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Marco teórico - el valor de lo artístico en la erducación primaria

Hoy en día existen garantías, plasmadas en leyes, normativas y pactos

internacionales al servicio del acceso a la cultura y su diversidad de expresiones, las

cuales buscan proteger a los ciudadanos y brindarles posibilidad de elegir y

expresarse libremente en lo que respecta a la vida cultural de cada sociedad.

…………………………………………………………..

El Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y

Culturales (ICESCR) es un tratado multilateral que reconoce los derechos

económicos, sociales y culturales, estableciendo mecanismos para su protección y

garantía, adoptado por la Asamblea General de las Naciones Unidas mediante la

Resolución 2200A (XXI), el 16 de diciembre de1966, entrando en vigencia el 3 de

enero de 1976.

……………………………………………… …………………………………

El ICESCR es parte de la Carta Internacional de Derechos Humanos, junto

con la Declaración Universal de los Derechos Humanos y el Pacto Internacional de

Derechos Civiles y Políticos, incluida la última del Primer y Segundo Protocolos

Facultativos, supervisado por el Comité de Derechos Económicos, Sociales y

Culturales de las Naciones Unidas (ONU).

Todas estas normativas velan por los derechos económicos, sociales y

culturales y se comprometen a trabajar para la concesión de cada uno de ellos, a

tal punto que, en la actualidad, son adoptados por más de 160 partes, siendo

Uruguay una de estas.

Derecho a la participación en la vida cultural dentro del ICESCR

…………………

Se reconoce: …………………………………………………

«el derecho de toda persona a participar en la vida cultural, gozar de los


beneficios del progreso científico y beneficiarse de la protección de los derechos

morales y materiales de cualquier descubrimiento científico o artístico que le

corresponda (…)». ……………………………………………………

…………………… ..(Artículo 15 del Pacto de derechos económicos, sociales y culturales)

Así mismo se postula que:

«(…) se debe respetar la indispensable libertad para la investigación

científica y la actividad creadora»

(Artículo 15, Pacto de derechos económicos, sociales y culturales)

Desde las leyes y normativas propias de Uruguay, hoy en día el Pacto de

Derechos Económicos, Sociales y Culturales es el único existente que protege y

legitima el derecho a la elección y consumo cultural, rigiendo en el país desde el 1º

de abril de 1970 (Treaty Collection, Naciones Unidas) (Dirección Nacional de

Derechos Humanos Uruguay).

Por otro lado se encuentran la Declaración Universal de los derechos

humanos, que postula, del mismo modo que los ICESCR a los «Derechos

económicos, sociales y culturales», en sus Artículos del 22 y 27, donde se presenta:

«Toda persona, como miembro de la sociedad, tiene derecho a la seguridad

social, y a obtener, mediante el esfuerzo nacional y la cooperación internacional,

habida cuenta de la organización y los recursos de cada Estado, la satisfacción de

los derechos económicos, sociales y culturales, indispensables a su dignidad y al

libre desarrollo de su personalidad».

(Artículo 22, Declaración DDHH)

«1.Toda persona tiene derecho a tomar parte libremente en la vida cultural

de la comunidad, a gozar de las artes y a participar en el progreso científico y en


los beneficios que de él resulten». …………………………………

(Artículo 27, Declaración DDHH)

A nivel nacional hoy en día lo que respecta a derechos culturales se

encuentra en auge, a tal punto que en 2010 se comenzó a hablar de la creación

de una Ley de derechos culturales que rija a nivel nacional y sirva cómo puntapié

para le creación de una red cultural en la región.

Políticas, Diversidad y Derechos Culturales, se enmarcan en el Proyecto Viví

Cultura, iniciativa conjunta del gobierno uruguayo en la que cooperan distintas

Agencias del Sistema de Naciones Unidas bajo la órbita de UNESCO, donde se

enmarca además una futura Ley de derechos culturales. 

El rol de Agencia Líder de la UNESCO se justifica por el hecho de que es la

única agencia del Sistema de Naciones Unidas «que tiene en su mandato la Cultura

y por extensión las industrias culturales, siendo esto manifiesto en la Convención

sobre la protección y promoción de la diversidad de las expresiones culturales»

(UNESCO 2005)

En el Estado uruguayo, dicha convención se puso en vigor en el año 2007 y a

partir de allí este se ha comprometido a desarrollar acciones que protejan y

promuevan expresiones culturales incentivadas por la sociedad, a través de las

industrias culturales, planteándose como objetivo a largo plazo el anclaje de estas

acciones y estrategia de desarrollo en mira de un aporte a la sostenible del país.

