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Relatos cortos Psi/Cambiantes

Nalini Singh

Relatos
Cortos
Psi - Cambiantes

Nalini Singh

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Relatos cortos Psi/Cambiantes
Nalini Singh
Resumen: ................................................................................................................ 5

Relatos cortos ......................................................................................................... 6


La Princesa caníbal................................................................................................. 7

Una Conversación. ............................................................................................... 14

Un regalo para el Kit............................................................................................ 18


Noche de cine ....................................................................................................... 24
Navidad en la cocina ........................................................................................... 28

Acechando a Hawke ............................................................................................ 40

Limpio y Sucio ...................................................................................................... 43


Panqueques ........................................................................................................... 48
Las más importantes visitas de Naya ................................................................ 52

Haciendo la cena .................................................................................................. 61

Domingo por la mañana ..................................................................................... 68

Escenas Eliminadas ............................................................................................. 76

Escenas eliminadas de Latido de Tentación ..................................................... 77


Latido de tentación: Escena 1 ............................................................................. 78

Latido de tentación: escena 2 ............................................................................. 82


La Ducha ............................................................................................................... 84
Srta. Leozandra..................................................................................................... 87
La Fiesta ................................................................................................................. 93

Escuela de lobos. .................................................................................................. 96

Escenas eliminadas de Besos de nieve .............................................................. 99

Besos de nieve escena 1: Brenna y Judd .......................................................... 101


Besos de nieve escena 2: Walker y Lara ............................................................... 103
Besos de nieve escena 3: Sienna emboscada por Drew................................. 107

Besos de nieve escena 4: Marlee habla con Walker ....................................... 110

Besos de nieve escena 5: Una conversación de Indigo y Sienna.................. 112


Besos de nieve escena 6: Sobre los empáticos. ............................................... 118
Besos de nieve escena 7: Judd y Alice ............................................................. 120

Escenas eliminadas de Tangle of Need .......................................................... 122

Tangle of Need escena 1: Las novedades de Mercy y Riley ......................... 123

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Tangle of Need escena 2: Hawke y Sienna ..................................................... 128

Escenas eliminadas de Corazón de Obsidiana. ............................................. 130


Corazón de Obsidiana escena 1: Escalando Árboles ..................................... 131

Corazón de Obsidiana escena 2: Entrega del premio. .................................. 134

Escenas eliminadas de Escudo de invierno .................................................... 137


Escudo de invierno escena 1: La risa .............................................................. 139
Escudo de invierno escena 2: La Tumbona. ................................................... 140

Escudo de invierno escena 3: Conversación de Ivy con Eben ..................... 142

Escudo de invierno escena 4: Kaleb y Sahara se reúnen con Lucas ........... 144
Escudo de invierno escena 5: Primera Conversación de Ivy con Sascha ... 148
Escudo de invierno escena 6: Un momento de paz ....................................... 152

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Resumen:

Los siguientes relatos cortos y escenas eliminadas, son los que se


encuentran disponibles en la página de la autora y son de lectura libre.

Algunos ya se ha traducido y se encuentran en el final de algunos libros,


otros -la mayoría- no, por eso los hemos traducido, para compartirlo con todos.

Los relatos cortos en su mayoría forman parte de una serie de viñetas de la


autora, centrados en un día cualquiera de los personajes de la serie, no
contienen casi ningún adelanto de los libros, ni aportan algo sustancia a la
trama central, pero si nos permiten conocer un poco más como le va a varias de
las parejas de esta historia.

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Relatos cortos

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La Princesa caníbal

Relato publicado en español dentro de la antología: La mirada del amor.


Traducción oficial: Nieves Calvino.

Comentario de la autora:

A veces , mientras estoy trabajando concentrada en otra cosa, empiezo a


preguntarme cómo les estará yendo a Sascha y Lucas de La noche del cazador.
Lo que entonces generalmente ocurre es que escribo una escena de su vida.
Puesto que estas escenas no llegan a conectarse en el sentido del inicio de una
historia completa - suelen ser fugaces destellos, como si los viera a través de
una ventana, (tal vez ocupen una página o algo más)-, generalmente no las
posteo. Pero esta escena en particular terminó siendo casi un cuento corto, así
que pensé que podrían disfrutar leyéndola.

-0-0-0-

—¡Sascha, cariño!

Sascha sintió que sus labios se movían nerviosamente al escuchar el


infantil grito.

—Todo es culpa tuya —le dijo a Lucas mientras él se esforzaba por


disimular su sonrisa sin conseguirlo.

—¿Qué puedo decir? —dijo abriendo los brazos—. El chico tiene buen
gusto, por no hablar de su excelente don con el lenguaje.

Haciendo caso omiso de su compañero mientras la seguía de la enorme


cocina de Tamsyn al salón, se dirigió al sofá donde estaban sentados Julián y
Roman, uno al lado del otro.

—¿Habéis llamado, altezas?

Los cachorros dejaron escapar unas risillas antes de separarse. Julián dio
una palmadita con la mano en el espacio que había quedado entre los hermanos
y Sascha se sentó en medio de ellos. Luego se acurrucaron contra a ella
inmediatamente, tan pequeños, tan cálidos y tan queridos. Cada vez que
abrazaba a aquellos dos tunantes se preguntaba qué les tenía reservado el
futuro a Lucas y a ella. Levantó la mirada y se encontró con la de Lucas

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mientras este se acomodaba en el borde de la mesita de café frente a ella. En sus
hermosos ojos verdes podía ver un tipo de promesa más ardiente.

El corazón le dio un vuelco. Imposible, le dijo su mente psi. Pero sabía que
sí era posible. La mayoría de los psi había olvidado la fuerza que poseían las
emociones. Podían hacer daño y podían proporcionar una dicha mayor que
todo cuanto jamás había imaginado posible.

Una manita le palmeó el brazo izquierdo. Roman, pensó, girándose para


depositar un beso en su cabeza. Era el más callado de los dos, pero juntos era un
auténtico terremoto sobre cuatro piernas… u ocho patas, si se encontraban en
su forma animal.

—¿Echáis de menos a mamá? —preguntó Sascha.

Roman asintió y Julián, al otro lado de ella, le preguntó:


—¿Vuelve esta noche? —Su voz sonaba inusitadamente lastimera.

—Sí, vuelve esta noche. —Tammy y Nate habían tenido que realizar un
viaje relámpago fuera del estado, dejando a sus cachorros al cuidado de Sascha
y de Lucas. Ella adoraba a los pequeños y no dejaba de sorprenderle que dicha
adoración pareciera mutua. Miró a uno y luego al otro—. Y pienso decirle lo
bien que os habéis portado.

Eso le granjeó una sonrisa de Julián y un besito en la mejilla de Roman.


Lucas los observó con ojos burlones. Sabía que su compañera era incapaz de
resistirse a los niños. Sascha le hizo una mueca.

—¿Un cuento, Sascha?

Sascha se quedó paralizada con la pregunta de Julián. Incluso después de


haber pasado meses con los DarkRiver seguía habiendo cosas que le
sorprendían.

—¿Queréis que os cuente un cuento?

Los cachorros asintieron y dos pares de brillantes ojitos la miraron


expectantes.

Totalmente perdida, le lanzó una mirada a Lucas. Ella no sabía contar


cuentos, pues se había pasado toda su infancia desterrando las emociones de su
alma.

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Nunca nadie le había contado una historia salvo para advertirle que
mantuviera las emociones bajo llave, donde no pudieran destruirla. Su madre le
había hablado en susurros sobre los rehabilitados, las aterradoras criaturas que
no eran más que vegetales andantes a los que les habían extraído la vida.

El recuerdo más poderoso de su niñez era el de estar en el Centro viendo a


los rehabilitados deambulando de un extremo a otro de la estancia, arrastrando
los pies, con el semblante carente de expresión y los ojos vacíos, en los que solo
podían verse retazos marchitos de humanidad.

Lo siniestro del recuerdo amenazó con hacer mella en Sascha, pero


entonces una oleada de amor se expandió por las sinuosas hebras del vínculo
que había en su interior, aquel lazo mágico que la unía a la pantera sentada
frente a ella en la mesita de café, con las largas piernas estiradas.

—Yo me sé un cuento—dijo Lucas captando la atención de los gemelos—.


Pero es de miedo.

—¿De verdad? —Julián se inclinó hacia delante presa de la emoción.


—Ya no somos bebés —agregó Roman.

Lucas hizo una mueca.

—No sé, no sé. A lo mejor vuestra mami se enfada.

—¡Por favor, tío Lucas!

—¡Por favor!

—¡Por favor, por favor!

—¡Por favor!

Lucas exhaló un suspiro con aire solemne y se inclinó un poco hacia


delante, apoyando los antebrazos en los muslos.

—De acuerdo, pero que conste que os he advertido. Si tenéis pesadillas, no


vengáis a quejaros.

Nadie que le viese en esos momentos, con aquella expresión indulgente en


el rostro y voz suave, podría haberle identificado como uno de los

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depredadores más peligrosos de la zona, una pantera que podía hacer pedazos
a los enemigos solo con sus manos.

Aunque Sascha sabía de sobra cómo era el alfa de los DarkRiver, en ese
instante estaba atendiendo las necesidades de dos de los miembros más jóvenes
del clan. Y las de ella. También estaba cuidando de ella, prestándole su apoyo
en silencio y haciéndole saber que estaba a su lado para ayudarla mientras se
adaptaba a su vida, a su nuevo mundo.

—Érase una vez una princesa… —comenzó Lucas

—¡Una princesa! —exclamó Julián indignado, seguido por el asentimiento


ceñudo de Roman.

Lucas profirió un gruñido con el que consiguió que los cachorros


guardaran silencio y se acurrucaran contra Sascha temblando por el susto. Ella
sabía que no era más que puro teatro, pero los abrazó de todas formas.

—Como iba diciendo, érase una vez una princesa que vivía en una torre
en medio de un bosque y tenía siete sirvientes.

—¿Siete? —se atrevió a susurrar Julián.

—Uno para cada día de la semana —repuso Lucas—. Veréis, cada día un
criado iba hasta el pueblo de al lado y…

—¿Y? —le apremió Roman esta vez.

—No sé si seguir. —Lucas frunció el ceño—. Esta es la parte que da más


miedo. ¿Seguro que no os asustaréis?

Los pequeños asintieron rápidamente.

Asintiendo a su vez, Lucas se arrimó un poco más y bajó la voz hasta que
no fue más que un susurro.

—Veréis, la princesa tenía unos dientes larguísimos y afilados como


cuchillas.

Roman ahogó un grito, pero no le interrumpió. Julián no se quedó tan


callado.

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—¿Cómo los lobos?

Lucas esbozó una sonrisa.


—Justo como los lobos.

Sascha le miró ceñuda. Se suponía que ahora los lobos eran sus aliados.
En los ojos del alfa centelleaba una risa impenitente mientras proseguía
con la historia.

—La princesa podía atravesarlo todo con esos afilados dientes lobunos:
carne y hueso, madera y metal, incluso… las puertas de las habitaciones de los
niños pequeños.

Mientras los cachorros se estremecían de nuevo, Lucas alzó la mirada y


pilló a Sascha con los ojos como platos. Parecía tan inocente como Julián y
Roman en esos momentos, una niña rindiéndose a la magia de un cuento por
primera vez. Una desgarradora oleada de ternura le invadió el corazón,
acompañada de una determinación férrea. Nadie volvería a hacerle daño, no
mientras él viviera.

—Bien, pues resulta que en el pueblo…, el pueblo al que los criados iban
todos los días —continuó, inventándose la historia a medida que la contaba—,
vivía un niño pequeño. Cada noche se iba a dormir después de cerrar todas las
ventanas y puertas de su casa.

—¿Por qué? —preguntó Sascha.

—Para que los criados de la princesa no le cogieran —dijo, como si eso


fuera algo obvio.

—Pero ¿por qué? —insistió su analítica compañera psi.

—Porque… —Hizo una pausa para darle más tensión y luego gruñó las
siguientes palabras—: a la princesa caníbal le gustaba comer niños pequeños
para cenar.

Sascha y los cachorros se abrazaron entre ellos. Lucas casi rompió a reír al
ver la expresión escandalizada en el rostro de ella. Con toda seguridad se
estaría preguntando qué demonios hacía contándoles un cuento tan sangriento
a dos leopardos tan pequeños. Su querida gatita no se había dado cuenta aún de
que los niños eran mucho más feroces que los adultos.

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—Su plato favorito era niño asado con salsa de miel y rodajas de piña.

—Lucas, quizá… —comenzó Sascha.

—Chist —le chistaron las vocecillas de los cachorros, que seguían


aferrados a su cintura—. Más, tío Lucas.

—Bueno, a veces le gustaba engordarlos bien, así que los metía en su


pequeña despensa especial y les daba de comer pastel, tarta y…
—¡… salchichas! —añadió Roman.

—Sí —convino Lucas asintiendo de forma solemne—. Y en esa despensa


llena de pasteles, tartas y salchichas fue donde metió al niño del pueblo. Le dijo
que comiera y comiera… para luego poder zampárselo él.

Mientras estaba allí sentado, contando un cuento deliciosamente siniestro


de cómo el niño derrotó a la princesa caníbal solo con su inteligencia, observó a
Sascha y sintió el amor que le profesaba a él y a los pequeños rodeándolos como
un sedoso manto. Ella no se daba cuenta de lo extraordinaria que era, de que
estar en un cuarto con ella hacía que todos se sintieran mejor con respecto a la
vida, la esperanza, a todo.

Y era suya.

La pantera que moraba en su interior se sentía complacida con esa idea.


Lucas sonrió, mostró los dientes y terminó el cuento agarrando a los gemelos y
a Sascha mientras profería un rugido feroz. Los tres gritaron y luego rompieron
a reír. Julián y Roman fingieron morder a su tío mientras que Sascha era un arco
iris dentro de la mente de Lucas. Frente a él, el rostro de su compañera se
deshacía en carcajadas cuando los cachorros se giraron, se miraron el uno al
otro y decidieron convertirla en su próxima víctima.

Tras diez minutos de pelear en broma, Sascha levantó las manos a modo
de rendición y, sin parar de reír, se declaró «comida».

*****

Esa noche, mientras estaban en la cama, Sascha se volvió hacia él


—Cuéntame un cuento, Lucas —le dijo—. Nada de caníbales.

Él suspiró y le acarició la espalda.


—Solo sé historias de caníbales —bromeó.

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—Por favor —insistió imitando a los gemelos—. ¡Por favor, por favor!

Lucas la besó, recordando lo reprimida que estaba cuando se conocieron.


Pero incluso entonces había sentido la pasión que habitaba en su interior.

—Si no quieres de caníbales, ¿puedo contarte uno sobre monos


desquiciados?

Sascha abrió los ojos como platos y asintió.

—Antes de empezar… ¿cuándo vas a contarme un cuento tú a mí?

Ella guardó silencio mientras pensaba.

—Tengo que investigar un poco más. —Posó la mano sobre su torso—.


Enséñame.

La pantera ronroneó dando su aprobación, aquella mujer era la compañera


perfecta, una mujer que no se rendía, por grande que fuera el obstáculo.

—¿Qué te parece si… —dijo Lucas mientras le deshacía la trenza—


contamos juntos este cuento?

Una sonrisa dulce, perezosa y perfecta iluminó los ojos de Sascha.

—Érase una vez una princesa que vivía con una pantera —susurró.

Dos días después, Lucas recibió una llamada de Tamsyn durante la cual le
pidió que le explicara por qué sus cachorros conocían el significado de la
palabra «caníbal».

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Una Conversación.

Relato corto
Traducción: Dark Wolf

Comentario de la autora:

Este relato transcurre algún tiempo después de La Luna del Leopardo.

-0-0-0-

Teijan tomó otro sorbo de cerveza y miró a Zane, la cálida arena contra sus
pies desnudos.
—Aneca está creciendo rápidamente.

El otro hombre se apoyó en las rocas y sacudió la cabeza.


—Parpadeo y ella es más grande. Casi tengo miedo de mirar hacia otro
lado.

—Nunca pensé que serías un padre cariñoso. — Su colega rata había sido
tan salvaje como eran los de su especie, animales apenas contenidos en la piel
humana. Hasta que encontró a su compañera—. Gracias a Dios por Rissa.

Zane chocó su botella con la de Teijan.


—Me hace querer ser el hombre que ella ve en mí.

—Estás teniendo éxito. — Zane había pasado de ser un problema a ser la


mano derecha de Teijan.

—Entonces, esta alianza con los gatos...

—Sí.

Los ojos de Zane brillaron en la noche.


—No era lo que esperábamos.

—No. — La verdad era, que, ninguna Rata había esperado sacar mucho de
la alianza con los DarkRiver.

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Teijan había hecho la promesa de buena fe, sabiendo que si no lo hacía, los
DarkRiver eliminaría a las ratas de la ciudad. Una ley dura, pero mantenía la
paz entre los cambiantes depredadores.

—Ellos cumplieron su palabra acerca de los túneles.

—Sí. — Una pausa—. La primera vez que he tenido un lugar, que es


verdaderamente nuestro.

Teijan lo entendía. A pesar de que habían estado en San Francisco tanto


como los gatos, ellos nunca habían tenido el poder para mantener a toda la
ciudad. Como tal, su residencia había sido precaria, todos eran conscientes de
que un depredador más grande podría venir y expulsarlos sin previo aviso.

—Un hogar permanente... suena lindo.

Sus ratas, de los cuales sólo cuatro eran en realidad cambiantes, habían
conocido sólo el caos y el desdén. Las ratas humanas habían descendido a los
túneles porque el mundo los trataba como basura arriba. Los había mantenido
juntos, los convirtió en una unidad, los mantuvo con vida. Pero nunca había
esperado que la alianza que había hecho para mantenerlos a salvo cambiaría
muchas cosas.

—¿Viste ese fax ayer?

—¿Desde cuándo tenemos una máquina de fax en las profundidades?

—Culo inteligente.

Un resoplido.
—Lo vi. ¿Ellos hablaban en serio?

—El dinero está en la cuenta.

—Ah.

Ambos se quedaron mirando las estrellas por un tiempo.

—Bueno, —dijo finalmente Zane—, si hablan en serio, va a ser suficiente


para enviar a algunos de los niños arriba, para tener la formación que
normalmente no seriamos capaces de pagar.

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—Más que suficiente. — Teijan ya había hecho cálculos—. Vamos a
guardar lo suficiente, en esta ocasión para ampliar la vivienda de los túneles.

—¿En esta ocasión? — Zane casi se atragantó—. ¿Qué?

—No leíste todo el fax, ¿verdad?

—Aneca quería jugar a la mancha.

Sonriendo ante la imagen del duro, salvaje Zane, pacientemente dejando


que su bebé lo atrapara, Teijan lo puso al tanto.

—El fax decía que pasarán un porcentaje de las ganancias de los negocios
que se produzcan debido a nuestra red de inteligencia. Mientras esos acuerdos
sigan generando ingresos, seguiremos recibiendo un porcentaje. Y si hay
nuevos negocios...

Zane dejó escapar un suspiro.


—DarkRiver maneja dinero en serio.

—Y hemos ayudado a hacer un poco de él. — El orgullo de Teijan de su


pueblo corría por sus venas—. Somos sus ojos y oídos en la tierra. Oímos hablar
de oportunidades antes que nadie. Es justo que compartan las ganancias.

—Pero apuesto a que nunca pensaste que lo harían.

Teijan negó con la cabeza.


—¿Honestamente? Nunca le dio a esa idea ningún pensamiento. Pensé
que si nos dejaban solos, entonces era un buen negocio. — Su pueblo ya había
sido herido -brutalmente- más que suficiente.

—Supongo que los gatos nos sorprendieron a todos. — Zane se recostó en


la roca, mirando a las estrellas—. Todos ellos caminan más erguidos ahora,
incluso los que más miedo tenían de ir arriba.

—Nos vemos a nosotros mismos como parte de algo más grande. — Había
salvado a tantos, pero para hacerlo, había tenido que ocultarlos, transformando
a las ratas en una sociedad cerrada. Ahora se abría, y el aire era dulce, hermoso,
lleno de esperanza—. No hay peligro en ello.

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—Si van a la guerra, nosotros también. — El tono de Zane era solemne—.
Quiero luchar por el derecho de mi bebé a vivir, el derecho de mi compañera a
sobrevivir.

—Eso fue siempre así, — dijo Teijan—. Pero ahora, los otros, los que no
tienen compañeros o niños, incluso ellos están listos.

—No se trata sólo de proteger nuestro hogar, — dijo Zane en voz baja—.
Se trata de proteger el lugar que estamos haciendo para nosotros mismos.

Teijan asintió. Sus ratas eran más que la escoria de la sociedad ahora. Ellos
se estaban convirtiendo en una de las redes de espionaje más bien informadas y
organizadas del país. Cualquier alfa estaría orgulloso de llamarlos suyos.

—¿Quién habría pensado que una manada de gatos mantendría su


palabra con un grupo de ratas? — Zane reflexionó.

Teijan sonrió.
—Supongo que no vamos a necesitar esas trampas para gatos después de
todo.

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Un regalo para el Kit

Relato corto
Traducción: Dark Wolf

Comentario de la autora:

Este relato corto transcurre después de lo narrado en Presa del Placer y


antes de Marcada a Fuego.

-0-0-0-

—¡Kit!

Kit puso una almohada sobre su cabeza.

—¡Kit!

—¿Qué?

Una ola de crepitante energía y luego la almohada estaba siendo


arrancada de la cabeza.

—Arriba, hermanito.

Él le gruñó a Rina.
—¿Tienes que ser madrugadora?

—¿Tienes que ser un dolor en el culo? — Se encaramó en su cama, se


inclinó para revolverle el pelo.

—Ya basta, soy un soldado ahora. — Pero él no se alejó.

Rina sonrió.
—Mi hermano pequeño, un soldado. Mi corazón está tan desasosegado.

—Voy a morderte... después de mi siesta. Vete.

En cambio, Rina se inclinó para darle un sonoro beso en la mejilla.

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—Nahaa, me amas demasiado. Ahora saca tu culo perezoso de la cama, —
le dijo mientras salía de la habitación.

—¿Por qué? No estoy de turno. — Y era lo suficientemente felino como


para disfrutar un descansando en la cama. Especialmente desde que eran sólo...
-logró moverse a sí mismo una fracción, se centró en la pared del reloj-, las siete
de la mañana del sábado.

—Tengo una sorpresa para ti, — le gritó desde la cocina.

La curiosidad se disparó. El leopardo de Kit no era tan curioso como


algunos, pero la palabra "sorpresa" definitivamente actuó como hierba gatera.
Como bien lo sabía Rina.

—¿Es una tropa de bailarinas desnudas?

—Puede ser. Y te estoy haciendo el desayuno, así que date prisa antes de
que se enfríe.

Sus cejas se levantaron. Rina era un culo-duro con el resto del mundo,
pero realmente lo trataba como su hermano bebé... siempre supo que ella
estaría ahí para él aunque tuviera que pasar por el mismo infierno. Pero a pesar
de ese vínculo, nunca le había mimado. Así que el desayuno era una cosa rara.
Bastante rara como para tenerlo seriamente intrigado.

Bien despierto ahora, se levantó, se duchó rápidamente, una vez vestido


con pantalones vaqueros y una camiseta blanca. Se pasó un peine por el pelo,
decidiendo que ya estaba pronto, salió en busca del olor de panqueques de
plátano con chispas de chocolate.

—¡Hum, vaya, — dijo, haciendo una línea recta hacia la bandeja que Rina
estaba poniendo sobre la mesa—. Lo que sea que haya hecho para hacerte feliz,
me comprometo a hacerlo de nuevo todas las semanas.

Ella sonrió, parecía una quinceañera con su largo pelo rubio atado en una
cola de caballo.

—Tú le dices a alguien que fui así de agradable, y pongo arañas en tu


cama.

—Ah.— Tragó el bocado que tenía—. No temo a las arañas.

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—Sí, sí, tipo duro. — Sentándose en un asiento frente a él, rápidamente
deglutió su propio desayuno—. ¿Terminaste?

Él asintió con la cabeza.


—Voy a limpiar ya que cocinaste.

—Deja todo por ahora.— Señalando con la cabeza hacia la puerta, se


levantó—. Vamos a ir a dar una vuelta, guapo.

Extrañado por su conducta, se ató los cordones de sus botas y la siguió.


Cuando fue a la puerta del lado del conductor, ella puso los ojos en blanco y se
metió en el asiento del pasajero. Odiaba que lo llevaran, y aunque Rina era
dominante, también, esta era una cosa - ella había aprendido- por la que no
valía la pena pelear.

—¿A dónde?

—Al Callejón Cascada.

Sonriendo ante la idea del bello pedazo de bosque al que habían


bautizado cuando niños, se instaló y tomó los controles manuales.

—Entonces, —dijo, mientras viajaban a través de la niebla de la mañana—,


¿cómo te va con el cachorro que está enamorado de ti?

Ella gimió.
—Cállate.

—Harían una linda pareja, sin embargo, probablemente tengas que


enseñarle algunos movimientos.

—Sigue así, listillo. — Su gato se escuchó fuerte y claro en su voz.

Riendo, él continuó manejando a través del hermoso valle de Yosemite, los


árboles suavizados por los susurros de la niebla.

—¿Sigues reportándote ante Dorian?

—Sí.

—¿Cómo lo llevas?— Sabía que había tenido problemas con Barker, -el
chico se había enamorado de ella, y Rina era demasiado fuerte como para

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aceptar las ordenes de un hombre que la había dejado tomar las riendas en otra
área de la vida-.

Ella hizo soltó un ronroneo de satisfacción.


—Él me rompe las bolas de forma regular.

—Eh, ¿Reen? Tú no tienes de esas.

—Según algunos, las tengo. Unas grandes de bronce. — Ella sonrió—.


Dorian está bien. Él sabe lo que hace. Si pudiera disparar como él...

—No tienes paciencia. — Una parte fría, analítica de su cerebro conocía las
fortalezas y debilidades de cada uno de los DarkRiver—. Pero tienes la
habilidad y la capacidad de ser una excepcional combatiente de primera línea .

—Eso es lo que dijo Dorian. — Le lanzó una mirada penetrante—. Estás


creciendo Kit-ten1.

Él gruñó.

Sonriendo, ella se recostó en su asiento.


—No habrías dicho algo así un año atrás.

—Hace un año, pensaba que era una mierda caliente. — Deteniéndose en


la zona de estacionamiento designada, salió y tomó el sendero familiar—. Me
encanta esto, estar aquí. —Su leopardo se estiró, feliz, juguetón—. ¿Quieres ir a
correr después?

—Sí.— Esta vez, su sonrisa evidenció un borde de tristeza.

Puso un brazo alrededor de ella.


—Oye, ¿qué pasa?

—Todavía no.

Caminaron en silencio hasta que llegaron al tronco caído que era su marca
personal. Desde ahí, podían ver a todo el valle, envuelto en la niebla y la
belleza.

—Cuando eras un retoño, — dijo Rina, sentada junto a él en el tronco—, y


yo tenía 12, papá me dijo algo.

1
Kit-ten: Es un juego de palabras con el nombre de Kit, y Kitten que significa gatito.

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—¿Sí?— El pecho de Kit se tensó al recordar la cara cubierta de barba de


su padre.

—Dijo que sabía que había una posibilidad de que él y la mamá no


estuvieran alrededor para verte transformarte en un adulto.

Kit asintió. En estos días, la mayoría de la gente vivía más de un siglo,


pero la madre de él y Rina, no sólo los habían tenido tarde en la vida, también
nació con una enfermedad genética que ni siquiera la ciencia del siglo XXI
podría curar. Kit la había tenido a ella hasta los 14. Su padre sólo vivió un par
de años más, el tiempo suficiente para que Rina cumpliera los 18, para que
Lucas le prometiera que a Kit y a Rina nunca les faltaría nada.

—Los extraño como el infierno, —dijo—. Ojalá papá estuviera aquí para
verme, ¿sabes? Estaría muy orgulloso de que soy un soldado. Y mamá, nos
habría mimado con locura, sin importarle la edad que tuviéramos.

Rina le tocó la mejilla.


—Ellos tenían fe absoluta en ti. —Metió la mano en el bolsillo, sacó un par
de placas de identificación de plata.

Se quedó mirando como ella las ponía en sus manos.

—Se suponía que te los daría cuando fueras un soldado.

La emoción se estrelló contra él, mientras leía la inscripción de la primera


placa.

"Estamos muy orgullosos de ti, hijo.


Mamá y papá."

La segunda placa se le volvió borrosa y tuvo que parpadear para tragar el


torrente de sentimientos para poder leer lo que decía. Esta tenía su nombre, su
rango de soldado DarkRiver, y en la parte posterior, los nombres de su mamá,
papá y Rina. Su mano se cerró alrededor.

Cuando Rina se levantó a caminar un poco lejos del tronco, supo que le
estaba dando privacidad, para llorar, para recordar, para apreciar el regalo.

—Gracias, — susurró a los cielos.

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Una suave ráfaga de hojas cayó sobre sus hombros como respuesta.
Sonriendo, se pasó las placas sobre su cabeza y se levantó para caminar con
Rina.

—Eres una buena hermana, Reen.

Ella le dio un codazo.


—Shh.

Riendo, él levantó una mano.


—No lo diré. Prometo. — Pero, pensó en privado, que el hombre que fuera
capaz de ganar su salvaje corazón, sería un maldito tipo con suerte.

—Vamos, a por esa carrera.

Kit vaciló.
—¿Podemos hacerlo en forma humana?

Los ojos de Rina fueron a las placas de identificación.


—Claro.

No podía usarlas siempre, eran demasiado preciadas para exponerlas a la


posibilidad de perderlas al cambiar, pero por hoy, podía... y sentiría el amor de
sus padres en cada tintineo que el metal haría al golpearse una contra la otra.

