
Los sociales de la dictadura
y de la democracia

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,
La edición original inglesa fue publicada por Beacon Press,
de Boston, Mass., USA, con el título Sociol07·igills
of Dictotorship ond Democracy: L01·d ond Pensnnt ;11 the Makillg
of the Modem Wor/d. CONTENIDO

© Barrington Moore, Jr,

Quedan ribTUrosamente prohibidas, sin la autorización escrita


de los titulares del «copyright», bajo las sanciones establecidas
en las leyes, la reproducCión total o parcial de esta obra por
cuallJuicr medio o procedimiento, comprendidos la reprografía
yel tratamiento infonnático, y la distribución de ejemplares
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de ella mediante alquiler préstamo públicos.
Prólogo 9
La primera edición castellana de esta obra fue publicada
en la colección «Historia, Ciencia, Sociedad» en 1973.
Primera parte. Orígenes de la dcmocr/l-
Primera edición en esta colección: octubre de 2002. da capitalista 23
© de esta edición: Ediciones Península s.a.,
Peu de la Creu 4, 08oo1-Barcelona.
E-MAIL: correu@grup62.com 1. Inglaterra y las contribuciones violentas al gra-
INTERNET: http://www.peninsulaedi.com dualismo
l. Impulsos aristocráticos coadyuvantes a la
F otocompuesto en v: Igual s.l., Córcega 237,
bajos, 08036-Barcelona.
transición al capitalismo en el campo 25
Impreso en Domingraf, PoI. Ind. Can Magarola, 2. Aspectos agrarios de la Guerra Civil W
P. Autopista nave 2, 3. «Enclosures» y destrucción del campesinado 47
08100 Mollet del Valles 4. Gobierno aristocrático para el capitalismo
DEPÓSITO LEGAL: B. 38.000-2002.
triunfante
ISBN: 84-83°7-512-1.

11. Evolución y revolución en Francia 73


l. Contrastes con Inglaterra y causas que los
originaron 73
2. La respuesta nobiliaria a la agricultura co-
mercial 80
3. Las relaciones de clase bajo el absolutismo real 97
4. La ofensiva aristocrática yel colapso del ab-
solutismo 106

5. La relación de los campesinos con el radica-


lismo durante la Revoluciún 116

5
-
6. Los campesInOs contra la Revolución: la V. El fascismo asiático: el Japón 333
Vendée 1: Revolución desde 'arriba: respuesta de las
7· Consecuencias sociales del terror revolucio- clases dirigentes a las nuevas y a las viejas
nano
amenazas 333
8. Recapitulación 2. La ausencia de una revolución campesina 368
3. El orden de los Meiji: los nuevos terrate-
IIJ. La Guerra Civil Americana: la última revolu-
• ni entes yel capitalismo
ción capitalista
173 4. Consecuencias políticas: naturaleza del fas-
l. Plantación y fábrIca: ¿un conflicto inevita- cismo japonés 420
ble?
,!I73
2. Tres formas de crecimiento nor- VI. La democracia en Asia: la India y precio del
teamericano . cambio pacífico 45 1
3· Hacia una explicación de las causas de la lo Relevancia de la experiencia india
Guerra Civil
45 1
2°3 2. La India mogol: obstáculos a la democracia 455
4· El impulso revolucionario y su fracaso 21 5 3· La sociedad aldeana: obstáculos a la rebelión 473
5· El significado de la Guerra Civil 226 4· Cambios producidos por los británicos has-
ta 1857 488
5· Pax Britannica 1857-1947: ¿Un paraíso para
Segunda parte. Tres rutas bacia el mundo 1ll0denlO en el terrateniente?
Asia 5°4
237 6. El vínculo burgués con el campesinado a
Nota preliminar
través de la no violencia 526
239 7· Una nota sobre la extensión y el carácter
Iv. La decadencia de la Chinaünperial y los oríge-
de la violencia campesina' 53 8
8. La independencia yel precio delcambiopa-
nes de la variante comunista cífico
243 547
lo Las clases altas y el imperial 243
2. La «gentry» y el mundo del comercio
25 6 '
3· La no adopción de la agricultura comercial 262 Tercera parte. Inferencias y proyecciones teóricas 583
.4· del sistema imperial y auge de los
caCIques guerreros 266 VII. La ruta democrática hacia la sociedad moderna 585
5· El interludio del Kuomintang y su sentido 275 VIII. Revolución desde arriba y fascismo 615
6. Rebeliones, revolución y campesinos IX. Los campesinos y la revolución 643
294

6
7
Epílogo. Imágenes revolucionarias y reaccionarias 68 5
Apéndice
PRÓLOGO
Una nota sobre la estadística y sobre la historio-
grafía conservadora
721
Notas
74 1
Bibliografía

Este libro pretende explicar los diferentes papeles polí-


ticos desempeñados por las clases superiores terrate-
,nientes y el campesinado en la transformación de las
sociedades agrarias (definidas simplemente como sis-
temas donde una gran mayoría ,de la de
la tierra) en sociedades industriales moderna's. Algo
más específicamente, trata de descubrir la gama de con-
diciones históricas bajo las que uno de aquellos grupos
rurales o ambos a la vez se convirtieron en fuerzas im-
portantes para la emergencia de las versiones parla-
mentarias occidentales de la democracia y de las dic- ..

taduras de derecha y de izquierda, es decir;,: de .los


regímenes fascistas y comunistas. ,..tr'
Como ningún problema llega nunca a secas y sin
llover al estudioso de la sociedad humana, vale la pena
indicar muy brevemente las consideraciones implica-
.das en el que nos ocupa. Ya algún tiempo antes de ini-
ciar en serio esta obra hace más de diez años, me había
vueltO escéptico sobre la tesis de que el industrialismo
sería la causa principal de los regímenes totalitarios del
siglo xx, por el hecho muy obvio de que Rusia y la
China eran países eminentemente agrarios cuando los
8
9
comunistas se establecieron en ellos. Mucho antes aún siones asiáticas de fascismo, comunismo y democracia
me había convencido de que la comprensión teórica parlamentaria, en elJapón, la China y la India, donde
de. sistemas políticos requiere que se los problemas agrarios son aún agudos. Dado que la
anenda a las msutuciones y la historia de Asia. Por eso historia y la estructura' social de dichos países a menu-
me pareció a lo menos una estrategia prometedora in- do es bastante desconocida de los lectores occidentales
vestigar qué cor!"ientes políticas se dieron entre las cultos, cabe suponer que los críticos serán indulgentes
ses que vivían del campo, y dedicar tanta atención a las con un autor que escribe más sobre lo que menos co-
sociedades de Asia como a las occidentales. noce.
Para empezar (en la primera parte), el libro consi- Contra semejante selección de casos es posible ob-
dera el itinerario democrático y capitalista hacia la jetar que su ámbito es demasiado amplio para que lo
Edad Moderna, y asimismo cómo se resolvió tal trans- cubra una sola persona y, a la vez, demasiado estrecho
formación en Inglaterra, Francia y los Estados Uni- para permitir generalizaciones bien fundadas. Acerca
dos. Mi intención original había sido completar esa: de la posibilidad de que la empresa sea demasiado am-
$obreAlemania. y, RusiJ • '. biciosa,:lo.únicoqueel autor, propiamente,.
con miras a ,mostrar có.molos.orígenes sociales del fa's- . cho ·.a .decir es ·que.ha habido muchos momentos ,en.
cismo y del comunismo en Europa diferían de los deJa' . que .él mismo lo hubiera reconocido de' buena gana ..
democracia parlamentaria. Tras algunas vacilaciones, . Las críticas del segundo tipo podrían señalar que ni n-
me.decidí a prescindir de esos dos capítulos, en parte guno de los Estados de extensión menor -Suiza, Es-
porque eUibro ya era bastante largo, en parte porque candinavia o los Países Bajos entre los.democráticos,
durante el curso,de.su·redacción se hicieron' asequibles'.' las áreas másreducidas.devictoria o contro1.comunis-
tratados excelentesa.losqueme hubierasido"imposí.:. . ta por otro lado, como:Cuba,lossatéJites deJa Europa
bleañadir nada en·cuanto··a.interpretación.de.la.histo_ . oriental, Vietnam del Norte, Corea del Norte-. reci-
ria social de ambos países. Por otro lado, no he dejado ben consideración "alguna. ¿Cómo es posible generali-
de aprovechar materiales sobre Alemania zar sobre el desarrollo de la democracia occidental o
y Rusia con fines de ilustración comparativa y en la ex- del comunismo excluyéndolos? La exclusióri oe los
posición teórica de la tercera parte. La bibliografía reú- Estados democráticos occidentales de segundo or-
ne las fuentes que han formado la base de mi concep- den, ¿no da un sesgo antirrural a todo el libro, desde el
ción de la historia social de Alemania y Rusia. No . principio hasta el fin? A esa objeción, creo que existe
referirse explícitamente a Alemania y Rusia tiene por una respuesta objetiva. Este 'estudio se concentra en
lo menos la ventaja compensatoria de permitir una ex- ciertos estadios importaptes dentro de un prolongado
posición más exte!lsa (en la segunda parte) de las ver- proceso social que se ha ido conformando en diversos

10 11
países. Como parte de tal proceso han ido imponién- amplio. Una dedicación demasiado devota a la teoría,
dose nuevos ajustes sociales, con o sin violencia, que por el contrario, entraña siempre el peligro que uno
han dado a ciertos países el liderazgo político en dis- ponga excesivo énfasis en hechos que encaJan en la
tintos momentos de la primera mitad del siglo xx. Lo teoría más allá de su importancia en la historia del país
que interesa aquí de modo central es la 'innovación que en cuestión. Por todas esas razones la interpretación
ha conducido al poderío político, y no la propagación de la transformación en distintos países ocupa la ma-
y la recepción de instituciones que han sido forjadas yor parte del libro.
acá y allá, salvo .donde han conducido a una En el esfuerzo por entender la historia de un país
significativa en la política mundial. El hecho específico, una perspectiva comparativa puede llevar al
los países de menor relieve dependan económica y po- planteamiento de cuestiones muy útiles y,.a veces, nue-
líticamente de los grandes y poderosos indica que las vas. Hay aún más ventajas. Las comparaclOnes pueden
. causas determinantes de su política se encuentran fue- servir para rechazar de plano explicaciones históricas
sus límites. Indica asimismo que sus aceptadas. Y una aproximación comparativa puede lle-
políticos no son en realidad comparables con los de los var a nuevas generalizaciones históricas. En la práctica
países más importantes. Por eso un estudio general so-,' todas esas características constituyen un procesá inte-
bre las precondiciones históricas de la democracia y' lectual único y hacen que un tal estudio sea más que
del autoritarismo que incluyera lo mismo pequeños una colección heterogénea de casos interesantes. Tras
que grandes países sería probablemente tan amplia observar, por ejemplo, que los campesinos indios han
como llena de lugares comunes abstractos. venido a sufrir de hecho durante los siglos XIX y xx
pesde ese punto de vista, el análisis de la transfor- tanto como los campesinos chinos sin engendrar un
masión de la sociedad agraria en países específicos movimiento revolucionario masivo, uno a re-
produce resultados tan valiosos, por lo menos, como considerar las explicaciones tradicionales sobréro que
amplias generalizaciones. Es importante, por ejemplo, ha tenido lugar en ambas sociedades y presta atención
saber cómo la solución de los problemas agrarios con- a los factores relacionados con alzamientos campesi-
tribuyó al establecimiento de la democracia parlamen- nos en otros países, con la esperanza de discernir cau-
taria en Inglaterra, mientras que el fracaso hasta hoy sas generales. O tras tener noticia de las desastrosas
en la solución de aquéllos, planteados de modo muy consecuencias para la democracia de la coalición entre
distinto, constituye una amenaza para la democracia élites agrarias e industriales en la Alemania del si.glo
enla India. Además, para un país cualquiera en parti- y principios del xx, el tan traído y llevado
cular, uno está obligado a encontrar líneas causales del hierro y del centeno, se pregunta por que un ma-
que no encajarían fácilmente en teorías de alcance más trimonio similar entre hierro y algodón no impidió en