Hoy en día la UNESCO trabaja estrechamente con la Dirección Nacional de

Cultura (DNC) en actividades que aporten, estimulen y contribuyan al

mejoramiento del reconocimiento de los derechos culturales en el país, siendo en la

actualidad el organismo por excelencia encargado de esta temática.


Derecho a la cultura para niños y niñas

«Tienes derecho al juego, al descanso y a las actividades recreativas»


(Artículo 31, Todos los derechos para todos los niños - UNICEF).

Luego de esta introducción y de analizar la importancia, en crecimiento que

tienen los derechos culturales, analizaremos la importancia que estos manifiestan en

el marco de la infancia.

La Convención de los Derechos del Niño aprobada por Naciones Unidas el 6

de diciembre de 1989, adoptada en Uruguay a partir del 28 de setiembre de 1990 a

través de la Ley Nº 16.137 «Convención sobre los Derechos del Niño», reconoce en

su artículo 31 el derecho del niño al descanso, al esparcimiento, al juego, las

actividades recreativas, la vida cultural y las artes.

«1. Los Estados Partes reconocen el derecho del niño al descanso y al

esparcimiento, al juego y a las actividades recreativas propias de su edad y a

participar libremente en la vida cultural y en las artes.

2. Los Estados Partes respetarán y promoverán el derecho del niño a

participar plenamente en la vida cultural y artística y propiciarán oportunidades

apropiadas, en condiciones de igualdad, de participar en la vida cultural, artística,

recreativa y de esparcimiento» ……………………………………………………

(Artículo 31, Convención sobre los Derechos del Niño).

Por otro lado se postula en la Ley Nº 18.590 el «Código de la niñez y la

adolescencia», en el Capítulo VI nominado Políticas sociales de promoción y

protección a la niñez y adolescencia, en su Artículo 22, inciso F


«F. La adopción de programas de promoción de la niñez y adolescencia en

las áreas deportivas, culturales y recreativas, entre otras»

(Artículo 22, Código de la niñez y la adolescencia).

Analizando el peso que se le da al derecho al acceso y la libre expresión en

lo que respecta a la vida artística y cultural dentro de las normativas y leyes

vigentes en Uruguay en la sociedad y específicamente en la niñez y adolescencia,

se merece reflexionar sobre el Artículo 31 de la Convención de los Derechos del

Niño, «El ocio y la cultura: Tienes derecho al juego, al descanso y a las actividades

recreativas y culturales» (CDN, Versión adaptada para niños - UNICEF)

Es a través de la vida cultural, a través de las artes y la libre expresión que las

comunidades se manifiestan, expresan su identidad y el sentido de pertenencia por

un lugar, una costumbre, una ideología, en definitiva una cultura. Estas expresiones

son a su vez las que terminan conformando al mundo que los rodea, la compresión

del mismo y la forma de verlo y entenderlo.

La cultura vive, existe, se construye, se significa y resignifica dentro de la

comunidad. En esta línea y acoplándose a las normativas internacionales y

nacionales, ningún niño o niña debe tener denegado al acceso a las actividades

culturales, el arte y creación. La vida cultural existe porque hay una comunidad,

capaz de crear, generar valores e interpretar y es la función de los Estados actuar

como facilitadores de acceso, no como suministrador o distribuidor de cultura.

En la niñez, las expresiones culturales y artísticas se articulan y se gozan en el

las instituciones referentes de ese momento de la vida, el hogar y la escuela

principalmente, nutriéndose de los vínculos en la calle y los lugares públicos, así

como a también través de la danza, los festivales, las fiestas populares, los ritos, el
teatro, la literatura, la música, el cine, las exposiciones, las películas e incluso el

mundo virtual y audiovisual en el que vivimos -el mundo de la información y la

comunicación-.

El derecho de niños y niñas a participar en la vida cultural y las artes,

libremente, tiene que encontrase alineado con la no intervención de los Estados en

las propuestas como imponedor, pero si como facilitador. Estos tienen que respetar

el acceso de niños y niñas a actividades artístico recreativas y garantizar su libertad

de elección y participación.