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Relatos cortos Psi/Cambiantes
Nalini Singh
Noche de cine

Relato corto
Traducción: Dark Wolf

Comentario de la autora:

Un vistazo a la vida Judd y de Brenna cuando tienen una noche para ellos,
no hay asuntos de la manada y no hay enemigos a la puerta. Esta historia
transcurre unos pocos meses después de Caricias de Hielo (no mucho antes de
Marcada a Fuego).

-0-0-0-

—¿Quieres ir a cenar?

Brenna ocultó una sonrisa ante la pregunta que sabía Judd había hecho,
sólo porque estaba tratando de ser un buen compañero. Odiaba comer en los
restaurantes. Independientemente del hecho de que era un maestro del disfraz
sutil, pasaba todo el tiempo tenso, en alerta de posibles amenazas.

—No, — dijo—, quedémonos y veamos una película. Tengo un par de


pizzas congeladas que puedo poner en el horno, y la ensalada no me tomará
mucho tiempo.

Su sonrisa fue lenta, tranquila, maravillosa.


—¿Qué película quieres ver?

La hacía doler el corazón el que él no le escondiera nada, a pesar de ser un


hombre entrenado para no confiar en nadie.

—Elige tú.

—A ti te gustan esos dramas románticos que te hacen llorar. — Las


últimas palabras salieron con un toque de desconcierto.

Sacando las pizzas y dejándolas en el mostrador, ella negó con la cabeza.


—No, quiero que elijas algo que te guste. — Una pequeña cosa, muchos
dirían que era algo intrascendente, pero esa gente no entendía que su
compañero había vivido su vida en las sombras, obligado a sumergir su
personalidad bajo una capa de hielo... hielo que se había derretido por ella,
24
Relatos cortos Psi/Cambiantes
Nalini Singh
pero no significaba que no hubiera dejado cicatrices. Diversión, todavía era un
concepto nuevo para Judd.

Ahora, sin decir una palabra, se dirigió al panel de comunicaciones y sacó


una lista de los últimos estrenos. Se veía tan serio, que quería arrojársele y darle
un beso. Lo que terminaría con ella desnuda muy rápidamente. Porque en esa
área, Judd definitivamente manejaba la idea de la diversión con maestría,
aunque todavía se negaba a divulgar sus fuentes de investigación.

—Esta. — Él marcó una opción en la gran pantalla del comunicador que él


había movido, por lo que colgaba de la pared en frente del sofá.

Caminando, se puso las manos en las caderas.


—¿En serio? ¿Quieres ver una película romántica sentimental, ambientada
en la época de las guerras territoriales?

—Sí.

—Mentiroso. — Simplemente eligió algo que él pensaba que ella iba a


disfrutar—. Tiene que ser tu elección.

—¿Cómo sabes que no me gustan las mismas películas que a ti?

Él estaba en modo obstinado. Conocía ese estado de ánimo. Si insistía en


que no era cierto, él de plano se iba a negar a cambiar de opinión... así eran las
cosas con Judd. Era sexy, fuerte, la amaba hasta que sentía el poder de ese amor
en cada célula de su cuerpo, pero el hombre tenía un núcleo de terquedad
inmutable.

—Cielo, ven aquí. — Ahuecando su rostro en sus manos, se encontró con


el chocolate amargo de su mirada, con las manchas de piezas de oro de luz
solar—. Quiero que disfrutes de esto.

Un ablandamiento en su expresión, su mano fue a instalarse en su cintura.


—Me gusta estar contigo.

—Lo sé. — La mujer y el lobo, las dos partes adoraban ser abrazadas por
él, también—. Supongo que quiero ver lo que te gusta. — Descubrir otra faceta
oculta del hermoso hombre, complejo, que era de ella.

Judd se detuvo.
—No sé lo que me gusta.

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Relatos cortos Psi/Cambiantes
Nalini Singh

—Eso está bien. — Deslizando sus manos por su pecho, le robó un


pequeño beso antes de irse a la pantalla e inspeccionar el submenú—. Estas son
consideradas películas de chicos. Como eres un chico, elije una que pienses que
se vea interesante.

Un brillo en sus ojos, se fue a la pantalla, repasando cuidadosamente a


través de las opciones.

—Ésta.

La imagen promocional era de un hombre en una selva tropical, con un


machete y una serpiente enroscada alrededor de su brazo como una especie de
brazalete viril.

Brenna se rió.
—Bien, entonces esa.

La película era terrible. Horrible. Todo lo que podía salir mal, lo hizo,
mala dirección, producción, ambientación, actuación, aunque a los actores no
les ayudaba las atroces líneas como:

"Tengo que succionar el veneno de la mordida en tu pecho, muñeca. Es tu única


posibilidad de supervivencia, por lo que sólo túmbate y deja que el experto se ponga
manos a la obra".

Ni siquiera las serpientes podían salvarla. Según Judd, -y ella no sabía


cómo lo sabía-, los reptiles que eran usados como los monstruos que daban
súper miedo, no eran en lo más mínimo venenosos. Tenía una punzada en el
costado para cuando la película terminó.

—Al menos tenía unos hermosos abdominales, — dijo ella, secándose las
lágrimas durante los créditos finales.

Una ligera elevación de las cejas del hombre tumbado en el sofá junto a
ella, un sofá que había sobrevivido de alguna manera su Tq. Ella conocía esa
mirada, también. Le decía: ¿Por qué estás admirando el cuerpo de otro hombre?

—Ah, venga, — bromeó—. ¿No me digas que no te diste cuenta del par de
tetas de su co-estrella? — Una compañera de reparto cuyo principal trabajo
había sido perder su indecente bikini, - el por qué llevaba un bikini en la

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Relatos cortos Psi/Cambiantes
Nalini Singh
Amazonia era un tema parte- y gritaba como una alma en pena—.
Especialmente cuando él tuvo que "salvarla" heroicamente chupándole las tetas.

—Lo que note fue que sus tetas nunca se movían, — dijo Judd en un tono
frío—. No hay excusa para ello, con los procedimientos cosméticos de bajo costo
disponibles en la actualidad.

Ella se atragantó con el vino que acababa de tomar. Su compañero, ojos


risueños, aunque sus labios estaban sólo ligeramente curvados, le dio unas
suaves palmaditas en la espalda hasta que pudo respirar de nuevo.

Señalándolo le dijo:
—Eso fue divertido, Judd Lauren. — Y algunas personas pensaban que no
tenía sentido del humor. ¡Ja!

Tomando el mando a distancia, él la acomodo a su lado para que pudieran


acurrucarse, y comenzó a pasar por el menú de nuevo.

—Ésta.

—Dios, — Brenna murmuró con una mueca de terror, al ver a la misma


persona que acababan de observar defenderse de "mortales" serpientes
mutantes, esta vez mostrando los dientes contra un -imposible- tigre dientes de
sable—. He creado un monstruo.

Judd la besó caliente y duro.


—Sabes que tú también lo quieres.

Ella descaradamente arqueó el cuello para otro beso.


—Sí, así es. — Agarrando el mando a distancia, empezó la película y se
instaló, con una mano sobre su corazón. No había otro lugar en el que preferiría
estar, y nadie más con quien preferiría estar.

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Relatos cortos Psi/Cambiantes
Nalini Singh
Navidad en la cocina

Relato corto
Traducción oficial: Nieves Calvino

Comentario de la autora:

La historia se sitúa un par de meses después de Ardiente recuerdo, y


explora el día a día de varios personajes de la serie Psi/Cambiantes que ya
conocemos, lejos de la política, la agitación y la tensión. Este es un relato de uno
de los momentos ocultos, un vistazo furtivo a sus largas vidas.

¡Espero que la disfruten!


-0-0-0-

Dorian era un arquitecto experimentado con un talento especial para los


ordenadores y con licencia para pilotar. Además, era un francotirador capaz de
disparar con fría precisión, tenía a un ex sicario psi como compañero de
entrenamiento y más de uno le había calificado de genio.

Sin embargo, ninguna de esas personas le había visto intentar ejercer de


fontanero.

—¡Mierda! —gritó por tercera vez cuando la tubería le goteó en la cara.

—Creo que esto cuenta como una palabrota —dijo su hijo acuclillado
frente al fregadero mientras, con una linterna, alumbraba el oscuro espacio de
debajo.

Después de secarse la cara y apartarse un mechón rubio de los ojos,


Dorian volvió a girar la llave inglesa.

—¿Vas a delatarme? —susurró.

—No, no. —Keenan meneó la cabeza y respondió en voz baja—: Los


hombres permanecen unidos.

El leopardo que habitaba en Dorian sonrió al chico que era suyo en todos
los aspectos salvo en el genético, y eso último le importaba muy poco a su gato.
Solo sabía que ese cachorro le pertenecía, y que debía protegerlo y criarlo.

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Relatos cortos Psi/Cambiantes
Nalini Singh
—Así es.

Apartó la llave inglesa, a la espera de otra fuga.

Nada.

—Rápido, huyamos antes de que decida gotear de nuevo. —Salió deprisa


del hueco, se puso en pie y, a pesar de lo que acababa de decir, comprobó una
vez más que todo funcionaba bien—. Magnífico trabajo, socio. —Pasó la mano
por la cabeza de Keenan y el negro y sedoso pelo de su hijo se deslizó entre sus
dedos—. Creo que nos merecemos unas galletas.

Enfrente del fregadero, Ashaya levantó la vista de la encimera en la que


estaba decorando las mencionadas galletas; su exuberante piel morena
resplandeció bajo la luz de la mañana.

—Creo que Keenan sí se merece una, pero tú, chico genio, no estoy segura.

Dorian enseñó los dientes a su compañera con un gruñido juguetón.


—No me obligues a morderte, Shaya.

—Mi terror no conoce límites —añadió ella guiñándole un ojo a Keenan,


que sonreía.

Los impresionantes ojos azul claro de Ashaya brillaban de alegría.


—Traidor. —Dorian levantó al chico y lo sentó al lado de la bandeja de las
galletas.

—Manos sucias —dijo Ashaya, y limpió al chico con una toallita húmeda
antes de dejar que eligiera una galleta.

Dorian, después de lavarse en el fregadero que acababa de arreglar,


abrazó a Ashaya por detrás y acarició sus rizos con la nariz hasta que estos
comenzaron a escapar del moño que se había hecho esa mañana. Tumbado en
la cama, la había observado recogerse el pelo, mientras Keenan, en pijama, veía
los dibujos animados. Y ya entonces había pensado en deshacer aquella
creación perfecta.

—¡Dorian! —gritó ella entre risas.

Sin el menor remordimiento, Dorian alzó una mano para dejarle la melena
suelta y los rizos rebeldes salieron disparados.

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Relatos cortos Psi/Cambiantes
Nalini Singh

—Preciosa —dijo apretando la mandíbula contra su sien; la fascinación de


su leopardo por la vibrante vida de su cabello no tenía fin. A veces, cuando se
encontraba en forma de leopardo y ella estaba tumbada a su lado delante del
fuego, le daba con la zarpa solo para ver cómo se movía—. Y ahora dame mi
galleta. —La apretó con fuerza, para demostrarle que hablaba en serio, y le
mordisqueó el cuello.

—Eres un adicto al azúcar. —Le pasó una galleta grande con glaseado de
chocolate y dijo—: Tiene el equilibrio perfecto entre nutrientes y comida basura.
He utilizado harina enriquecida con vitaminas y proteína vegetal. —Al captar
su expresión recelosa se rio—. No te preocupes, solo notarás el sabor del
chocolate, el azúcar y el aceite.

Dorian mordió un trozo y confirmó que era cierto.

—No voy a retirarte la licencia de cocinera —dijo con fingida gravedad; le


sorprendía que su compañera científica se hubiera aficionado a esa actividad
doméstica con semejante entusiasmo—. ¿Por qué te gusta tanto cocinar? —le
preguntó tirándole con suavidad de un rizo mientras Keenan le golpeaba la
pierna y lamía el chocolate de su galleta.

—Es una actividad creativa —respondió Ashaya—, y me sienta bien dar lo


mejor de mí misma en ese sentido. —Un recordatorio inconsciente de que en la
glacial trampa de la PsiNet no le habían permitido algo así—. Pero se trata de
una tarea creativa organizada; las recetas especifican los ingredientes, y aunque
se permite y alienta la experimentación, es fácil juzgar los resultados. Me
tranquiliza, me hace feliz.

—Mejor para mí y para Keenan.

Y para el compañero de clan de turno que olfateaba el menú. Resultaba


curioso con qué frecuencia ocurría eso.

Tras coger otra galleta, Dorian la besó en la mejilla y se apoyó en la


encimera, al lado de Keenan.

—Tus galletas son aún mejores que las de Tammy —afirmó, en alusión a
la sanadora del clan.

—Eres un encanto. —Ashaya sonrió contenta—. Espera a ver lo que he


preparado mientras mirabais los dibujos animados.

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Relatos cortos Psi/Cambiantes
Nalini Singh

Keenan y él aguardaron con curiosidad mientras ella sacaba una bandeja


con un surtido de cupcakes de diversos colores. Cogió dos, les dio uno a cada
uno y les plantó un beso en la mejilla, uno a Keenan y otro a Dorian.

—Para mis fuertes y competentes hombres.

Dorian estaba a punto de arrastrarla a un beso mucho más adulto cuando


un rostro familiar apareció en el rectángulo de luz de la puerta de atrás, que
estaba abierta.

—¿Eso qué huelo son galletas? —Kit entró con paso tranquilo y la mirada
clavada en los dulces.

Ashaya apuntó con un dedo al musculoso joven, y este se detuvo en seco.


—Una galleta y un cupcake.

—Acepto. —Los cogió y le alborotó el pelo a Keenan; el oscuro cabello


caoba de Kit estaba despeinado por el viento—. Hola, hombrecito. ¿Por qué tu
mamá está aprovisionándose de galletas?

—Son para la fiesta de Navidad del clan de mañana —le informó Ashaya;
el afecto en sus ojos contradecía la seriedad de su expresión—. Empiezo a
comprender por qué Tammy me dijo que hiciera el doble de lo que pensara
llevar.

Tras sentarse al lado del fregadero, Kit se zampó el cupcake en dos


bocados. No hacía tanto que Dorian había expulsado a este soldado novato de
un bar porque iba como una cuba. Antes de eso, otro centinela y él habían
puesto fin a una pelea en la que Kit había conseguido que otro compañero del
clan acabara sangrando. Pero desde entonces el joven había madurado en
muchos aspectos, y en ese momento era uno de los soldados jóvenes más
estables del clan; su fuerza no solo residía en su cuerpo, sino también en su
inteligencia y su lealtad.

—Me gusta tu hobby —dijo Kit a Ashaya; mordió la galleta e intentó


esbozar una sonrisa que Dorian sabía perfectamente que había sido la causante
de que más de una chica le siguiera entre los árboles—. Esta galleta está de
muerte.

—Olvídalo —replicó Ashaya con una carcajada—. Vivo con un gato,


¿recuerdas? Conozco bien ese galanteo interesado.

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Relatos cortos Psi/Cambiantes
Nalini Singh

Contrariado, Kit miró a Dorian con el ceño fruncido.

—Vaya forma de fastidiarnos a los demás.

—Búscate tu propia mujer, gatito.

Keenan soltó una risita dulce y traviesa ante el gruñido de Kit; el pequeño
tenía un pegote de glaseado en la nariz. Dorian pasó el brazo alrededor de los
hombros de su hijo, se disponía a fingir que le birlaba el cupcake a medio comer
cuando captó varios olores familiares y el sonido de unos piececitos que corrían
sobre la alfombra de agujas de pino.

Soltó a Keenan, tendió los brazos a Noor —la niña entró corriendo en la
casa, las trenzas sujetas en lo alto de la cabeza con lazos de un naranja chillón—,
le plantó un beso en la mejilla y la aupó junto a Keenan. La mejor amiga de su
hijo irradiaba salud; en sus bonitos ojos oscuros no había ni pizca de malicia.

—¿Quieres? —le preguntó Keenan, ofreciéndole un mordisco de su


cupcake.

La pequeña asintió, tomó un bocado y le cayeron un montón de migas en


el peto vaquero; además llevaba un bonito suéter azul.

—Qué rico.

Shaya le dio un cupcake con el glaseado de color morado. Noor dijo un


alegre «gracias» y se volvió de inmediato hacia Keenan para ofrecerle un poco.

—El tuyo era verde. Este sabe diferente.

—¿Tú crees? —preguntó Keenan, y cuando Noor asintió, le dio un


mordisco—. ¡Sabe a uva!

Dorian buscó la mirada de Ashaya por encima de las cabecitas de los niños
y supo que su compañera estaba pensando lo mismo que él: era maravilloso ver
a aquellos dos pequeños, extraordinarios y únicos, actuar como los niños que
eran. Era un honor y un privilegio del clan asegurarse de que Keenan y Noor
tuvieran la oportunidad de crecer rodeados de amor y cariño y de que su
increíble don pudiera desarrollarse a su ritmo.

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Relatos cortos Psi/Cambiantes
Nalini Singh
—Eh —dijo otra voz masculina desde la entrada—, ¿cómo es que los
pequeñajos tienen dulces? —Los ojos de Jon, de un violeta intenso, contrastaban
de una forma impresionante con el rubio dorado de su pelo; fruncía el ceño—.
¿A ti también te han dado? —preguntó el adolescente a Kit.

Kit le lanzó una sonrisita de suficiencia justo cuando Tally y Clay


aparecieron detrás del chico. El camarada centinela de Dorian y su compañera
entraron con Jon en la cocina y rodearon la encimera para coger los taburetes
del otro lado; Jon se apoyó en el fregadero, junto a Kit.

Cuando Noor se ofreció a compartir su cupcake, Jon esbozó una sonrisa


inesperadamente dulce y dijo:
—No, gracias, princesa. Ese es tuyo.

Dorian miró a Clay a los ojos.


—Me alegro de verte.

El centinela de ojos verdes le devolvió el débil puñetazo que Dorian le


había propinado primero.

—Intenté hacer una tarta para la fiesta —le decía Talin a Ashaya—, pero se
hundió por el centro. Había quedado tan mal que iba a tirarla…

Kit hizo un sonido estrangulado.


—… pero Jon salió pitando con ella. —Dirigió una mirada risueña al chico
que la pareja había acogido en su familia.

En el momento en que Ashaya se dio la vuelta para mirar a Jon, Clay birló
dos cupcakes con sigilo felino y le lanzó uno al adolescente. Cuando Ashaya se
volvió de nuevo, el centinela de piel oscura contemplaba el cupcake que tenía
delante con fingida inocencia, como si no tuviera la menor idea de cómo había
llegado allí.

Dorian reprimió una carcajada. Clay siempre había sido demasiado serio,
siempre había estado demasiado peligrosamente cerca de su leopardo, hasta tal
punto que a todos les había preocupado que no lograra salir de la oscuridad; al
verle jugar, una sonrisa felina se dibujó en su cara.

Ashaya frunció los labios y acto seguido levantó las manos con
resignación.

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Relatos cortos Psi/Cambiantes
Nalini Singh
—Si vais a devorar mis cupcakes y mis galletas, tendréis que ayudarme a
glasear los que había hecho por si acaso.

Noor y Keenan, que habían estado charlando en su lenguaje particular,


incomprensible para los adultos, aplaudieron ante la idea, y la cocina se llenó
enseguida de risas, color y azúcar. Jon y Kit se sentaron como dos buenos
amigos a la mesa de la cocina para ayudar a Keenan y a Noor con sus
creaciones —aunque la mitad de los dulces acabaron en los estómagos sin
fondo de los jóvenes— mientras Ashaya se ofrecía a ayudar a Talin a preparar
una tarta que no se hundiera.

—He experimentado con ella un montón de veces —le dijo mientras


sacaba la receta.

Talin distendió los hombros; llevaba el pelo, rubio oscuro, recogido con un
lazo del mismo color que el de Noor, aunque el suyo estaba flojo, como si lo
hubieran hecho unas manos pequeñas.

—Vale —respondió—. Probaremos.

Mientras Ashaya y Talin continuaban charlando, Dorian sirvió café para


Clay y para él y se sentó en un taburete junto al otro centinela.

—Hace un par de años —murmuró en voz muy baja, de modo que solo
Clay pudiera oírle—, ¿habrías imaginado esto?

Los ojos del centinela se demoraron en la mujer que era su compañera.

—Creo que jamás se me habría ocurrido soñar tan a lo grande.

—Ya.

Ni en sus sueños más delirantes habría imaginado Dorian que le amarían


hasta el punto de que aquello fuera un latido quedo e intenso dentro de él, con
el corazón de Shaya entrelazado con el suyo. Y Keenan… ¿Cómo iba a saber lo
que significaría para él ser padre, tener la confianza de un inocente en sus
manos? A veces todavía se emocionaba al pensar en los regalos que había
recibido.

—¿Te ha llamado Tamsyn por lo del árbol? —preguntó Clay continuando


la amigable charla susurrada entre ellos dos.

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Relatos cortos Psi/Cambiantes
Nalini Singh
Dorian sonrió.
—Me ha dicho que el año pasado los gemelos royeron los cables, así que
me ha pedido que compre un nuevo juego de luces.

La sanadora del clan había iniciado la tradición de decorar un enorme


árbol de Navidad hacía casi dos décadas, y esa tradición había perdurado a
pesar del dolor, la pérdida y el tiempo.

Cuando Clay movió la cabeza con afectuosa diversión, Dorian señaló


disimuladamente a Jon.

—¿Cómo lo lleva?

El chico había vivido cosas que habrían destrozado a un hombre adulto.

—Se ha integrado, ha hecho algunos buenos amigos. —El tono de Clay


denotaba un sereno y profundo orgullo—. Y con Noor es un encanto; para ella,
Jon es su hermano mayor y punto. Incluso se sienta a tomar el té con sus
muñecas en la casita que construí para ella en el árbol, y eso que tiene que
encogerse para caber dentro.

Dorian rio entre dientes, estaba tan orgulloso del chico como Clay.
Después de a lo que Jon había sobrevivido, nadie le habría culpado por estar
demasiado traumatizado para cuidar del vulnerable corazón de una niña. Que
hubiera superado la abominación de lo que le había sucedido, que hubiera
aprendido a reír de nuevo, decía mucho de la fortaleza que lo convertiría en un
valioso miembro del clan en los años venideros.

—Kylie solía hacer lo mismo conmigo —repuso; por fin era capaz de
hablar de su hermana sin que le abrumara la ira por su vida arrebatada. Su
pérdida aún le dolía, pero procuraba recordar los buenos momentos, procuraba
pensar en lo mucho que ella habría adorado ser tía de Keenan y cuñada de
Shaya—. Luego me prestaba sus muñecas para que las enviara a la selva con
mis figuras de acción.

Las pobres muñecas de su hermana habían tenido un destino terrible en


las garras de caimanes y anacondas, pero siempre resurgían para la siguiente
aventura.

—¿Sabes una cosa? —La expresión de Clay reflejaba sorpresa—. No me


había vuelto a acordar, pero yo bebía diminutas tacitas de té con Tally cuando

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Relatos cortos Psi/Cambiantes
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éramos críos. Ella tenía una muñeca de trapo y solía ser muy estricta con que no
me bebiera mi té hasta que la muñeca se hubiera tomado el suyo.

Dorian se rio al imaginar al corpulento y silencioso Clay esperando


pacientemente a que una muñeca se acabara el té.

—Mujeres…, hay que ver las cosas que hacemos por ellas.

—Hablando de mujeres… —Clay bajó aún más la voz—. Quería hablarte


de Jon. Está coladito por Rina, así que es posible que aparezca mientras
entrenas con ella. No seas muy duro con él.

Dorian hizo una mueca de dolor. Rina era la hermana mayor de Kit y una
de las mujeres soldado más fuertes y tenaces.

—Aunque fuera un hombre adulto en vez de un adolescente, Rina se lo


comería vivo.

—Creo que Jon moriría feliz. —El gato de Clay se asomó a sus ojos
riendo—. La verdad es que se muestra amable con él.

—¿Rina? ¿Amable?

Dorian era el entrenador y supervisor de Rina, tarea que le habían


endosado porque la joven había hecho lo que había querido con su anterior
entrenador. Le caía bien, y estaba seguro de que se convertiría en una de las
piezas fundamentales del clan cuando desarrollara más su fuerza, pero la
amabilidad no era su fuerte. Al igual que todas las mujeres leopardo adultas
dominantes, le iba más desafiar a un pretendiente que acariciarlo.

—¿Crees que sabe que está colado por ella?

Clay asintió.
—Supongo que intenta desengañarle con suavidad, al fin y al cabo no es
más que un crío…, pero yo me lo jugaría todo a favor de Jon. Dale unos años
más e, independientemente de la diferencia de edad, te apuesto lo que sea a que
irá a por Rina.

—Eso es mucho decir, tío. —Dorian emitió un débil silbido—. Pero te diré
una cosa: si tienes razón, te prepararé una tarta con glaseado rosa y todo.

—Trato hecho.

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Relatos cortos Psi/Cambiantes
Nalini Singh

Ashaya se acercó a Dorian; había vuelto a recogerse el pelo en un moño


impecable.

—¿De qué estáis hablando? —preguntó.

Dorian reprimió el impulso juguetón de deshacerle su obra una vez más.


Su gato se frotaba contra su piel al tenerla tan cerca; la sensación de su pelaje
deslizándose bajo la piel ya no le resultaba dolorosa, pues podía transformarse
en su forma de leopardo.

—Estáis maquinando algo —añadió su compañera en un tono claramente


suspicaz.

Sonriendo de oreja a oreja, Dorian hizo lo que había querido hacer antes:
la atrajo hacia sí y le dio un largo y seductor beso. Los dedos de ella se aferraron
a su camiseta mientras los gritos de los niños les rodeaban.

—Estábamos hablando —murmuró después— sobre preparar tartas.

Ashaya, con los labios inflamados por los pequeños mordiscos que él le
había dado durante el beso, y la voz un tanto ronca, repuso:
—¿No me habías dicho que sabías hacer la mejor tarta de plátano del
mundo? Pues tengo algunos plátanos maduros.

—De hecho… —Talin, desde el otro lado de la encimera, alargó el brazo


para darle un toquecito en la nariz a Clay con la cuchara de madera—. ¿Qué os
parecería un concurso? Dorian contra Clay.

Kit y Jon, que se habían dado la vuelta para escuchar, levantaron los
pulgares.

—Nos ofrecemos voluntarios para hacer de jurado —dijeron al unísono.

—¿Crees que no sé hacer una tarta? —preguntó Clay a su compañera; le


brillaban los ojos.

Talin sonrió; las pecas de la piel dorada de su rostro intensificaban su


expresión pícara.

—Creo que le darás una buena patada a Dorian en su bonito culo.

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Relatos cortos Psi/Cambiantes
Nalini Singh
Le sopló un beso y los labios de Clay se curvaron hacia arriba.

—Aunque coincido contigo en tu valoración del cuerpo de Dorian —adujo


Ashaya con fingida seriedad mientras enroscaba los dedos en el cabello de él
haciendo que ronroneara—, discrepo en cuanto al resto de tu afirmación. —
Ashaya, llena de suaves curvas y cálida feminidad, se arrimó a él—. Mi
compañero dejará al tuyo a la altura del betún.

—Creo que eso es un desafío —intervino Kit; en su voz volvía a haber una
pizca del gamberro que había sido.

—Por lo que he oído —añadió Jon—, los centinelas jamás se echan atrás
ante un desafío.

***

Tres horas más tarde, en el exterior de la casa, Dorian chocó su botellín de


cerveza con el de Clay y dijo:
—No estaba demasiado correosa. En serio.

—Y la tuya no tenía tanta sal —replicó Clay, leal hasta la médula.

Mirándose el uno al otro, prorrumpieron en carcajadas; el aire transportó


el sonido de sus risas hasta el lugar donde los niños jugaban y sus compañeras
estaban sentadas charlando. Kit y Jon se habían marchado; Kit se había llevado
al chico con él, como solía hacer, a su puesto de vigilancia, pues el adolescente
admiraba al joven soldado, pero habían prometido regresar para la cena.

—Creo —dijo Dorian cuando pudo volver a respirar— que deberíamos


dar una buena porción de postre a los jueces.

—Esos dos listillos se lo merecen, por provocarnos. —Clay bebió un trago


de cerveza—. Qué muerte tan cruel y aberrante han tenido esos pobres
plátanos.

—Mira quién fue a hablar… ¿Qué narices le hiciste al chocolate? Me


parece que Shaya y Talin todavía están de duelo.

Aquello hizo que estallaran de nuevo en carcajadas, hasta que acabaron


sentados en el suelo, agarrando las cervezas con la punta de los dedos.

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Relatos cortos Psi/Cambiantes
Nalini Singh
Cuando Ashaya volvió la cabeza para sonreírle, con el vínculo de pareja
brillando de forma intensa dentro de él, Dorian supo que, aunque cocinar y
arreglar tuberías no formara parte de su currículum, había una cosa en la que
siempre sería un experto: amar a Shaya.

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Relatos cortos Psi/Cambiantes
Nalini Singh
Acechando a Hawke

Relato corto
Traducción: Dark Wolf

-0-0-0-

Hawke caminó por el pasillo, muy consciente de que estaba siendo


seguido por pequeñas sigilosas patas, o por patas que estaban tratando de ser
sigilosas para el caso. Dentro de él, el depredador salvaje que era su otra mitad,
abrió su boca en una sonrisa lobuna.

Deteniéndose en la puerta abierta de la oficina de Riley, asomó la cabeza


en el interior.

—¿Recibiste el informe?

Un guiño de su Teniente.
—¿Quieres hablar de eso ahora?

—No. Vamos a hacerlo esta noche, ¿todavía cuento contigo?