12
los Unidos que se produjera la guerra civil; sus pasos las C9sas notables que ha visto. Eso es
y uno ha dado un paso cara a especificar lasconfigu- exactamente lo que .voy a intentar llevar a cabo ahora,
raCIOnes favorables y desfavorables al establecimiento o sea esbozar con trazos muy gruesos mis hallazgos
de la democracia occidental ·moderna. Es obvio, con principales con miras a dar al lector un mapa prelimi-
todo, que el análisis comparativo no representa riin- nar del terreno que vamos a explorar juntos.
gún sustitutivo para la investigación detallada de los En el conjunto de casos aquí examinados, se pue-
casos específicos. den distinguir tres grandes vías en el tránsito del mun-
Las generalizaciones bien fundadas se asemejan do preindustrial al moderno. La primera de ellas pasa
a una carta en gran escala de un extenso territorio, como por lo que me ha parecido apropiado denominar revo-
la que utilizaría un piloto de avión al atravesar un con-
tinente. Tales cartas tan esenciales para ciertos
.
,
luciones burguesas. Ese término, además de ser una
bandera roja para muchos eruditos a causa de sus con-
,fines como son necesarias las más detalladas para notaciones marxistas, presenta otras ambigüedades y ,
, Nadie que busque una orientación preliminar tes- desventajas. 'Sin embargo, por razones que se verán a
" ,pecto.a, detenninado,xerritorio _pretenderác;conocet la , '. -su' q\,lees 'una designación necesaria
" localización exacta de cada casa y cada sendero.' En ' para ciertos cambios violentos que tuvieron lugar en ,
. si se a pie -yen.la actualidad, el his- ,las sociedades inglesa, ,francesa y norteamericana en el
, toriadorcomparatista no hace otra cosa buena 'parte ",curso de su evolución hacia democracias industriales
" del tiempo-, lo primero que se conoce son losdeta- modernas, y que los historiadores asocian con la Re-
, ,Hes. Su sentido y su parentesco emergen tan sólo gra- volución 'Puritana (también llamada con frecuencia
dualmente.Puede haber largos períodos'en que el in- Guerra CivilInglesa),JaRevoluciónFrancesa y la Gue7
vestigador.sesienta perdido en una maleza de;hechos rra Civil Americana. Un rasgo clave de tales revolucio-,
,habitada, por especialistas: ocupados- en· salvajes dispu''';, ' , nes es el de¿arrollo de un grupo social con base econó-
tas si la maleza es un pinar o una jungla tropical. mica independiente que ataca los obstáculos que se
Es Improbable que salga de tales refriegas sin rasguños oponen a la versión democrática del capitalismo, obs-
y magulladuras. Y si cartografía el área que ha visitado, táculos heredados del pasado. Aunque gran parte del
puede muy bien suceder que uno cualquiera,de los na- . ímpetu procediera de las clases ciudadanas mercantiles
tivos le acuse de haber omitido casa , triste eventua-
- y artesanas, ello está lejos de explicarlo todo. Los alia-
lidad si el investigador ha encontrado allí, justamente, dos que encontró ese ímpetu burgués, los enemigos
buen sustento y refresco. Es probable que la protesta con que chocó, varían muchísimo de un caso a otro.
, sea aún más viva si el explorador, al fin del viaje, inten- Las clases altas rurales, principal punto de partida de
ta fijar en forma muy sumaria para quienes quizá sigan nuestras consideraciones, o bien fueron una parte im-
portante de la marea capitalista y democrática, como de democracia, fue el fascismo. La tercera vía es, por
en Inglaterra, o bien quedaron al margen en las con- supuesto, el comunismo, ejertrplificado en Rusia y en
vulsiones de la revolución o guerra civil. Lo mismo se China. Las magnas burocracias agrarias de esos países
puede decir de los campesinos. O bien la orientación sirvieron para inhibir los impuestos comerciales y lue-
primordial de sus esfuerzos políticos coincidió con goindustriales en mayor medida aún que en los casos
aquel empuje hacia el capitalismo y la democracia po- precedentes. Los resultados fueron biformes. En pri-
lítica, o bien, de lo contrario, fueron irrelevantes, ya mer lugar las clases urbanas fueron demasiado débiles
porque el avance capitalista destruyó la sociedad rural, para constituir siquiera un asociado advenedizo según
ya porque se inició en un nuevo país, tal como los Es- la forma de modernización adoptada por Alemania y el
tados Unidos, sin auténtico campesinado.
Japón, aunque hubo tentativas en tal sentido. Y al fal-
A través de grandes revoluciones y guerras civiles, tar los más mínimos pasos hacia la modernización, el
la primera y más temprana de lastres vías arriba dis- campesinado continuó siendo ingente. Ese estrato, su-
condujo a la combinación de capitalismo y jeto a nuevas sobrecargas y presiones al introducirse el
deIhocracia occidental. La segunda vía también fUe ca- mundo moderno, suministró la mayor afluencia de
pif.alista, pero culminó durante el siglo xx en el fascis- fuerza revolucionaria destructiva que echó abajb el an-
mo. Alemania y el]apón son los dos casos más obvios, tiguo orden e impulsó a aquellos países a la era moder-
si bien tan sólo el último se trata con detalle en este es- na bajo regímenes comunistas que hicieron de los cam-
tudio, por las razones ya comentadas. La calificaré de pesinos sus víctimas predilectas.
forma capitalista y reaccionaria. Representa un tipo de Finalmente, podemos ver en la India un cuarto
, ",'

rev,?lucíón desde arriba. En tales países el impulso modelo general que se caracteriza por el débil impulso
fue mucho más débil. Si llegó a cobrar cariz hacia la modernización. En aquel país, mo-
revolucionario, la revolución fue desbaratada. Más ;tar- mento, no se ha dado ni una revolución capitaB'sta des-
de sectores de la relativamente débil clase comercial e de arriba o desde abajo, ni una revolución campesina
industrial contaron con elementos disidentes de lás que haya conducido al comunismo. Asimismo el im-
más rancias y aún dominantes clases rectoras, recluta- pulso hacia la modernización ha sido muy débil. . Por
dos sobre todo en el campo, para imponer cambios otro lado, no han dejado de hacer acto de presencIa en
políticos y económicos indispensables para la cons- él algunos, por lo menos, de los requisitos históricos
trUcción de una sociedad industrial moderna, bajo los previos de la democracia occidental. cierto
auspicios de un régimen semi parlamentario. El de- po que posee un parlamentano que es conSI-
sarrollo industrial, bajo tales auspicios, fue quizá rápi- derablemente más que mera fachada. Justamente por-
do. Pero el resultado, tras un breve e inestable período que en la India el impulso hacia la modernización ha
sido más débil, su caso resulta algo aparte decualquie-
leónicas, existían de los elementos de una con-
ra ;de los esquemas teóricos que parece posible cons-
figuración reaccionaria ,como rasgos
truir para los restantes. A la vez sirve de saludable re-
minantes en Alemania: una coahcIOn entre las mas
futación a tales generalizaciones. Es útil, en especial,
rancias élites terratenientes y las comerciales e indus-
para tratar de entender las revoluciones campesinas,
triales en ascenso,' dirigida contra las clases bajas ciu-
por cuanto el grado de miseria rural en la India, don-
dadanas y rurales (pero capaz a veces, de atraerse, el
de no se ha dado revolución campesina alguna, es más
importante apoyo de éstas en detenmnadas
o menos igual al de la China, donde rebelión y revolu-
nes). De uno u otro modo, en tal combmacIOn
ción han sido decisivas lo mismo en los tiempos pre-
modernos que en los recientes. reaccionaria de elementos aparece en cada una de las
sociedades estudiadas, incluso en los Estados Unidos.
Para resumirlo con la mayor concisión nos
Igualmente el absolutismo real en ,muestra al-
mueve el propósito de comprender el papbl de las
gunos efectos sobre la vida comerclalldentIcos.a los ?e
clases altas rurales y de los campesinos en las revolu-
las grandes monarquías burocrá?cas de la zans-
ciones .que.condujeron_a la democracia ca- '
·'tar la,China-imperial.. ObservacIOnes tIpO acre-
pitalista, '. las revoluciones. burguesas, abortadas' que
cientan un tanto la.confianza, enJa pOSIbIlIdad de que
condujeron al fascismo, y las revoluciones campesinas
categorías fundadas empíricamente trasciendan los ca-
" que condujeron al comunismo. Las formas, como las
sos particulares.· .,
clases altas rurales y los campesinos reaccionaron al
. . Existe, sin embargo, una fuerte tensIOnentre las,
reto deJa agripultura comercial fueron factores decisi-
exigencias de explicar en debida, for,ma un caso
vos para que se dieran determin:ados.resultados polí-,
cular y la búsqueda.degenerahzaclOnes; en especIal,
ticos. Espero que en el curso de la exposición que va
porque es imposible saber a cierta'cuán impor- .
aseguirse.pondrá •. de "manifiesto la aplicabilidad:de
tante puede ser un problema que,uno,
aquellas etiquetas políticas, los elementos que tienen
ha terminado de examinarlos todos. Esa tensIOn es res-
o no en común aquellos movimientos en diversos paí-
ponsable de una cierta falta de simetría y de elegancia
ses y distintas .épocas. Hay un con todo, que
en la manera de presentar esta obra, que deploro, pero
merece ser puesto de relieve en seguida. Aunque en
que he sido incapaz de eliminar tras varias
cada caso destaque una configuración es
nes. De nuevo el paralelo con el explorador de tIerras
posible discernir configuraciones subordinadas que en
desconocidas puede no estar de más: no se le pide que
otro país constituyen los rasgos dominantes. Así en
construya un camino real llano y directo el
Inglaterra, durante la última parte de la Revolución
de viajeros que va a seguirle. De ser su gUla, se
Francesa y hasta después del final de las guerras napo-
derará que cumple adecuadamente con su comendo SI
r8
evita las pérdidas de tiempo en marchas atrás y errores de cabo a rabo y sacó a la luz algunas tesis implícitas
de su primera exploraCión, se abstiene cortésmente de que después he tratado de hacer explícitas. El concur-
conducir a sus compañeros por lo más intrincado deJa so que me ha prestado Elizabeth Ca rol Moore en to-
maleza y, mientras les va guiando con cautela hacia de- dos los estadios ha sido tan fundamental y tan variado
lante, les indica los pozos de lobo más peligrosos. Si un que sólo un autor y marido puede Ambos
torpe desliz le hace caer en una trampa, puede incluso nos hemos beneficiado a menudo, y en gran medida,
que algunos de los de la partida, lejos de regodearse de la inteligencia y la prudente inventiva de algunos de
a sus expensas, estén dispuestos a darle una mano para los que integran el personal de la Widener Library, en
ponerle otra vez en su camino. Es para un equipo así especial del señor Foster M. Palmer y de la señorita Y.
de compañeros en busca de la verdad que he escrito T. Feng.
este libro. Distintos colegas con especiales conocimientos
objetivos, gracias a sus observaciones sobre capítulos
particulares, me han salvado de necios errores y me
El de Investigación Rusa de Harvard me ha han hecho sugestiones valiosas. Su generosidad a1con-
favoi'ecido con una preciosa dádiva de tiempo. Por el fesarme que en esta obra han encontrado materia de
interés comprensivo que me han manifestado sin el me- reflexión e incitaciones a replantearse algunos puntos
nor vestigio de impaciencia, estoy especialmente agra- en sus respectivas especialidades ha constiulido para
decido a diversos funcionarios del Centro durante mí una recompensa de sumo valor. Por m.ls aclaracio-
cuyo ejercicio el libro ha sido escrito: los profesores nes que hiciera constar, enumerar aquí sus nombres les
Will}am :L. Langer, Merle F ainsod, Abram Bergson, identificaría en cierto modo con mis puntos de,vista
Marshal1 D. Shulman,'director asociado. Mis y conferiría a este libro una injustificada de
numérosos descuidos han obligado a la señorita Rose consenso erudito. Por eso he preferido darles las gra-
DiBenedetto a mecanografiar repetidas veces inconta- , cias privadamente. De aquellos no mencionados aquí
bles páginas del manuscrito siempre, con inalterado lo mismo que de los que sí lo han sido, he aprendido
buen humor. que la noción de una comunidad de eruditos es más que
A lo largo de toda la empresa, mi excelente amigo pura retórica.
el profesor Herbert Marcuse me ha sostenido con su
BARRINGTON MOORE, .IR.
am:ílgama única de cálido aliento y de crítica pene-
trante. Quizá cuando más me ha ayudado ha sido
cuando me ha creído menos. Otro buen amigo, el di-
funto profesor Otto Kirchheimer, leyó el manuscrito
21
20
'PRIMERA PARTE