El derecho de niños y niñas a participar en plenitud de la vida cultural y

artística pasa por el acceso que se brinda a estos y las oportunidades de

experimentar la vida cultural, artística, acoplada al conocimiento de distintas

formas de expresión.

Esta participación debe estar contemplada y garantizada por los Estados

quienes deben ofrecer oportunidades concretas, tanto individuales como

colectivas, tal como se proclama en la CDN. Esto conlleva a que los niños y niñas

puedan expresarse libremente, comunicar, actuar y participar en actividades

creativas, que tengan como fin el logro del desarrollo pleno de sus personalidades.

Y por último también se ve sujeto a la comprensión real del derecho de niños

y niñas a aportar a las expresiones culturales, artísticas, intelectuales y emocionales

de las sociedades, que permitan el desarrollo y la transformación del contexto al

que pertenecen.

La falta de oportunidades culturales y artísticas para niños y niñas, limita el

acceso de estos a las actividades antes mencionadas, que se encuentran


restringidas por factores que incluyen el hecho que la mayor parte de las

actividades culturales están dirigidas a adultos. La falta de participación de los

niños y niñas en la definición del contenido, el diseño, el lugar y la forma de las

actividades, entra en conflicto con las disposiciones nacionales e internacionales

sobre los derechos de niños y niñas.

Una sociedad inclusiva y participativa, desde todo punto de vista, debe

preocuparse por la creación de espacios que estimulen la creatividad en la niñez. 

Hay que pararse más allá de los programas culturales estipulados que “intentan”

reflejan la vida cultural de la comunidad, hay que buscar representarla realmente y

responden a ella de manera fiel, desde la infancia hasta la edad adulta.

«La participación de los niños y las niñas en las artes requiere un enfoque

más centrado en ellos, que incentive sus creaciones y las exponga y que los haga

participar también en la estructura y los programas que se ofrecen. Esta

participación durante la infancia puede estimular los intereses culturales de por

vida» (Lacuesta, A; 2014)

El valor de la educación artística

«El valor de la educación artística reside en su facultad de

aproximarnos al mundo y su gente, porque nos enseña tangiblemente

lo que otros piensan, a comprender, admitir y tolerar otras formas de

sentir y de pensar» ……………………………

López García, C; 1993 p. 85

La educación y el desarrollo humano se encuentran íntimamente ligados,

debido a que comparten ámbitos identitarios que hacen posibles campos de

acción en conjunto.
Paulo Freire asegura que existe un vínculo real entre la educación artística y

el desarrollo humano, de hecho la educación en el más amplio sentido de la

palabra es humanizadora según él, por tanto posee lo necesario para generar

cambios. En este sentido es que «la educación verdadera es praxis, reflexión y

acción del hombre sobre el mundo para transformarlo» (Freire, P; 1969 p. 7)

En esta misma línea es que desde la Organización de las Naciones

Unidas (ONU) se plantea que «los jóvenes han de hacer frente a una gran paradoja:

integrarse en la sociedad existente o ser la fuerza para transformarla» (ONU; 2006)

Aunque, «todos los sistemas educativos del mundo tienen la misma jerarquía

de materias. Todos. Sin importar donde vayas. Uno pensaría que cambia, pero no.

Arriba están las matemáticas y lenguas, luego las humanidades y abajo están las

artes» (Robinson. K; 2006), y es tal vez en este punto donde radica el error.

Por tanto, ¿qué valor tienen las artes en este proceso de cambio y

transformación?. En primer lugar habría que contextualizar el concepto amplio de

las artes, que tal como define Eulàlia Bosch, «hablar de las artes describe un

universo multifacético, y al mismo tiempo cercano, en el que tienen cabida

sensibilidades, criterios y gustos diversos. Y sobre todo, hablar de las artes nos

acerca a la experiencia estética individual (…)» (Bosch, E; 2009 p. 30).

Entonces, ¿por qué es importante incentivar la educación artística?. La

educación artística estimula la formación de actitudes específicas, desarrolla

capacidades y conocimientos en los niños y niñas, los cuales una vez adquiridos es

difícil poder revertirlos. Asimismo, cuanto más pequeños sean, mejor adquiridos

serán estos conocimientos, ¿por qué?, simple, cuanto más jóvenes, mayor es su

receptividad.
El desarrollo humano no se trata de otra cosa más que la formación de

actitudes, el desarrollo de capacidades y conocimientos, tal cual lo que aporta la

educación. A diferencia de la educación en términos generales, la educación

artística cuenta además con un adicional, el cultivo de la imaginación1 y la

creatividad2.