—Por supuesto. — Riley lo saludó con su taza de café—. Mercy la está


llamando La noche de la testosterona, por cierto.

—Está celosa porque las chicas no están invitadas. — Sonriendo, continuó


por el pasillo, acompañado por el chasquido de pequeñas garras en la piedra
del piso de la guarida. Estas vacilaron cuando giró hacia su propia oficina y casi
podía sentir la decepción aguda coloreando el aire.

Entrando rápidamente, tomó su elegante teléfono negro y salió de nuevo,


cuidando de mantener la espalda al rastreador tras sus huellas. Las patitas se
precipitaron para mantenerse al paso de él, deteniéndose sólo cuando se
encontró con Riaz.

El teniente de pelo oscuro levantó una ceja.


—¿Te das cuenta de que tienes una cola?

—No está mal. Sólo necesita un poco más de aliño.

Los ojos de Riaz, un dorado oscuro, se llenaron de risa cariñosa.


—Junto con algunos centímetros más de tamaño.

40
Relatos cortos Psi/Cambiantes
Nalini Singh

Con los labios arqueados en las esquinas, Hawke dijo:


—Imagina que no lo ves.

—¿Ver a quién?

Mientras hablaban de los asuntos de la manada, Hawke era muy


consciente de las afiladas pequeñas orejas del lobo escuchando. Una vez que él
y Riaz concluyeron, continuó por el pasillo y hacia una de las salidas a la Zona
Blanca, el área de juego segura directamente fuera de la guarida. Dirigiéndose
hacia los árboles, él escondió su teléfono en sus vaqueros, se los sacó, y cambió
a su forma de lobo.

Las patas detrás de él corrieron a seguirlo mientras él sacudía su cuerpo


para resolver su nueva piel, la piel con ondas de plata y oro, luego trotó más en
el bosque. Consciente de que el pequeño rastreador no sería capaz de
mantenerse a su paso con incluso una fracción de su velocidad de adulto,
mantuvo su ritmo en uno que el otro lobo podía mantener.

Al detenerse en el borde de la cascada cercana al foso, miró hacia abajo en


la espuma del agua, y después de un momento, el dueño de las acolchadas
patas furtivas fue hasta él. El cachorro aún no había ganado su color de adulto,
todavía era de un marrón suave, mientras inclinaba su cuerpo contra el de
Hawke, su pequeño corazón latía más rápido que el de un adulto.

Hawke gruñó un saludo antes de volver su mirada hacia el agua.

Cuando se alejó de la cascada después de varios minutos, el cachorro se


encontró con él mientras corrían la distancia corta de nuevo a la guarida.
Cambiando a la forma humana, Hawke se puso los vaqueros y observó el
cambio del cachorro en un espectáculo de luz y color. Un niño pequeño se puso
de pie frente a él, segundos después.

—¿Me viste?—Preguntó Ben, puro deleite en los ojos que aún mantenían
el color ámbar del lobo—. ¡Te aceché!

—Lo hiciste muy bien. — Hawke se agachó delante del niño—. Eres un
excelente rastreador. — No estaba mintiendo, para su edad, Ben era muy, muy
bueno. En realidad, era mejor que muchos niños de mayor edad—. ¿Has estado
practicando?

—¡Sí! ¡Yo aceché a mamá y papá e incluso al tío Judd!

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Nalini Singh

Hawke le alborotó el cabello del niño.


—Eso es lo que yo solía hacer cuando era más joven. Seguía a mi padre
por toda la guarida. — Su padre le había permitido creer que se estaba saliendo
con la suya, como Hawke acababa de hacer con Ben, no sería un buen alfa si no
ayudara a fomentar la confianza del niño en sus propias habilidades—. ¿Pero
sabes que no puedes tratar de acechar a la gente fuera de las zonas seguras?

Ben asintió de nuevo.


—Y cuando se están besando. Eso es aburrido.

Hawke reprimió una risa.


—Sí, los besos son bastante aburridos, — él estuvo de acuerdo con
solemnidad—. Vamos a entrar ahora. Tengo que salir de la Zona Blanca.

—Bien. ¡Adiós! — Vigorosamente agitado, Ben corrió hacia la puerta de


entrada a la guarida, cambiando a la mitad a su forma de cachorro. La sonrisa
de Hawke se hizo más profunda. Sin duda alguien más, pronto, se encontraría
acechado.

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Limpio y Sucio

Relato corto
Traducción: Dark Wolf

Comentario de la autora:

Esta historia entra en mi serie en curso, de viñetas que exploran la vida


cotidiana de los personajes Psi/Cambiantes, vistazos a través de las ventanas de
su día a día.

Limpio y sucio se centra en Vaughn y Faith. Para los nuevos lectores,


Vaughn es un jaguar cambiante y centinela de la manada de DarkRiver,
mientras que su compañera, Faith, es una cardinal Psi-c o clarividente (nacida
con la a menudo dolorosa capacidad de ver el futuro ... aunque también tiene
una habilidad más divertida, como se verá en esta historia).

Esta historia sucede en la misma época que Juegos de Pasión, pero se puede
leer de forma independiente.

¡Espero que la disfruten!


-0-0-0-

Faith pensaba que Vaughn era el escultor más talentoso que jamás había
visto, sus obras vibraban de vida y fluían con energía. Sólo había un problema.

—No entiendo cómo el polvo del mármol puede invadir todo nuestro
espacio de vida, cuando tu estudio se encuentra en otra zona. — Pasó la mano a
lo largo del borde de una mesa y el blanco se fue.

Vaughn, con el ámbar y dorado de su pelo embotado por el mismo polvo,


le dedicó una sonrisa que era puramente felina.
—Te ves muy limpia.

—No. Por supuesto que no. —Riendo, extendió una mano en un intento
de detener al jaguar en forma humana que había comenzado a acecharla, lenta y
silenciosamente—. ¡Lo digo en serio, Vaughn! — Ella corrió alrededor del sofá
mientras él continuaba merodeándola con intenciones ocultas.

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Relatos cortos Psi/Cambiantes
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—¿Qué?—Pura inocencia en su expresión cuando él se detuvo—. Sólo
quería esta agenda digital.

Con los ojos entrecerrados, lo vio hojear a través de la revista que había
descargado en el dispositivo delgado, pero no había tenido la oportunidad de
leer por completo.

—Realmente tenemos que limpiar la casa. — A pesar de que no era


técnicamente una casa, sino un conjunto de cuevas conectadas, que la hacían a
la vez funcional y exuberante, diseñada por el ojo artístico de Vaughn. Todavía
la aturdía, la belleza que creaba a partir de trozos de frío mármol y piedra.

—Está bien. — Aparentemente absorto en un artículo, tocó la pantalla


para pasar la página—. ¿Viste esto? Se trata del café más caro del mundo.

Sus oídos se agudizaron.


—Me gusta el café.

—Ya, no creo que te gustaría este café.

—¿Por qué? — Ya que parecía realmente involucrado en el artículo, ella


comenzó a recoger los cojines del sofá y apilarlos en un sillón cercano,
pensando que podían sacar el polvo al final.

—Este café, — dijo Vaughn—, está hecho de excrementos de animales.

—Muy divertido. No soy tan ingenua.

—Lo digo en serio. Dice que las civetas comen los granos de café, entonces
los fabricantes de café recogen sus excrementos y sacan los granos. — Una
pequeña pausa, otro toque—. Se solía criar a las civetas, — un gruñido bajo en
su garganta—, pero que fue prohibido hace décadas y ahora el café es aún más
caro porque los fabricantes de café tienen que cazar excrementos de algalias
salvajes.

Mirándolo, con un cojín en sus manos, ella negó con la cabeza.


—No te creo.

—Aquí. —Extendió la agenda digital... y se habría abalanzado sobre ella


cuando fue a tomar la agenda, si ella si no hubiera captado el brillo en sus ojos y
corrido hacia atrás y hacia el otro sofá.

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—Vaughn. — Su intento de sonar severa fue completamente arruinado
por la risa que superó a su cuerpo.

Intentándolo otra vez cuando él dejó la agenda y reanudó su acecho, ella


le señaló con el dedo.
—¡Limpieza de casa!

—Prefiero ensuciarte, Sra. Faith NightStar. — Saltando sobre el sofá con


facilidad felina, la persiguió hasta el dormitorio.

Metida en un callejón sin salida, usó una capacidad psíquica menor para
crear una ilusión sólida de girasoles altos entre ellos. Se suponía que debía
sorprenderle lo suficiente como para darle tiempo a esquivar la cama y salir por
el otro lado, pero ella se encontró mirando con deleite como él trataba de tocar
las hojas con una perpleja mano.

—Todavía no puedo comprender como haces esto, — dijo mientras ella


salpicaba la ilusión con amapolas imposiblemente altas—. Haz un elefante.

—¿Un elefante?— Intrigada por el desafío, visualizó el animal en su


mente ... y las flores desaparecieron para ser reemplazadas por un paquidermo
en miniatura.

Vaughn sonrió y pasó la mano por las grandes orejas del elefante, como si
casi pudiera tocar las motas de luz y sombra.

—Éste es el mejor que has hecho hasta ahora. — Él se abalanzó con la


gracia de un jaguar feroz antes de que ella se diera cuenta de sus intenciones—.
Eres mía ahora, Roja. — Sujetando a su rehén, sacudió la cabeza para cubrirla
del polvo de mármol.

Sus intentos de fuga fueron frustrado por la risa, ella cedió y tomó su
rostro polvoriento en sus manos, le dio un beso, ambos riendo todo el tiempo.
Vaughn era reservado con los que no confiaba hasta el hueso, pero con ella, él
podría ser tan juguetón como cualquier gato. La derretía cada vez que él
adoptaba esa pose.

Acariciándolo, envolvió sus brazos alrededor de su cuello.


—Eres tan lindo.

Él le mordió el labio inferior.

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—Piensa en esto, — Sin dejar de sonreír, dijo—, tal vez podamos pedir
prestado a Judd durante una hora y que telequinéticamente saque el polvo.

Ella se rió, y fue un sonido tonto, de niña. Un sonido que nunca había
hecho cuando niña o como una mujer joven, fue entrenada para estar en el
silencio, sin emoción, cada acción monitoreada para detectar signos de
deterioro mental. Incluso ahora, sólo lo hacía alguna vez en presencia de
Vaughn.

—¿Qué pasa si me pongo un traje de sirvienta francesa y uso un plumero?

Un destello en la esquina de sus ojos dorados.


—De repente, estoy inspirado.

***

Una hora más tarde, ya pesar del hecho de que ella no tenía un traje de
sirvienta francesa a mano, su espacio vital estaba impecablemente limpio, y
también ellos. Envuelta en una toalla alrededor de su cuerpo, después de pasar
por la hermosa ducha cascada que Vaughn había construido a mano, se soltó el
pelo, y se volvió para mirar como terminaba de enjuagarse el jabón ese cuerpo
de piel dorada con los agiles músculos de un depredador.

Nunca, pensó, iba a tener suficiente de su compañero. Su tacto, su olor, el


sonido de su voz, su risa, sus bromas, la naturaleza salvaje del jaguar en el
corazón, cada parte estaba para siempre entrelazada en la trama de su vida.

Al salir, apagó la ducha y torció un dedo. Faith no demoró un segundo


obedecer el mandato sensual; agarrando otra toalla, ella le dio unas palmaditas
para secarlo, sus labios moviéndose sobre su espalda mientras se entregaba a su
necesidad de estar cerca de su compañero.

—Te inventaste eso sobre el café, ¿no?

Tomando la toalla de ella para engancharla alrededor de sus caderas, se


volvió y demandó un beso que amenazó con hacerle olvidar su propio nombre,
antes de decir:
—No, — y la llevó a la sala de estar. Agenda digital en mano, se sentó en
el sofá con ella acurrucada en su regazo—. Lee esta página.

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Relatos cortos Psi/Cambiantes
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Aún suspicaz, Faith comenzó a hojear el artículo... y sintió que sus ojos se
salían de las órbitas.

—¡¿Qué?! Quién -mejor dicho por qué lo haría- No, esto está
completamente más allá de mi comprensión. —Saliendo del artículo con un
toque firme, su jaguar ronroneo una sonrisa, inclinó la cabeza hacia atrás
mientras le besaba en el cuello, uno de sus brazos alrededor de su nuca, las
hebras húmedas de su cabello rozando su piel.

—Supongo entonces, — dijo con otro beso perezoso—, que no vas a querer
el café como regalo de cumpleaños ¿cierto?

—Lo haces y te daré la escultura más fea que pueda encontrar, y hare que
lo guardes en tu espacio de trabajo.

—Eres una dura negociante, Roja. — Le pasó la mano por el pecho y hasta
llegar a su cintura, luego la deslizó suavemente cubriendo su cadera con una
posesión primaria, que ella amaba—. Después de todo ese trabajo manual, me
muero de hambre.

—Tenemos una media hora hasta que salgamos a reunirnos con los otros a
cenar, —dijo, decidiendo no confesar que lo había hecho mover algunos
muebles múltiples veces, simplemente para ver los músculos flexibles de sus
brazos y su torso desnudo. Una mujer, pensó sonriendo interiormente, tiene
permitido guardar uno o dos secretos pecaminosos cuando se enfrenta a un hombre tan
crudamente sexy como Vaughn—. ¿Quieres un sándwich?

—No. — Un segundo más tarde, se encontró atrapada debajo de un jaguar


sonriente que le arrancó la toalla y dijo—: Creo que voy a merendarte a cambio.
— La mordió gruñendo en la curva de su cuello, sus dientes muy, muy
cuidadosos de no hacer daño.

En lugar de asustarse, Faith envolvió sus brazos alrededor de él. Ya no era


la mujer que fue cuando se conocieron, una mujer que se creía débil y
fácilmente rompible. Ahora, era la mujer que amaba y era amada por un
jaguar... y que sabía cómo robar mordiscos por su cuenta.

Vaughn sacudió la cabeza cuando ella hundió sus dientes en su hombro.


Luego sonrió, y la puso encima de él y ella supo que se les iba a hacer muy,
muy, muy tarde para salir a cenar.

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Panqueques

Relato corto
Traducción: Dark Wolf

Comentario de la autora:

Una versión más corta de esta historia, originalmente fue una escena de
"Textura de intimidad" y está centrada en la sanadora de los SnowDancer, Lara, y
su compañero Psi Walker.

-0-0-0-

Lara se despertó con un espacio vacío en el otro lado de la cama y el olor


de algo delicioso flotando en el aire.

—Mmm.

Se metió en un par de pantalones de yoga sueltos y una camiseta, suspiró


ante sus rebeldes rizos de la mañana y decidió que dado que Walker ya había
visto el desastre natural, más de una vez, bien podía dejarlo correr también.

Al salir, se encontró con que era la última en levantarse, los niños se


atiborraban de panqueques. Su compañero estaba en la estufa, llevando sólo los
sexys pantalones del pijama de tiro bajo, sobre los que a ella le gustaba
molestarlo, atados con un lazo en sus caderas. Los esbeltos músculos de su
cuerpo le hacían agua a la boca, sobre todo cuando su propio cuerpo punzaba
con el feliz recuerdo de la forma en que había jugado con ella esta mañana.

Le revolvió el cabello a Toby y le sonrió a Marlee, luego envolvió sus


brazos alrededor de Walker desde atrás.

—Deberías usar un delantal, si no quieres tener una quemadura en el


pecho, ¿eh?

Girando la cabeza para mirarla por encima del hombro, su compañero


sonrió lenta y hermosamente.
—Entonces voy a tener a mi sanadora personal besando y curándome.

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Lara se puso en puntillas, le robó un beso antes de dejarlo concentrarse en
los panqueques. Vertiendo el café en la cafetera, se sentó a la mesa, hablando de
nada en particular con los niños, su loba completamente contenida.

Con chocolate alrededor de la boca, Marlee comió el último bocado de su


plato.
—¿Puedo tener otro panqueque por favor?

—Están en camino, —dijo Walker con una dulzura que sólo le había oído
usar con los más jóvenes de la manada.

—Toby, ¿también quieres?

—¿Puedo tener cinco más?

Los labios de Lara se torcieron. Pobre Toby. Le había golpeado la fase de


"Pierna Hueca" del crecimiento, mostraba claros signos de haber heredado su
altura desde el lado materno, lo que implicaba que superaría el metro ochenta,
como Walker y Judd. En este momento, sin embargo, era todo huesos y
miembros enredados. Y estómago.

—Marlee.

Marlee se levantó de su silla a la llamada de su padre, llevando su plato a


la mesada para recibir el panqueque recién hecho.

—Gracias, papá.

Era claro para Lara que cualquier cosa que hubiera lastimado a Marlee
había quedado en la Red, cualquier cosa que hubiera dejado cicatrices, ella lo
había soportado, y de una cosa estaba mortalmente segura: del amor de su
padre por ella. Igualmente Toby. Independientemente del hecho de que Lara
nunca había oído a Walker usar apodos, y mucho menos apelativos cariñosos
para ninguno de los niños.

Lara entendía exactamente cómo se sentían; El amor de Walker era una


llama permanente, constante, que rodeaba a todos. No importaba la tormenta a
la que se enfrentara, esa llama nunca parpadearía.

—¿Quieres que te ayude poniendo el jarabe? — Le preguntó a Marlee,


después de que la chica había hecho la selección de los ingredientes disponibles.

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—Sí, por favor. —Una sonrisa pícara que le dijo a Lara que Marlee tendría
a los chicos comiendo de su mano cuando creciera.

Ella puso el jarabe de sirope sobre los panqueques, mientras Marlee


ayudaba con algunas de las fresas que Lara había cortado, y el estómago de
Toby gruñó. Riendo, Lara se acercó y le tocó la nariz.

—¿Comiste la fruta que te deje anoche?

—Sí. Y la caja de galletas. — Se levantó en el instante en que Walker se


movió para dejarle el primer panqueque grande, tenía la mitad en su boca antes
de que la salsa de chocolate se disparara.

Lamiendo un poco de jarabe de sirope que le había quedado en el dedo,


Lara miró a Marlee.
—Deberíamos invitar a Ben si él pasa.

El rostro de Marlee se volvió rebelde.


—No.

Parpadeo, Lara miró a Walker, levantó una ceja. Él negó con la cabeza, su
mirada decidida. Luego, miró a Toby, que se detuvo de atiborrarse de comida el
tiempo suficiente para decir:
—Tuvieron una pelea.

—Toby.

Toby se encogió de hombros.


—Lo siento Marlee-Barley, no es como si fuera un secreto que tú y Ben no
están hablándose.

Aún mirando a su primo, Marlee dio un mordisco a su panqueque. Y se


negó a decir una palabra más sobre el tema a cualquier persona, sin importar
cuán suavemente preguntó Lara. Decidiendo dejarlo correr por ahora, ya que
Marlee se sentía claramente antagonizada, miró a Walker mientras ponía más
panqueques en el plato de Toby, le envió un mensaje con sus ojos, recibió una
leve inclinación de cabeza a cambio. Iban a esperar hasta que Marlee estuviera
dispuesta a hablar.

Unos minutos más tarde, su compañero le puso dos panqueques en el


plato.
—Banana y nuez, como ordenó.

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Le sopló un beso, envolvió los panqueques en almíbar, añadió algunas


fresas, y se puso a recargar las bebidas de todo el mundo mientras Walker se
sentaba con su tostada. Ella lo tentó a probar un bocado de su panqueque, pero
él no estaba impresionado.

—Sabe a jarabe de chocolate.

—Tu boca, obviamente, está sin refinar.

Marlee rió, Toby sonrió, y fue una maravillosa mañana de fin de semana
con su familia.

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Las más importantes visitas de Naya

Relato corto
Traducción: Dark Wolf

Comentario de la autora:

Si todavía no han leído Besos de nieve, es posible que deseen guardar este
cuento para leerlo más tarde.

Esto es parte de mi serie de viñetas que se centran en la vida cotidiana de


los personajes, lejos de la política y el peligro. Transcurre poco después del
nacimiento de Naya, este relato... bueno, voy a dejar que lo averigüen por su
cuenta.

¡Espero que la disfruten!


-0-0-0-

—Las más importantes visitas de Naya están a punto de llegar.

Sascha sonrió ante ese dictamen de la pantera en forma humana apoyado


en la puerta del dormitorio, su pelo negro alborotado por la forma en que se
había pasado las manos antes.

—Me preguntaba cuánto tiempo iban a dejar pasar. — Julián y Roman


habían estado hablando con el bebé en su vientre durante meses, diciéndole
todas las cosas que estaban planeando enseñarle y mostrarle.

—Estoy sorprendido de que vengan tres días más tarde, — dijo Lucas, su
piel bronceada por el sol contra el verde profundo de su camiseta favorita—.
Los esperaba aquí a las 24 horas o menos.

—Probablemente Tammy no les dijo. — Sascha dobló el suave body azul


cielo, regalo de uno de los ancianos de la manada—. Creo que le preocupaba
que me abrumaran.

—¿Lo estás? — Lucas se acercó a masajearle la nuca—. Hemos tenido una


gran cantidad de visitantes desde el nacimiento.

—No.— Ella se acomodó contra su cuerpo, absorbiendo el olor


esencialmente masculino de él en sus pulmones. Siempre lo había amado por el

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hombre que era. Ahora, lo amaba también por el padre en que se había
convertido, un alfa cambiante depredador que no ocultaba que adoraba a su
hija—. Es maravilloso tener a todo el mundo tan entusiasmado con el bebé. —
Vivía en una manada que mostraba cariño con una salvaje apertura.

Lucas la acarició con un beso contra su oído y le permitió a su vez a


enfrentar la mirada a la cuna, situada en el dormitorio, porque ninguno de los
dos podía soportar la idea de separarse de Naya.

Estirándose, tocó suavemente la mejilla de su durmiente bebé con la


punta del dedo con cuidado.

—Todavía no puedo creer que ella es nuestra.

Con la barbilla apoyada en su hombro y los brazos a su alrededor, Lucas


dijo:
—¿De qué estás hablando? Ella pertenece a Roman y Julián. Fueron muy
claros en eso.

Sascha todavía se estaba riendo de ese comentario cariñosamente felino,


cuando los gemelos entraron de puntillas en la casa, susurrando:
—Sascha querida, — mientras entraban, en vez de gritar como solían
hacerlo, sonrisas descaradas en sus rostros.

Desconcertada, se agachó a su nivel.


—¿Por qué están susurrando?—Susurró.

Inclinaron las cabezas idénticas hacia ella, todo el pelo de color marrón
oscuro y ojos de color azul medianoche.

—Porque,—Julián respondió—: Mamá dijo que teníamos que estar en


silencio porque la cachorra es muy pequeña.

—Muy, muy pequeña,—Roman agrego, olvidándose de susurrar hasta la


última palabra.

Con su corazón se lleno de amor por estos dos bebés que no eran suyos
pero que le pertenecían, como Naya pertenecía al resto de la manada, se
acurrucó cerca de ellos.

—¿Quieren conocerla?

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Relatos cortos Psi/Cambiantes
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Asintieron entusiastamente.

Tamsyn apareció en la puerta un segundo más tarde, Nate a su lado.

—Lo siento,— dijo ella con una sonrisa tan cálida que los gemelos se
contagiaron—. Se escaparon tan pronto como perdimos de vista la cabaña.

—Ellos han sido silenciosos, — le dijo Sascha a Tamsyn solemnemente.

Los gemelos brillaban, angelitos aseado en sus camisas a cuadros, Roman


en rojo y Julián en amarillo, con pantalones vaqueros iguales.

Sascha quiso cargarlos, pero su cuerpo no estaba listo. Levantándose,


extendió las manos y los niños tomaron una cada uno. Una vez en la habitación,
los acomodó en la cama. Entonces, estirándose dentro de la cuna, levantó a
Naya y fue a sentarse entre los dos, consciente de que Lucas había regresado a
la habitación después de saludar a Tammy y Nate.

—Les presento a Naya.

—Ella es pequeña, — Roman proclamó después de mirar atentamente al


bebé—. ¿Ella tiene un nombre largo, también, como yo y Jules? Como Roman.

—Su nombre largo es Nadiya.— Ella sonrió mientras Julián tocó la mano
en un puño del bebé con un dedo meñique.

Roman acarició su mejilla sedosa.

Naya bostezó mientras dormía.

Riendo, dijo Roman:


—Huele todo suave.

—¿Ese va a ser su olor real? — Jules no sonaba demasiado entusiasmado


con el aroma de bebé, haciendo que todo el instinto maternal en el cuerpo de
Sascha suspirara de asombro.

Miró a Lucas para obtener ayuda. Su pantera se acercó para agarrar a un


Roman riendo en un abrazo, gruñendo antes de dejarlo en la cama de nuevo.

—No, ese es su olor por ahora. Va a desarrollar un aroma más profundo a


medida que crezca.

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—Ah, que bien.— Jules suspiró—. Porque realmente huele a una chica en
este momento.

Los hombros de Sascha se estremecieron con la declaración triste.


Apretando su estómago para mantener la risa a raya, dijo:
—Ella es una chica, ya sabes. ¿Aún así quieres jugar con ella?

—Sí. Ella es nuestro bebé, — dijo Roman, con las cejas pegadas y los
brazos cruzados.

El asentimiento de Julián fue igual de serio.


—Nosotros incluso le hicimos un regalo.

Se levantaron de la cama juntos. Levantándose, Sascha entró en la sala de


estar / cocina con Lucas para encontrar a Tamsyn preparando café, la sanadora
estaba como en casa aquí, igual que Sascha estaba como en casa en lo de
Tamsyn. Una lata apareció en la mesada, probablemente algo delicioso que
Tamsyn había preparado esa mañana.

—Papá. — Julián tiró de la mano de su padre, donde Nate se apoyaba


contra la pared más cercana al área de la cocina—. Queremos darle a Naya su
presente.

Nate metió la mano en el bolsillo de la sudadera con capucha y sacó un


paquete envuelto vistosamente.

Agarrándolo, Julián tomó la mano de su hermano y corrieron.


—Esto es para Naya.

Lucas lo aceptó en nombre del bebé.


—Gracias. ¿Vamos abrirlo?

Dos idénticos asentimientos.

El paquete estaba cerrado con tanta cinta y papel brillante, que Lucas tuvo
que cortarlo con sus garras para abrirlo.

—¿Listos? — Dijo a todo el mundo.

—¡Sí!— Ojos brillantes, los chicos casi saltaban arriba y abajo.

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Lucas volcó el paquete abierto y en su palma cayó un collar
sorprendentemente bonito, hecho de perlas multicolores.

—Eso es hermoso, — dijo Sascha, sabiendo que iba a tener que guardar el
presente hasta que Naya tuviera la edad suficiente para apreciarlo.

—Ellos solos eligieron todas las cuentas, — Tamsyn comunicó con abierto
orgullo.

—Papá nos ayudó a ponerlas juntas. — Julián fue a apoyarse en la pierna


de su padre.

Inclinándose, Nate le alborotó el cabello.


—Cuéntenle a Sascha y Lucas lo que significan las cuentas.— El centinela
de alto rango los miró—. Ellos también pensaron en eso por su cuenta.

Sascha se sentó en un gran sillón acogedor con Naya, los gemelos


acurrucándose a ambos lados de ella. Entonces Roman tomó las cuentas.
—Estas son por la querida Sascha, —dijo, señalando a las cuentas, la
blanca y la negra en el centro.

—Por tus ojos, — Julián complementó, y luego señaló a una cuenta verde
junto a la negra—. Y esta es por Lucas.

—Pero la negra de alguna manera es por él también, ya que es una


pantera, — dijo Roman, mientras que Sascha escuchaba asombrada—. Así que
tienen que compartir esa.

—¿Qué pasa con las marrones con rayas de oro? — Ellas rodeaban a la
verde, la blanca y la negra.

—¡Esos somos nosotros! — Dijeron los gemelos al unísono—. ¿No te diste


cuenta?

—Ya, eso tiene sentido, — dijo Lucas, acercándose hasta apoyarse en el


respaldo del sofá—. Dado que Naya es su bebé.

Roman asintió satisfecho.


—Y ésta es mamá y ésta papá. — Ambas cuentas eran de un magnífico
azul cerúleo—. Porque mamá hace felices a todos y a papá le gusta cuando
mamá está feliz, y es como cuando el cielo está soleado y brillante.

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Los ojos de Sascha ardían. Sintiendo eso, Lucas pasó los nudillos de una
mano sobre su mejilla y dijo:
—¿Han puesto a todos los de la manada allí?

Eso causó que Julián se diera una palmada en la frente.


—¡No! ¡Hay demasiada gente!

—Quedaría muy largo. — Roman estiro los brazos muy separados—.


Vamos a hacerle una para su cumpleaños el próximo año con más gente. —
Entonces nombraron a los otros compañeros de manada representados en este
primer collar.

Para cuando terminaron, Sascha estaba completamente deshecha. Besando


a cada uno en la mejilla, dijo:
—Son maravillosos. Naya es tan afortunada de ser su bebé.

De repente tímidos, agacharon sus cabezas contra ella.

—Dame. —Tamsyn le tendió los brazos—. Déjame acurrucar a Naya por


un segundo. Creo que mis monstruos quieren un abrazo tuyo.

Sascha pasó a Naya a los brazos cuidadosos de la mujer que había


ayudado a nacer a su precioso bebé y de Lucas. Su regazo se llenó de inmediato
con los pequeños niños. Sonriendo, se acurrucó cerca de ellos. El momento duró
medio minuto antes de que se apresuraran a salir a correr afuera para jugar en
los árboles.

Cuando regresaron cinco minutos más tarde, mientras que los adultos
estaban tomando café, Naya estaba acunada en el hueco del brazo de Lucas,
ambos estaban en forma de cachorro de leopardo.

