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En caso de que no se conozca la granulometría de fondo algunos investigadores

consideran como carga de lavado aquellas partículas transportadas en suspensión y


menores a 0.0625 mm.
Otros autores consideran un diámetro máximo de 0.050 mm como material de lavado.
Dado que el transporte de lavado no depende de las características hidráulicas de
la corriente, su determinación debe hacerse por medición directa en los ríos.
Por saltación: este tipo de transporte se da para arenas gruesas y guijarros de
pequeñas dimensiones. Es característica de lechos fluviales de alta rugosidad que
trae consigo una mayor turbulencia del cauce. En este caso el material sólido
alterna breves periodos de transporte rodando en el fondo con breves saltos en
suspensión. Los tiempos en que el material puede mantenerse en suspensión son
función de la velocidad del agua y de la presencia de remolinos. En situaciones de
avenidas importantes, bancos de arena y grava enteros pueden cambiar de lugar en un
período relativamente corto, pocos días.
Por arrastre de fondo: este tipo de movimiento se da en guijarros y cantos rodados
de dimensiones considerables. Durante los períodos en que el material permanece
inmóvil, períodos de aguas bajas y medias, el continuo bombardeo de estas piezas,
momentáneamente inmóviles, desgasta sus aristas y le da la forma característica de
los cantos rodados.
Para tener un cuadro completo del fenómeno de transporte de material por una
corriente de agua debe, sin embargo, considerarse también el transporte en forma de
disolución (o químico), que involucra las sales minerales disueltas en el agua. Se
trata de minerales solubles en el agua de lluvia, extraídos de las rocas, y
trasportados disueltos por los cursos de agua. En algunos casos particulares, como
por ejemplo en los salares, este componente del transporte sólido es el
predominante.

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