En la infancia la imaginación y la fantasía juegan un rol indispensable en el

desarrollo de niños y niñas, siendo esto el motor fundamental para un desarrollo

cognitivo adecuado. Piaget desarrolló una teoría sobre el desarrollo cognitivo en la

infancia, donde postula que los niños y niñas aprenden a ampliar el conocimiento y

la experiencia en plena infancia ya que sus capacidades cognitivas se desarrollan

a medida que crecen.

El teórico plantea cuatro etapas básicas de desarrollo cognitivo

relacionados con actividades del conocimiento como pensar, reconocer, percibir,

recordar y otras. Cada cual se va construyendo sobre las otras, cuando los niños

aprenden e interactúan socialmente. Es por esto que la acción educativa, se

estructura de manera que favorezca a los procesos constructivos personales,

mediante los cuales opera el crecimiento.

Vigotsky habla del arte y la imaginación desde una perspectiva psicológica

donde asegura que «uno de los temas más importantes de la psicología infantil y de

la pedagogía es el de la capacidad creativa del niño y la importancia del fomento

de esa capacidad para su maduración y desarrollo general» (Vigotsky. L. S; 1986 p.

27)

1
La psicología llama imaginación o fantasía a esta actividad creadora del cerebro humano basada
en la combinación. (Vigotsky, L. S; 1986 p.9)
2
Desde la teoría humanista de A. Maslow, entendemos a la creatividad como el surgimiento de un
producto natural del desarrollo del ser humano el cual se alimenta por el contexto en el cual se
desarrolla. (Barrena, S; 2007 p. 20)
En la infancia y la niñez, las actividades de descubrimiento deben ser

prioritarias, dice Piaget. Asimismo hace una puntualización al remarcar que los

niños y niñas asimilan información aplicando las destrezas y respuestas existentes a

acontecimientos y experiencias.

Es en esta línea que se puede sumar el pensamiento de Vigotsky que

asegura que «cuanto más amplia y profunda es la experiencia humana, más

elementos tiene la imaginación para combinar y transformar» (Vigotsky. L. S; 1986 p.

31).

Y de esto se trata, combinar para transformar, es por esto que la educación

artística, en todos sus campos del conocimiento, aporta al desarrollo, cultivo de la

imaginación y la creatividad en la búsqueda de la transformación de sus propias

realidades.

Mediante la educación artística existe un camino que permite a los niños y

niñas adentrarse en un mundo pleno de creatividad y fantasía, donde solo ellos son

los capaces de interpretarlo y entenderlo con el fin de transformar su propia

realidad. «Si alguna magia tienen las artes es el hecho de que cada persona tiene

resortes particulares que se activan a partir de propuestas diferentes» (Bosch, E; 2009

p. 37), por tanto existen tantas realidades como niños y niñas dispuestos a vivir

experiencias de educación artística.

«La imaginación depende de la experiencia y la experiencia del niño se va

acumulando y aumentando paulatinamente» (Vigotsky. L. S; 1986 p. 31), es decir

mientras más expuesto se encuentren los niños y niñas a actividades y educación

artística, mayor será su desarrollo en dichos niveles.

Las mismas propuestas artísticas son las encargadas de abrir las puertas al

mundo de las artes, a partir de su acercamiento, experimentación y posterior


comprensión. El método de aprendizaje de Freire no habla simplemente de

reproducir lo que se enseña, sino que habla de crear, experimentar y ser uno mismo

el protagonista que transforma la realidad.

Es en este sentido que las artes aportan un diferencial que no lo aporta ni las

matemáticas, ni las ciencias… ¡la imaginación!, pero tienen en común que «la

propia ciencia, no es posible sin imaginación» (Vigotsky. L. S; 1986 p. 45).

Las artes cultivan la capacidad creadora desde los principios del desarrollo

cognitivo que plantea Piaget. Cuando los niños y niñas llegan a la etapa de

asimilación de información aplicando destrezas y respuestas existentes a

acontecimientos y experiencias, se puede decir que se encuentran en un proceso

de composición y combinación, en definitiva un proceso creativo.