—Chicos. — El tono de Nate les hizo congelar, Roman con una pata
levantada del suelo de madera, Julián con su cola arqueada—. ¿Se quitaron la
ropa antes cambiar?

Idéntica culpable mirada, sus ojos de un impresionante color verde-oro en


esta forma.

Gimiendo, Tamsyn dijo:


—Ahí van dos pares de nuevos pantalones vaqueros de marca. —Ella
frunció el ceño, pero no tenía ningún ardor—. Debería vestir a ambos con sacos
de patatas.

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Al parecer, dándose cuenta de que no estaban en demasiados problemas


ahora, los cachorros corrieron a saltar en el sofá y acariciar a su mamá a modo
de disculpa. Tamsyn besó sus rostros peludos, mientras que Nate sacudió la
cabeza, divertido afecto en sus ojos.

—Van a tener que pasar por esto, también, — les dijo a Lucas y Sascha.—
Son tan bueno aprendiendo otras cosas, menos en sacarse la ropa.

Sascha sonrió a Lucas.


—No puedo esperar a ver a Naya cambiar. — No pasaría hasta que
tuviera alrededor de un año.

—Yo también. — La sonrisa de Lucas era tan profunda como la suya—.


Tengo la sensación de que va a ser una pantera, también.

Después de haber tenido un simulacro de pelea con su padre en el ínterin,


los gemelos corrieron a saltar sobre los brazos de la silla donde Lucas estaba
sentado. Desde la posición elevada con cuidado, olfatearon a Naya, le dieron
unas palmaditas con sus patas, -las garras cuidadosamente enfundadas- luego
saltaron de nuevo a acurrucarse al lado de sus padres.

Cuando Julián cambió en chispas brillantes de colores, su rostro tenía una


mueca.
—¡Ella todavía está durmiendo!

—Me temo que va a dormir mucho por un tiempo, — le dijo Sascha, el


amor que sentía por estos dos chicos que le habían enseñado la alegría antes de
que alguna vez hubiera imaginado que podría tener derecho a ella, le dolía en
su corazón—. Vas a tener que ser paciente.

Acurrucándose contra Tamsyn, Julián miró a su hermano. Roman hizo un


pequeño gruñido. Julián gruñó y se volvió hacia Sascha, la conversación
aparentemente terminada. Pero antes de que pudieran decirle lo que habían
decidido, Naya abrió la boca en lo que sonó como un pequeño, diminuto
gruñido de bebé.

Al instante en alerta, Rom pasó por encima saltando sobre el brazo del
sillón, mientras Julián cambió antes de unirse a su hermano. Cuando dos pares
de ojos color verde-oro de leopardo miraron a un par de color verde brillante, el
momento se congeló en el tiempo. Entonces Julián le dio unas palmaditas en la

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mano en puño de Naya con una pata cuidadosa. La bebé se estiró, aferrándose a
él.

Julián resopló de risa mientras Roman acarició la cara del bebé. Naya
estornudó, haciendo a Julián reír tan fuerte que se cayó del brazo de la silla,
mientras que su hermano se echó hacia atrás... entonces la tocó con su pata. Esta
vez, la bebé agarro un poco de su piel en su pequeña empuñadura. Él
fácilmente podría haberse alejado, pero no lo hizo, acurrucándose contra Lucas
en su lugar.

Volviendo hasta su posición anterior, Julián lamió la otra mano del bebé.
En vez de asustarse, los labios de Naya se curvaron en una sonrisa de bebé.
Vinculada como estaba a su hija en el plano mental, Sascha podía sentir su
alegría, su sentido de seguridad. Naya sabía que estaba con la manada.

Tamsyn sacudió la cabeza.


—Tengan cuidado, — advirtió—. Su Naya va a ser conducida fuera del
buen camino en cuanto pueda gatear.

Nate tomó la mano de su compañera, se la llevó a la boca y fingió


morderla.
—Cuidado con lo que dices de mis cachorros.

Apoyándose en su abrazo, Tamsyn dijo:


—¿De dónde crees que nuestros hijos sacaron eso Nathan Ryder? ¿Hmm?

Nate la apretó.
—En ese caso, Naya no necesitará ninguna ayuda. Luc sacó algunos trucos
bastante espectaculares de su propia cosecha cuando niño. —Una ceja
levantada—. ¿No tuve que pescarte una vez para sacarte desnudo de una
piscina de barro?

Lucas frunció el ceño.


—¡Yo tenía ocho años! Y fue una piscina de barro muy agradable. No sé
por qué tuviste que robar mi diversión.

Encantada con esta nueva visión del pasado de Lucas, Sascha iba a pedirle
a Nate que se explayara cuando se dio cuenta de dos conjuntos de orejas tiesas.
Los otros se dieron cuenta al mismo tiempo. Tammy le codeo a Nate en las
costillas.

59
Relatos cortos Psi/Cambiantes
Nalini Singh
—Ten la manguera preparada. Veo más baños de barro en el futuro de un
determinado dúo.

Nate fingió una mueca de dolor... y guiñó un ojo a sus muchachos.


—Les voy a mostrar el mejor lugar.

—¿Qué tú conoces el mejor lugar? — Lucas respondió—. Yo conozco el


mejor lugar.

Las cabezas de los gemelos fueron de uno a otro, los ojos brillantes. Y
Sascha quería saltar sobre todos, encerrándolos en un enorme abrazo. Naya
crecería un poco salvaje, querida y con dos amigos que le enseñarían a ser
traviesa y a jugar y Sascha no podía esperar para experimentarlo todo.
Terminar con una cachorra recubierta de barro, con los ojos verdes de su papá.

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Relatos cortos Psi/Cambiantes
Nalini Singh
Haciendo la cena

Relato corto
Traducción: Dark Wolf

Comentario de la autora:

Esta viñeta transcurre en la misma época que se inicia Corazón de obsidiana,


pero no contiene adelantos del libro. Se centra en Mercy y Riley de Marcada a
fuego.

-0-0-0-

Sentada en la mesada, Mercy picaba una zanahoria, se comía la mitad en


el proceso.

—Nunca supe que me gustaban tanto las zanahorias.

Riley sonrió desde donde se encontraba en el lado opuesto de la mesada, y


le pasó otra.

—Supongo, que a los gatizesnos2 les gusta sus verduras.

Riéndose de la palabra que él insistía en usar para sus hijos no natos,


comenzó a cortar de nuevo, mientras que Riley cortaba los pimientos verdes
dulces que amaba.

—Tengo panza ahora, ¿te diste cuenta?— Le preguntó al lobo que era su
compañero.

—Yo te examino cuidadosamente todos los días, gatita — sus ojos de


marrón-chocolate resplandecían—, y el vientre aún no ha aparecido.

Mercy frunció el ceño y se levantó, caminando a su lado del mostrador.


Levantando su camiseta, palmeó la leve curva de su abdomen.

—¿Ves?

2
Gatizesnos: La palabra original es "pupcubs", que vendría a ser algo así como cachorros + crías, como
se trata de lobos y gatos, usamos un diminutivo modificado de gatitos + lobeznos. (N de T)

61
Relatos cortos Psi/Cambiantes
Nalini Singh

Arrodillándose, Riley cerró sus manos sobre sus caderas y le dio un beso a
su estómago.

—Su mamá imagina cosas, pero la quiero de todos modos.

Tiró juguetonamente de su pelo, acercándolo hacia ella cuando se levantó.

—Culo inteligente.— Mordiéndole el labio inferior, lo empujó de vuelta al


mostrador—. Quiero mi sopa.

—Gato exigente. — Palmeándole ligeramente en el trasero, continuó


picando y cortando en rodajas, mientras ella estaba de pie junto a él—. ¿Por qué
no te quitas la ropa para que pueda juzgar a ese vientre tuyo inexistente?

Robando de un tallo de apio, ella se lo comió.


—Vamos a ver lo bien que tu sopa queda primero. — Se movió para
envolver sus brazos alrededor de él por detrás, apoyando su barbilla en su
hombro. Sólido, fuerte y hermoso, era su Riley.

Beso a un lado de su cuello.


—Te amo.

Se giró y sonrió con esa sonrisa lenta de Riley que era sólo para ella.
—Yo... —Hizo una pausa y miró hacia la puerta, la sonrisa para ella
cambió a una llena de afecto—. Estamos a punto de recibir visitas.

Mercy no cambió su posición.


—¡Váyanse! — Gritó cuando sonaron pasos pesados en el porche.

—Agg, hermanita, — dijo Sage, continuando su camino a través de la


puerta—, no seas así. Compramos el postre—. Levantó una caja de una
panadería gourmet de la ciudad—. Pastel de piña.

El estómago de Mercy gruñó.


Está bien, pueden entrar.— Los demonios conocían todas sus
debilidades—. Botas fuera, los tres.

Bastien y Sage gimieron, se agacharon, pero Grey parpadeó y entró.


—Ya me las quité.

—Es por eso que eres mi hermano favorito.

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Relatos cortos Psi/Cambiantes
Nalini Singh

—¡Venga! — Dos voces masculinas descontentas.

El pecho de Riley retumbó mientras se reía entre dientes.


—Grey tu tarea es pelar las papas. No estábamos cocinando para seis
personas extra.

—Ja, ja.— Bastien se acercó—. Voy a hacer una cocción de papas. ¿Tienes
tocino? — Él ya estaba abriendo la nevera—. Queso, cebollas... leche. — Con los
ingredientes reunidos, hizo un espacio para sí mismo junto a Grey—.
Rebanadas delgadas, Sombra, — dijo, usando el apodo de su hermano
pequeño—. Oye, Herb, ralla el queso.

Sage le mostró a Bastien el dedo del medio por usar ese apodo odiado,
pero se puso a trabajar. Mirando por encima de Mercy, su hermano mediano
alzó la barbilla.

—¿Por qué estás sin hacer nada en la cocina?

—Porque puedo cambiarlo por favores sexuales.

—La-la-la-la, —Grey cantó—. No oigo nada. Mi hermana no tiene sexo.


Nunca. Ella ni siquiera sabe lo que es.

Poniendo los ojos, Mercy besó el cuello de Riley sonriendo de nuevo,


caminó de vuelta para tomar su asiento en el taburete de la mesada, al lado de
donde Sage estaba de pie.

—Entonces, — le dijo a Bas—, estás saliendo con alguna nueva.

Bastien le apuntó con un cuchillo.


—No, simplemente no. No vas a acercarte a ella.

Echando un vistazo a Sage, Mercy esperó. Él sonrió y se tomó la revancha


de Bas.

—Ella es una maestra de guardería, arrastra las palabras como la melaza,


inteligente como el diablo.

—Hmm, suena como que tengo que conocerla.

Bastien le dio un mirada mortal.

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Relatos cortos Psi/Cambiantes
Nalini Singh
—Juro por Dios, Mercy, si la ahuyentas, voy a enseñarle a tus gatizesnos
los peores trucos que conozco.

Mercy se limitó a sonreír. No tenía ninguna intención de asustar a la chica


de Bastien, si la otra mujer resultaba ser de fiar. Sus hermanos podrían ser
demonios, pero eran maravillosos demonios que merecían ser amados.

—Riley, amor, pon un poco de chiles en la sopa. La quiero caliente.

Su compañero le lanzó una mirada con los ojos entrecerrados.


—Para con el hostigamiento a Bas, gatita. — Una lenta sonrisa—. Sabes
que él es sensible acerca de sus herramientas de despellejar gatitos.

Mercy, Sage, y Grey abuchearon a carcajadas frente a la referencia del


truco que Mercy le había jugado a la última aspirante a novia de Bastien,
mientras que Bas apretaba los dientes y picaba las cebollas con la velocidad de
un chef profesional.

—¿Por qué?— Preguntó—. ¿Por qué tengo que estar emparentado a estos
miembros de esta amorosa familia?

Teniendo compasión de él, Mercy caminó a su alrededor para abrazarlo


desde un lado y le beso en la mejilla sin afeitar, las cerdas duras contra sus
labios.

—Me comprometo a ser agradable.

Bastien pasó un brazo por la cintura y resopló.


—Ella puede manejarte, lo que te pondrá peor, demasiado incentivo.

Mercy le dio un codazo para alejarlo, llegando hasta tirar de su pelo rojo
oscuro. Sin embargo, ella se sintió intrigada y alentada por el hecho de que
pensaba que su chica era lo suficientemente fuerte como para manejarla, era un
hecho que cualquiera que no pudiera manejar a Mercy, no podía manejar a
Bastien. Su hermano podía no ser un teniente, pero tenía un núcleo de acero. Lo
llamaban tiburón en el mundo financiero; él era la razón de que DarkRiver
tuviera una buena cartera de inversiones.

Robando un pedazo de queso, se acercó a rizar el pelo de Grey.


—¿Qué hay contigo, hermanito?

64
Relatos cortos Psi/Cambiantes
Nalini Singh
Grey, quien a pesar de sus ojos malvados era el más dulce de sus
hermanos, sonrió y le dio un beso en la mejilla.

—Estudio, entrenamiento, perseguir a las chicas cuando tengo tiempo, lo


cual no es frecuente. Emmett me arrastrándome por el culo.

Ella sabía que Emmett estaba presionando a Grey, y sabía el por qué. Su
pequeño y hermoso hermano era un dominante muy fuerte con tendencias
agresivas que lo hacían el material del soldado perfecto. El tema era, que la
mayoría no se daba cuenta, él era un amor, y porque su fuerza se había
desarrollado más tarde en su adolescencia que la mayoría de los cambiantes.
Pero se había vuelto claro para cada uno de los de alto rango en la manada que
Grey estaba hecho para proteger, hecho para ser una de las piedras angulares
de la manada.

No sólo eso, él tenía la adecuada personalidad y temperamento para estar


en el nivel más alto de la jerarquía de la manada.

—No te preocupes, Sombra, —dijo ella—. Puedes manejar a Emmett.

Sus ojos se encontraron con Riley cuando se acercó a dejar que la


envolviera en sus brazos, la sopa que le había pedido burbujeaba en la estufa
mientras sus hermanos estaban concentrados en la comida y discutían sobre si
se debía o no hacer toda la caja de escalope de pollo que habían descubierto en
el congelador.

Inclinándose, ella susurró:


—Mira, yo estaba preocupada por tener un embarazo múltiple, pero luego
me di cuenta de que he estado dirigiendo una manada de tres hooligans la
mayor parte de mi vida.

Los hooligans protestaron mientras Riley sonrió y la atrajo para darle un


beso.

Cuando la soltó, su corazón estaba amenazando con salírsele del pecho,


sus garras pinchaban en la pared caliente, su leopardo frotándose contra la
parte interior de la piel. Si hubieran estado solos, lo habría arrastrado a la cama
y pasado una hora de besos y mordisqueando su camino a través de su cuerpo
musculoso.

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Relatos cortos Psi/Cambiantes
Nalini Singh
Con los ojos diciéndole que estaba leyendo su mente, Riley le pasó un
dedo por la nariz y los labios. Ella lo mordisqueó, haciendo que su sonrisa se
profundizara.

—Tuch, tuch, eso es lo que te metió en esta situación, en primer lugar, —


dijo Sage en un tono sonoro—. Descalza y embarazada en la cocina.

Volviendo a inclinarse, la espalda contra el pecho de su gran compañero,


Mercy sonrió a su hermano, con la toda la caridad del mundo. El toque de Riley
tenía una manera de hacerle eso a ella.

—Entonces, ¿cómo van las apuestas? —Todo el mundo estaba tratando de


averiguar: 1- El número de bebés que llevaba y 2- Si los bebés cambiarían en
leopardo o lobo.

—¿Qué apuestas? —dijo Bastien con total inocencia, líder de la pandilla y


tesorero de la bolsa de apuestas.

Conocía esa mirada, Mercy sabía que no conseguiría nada. Bas podría ser
una esfinge cuando quería serlo.

—Vamos a dar un paseo, — le dijo a Riley en vez—. Los demonios


terminarán de hacer la cena. — Señalando a Bas, dijo—: No arruines la sopa.

Cuando Riley salió a la calle con ella, sus dedos entrelazados, respiró
profundamente el aire fresco. Renunciando a los zapatos, pasearon
perezosamente a un lugar que daba a un prado lleno de flores silvestres, y se
quedaron con sus brazos alrededor uno del otro, viendo la puesta de sol.

Era un hermoso y romántico momento, pero para Mercy, el mayor


romanticismo estaba en la forma en que Riley inconscientemente ladeó su
cuerpo para protegerla de un viento ligero. Ese era su lobo, protector hasta la
médula. Habían tenido encontronazos por ello, sin duda, los tendrían de nuevo
en el futuro, pero sabía que algunas cosas eran instintivas. Pedirle que no la
cuidara de esa manera sería como pedirle que cambiara la esencia misma de su
ser.

Y no quería cambiar nada de Riley.

—Vas a ser un padre increíble, ¿lo sabes?

Una mirada de sorpresa, placer en los ojos que eran del lobo.

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Relatos cortos Psi/Cambiantes
Nalini Singh

—Creo que hay que subir las apuestas, así ganamos.

El leopardo de Mercy merodeó en la superficie con interés.


—¿Cómo?

Cuando le contó su plan, echó la cabeza atrás y se carcajeo de alegría. Y


cuando él le mordisqueó la oreja, curvando los dedos del pie, lo atrapó para un
beso tan caliente como su sangre. Los últimos rayos del sol poniente golpearon
el ámbar salvaje de sus ojos mientras sus labios se separaron, la belleza en ellos
era cautivante.

Fascinado, su leopardo subió a la superficie de su propia mente.

Él le gruñó juguetonamente:
—Corre.

Retrocediendo, ella le hizo un pequeño gesto de burla... luego corrió,


alegría en cada uno de sus pasos. Riley podría ser protector, pero no se olvidaba
de con quien estaba emparejado, no olvidaba que era una centinela con fuego
en su corazón y la caza en su alma. Dios, como amaba a su lobo de ojos color
ámbar.

***

Cuarenta y cinco minutos más tarde, los tres demonios que eran sus
hermanos de repente piadosos como monjes, tuvieron gran placer en señalar
que ella tenía ramitas y hojas en su pelo, mientras que la ropa de Riley tenía
manchas de hierba.

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Nalini Singh
Domingo por la mañana

Relato corto
Traducción: Dark Wolf

Comentario de la autora:

Transcurre en la misma época de Corazón de obsidiana, pero no contiene


adelantos de ese libro. Se centra en Sophia y Max de Cautivos de la oscuridad.

-0-0-0-

Domingo, tú y yo. Sin celulares, sin mensajes, sin eventos que alteren al mundo.
Si alguien necesita a alguno de los dos, pueden muy bien venir al apartamento. En ese
momento, vamos a tener problemas para escucharlos. Mejor aún, voy a cortar el timbre.

Nota de Max a Sophie

Querido esposo:
Un astuto plan, pero por desgracia soy una telépata.

Nota de Sophie a Max

Ay de mi por ello. Eres perfecta. Y eres toda mía este domingo.

Nota de Max a Sophie

Sofía se sentó en el asiento de la ventana de la sala de su apartamento y de


Max en el Embarcadero, sus dedos en el pelaje de Morpheus, ya que el gran
gato negro estaba acurrucado en su regazo, y sus ojos en la calle.

—Ahí está, Morpheus. — Le dolió el corazón de pura alegría salvaje,


cuando vislumbró a su amante y marido correr cruzando la calle.

Como si sintiera su escrutinio, miró hacia arriba y sonrió, antes de


desaparecer de la vista.

Dejando caer a un Morpheus que escandalosamente se quejó en el suelo,


se echó a reír y se arrodilló para mimar al gato temperamental bajo la barbilla,
las puntas de la gran camisa blanca que llevaba, le rozaban sus muslos.

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Relatos cortos Psi/Cambiantes
Nalini Singh

—Te acariciare un poco más tarde. — Cuando se levantó, Morpheus se


pego tras ella, custodiando de pie en la puerta hasta que Max apareció en lo alto
de las escaleras.

—Hola, hermosa, — dijo, sus casi negros ojos rasgados ardieron con una
mirada que había aprendido era solo para ella.

A pesar de que lo había visto quince minutos antes, cuando había bajado
hasta el otro lado del muelle para recoger los productos de panadería que le
había pedido ayer, ella sintió que su corazón saltaba. La sonrisa de Max... no
había nada en el mundo igual.

—Hola guapo.

El hoyuelo en su mejilla izquierda, una tentación juguetona, estiró la mano


para cerrarla por encima de su nuca, tocó su boca con la suya. Coqueteando,
persuadiendo, amando. Podían ser libres aquí, el corredor despojado de
vigilancia, las otras dos parejas que compartían su piso eran humanos. No
verían nada malo en un esposo besando a su esposa en la puerta, mientras que
su gato se mecía entre sus piernas.

Liberándola después de un mordisqueo suave de su labio inferior, Max le


dio un empujoncito para que entrara en el apartamento, Morpheus saltó
alejándose, hasta caer sobre el asiento de la ventana para acurrucarse al sol, la
cabeza mirando deliberadamente lejos.

—Creo que él estaba esperando el atún, — dijo Sophia en un tono suave,


familiarizada con los estados de ánimo de su mascota.

—Ahora va a estar de mal humor todo el día. — Pateando la puerta para


cerrarla, Max dejó la caja de la panadería en la mesa—. Vamos siéntate en mi
regazo, Sophie. — Tumbado en una silla, le dio unas palmaditas a su muslo
musculoso.

Nunca en su vida antes de Max, Sophia imaginó que un día se sentaría en


el regazo de un hombre, vestida con nada más que una de sus camisas, su
salvaje cabello sobre los hombros por la forma en que la había amado esta
mañana, y su piel íntimamente desgastada por su mandíbula sin afeitar.

—¿Qué trajiste? —Preguntó, apretando los labios contra esa mandíbula.

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Relatos cortos Psi/Cambiantes
Nalini Singh
No había nada en el mundo que amara tanto como tocar a Max.

Echándose hacia atrás, con un brazo envuelto a su alrededor, él gimió


cuando ella encontró el lugar en la garganta que siempre le hacía estremecerse.

—Ahí va, atacándome de nuevo. — Fue una queja ronca, su mano


tomándola del pelo para levantarle la cabeza—. Incluso después de que hice el
sacrificio supremo de levantarme de la cama en una mañana de domingo, — su
mano libre le acariciaba la nuca—, para conseguir el desayuno para mi esposa.

A Sophie le encantaba lo posesivo que era, la franqueza con la que dejaba


en claro lo que sentía por ella. Max nunca jugó esos juegos con ella, esos que
confundían y hacían a uno sentirse perdido. No, los únicos juegos que Max y
Sophia jugaban eran los que los deleitaban a ambos.

—Voy a comportarme, —ella dijo, e inmediatamente le robó otro beso.

—Eres una terrible influencia, — Max murmuró algún tiempo más tarde,
con los botones de la camisa medio deshechos, extendió su mano sobre sus
costillas, sus hombros una seda viviente bajo su toque, porque se las había
arreglado para tirar de su camisa—. Pero puedo escuchar a tu estómago gruñir,
y no me gusta que mi Sophie pase hambre.

Abotonándose la camisa con esa declaración firme, abrió la caja para


exponer una deliciosa variedad de pasteles.

—Fui a un nuevo lugar; ahí tienes los croissants que querías, además de
un par de cosas más. — Una mano grande y cálida cayó de nuevo a su muslo—.
Me imagino que vas probar un bocado de cada uno. La mejor manera de
descubrir tus favoritos para la próxima vez.

—Sé cuál es mi favorito, — dijo Sophia, sintiéndose traviesa como sólo se


sentía con Max, su hermoso policía.

Él miró hacia arriba.


—¿Cuál?

—Este. — Deslizando sus dedos en el sedoso negro de su pelo, ella lo


sorprendió al afirmar su boca de nuevo. Una vez, el tacto había significado
dolor, violación. Con Max, solo implicaba placer, un placer mucho más allá de
lo físico. La forma en que compartía su alma con ella, no había secretos entre
ellos, la forma en que la trataba como su pareja, la forma en que veía belleza y

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Relatos cortos Psi/Cambiantes
Nalini Singh
fuerza en el rastro de cicatrices que marcaban su rostro... la hacía suya. Total y
absolutamente.

—Dios, estás en tantos problemas. — Respirando agitadamente, Max


deslizó la mano en la pierna entre sus muslos, dedos callosos contra la piel tan
sensible, el simple roce de su mandíbula sobre ella esa misma mañana la había
hecho temblar.

Se estremeció ahora, ladeó el cuello para darle un mejor acceso mientras la


besaba, pero debería haber sabido que su marido no sería tan fácilmente
disuadido de su meta. Un bocado rápido, un trazo sensual de su lengua, y él se
apartaba de nuevo, aunque su pecho subía y bajaba con un ritmo que le dijo
que se despertó violentamente, su cuerpo de roca dura.

—Come primero. — Los ojos se estrecharon, decididos—. No me gusta


que te saltes las comidas.

Max era la única persona en todo el mundo que alguna vez había cuidado
de ella, y Sophia no tenía escudos contra él cuando se ponía en ese plan.
Fundiéndose en sus brazos, cogió un pastel. Era una tarta de frutas de algún
tipo, con lo que parecía una capa azucarada. Saboreándola mientras tomaba un
sorbo del café que había puesto sobre la mesa a la espera de su regreso, ella hizo
una mueca.

—Demasiado dulce.

Max sacudió la cabeza cuando ella se lo ofreció a él, mordiendo un bagel


en vez.

—Lo probé a ese cuando River me mostró el lugar.

Una ola de afecto recorrió su sangre mientras tomaba un mordisco de su


panecillo.

—¿Cómo es que tu hermano conoce tanto la ciudad después de sólo estar


tan poco tiempo? — River Shannon era el tercer miembro de su unidad familiar
pequeña pero fuerte, Max y su hermano menor, eran resueltamente leales el
uno al otro, incluso después de años de separación. En cuanto a Sophia, ella y
River se habían gustado el uno al otro desde el principio, unidos en su amor por
Max.

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Relatos cortos Psi/Cambiantes
Nalini Singh
No siempre era fácil, las cicatrices del pasado de River implicaba que
había retrocesos, momentos de dolor e ira, pena y furia, pero esta vez, River
estaba con ellos, no solo por el mundo. No importaba lo duro del camino, los
tres navegaban juntos, y cada vez que borran otro poco de escombros, la sonrisa
de River se volvía más profunda, más brillante.

—Se hizo amigo de las Ratas, — Max le dijo ahora, eligiendo otra pastel de
la caja después de que ella tomó un sorbo de su café—. Teijan y su gente saben
todo lo que pasa en San Francisco.

Un ajuste perfecto para el ingenioso e inteligente River.

—¿No le escuche decir que iba a venir hoy? — Se burlo de Max,


recordando cómo River había gritado amenazando y sonriendo mientras salía
del apartamento el sábado por la mañana, después de haber pasado el viernes
por la noche en el dormitorio de invitados que Max y Sophia habían reservado
específicamente para él y donde terminaba varias noches a la semana, sin
importar el hecho de que él tenía su propio lugar.

Max le acercó una pequeña tarta a sus labios, su tono oscuro mientras
hablaba.
—Amo a mi hermano, pero le advertí que si se atrevía a interrumpirnos
hoy, iba a esperar hasta que estuviera dormido una noche y luego afeitaría todo
ese pelo rubio que le encanta a las chicas.

Riendo, ella tomó un bocado de la tarta, sintió que sus ojos se abrían.
—Manzanas. Y... canela... y otras especias.

Disfrutando de la explosión de sabor contra su lengua, rica sin ser


demasiado fuerte, ella le dio de comer un bocado—. Vamos a comprar esta otra
vez.

Morpheus, cola parada, se dignó a acercarse y saltar sobre la silla de


enfrente. Donde procedió a ignorarlos, pretendiendo que solo se lamía la pata.
Sophia se volvió hacia Max—. Voy a darle...

—No. —Un ceño fruncido—. Ese gato te estafa al menos tres veces a la
semana. No tiene ni un poco de hambre, sólo es codicioso.

—Pero estamos degustando golosinas, — Sophia argumentó—. Él debe


recibir una también.

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Relatos cortos Psi/Cambiantes
Nalini Singh
—Él tuvo pescado fresco ayer, ¿recuerdas? — Max la alimentó con un
pedazo de un deliciosos croissant de mantequilla, cuando abrió los labios para
hablar—. No te lo agradecerá si se vuelve demasiado gordito para salir a
escondidas para hacer lo que los gatos ex callejeros hacen mientras que el resto
de nosotros duerme.

Masticando y tragando el bocado, Sophia tuvo que reconocerle ese punto.

—Tienes razón, él ama salir a hurtadillas y sigo sin entender cómo llega a
la planta baja desde aquí. — Se habían mudado a un apartamento en el cuarto
piso con vista al agua, justo antes de su pequeña boda privada en esta misma
habitación; Morpheus había descubierto una ruta de escape la primera noche.

—Si nos lo dijera, Morpheus tendría que matarnos. Código de gatos. — Le


dio el resto del croissant, Max hundió la nariz en la curva de su cuello, con su
pecho palpitando mientras absorbía su aroma.

—¿Más café?

Con el corazón en una hermosa opresión, y su aroma -jabón, calor, Max-


en sus pulmones, se fueron a buscar la jarra en el mostrador, pero su marido
continuó abrazándola.

Enfrentándose al chocolate amargo de su mirada, ella no esperaba la


intensidad de su expresión, sus dedos apretando en su muslo.

—¿Qué pasa? —Le acarició la mejilla, incapaz de mantener la distancia


cuando su Max estaba cerca.

—Estoy mirando a mi esposa, y tratando de convencerme de que no estoy


soñando. Mi dulce, sexy Sophie.

Por doloroso que su pasado fue, Sophia no cambiaría un solo segundo.


Porque la travesía dio lugar a este instante, a este hombre.