ORíGENES REVOLUCIONARIOS
DE LA DEMOCRACIA CAPITALISTA
1

INGLATERRA Y LAS CONTRIBUCIONES


VIOLÉNTAS AL GRADUALISMO

l. IMPULSOS ARISTOCRÁTICOS COADYUVANTES


A LA TRANSICIÓN AL CAPITALISMO EN EL CAMPO

., Al acometer el estudio de la transición del mundo


preindustrial al moderno examinando la historia del
primer país que dio el salto, viene a la mente de modo
casi automático esta cuestión: ¿por qué el proceso de
industrialización en Inglaterra culminó en el estable-
dmiento de una sociedad relativamente libre? Que la
Inglaterra contemporánea lo es hace ya largo tiempo,
y quizás incluso considerablemente más liberal que
los Estados Unidos en las áreas cruciales de la libertad
de c;xpresión y la tolerancia de oposición política:'or-
ganizada, parece bastante claro. El componente aris-
'.'
tocrático en esa actitud magnánima de las clases do-
:,'

minantes es asimismo ostensible. Indicar todas las


razones importantes por las que vino a crearse tal si-
tuación sería una tarea que irá más allá de nuestras ne-
cesidades, aun siendo necesario contar con otras posi-
bles causas que las aquí investigadas a fin de mantener
una perspectiva apropiada. Este capítulo se centrará
en el papel particular y muy significativo que las cla-
ses rurales ejercieron en la transformación hacia el in- Civil inglesa del siglo XVII tenían sus orígenes en un
dustrialismo. complicado proceso de cambio que había
. el énfasis puesto en las vicisitudes de nobles varios siglos antes. Es imposible decir con exactItud
y campesinos -así como en las numerosas gradaciones cuándo empezó, como también lo es probar que debía
intermedias que son un rasgo de la sociedad revestir la forma de una guerra civil. Pero el carácter
inglesa- procede del plan general de este libro y de del proceso en sí mismo está razonablemente claro.
las cuestiones de que ha arrancado, otro' eje de la in- Una sociedad moderna y secularizada iba abriéndose
vestigación resulta del examen de 10 dado por eviden- paso poco a poco en su camino ascendente a través de
te. No es necesario leer mucha historia ingles.(ni ser la vigorosa y muy enmarañada exuberancia del
más escéptico que en el grado pre'scrito los textos feudal y eclesiástico. Más específicamente, desde el SI-
l

standard sobre el método para . glo XIV en adelante se manifiestan algunos signos que
que hay un elemento mítico en los lugares comunes indican la creciente importancia del comercio tanto en
sóbre la peculiar capacidad británica de resolver sus el campo como en las ciudades, la desarticulación del
diferencias políticas y.económicas:. mediante"procesos l " :.Jeudalismoyrsureemplazamiento ..por la relativamente
pacíficos,limpiosydemoc-ráticos. Tales ideas; más que ' . 'pálida versión inglesa. del-absolutismo. real;. ambos. fe-
un mito, son una verdad parcial. Limitarse a desacre- nómenos prosiguieron enel contexto ,de un qmfllcto,
ditarlas no pone en claro las cosas. Las convenciones religioso cada vez más áspero, en parte' reflejo y en
de los escritos históricos que inician la crónica de lain- parte causa de las ansiedades y amarguras que
dustrialización inglesa en algún punto después de, , riamente acompañan el declive deuha clase de CIVlh,,:,
1750 ayudan a perpetuar esa verdad parcial iluminan-'- zación yel ascenso de otra nueva.
do la pacífica historia doméstica, pacífica·en con- " Aunque la explotación de la lana se conociera ya en
los·' siglos XVIII yanx, y de-" . " ,Edad Media_
jando en la sombra la época de'la Revolución Puritana cuando el país se convirtió en la fuente más rica e im-
o G'Qerra Civil. 1 La mera observación de ese hecho portante de lana fina. 3 Las repercusiones del ?egocio
significa enfrentarse con la cuestión de cuál ha sido el lanero se dejaron sentir, no tan sólo en las cmdades,
nexo entre y reforma pacífica: ante todo en sino asimismo en el campo, posiblemente aún más en
las democracias modernas y, más generalmente, en la éste, y por supuesto en la política. los
tr:;lllsformación aquí y allá de las sociedades basadas en ingleses dela lana estaban en el Contmente,en partI-
¡. la agricultura, en sociedades basadas en las tecnologías cular en Italia y los Países Bajos, es al desarrollo de
industriales modernas. ciudades mercantiles en esos países donde debería
i· Las pugnas sociales que estallaron en la Guerra acudirse para encontrar los inicios del fuerte impulso
comercial que con el tiempo iba a regir la sociedad in- cuestiones políticas y religiosas tuvieron quizá por
glesa. Tal análisis n()s llevaría demasiado lejos; para consecuencia que se diera otro paso hacia la agricultu-
nuestros propósitos basta con admitir esa influencia ra comercial. Un historiador marxista ha sugerido que
decisiva como puro dato. Operaron también otros fac- es posible que la confiscación de los monasterios por
tores importantes. En 1348-1349, la Peste Negra segó Enrique VIII en 1536 Y 1539 ayudara a promover nue-
con profunda guadañáda la población de Inglaterra vos propietarios rurales con mentalidad comercial a
y redujo las disponibilidades en 'mano de obra. No expensas de la vieja aristocracia y de sus tradiciones
tn.:.ucho después estallaron dentro de la los centrífugas. 5 Parece más probable, sin embargo, que la
primeros retumbos de mal agüero de revuelta religio- significación capital del reinado de Enrique VIII con-
sa, seguidos en 1381 por una seria rebelión sistió en menoscabar uno de los pilares del antiguo or-
Más adelante habrá ocasión de examinar tales conmo-' den, la Iglesia, y en dar un ejemplo a ese respecto que
ciones entre las clases bajas y su significado. , sus sucesores tendrían que lamentar. Entraron en ac-
Por ahora atenderemos sobre todo a las clases al- ción movimientos más profundos que no necesitaban
Durante la última parte del siglo XIV y la mayor' ya que los alentara la corona, la cual se enfrentó c:ada
parte del siglo XV, se fueron operando cambiqs impor- " vez más con ellos como a una amenaza al orden esta-
tantes en su posición. La tierra y las relacibnes pose- blecido.
sionales basadas en ella cesaron en buena 'medida de Combinada con el esúmulo ininterrumpido del
ser el cemento que entrejuntaba señor y hombre. Pese negocio lanero, la paz tudoriana engendró un estímu-
a que otros aspectos del feudalismo, se mantenían vi- lo poderoso para el desarrollo de una actitud comer-
el rey llevaba ya tiempo intentando con éxito cial eincluso capitalista en el campo. Junto con'
encauzar dichos reajustes hacia sus propios fi- obras, el estudio no superado de R. H. Tawney
neS;" trabajándolos para reforzar su poder. Separado de la vida económica de Inglaterra antes de la
sus raíces eri el suelo, el feudalismo se había vuelto pa- vil muestra que hacía ya mucho tiempo que aquellas
rasítico: sacaba su fuerza de las maniobras de los mag- fuerzas habían desquiciado la estructura feudal:
nates poderosos y las contramaniobras del monarca. 4 En los turbulentos años del siglo xv la tierra tenía aún im-
. La Guerra de las Dos Rosas (1455-1485) fue para portancia militar y social aparte su valor económico; los se-
la aristocracia terrateniente, más que una catástrofe ñores salían a caballo a la cabeza de sus súbditos para' con-
na.tural, una catástrofe social, una sangría que la debi- vencer a un mal vecino con arcos y lanzas; y un gran número
litó severamente y permitió a la dinastía Tudor, que de llevadores era más importante que un alto rendimiento
surgió del conflicto, reasumir con mayor éxito el pro- pecuniario del suelo. La disciplina tudoriana, :u
ceso de consolidación del poder reál. Bajo Enrique VIII, prohibición de la liVC1) y el 11l0inteno71CC, sus JunslhcClo-
nes administrativas y su incansable burocracia, reprimió las Bajo la presión de las circunstancias, la noción me-
guerras privadas con mano dura, y, quitélndole los dientes al dieval que llevaba a juzgar los hechos económicos con-
feudalismo, hizo del manejo de dinero algo más importante forme a su contribución a la saluddel organismo social
que el manejo de hombres ... [Ese cambio ... J marca la transi- entró en barrena. Cesó de creerse que el problema
ción de la concepción medieval de la tierra como la base de
agrario consistía en hallar el mejor método posible de
funciones y obligaciones políticas.a la moderna, que la con-
mantener a las gentes en la tierra y empezó a conside-
'sidera como una inversión que reporta ingresos. La propie-
dad rural tiende, brevemente, a comercializarse. 6 rarse que era cuestión de dar con la mejor manera po-
sible de invertir capital en ella. Se empezó a tratar la
Paz monárquica y lana tuvieron que combinarse de un tierra, cada vez más, como algo que podía comprarse
modo específico para formar una de las fuerzas decisi- y venderse, sujeto a uso y abuso, en uría palabra como
vas que propulsarían a Inglaterra tanto haciad capita- propiedad privada capitalista moderna; También bajo
lismo como hacia una revolución que terminaría por el feudalismo había existido, por supuesto, propiedad
hacerlo democrático. En otros Estados, notablemen- privada en el campo. Pero, en todas las partes del
te Rusia y la China,,,gobiernos.. ,fuertes su . ,··.. mundo :.donde :desarrolló: la propie-
maridósobre.dilatados territorios .. En Inglaterra,.en '.' dad deja' Jlevado.siempre:aparejadas las
.. cambio, el hecho de que el éxito de los gobernantes cargas y trabas de una de obligaciones
fuera muy limitado contribuyó sobremanera al triunfo . " respecto' a otras. personas. El proceso por el que· esas
final de parlamentaria. Y, por otro lado, . obligaciones desaparecieron, y.quién salió ganando
.. entre negocio lanero como tal y democracia no hay . o perdiendo con el cambio,.implicó encrucijadaspolí-
una "conexión necesaria. En España, durante' el mismo' .ticas de suma<trascendencia en todos los países. que co-
período, el efecto de la cría de ganado lanar fue. más nocieron· el.feudalismo,'·En novedades
. bien .. 'einergieron"prontOi"ai la 'superficie;. Mucho: antes de'
y sus dueños se convirtieron en de los instrumentos Adam Smith, grupos dispersos de ingleses residentes
utilizados por el monarca centralizador en oposición a en el campo empezaron a considerar el interés privado
las tendencias locales y particularistas, y contribuye- y la libertad económica como la hase natural de la so-
ron' así al desarrollo de UJ1 absolutismo real asfixiante. 7 ciedad humana. 8 Ante el prejuicio muy extendido de
La clave de la sitUación inglesa es que la vida comer- que el individualismo económico surgió principal-
cial, lo mismo en la ciudad que en el campo, .durante .mente entre la burguesía, vale la pena notar que los
los siglos XVI y XVII se en gran parte, aunque propietarios rurales «cercadores», con anterioridad
no enteramente, en oposición con la corona, por rázo- a la Guerra Civil, proporcionaron ya a tales doctrinas
nes que se verán a su tiempo. subversivas un semillero por lo menos notable.

3° 31
Uno de los signos más reveladores del cambio de aquellas zonas no fuera grave. Del mismo modo se po-
perspectivas fue el boom en el mercado de tierr::ts que dría argüir, como nota Tawney, que la superpoblación
empezó alrededor de 1580 Y duró aproximadamente urbana no tiene en Inglaterra ninguna importancia
medio siglo. Las rentas 'anuales subieron a un tercio puesto que el área total del país dividida por la pobla-
del precio de venta de las fincas pocas décadas antes. 9 ción da un cociente de aproximadamente un acre
Semejante boom difícilmente se hubiera dado sin cam- y medio para cada ser humano. «La expulsión de un
bios estructurales de gran envergadura en la misma or- colono de cada una de cincuenta manors, y el desahu-
ganización de la agricultura, y puede interpretarse cio de cincuenta colonos de un solo manor, dan exacta-
como una consecuencia de tales cambios. mente los mismos resultados estadísticos» -y muy
Los más importantes de ellos fueron las ene/osures distintos resultados sociales. Al fin y al cabo, el desor-
(<<cercamientos»). Este término tiene diversidad de den político y social de aquellos tiempos hubo de tener
sentidos que se refieren a bastante una base real. «Los gobiernos no se arriesgan a ofen-
qye sucedieron todos por aquellos tiempos y cuya im- der a las clases poderosas por mero capricho, ni gran-
pqrtancia relativa no está enteramente clara. Durante des masas de hombres se amotinan por haber confi!n-
ef§iglo XVI el primordial fue el de «usurpaciones con- dido un labrantío con un pasturaje de ovejas». II .

sumadas por lords af manars o sus farmers de la tierra No cabe duda que una cantidad considerable de
sobre la que la población de aquéllos tenía derechos tierra anteriormente sujetas a normas consuetudina-
comunales o que consistía en labrantíos abiertos». lO rias que prescribían los métodos de cultivo se iban con-
Movidos por la perspectiva de las ganancias que ob- virtiendo en tierras de que los individuos podían dispo-
ya por la venta de lana ya por el arrenda- ner a discreción. Simultáneamente la
de sus tierras a los que se dedicaban a ello, con de la agriculrora significaba pasar del señor
aumento de las rentas, los señores encontraron una en el peor de los casos, era un tirano arbitrario, y, én'el'
gran variedad de métodos legales y semilegales para mejor, un padre despótico-- a un terrateniente más
privar a los campesinos de sus derechos de cultivo en próximo a un avisado hombre de negocios que explota-
los campos abiertos y asimismo de sus derechos a uti- ba las riquezas materiales del dominio pensando en el
lizar las tierras comunales para apacentar sus ganados, provecho y el rendimiento. u Tale.s hábitos, en :1 sigl?
recoger leña, y otros por el estilo. Aunque el área con- XVI, no eran por entero nuevos. NI estaban tan chfundl-
creta afectada por tales ene/asures parece que fue pe- dos como lo estarían tras la Guerra Civil y durante el
queña -menos de una vigésima parte del área total de siglo XVIII y principios del XIX. Ni quedaban limitados
los condados que más las sufrieron-, ese hecho, si a la aristocracia rural. También se habían propagado
realmente es un hecho, no significa que la situación en entre las capas superiores del campesinado.