Vigotsky señala que en la niñez, es el arte de la palabra, el arte literario, el

más típico de la edad escolar. Le sigue en proximidad la creación teatral de los

niños, el arte del drama o representación teatral que constituyen el aspecto más

frecuente y extendió de la creación artística infantil. Coronado por el dibujo, que

constituye el aspecto preferente de la actividad artística de los niños en su edad

temprana.

Es por esto que potenciar sus intereses más genuinos y naturales, a corto y

largo plazo logra estimular la capacidad creativa de los niños y niñas en la infancia.

«La fantasía infantil no se detiene en la esfera de los sueños como sucede a los

mayores. El niño quiere encarnar en acciones, en imágenes vivientes, todo lo que

piensa y siente» (Vigotsky. L. S; 1986 p. 85).

«Los niños pueden hacer todo de todo», dice Goethe, pero para que esto se

materialice el contexto en el que se encuentran debe incentivar a ese todo de


todo, es decir se debe estimular el proceso creativo e imaginativo de los niños y

niñas para alcanzar verdaderos logros.

«Si se estimula adecuadamente la actitud espontanea de reaccionar con la

totalidad del cuerpo delante del objeto y situaciones de fascinación, entonces su

capacidad perceptiva puede incrementarse hasta puntos inusitados» (Bosch, E;

2009 p. 34).

Por tanto un cambio de paradigma, o una forma más amplia de ver la

educación artística puede generar aportes significativos a estas prácticas. De

hecho Freire habla de la educación como una obra de arte donde el educador

también es un artista, ya que es el encargado de rehacer el mundo, redibujarlo,

repintarlo, recantarlo y redanzarlo, acompañado por los educandos, los niños, que

en igualdad de condiciones, hacen, dibujan, pintan, cantan y danzan en la

creación de su realidad.

Desde esta perspectiva tendría que entenderse, sobre todas las cosas, a la

educación artística ya que es a partir del arte donde la capacidad creadora tanto

de educadores como educandos se alimenta y retroalimenta de forma constante.

Todo niño tiene derecho a aprender a través del movimiento, la escucha, la

observación, la exploración y sobre todo tiene derecho a expresarse de la manera

que más guste o como dice Freire, ver a la educación como una obra de arte .

La educación artística, a diferencia de otros campos del conocimiento se

transmite desde la experiencia, la imaginación, la representación y fuerza de

trasformación mediante el arte, desde las artes3 y la creatividad.

3
Universo multifacético, y al mismo tiempo cercano, en el que tienen cabida sensibilidades, criterios y

gustos diversos (…)» (Bosch, E; 2009 p. 30).


El vínculo humanizador entre la educación artística y el desarrollo humano,

existe desde la disposición sobre la transformación del mundo, donde los

protagonistas son los niños quienes a través de las vivencias experimentales y

herramientas adquiridas dentro del arte consiguen no solo desarrollar capacidades

inherentes al ser humano, sino que también logran descubrir e incentivar realidades

basadas en la creatividad y la fantasía.

En suma y adheridos a los conceptos de Julio Castro, «la educación es parte

del desarrollo, cuando éste está concebido con sentido humanista, como creación

de condiciones para el mejoramiento integral del hombre. No hay contradicción en

este caso y sí concurrencia de fines. Es en esta acepción que desarrollo-educación,

lejos de ser una dualidad, se transforman en términos de conjunción» (Castro, J;

1966).

Pensar en los niños y niñas requiere pensar en sus dimensiones tanto jurídicas,

biológicas, socioculturales como psicológicas, siempre en su conjunto. Los niños

y niñas son sujetos de derecho y no una simple suma de factores, pero si, hay que

pensarlos desde la complejidad que implica articular estos factores desde las

políticas publicas, los programas y proyectos institucionales, sin nunca dejar de lado

las dimensiones que están en juego.

Una mirada desde todas las dimensiones que conforman a los niños y niñas,

es decir desde una óptica respaldada por la Convención de los Derechos del niño,

implica una reformulación de los conceptos y de las prácticas sociales.

De hecho, la convergencia de estas diversas disciplinas son las capaces de

reorientar y confrontar los conocimientos y herramientas de intervención acerca del


tema. Al nuevo paradigma de la educación le corresponde un nuevo paradigma

de niño y niña como sujeto de derecho.

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