—Me encanta ser tuya ... y que tú seas mío.

Sus labios se curvaron, su mano deslizándose por su garganta para dibujar


el recorrido hasta la boca... justo cuando un mensaje telepático toco en su
mente.

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Relatos cortos Psi/Cambiantes
Nalini Singh
—Alguien está tratando de ponerse en contacto conmigo,— susurró ella,
como si la otra parte estuviera en la habitación.

Max le rozó la oreja con sus labios, su pulgar acariciándole la piel de la


cara interna del muslo.

—He oído que ha habido una epidemia inexplicable de interferencia


telepática en esta zona recientemente.

Con los hombros temblando y los ojos llorosos, ella habló a través de su
risa burbujeante.

—Debe tener algo que ver con los cambios en la PsiNet. —


Deliberadamente apagó la conexión telepática antes de que pudiera tomar
fuerza, hizo lo mismo dos veces más antes de que la persona en el otro extremo
se rindió.

—¿Esto es lo que se llama hacer novillos?

—Se llama tener un maldito día libre, — su marido murmuró—. También


se lo llama tener un domingo perezoso en la cama. La última parte es
importante. — Levantándose, Sophia con él, la tomó en sus brazos—. Muy
importante.

Morpheus aprovechó la oportunidad para saltar sobre la mesa y meter la


nariz en la caja que contenía los restos de los pasteles. Cuando estornudó y se
echó hacia atrás, sus ojos de diferente color ardían por la afrenta.

Sophia se tragó su sonrisa, con certeza Morpheus no se divertía.


—Supongo que no le gusta la tarta, tampoco.

El sonido profundo, cálido de la risa de Max la envolvió mientras la


rodaba hasta la cama, donde se perdieron el uno en el otro, tocándose,
hablando, jugando y holgazaneando.

Juntos.

No importa lo que el futuro traiga, pensó mientras miraba a Max dormir esa
noche, siempre y cuando él estuviera a su lado, se enfrentaría con firmeza
contra cualquier reto, cualquier cambio. La red podría caer en un precipicio
peligroso, el mundo contener el aliento, pero Sophia permanecía firmemente

74
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Nalini Singh
anclada por una conexión que podía sentir en cada pulso de su corazón, una
conexión que tenía el sabor de Max y de un feroz y hermoso amor.

Acomodando la cabeza en su hombro, su brazo un peso protector a su


alrededor, cerró los ojos... y sonrió cuando sintió a Morpheus acechar en el
cuarto y saltar sobre la cama y acurrucándose contra su espalda.

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Escenas Eliminadas

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Escenas eliminadas de Latido de Tentación

Escena Eliminada
Traducción: Fenix

Comentario de la autora:

A continuación les presento dos escenas eliminadas de Latido de


Tentación, mi contribución a la antología An Enchanted Season.

La escena 1, se supone que es un prólogo, mientras que la escena 2 fue


originalmente parte del final.

La escena 1 no entró en la novela porque decidí que era necesario pasar


directamente a la historia de Nate y Tammy, en lugar de ir desde el presente, al
pasado. Además, estaba complacida con los otros personajes y con una novela
corta, era necesario un enfoque mucho más estricto.

La escena 2 no entró porque la información de que la manada se


preocupaba lo suficiente como para intervenir, ya había quedado planteado.
Tiene un poco de diversión, sin embargo, así que lo van a disfrutar ¡Dos veces!

¡Espero que la disfruten!

-0-0-0-

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Latido de tentación: Escena 1

—El psi que robó la Navidad —Sascha leyó el título con la frente arrugada
al fruncir el ceño—. No estoy segura de que vaya a gustarme este libro.

Tamsyn rió.

—Ah querida, probablemente no ha sido muy amable dejarlo por ahí


tirado ahora que tengo compañeras psi en el clan.

Faith tomó el libro y leyó el dorso.

—La aterradora, escalofriante y misteriosa historia de cómo la Navidad


casi fue prohibida.

—No estáis ofendidas, ¿verdad? —De repente Tamsyn se dio cuenta de lo


que podría parecerles el libro a sus amigas—. Es sólo un libro divertido. A los
niños les gustan las rimas. Yo nunca…

—No estamos ofendidas. —Sascha comió disimuladamente un poco de


chocolate de los trozos que Tamsyn había cortado para las galletas—.
Simplemente relata un acontecimiento basado en hechos de un modo que los
niños puedan comprender.

—Sí. —Faith abrió el libro por la primera página—. Creo que el nuevo y
poderoso Consejo psi estaba probando sus nuevas alas durante ese período de
tiempo. Ese no fue uno de sus éxitos ejemplares.

Tamsyn rió, contenta por la perspectiva de la vida inminente lógica de


Sascha y Faith.

—No, yo diría que no. No creo que hayan sido derrotados de ese modo
otra vez.

Sascha mordisqueó otro trozo de chocolate mientras cogía un hermoso


adorno de la caja que estaba sobre la mesa.

—¿No es un poco pronto para las decoraciones de Navidad?

—Es una cosa familiar. —Tamsyn sintió que su corazón se enternecía con
el recuerdo—. Podrías decir que una tradición.

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Nalini Singh

Los ojos de Faith se demoraron en la bola pintada a mano que Sascha tenía
en la mano.

—Veo el futuro, pero creo que sería agradable tener un pasado lleno de la
suficiente alegría para celebrarlo.

Tamsyn sonrió a la clarividente.


—Estoy segura de que estás creando muchos grandes recuerdos con
Vaughn.

—Sí. —Sus ojos se suavizaron—. Me talló una escultura.

—¿La podemos ver? —preguntó Sascha.

Faith sacudió la cabeza.


—No, creo que no. Es bastante posesivo acerca de ella.

—Como contigo. —Viendo el movimiento por el rabillo del ojo, Tamsyn


asió el tazón de chocolate antes de que Sascha pudiera zampárselo todo—.
¿Cuánto chocolate comes en una semana?

Los ojos llenos de estrellas de Sascha, alfileretazos de blanco sobre


terciopelo negro, se arrugaron en las comisuras cuando respingó.

—Creo que deberíamos cambiar de tema. Vamos a hablar más sobre Faith
y Vaughn.

Lucas sacó la cabeza por la esquina del salón.

—Se comió una barra entera después de la cena de anoche. Lo bueno es


que me aseguro de que haga ejercicio regularmente. —Se agachó antes de que la
manzana que Sascha le tiró alcanzara la puerta, su sonrisa sensual no dejaba
lugar a dudas de a qué clase de "ejercicio" habían estado dando rienda suelta.

—Juro que voy a… —Sascha mantuvo la manzana en el aire usando la


telequinesis y devolviéndola al frutero—. Él me compró esa maldita barra de
chocolate.

Tamsyn se mordió el labio inferior para no reírse ante el rubor de Sascha.


—Por supuesto que lo hizo. Te adora.

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Relatos cortos Psi/Cambiantes
Nalini Singh
—Y preveo muchas más barras de chocolate en tu futuro.

Tamsyn y Sascha miraron a Faith. La psi-c estaba dotada con la habilidad


de ver el futuro y cuando decía algo como eso, era generalmente correcto darle
una interpretación literal.

—¿También ves mucho ejercicio? —preguntó Tamsyn.

Sascha se giró para mirarla fijamente.


—¡Tammy!

—Oh sí. —Faith sonrió pícaramente, una sonrisa rara. Llevaba fuera de la
PsiNet varios meses pero algunas cosas llevaban su tiempo. Tamsyn sabía que
la pelirroja todavía se estaba acostumbrando a interactuar con sus nuevos
compañeros de clan—. El chocolate y el ejercicio están íntimamente conectados
en tu futuro.

Sascha se puso las manos en las caderas, mirando de una a la otra.


Entonces curvó los labios. La risa que salió fue contagiosa. Todas se estaban
agarrando los costados cuando Nate entró en la cocina desde el patio.

—¿Qué me he perdido? —Tenía un ramo de flores.

Orquídeas.

Estúpidamente caras, increíblemente hermosas y suavemente delicadas.


Tamsyn dejó de reírse.

—Idiota. —Pero fue a sus brazos con lágrimas en los ojos, apenas
consciente de que Sascha y Faith salían de la habitación.

Él la abrazó con un brazo, las flores en el otro.


—Feliz Aniversario, mi querida gatita.

Ella sorbió por la nariz.


—No es hasta el Día de Navidad.

—No, no lo es.

No, no lo era. Ese día fue cuando tuvieron la ceremonia en el Círculo del
Clan para celebrar su vínculo de emparejamiento, para compartir su alegría con
los miembros del clan, pero fue en un día como este hace dieciocho años

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Nalini Singh
cuando se convirtieron verdaderamente en uno, sin barreras ni temores. El
primer día que él le había regalado orquídeas.

—Debo ponerlas en agua.

Él le acarició el cuello con la nariz.


—Más tarde. En este momento, debes venir arriba y sacarme de mi
miseria.

—¡Nate! —susurró, bien consciente de que los otros estaban a sólo una
pared de distancia. En particular, sus dos cachorros, Julián y Roman, los chicos
tenían una audición extraordinaria en lo que se refería a su padre—. Los niños,
Lucas y Sascha y…

—Cuidarán de los niños. —Le mordisqueó la piel—. Estaré muy callado.

El estómago se le fundió cuando el olor de Nate se entretejió alrededor de


ella.
—Mentiroso. —Dios, ella era arcilla en lo que se refería a este hombre.
Especialmente cuando le regalaba orquídeas—. Quiero estar encima.

Poniendo las orquídeas sobre la mesa detrás de él, la sacó en brazos. Como
todos los sanadores, ella era una mujer práctica, pero él siempre la había hecho
sentirse totalmente femenina. Ahora sonrió.

—No, no lo estarás. Tengo planes para ti.

Ella le pellizcó el labio inferior.

—¿Te vas a poner dominante, Nathan Ryder?

Él le dio un beso vigoroso.

—¿Recuerdas ese tiempo en la cabaña, señora Ryder? —Le susurró una


descripción más íntima en el oído.

—Oh. —Calor húmedo entre las piernas—. Tienes razón, no quiero estar
encima. —Las cosas que le había hecho en esa cabaña... no era de extrañar que
hubiera estado de acuerdo en ser su compañera. Pero su historia había
empezado mucho tiempo antes de esa contienda final.

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Latido de tentación: escena 2

Traducción: Dark Wolf

-0-0-0-

Doce horas más tarde, Nate acarició el cuello de Tamsyn, su bestia todavía
no está convencida de que iba a quedarse.

—Te fuiste, pero te quedaste cerca. — Había tenido la intención de que la


encontrara.

—En realidad, quería ir a Nueva Zelanda.

Él alzó la cabeza para mirarla a la cara.


—¡¿Qué ?!

Ella le dedicó un femenino encogimiento de hombros.


—Me dolía, joder. Estar cerca tuyo y no ser capaz de hacer esto. — Le pasó
sus manos por sus brazos—. O esto. — Depositó un beso contra su pecho—. O
esto.—Su pierna se curvó sobre la suya y se frotó, como si a ella le gustara la
sensación de su piel rugosa, sus vellos contra su suavidad.

—¿Así que te ibas a ir a Nueva Zelanda? — No estaba contento—. ¿Sabes


dónde está?

Ella dio una palmada en el hombro.


—Termina con el gruñido.

Fue sólo entonces que se dio cuenta que su bestia estaba empezando a
emerger.
—¿Entonces que te convenció de quedarte en Tahoe?

—Juanita.

Nate parpadeó.
—¿Juanita?

Asintió con la cabeza.


—Le dije que lo que estaba planeando y me dijo que tal vez debería tomar
las cosas un poco más despacio para darle tiempo a que mi madre se hiciera a la
idea.

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Nalini Singh

—¿Tu madre?—Estaba empezando a sentirse como un loro—. Parecía


llevarlo bien cuando me clavó las garras.

—¿En serio?—Tamsyn frunció el ceño—. Estaba llorando cuando me


llamó. Así que le dije que me quedaría aquí durante un mes y la dejaría
visitarme, que se acostumbrara a la idea.

La imagen de Sadie llorando simplemente no sonaba bien.


—Y, — añadió—, Lucas le dijo que no estaba psicológicamente preparado
para manejar mi partida.

Ya, eso sí tenía sentido.


—Ellos nos juntaron malditamente bien.

—No... ¿no?

—Los tres se negaron a decirme dónde estabas, me mintieron en mi


cara.— Él frunció el ceño—. Jugaron con nosotros.

Los labios de Tamsyn se torcieron.


—Me parecía extraño que mi mamá estuviera de repente tan emocional. Y
sí, ellos nos llevaron a esta cama. Y al muro. Y a la mesa.

Nate encontró sus labios curvándose como un reflejo de los de ella.


—Creo que no voy a destrozarlo en mil pequeños pedazos entonces.

—Creo que sería una muy buena idea.— Depositó unos besos por su
pecho—. Si no me hubieran convencido para quedarme, estaría en Nueva
Zelanda en este momento.

Él captó el pequeño atisbo de incertidumbre.


—Puedes estar malditamente segura que yo iría, —dijo, metiendo la mano
en el pelo y tirando hacia atrás su cabeza para poder mirarla a los ojos—. Te
hubiera perseguido hasta los confines de la Tierra, recuérdalo la próxima vez
que decidas hacer las maletas y marcharte.

—Nathan, eres un romántico.— Entonces sonrió—. Creo que deberías


hacer el amor conmigo.

—La mejor idea que has tenido en toda la mañana.

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La Ducha

Escena Eliminada
Traducción: Dark Wolf

Comentario de la autora:

Esta pequeña escena viene de los inicios de la relación de Lucas y Sascha,


tal vez un par de meses después de la Noche del Cazador.

-0-0-0-

—¡Lucas! — Sascha patinó hasta detenerse en el borde del balcón del nido
y miró hacia donde su compañero estaba trabajando, su cuerpo cubierto de
sudor.

Miró hacia arriba.


—¿Me necesitas, gatita?

Siempre, pensó, siempre lo necesitaba.


—Hay algo de malo en la ducha. — Sostuvo la toalla más firmemente
entre sus pechos—. Tiene una fuga.

Él sonrió, asemejándose mucho a la pantera que era.


—¿Estás desnuda?

—No. —Técnicamente cierto—. Esta toalla es muy grande.

Él se quedó parado, con las manos en las caderas, con una mirada en sus
ojos que la hizo desconfiar.

—Digamos que arreglo la ducha, ¿qué obtengo a cambio?

Se mordió el labio inferior. Jugar con Lucas rápidamente se iba


convirtiendo en su segunda naturaleza, pero el gato corría con ventaja, cuando
de ese tipo de juegos se trataba.

—Una comida casera.

Se estremeció.
—No, gracias. Tu idea de una comida casera es pastel de chocolate con
chocolate caliente, y luego chocolate con dulce de leche.

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—¿Qué hay de malo en eso?

—No es un alimento para un hombre.

Ella sonrió, lo recorrió con la mirada:


—Mi hombre.

—Vaya. — Negando con la cabeza su pelo acarició sus hombros—. No voy


a caer con eso. Vamos, sigue probando. Has que sea interesante.

—Te voy a cepillar hasta que tu piel quede toda brillante.

Frunció el ceño.
—Mi piel brilla lo suficiente gracias. Creo que quieres quedarte sucia.

—Hmm. — Se inclinó sobre la barandilla—. Si vienes a arreglar la ducha,


te dejaré compartirla conmigo.

Él sonrió, pero negó con la cabeza de nuevo.

—Está bien, ya. — libero un suspiro emulando una rendición—. Voy a


recitarte la lista de posiciones sexuales que memoricé como parte de un ejercicio
de entrenamiento mental.

En esa lista fue una de sus pequeñas rebeliones en el PsiNet, una pequeña
forma de satisfacer las necesidades que no podía reconocer.

—Vas a recitar mientras te enjabono tu delicioso cuerpo. — Garras


aparecieron cuando comenzó a escalar el árbol hasta el nido.

—Eso podría interferir con mi concentración.

Él cayó de pie frente a ella, una pantera alfa con el juego sensual en sus
ojos.

—Empieza, recita. Ya sabes lo que me atrae.

—No has arreglado la ducha todavía. — Sus ojos se estrecharon cuando


captó el destello de suficiencia del gato en su mente—. ¿La rompiste a
propósito?

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Relatos cortos Psi/Cambiantes
Nalini Singh
—¿Por qué iba a hacerlo? — Todo inocencia.

Su boca se abrió.
—Eres... ¡sin vergüenza!

—No, sólo sé cómo negociar. — Avanzó y comenzó a tirar la toalla. Ella la


agarró con fuerza empujándolo hacia atrás con una explosión de Tq.

—Tramposo.

Gruñendo por el impacto de la telequinesis, simplemente tiró con más


fuerza.
—Mal perdedora.

Ella tiró la toalla sin previo aviso. Él se quedó inmóvil. Girando sobre sus
talones, ella entró en el nido ... y le cerró la puerta en las narices.

—¿Ahora, ¿quién es el perdedor?

Arrojando la toalla, él le dio una oscura mirada masculina.


—No estoy contento.

Ella sabía muy bien que estaba imitando lo que ella le decía veces.

—Y a mí no me importa. — Girándose, muy consciente de que le daba una


perfecta vista de su trasero, ella movió sus dedos y entró en el dormitorio y
luego a la ducha. Ahora que sabía que la había saboteado, pudo arreglarla en
poco tiempo... justo a tiempo para rociar a Lucas con la cabeza desmontable
cuando él entró.

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Srta. Leozandra

Escena Eliminada
Traducción: Dark Wolf

Comentario de la autora:

Este texto fue escrito originalmente como una continuación de la escena


que terminaba con Brenna diciendo a Vaughn: "Al salón de belleza de la señorita
Leozandra" en Caricias de Hielo.

¿Por qué no aparece en el libro? En primer lugar, hubo un pequeño


problema de espacio - tiempo, implicando que no todos los que se encontraban
en la escena podrían haber estado allí, así que tenlo en cuenta al leer esto. La
línea de tiempo no va a fusionar a la perfección con el libro, así que te aconsejo
que leas esto como una escena completamente separada.

Otra de las razones de que esta escena no terminara en el libro, es que no


sentía que le diera al lector alguna información nueva, pero fue tan divertido
escribirla que no podía detenerme. ¡Espero que disfrutes!

-0-0-0-

La sonrisa se convirtió en un ceño oscuro.


—¿Qué pasa con ese lugar?

No entendió su comentario hasta que entró en el salón de belleza. Tamsyn,


Sascha y Faith estaban allí haciéndose la pedicura. Vaughn optó por esperar
afuera.

—Hola, no esperaba verlas aquí. — Sólo había querido sentirse normal,


pero Sascha podría querer continuar la discusión que habían estado teniendo
esa mañana.

Faith fue la primera en hablar.


—Hola, Brenna. — Una suave sonrisa que desmentía la tensión en sus
ojos.

—Hola.—Brenna quería preguntar qué estaba mal, pero luego vio a Sascha
colocar una mano sobre la otra mujer y algo hizo clic en su mente—. Debe ser

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extraño para ti, estar aquí en medio de tanta gente. — Desconocía todos los
detalles, pero el rumor era que Faith había crecido bastante aislada.

La psi-c respiró profundamente.


—Sí, pero estoy decidida a no ser una reclusa. Así que, ¿has venido a
unirte a nosotros en este ritual de vinculación femenina? Era medio escéptica al
principio, pero creo que me gusta tener pintura "Crush Coral" en la uñas de los
pies. — Ella movió un pie ya completamente pintado.

Sascha se rió.
—Lo siguiente será llevarla a comprar lencería. — Sus ojos le decían a
Brenna que no se preocupara.

—Vaya, vaya. — Brenna sonrió, ahora contenta por los dones empáticos
de Sascha—. Torturar a tu pareja de esa manera.

La sonrisa de Faith se ensanchó.


—Ah, creo que un poco de tortura es bueno para mí minino.

Se abrió la puerta una pulgada.


—Escuché eso. — Un bajo gruñido masculino.

—Deja de espiar, —Tamsyn ordenó—. Queremos hablar cosas de chicas.


Prometemos gritar si te necesitamos.

El comentario de Tamsyn fue seguido por una negociación donde Vaughn


finalmente accedió a esperar en el otro lado de la calle, donde aún podía verlas,
pero no oír su conversación.

—¿Me pregunto quién más está ahí fuera, haciéndonos sombra? — Sascha
murmuró.

—Ah, vamos a ver, — Tamsyn se recostó en su sillón reclinable—, dos de


nosotras estamos emparejadas con centinelas y luego tú y Lucas. ¿Quieres jugar
a "quién es más protector"?

—Yo gano. — Brenna levantó la mano—. Dos hermanos, un alfa, los gatos
y mi propio hombre.

Las otras tres la miraron y asintieron con unanimidad.


—Tú ganas.

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La Srta. Leozandra se zambulló en la habitación en ese instante, una visión
en un caftán púrpura modelado con una hoja de oro brillante.

—¡Brenna, querida! — besó al aire en ambas mejillas de Brenna, tan


extravagante como su pelo de un rosa profundo, las hebras cortas apuntaban en
un azul zafiro esmerilado en las puntas—. ¿Quién te hizo eso en el pelo,
querida? — Una mirada de desaprobación—. Es... — Agitó las manos por la
consternación.

Brenna captó las miradas interesadas de las demás, pero no tenían por qué
preocuparse. La Srta. Leozandra la trataba exactamente como quería ser tratada.

—¿No es horrible?— Ella sonrió—. ¿Puedes arreglarlo?

La mujer dio un golpecito en la mejilla con un clavo de oro con motas.


—Bueno, supongo que puedo hacer un corte más bonito.

—No.— Brenna había tomado la decisión de ayer—. Extensiones. De gama


alta. —Podía permitírselo y esto era una cosa que podía arreglar.

—Aaaah. — La Srta. Leozandra aplaudió—. Vamos.

Así fue que Brenna fue a la parte de abajo del salón con la señorita
Leozandra, -que la iba a atender en persona , en lugar de uno de sus asistentes-,
acompañada por las opiniones vocalizadas de Tamsyn y las palabras más
tranquilas de Sascha.

—Estoy usando unas hebras sintetizadas genéticamente. — La peluquera


dejó varias hebras en la palma de Brenna mientras se sentaba en la silla del
estilista.

—Son blancas... no, transparentes. — Apenas podía verlas y su vista era


muy aguda.

—Pero al segundo de unirse a tu cabello, van a empezar a tomar tu color y


textura. Inteligentes.

Brenna estaba impresionada.

—¿La pegas con.. pegamento?

La Srta. Leozandra resopló.

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Relatos cortos Psi/Cambiantes
Nalini Singh
—Hace décadas que no se usa. Ahora usamos un dispositivo láser que
cose, literalmente, las moléculas de las hebras. Cuando haya terminado, nadie,
ni siquiera tú, será capaz de decir dónde termina el cabello y dónde las
extensiones comienzan.

—¿Cuánto tiempo durarán?

—Hasta que te las cortes. — La Srta. Leozandra comenzó alisar el cabello


de Brenna con algún tipo de gel—. Ayuda a la unión. Voy a ir hasta los
hombros contigo. Las fibras genéticamente sintetizadas son ligeras, pero no
tiene sentido sobrecargarte. Siempre podemos añadir más, después, si quieres.

Brenna sonreía con tanta fuerza que su cara le dolía.


—Vamos a hacerlo.

El proceso fue lento. Muy lento. Las mujeres DarkRiver la dejaron en la


mitad para hacer sus compras, volviendo una hora más tarde para ver cómo
estaba y se fueron a comer el almuerzo suministrado por el chef personal de la
señorita Leozandra, luego regresaron de nuevo justo cuando la señorita
Leozandra le quitó la capa y giró la silla para que se viera en el espejo.

—¡Ta-chán!

Los ojos de Brenna se agrandaron.


—¡Tengo flequillo! — Encantada, pasó los dedos por el largo de su pelo.
Liso, perfecto... La señorita Leozandra no había exagerado. Brenna no podía
sentir nada que pudiera evidenciar una combinación—. ¡Esta cosa es increíble!

—Y por cuenta de la casa. — La estilista le apretó los hombros.

Brenna sintió que su alegría se desinflaba, ¿Ella lo sabía?

—Eso no...

La Srta. Leozandra agitó una mano, las uñas parpadearon.


—Leozandra nunca olvida un favor. Ese equipo que arreglaste la última
vez, está funcionando tan bien que no necesitaremos un reemplazo por años. Y
la mejora que hiciste al servicio de contestador automático, está recibiendo
pedidos desde el otro lado de la ciudad. Todo lo cual vale mucho más de lo que
hice por ti hoy. Así que acepta y sin chistar.

Brenna sonrió, la alegría había vuelto.

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—En ese caso, acepto.

—Bien. Porque tengo la sensación de que voy a necesitar de ese inteligente


cerebro tuyo una vez más, pronto... estamos pensando en instalar un robot de
seguridad para después de horas. — Ella sonrió a Sascha—. Tu gente es buena
manteniéndonos a salvo pero me gusta cuidar de mi propio territorio.

La robótica no era el campo de Brenna, pero podía hacer el mantenimiento


básico, y si era necesario, engancharía a la estilista con un amigo de la
universidad que era el genio de la zona. Mirándose en el espejo, se encontró con
los ojos de las otras tres mujeres.

—¿Y?

—Espléndido. — Tamsyn sonrió—. No es justo.

—Me alegro de que mi trabajo es apreciado. — Una radiante señorita


Leozandra dio a su cabello un vistazo final, luego fue a supervisar a uno de sus
ayudantes.

Brenna estaba a punto de responder cuando algo pellizcó en su tobillo.


Aullando, ella levantó sus piernas. Dos pequeños cachorros de leopardo se
movieron rápidamente de debajo de ella y corrieron a esconderse detrás de
Tamsyn.

—¿Cómo lo hicieron...?

Riéndose tan fuerte que no podía hablar, Tamsyn se agachó y agarró a sus
gemelos.

—Lo s-siento. — Ella señaló a Sascha.

La Psi sonrió.
—Clay estaba cuidándolos mientras fuimos de compras. Pasaron un día
entero con los centinelas y soldados. Me temo que has sido el blanco de una de
sus cacerías. En realidad creo que acabas de ser comida.

Brenna se rió, sus latidos se desaceleraron. Estaba acostumbrada a lobo


cachorros que probando sus habilidades acechaban a los adultos
desprevenidos.

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—Son muy buenos. — La pareja adorable la observaban desde los brazos
de su madre, sus ojos de un hermoso verde dorado que no se veía en los lobos.

Sascha tomó uno de los cachorros cuando se contoneó y saltó hacia ella.

—Julián piensa que te ves bastante bonita, a pesar de ser una loba. Tu pelo
no es tan oscuro como su piel pero le gusta de todos modos.

—Gracias, Julián, — dijo solemnemente.

—Yo también creo que te ves bonita. — La sonrisa de Sascha era suave.

Faith había permanecido en silencio hasta entonces, vigilante.


—Ahora te ves como la mujer que siempre has sido.

—Sólo necesitaba la validación física, ¿sabes?

—Lo sé. — Los ojos estrellados de Faith brillaron hasta volverse negros
por un segundo—. Tal vez es hora de que vuelvas. Todas debemos volver.

Cuando la clarividente hablaba en ese tono misterioso, todos escuchaban.

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La Fiesta

Escena Eliminada
Traducción: Nieves Calvino

Comentario de la autora:

¡Definitivamente amo esta escena eliminada de Marcada a fuego! La razón


de que no entró en el libro es que si bien es muy divertida, el objetivo de la
misma, era mostrar lo apegada que estaba Mercy con su manada, algo que ya
había quedado más que claro en el resto de la historia.

¡Espero que la disfruten!


-0-0-0-

Mercy se sentía tan deliciosamente distendida y relajada tras su encuentro


con Riley que tenías ganas de transformarse en leopardo y acurrucarse en algún
lado. Pero esa noche tenía su cita habitual con las mujeres del clan.

Después de ducharse y arreglarse tras volver de la guarida, se dirigió


hacia el lugar de la reunión media hora tarde. En esa ocasión se celebraba en
casa de Annie y Zach, aunque a Zach le habían echado de casa hasta que
terminasen. La asistencia variaba según los turnos de trabajo y del estado de
ánimo general del clan, y aquella noche, después del afortunado retorno de
Nash, había más de veinticinco mujeres en la pequeña casa repleta de los
deliciosos aromas del chocolate, los cócteles y la amistad.

—¡Mercy! —Anu prácticamente la arrastró hasta sentarla en el sillón—.


Tengo algo para ti. Enséñame los dedos de los pies.

Con una amplia sonrisa, Mercy hizo lo que le pedía. Diez minutos más
tarde tenía las uñas de los dedos de los pies pintadas de un vibrante color azul
plateado que relucía bajo la luz.

—Me gusta —repuso de manera categórica. Anu era una de sus personas
favoritas, pues tenía un carácter afable tan contagioso que resultaba imposible
estar de mal humor en su presencia—. ¿Qué tal el bebé?

—Guapísima. ¿Quieres verla? —La orgullosa mamá sacó el teléfono móvil


con una colección de nuevas fotos.

Mercy, pasó varios minutos mirándolas con verdadero interés.

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—Crece muy deprisa. Tengo la sensación de que no hace más de una
semana desde que la tuve en brazos y que no era más grande que un renacuajo.

—A mí me lo vas a decir… —Anu se guardó el teléfono en el bolso otra


vez—. Que no se te olvide llevarte a casa el resto del pintauñas para los
retoques.

—Gracias. —Admirando sus uñas y sintiendo un placer muy felino, Mercy


le dio un suave empujoncito a Anu—. ¿Dónde está Annie?

—Aquí. —Le puso un margarita en la mano—. ¿Anu?