32 33
Estas estaban constituidas por los yeomen, una cla- bastante de los que llevaron a cabo los señores dedica-
se cuyos ,límites fueron definiéndose poco a poco entre dos a la ganadería lanar. Fueron ante todo'una forma
la pequeña gemry arriba y los campesinos menos prós- de roturar baldíos, tierras comunales, y muy a menudo
peros abajo.13 Aunque no todos ellos, en modo alguno, campos de vecinos, incluso de señores que no velaban
fueran poseedores de tierras francas ni disfrUtaran de demasiado por defender sus derechos. Otras veces las
los derechos modernos de la propiedad privada de bie- ene/osures campesinas fueron coilVenios para consoli-
nes raíces,' empujaban apremiantemente, en esa direc- dar parcelas y abandonar el sistema de hazas en cam-
ción a la vez que se desembarazaban delasq:hligacio- pos abiertos. Dentro de los límites de su situación, los
nes feudales que aún subsistían. 14 Económic;:amente yeomen sentían también el ansia de superar las rutinas
eran «grupo pequeños agrícolas tradicionales y de experimentar nuevas técni-
y agresIvos, conscIentes de no cas que dieran mayor rendimiento. 18
sobrante para aventurarse a grandes riesgos, atentos Desde el punto de vista comparativo, los yeomen
a que con frecuencia el provecho cor:siste, tanto del siglo XVI equivalen un tanto a los kll/aks de la Rusia
en el. gastar, .enel:ahorrar,:pero"determinados .de,fines.deLsiglo. XIX' y: aun: de· después· de la Revolu-
ventaja. de toda oportunidad, cualquiera que fuere su . ción, si bien'vivían en un medio mucho más favorable
origen, para incrementar sus ganancias».1 5 Sus pose- a la empresa individual que sus homólogos rusos. Los
:'-
siones podían ir de veinticinco a doscientos acres en por regla general, son los héroes de la historia
zonas de labranza y hasta unos quinientos o seiscientos inglesa, mientras que los ku/aks son los villanos de la
en terrenos de pasto. Si bien los grandes ganaderos de rusa, lo mismo para los conservadores· que para los so-
ovejas podían, por supuesto, trabajar a costes por uni- . cialistas, contraste,muyreveJadorde las diferencias en- ,
dad.más bajos y vender:' su lana con,mayores,benefi1: tre.ambassociedades.y:sus respectivas trayectori'ls ha-
.' cíos" los'yeomen·e 'induso ,los"campesinos "menós 'prós.;;.:'" :. :,. cia el'mundo moderno.
peros se dedicaban asimismo ampliamente a la cría de Los que promovieron la ola del capitalismo agra-
16
ovejas. otra fundamental fuente de ingresos pára la rio, los principales beneficiarios de la victoria sobre el
yeomanry era el cultivo de cereales comerciales. Los antiguo orden, procedían de la yeomomy y aún más
próximos a Londres y a otras florecientes ciudades, así de la aristocracia rural. Las máximas víctimas del pro-
como los que tenían acceso al por agua, po- greso fueron, como de costumbre, los campesinos co-
seían sin duda enormes ventajas sobre los otros. 17 rrientes. Ello sucedió aSÍ, no porque los campesinos
Los yeomen fueron la principal fuerza impulsora de ingleses fueran particularmente tercos y conservado-
las ene/osures campesinas: Esos cercamientos, per- res, se apegaran a los hábitos precapitalistas y preindi-
seguían ganar tierras para la labranza, se diferenciaron vi dualistas por pura ignorancia y estupidez, por más

34 ,,-
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35
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que tal pareciera ser el caso para los contemporáneos. tra la marea capitalista invasora, de la que difícilmente
La persistencia de los viejos hábitos tuvo sin duda un estaban en condiciones de apr-ovecharse. 20
papel; pero ante ese hecho, como ante otros muchos A despecho de alguna que otra ayuda de la monar-
que irán ofreciéndose en el curso de este estudio , es quía, el dique empezó a desmoronarse. Por así decir,
preguntarse por qué los viejos hábitos per- las ovejas se comieron a los hombres. Los labriegos
SIStIeron. La razón es bastante fácil de advertir. Una de fueron ahuyentados de la tierra; lo mismo las hazas
las características del sistema agrícola de la Edad Me- aradas que las tierras comunales, convertidas en dehe-
dia en Inglaterra, como en otras muchas partes del sas. Un solo pastor podía encargarse de apacentar los
mundo, era que la tenencia de. cada campesino estaba rebaños sobre la tierra que antes había alimentado
formada por una serie de hazas estrechas desparrama- a muchos seres humanos. 21 Evaluar tales cambios con
das entre las de sus iguales en campos no cerrados o ,toda justeza es probablemente imposible, aunque no
abertales. Como el ganado pacía en esos campos tras la cabe duda que fueron sustanciales. Ahora bien, como
el tiempo de proceder a ella debía ser aproxi- el mismo Tawney pone sumo cuidado en subrayar, las
el mismo para todos los interesados, y las aguas que en el siglo XVI agrietaron el dique
"'." operaciones del ciclo agrícola debían estar más o"me- más que un chorro delgado en comparación"con el
o; nos coordinadas. Dentro de tales ajustes, había cierto torrente que lo destruiría tras la Guerra Civil.
,,;- margen para las variaciones individuales,19 pero sobre Así pues, en Inglaterra, los principales promotores
todo una imperiosa necesidad de organización coope- de lo que culminaría en una sociedad moderna y secu-
'_:, rativa que fácilmente podía petrificarse en costumbre larizada fueron ante todo, a la sazón, hombres de co-
,;:-: como la manera más fácil de resolver los problemas. mercio, tanto en el campo como en las ciudades. En
,{iNo cabe duda que reajustar el uso de las hazas cada - vivo contraste con lo que sucedió en Francia, aquéllos
d;jC;temporada, pese a que ello aconteciera alguna que otra empujaron hacia delante por sí mismos, y no eS'6udán-
vez, hubiera sido una empresa muy ardua. Es también dose en un patrocinio real paternalista. A veces, claro
obvio que los labriegos estaban interesados en seguir está, algunos cooperaron de buen grado con la corona,
disponiendo de las tierras comunales, que les propor- si había pingües beneficios que ganar con ello. Sin em-
cionaban pastos y leña suplementarios. Mas en gene- bargo, especialmente al avecinarse la Guerra Civil, los
ral, si se tiene en cuenta que los campesinos ingleses se ciudadanos acaudalados se volvieron contra los mono-
". habían ganado una posición relativamente envidiable polios reales, que sentían, si no como cadenas para la
amparándose en la costumbre de cada manor, no es ex- producción, por lo menos como barreras para sus am-
traño que consideraran el amparo de la costumbre y de biciones. 22 La corona, bajo Isabel y los dos primeros-
la tradición como el dique que podría defenderles con- Estuardo, realizó algunos esfuerzos para mitigar los

37
"
efectos de tales los campesinos y las caso y contribuyó a precipitar la Guerra Civil,un con-
clases más pobres de las ciudades. Grandes masas de flicto «entre derechos y autoridad real,
campesinos, desaposentados y. a la deriva, constituían concebida, e'n Último extremo, como basada en una
cada vez más una amenaza para el orden establecido, sanción religiosa. 26 Llegados a este punto, débería es-
hasta el punto de producirse revueltas intermitentes. 23 tar razonablemente claro de qué derechos individuales
Un historiador concienzudo califica la política real de se trataba y que no eran, :i buen seguro, los de las ma-
política de benevolencia espasmódica. Durante la Ti- sas campesinas; con todo aplastante mayoría de la po-
ranía de los Once Años, cuando Carlos 1 gober,nó sin blación de Inglaterra.
Parlamento por medio de Strafford'Y Laud, el afán de
benevolencia fue quizá más vigoroso. Tribunales rea-
les como la Star Chamber y la Court of Requests die- 2. ASPECTOS AGRARIOS DE LA GUERRA CIVIL
ron al campesino la única protección que obtuvd con- .
tra las enclosuns. 24 ' , A la luz de los antecedentes generales expuestos, pare-
Ala.vez, para imponerse, la corona noseolvidóde )/ ce que son ,escasos los motivos para poner. en duda la
llena: sus. multas. Coino quiera quefuere,:;' tesis de que elementos de mentalidad comercial entre
una ll!lposIclOn vIgorosa estaba fuera de su alcance. , las clases altas rurales, y en menor proporción entre los
A diferen:ia la monarquía francesa, la corona ingle- yeomen, fueron una de las principales fuerzas que se
sa.n? SIdo capaz de montar una maquinaI:ia ad- opusieron al rey ya las tentativas reales de preservar el
mInIstratIva y legal que, independiente y eficaz,' hicie- antiguo'orden, y por lo tanto causa importante, 'aun-
ra acatar su voluntad en el campo. Los que velaban por que no única, de,que estallara la. Guerra Civil. El de-
el orden'en el campo eran por lo general'miembros,de sarrollo del comercio ,en las.ciudades durante los siglos
sea 'aquellos; precisamente, contra quienes' XVl'Y XVlI 'proporcionó -al, campo:inglés.un mercado.,·'
Iba dIrIgIda la política protectora de la corona; La con- para los productos agrícolas, con lo cual se puso en
secuencia capital de ésta era, entonces, enemistarse marcha en el propio campo un proceso que conduciría
con los que propugnaban él derecho de cada cual a ha- a la agricultura comercial y capitalista. La intrusión de
cer lo que quisiera de su propiedad. La política real fa- influencias comerciales creó una nueva situación cada
vorecía que los elementos ciudadanos y rurales de vez más extendida a la que los diferentes grupos dmtro
mentalidad comercial, unidos ya por otros muchos de cada una de las clases agrarias, ninguna de las cuales
vínculos, se aglutinaran en una oposición coherente se distinguía con rasgos muy acusados de las otras o de
25
la corona. En el sector agrario, la poIítjca las urbanas, se adaptaron en distintas formas y con
agrarIa de la casa Estuardo constituyó un rotundo fra- grados de éxito diversos. Los aristócratas titulados,

39
con costosos hábitos de pompa y relacionados con la el ímpetu de ésta brotó ante de abajo de la
corte, fueron en general los menos capaces de cambiar, 30
escala socia1. Por el impacto del comercIO yoe algu-
si bien algunos se adaptaron. 27 El cuerpo rural cuyos - industria, la sociedad inglesa estaba, pues, transfor-
miembros más se adaptaron con pleno mándose de arriba abajo-dejando bolsas de desconten-
éxito fue el grupo amplio y algo difuso situado bajo los to radical producidas por las mismas fuerzas que por
pares y sobre los yeomen, en otras palabras, la gentry. algún tiempo ocuparían el primer plano .. C?mo vere-
Pero su éxito no se deqió por entero a las meras activi- mos, secuencias similares de desenvolvimIentos son
dades agrícolas. La gentry, de miras progresivas, tenía también características, a grandes rasgos, de las otras
toda suerte de conexiones personales y de negocios grandes revoluciones modernas, la francesa, la
con las capas superiores ciudadanas o burguesía, en el y la china. En ese proceso general, cuando el anugu.o
sentido más riguroso del término. 28 De la gentry como orden se desintegra, sectores sociales afectados
clase procedieron, pues, los representantes más desta- vamente por tendencias económicas de larga
cados de aquella tendencia histórica decisiva que mo- sacan la cabeza y realizan buena parte de la vIOlenta
dificaría la estructura de la sociedad rural de Ingla- «faena sucia» de destruir el anden régime, despejando
terra. En cuanto al contraste de tipos de economía, el camino para instituciones de nuevo cuño.:"
estructura social, y actitudes correspondientes, entre En Inglaterra la más notable «faena sucia» de tal
la gentry y la aristocracia rural, se dio «una pugna en- tipo fue el acto simbólico de decapitar a Carlos 1. La
tre economías de diferentes tipos, que se correspon- exigencia de juzgar al rey salió en primer lugar del .. .