—Mejor no; estoy dando el pecho. Pásame ese zumo de piña. —Se hizo
con un vaso y cogió su bolsa llena de trucos—. Es hora de ir a por la siguiente
víctima.

Mercy miró a Annie mientras Anu se dirigió sin vacilar hacia Poppy.
—Tú sí que sabes montar una fiesta.

Annie esbozó una amplia sonrisa.


—Creo que Zach está fantaseando con regresar a casa y encontrar mujeres
borrachas y desnudas por todo el jardín. De hecho creo que tiene esperanzas de
que realmente ocurra. Exceptuando a sus hermanas, claro; tengo órdenes
estrictas de advertirle que no se acerque para evitarle el trauma.

Riendo, Mercy tomó un sorbo del margarita y contempló a Annie mientras


dejaba el resto de las copas sobre la mesita situada a medio metro. La morena
bajita fue secuestrada de inmediato por su cuñada, Jess, y por Sascha, para
incluirla en un acalorado debate que enfrentaba al señor Darcy y a Heathcliff.
Mercy se inclinó hacia delante para escuchar la opinión de Annie, cuando
Tammy le hizo señas desde el fondo de la habitación, donde le estaban
ofreciendo algo que hizo que se ruborizara y se echara a reír. Presa de la
curiosidad, Mercy fue hacia allí.

Casi se quedó bizca cuando vio el surtido de objetos desplegados sobre la


mesa delante de la sanadora.

—¡Tammy!

—Oye, a mí no me eches la culpa. —Tammy se enjugó las lágrimas de la


risa—. Ha sido Faith.

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Relatos cortos Psi/Cambiantes
Nalini Singh
La psi-c se mostró increíblemente púdica cuando respondió a las
acusaciones:
—¿Cómo iba yo a saber qué era lo que fabricaba Lurrrve Motion? Cuando
me dijeron que iban a enviarme muestras para ayudarme a poner a punto la
mente para las predicciones, les respondí que me parecía bien. —Echó un
vistazo al largo, verde y muy… flexible juguete Lurrrve, con la risa danzando
en sus ojos—. Cuando trabajaba en exclusiva para empresas psi, no tenía que
preocuparme por este tipo de cosas.

Mercy estaba tratando de averiguar el funcionamiento de otro juguete que


sujetaba cuando este se puso en marcha, cambiando seis veces de color en
sendos segundos antes de escapársele de las manos y salir disparado por
encima de la mesa para aterrizar en el regazo de Talin, que le echó un vistazo y
dijo:
—¿Creéis que Clay sabría qué es si me lo llevo a casa y se lo doy como
regalo?

Llovieron pícaras insinuaciones de todas las partes y cuando se acallaron,


Mercy se reía con tantas ganas que los músculos de su estómago protestaron.
Aquello era la vida, la felicidad, pensó. No podía imaginar un futuro en el que
su clan no desempeñara un papel principal. Los DarkRiver eran parte de su
alma a través del vínculo de sangre con Lucas, pero sus compañeras de clan
formaban parte del tejido mismo de su corazón.

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Escuela de lobos.

Escena Eliminada
Traducción: Dark Wolf

Comentario de la autora:

Esta escena originalmente fue escrita como parte de Juegos de Pasión, pero
pienso que entra bastante bien como un divertido relato corto.

¡Espero que la disfruten!


-0-0-0-

Pocas horas después de su discusión con Hawke, Indigo miró alrededor


del claro y sintió que su corazón se calentaba de orgullo. Los jóvenes soldados
descansaban en una semicírculo irregular, con las piernas estiradas y la espalda
contra los árboles, eran fuertes, inteligentes y honorables. Estaría feliz de tener a
cualquiera de ellos a su lado en una pelea.

—Tácticas, — les dijo después que se establecieron—. Sé que la mayoría de


ustedes quieren que... — Se detuvo, ladeó la cabeza y frunció el ceño, escucho
algo inesperado en la brisa. Sonaba como un niño, y esta zona, estaba fuera de
los límites de los niños a menos que fueran acompañados de un adulto.

Echando un vistazo a Tai, le hizo un gesto con la cabeza para que él


comenzara la charla, mientras ella iba a revisar el ruido. El macho joven lo hizo
con una confianza que dejaba en claro que estaba casi listo para ser promovido
al estatus de soldado.

Haciendo una nota mental para discutir la situación con Riley, pensó en
cuál de los otros podrían estar cerca de la "graduación". Charlie estaba justo en
el borde, pero la chica tenía un problema de temperamento. Por otra parte, Jem
alguna vez, también fue así, canalizado correctamente ese temperamento,
podría convertirse en fuerza.

La perversa tentación del aroma de Drew, susurró sobre ella antes de que
lo viera en cuclillas al lado de un pequeño cachorro de lobo, la suave piel del
niño, su aroma inocente. Ben, se dio cuenta. Aunque a Drew tuvo que haber
captado su aroma, él no miró en su dirección, por lo que se puso de pie con el
hombro contra un árbol y observó, tratando de averiguar que se suponía que
estaban haciendo.

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Relatos cortos Psi/Cambiantes
Nalini Singh

Ben inclinó la cabeza hacia arriba, tomó aire y luego soltó un silbido
agudo.

La mirada de vergüenza en su rostro amenazó con hacerle a Indigo


sonreír, pero se contuvo. Sí, era un macho bebé, pero seguía siendo un macho.
El orgullo era algo que parecía venir cableado en el cromosoma Y.

—Eso está mejor, — dijo Drew, con una mano en la espalda del cachorro,
— pero hay que sacar el sonido de más abajo. — Levantando su cabeza, tomó
un profundo aliento y lo dejó escapar.

La inquietante música del aullido de un lobo hizo eco en los árboles.

No era tan fuerte como el sonido que salía de la garganta de un lobo, pero
era lo suficientemente potente. Varios compañeros de manada respondieron de
muy lejos, lo que hizo que los pelos del cuello de Indigo se erizaran, su loba
inmediatamente lista para unirse al canto gozosa. Pero entendiendo que esto
era una lección, estaba de acuerdo con estar en silencio.

—¿Ves? —Dijo Drew, con los ojos cerrados como Ben—. Sácalo de tu
corazón. Sé tú lobo.

Ben volvió a respirar hondo, lo sostuvo, luego levantó la cabeza.

El aullido que salió fue brevemente interrumpido cuando el cachorro se


detuvo con un ladrido, aparentemente se había sorprendió a sí mismo. Drew se
echó a reír, incluso cuando los compañeros de la manada respondieron de
nuevo, esta vez, expresando una pregunta en sus tonos. Mientras ella miraba,
Drew respondió, diciéndoles que todo estaba bien.

Ben salió de debajo de la mano de Drew en ese momento y corrió hacia


Indigo, con el cuerpo lleno de orgullo y emoción. Ella se agachó para acariciar
la parte de atrás de sus orejas.

—Bien hecho, Ben.

Dando un cabezazo bajo su mano, levantó la cabeza y le mostró la


garganta. Fue un gesto de sumisión activa, una señal de que quería jugar.
Inclinándose, ella tocó la nariz con la de él en una muestra de abierto afecto.

—Tengo que ir a trabajar, pero voy a jugar más tarde, ¿vale?

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Drew tomó al cachorro mientras ella se ponía de pie.


—No dejes que te engañe, él ya tiene una cita para jugar con Marlee.

Como Ben escondió su rostro en el pecho de Drew, Indigo comenzó a


sonreír. Fue entonces cuando Drew sacó una mano, la atrajo hacia sí y la besó
con tanta minuciosidad climatizada que el vapor salía de sus orejas.

—Hola, teniente, — dijo después.

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Escenas eliminadas de Besos de nieve

Traducción: Dark Wolf

Comentario de la autora:

Escena 1: Brenna y Judd

Me encanta la intimidad de esta escena, pero, sentí que la información


transmitida aquí, sobre Sienna, ya se aportaba en otras partes del libro. Esta
escena también ofrece otra visión de la relación de Judd y Brenna, pero como
ellos ya tenían una escena bastante importante, decidí suprimir esta, (¡por
mucho que duela!).

Escena 2: Walker y Lara

Esto fue escrito originalmente como una continuación de la escena del


capítulo 47. Si bien ya no se alinea perfectamente con la escena final, ofrece una
pequeña muestra de lo que pasó esa noche entre Walker y Lara.

Lara estaba sentada en el regazo de Walker en el sofá cuando empieza la


escena.

Escena 3: Sienna emboscada por Drew

Esta era la forma en que la segunda escena del capítulo 16 terminaba


originalmente. Sin embargo, por mucho que me gustó ver a Drew de nuevo,
decidí que el ritmo de la historia estaba mejor presentado por una escena más
corta, más concisa.

Escena 4: Marlee habla con Walker

Esta conversación es de uno de mis primeros borradores de Besos de nieve.


Debido a los cambios en los borradores posteriores, no cuadraba perfectamente
en un capítulo particular. Sin embargo, como se verá, un cierto aspecto de esta
escena se hace presente en el libro en la conversación que Lara tiene con Marlee
en el capítulo 48.

Escena 5: Una conversación de Indigo y Sienna.

En Juegos de pasión, Indigo hace una promesa a sí misma; que va a advertir


a la mujer que se convirtiera en presa de Hawke. Esta escena, destinada a uno

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de los primeros capítulos, fue escrita como una forma de hacer cumplir esa
promesa. Al final, decidí que el libro funcionaba mejor si el apoyo de Indigo a
Siena llegaba a través de una manera más sutil, pero esta escena (aunque no
cuadra perfectamente en el libro final), demuestra lo fuerte que Indigo cuida de
la mujer en que Sienna se ha convertido.

Escena 6: Sobre los empáticos.

Esta escena, de uno de mis proyectos anteriores, les cuenta un poco más
acerca de Zia, la empática mencionada en el capítulo 13. También revela más
información sobre el padre de Hawke, la mayoría de esto fue reescrito en otras
escenas de Besos en la nieve, por lo que esta escena en particular no se ha
eliminado totalmente sino más bien redistribuida en todo el libro.

Sienna y Hawke yacen en la cama mientras la escena se abre, los brazos de


Sienna apoyados en el pecho de Hawke mientras lo mira.

Escena 7: Judd y Alice

Mientras esta escena es de gran alcance, la borré porque sentía que la


necesidad de Judd de ayudar a Sienna, su compromiso de hacer todo lo que
pudiera por su sobrina, ya estaba claro. La cronología de esta escena no cuadra
perfectamente en el libro final, así que tenlo en cuenta cuando lo leas.

¡Espero que la disfruten!


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Besos de nieve escena 1: Brenna y Judd

Judd llegó a su hogar para encontrar a su pareja acurrucada en forma de


lobo sobre una alfombra de felpa en la sala de estar de sus aposentos.
Arrodillándose al lado de ella, le pasó la mano por su espalda, su piel
gloriosamente suave debajo de la rugosidad de su pelaje. Sus ojos se abrieron en
un estallido de bienvenida salvaje, y luego el aire se coloreó de chispas
brillantes que denotaban el cambio.

Incluso después de todo este tiempo, todavía aturdía a su corazón cuando


hacía eso, cuando se permitía ser muy, muy vulnerable a un Tq que
posiblemente podría afectar el cambio en un nivel fatal. El hecho de que él se
arrancaría el corazón antes de hacer eso, no venía a cuento, no cuando Brenna
una vez fue aterrorizada por un telequinético.

Tan pronto como quedó arrodillada, cálida y desnuda, frente a él, deslizó
sus brazos alrededor de las dulces curvas de su cuerpo y se inclinó para
descansar su frente contra la de ella. Todo en él, suspiró de alivio, en señal de
rendición. Hogar. Estaba en casa.

Brenna le pasó los dedos por su pelo, sobre sus hombros, una y otra vez.
Acariciándolo. Nunca hubiera imaginado que iba a experimentar una emoción
tan intensa, esta alegría salvaje que le hacía sentir como si tuviera un lobo
dentro, también. Fue esa emoción la que le hizo hablarle desde su corazón
mientras miraba a los ojos de corte marrón con fragmentos azules.

Ojos extraordinarios.

De una sobreviviente.

De su compañera.

—Yo quiero esto para ella, —dijo, su voz áspera—. Quiero que conozca
este tipo de felicidad. — Al igual que un Flecha telequinético, una X vivía una
vida definida por la violencia de su don. Suavidad, ternura ... esas no eran cosas
que alguna vez se atreviera a soñar que podrían pertenecerle.

Brenna tomó su rostro, sus manos cálidas y sedosas.


—Él es un buen hombre, Judd. Si se juntan, nunca tendrás que
preocuparte de que va a hacer un mal uso de ella, en modo alguno.

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Relatos cortos Psi/Cambiantes
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—Lo sé.— La confianza de Judd en Hawke, era la de un teniente hacia su
alfa, absoluta y sin reservas—. Pero la lástima, lo que siente. Odio ver eso. —
Había tratado de proteger a Sienna como un Flecha, teletransportándose a verla
sin el conocimiento de Ming, pero al final, siempre había estado sola en la
oscuridad con un monstruo—. Me gustaría poder salvarla del dolor.

—Ay, cielo. —Beso su mandíbula—. Nosotros no tuvimos exactamente un


cortejo fácil. — Ahuecamiento su cara otra vez, reclamó su boca, dulce y
caliente y húmeda—. Cualquier cosa que valga la pena ganar, vale la pena la
lucha.

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Besos de nieve escena 2: Walker y Lara

Un cambio en los pálidos ojos verdes.


—No hay prisa, Lara.

Ella estiró su mano hasta acariciar su mandíbula.


—Pensé que no sabías lo que estabas haciendo, ¿eh?

—Me estás enseñando. — Volvió la cabeza cuando sus dedos rozaron sus
labios, chupaba uno suavemente en su boca por un lento, caliente segundo.

Eso le hizo gemir.

En respuesta, él se inclinó para rozar un beso en su garganta.


—Tu olor... — El sonido que hizo fue más allá de lo masculino, bajo y
profundo y tan Walker.

Ay Dios.

—Enséñame qué más te gusta. — Esa gran mano la recorrió hasta la parte
posterior de su muslo, y más arriba. En el instante en que se estremeció, repitió
el golpe justo en el punto exacto.

Otro beso en el cuello, la mandíbula rozándose contra ella. Se había


afeitado antes de encontrarse con ella, su piel suave bajo sus dedos mientras
ella metía sus dedos en su cabello. Le encantaba la sensación de su mandíbula
sin afeitar tocándola, pero el pequeño signo de atención, de ternura, la deshizo.

Inclinándose, ella le mordió la parte superior de la oreja.

Su mano se cerró sobre su muslo.


—Una vez más.

Hizo lo que le pedía, tirando ligeramente con los dientes antes de soltar.
En su muslo, su mano apretó una vez más antes de relajarse, la rugosidad de la
piel una exquisita caricia.

—¿Te gusta eso, también?

—Sí, — susurró, porque este momento, era discreto. Secreto.

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Cuando levantó la mano de su muslo, quiso gemir de decepción, pero
luego la acarició por encima de su pecho y ella apretó los dedos en su pelo, los
filamentos gruesos seda cruda contra su palma.

Walker nunca había pensado que algún día tendría un santuario de cálida
mujer, con curvas en sus brazos. Y que fuera Lara... Incapaz de procesar la
profundidad de lo que despertaba en él, le acarició con la mano sus costillas, el
oleaje sensual de sus caderas.

Cualquier y todos los privilegios de piel que deseara.

Los lobos, a pesar de su gusto por el tacto, no lo ofrecían tan a la ligera.


Hablaba de la completa confianza por parte de Lara. Moviendo su mano hacia
el negro sujetador, en la curva final de su pecho. Sus uñas se clavaron en su
nuca, un pequeño mordisco, tenía hambre de experimentar en otras partes de
su cuerpo, el tacto sensual un nuevo territorio, uno que planeaba explorar
solamente con esta mujer.

—Quiero ver tus pechos desnudos.

El calor sonrojó su piel, pero no dijo una palabra mientras movió la mano
a la parte superior de su vestido y se lo bajó, tirando la tela a un lado para
revelar un sujetador negro de encaje que apenas cubría su pezón. Sus
pantalones, que ya le apretaban, repentinamente se volvieron muy incómodos.

—Muéstrame. — Salió con fuerza, casi helado, mientras luchaba contra la


fuerza de su necesidad, pero a Lara, a esta mujer que lo entendía, no parecía
importarle.

Levantando una mano hacia su sujetador, tiró de la copa que enmarcaba


su pecho, ofreciéndose a él. Inclinó la cabeza y lo tomó. Probando. Complacido.
El sonido que hizo cuando chupó y rodó su pezón por encima de su lengua,
tuvo a su mano volviendo a empujar debajo de su vestido para cerrarse en
torno a la suavidad elegante de la cara interna de su muslo.

—Walker.

—El otro, — murmuró, y luego se dio cuenta de que se había apartado—.


Estas incómoda.

Una risa ronca.

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Relatos cortos Psi/Cambiantes
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—No, sólo la forma en que me miras... — Levantando las manos con esas
palabras susurradas, su cuerpo suave dándole la bienvenida, se apartó el
vestido y el sujetador, hasta que pudo lamer su camino alrededor de su pezón
antes de tirar entre los dientes . Sus muslos se apretaron en la mano que tenía
entre ellos, apretando con fuerza. Escuchando a su cuerpo, movió esa mano
hasta que sus nudillos rozaron el delicado encaje de sus bragas.

Un pequeño grito que hizo cosas desconocidas para él.

Aumentando la presión, sintió que el cuerpo de ella se contraía y luego le


jaló la cabeza con sus manos en su pelo, sus labios en busca de él con
desesperación femenina. La besó de la forma en que había aprendido, lamiendo
en su boca mientras él la apretó más con la mano que había apoyado en su
espalda.

Ella se estremeció, se apretó con fuerza contra sus nudillos.


—Walker...

No era un amante experto, pero sabía cómo escuchar, cómo armar piezas
de datos, de modo que frotó los nudillos contra ella. Cuando ella gimió y se
movió imposiblemente más cerca, profundizó la presión una vez más. Su grito
fue un jadeó, su cuerpo temblando cuando cayó en él.

Confianza. Tal absoluta confianza.

Cambiando su mano hasta su muslo, acarició su rodilla, luego volvió


arriba. Y ya que era tan fácil, se inclinó y le mordió la oreja como le había
mordido la suya. Ella se sacudió, sonrió contra su cuello.

—No es justo. —Un murmullo suave, íntimo—. Estoy indefensa.

Besó la línea de su garganta, corriendo su boca hasta tirar del lóbulo de la


oreja con los dientes ... y sintió la oleada de placer sorprendido que la mecía.

—¿Esto es lo que los jóvenes llaman "franeleo"?

—Sí. — Jadeando en un aliento, ella se rió—. ¿Qué te parece?

—Que hay un alto nivel de frustración involucrada.— Su erección se


sentía como si se fuera a romper por la mitad.

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—Eso es parte de la diversión. — Acariciándolo con la nariz, dijo—: Puedo
hacer algo con respecto a la frustración, — y fue una oferta tanto íntima como
cálida.

Cada músculo de su cuerpo se puso tenso, tenía una hija, pero hasta Lara,
nunca había tocado a una mujer... ni había sido tocado por ella. Sin embargo,
ahora que tenía una mujer hermosa, sensual en sus brazos, se preguntó cómo
había sobrevivido sin su toque.

—Muéstrame, — dijo, con la voz más baja, más dura de lo que nunca
había oído.

Una mirada brillante de zorro, pequeños besos tentadores.

—Me encanta tu voz. — Deslizando la mano por su pecho, ella tiró de su


cinturón. Acababa de abrir el botón superior de sus pantalones y bajado la
cremallera cuando su erección saltó ante el roce de su mano. Walker apretó los
dientes, pero ya era demasiado tarde. El simple toque después de una vida en el
frío le hizo añicos, sacándole placer a través de cada célula de su cuerpo.

Tal vez debería sentirse avergonzado, pero con Lara acariciando y


besándolo, lo único que sentía era... No tenía palabras, pero sabía que nadie
había jamás le hizo sentirse así.

—Lo siento, — murmuró, disfrutando de sus caricias.

—Ahora que los dos estamos relajados, —una perversa sonrisa—, ¿quieres
hacerlo de nuevo?

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Besos de nieve escena 3: Sienna emboscada por Drew

—Hazlo. — Una mano en la cabeza, rompió el hilo de sus recuerdos.

—Drew.

—Buen día pastelito. — Acercándose más, le entrego otro panquecito a


ella.

—Para con ese apodo. — A pesar de su ceño fruncido, no podía resistirse a


la sonrisa o al arándano y la golosina de chocolate blanco que le tendió—.
Gracias.

Sirviéndose una taza grande de café, Drew agarró un panquecito para sí


mismo antes de sentarse frente a ella. Recién duchado, con el pelo marrón que
parecía más bien negro, estaba claramente bien despierto.

—¿Tuviste un turno de mañana? — Le preguntó.

—Indy lo tuvo, — dijo—. Aunque intelectual y físicamente me opongo a


levantarme antes de la hora civilizada del mediodía, los besos furtivos mientras
la acompañaba a su puesto, fueron demasiado tentadores para resistirme.

Sienna sintió una punzada de nostalgia, se preguntó cómo sería ser


adorada con tanta abierta alegría.

—¿Qué estás haciendo en esta sección? — Preguntó, con la esperanza de


que Drew no se percatara de su estado de ánimo desolado—. Ya sabes que
ahora formas parte de los petulantes emparejados.

Sonriendo, él le dio un golpecito en la nariz.


—Vine a ver a alguien más, cuando atrape tu olor.

Su sonrisa en respuesta fue genuina.


—Mejor me voy. — Terminó su leche—. Tengo que llegar hasta el
perímetro Este.

Drew se levantó también


—¿Quieres un poco de compañía?

—¿Tienes tiempo?

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Relatos cortos Psi/Cambiantes
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—Para ti, — le pasó un brazo por sus hombros—, todo el tiempo del
mundo.

Sus generalmente infalibles antenas no comenzaron a temblar hasta que


llegaron a su posición de control.

—Entonces, — dijo Drew, apoyado en la fuerza orgullosa de un antiguo


abeto que rozaba el cielo del amanecer—, parece que voy a tener que patear el
culo de Hawke por lo que te hizo para ponerte esa mirada en tus ojos.

Fue entonces cuando recordó que Drew no sólo era juguetón y cariñoso,
era también -de acuerdo a los rumores que había recogido-, el rastreador de la
manada.

—Él va a limpiar el piso contigo, — dijo en lugar de responder a la


pregunta implícita.

—Sólo si peleo limpio. Sabes que la astucia es mi método preferido.


Además conozco a cierto ex Flecha que estaría más que feliz de proporcionarme
respaldo.

Sienna comenzó a caminar por el perímetro, con la esperanza de que si


seguía ese rumbo, él lo dejaría correr.

—No hay necesidad de emprender ningún tipo de violencia en mi


nombre.

—Ah, no estoy de acuerdo. — Palabras ligeras mientras caminaba a su


lado—. Uno tiene que mirar por las pequeñas hermanas.

Deteniéndose, se enfrentó a ese hermoso rostro con sus ojos azules como el
lago, tan brillantes y sagaces.

—No te atrevas a efectuar el gran acto del hermano sobreprotector


conmigo. —Habiendo sido testigo de cómo él y Riley actuaban con Brenna,
estaba más que advertida.

—No es un acto. — Una sonrisa burlona, pero había una curva en ella—.
Él te hizo daño.

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Relatos cortos Psi/Cambiantes
Nalini Singh
—Drew. — Acercándose, le tocó con la mano el corazón—. No hagas
nada, por favor. Sería... — Agonizante—. Simplemente no lo hagas. Por favor.

Drew cerró su mano sobre la suya.


—Ya, por supuesto que no voy a hacer nada si te hace sentir así. — Las
sombras oscureciendo el lago azul—. Pero sabes que puedes acudir a mí,
¿verdad? En cualquier momento.

Ella asintió con la cabeza, pero esta era la única cosa que no podía hablar
con nadie. No sin desgarrar su corazón, dejando al descubierto
vulnerabilidades muy profundas, que tenían el potencial de destruirla.

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Besos de nieve escena 4: Marlee habla con Walker

Fue su hija con su sonrisa desdentada quien lo impulso a la tarea.


—¿Papá?

—¿Sí? — Cuidadosamente lijó el borde de una mesa pequeña, un mueble


para la casa de muñecas, las muñecas de Marlee al parecer habían decidido que
"debían" tener un comedor.

—¿Cómo es que... — un bocado crujiente a la pera—, no besas a Lara


como el tío Judd besa a la tía Brenna?

Walker se quedó helado. Sabía muy bien que su hija era inteligente, pero
esto:
—¿Por qué me estás haciendo esa pregunta?

Ella sacó las piernas de su asiento en su mesa de trabajo, y tomó otro


bocado de su fruta antes de contestar.

—Porque Ben dice que hueles a Lara y los adultos sólo huelen a otro
cuando hay besos. — Una exhalación—. Pero yo le dije que no la estabas
besando y él dijo que probablemente lo hacías en secreto, así que me
preguntaba cómo es que... — una segunda exhalación— ¿por qué no te limitas
a besarla de forma normal?

Un poco aturdido, Walker se apoyó en el banco junto a su hija, la mesa de


comedor en miniatura olvidada. Él no le dijo que Ben estaba equivocado. No
habían habido besos, pero había pasado claramente suficiente tiempo con Lara
para que sus aromas se hubieran entrelazado en algún nivel. Así que, hizo una
pregunta que nunca había pensado en hacerle a su hija.

—¿Que pase tiempo con Lara te molesta?

Toby, el chico que consideraba su hijo, era un empático, entendería por


instinto que Walker necesitaba a Lara en una manera que nunca podría ser
capaz de articular incluso si él lo aceptaba, pero Marlee había sido siempre una
"niña de papá".

Ahora, ella frunció el ceño.


—¿Por qué me molestaría? — Ella le ofreció su pera.

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Relatos cortos Psi/Cambiantes
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Él le dio un mordisco, devolviéndole el resto a ella.
—No quiero que te sientas como si no te estuviera prestando atención.

Marlee sonrió.
—Sí, pero si te emparejas con Lara, entonces, ¡voy a tener una mamá como
Ben!

Su corazón se detuvo.
—¿Echas de menos tener una mamá?

—Supongo que un poco. — Ella se quitó los zapatos antes de inclinarse


hacia él cuando la abrazo.

—La madre que tenía antes, no era una verdadera madre. Creo que Lara si
lo sería, no somos sus hijos, pero ella me mima y a Toby y a Ben y a los otros
cachorros. A veces nos dice que somos traviesos. — Una mirada culpable
aparecía por debajo de las pestañas—. Pero ella es agradable.

Nada de eso, pensó, era una sorpresa, porque el corazón de Lara era tan
grande como la Sierra.

—No estoy seguro de si soy lo que ella necesita. — No se dio cuenta de


que había hablado en voz alta hasta Marlee dijo:

—Ben dice que a su mamá le gusta cuando su padre le lleva flores. ¿Le
diste flores a Lara?

No, no lo había hecho. Y aún así le daba tanto de sí misma, se había


convertido en la única persona con quien podía hablar de cualquier cosa. Una
amiga, la llamaba, a sabiendas de que la estaba atando a él, evitando que
tuviera relaciones con otros hombres.

Egoísta.

Pero también sabía que no iba a dar un paso atrás, no iba a liberarla.
Porque la dulce competente Lara había hecho que partes latentes de él
volvieran a la vida, frágiles, lastimadas.

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Besos de nieve escena 5: Una conversación de Indigo y Sienna.

Sienna estaba rumbo a salir de la guarida esa noche, después de haber


acostado a Toby y Marlee luego de ayudarlos con su tarea, cuando Indigo se le
acercó.

—¿Vas a algún lado?

—Sólo tenía que salir. — Su piel se sentía demasiado apretada, demasiado


llena, su energía psíquica pugnaba por escapar, algo que Walker había visto
tan pronto como regresó a su casa unos minutos antes.

»—Pensé que me gustaría ir a dar un paseo. — Cuando estaba sola, lejos


de la guarida, se enterraba a sí misma, gastando la acumulación de poder de la
única manera que conocía.

—Te acompaño.

Sienna asintió. A pesar de su inquietud, aún no estaba lista para liberar al


monstruo en su interior.

—¿A la cascada? — Estaba un poco más lejos que el lago que era su
elección habitual, pero había más probabilidades de estar vacío.

—Perfecto.

Ninguna de las dos volvió a hablar hasta que llegaron a la orilla rocosa de
la cascada. Sienna se sentó con las piernas colgando sobre un lado, su rostro
besado por la espuma fresca ocasional llevada por el viento.

El agua estaba muy oscura hoy, a excepción de donde se formaba espuma


en la parte inferior, el estruendo de la caída era otra pieza del tapiz que hacía de
la Sierra Nevada un lugar tan magnífico. Había paz aquí. Sienna lo sabía.
Simplemente no podía capturarla, no podía lograr que la afectara de la forma en
que debería. Siempre, en su interior, había caos, un tumulto de energía que
ansiaba vivir, experimentar, explorar.

—Entonces,— dijo Indigo, descendiendo a sentarse a su izquierda, las


piernas largas colgando sobre el borde al lado de Sienna—, te escucho.

Sienna conocía ese tono de voz.

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Nalini Singh
—¿Qué hice ahora?

Los labios de Indigo se arquearon.


—Nada. Créeme, que eso me sorprende, también.

Sienna debería haberse sentido ofendida, tal vez hace un año, se habría
fastidiado por el comentario irónico. Pero había crecido en este año.

—No era tan mala.

—No me embromes, sigues siendo la campeona reinante de los problemas


con el truco que hiciste que resultó en que cada gota de agua en el foso era de
un púrpura brillante.