dían más estrechamente con peculiaridades regionales ejército. Las influencias populares eran en él bastante
_,' que con divisiones sociales. Hubo bastantes miembros intensas. Procedían de estratos inferiores a
de la gentry que se estancaron o fueron cuesta abajo. muy probablemente de menestrales urbanos
Sería fácil encontrar terratenientes nobles que anda- goS.3 1 Por la época de la ejecución, Cromwell )fSllS ofi-
ron con el tiempo, y sacaron el mejor partido de sus ciales habían logrado ya refrenarlas. En cuanto a la
propiedades».29 Los de la gentry que «se es- ejecución misma, tuvo que ser impuesta el Parla-
tancaron» fueron, claro está, los relativamente poco mento prácticamente a punta de espada. Asl y todo, un
emprendedores que no supieron manipular su situa- número respetable de sus miembros (cuarenta Y nue-
ción económica en el campo y carecían de útiles cone- ve) se negaron a juzgar al rey; los que firmaro Il ,
xiones urbanas de naturaleza comercial y oficial. Esos den de muerte sumaron cincuenta y nueve. Hay mdl-
«growlers and grumblers» (<<gruñones y rezongones») cios de preponderancia de la gentry menos acaudalada
proporcionarían parte del elemento radical en que se entre los regicidas, y de la más rica entre aquellos que
apoyaron Cromwell y la Revolución Puritana, aunque se negaron a juzgar al rey. La imbricación entre ambos
grupos, sin embargo, era considerable; un análisis so- social. A la larga, transformados éstos, más de acuerdo
ciológico mecánico no cernerá al justo los sentimien- con sus necesidades, volverían a darles la bienvenida.
tos políticos del momento. J2 Cabe suponer que la mo- En las 'tres otras grandes revoluciones mencionadas,
narquía constitucional hubiera podido advenir de otro así como en la Guerra Civil Norteamericana, se iba
modo. Pero la suerte de Carlos 1 fue una tremenda ad- a manifestar la misma actitud ambigua respecto a los
vertencia para el futuro. Ningún rey inglés posterior aspectos del antiguo orden que sostenían los derechos
trataría ya de reintroducir seriamente el absolutismo de propiedad. La de los dirigentes de la rebe-
real. La tentativa de Cromwell de establecer una dicta- lión, por el contrario, fue clara y sin rodeos. Se opu-
dura parece un mero intento de recomponer la situa- sieron a toda interferencia en los derechos de propie-
ción a posteriori y, de hecho, no puede compararse con dad de los señores rurales por parte del rey y de los
la fase seniidictatorial de la Revolución Francesa, eti. radicales de las capas bajas. En julio de 1641, el Long
que aún $e dio mucha destnicción del anden régime. Parliament abolió la Star Chamber, la más eficaz arma
ro.
Los campesinos y la plebe urbana, por. otro lado, que monárquica contra los señores rurales «cercadores»,
corrieron con la «faena sucia» en las demásrevolucio- a la vez que símbolo relevante del poder real arbitra-
nes, no se significaron durante la Guerra Civil Inglesa, :;<
rio. Las amenazas radicales desde dentro del ejército
salvo en ciertos breves actos simbólicos muy impor- de leve/lers y diggen fueron desviada·s por Cromwell
tantes. . :. y sus colaboradores con firmeza y habilidad. H
Innovadores y se hallabailunidos' Existen aún otros factores que explican que la Re-
por muchos vínculos, incluidos temores" comunes volución .Puritana no desembocara· en ningún· mo-
'.
frente a las capas. inferiores,. la «baja suerte»;" Tales. mento en una pugna" bien definida entre estratos su-
vínculos ayudan.a explicar por quéJas alineaciones' de . periorese inferiores. En el conflicto se 'combinaron
clase estuvieron lejos de ser claras en aquella revolp- "':.-
cuestiones eéonómicas, religiosas y constimcionales.
ción. Carlos 1 hizo como mejor pudo para cortejar a la No se dispone de suficientes datos para señalar con-
gentry, y consta que consiguió atraérsela en una escala cluyentemente hasta qué punto coincidieron: la base
,
muy amplia. 33 A despecho de la oposición de los Es- ,.
t·o,
social del puritanismo está por analizar. Pero los indi-
tuardo a las ene/osures; el apoyo de buena parte de la cios son de que, en diversos momentos? se produjeron
gentry rica a la causa real no puede sorprender dema- cristalizaciones de la opinión en torno a ellas. De ahí
siado. Difícilmente cabría esperar de gentes acomoda- que, al desplegarse los avatares dramáticos de la Revo-
das como eran aquéllas que tuvieran la conciencia laxa lución y encontrarse enfrentados los individuos con
cuando se trataba de dar un puntapié a dos de los má- acaecimientos que no podían controlar y cuyas im-
ximos puntales, rey e Iglesia:, que sostenían 'el orden plicaciones no podían prever -.en otras palabras, al

43
avanzar y retroceder el proceso de polarización revo- de la corona y de la Iglesia no parecen haber sido ca-
lucionaria-, muchos de ellos, ya en encumbrada ya en paces de retenerlas tras la Restauración, aunque Thirsk
humilde posición, se sintieran terriblemente apurados no da estadísticas sobre este particular. 35
y sólo pudieran decidirse con enormes dificultades. Tales constataciones, sin embargo, no se aducen en
Lealtades personales podían arrastrarles en dirección apoyo de la tesis de la Revolución Puritana no fue
opuesta a principios que sólo seguían a medias, y vice- en absoluto una revolución. Sus consecuencias revolu-
versa. cionarias fueron profundas y duraderas en el área de la
En el plano económico, la Guerra Civil no legislación y de las relaciones sociales. Con la aboli-
jo un traspaso masivo de la propiedad niralde un gru- ción de la Star Chamber, los campesinos perdieron su
po o clase a otro. (A ese respecto, todo indica que se amparo capital contra el incremento de las enclOSll1"es.
entendido mal a Tawney.) Sus efectos sobre la pose':' Es cierto que bajo Cromwell, especialmente en la últi-
sión de tierras fueron aún menores, probablemente, ma fase. del mando de the mojor genera/s, se hicieron
que los de la Revolución Francesa, para la cual la irt- aún algunas tentativas para atajar sus efectos. Pero fue
vestigación moderna ha ratificado la tesis polémica de ya el último esfuerzo en ese sentido.·11í
Tocqueville de que el desarrollo de una clase de caIl).- caber dudas sobre las características sociales de;_aquella
.. pesinos propietarios, lejos de ser la consecuencia de la gent,-)' que sostuvo la revolución, muy claro quién
venta de haciendas de émigrés, precedió a la Revo- salió ganando con la victoria. «Con la Restauración el
lución. En Inglaterra, el bando parlamentario anduvo encloser arrolló todos los obstáculos», si bien los plenos
crónicamente corto de dinero y financió la guerra en efectos de ello tardarían algún tiempo en dejarse sen-
parte usufructuando la administración de los dominios tir. 37 Tronchando el poder del rey, la Guerra C·ivil ha- ," .

de los realistas, en parte conflscándolos directamente. bía removido la principal barrera contra el rural
Agentes realistas se las arreglaron para readquirir al- «cercador» y, simultáneamente,
gunos dominios, aun contribuyendo con ello al finan- terra para el gobierno de un «comité de señores rura-
ciamiento de sus enemigos. Los recuperados les», designación poco lisonjera, pero que cuadra bas-
después fueron muchos más. Un estudio de esas tran- tante bien al Parlamento del siglo XVIII.
sacciones en la Inglaterra sudoriental, cuyo autor cree Los críticos que califican la Guerra Civil de revo-
que puede tener aplicaciones más amplias, muestra que lución burguesa llevan razón cuando que
más de las tres cuartas partes de las haciendas vendi- el conflicto no vino a parar en la toma del podé'¡' polí-
das bajo la Commonwealth volvieron a sus propieta- tico por la burguesía ... Las clases altas nlrales, como
rios con la Restauración. Las otras habían sido ya re- veremos, retuvieron firmemente el control del aparato
cuperadas antes de 1660. Los adquiridores de tierras político no tan sólo durante el siglo XVIII, sino incluso

44 45
tras el bitt de reforma de 1832. No obstante, si se atien- las ciudades. Si bien el impulso originario hacia el ca-
de a las realidades de la vida social, semejante circuns- pitalismo es probable que hubiera nacido en las ciuda-
tancia resulta trivial. Influencias capitalistas habían des en tiempos remotos de 'la Édad Media, continuó
penetrado en' el campo, y lo habían transformado obrando después en el campo tan fuertemente como
a fondo, mucho antes de la Civil. La conexión en las ciúdades, de las que aquél recibía una corriente
entre señores rurales «cercadores» y burguesía llegó de aire perpetua que le comunicaba las llamas que de-
a ser t::m íntima, que a menudo se hace difícil determi- voraban el antiguo orden. Los principios del capitalis-
nar dónde empiezan los unos y acaban los otros en los mo y la democracia parlamentaria son diametralmente
círculos familiares tan'ramificados de entonces. El re- antitéticos a los que sustituyeron, superados en gran
sultado de aquel conflicto fue una abrumadora; si bien medida durante la Guerra Civil: autoridad de base di,..
incompleta, victoria para la democracia parlamentaria . vina' en política, y producción para satisfacer las nece-
y el capitalismo coligados. Como puntualiza un histo-:- ' sidades, más que para el provecho individual, en eco-
nomía. Sin el triunfo de aquellos principios en el siglo
riador moderno, «el orden aristocrático sobrevivió . ,
, XVII, es difícil imaginar cómo hubiera podido la 'socie-
pero transformado, pues el dinero, más que el naci- .
miento, fue ahora su base. Y el Parlamento mismo se dad inglesa modernizarse pacíficamente -.en la medi-
convirtió en un instrumento de capitalistas terratenien--- da que tal proceso fue de veras pacífico-:- durante. los
tes, whigs y y de sus conexiones y aliados, 'cuyos siglos XVIII y XIX.
intereses promovió ahora el Estado sin vacilar».3 8 ,

Para hacerse cargo deja magnitud de las


cuencias de la Guerra Civil, es necesario alejarse de los 3. «ENCLOSURES».Y DESTRUCCIÓN.
DEL' CAMPESINADO';
detalles,y U!1 atrás.",-
El principio fundamental de la sociedad capitalista es
que el uso sin restricciones de la propiedad privada La violencia revolucionaria puede contribuir tanto
para el enriquecimiento personal, a través del meca- como la reforma pacífica al establecimiento de una so-
y
nismodel mercado, produce riqueza prosperidad en
ciedad relativamente libre, y en Inglaterra fue, en efec-
to, el preludio de una transformación más pacífica.
constante aumento y en beneficio de toda la sociedad.
Pero no toda violencia con relieve histórico adopta la
En Inglaterra ese espíritu triunfó, a la larga, por méto-
dos «legales» y «pacíficos», los cuales, no obstante, forma de .una revolución. Puede darse también, y en
gran escala, dentro del marco de la legalidad, incluso
durante el siglo XVIII y principios del XIX, quizá llega-
ron a <;ausar en realidad más violencia y sufrimientos de una legalidad encaminada con derechura hacia la
que la misma Guerra Civil, tanto en el campo como en democracia constitucional occidental. Tal fue el caso

47
de las ene/osures que siguieron a la Guerra Civil y con- era más que un comité de señores rurales; los intereses
tinuaron produciéndose al principio de la era victo- comercíales urbanos tenían en él, como mínimo, algu-
nana. na representación indirecta a través del corro?1pido
Medio siglo atrás, muchos eruditos veían en los ..
sistema de representación municipa1. 40 La administra-
cercamientos del siglo XVIII el principal resorte de que ción local, con la que los campesinos estaban en con-
se valió una aristocracia rural casi todopoderosa para tacto directo, se hallaba más firmemente aún que antes
destruir al campesinado independiente de Inglaterra. 39 en manos de la gentry y de la aristocracia titulada.
La erudición posterior, lenta y pacientemente, ha' ido A medida que avanzaba el siglo XVIII, la tramitación de
astillando esa tesis. Pocos historiadores profesionales, asuntos públicos en las parroquias, que en número de
excepto tal vez algunos marxistas, la aceptarían en la unas quince mil formaban las células del cuerpo polí-
actualidad. Es incuestionable que la antigua interpre- tico de Inglaterra, se llevó cada vez más a puertas ce-
tación peca de errónea en muchos y resulta rradas, hasta perder todo vestigio del carácter popular
dudosa en ciertos puntos cruciales de la argumenta- y democrático que pudiera haber tenido durante la
ción central. Con todo, los autores de antaño hacían Edad MediaY :;;:'
hincapié en un punto que a menudo desaparece en las Fue el Parlamento, por otra parte, quien ac'abó por
exposiciones más recientes: las ene/osures fueron el gol- controlar la de las ene/osures. Formalmen-
pe de gracia para la estructura entera de la sociedad te, los procedimientos por los que un señor rural hacía
campesina inglesa encarnada en la aldea tradicional. aceptar una ene/osure por, decreto del Parlamento eran
Como hemos visto, la sociedad campesina había ¡- .. públicos y democráticos. En la práctica, sin embargo,
sufrido agresiones mucho antes ya del estallido de la los grandes propietarios de haciendas domina.ban los
Guerra Civil. La guerra eliminó al rey como última procedimientos del principio al fin. Para que
protección que le quedaba al 'campesinado contra los mento aprobara una propuesta de ene/osure, se'fcFquería
despojos de las clases altas rurales. Si bien la burocra- ' el consentimiento de «tres cuartas partes a cuatro quin-
cia de los Tudor y los Estuardo no había sido muyefi- tas partes». Pero ¿qué consentimiento? La respuesta
caz, por lo menos había procurado contener la marea debe buscarse en los bienes, no en las personas. Los
de cuando en cuando. Tras la Restauración y la Glo- sufragios no se contaban, sino que se pesaban. Un gran
riosa Revolución de 1688, postreros retumbos del propietario podía hundir a una comunidad entera de
terremoto, Inglaterra se estabilizó en el siglo XVIII bajo pequeños propietarios y colonos. 41
el gobierno del Parlamento. Aunque el rey no fuera en La supremacía política y económica de los grandes
modo alguno un mero figurante, no intentó ya interfe- señores rurales durante el siglo XVIII era en parte el re-
rirse en la progresión de las enclosures. El Parlamento sultado de tendencias muy anteriores a la Guerra Ci-