—No use un colorante tóxico, — dijo Sienna, haciendo una nota mental
para compartir la evaluación de Indigo con su cómplice, Evie—. Y los niños
pensaron que fue increíble. — Ella nunca habría hecho ninguna cosa que les
hubiera asustado.

—Ah, ahh. Luego esta cuando le dijiste a todos los jóvenes que podías leer
su mente y que los estabas espiando por ordenes de Hawke.

—Eso no fue tan buena idea, al final, — Sienna admitió—. Creo que
algunos de ellos aún desconfían de mi.

Indigo resopló.
—Tienes tu problemático grupo de amigos. De Tai puedo entenderlo, pero
¿cómo diablos hiciste para persuadir a Evie?

—Con control mental. Obviamente. — Sienna se encontró con la mirada


risueña de la teniente, y le dijo una callada verdad—. El corazón de tu hermana
está tan lleno de bondad, que me asuste por ella. — Al igual que Toby, Evie no
tenía maldad en ella.

La expresión de Indigo se suavizó.


—Sí yo también. Esa es la razón por la que voy a patear el culo de Tai
sangrientamente si la lastima de cualquier forma.

Sienna pensó en lo que Tai le había dicho acerca de Evie, sabía que Indigo
no tendría que hacer cumplir esa promesa.

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Nalini Singh
—¿Querías hablar conmigo acerca de cómo metí la pata en mi turno de
vigilancia?— Se le hizo un nudo en el estómago debido a que Indigo era alguien
que le importaba, cuya opinión Sienna respetaba profundamente.

—Yo te entrene, Sienna. Sé que te has aporreado a ti misma por ello desde
la noche en que sucedió. — Indigo se inclinó hacia adelante, volviendo la cara
en la fina niebla que venía de la cascada—. Siempre fuiste más dura contigo que
yo.

Tengo que serlo. Fracasar simplemente no es una opción, no para una X.

—Lo siento,— dijo ella, no expresando la dura verdad con la que había
aprendido a vivir el año pasado. Antes de eso, había dejado que la
estrangulara, y la ira resultante había acelerado aún más su ritmo de deterioro.
No más—. Sé que si meto la pata, repercute en ti.

Indigo puso una mano en su hombro, apretándolo.


—Todos cometemos errores. Y estás pagando tus deudas, en lo que a mí
respecta, ya está. ¿Cuándo terminas con la cocina?

—Dos días más.

Indigo asintió.
—Lo que quería hablar contigo tiene que ver con Hawke. Más
específicamente, — la teniente se encontró con su mirada—, tú y Hawke.

Sienna dejó de respirar, su mente la catapultó al calor impactante de su


toque, esa noche antes de salir de la guarida. Toda esa masculinidad tan cerca
de ella, todo ese poder que apenas pudo contener.

—¿Qué pasa conmigo y Hawke? — Se las arregló para decir.

Indigo se soltó el pelo, su cara expuesta al viento generado por la caída del
agua, dejando al descubierto las fuertes líneas claras de su rostro.

—Me prometí a mí misma que le advertiría a la mujer que se convirtiera


en su presa.

Sienna se agarró la muñeca con la otra mano.


—Esa no soy.

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Relatos cortos Psi/Cambiantes
Nalini Singh
—No, — Indigo le dio la razón y fue una puñalada en el corazón de
Sienna—. Aún no.

Sienna sacudió la cabeza.


—¿Qué se supone que significa eso?

—Significa que estas en problemas, cariño. — El apelativo afectuoso fue


acompañado por un movimiento de cabeza—. Ese gran, magnífico lobo va a
encerrarte en el instante en que des un paso fuera de línea... porque puede.

—No hay mucho que pueda hacer al respecto, Indigo. Él es alfa. — La ley
final.

La mandíbula de Indigo contenía firmeza.


—Encuentra una manera. — Una tranquila declaración mientras extendía
la mano para tocar la sien de Sienna.

»—Ese cerebro te ha metido en más problemas que a la mayoría de los


otros jóvenes juntos. Ponlo a trabajar en el problema.

Sienna frotó los dedos sobre su muñeca.


—Pero...

—Tranquila. Escucha. — Encorvando su cuerpo, Indigo le habló


directamente, los brillantes ojos nocturnos resplandecían en la oscuridad—. Él
te ve. Tal vez eso le molesta...

Sienna contuvo el aliento.

»—...pero tú lo quieres cabreado.

—No lo creo, — Sienna murmuró, pensando en cuán letal Hawke podría


ser con ese tipo de estado de ánimo.

Ella todavía estaba dolida por la forma en que había arrancado una tira de
su piel después de esa pelea estúpida con María.

Indigo la ignoro.
—Cuando él venga a por ti, lucha. Lucha por todo.

Sienna cerró su mano sobre el borde dentado de las rocas.

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Relatos cortos Psi/Cambiantes
Nalini Singh
—Me tocó la noche antes de irse a las montañas. — El secreto se derramó
fuera de ella.

—Bien.

—No. — Apartando sus manos de la picadura fría de las rocas, fue a


meter sus manos en su pelo antes de recordar que se lo había trenzado—. Él no
ha hecho ni siquiera un esfuerzo simbólico para verme desde entonces.

Indigo frunció el ceño.


—Mira, no sé si debo decirte esto, pero qué diablos... vas a necesitar toda
la ayuda que puedas conseguir.

Una sensación de malestar floreció en su abdomen por la advertencia en el


tono de Indigo.
—¿Qué?

—Él tiene hambre sexual, —dijo sin rodeos Indigo—. Y ya que es un


bastardo testarudo, podría tratar de calmar esa hambre afuera, con otra mujer.

Sienna se congeló, con la quemadura fría de la rabia en su interior, algo


helado que tuvo a su corazón volviéndose rígido en su pecho. Le tomó un
esfuerzo consciente aplacar la furia, calmar la violencia de respuesta de su
habilidad.

—Eso te hace enloquecer como para matar, ¿cierto? — Sonriendo, Indigo


apartó varios mechones de pelo que bailaban en su cara—. Entonces asegúrate
de que no tenga la oportunidad de ver a nadie más que a ti. Sin embargo, ese no
es el problema.

—¿No? — Salió casi como un susurro, su cerebro nublado por el rojo más
oscuro.

—¿Has estado con un hombre, Sienna?

Un azote de calor cortó limpiamente la fría furia.


—No...no estoy....yo... — Apretó la boca, lo intentó de nuevo—. Es
diferente para los Psi. — Había sido entrenada contra todo contacto físico. Le
había costado años llegar al punto en que fue capaz de permitir que alguien, en
quien confiaba lo suficiente, le diera un beso.

116
Relatos cortos Psi/Cambiantes
Nalini Singh
—Lo sé. Es por eso que te lo estoy preguntando, y acabas de darme la
respuesta. —Indigo dejó escapar un suspiro—. Creo que es hora de que
tengamos una charla de pájaros y abejas.

Sienna quería cavar un agujero y rastrear en él. Raspar la suciedad sobre


ella, era una buena medida.

—La tuve en mi primer año en la clase de salud.

—No esa charla. Si no la que trata sobre cómo un macho depredador


cambiante se pone cuando está en el borde. Tú, por supuesto, tendrás que
multiplicarlo por diez dado que Hawke es alfa y no ha tenido relaciones
sexuales en meses, por lo menos. Así que escucha, y toma notas.

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Besos de nieve escena 6: Sobre los empáticos.

—Zia tenía 127 años. — La mujer había estado tan arrugada como una
pasa y tan pequeña como una niña, pero nunca la vio quedarse quieta—. Yo no
entendía lo que era cuando era pequeño, sabía que era Psi, de antes del
Silencio, pero nunca había pensado en eso. — Él había sido un muchacho, con el
feliz ensimismamiento de un niño—. Me imaginé que era una telépata cuando
alguna vez pensé en ello.

—Ella habría sido una adulta cuando se implementó el Silencio. — El tono


de Sienna celebraba pura fascinación.

»—Las cosas, los cambios de los que tuvo que haber sido testigo.

—Sí.

Un gesto pensativo antes de que ella apoyara la cabeza sobre su pecho.


—Su vida debe de haber soportado tanta tristeza.

—Me di cuenta de ello cuando fui creciendo, — le dijo—, pero en ese


momento, ella era una de los ancianos y yo era un niño.— Un niño con dos
padres amorosos y una chica que era su mejor amiga. Entonces Rissa murió y
su padre comenzó a actuar de una manera que asustó al lobo de Hawke a un
nivel elemental—. Zia, —continuó—, fue la primera que realmente percibió que
algo andaba muy mal en la manada. Al principio, creo que nadie realmente le
prestó demasiada atención. — Si lo hubieran hecho... pero el reloj no podía dar
marcha atrás.

Sienna acarició su cuello, como si supiera cómo los recuerdos lo rasgaban.


Cuando ella se acurrucó más cerca, continuó:
»—Pero entonces, una parte de la manada, incluyendo a mi padre
comenzó a comportarse de manera tan errática que era peligrosa, y Garrick
comenzó a escuchar a Zia. Era demasiado tarde para entonces sin embargo. —
La masacre sangrienta de su padre mientras arremetía con los otros que habían
sido comprometidos, ya había comenzado.

—Lo siento, Hawke.

—He llegado a un acuerdo con lo que pasó. Ayuda el que mi padre luchó
hasta el final. Él no pudo evitar dañar a Garrick, pero se interpuso en la
trayectoria de una bala para él. — Su furia dolorosa se había templado con el

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tiempo, hasta que pudo recordar al hombre que lo había amado con tanta feroz
lealtad, y perdonar al que se había quebrado.

»—Murió en brazos de mi madre. Zia nos dijo más tarde que sus escudos
mentales habían quedado tan comprometidos, que colapsaron, como si su
cerebro yaciera agrietado, abierto a los elementos, su cráneo muerto. — Él
pensó en el dolor que su padre debió haber sufrido mientras trataba de
combatir las compulsiones, el horror de saber que estaba actuando sin honor,
pero sin poder detenerlo—. Al final... perdimos una cuarta parte de la
población de la guarida antes de que el derramamiento de sangre terminara.

Sintió un calor húmedo en el pecho y se dio cuenta de que su, irrompible


Psi, estaba llorando.

»—Ay, bebé, — dijo, moviéndose hasta quedar apoyado sobre ella—. No


fuiste tú,— dijo, capaz de leer sus pensamientos claramente a pesar de no ser un
telépata—. Nunca podrías haber sido tú.

Ella negó con la cabeza.


—Podría haber sido uno de ellos.

—Nunca. Tienes el corazón de tu madre. — Él la besó en las mejillas,


bebiendo en la sal de sus lágrimas—. Hemos sobrevivido. — Las personas
mayores y los ancianos restantes habían mantenido a los SnowDancer juntos
hasta que cumplió los 15 años.

No habían sido capaces de darle nada de tiempo, debido a que más de una
manada de lobos, sin un alfa no podía crecer fuerte, no podía sanar.

»—Voy a amarte ahora, Sienna.

Una sonrisa que contenía tantos años, tanto conocimiento.


—No tanto como te amo.

Comenzó con un beso y terminó con él conteniéndola mientras el


amanecer iluminaba el cielo, sabiendo que él no podía contener la venida del
día.

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Besos de nieve escena 7: Judd y Alice

Diez horas después de que Judd trajo a Alice Eldridge a la guarida, ella no
mostraba el menor signo de conciencia. Se encontró con los ojos de Lara a través
del cuerpo sin respuesta de la mujer.

—Puedo intentar romper su mente.

La expresión de Lara anunciaba problemas.


—Incluso si fueras capaz de hacerlo sin hacerle daño, no puedo permitir
que invadas su intimidad de esa manera.

Judd no tenía tales escrúpulos, ya que si no podían detener el torrente del


poder de Siena, tendría que poner una bala en su corazón, acabar con su vida.
Lo habían decidido el día en que desertaron, y era una promesa que había
esperado no tener que cumplir.

—Es la vida de Sienna lo que está en juego.

—Y harías cualquier cosa por ella. — Se formaron líneas alrededor de la


boca de Lara, dolor en sus palabras—. Como yo. Pero Judd, ¿violar a una mujer
para salvar a otra?

Judd sabía que tenía razón, pero también sabía que cruzaría limites mucho
peores para salvar a la hija de su hermana. Pero Sienna no compraría su vida a
costa de Alice, por lo cual él no podía rendirse al impulso oscuro.

—Sascha, — dijo, con la mente despejada por un segundo—. Ella puede


ser capaz de sentir algo sin causar daño. Voy a por ella.

Lucas casi lo mata cuando se teletransportó directamente en la cabaña, las


garras del alfa de DarkRiver a un cuarto de una pulgada de su garganta
expuesta.

—Mierda. — Judd se congeló.

—Debería destriparte, — dijo Lucas, el leopardo muy presente en su


mirada—. ¡Por el amor de Dios, jodido hombre!

Judd no se atrevió a moverse hasta que el otro hombre dejó caer la mano.

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—Me disculpo. — Él nunca hubiera entrado en la cabaña si hubiera estado
pensando correctamente, él ni siquiera habría pasado cerca—. Vine por Sascha.

La empática salió de la habitación, Naya, tan pequeña, tan vulnerable,


acunada en sus brazos.

—¿Qué necesitas?

Cuando él le contó, sus ojos se tornaron en pura medianoche.


—¿Es realmente ella?

—Sí.— La investigación de Alice Eldridge había sido borrada de la Red,


pero aún había algunas fotos dispersas de ella, sobre todo en lugares con mucho
polvo en poder de los teóricos de la conspiración, pero ni siquiera sus teorías
estuvieron cerca de la realidad de la extraña "vida y muerte " de Alice
Eldridge—. ¿Vendrás?

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Escenas eliminadas de Tangle of Need

Traducción: Dark Wolf

Comentario de la autora:

Escena 1: Las novedades de Mercy y Riley

Esta escena no llegó a la versión final, ya que no contribuye directamente a


la historia principal, pero creo que es muy divertida. Me encantó ver a toda la
familia, y espero que a ti también.

Escena 2: Hawke y Sienna

Esta pequeña escena fue editada de una más larga con Hawke y Sienna.

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Tangle of Need escena 1: Las novedades de Mercy y Riley

—¡Venga ya! — Bastien tomó a Mercy en un abrazo de oso un instante


después de que ella y Riley anunciaran la noticia del embarazo a los suyos, sus
parejas, así como a Dorian y Ashaya.

Sus padres, a los que les habían contado antes que los demás llegaran, y
sus respectivos alfas -que ya lo habían adivinado en el instante en que vieron a
Mercy esa mañana-, también estaban presentes en el salón de la casa de sus
padres. Con los otros centinelas y tenientes dispersos en diversas áreas y tareas,
Mercy y Riley planearon contactar con ellos, uno por uno, después del
desayuno al que la mamá de Mercy los invito.

—Maldita caliente, Mercy, — dijo Bastien—, ¡vas a tener un maldito bebé!

Sage lo empujó a un lado para arrebatarle a su hermana, aunque ningún


macho era tan áspero como él usualmente lo era con una hermana que lo
consideró por mucho tiempo como un niño de honorario.

—¿Qué te parece Sage II como nombre? — Dijo, apretándola con fuerza—.


Tiene un bonito timbre ¿no te parece?

Ni siquiera tuvo la oportunidad de poner los ojos en blanco antes de que


su hermano menor, Grey, exigiera también, su cálido abrazo, su sonrisa pícara.

—Apuesto que a tu cachorro le va a gustar más el mío.

—Ponte en la fila, enano, — dijo Drew, besándola en la mejilla mientras


Indigo sonrió y la envolvió en un abrazo encantado—. Va a ser un lobo.

—Diablos sí, — murmuró Hawke desde donde estaba de pie hombro con
hombro con su padre, un Judd en silencio y divertido, se apoyaba en la pared al
lado de ellos.

Lucas resopló desde el otro lado de la habitación.


—El crio va a tener el buen sentido de cambiar a gato.

—Jodidamente cierto. — Dorian se abrió paso para tomarla en sus


brazos—. Lo hiciste bien para ser una flaca pelirroja, Chica Bikini.

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Sonriendo ante el suave murmullo, le tomó el rostro, apuntando con la
cabeza hacia donde Ashaya y Keenan estaban con Bastien. Mientras miraba, su
hermano le sacó carcajadas al muchacho subiéndolo sobre su espalda, Keenan
estaba familiarizado con toda la familia, como resultado de la amistad de Mercy
y Dorian.

—Tú no lo has hecho tan mal, Chico Genio, — dijo cuando Ashaya se
acercó, sus rizos apretados alrededor de su cabeza.

—Estoy tan feliz por ti, Mercy. — La otra mujer le tomó las manos, las
apretó, su alegría evidente, no importaba si ella era más reservada que sus
exuberantes compañeros de manada.

Enganchando a su compañera a su lado, Dorian sonrió y extendió una


mano para estrechar la de Riley.

—No sé si se debo felicitarte o compadecerte por las canas que estás a


punto de ganar.

Mercy amenazó con darle una patada, a su risa nada arrepentida, justo
cuando Brenna se acercó extendiendo sus brazos para envolver a Mercy y Riley.

—Gracias de antemano por mi primera sobrina o sobrino, que tengo la


intención de echar a perder hasta que tengan ganas de amordazarme.

Y eso golpeó a Mercy de nuevo.

¡Voy a tener un bebé!

La idea era tan impresionante y hermosa y tan maravillosa que apenas


podía respirar. Abrazando a Brenna, dijo:
—Lo tengo cubierto. Encargue un set familiar de bozales. — Siendo el
primer hijo nacido en cualquiera de las familias -Kincaid o Smith-, su bebé iba a
estar rodeado de tías y tíos cariñosos.

Brenna se rió y soltó a Mercy cuando esta espió a alguien caminando hacia
ellas.

Dejando a Riley y Brenna con Sage, quien estaba brindado con vasos de
jugo de uva en lugar de vino, en deferencia al embarazo de Mercy, ella se acercó
a reunirse con Sascha en el centro de la habitación.

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Naya, acunada en brazos de su madre, bateó una mano en puño hacia
Mercy con intención lúdica. Mercy sonrió, dejando que una de esas manos
suaves, frágiles cerrarse por encima de su dedo. Cuando Naya se lo llevó a su
boca para succionarlo, Mercy se acercó a frotar esa pequeña nariz.

—Vas a tener un pequeño amigo en no muchos meses más, señorita Naya.

Apoyándose más cerca, Sascha murmuró:


—Tal vez nuestros hijos se emparejen entre sí, — dijo en un tono de voz
meditabundo.

—No le des ideas a Luc y Hawke, — advirtió Mercy, en voz baja—, o van
a estar elaborando un contrato de matrimonio arreglado antes de que te des
cuenta.

Los ojos de Sascha brillaban de risa cuando Sienna apareció a su lado.


—Creo que Naya quiere venir a jugar conmigo, — dijo la joven Psi y se
alejó con la bebé.

—¡Oye! — Mercy protestó.

—¡Vas a tener a tu propio bebé muy pronto! — Sienna gritó, haciendo una
línea recta hacia Lucas.

—Chica inteligente. — Si Sienna hubiera ido hacia su propio compañero,


Lucas hubiera recuperado a Naya un instante después. No era algo que podía
controlar, sus instintos de protección eran demasiado poderosos,
independientemente del hecho de que cada persona en esa sala sabía que
Hawke derramaría sangre para mantener a la niña segura. El alfa lobo entendía
que a pesar de sus propios impulsos primarios de un macho recién emparejado,
no iba a merodear para reunirse con Sienna mientras tuviera a Naya en sus
brazos.

—¿Qué piensa tu gatita de todo este revuelo?

—Es una cambiante. A ella le encanta estar rodeada de la manada. — La


mirada cariñosa de Sascha recorrió el feliz caos dentro de la habitación—. En
cuanto a los lobos, creo que todavía está un poco confundida al respecto, pero
definitivamente le gusta Sienna.

Echando un vistazo hacia donde Sienna estaba con el bebé, Mercy vio a
Naya sacudiendo sus piernas con deleite cuando Sascha añadió:

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»—Sienna me hizo mostrarle los juegos telepáticos que uso con Naya para
enseñarle los fundamentos de la protección. Ella es muy paciente y disfruta de
los juegos tanto como Naya, y creo que Naya puede sentir eso.

Mercy asintió, entonces comprobó para asegurarse de que nadie más


estaba demasiado cerca antes de preguntar:
—¿Cómo te manejas con todo lo referido al bebé? Dime si es instintivo.

—En parte sí. El resto del tiempo, acabo acosando a Tammy por consejo.
— Una pausa—. Tuve un pequeño ataque de nervios el otro día cuando Naya se
negó a alimentarse y no dejaba de llorar. Decidí que era la peor madre del
planeta. — Sascha hizo una mueca de desaprobación—. Tammy me calmó.

—Buen Dios.

—Gracias por la simpatía.

—Oye, me daba miedo que me dijeras que lo sabías todo, desde el primer
día. —Mercy respiró hondo para calmar a su estómago—. Estoy aterrada la
mitad del tiempo y deleitada la otra mitad.

—Es normal. — La cara de Sascha se envolvió de pronto en una sonrisa


que sólo podía ser descrita como ridícula.

»—Naya solo se levanta para comprobar que todavía estoy aquí. Lucas
dice que los niños cambiantes hacen lo mismo, pero lo hacen para exigir
contacto físico. Ella con él, no va a dormir hasta que la coloque en su pecho,
donde puede escuchar los latidos de su corazón.

—Recuerdo que cuando Grey era un bebé. Mis padres lo cargaban piel con
piel tanto como les era posible. — Sonriendo ante la idea de su hijo contra su
corazón, contra el corazón de su Riley, ella sintió que sus ojos quemaban—.
Mierda. Se supone que no me iba a poner emocional hasta dentro de unos
meses.

El aroma de calidez, de hogar, el brazo de su madre deslizándose


alrededor de su cintura.

—Bueno, yo no me preocuparía por el llanto. — Una sonrisa radiante de


ojos enrojecidos—. Finalmente voy a tener un nieto. — Lia le tendió un teléfono
celular con una llamada de video ya en marcha—. Ahora que tu abuela y tu

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abuelo le han contado a todas las personas que pudieron encontrar, les gustaría
hablar contigo acerca de una posible visita, dicen que de nueve meses.

Mercy miró con sospecha la expresión insulsa de su madre.


—No me arrojes a la misericordia de la abuela mientras estoy en una
condición delicada.

Los ojos de Lia se llenaron de lágrimas con risa esta vez.


—Dios, mi amor, probablemente estarás patrullando en tu octavo mes.
¡Delicada! —Sin dejar de reír, ella comenzó a retransmitir la conversación a la
abuela alfa de Mercy.

A medida que el sonido de su voz se fusionó con las otras conversaciones


en la habitación, Mercy buscó y encontró a Riley de pie sólido y calmado en el
ojo de la tormenta. Estirando sus brazos, dijo:
—Nuestro bebé tendrá una gran familia. — Por la sangre y la manada.

La sonrisa de Riley fue lenta y profunda, la que era sólo para ella.
—El niño ya tiene una ventaja contigo como madre.

Por supuesto, entonces, tuvo que darle un beso. Silbidos de sus hermanos
demonios o no.

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Tangle of Need escena 2: Hawke y Sienna

—Culo inteligente. — Moviendo las manos hacia abajo de ese culo, las
metió en los bolsillos traseros de sus vaqueros y le succionó el labio superior de
la boca.

Con los pechos presionados contra él, ella exigió más, ya lo tenía atrapado
por su labio inferior, sumado por una maraña con la boca abierta, húmeda,
caliente de un beso que le había hecho clavar los dedos en su cabello, incluso
mientras trataba de estirarse lo suficientemente como para acunar la erección
que podía sentir contra su abdomen.

Riéndose de su frustración, Hawke cambió su agarre a las espaldas de sus


muslos y la levantó para que pudiera envolver sus piernas alrededor de él. Dio
un par de pasos hasta que su espalda tocó el tronco de un viejo pino.

—¿Mejor?

—Mucho.

Sus manos vagaban posesivamente sobre sus hombros y pecho mientras


sus bocas se encontraron de nuevo, entre tanto él deslizó una palma hacia su
cabeza, la otra en el muslo.

Duro y dominante más allá de lo que podía ser, pensó, rindiéndose a la


caricia de un beso perezoso que él puso sobre ella, su compañero tenía una vena
de ternura que estaba segura de que nadie más, excepto tal vez los cachorros,
alguna vez vio.

Había quedado agotada el otro día, tumbada inerte en la cama, cuando él


había entrado. Rondando a lo largo de ella, la había acostado boca abajo, y le
dio el masaje más exuberante de su vida, todo caliente, golpes lentos y fuertes
dedos.

Había sido jalea para cuando terminó, sus huesos fundidos.

Y entonces lo que le había hecho boca arriba.

Muslos apretando alrededor de él al recordar cómo había terminado el


masaje, los dedos y la boca jugando como si ella fuera el más delicado de los

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Relatos cortos Psi/Cambiantes
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instrumentos, le chupó su lengua, deleitándose con el sabor de él. Cuando se
separaron, fue sólo para jadear en un soplo.

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Escenas eliminadas de Corazón de Obsidiana.

Traducción: Dark Wolf

Comentario de la autora:

Las dos escenas siguientes fueron mencionados en la historia, pero no


cuadraban bien en el libro final. Estoy muy feliz de compartirlas aquí.

¡Espero que la disfruten!

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Relatos cortos Psi/Cambiantes
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Corazón de Obsidiana escena 1: Escalando Árboles

—¿Quieres ir a escalar algunos árboles?

Kaleb miró a la pequeña niña que era su amiga.


—¿Por qué?

Un encogimiento de hombros.
—Simplemente porque si.

—Se supone que debes estar trabajando en no encogerte de hombros. — Si


la persona equivocada la viera haciendo el movimiento traicionero, estarían
colocándola en clases de acondicionamiento intensivo o algo peor.

Sahara dejó caer su barbilla en sus manos, los codos apoyados en sus
rodillas.
—Lo estoy intentando.

Él había empezado a aprender cómo funcionaba su mente, y justo ahora


intentaba encontrar una solución a su problema.

—Tal vez podrías convertir tu encogimiento de hombros en un


movimiento menos visible que no te exponga.

—¿Qué? — Profundos ojos azules miraron hacia él.

—Cada vez que desees hacer caso omiso, haces otra cosa en su lugar,
como curvar los dedos de los pies. Nadie va a ver dentro de tus zapatos. —Iba
descalza ahora, como la mayor parte del tiempo desde que la conoció en el
patio trasero de la casa que compartía con su padre, pero siempre llevaba
zapatos en un ambiente más formal.

Sahara pareció pensar en ello.


—Está bien, voy a tratar. Ahora, ¿quieres escalar algunos árboles?

No entendía por qué quería hacer ese acto, pero como ella lo pidió, dijo:
—Está bien.

Su rostro se iluminó de esa manera que siempre lo hacía sentir como si


fuera importante para ella.

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Relatos cortos Psi/Cambiantes
Nalini Singh
—Sé donde podemos hacerlo sin ser descubiertos. — Saltando el tocón de
un árbol en el que se sentaron, lo llevó a la zona boscosa detrás de su casa. En el
borde mismo del compuesto NightStar, que estaba desierto.

»—¿Cuántos árboles has trepado?

—Ninguno. — Nunca necesitó treparse a un árbol por algún motivo


racional.

—¿Qué?— Con un grito ahogado, se puso las manos en sus caderas, luego
frunció el ceño—. Bueno, vamos a empezar con ese. — Señaló a un árbol
relativamente bajo—. Vamos, te voy a enseñar.

Caminando con ella, consideró las ramas. Como telequinético, sus


capacidades físicas eran mejores que la de la mayoría de los Psi, pero todavía
tenía que aprender a moverse en diferentes situaciones.

—¿Cuál es el proceso?

Sahara meditó en ello.


—Tienes que ir en pequeños pasos, a veces, parece que va a ser más fácil
hacer un gran salto, pero probablemente te caigas si haces eso. — Ella se fue y
se colocó en la rama más baja—. Así.

Kaleb copió sus movimientos en el otro lado del árbol, la rama gruesa una
constante debajo de sus pies.
—¿Y ahora?

—Hay que buscar la siguiente mejor rama, no puede ser demasiado


delgada o se va a romper.

Kaleb hizo como ordenó, encontró una rama a cierta distancia. Sabía que
fácilmente podría hacer uso de su habilidad telequinética, pero tenía la
sensación de que esto estaba destinado a ser un desafío a completar sin recurrir
a ese tipo de habilidades. Entonces él bajó su mirada y se fue para un agarre
más fácil y lo sostuvo.

—¡Así se hace! — Sahara le sonrió desde arriba, donde había subido


mucho más rápido de lo que podía haber imaginado—. Lo estás haciendo muy
bien.

Él estaba a medio camino cuando ella dijo:

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Relatos cortos Psi/Cambiantes
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»—¿Sabes la respuesta a esta ecuación de segundo grado?— Ella le recitó
la ecuación desde donde se encaramaba en una rama.

—Sí.

Una pausa de espera.


—¡Kaleb! — Dijo cuando él no añadió nada—. ¡Se supone que tienes que
decírmela! Somos amigos, ¿recuerdas?

Nunca había tenido un amigo antes de Sahara, pero había empezado a


aprender que ella no siempre tenía razón acerca de la amistad.

—Te dije la respuesta última vez, y como resultado, no aprendiste cómo


hacer el problema por tu cuenta. Te voy a enseñar el método en vez.

Un gran suspiro.
—Odio las matemáticas.

—Lo sé. — Su mano se deslizó de una rama, y casi se resbaló y se cae.


Afirmándose a tiempo, levantó la vista hacia Sahara—. Ahora entiendo, sobre
trepar árboles. — Su ritmo cardíaco estaba bajo control porque había aprendido
a mantenerlo así en circunstancias mucho más extenuantes, pero había algo
acerca de ser capaz de dominar este simple acto, ilógico, que tenía toda su
atención.

—Es divertido, ¿verdad? — Sonriendo, ella bajó para pararse en la misma


rama que Kaleb.

—Sí, — dijo, aunque no entendía realmente lo que "divertido" era. Si era


este sentimiento que tenía cuando estaba con Sahara, haciendo cosas
inexplicables como escalar árboles, entonces era un concepto que podía abrazar.

—Te voy a enseñar cómo subir a los grandes, también. — Ella le tocó el
brazo para mantener el equilibrio mientras bajaba, y él se quedó quieto. Sahara
era la única persona a la que elegía permitir que lo tocara. Todos los otros
tomaban ese derecho, y aunque no podía detenerlos ahora, lo haría un día. Sólo
Sahara, su amiga, siempre tendría ese derecho.

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Relatos cortos Psi/Cambiantes
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Corazón de Obsidiana escena 2: Entrega del premio.

Sahara terminó de frotar el papel de lija sobre el premio que había hecho
para Kaleb y sopló el polvo. Había encontrado el papel de lija en uno de los
galpones usados por las cuadrillas de mantenimiento del complejo NightStar.
Técnicamente, no tenía permitido estar en esos galpones, pero había sido muy
cuidadosa y sólo había tomado el papel de lija porque estaba cubierto de polvo
y claramente olvidado en un rincón. Los equipos usaban sobre todo máquinas.

Ahora, lo dobló y se lo guardo en el bolsillo, para un uso posterior, el


premio de Kaleb estaba terminado. Colocándolo cuidadosamente en el otro
bolsillo de sus pantalones cargo, tomó la agenda digital de su escritorio y
asomó la cabeza hacia el estudio de su padre.

—Me voy afuera a hacer mi tarea. — No era una mentira, su tarea de


ciencias estaba en la agenda.

Su padre levantó la vista de sus papeles con aire ausente.


—¿Tomaste tu nutrición después de la escuela?

—Sí, padre.

—Lleva un suéter. Y no te olvides de tus zapatos. La temperatura está


bajando.

Ella salió afuera después de encogerse de hombros en un suéter y ponerse


sus viejas botas, y se alegró de sentir, -a pesar del sol- el picor del frío en sus
mejillas, la hizo encorvarse de hombros mientras se sentaba en el tocón, pero
aún así prefería estar afuera que adentro.

Kaleb entraba a veces, pero sólo si lo invitaba en primer lugar, a pesar de


que tenía la imagen de su habitación después de que ella lo había metido a
hurtadillas la primera vez.

Dijo que todo el mundo debería tener privacidad, y ella podía asegurar
que realmente significaba mucho para él. Así que se estremeció e hizo su tarea
hasta que sintió el cosquilleo sobre su piel que le avisó que había llegado.

—¡Hola! — Saltando sobre el tocón, agarró su mano después de un rápido


vistazo para comprobar que no estaba herido hoy—. Vamos.

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Relatos cortos Psi/Cambiantes
Nalini Singh
Sin discutir, la siguió hacia el bosque.
—¿Quieres subir a los árboles? — Le preguntó cuando se detuvieron.

—Tal vez más tarde. — En este momento, tenía algo mucho más
importante que hacer—. Te hice algo.

Él se quedó inmóvil.
—¿Qué?

El Silencio de Kaleb era tan bueno, mucho mejor que el de ella. Nunca se
veía excitado o feliz o curioso, pero sabía que lo estaba. Y aunque estaba muy
emocionada por darle el premio, ahora se encontraba sintiéndose tímida.

—Es algo sencillo, — dijo, rascando con su bota la hierba—. Yo no sé cómo


hacer algo sofisticado.

—¿Puedo tenerlo? — Preguntó Kaleb en voz baja, y sabía que no le


importaba que no fuera de lujo, sólo que era para él.

Sonriendo, se metió la mano en el bolsillo y sacó el pedazo de madera


sobre el que había pasado horas tallando un árbol y su nombre.

—Extiende ambas manos, — le dijo, porque eso era lo que había visto a
otra gente hacer al recibir premios.

Cuando él obedeció, colocó el pedazo de madera en sus palmas.


—En conme-ción, ¿Conmemoración?

—Sí, eso, por subir al árbol más grande en el complejo. — Mirando su


rostro mientras examinaba el premio, no vio una sonrisa. Todo lo que vio fue
un intenso enfoque en el premio.

—Gracias, — dijo al fin, su voz tranquila y sus ojos sin estrellas—. ¿Va a
guardarlo por mí hasta que pueda encontrar un escondite?

Sahara asintió y se lo guardó de nuevo en el bolsillo. No tenía necesidad


de preguntar si le gustaba, Kaleb sólo guardaba las cosas realmente importantes
en sus escondites.

—¿Quieres hacer tus ejercicios Tq?

—Sí.

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Relatos cortos Psi/Cambiantes
Nalini Singh

Entonces, sin previo aviso, estaba en el aire. Golpeando una mano sobre su
boca para ahogar su grito de placer, fingió que era un pájaro, volando su
camino hasta la rama superior de un árbol. Ella se sentó en la rama cuando él la
bajó, y fue tan suave que apenas sintió, el control de su telequinesis mucho
mejor que la primera vez que habían intentado esto.

Kaleb una vez le había dicho que apenas llegó a practicar los usos más
sutiles de su Tq, porque su entrenador quería que se centrara en los "aspectos
destructivos". A Sahara no le había gustado la forma en que la había mirado
cuando él había dicho eso, por lo que había escuchado a sus compañeros Tq de
clase y consiguió algunos ejercicios para él. Como recoger tarjetas de papel fino
de la tierra en el orden correcto, y moverla sin lastimarla.

Ahora, la bajó de nuevo al suelo. Poniendo una cara meditabunda, ella se


cruzó de brazos y asintió con seriedad.

—Un 10

No sonrió. Kaleb nunca sonreía. Pero sabía que estaba contento. Al igual
que ella cuando él le preguntó si podía mirar su premio de nuevo antes de que
se fuera.

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Escenas eliminadas de Escudo de invierno

Traducción: Dark Wolf

Comentario de la autora:

A veces los lectores me preguntan por qué se ha suprimido una escena.


Por lo general tiene que ver con el ritmo de la historia en general, una escena
que podría ser impresionante por sí misma, pero al ponerla interrumpiría ese
ritmo. Sin embargo, nunca es una decisión fácil el eliminar una escena entera,
que es por lo que estoy encantada de poder compartir algunas de ellas con
ustedes.

Algunas de estas escenas ya no encajan sin problemas en la línea de


tiempo, y deben leerse como piezas separadas, mientras que otras iluminan
momentos ocultos del libro.

Escena 1: La risa

Una escena parcialmente muy corta, que siempre me hace sonreír.

(Ivy está en la calle, mirando hacia un edificio en la distancia. Ella puede


ver a Vasic en el techo del ese edificio donde está de pie vigilando.)

Escena 2: La Tumbona.

Al igual que La risa, esta es una escena corta, pero que dice mucho acerca
de los personajes.

Escena 3: Conversación de Ivy con Eben

Esta escena nos da otra pequeña visión de ambos, de Ivy y el joven


empático, Eben.

Escena 4: Kaleb y Sahara se reúnen con Lucas

Si esta escena hubiera quedado en el libro, transcurriría durante el


Capítulo 7.

Escena 5: Primera Conversación de Ivy con Sascha

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Nalini Singh
Esta escena describe la conversación que Ivy recuerda al comienzo del
capítulo 8.

Escena 6: Un momento de paz

Y por último pero no menos importante, Un momento de paz, que es


exactamente eso, Vasic, Ivy y Conejo en un instante, aparte del caos a su
alrededor.

Estoy feliz de compartirlas con todos.

¡Espero que la disfruten!

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Relatos cortos Psi/Cambiantes
Nalini Singh
Escudo de invierno escena 1: La risa

«Ivy» Un delicioso mordisco de hielo en su mente mientras Vasic se


giraba, el viento ondeando por el pelo. «¿Qué están haciendo tu y Aden?»

Ella levantó una mano en una ola y, después de un poco de reflexión,


descubrió cómo incluir a Aden en la conversación.

«Estamos aquí parados haciendo una lista de tus defectos,» le respondió,


jugando con él porque necesitaba el juego tanto como ella. «¿No es cierto, Aden?»

El telépata junto a ella le dirigió una mirada ilegible.


«¿Era eso lo que estábamos haciendo?»

Ivy chilló cuando el mundo se salió de fase por un instante y luego ella
estaba en el techo con Vasic.

—¡No sabía que podías hacer eso! — Un telepuerto a distancia, se


rumoreaba que era brutalmente difícil.

—Nací teletransportándome, es un ejercicio simple. — Sus ojos viajaron de


ella a Aden—. ¿Tengo muchos defectos?

Riendo, Ivy deslizó su mano en la de él.

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Escudo de invierno escena 2: La Tumbona.

Kaleb caminó hacia donde Sahara estaba sentada en su tumbona en la


terraza, la gran sombrilla al lado protegiéndole la cara, pero dejando el resto de
ella expuesta al sol. Teniendo en cuenta que el otoño se había rendido a un
invierno ruso, la luz del sol era débil, por lo que no empujo la sombrilla para
cambiar la relación de la sombra al sol.

En su lugar, cruzando la terraza que había despejado de nieve, se sentó en


la tumbona de espaldas a su cuerpo reclinado... y esperó. Sus brazos alrededor
de su cuello mientras ella se arrodilló detrás de él momentos después. Su
respiración era suave contra su piel y su cuerpo caliente.

—¿Alguna vez te he dicho que me provocas cosas increíbles vestido de


traje?

La criatura en el vacío, la parte de él que era oscuridad, se extendió bajo la


caricia de las palabras.

—Esta mañana, cuando elegiste éste. — Era de un gris tan profundo que
rayaba en el negro, combinado con una camisa azul acero. Había descartado la
chaqueta después de regresar de la reunión con Vasic e Ivy Jane, ahora tiró de la
corbata de un color idéntico al traje para aflojarla.

Estaba en casa, ya no es necesario usar la máscara.

Besándole la mandíbula, Sahara dijo:


—No me gustaría que te lo olvides. — Sus dedos se desplazaron a
desabrocharle la camisa un poco, una vez que él se sacó la corbata—. ¿Cómo te
fue?

Recostado contra ella después de dejar la corbata de seda junto a ellos en


la tumbona, cerró los ojos, con la única persona que confiaba en que nunca le
causaría daño bajo ninguna circunstancia.

—Ivy Jane es lo suficientemente fuerte como para empujar contra una


Flecha.

—Los empáticos pueden ser suaves, pero no pueden ser débiles, — dijo
Sahara, con voz pensativa—. Imagínate manejando el dolor de otras personas
día tras día.

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Kaleb no podía; la empatía no era su punto fuerte.


—¿Has tenido tiempo para navegar por los datos? — Se volvió para
curvar un brazo alrededor de su cintura, cambiando para sentarla a horcajadas
sobre él, el azul oscuro de sus ojos el centro de su universo.

Un guiño.
—También hice un poco de investigación por mi cuenta.

—¿Qué descubriste? — Sahara, se recordó a sí mismo, ya no estaba herida


y rota como había estado cuando la encontró. Y sus escudos eran diamantinos,
se había asegurado de ello.

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Escudo de invierno escena 3: Conversación de Ivy con Eben

Ivy se despertó con la sensación de la nariz fría de Conejo contra su cuello.


Riendo, levantó la mano y le frotó la cabeza peluda.

—¿Qué estás haciendo aquí, tontuelo?

Él ladró y le lamió, deslizándole la aspereza de su lengua por su mejilla.


Jugando a las luchas con él, se sentó, la manta cayendo. Jaya y uno de los otros
la debieron haber acostado, pensó, pero Vasic estuvo ahí, también. Su Flecha
con los ojos helados de invierno y su negra armadura protectora.

—¿Dónde está Eben? — Le preguntó a Conejo, deseando que Vasic se


hubiera quedado; se habría metido en sus brazos, frotando la mejilla contra la
suya, lo justo para empaparse de él.

—¡Estoy en la cocina!

Levantándose ante el grito, caminó alrededor del biombo para ver al


adolescente que estaba haciéndose un sándwich.

—¿Quieres uno, también? — Preguntó con una encantadora dulzura.

—En realidad, sí. — La energía psíquica quemaba calorías, y se sentía


como si hubiera agotado incluso sus reservas—. Un sándwich grande.

—¿Tuviste una siesta agradable? — La mirada de Eben le recorrió la


cara—. Vasic dijo que no te molestara.

—Sí. — A pesar de que el duro eco de las emociones del chico continuaba
nadando través de sus venas, sonrió para aliviar su preocupación—. Quede
fuera de combate hasta la alarma de Conejo. — Acariciando al perro, le dio una
de sus golosinas especiales. Conejo había hecho tanto para ayudar a Eben como
ella.

Él ladró con entusiasmo y se sentó a masticarlo.


—¿Te has divertido con él? — Le preguntó a Eben.

Él asintió con la cabeza, armando el sándwich que había solicitado.


—Él es rápido.

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Ivy le dio la razón riendo y hablaron fácilmente a través de la comida. Fue
en el final que Eben le dijo:
—Te llevaste lejos mi dolor.

Ivy consideró sus siguientes palabras con cuidado.


—Tengo un don, — dijo por fin, estirándose para tocar los dedos de la
mano que tenía sobre la mesa—. Creo que es posible que lo tengas también.

En lugar de un choque o sobresalto, Eben se mordió el labio inferior.

—Siempre he sentido cosas de las personas, incluso de otros Psi, —


admitió en voz baja—. Pero nunca lo dije, nunca los delate. Me parecía mal.

—Hiciste lo correcto. — Le apretó la mano—. Algo honorable.

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Escudo de invierno escena 4: Kaleb y Sahara se reúnen con Lucas

Sascha estaba sorprendida y no cuando Kaleb aceptó su solicitud de una


reunión. Por lo que conocía del poderoso cardinal, sabía que haría cualquier
cosa para conseguir lo que quería, y en este caso, lo que quería era la
cooperación tanto de DarkRiver como de SnowDancer. Sin embargo, también
era extremadamente protector con Sahara. Ahora, la otra mujer le devolvió el
abrazo a Sascha sin dudarlo.

—Estoy tan contenta de verte, — dijo Sascha cuando se apartaron, había


llegado a conocer muy bien a Sahara durante su tiempo con los DarkRiver.

—Esperaba poder visitarlos antes, — ojos de un intenso, azul profundo,


con un calor no oculto en sus profundidades—, pero, con la situación actual en
la PsiNet, es difícil escapar.

Sascha asintió comprendiendo, cuando ambas se sentaron a ambos lados


de la pequeña mesa de reuniones, Kaleb y Lucas se midieron uno al otro con
una mirada antes de tomar su propio asiento, Kaleb a un lado de Sahara y
Lucas junto a Sascha.

—¿Sus compañeros de manada tienen órdenes de disparar a matar si me


paso de la raya? — Fue la apertura suelta de Kaleb en ese tono fresco que nunca
se alteraba, sus palabras causaron que Sahara frunciera el ceño y mirara por
encima del hombro a la puerta cerrada en la habitación.

Echándose hacia atrás en su silla, con el brazo largo de la parte posterior


de Sascha, Lucas negó con la cabeza.

—No, pusiste tu vida en peligro mortal para proteger esta ciudad. No es


algo que la manada olvidará alguna vez. — Sus ojos nunca rompieron el
contacto con el negro lleno de estrellas de la mirada del cardinal Kaleb—. En
realidad, mi compañera piensa que deberíamos ser amigos.

No era exactamente lo que Sascha había dicho, pero esperó con interés la
respuesta de Kaleb. No fue, sin embargo, el cardinal quien respondió.

—Por supuesto que deben ser amigos. — La sonrisa de Sahara era


deslumbrante—. De lo contrario, va a hacer que mis visitas a DarkRiver sean
muy incómodas.

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—No, — murmuró Kaleb, un tiburón de helado en su traje negro—, la
decisión está tomada.

Liberando un suspiro, Sahara se volvió hacia Kaleb, y su atención se


desvió de inmediato a ella, aunque Sascha no tenía ninguna duda de que él
seguía siendo consciente de todas las posibles amenazas en los alrededores. No
se habló una palabra, pero cuando Lucas tocó a Sascha ligeramente en el
hombro, supo que él había sentido la comunicación telepática. Un ancestro Psi
le había dejado con ese pequeño regalo inusual y útil. Esta vez, sin embargo,
Sascha no lo necesitaba, podía decir que los dos estaban teniendo un
desacuerdo por la forma en que Sahara había estrechado sus ojos.

Cuando Kaleb volvió a hablar, su tono no había cambiado, pero sus


palabras insinuaban una personalidad más allá de la criatura política y
despiadada que era para el mundo.

—Me han dicho que sea más diplomático, — dijo, su mirada centrada en
Lucas de nuevo—. Y que no te provoque.

Sascha ocultó su sonrisa cuando Sahara gimió y dejó caer la cabeza sobre
el hombro de Kaleb, mientras que Lucas se encogió de hombros, músculos
ondulantes bajo el blanco de su camisa.

—No me provocan tan fácilmente. ¿Vamos a ir al grano?

Esa fue la señal para Sascha.


—Queríamos hablar sobre tu petición.

—No, no es así. — Sosteniendo una expresión de afecto dirigido a Sascha,


Sahara se sentó totalmente erguida de nuevo, aunque Sascha adivinó que tenía
su mano entrelazada con la de Kaleb de debajo de la mesa—. Querías ver si
Kaleb y yo estábamos fingiendo.

—Tal vez, — dijo Sascha con una contracción de sus labios—, alguien debe
decirte que no debes provocar.

Con humor iluminando su rostro, Sahara se apoyó en Kaleb, con la


naturalidad de un acto que nadie podía fingir, y mucho menos a una mujer que
había pasado los últimos 7 años en una jaula. Sus labios curvados mientras
miraba hacia el que todos los hombres del mundo consideraban un depredador
mortal y, cuando Kaleb bajo la mirada, sus pestañas ensombreciendo su

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expresión, que esa pequeña sonrisa profundizó, aunque sus músculos faciales
no parecían haberse movido en absoluto.

El cardinal Tq desvió la mirada hacia Sascha, como si fuera consciente de


su fascinado escrutinio.

—¿Necesitas que bajemos nuestros escudos? — Preguntó, y Sascha supo


en sus entrañas que había pasado la prueba.

No importaba; no necesitaba nada más; había captado la conexión de


Kaleb y Sahara en el instante en que la pareja entró en la habitación. Era tan
parte de ambos como un miembro o un órgano; el tratar de extirparlo causaría
una herida mortal.

—No es necesario.

Un momento de perforante contacto visual, como si Kaleb estuviera


evaluando sus habilidades.

Los pelos del cuello de Sascha se erizaron. Sin embargo, Kaleb no siguió
con el tema, la otra pareja se fue poco después.

—Creo que él haría cualquier cosa por ella. — Lo que fuera que Sascha
había esperado sentir de Kaleb, no fue la violencia cruda del amor—. Ella es la
misma.— Los dos estaban tan estrechamente unidos como compañeros
cambiantes. — Haciendo a Kaleb más peligroso ahora que nunca.

Los ojos verdes de Lucas brillaron, evidenciando que su pantera era una
parte muy activa en esta discusión.

—Ahora tiene una vulnerabilidad, y si alguien alguna vez es tan estúpido


como para lastimar a Sahara, no va a vivir el tiempo suficiente para lamentarlo.
Suena normal para mí.

Poniendo los ojos, Sascha dijo:


—Por supuesto que suena normal para ti. Eres muy salvaje.

Una sonrisa afilada. Una mano le apretó en la nuca, la atrapó en una


caliente y húmeda maraña de besos, mordiendo su labio inferior en el extremo.

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—Te gusto salvaje. — Su pecho vibró en un ronroneo bajo sus manos, sus
labios volvieron a por otro más perezoso, sabor felino. Todo fue besos y
persuasión seductora.

—Tal vez, — bromeó, los dedos de sus pies bien y verdaderamente se


curvaron—. Ahora, vamos a hablar con tu otro amigo salvaje.

Lucas gruñó, el sonido tan profundo que llenó la habitación.


—Deja de llamar a Hawke mi amigo. Él es un lobo. Va en contra de las
leyes de la naturaleza.

Con sus hombros temblorosos, Sascha lo besó otra vez... y pensó en un


tiempo pasado, cuando tanta alegría había estado fuera de su alcance, su alma
en una caja sin luz.

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Escudo de invierno escena 5: Primera Conversación de Ivy con Sascha

Así que, esa no fue la única vez en el día que Kaleb Krychek entró en la
vida de Sascha y Lucas.

Sascha mecía a una inquieta Naya para dormirla, cuando entró la llamada,
su pobre bebé había cogido un resfriado. Había llevado a Naya donde Tamsyn
tan pronto como se dio cuenta de que algo andaba mal, pero la sanadora había
aconsejado a Sascha que permitiera que la enfermedad siguiera su curso.

—Es sólo un pequeño resfrío, — le había dicho, sus manos suaves calmando
la cara enrojecida de lágrimas de Naya—. No hay nada peligroso, y va a ayudar a
fortalecer su sistema inmunológico.

Sabiendo que Tamsyn no le daría un mal consejo, Sascha se tragó sus -lo
admitía- instintos sobreprotectores, calmó a Lucas, y le susurró a su niña que
estaría mejor pronto.

—¿Quién era? — Le preguntó a su compañero cuando él vagó de nuevo


por el cuarto delantero de la casa colgante, después de haber contestado la
llamada en el dormitorio para no molestar a Naya.

Estuvieron viviendo en una cabaña en la planta baja durante su embarazo


y durante las primeras semanas de vida de Naya, pero esa cabaña ahora ya no
estaba. Sascha prefería la seguridad de los árboles, a pesar de que la había
llevado algo de tiempo para convencer a Lucas de que se había recuperado lo
suficiente para subir por las escaleras de cuerda.

Curiosamente, no se había preocupado por Naya.

—Ella es un gato bebé, — le había dicho, tocando a dicho gato bebé en la


nariz—. Va a disfrutar viajando de arriba a abajo, y será capaz de saltar y subir muy
pronto.

Sascha intentó muy duramente no preocuparse por el hecho de que en


alrededor de un año, su bebé podría aprender a cambiar y los cachorros eran
mucho más escurridizos que cuando cambiaban a su forma humana. La idea de
Naya saltando desde el balcón... Sí, iba a tener que lidiar con ello sólo cuando
fuera absolutamente necesario.

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—La manada recibió un mensaje que vino a través de nuestro número de
consultas general. — La voz de Lucas fue un gruñido mientras frotaba los
nudillos contra la mejilla de Naya, su gato merodeando por debajo de su piel—.
Shh, princesa. Te tenemos.

Naya continuó lloriqueando.


—¿Ese que es para los otros cambiantes que quieren entrar en el
territorio?—Preguntó, deseando poder hacer todo lo mejor para su bebé.

Un guiño, seguido por algo que no podría haber esperado.


—Este mensaje era para ti. — Él ronroneó bajo en su garganta cuando los
gemidos de Naya amenazaron escalar hasta las lágrimas.

—Creo que va a estar mejor acurrucada contra tu piel. — Los privilegios


de piel eran una parte importante en la vida de un cambiante, pero los
cachorros necesitaban contacto táctil, incluso más que los adultos.

Tirando de su camiseta, Lucas la dejó caer en uno de los grandes cojines


planos en el suelo del salón y extendió los brazos. Naya se calmó en el instante
en que la acunó contra él, resoplando mientras acomodaba su pequeño puño
contra la piel de su papá.

Mi compañero. Nuestra hija. ¿Cómo pude tener esta suerte? ¿Esta bendición?

Con la garganta cerrada y el corazón dolorido, Sascha tomó la parte


posterior de la cabeza de Naya, las hebras de seda negra de su pelo de cachorro
suaves contra su palma.

—Creo que estoy celosa de lo rápido que funcionó.

Lucas se echó a reír.


—Por supuesto, a mi chica le gusta esto. Es la hija de su madre. — Una
gran mano acunaba a Naya bajo su trasero cubierto por el pañal, con la otra, jaló
a Sascha más cerca—. Me parece recordar despertarme esta mañana con ustedes
acurrucadas contra mi pecho.

—Te concedo el punto. — Envolvió sus brazos alrededor de él, su hija


entre ellos, sintió la vibración de su ronroneo—. ¿Quién quiere hablar conmigo?

—Una Psi que dice que te pusieron como contacto para corroborar cierta
información.

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Sascha parpadeó, su cerebro realizó la conexión enseguida.
—Ah bueno, él es inteligente.

—Es lo que pensaba. Krychek trata de ser más listo haciendo que las cosas
se vuelvan personales.

—Tengo la sensación de que va a funcionar. — Sascha dio un beso en el


puño de Naya, sintió la satisfacción soñolienta del bebé en su mente, un dulce
beso psíquico—. ¿Dónde está el número para llamar?

—Agendado en el comunicador, bajo Ivy Jane.

Conscientes de que él se mantenía fuera de la línea de visión de la


comunicación, marcó el número y esperó. Respondieron en cuestión de
segundos, ojos extraordinarios de cobre y oro se encontraron con los suyos.

—Respondiste. — Palabras vacilantes—. No estaba segura de que me


devolverías la llamada.

—Hola Ivy. — Sascha mantuvo su tono suave, capaz de leer la tensión y la


confusión en el rostro de la mujer más joven—. ¿Qué es lo que necesitas que
corrobore? — Sólo podía ser una cosa.

Ivy se tomó mucho tiempo para responder, casi como si no quisiera


conocer la respuesta a la pregunta por la que había llamado.

—La designación E, — dijo en voz tan baja que sonó como un susurro—.
¿Existe?

—Sí.— Sascha no se sorprendió por la falta de conocimiento de Ivy. Sascha


no supo de la enterrada designación durante casi toda su vida, y ella era hija de
una Consejera. Los Consejeros post-Silencio habían hecho un trabajo casi
perfecto en borrar la designación E de la memoria colectiva del mundo—.
Aquellos con la designación E son empáticos.

Ivy tragó.
—¿Soy una? ¿Puedes saberlo?

—Puedo ser capaz de... necesito hablar contigo un poco más, oír lo que has
estado experimentando. — Recordando cómo fue cuando sus propios escudos
comenzaron a fragmentarse, deseó poder extenderse y darle un abrazo a Ivy—.
No hay nada que temer si eres una E, — dijo en voz baja.

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—Las emociones... — Ivy se detuvo, volvió a respirar—. Son tan


abrumadoras.

—Se siente de esa manera al principio. — Un rugido contra los sentidos—.


Pero estamos diseñadas específicamente para hacer frente a la emoción.

—Sentir casi me mata, — Ivy y susurró, tragando, compartió el horror de


su reacondicionamiento, las palabras salieron a trompicones—. Vasic dice que
fue porque mis escudos explotaron bajo la presión acumulada.

Los ojos de Sascha ardieron.


—A partir de los datos que me has dado, —dijo, su garganta cerrada—.
No tengo dudas de que eres empática. — Profundamente empática—. Sé que
debe haber sido aterrador, — tocó con sus dedos la pantalla en un intento de
dar confort— , pero una vez que aprendas a controlarlo, te sentirás... completa.
— Fue la única palabra que tenía para describir la alegría de lo que había
sentido el día que entendió quién era, a que estaba destinada a ser.

—Yo solo... — Ivy pasó una mano por su pelo, sus rizos suaves bruñidos
por la luz dorada de la lámpara al lado de ella—. ¿Cuál es el punto? ¿Qué
hacemos?

Sascha quería abofetearse a sí misma. Ella simplemente había asumido un


cierto nivel de conocimiento, la misma cosa que la volvía loca sobre el libro
Eldridge.

—Nosotros sanamos la mente y el corazón. El dolor, el miedo, la pena,


ayudamos a las personas a navegar su camino para salir de la oscuridad.

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Escudo de invierno escena 6: Un momento de paz

Ivy miró a Vasic, la fuerte línea de su mandíbula la hacía querer besarlo.

—¿Va a ser feliz en el huerto de manzanas?

—Sólo tengo que estar donde estés, — fue la calmada respuesta


convincente.

Tenía una manera de decir las cosas que la rompían, la destruía, sólo para
que las piezas encajaran de nuevo juntas aún más fuertes y más enteras.

—Te amo. Hasta que es una parte de mi ser.

Vasic le tocó un lado de la cara.


—Ivy.

—Está bien. — Ronca voz, se frotó la mejilla contra su mano—. No tienes


que encontrar las palabras. —Podía sentir sus emociones tan claramente como
si estuviera hablando con ella.

Envolviéndola en sus brazos, la abrazó.

Pasaron varios minutos largos y tranquilos antes de que Conejo pasara por
encima, palo en la boca y la cola meneando. No sonreír era imposible.

—Creo que alguien quiere llamar la atención, —dijo mientras dejaba caer
la vara a los pies de Vasic.

Vasic miró hacia abajo y de repente, Conejo se elevó hacia ellos. Su


mascota no parecía impresionada por su habilidad recién descubierta de
levitación. Bajándolo con cuidado, Vasic recogió y tiró el palo después de que
Ivy le soltara la correa de Conejo para que pudiera jugar.

Fue un momento sencillo, pero uno que Ivy siempre recordaría, el ver a su
Flecha inclinándose para alabar a Conejo cuando regresaba corriendo con el
palo, los ojos de su mascota brillantes y emocionados, y la expresión de Vasic
que no guardaba ninguna tensión, ni oscuridad.

Un momento de paz en medio del caos.

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Relatos cortos Psi/Cambiantes
Nalini Singh
Un momento de calmada felicidad.

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