49
vil, sobre todo la autoridad de notables locales y la au- edad de oro de las grandes haciendas nlrales. En par-
sencia de. un fuerte aparato que la refrena- tes sustanciales del país, se ensancharon éstas a costa,
ra, incluso bajo los Tudor y los Estuardo. Y los efectos algunas veces, de la pequeña gentry, y en espe,cial de los
de la propia Guerra Civil, en vivo contraste con los de campesinos. Nadie ha tomado aún la voz para la
la Revolución Francesa, habían sido robustecer en importancia fundamental de las encJosures o que mnu-
-gran manera la posición de las clases altas terratenien- mera bies campesinos perdieron sus derechos sobre los
tes. Ya ha habido ocasión de aducir algunos datos que terrenos· comunales de las aldeas al ser éstos absorbi-
indicaban que el cambio en la distribuéión de la pro- dos por los grandes señores rurales. Fue aquélla una
piedad de la tierra durante la Revolución Puritana ha- época de perfeccionamiento de las técnicas agrÍc?las:
bía sido relativamente pequeño Y Con sólo dos incremento del uso de fertilizantes, nuevos culuvos,
ciones, todas las grandes familias radicadas en 16.40 en , rotación de cultivos ... Los métodos no podían
los condados de Northamptonshire y Bedfoqishlre se aplicarse en los campos sujetos a las reglas de la explo-
hallaban todavía allí un siglo más tarde. 44 tación comunal; los gastos que exigían resultaban más
La aristocracia rural de Inglaterra,habiéndoseadap- penosos para el agricultor de escasos, ohasta'media-
tado temprano al mundo del comercio, hasta el punto nos, recursos. No cabe duda que el aumento en exten--
de llegar a tomar la delantera en la marcha hacia la sión de las granjas.se debió,' en gran parte, a los mayo..;
era, no fue arrastrada por las convulsiones res beneficios y menores costos de las unidades más
acompañaron el cambio. Aunque en el siglo XVIII su extensas Y
entrelazamiento con la burguesía fue menor que bajo Los contemporáneos fueron conscientes de. esas
Isabel y.los primeros Estuardo, la conexión entre una' ventajas, que les entusiasmaron- -. . quizás ·en demasía.
y otra clase continuó siendo estrecha. 45 Como.ha ob- Como su equivalente: en las ciudades, y dehecho'como ..
servado sir Lewis'Namier," las clases dirigentes inglesas' todos los revolucionarios modernos, el capitalista rural
del siglo XVIII no fueron «agrarias» como sus contem- . justificaba la miseria que causaba apelan?o a los
poráneas de Alemania; la ,civilización, que crearon no ficios .que procuraba a la sociedad, a la par con sus m-
fue ni urbana ni rural. No vivían ni en castillos fortifi- mensas ganancias personales. Sin tales ideas de bene-
cados, en manor houses, ni en palacios erigidos en las ficio para la sociedad y los sustanciales elementos de
ciudades (como en Italia), sino en casas solariegas ubi- verdad que contenían, sería imposible comprender la
48
cadas en sus dominios. 46 implacabilidad del movimiento cercador.
Existe amplio acuerdo entre los historiadores acer- Hasta aquí he hablado como si el capitalista rural
ca de que el período que va poco ,más o menos desde hubiera sido una sola persona. En realidad fueron dos:
1688 hasta el final de las guerras napoleónicas' fue la el gran propietario de tierras y el gran ¡01"/11.e1' arrenda-

50
tario. El primero era un aristócrata que no trabajaba y no el célebre puñado de «audaces señores rurales»,
con sus manos y que a menudo confiaba los detalles fueron los auténticos pioneros del desarrollo agrícola,
51
prácticos de la administración a un mayordomo, si a juicio de un historiador reciente.
bien por lo general lo vigilaba de cerca. Antes de exa- El espacio de tiempo en que tales cambios se pro-
minar los pliegos oficiales, Walpole leía los' informes dujeron con mayor rapidez y profundidad no está del
de su mayordomo. La contribución del gran señor ru- todo claro. Parece muy probable, sin embargo, que el
ral al desarrollo de la agricultura capitalista, en aquella movimiento de enclosure acumuló considerable fuerza
etapa, fue sobre todo legal y política; era él, por lo co- alrededor de 1760. Cobró quizá su máxima acelera-
mún, quien estatuía las ene/osures. Careciendo de sier- ción durante las guerras napoleónicas, para extinguir-
vos para trabajar la tierra, solían arrendarla a grandes se después de 1832, habiendo contribuido entre tanto
granjeros que la llevaran. Muchos de éstos utilizaban a cambiar el campo inglés más allá de todo cálculo. El
mano de obra asalariada. Bastante al principio aún del alza de precios de los alimentos y probablemente tam-
siglo XVIII, los propietarios de 'tierras estaban ya «bien bién las dificultades para obtener mano de obra pare-
enterados de lo que era una buena hacienda. Era la lle- cen haber sido los principales factores que y
vada por grandes granjeros que tuvieran doscientas o compelieron a los señores rurales a ensanchar sus po-
52
más acres, pagaran sus rentas regularmente y mantu- sesiones y a racionalizar la manera de cultivarlas.
vieran la posesión en buen estado. Los tres métodos Así pues, en partes sustanciales de Inglaterra, al ha-
más importantes de desarrollo en ese período fueron cerse más extenso el gran dominio y ser dirigido cada
todos ellos medios al servicio de tal finalidad -conso- vez más, .según principios comerciales, la comunidad
lidación de las haciendas, enclosure y reemplazamiento campesina medieval quedó, finalmente, destlllida. Es'"'
de los contratos de arrendamiento vitalicios por con- bastante probable, aunque no del todo que la ' <

tratos de duración limitada a años- y en la práctica ola de ene/osures parlamentarias durante el 'siglo XVIII .• :."
estuvieron relacionados unos con otros de muy di- y principios del XIX significó tan sólo dar sanción legal
.versas maneras».49 Los grandes farmers pagaban una a un proceso de erosión de la propiedad campesina que
53
contribución económica. Aunque los propietarios co- hacía ya algún tiempo que venía desarrollándose. Por
rrieran con las cargas de gravosos impuestos, -los la experiencia de otros países, sabemos que la intrusión
renteros se hallaban en una posición suficientemente del comercio en una comunidad en
sólida para imponerlo-, raras veces proporcionaban a marcha casi siempre una tendencia a la concentración
éstos capital de explotación. 50 Tampoco se esperaba de de la tierra en menor número de manos. Tal tendencia
ellos que lo hicieran. Con todo, los grandes renteros, había sido perceptible en Inglaterra al menos desde el
junto con los más ricos poseedores de tierras francas, siglo XVI. En el corazón de un área duramente golpea-

53
da por la ene/oSll1'e, e170 por ciento de las tierras de una, sembolsos de capital para cercar con setoy abrir zan-
aldea habían sido ya separadas de la economía campe- jas, lo cual hizo precaria su situación. 56 Aquellos cuyos
sina antes que el Parlamento decretara la ene/osure del derechos de propiedad eran tenues o inexistentes no
lugar. Hacia 1765' sólo tres familias de cada diez ocu- aparecen en la documentación histórica, precisamente
paban tierras en aquella área con creciente industria. porque carecían de derechos de propiedad que defen-
El resto eran braceros, calceteros, pequeños artesanos. der. «Esos trabajadores sin, o casi sin, tierras, junto
Setenta pequeños campesinos, de menos de un cente- con los pequeños llevadores que desaparecieron con la
nar, poseían menos de la quinta parte de todas las tie- consolidación (de las haciendas), representan las ver-
rras, mientras que una docena de familias selectas po- daderasvíctimas de la ene/asure y, si no se les tiene en la
seían tres quintas partes. 54 Una situación similar debió mente constantemente, pueden ser también las vícti-
de prevalecer en la mayoría de las zonas duramente su- 'mas del método estadístico».57 Dentro de esas capas
jetas a la ene/osure en la segunda mitad del siglo xdu. más bajas, antes de la ene/asure, había existido cierta va-
Si, para hacerse cargo del área afectada, .uno', mira' uh riedad.en la posición económica y legal. Las familias
mapa de Inglaterra sombreado de acuerdo con las' más pobres -los cottagers, porejemplo-' tenían una
áreas totales de los condados donde tuvo lugar ene/o- pequeña vivienda y el derecho de cultivar algunas pie-
sure de campos comunales, comprueba que estuvo su- zas de tierra y quizás, además, de criar una vaca, algu-
jeta a ella más de la mitad del país. Aproximadamente nas ocas, un cerdo ... Por lo general, hombres y bestias
la mitad, a su vez, de esta área, sobre todo en los Mid- se habían ganado una existencia en la que los derechos
lands pero con· una amplia lengua. que se extiende 1\a:.· sobre los terrenos comunales desempeñaban un papel
cía el Norte, sufrió el impacto',más fuerte, con propor:- importante. ciertamente,.para Jos .
, ciones de un tercio a una mitad", e induso.más, de las braceros ,"sin, tierras, que. tan, sólo' disfrutaban de ,uso "
áreas totales de los condados. 55' ' consuetudinario, y no legal, de los terrenos comuna-
Como acostumbra a suceder en los cataclismos so- les, la pérdida de tal derecho o privilegio significaba el
ciales de esa naturaleza, el destino de los que salieron' desastre. «La apropiación por los propietarios legales
perdiendo en la transformación es muy difícil de dis- de prácticamente la totalidad de los baldíos comunales
cernir. En el curso de los procedimientos de ene/osure, para usar de ellos en exclusiva significaba que la corti-
aquellos que tenían derechos de propiedad que defen- na que separaba al ejército creciente de braceros de la
der pudieron, por lo común, capear mejor el temporal . proletarización completa había sido arrancada. Era,
que que no los tenían. Con todo, muchos pe- sin duda, una leve y escuálida cortina ... peto existía,
queños propietarios debieron soportar gravosas costas "y privarlos de ella sin proporcionarles un sustitutivo
conexas a los procedimientos de el1e/oslwe, asÍcomo de- la exclusión de los braceros de los beneficios

54 55
.0,",

que sólo su intensificado laborar hacía posibles».s8 Las glo anterior esas mismas familias habían sido peque-
gentes humildes situadas en las bajuras de la colecti- ños granjeros que se bastaban a sí mismos o cottagers
no en exceso apurados, que podían obtener lo
vidad rural quedaron, pues, marginadas, y pasaron o
rio para vivir en una economía de campos libres. 6J Allí
bien a engrosar el nuevo ejército de braceros rurales,
donde el sistema de campos libres había funcionado
necesario por algún tiempo a fin de dotar a las ene/osu-
plenamente bien, como para suministrar en cantidad
res de setos, zanjas y caminos o para llev;r adelante las
suficiente ·10 que se necesitaba, había constituido la
nuevas prácticas agrícolas, que aún no era posible eje-
base de cierta igualdad económica aldeana. Había ser-
cutar con maquinaria que ahorrara mano de obra, o
vido también para reforzar la red de relaciones sociales
bien a unirse a los miserables obreros en ciudades
basada en la división del trabajo que había sido ;n rea-
opresoras. La erudición mod'hna tiende a creer que
lidad la sociedad de la aldea. Cuando, en el pasado, la
los desposeídos cottagers y braceros sin tierras prefe-
sociedad de la aldea había sido fuerte, los campesinos
rían de ordinario permanecer en el campo, y. que los
habían luchado vigorosamente, y con algún éxito, para
que se convertían en obreros industriales eran el «ex-
cedente no absorbido».s9 En general, sin embargo, sólo defender sus derechos. En el siglo XVIII, tras ekgolpe
los jóvenes, los solteros y los artesanos estaban dis-
de gracia de las ene/osures y las influencias comerciales
-.. ,
los pequeños granjeros dejaron de resistir, no se batie-
puestos a abandonar el suelo natal -y los nuevos pa- 62 .
ron ya. Parece, pues, bastante claro que, al desapare-
-- tronos industriales sólo querían individuos como ellos.
cer los terrenos comunales y empezar a imponerse en
Los hombres maduros con familia no eran tan adies-
el campo un nuevo sistema económico, la vieja,comu-
_ trables ni tan capaces de erradicarse del tejido de la
-. vida rural. Permaneciendo en el campo, podían re- nidad finalmente, cedió y pasó a
currir a su «último derecho» -el derecho al socorro
Echando una mirada retrospectiva al
de pobres. 60
de ene/osure en conjunto y teniendo en cuenta los re-
En una aldea del Leicesterhire, «como en millares
sultados de la investigación moderna, parece asimismo
de otras parroquias de los Middlands y el Sur», los cer:-
harto evidente que, junto con la expansión de la indus-
camientos de campos comunales, junto con la ruina
tria, los cercamientos fortalecieron en gran manera a
del estado llano ylas exigencias de una economía mo-
los propietarios rurales más poderosos y descalaq,raron
netaria, llevaron consigo un ininterrumpido aumento
al campesinado inglés, eliminándole como factor de la
de las contribuciones «de pobres», que, hacia 1832,
vida política británica. Desde el punto de vista de los
debían alcanzar a tener «casi la mitad de las familias de
procesos tratados aquí, es éste, por encima de todo, el
la aldea en cobranza regular del socorro de pobres y
punto decisivo. Además, al campesino «sobrante», le
muchas más cobrando socorro intermitente». En el si-

56 57
i:

daba lo mismo si el tirón de las ciudades o fábricas era justificar el presente por el pasado con un argumento
más o menos importante que el empujón que le ex- M: que es imposible comprobar. Todo lo que puede hacer
pulsaba de su mundo rural. A fin de cuentas, en uno' el historiador social es apuntar una conexión contin-
u otro caso, estaba atrapado entre alternativas que sig- gente entre cambios en la de la sociedad.
nificaban degradación y sufrimiento comparadas con
la'vida tradicional de la comunidad aldeana. Que la vio- I '. Puede que el legado más importante del pasado
violento fuera el haberse fortalecido el Parlamento a
lencia y la coerciÓn que produjeron tales resultados tu-
vieran lugar durante un largo' espacio de tiempo, y casi
por enter<? dentro del marco de la ley y el orde!l' que
i it,
expensas del rey. El hecho de que el Parlamento exis-
tiera significaba que se contaba con una institución

I
flexible que constituía, tanto una arena en la cual podía
contribuyeran a la larga a establecer la democracia so- integrarse a nuevos elementos sociales a medida que
bre una .base más firme, todo ello no debe \, planteaban sus exigencias; como un mecanismo insti-
la masiva violencia ejercida por las clases altas tucional para componer pacíficamente los conflictos
las bajas. l' de intereses entre los distintos grupos. Si bien el Par-
jI lamento, tras la Guerra Civil, había quedado ante todo

4. GOBIERNO ARISTOCRÁTICO PARA EL CAPITALISMO if como un instrumento de las clases altas rurales con
mentalidad comercial, no era tan sólo eso; como iba a
TRIUNFANTE fJ: mostrar la experiencia, podía llegar a ser mucho más.
,.
1
El haber desarrollado aquella clase una base económi-
, El siglo XIX, por el contrario, se caracterizó por la· ca que la había conducido a oponerse violentamente a
transformación pacífica; durante su transcurso, la de- la corona antes de la Guerra Civil tuvo mucho que ver
mocracia fue. estableciéndose, con ·fir- . t;I;:l con lavigorización.del Parlamento,'puntoqueseverá,
meza y ampliándose de precedente en precedente; An-
tes de examinar qué papel desempeña!on los cambios "-' ..
.
,

más claro cuando será posible comparar el curso de los


hechos en Inglaterra con otros casos en que ello no su-
agrar:ios en ese proceso, conviene hacer una breve 1;;,; cedió. El fuerte tono comercial en la vida de las clases
pausa y considerar cómo violencia de los siglos XVII i altas rurales, lo mismo de la gen!'r)' que de la nobleza ti-
Y -abierta y revolucionaria' en el primero, más í ¡so , rulada, llevó también aparejado que no existiera nin-
disimulada y legal, pero no por eso menos violenta, en guna falange demasiado.compacta de oposición aristo-
el segundo- habían preparado el camino para la tran- crática al progreso de la misma industria. A pesar de
sición pacífica del XIX. Romper la conexión entre am- que algunos de sus miembros expresaran a menudo
bos procesos sería falsificar la Historia. Afirmar que . sentimientos adversos, se puede afirmar con justicia
aquélla, de algún modo, fue necesaria e indispensable, que el sector más influyente de las clases altas rurales
}C'

59

I
actuó como una avanzada política del capitalismo co- ces radicales que denunciaban la necesidad de revisar
mercial e industrial. Así continuaban actuando, sólo la anticuada estructura social de Inglaterra, eh especial
que de nuevas maneras, durante el siglo XIX. su corrompido Parlamento. El cliché de que la políti-
La otra gran herencia era la destrucción del cam- ca del siglo XVIII fue un batallar de camarillas sin au-
pesinado. Por brutal y despiadado que parezca el con- ténticos puntos en disputa es simplemente falso. Exis-
cluirlo, hay razones de peso para que contri- tían las mismas tensiones entre nuevas y antiguas
buyó al cambio democrático pacíficO: en la misma formas de sociedad y de civilización que en el siglo XVII,
medida, quizá, que la pujanza del Implicó traspuestas a una nueva era, aunque quizá sea exagera-
que la modernización pudiera avanzar en Inglaterra do afirmar que, tras la pérdida de las colonias america-
sin el inmenso fondo de fuerzas conservadoras y reac- nas, Inglaterra estaba a dos dedos de la acción revolu-
cionarias que ha existido, en determinados momenros, cionaria. 64
en Alemania y el Japón, para no mencionar a la India. ' El estallido de la Revolución Francesa puso fin
También, por supuesto, que la posibilidad de revol'u; a toda esperanza de reforma. Más específicamente, tan
ciones campesinas a la manera de Rusia' y de la China pronto como la Revolución Francesa dejó atrás su fase
no entrara ya en el orden del día de la Historia. liberal, cuando la huida de Luis XVI a Varennes y su
A fines del siglo >"'VIlI y principios del XIX, la victoria nueva captura «arrancaron el velo de ilusiones» sobre
de la democracia parlamentaria no tenía, ciertamente, expectativas liberales y la Revolución empezó a entrar
nada de inevitable. Es improbable, en efecto, que la en una fase radical, los que simpatizaban con ella en
gran mayoría de los individuos tuvieran ni la noción Inglaterra se encontraron en una posición vez t,
"
., más vaga de qué 'podían significar tales palabras y de más embarazosa. Pin el Joven cortó toda
qué clase de sociedad se dibujaba en el horizonte. El sobre reforma. Inglaterra empezó a entrar en fase
comercio, durante el siglo XVIII, había hecho progre- de represión que se prolongó hasta después 'i(IF las
sos considerables. Se manifestaban ahora los primeros
, signos de conflicto entre los intereses rurales y los re-
guerras napoleónicas. Su característica fundamental
fue que las clases altas, tanto en las ciudades como en
,
.,
i

lativos al comercio. Elementos influyentes de éste tra- el campo, cerraron filas en torno de lemas patrióticos
taban de promover una política exterior agresiva en y conservadores contra la amenaza del radicalismo y la
pos de materias primas y mercados, mientras que gran tiranía franceses y contra la más remota de que sus,pri-
parte de la gently se resistía a pasar adelante por miedo vilegios peligraran. 95 Si la amenaza de revolución y
de contribuciones más elevadas, en una época en que dictadura militar no se hubiera desvanecido con la ba-
la contribución territorial era la máxima fuente de ren- talla de Waterloo, es sumamente improbable que In-
tas públicas. Entre tanto empezaban a hacerse oír vo- glaterra hubiera reanudado en el siglo XIX aquellos pa-

60 61
sos lentos y titubeantes hacia la reforma política y so- tiempo que se había racionalizado el orden político
cial que había interrumpido a del XVIII. Que exis- y creado un Estado moderno, Sólo con un mínimo de
tieran regímenes aceptables en Europa y no se cernie- ayuda de ese Estado, lograron, en su calidad de pri-

., mera burguesía plenamente capitalista, convertir gran


parte en área comercial propia. Pese a los
perjuicios que le ocasionaron transitoriamente las gue-
por qué la fase reaccionaria fue rras napoleónicas, el. capitalismo inqustrial inglés
y
relativamente breve por qué el movimiento hacia una . , consiguió extenderse, en general por medios pacíficos,
sociedad más libre rebrotó durante el siglo XIX, es ne- y así absorber los recursos foráneos y. a In-
cesario llevar la atención más de las clases tetrate- glaterra, durante el siglo en el del mundo.
nientes. Estas habían alcanzado el cenit de sU poder, 'fi.:"; Las otras tareas capi.talistas, como el acrecentamiento
económico y político a la vez, antes del cambio 'de si-: de la disciplina obrera, los líderes industriales ingleses
glo; su desenvolvimiento post.eriorcombinadefensa trf fueron también capaces de cabo por su pro-'
y concesiones, otorgadas tanto más fácilmente cuanto pia cuenta, sólo con un" mínimo de ayuda del Estado
el proceso de erosión, fue pausado y su base económica y: de la aristocracia rural. Se vieron obligados a ello,
quedó firme. Las habituales metáforas son por cuanto el represivo del Estado inglés era
aquí engañosas. Aunque los elementos urbanos relativamente débil a consecuencia de la Guerra Civil,
listas «subieron», las clases rurales superiores no «ca- con la prematura evolución de la monarquía que había

aquéllos habían alcanzado ya c;onsiderable fuerza gra::... ,


l traído, y de depender más de la armada que del ejérci':' ,
, too En contrapartida,' la ausencia de una monarquía' "
fuerte, apoyada, en:el ejército.yJacburocracia,. como en",
cias a· sus realizaciones económicas, las cuales, como , Prusia, hizo más fácil el desarrollo de la democracia
subrayan los historiadores de nuestros días, tenían de- parlamentaria.
trás una dilatada historia. Les había sido allanado el Mientras tanto la genNy terrateniente' y los 'ele-
camino dll:rante el liderazgo de las clases terratenien- mentos situados más arriba que ella en la escala social
, tes. Los capitalistas irigleses del siglo XIX no tuvieron tenían aún firmemente en sus manos las palancas del
que apelar a nada parecido a Prusia y sus Junker para poder político. Nutrían los gabinetes, monopolizaban
dar cima a la unidad nacional, romper las barreras in- la representación de las zonas rurales, y aun se senta-
ternas al comercio, establecer un sistema legal ,11" ' ban en el Parlamento como representantes de las ciu-
me,circulación monetaria moderna, y otros requisi- dades. A nivel, local, su influencia seguía siendo muy
tos previos para la industrialización. Hacía ya mucho grande. Como ha indicado un historiador de nuestros
rg>

I
:-";:-

i la ocasión para desencadenar un ataque contra la pren-


sa radical del momento. Pero los whigs, que ocuparon
el poder al principio y al final de dicho período, fueron
.
¡.'.·.·.•.•.:.,
• .
mucho más tolerantes. Lord John Russell, ministro del
tarios hereditarios de los grandes dominios». El nú- Interior, prohibió toda interferencia a los grandes
cleo de ese sistema no comprendía quizá más de mil mítines «cartistas» celebrados en otoño de 1838. Ex-
doscientas personas.
66
I cepto en determinadas fases relativamente breves, el
Por otro lado, no obstante, tales estratos rectores . gobierno whig prestó muy poca atención a los «cartis-
manejaban las palancas del poder dentro del contexto !f tas». Los papeles privados de Russell no contienen
de enérgicos desafíos de otras clases. Poner tan sólo de sino una referencia ocasional a su movimiento. La úni-
relieve su posición privilegiada en el aparato político . ca efusión de sangre se dio cuando veintidós «cartis-
formal, e incluso en el informal, daría una impresión ! .. tas» fueron muertos a tiros en un tumulto, episodio
engañosa de la potencia de la gentry y de la nobleza. 67 . que tuvo lugar, irónicamente, pocos días después. de
Aunque el bill de Reforma de 1832, que dio el voto a ,; que el fiscal de la corona de los whigs se enorgulleciera
los capitalistas industriales, decepcionó las esperanzas: de que se había suprimido el movimiento «sin derra-
, y demostró infundados los temores de, respectivamen-
te, los más ardientes abogados y los más acérrimos ad-'
¡',"

versarios de aquélla, su aprobación no deja de signifi- l,:¡,'


l' mar ni una sola gota de sangre».69
Al desarrollar el movimiento «cartista» intentos
armónicos de violencia, ponía a dura prueba los prin-
", car que la burguesía había enseñado los dientes. 68 Lo ' cipios liberales. El trato relativamente suave que le
,.¿: mismo se puede decir de la derogación de las Coro dispensaron las clases dirigentes puede imputarse a
Lows (<<leyes sobre cereales») en 1 846. Las clases altas tres factores. En primer lugar, a que entonces ex¡stía
rurales no sufrieron ningún desastre, pero conocieron una fuerte de opinión favorable a hacer algo '
los límites de su poder. para aliviar la miseria de las masas, a la vez que mar-
Tampoco ante la agitación «cartista», durante la cadamente adversa a recurrir a la fuerza. Esa corrien-
década 1838-1848, surgió una política de reacción te de opinión es atribuible, a su vez, a la experiencia
muy dura, intransigente. Cierto es que el gobierno histórica de Inglaterra, éuando, menos a partir de la
conservador, espoleado por la reina Victoria y el du- Revolución Puritana. Russell era un whig doctrinario
que de Wellington, recurrió a las tropas, abriq corres- consagrado al ideal de la libertad y ansioso de evitar
pondencia privada el) busca de información y enjuició todo atentado a la libre discusión de las cuestiones po-
a algunos de los adalides de la conspiración -que el líticas. 7° y, en tercer lugar, cabe que, al combinarse una
jurado trató con lenidad-, y asimismo que aprovechó legislación que tendía a mejorar la situación de los po-
bres con un giro favorable de la situación econoÍnica, .
el movimiento «cartista» perdiera gas antes de haber
i.: Una de las razones por que semejante escena pare:-
ce incongruente con la Inglaterra del siglo XIX es que,
llegado a constituir una amenaza realmente seria. '.', a diferencia de los ]unker, la gC11try y la nobleza de In-
La situación inglesa durante la primera mitad del
l
,ti:- glaterra no ,tenían gran necesidad de confiar en palan-
siglo XIX, y aun hasta bastante después, v1va- DI. cas políticas para apuntalar una posición económica
mente con la que se observa en Alemarua,- donde enltt tambaleante. Ni siquiera la abolición de las C0171 Laws
aquel mismo período de tiempo (y también.más tarde), , tuvo los efectos calamitosos pronosticados por algu-
una burguesía mucho más débil se apoyaba en la aris- 'nos. Si acaso, las condiciones de la agricultura después
tocracia rural para protegerse coÍltrQ el1 desconient,p
. ·
.llt.:
.",-
de 1850 fueron más bien mejores que antes. Los pre-
popular e imponer las medidas políticas y económicfls. cios seguían aumentando. La administración dejas ha-
necesarias para la modernización. En Illgtaterra los ib- !' ciendas se acercaba cada vez más a la de las empresas
tereses terratenientes se enzarzaron, hasta cieTto puri-, ¡".",.
capitalistas a medida que los encargados se ,esforzaban
to, en una contienda de popularidad con la burguesía I por sacar ventaja de los grandes progresos en técnicas
para ganarse el apoyo de las Después de 1840 la : agrícolas llevados a efecto en las décadas precedentes.
clase de lo,s propietarios rurales encontró en el soste- . S! Hubo ahí, claro está, considerables diferencias. En los
nimiento de·las leyes sobre las fábricas una forma ade-, ·tl sectores cimeros, confiar gran parte de'la responsabili-
cuada de responder a los ataques de dad a un agente fue una costumbre bastante extendida.
contra las Com Laws, aunque convendría.notar que •. De esa manera el propietario ganaba tiempo. libre para
hubo clarividentes partidarios ,de reducirla jornada la-·' P2 .' el deporte, la cultura y la política, al paso que el come- .
boral entre l,os mismos industriales. 71 r:t•. , tido del agente adquiría muchas de las cualidades de
Así pues, .el tema de la :
una: profesión'}iberal., El gran señorrural,con> todo,;:'
so de la democracia parlamentaria no constituyó sinoi' tomaba las decisiones principales o asumía la respon-
.una corriente rara y menor entre la aristocracia rural de sabilidad de ellas, y no dejaba para los agentes sino la
2
Inglaterra en el siglo XIX.1 No es posible encontrar en rutina. Para la gentry, la alternativa más b!en estaba en-
la historia inglesa el equivalente de aquellos conserva- tre una administración solícita por sí mismos o, por el
dores alemanes cuyos representantes parlamentarios se contrario, confiarla a abogados de las ciudades, que a
pusieron en pie para mostrar su encendido aplauso al menudo ignoraban las peculiaridades rurales y que se
desafio resonante de Herm von Oldenburg auf Janus- hacían ricos -así pensaban algunos de los miembros
chau: «El rey de Prusia y Káiser de Alemania debe estar de aquélla- a costa de la pobreza de los propietarios. 74
siempre en condiciones de decir a cualquier teniente: Partícipes del avance general de la era victoriana y da-
"¡T0D?-e diez hombres y fusile al Reichstag!"».73 das a adquirir de continuo caracteres burgueses y capi-

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talistas, las clases altas rurales de Inglaterra tenían mu- ciento de miembros relacionados con el mundo de los
chas menos razones que sus equivalentes continentales negocios, mientras que el 60 por ciento restante no es-
para oponerse al progreso del capitalismo y de la de- taban unidos a él por ningún vínculo. 77 El manejo de
mocraCIa. ' tales datos plantea espinosos problemas técnicos; por
En el siglo XIX, como ya antes, los límites entre I:i ejemplo, si las cifras totales estadísticas de cada país
nobleza acaudalada y la gentry, por un lado, y los sec- son realmente comparables. ¿Es apropiado poner uno
tores más elevados del mundo de los negocios y de las alIado de otro, el 40 por ciento del Parlamento inglés
profesiones liberales, por el otro, eran desdibujados relacionado con el mundo de los negocios y el 78 por
e inciertos. 75 En numerosos casos individuales, ciento de la Cámara de Diputados prusiana proceden-
muy difícil determinar si una persona pertenece a una del Bürgertum? Soy escéptico sobre el particular;
u otra de aquellas categorías. Esa dificultad, la deses- creo, por el contrario, que ni siquiera si pudiéramos
peración de todos aquellos que emprenden un análisis resolver los problemas técnicos habríamos avanzado
estadístico de la estructura de las clases en Inglaterra, demasiado. -',

constituye en sí misma uno de los datos más importan- Una medida cuantitativa, por sí misma, nos dice
tes sobre taí estructura. 76 bien poco acerca de la anatomía social y el funciona-
Cabe la posibilidad de que, cuantitativamente, la miento de las distintas partes de la sociedad. En la
ósmosis entre mundo de los negocios y aristocracia: ru- Prusia del siglo XIX, los miembros de la burguesía que
ral en el siglo XIX no fuera muy distinta en Inglaterra y se asociaron con la aristocracia abrazaron, por lo gene-
en Alemania. Hay incluso,algunas exploraciones esta- ral, los hábitos y las actitudes de esta última. La rela-
dísticas que indican, cosa bastante que ción entre ambas clases en Inglaterra tuvo un signo
fue más intensa en Prusia. Un investigador afirma que casi opuesto. Por lo tanto, aunque de
ha logrado averiguar que, en una dilatada serie de años una medida técnica perfecta que diera una lectura nu-
antes de 1918, la Cámara de Diputados prusiana in- mérica idéntica de la cantidad total de fusión en Ingla-
cluía entre sus miembros algo más de un 78 por cien-" terra y Prusia, caeríámos en un error catastrófico si di-
to, por término medio, procedentes de la burguesía jéramos que los dos países se comportaron de modo
(Bürgertum) y la nobleza nueva. En la diplomacia y la parecido. Las estadísticas, cuando abstraen de la esen-
administración, por otro lado, auténticas claves del cia de la situación el todo del contexto estructu·ral en
poder en Alemania, las proporciones de elementos no - si".
que la ósmosis social tuvo lugar, tienden un lazo al lec-
nobles eran, respectivamente, de un 38 Y un 43 por ::...
tor incauto. Vale la pena recalcarlo porque las estadís-
ciento. Para Inglaterra, cierto estudio del Parlamento ticas están ahora de moda. Los hombres que detentan
durante los años 1841-1847 halla tan sólo un 40 por el poder no necesariamente lo ejercen en interés, tan

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sólo, de la clase de que proceden, sobre todo en las si:- . gocio, un programa de construcción naval. La coali-
tuaciones de transición. ción entre los intereses de losJullker, del campo y de la
También en Inglaterra se dio cierta tendencia a la industria en torno de un programa de imperialismo y
adopción de caracteres aristocráticos por la é/ite co- reacción tuvo, en conjunto, resultados desastrosos para
mercial e industrial. TodosJos análisis de la Inglaterra la democracia alemana. En la Inglaterra del siglo XIX,
. anterior a 1914, y según y como incluso más allá de tal amalgama, no se produjo. Los programas políticos
aquel hito, dan fuertemente la impresión de que el po- imperialistas tenían ya en Inglaterra mucha historia de-
seer acres de césped que allanar con el rodillo y una trás. Eran una alternativa, quizás incluso un apéndice
casa en el campo era indispensable para la p{eeminen- de los librecambistas, más que un fenómeno
cia política y social. Sin embargo, a social. completamente nuevo que surgiera del
mente de la década de 1870, los dominiosfl1;raleS lismo avanzado. 79 Ante los problemas agrícolas, los go-
ron, cada. vez más, de ser los fundamentos del poder biernos conservadores de 1874-1879 no tomaron sino
político para convertirse en meros símbolos de pree- tímidas medidas paliativas; los liberales, de 1880 en ade-
minencia social. ' ¡ lan,te, o dejaron que las cosas siguieran su curso o ata-
En parte porque el fin de la Guerra America-" ¡" caron activamente los interesesagrarios.·80 La norma
na y el empleo del buque de vapor habían empezado a, fue dejar que la agricultura se las apailara por sí misma,
hacer asequibles en Europa los cereales norteamerica- es decir, se suicidara de una manera decorosa conforta-
nos, sobrevino entonces una depresión agrícola que" da por algunas lágrimas retóricas. Difícilmente se la
pasó a erosionar seriamente la base económica de los hubiera abandonado asía su suerte sin la circunstancia
de que a la sazón hacía ya tiempo que los estratos supe-
estratos rurales. superiores. ¡H Más o menos lo' mismo
sucedió en Alemania,.y será .de.nuevo instructivo con-
·Ir/,·. · riores de Inglaterra no eran ya agrarios. El centro dela:
templar a Inglaterra sobre el fondo de aquélla. Allí los
1f JI.,

actividad económica ha bía pasado a la industria y al co-


JU1lker pudieron servirse del Estado en sus esfuerzos
para preservar su posición y, asimismo, para formar un
frente agrícola unido con los campesinos propietarios
IJ[ .,.:;-
mercio. Disraeli y sus sucesores demostraron que, con
alguna que otra reforma, se podIa mantener y sostener
una base popular para el conservadurismo dentro de un
del resto de Alemania. En ningún momento atravesó ": .. contexto democrático. Iban a sobrevenir aún conflic-
,
Alemania por una experiencia comparable a la aboli- tos, como cuando Lloyd George cargó la mano sobre la
. ción de las C0172 Laws. En vez de ello, los sectores prin- nobleza terrateniente en su presupuesto de 1909 y ello
cipales de la industria forjaron el matrimonio del provocó una crisis constitucional. Pero por entonces,
hierro y el centeno (plenamente consumado por el aran- pese al furor de los sectores afectados, el problema
cel de 1902), del que sacaron, como su parte en el ne- agrario y la cuestión del poder de la aristocracia rural

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habían quedado en segundo término para ceder el paso
II
a nuevas cuestiones, en especial cómo incorporar el
obrero al consenso democrático.
EVOLUCIÓN Y REVOLUCIÓN EN FRANCIA
Si echamos una mirada retrospectiva al conjunto
del siglo XIX, ¿qué factores se destacan
bIes del progreso de Inglaterra hacia la democracIa?
Los herederos de un pasado violento han sido ya men-
cionados: un Parlamento relativamente fuerte e inde-
pendiente, influencia del comercio y la industria, co.n
su propia base económica, ningún problema campeSI-
l. CONTRASTES CON INGLATERRA Y CAUSAS
no serio. Otros factores son específicos del' siglQ XIX.
QUE LOS ORIGINARON
Gobernando dentro del contexto de un capitalismo in-
dustrial en rápido desarrollo, las clases rurales superio-
Entre los factores decisivos en el desarrollo la de-
res integraron a los nuevos elementos en sus filas a la
mocracia en Inglaterra figuraron, como herri?s visto,
vez que competían con ellos en busca del apoyo popu-
la independencia de la gentry y la nobleza res-
lar -o, por lo menos, evitaron un descalabro con con-
pecto a la corona, su adopción de la agricultura co-
cesiones oportunas. Tal política era necesaria por no
mercial, en parte como respuesta al ascenso de una
existir un aparato de represión eficaz. Era, además,
clase mercantil y manufacturera con sólida base. eco-
posible, por cuanto la posición económica de las clases
nómica propia, y la desaparición del problemacampe-
dirigentes se desgastó lentamente y de una manera
sino. La sociedad francesa entró en el mundo"'moder-
que les permitió pasar de una base económica a otra .

no por un camino muy distinto. En vez de paso


con sólo un mínimo de dificultades. Por último, tales
a brazo partido hacia un alto grado de independencia,
orientaciones tan necesarias como posibles se materia':
la nobleza francesa, o más específicamente su sector
lizaron gracias a que líderes prestigiosos vieron y
cimero , se convirtió en una escolta
. decorativa del rey.
manipularon los problemas harto correctamente y a
Pese a la inversión de esa tendencia en la segunda mi-
tiempo. No hay ninguna necesidad de negar la signifi-
tad del siglo XVIII, la consecuencia final fue la destruc-
cación histórica de los hombres de Estado moderados
ción de la aristocracia. En vez de una clase alta rural
e inteligentes. Es preciso, sin embargo, atender a la si-
que recurriera a la agricultura comercial a la manera
tuación dentro de la que se movieron, una situación
inglesa, en la Francia de la monarquía borbónica en-
creada en gran medida por hombres que habían sido
contramos primordialmente una nobleza que vivía de
también inteligentes, pero muy poco moderados.
.10 que podía sacar de las obligaciones que gravitaban

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