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Título del artículo: DENSIFICACIÓN RESIDENCIAL PROGRESIVA

Subtítulo: Configuraciones urbanas y espacios colectivos de la vivienda


INTRODUCCIÓN
Se exponen los resultados de la investigación proyectual realizada, en relación a
intervenciones de vivienda colectiva en áreas degradadas o de conformación dispersa, en este
caso, en la ciudad de La Plata, capital de la Provincia de Buenos Aires. Las exploraciones que
se presentan, son producto de la aplicación de una metodología, en la cual el proyecto se
utiliza como herramienta para producir conocimiento, como sujeto de estudio en relación a la
vivienda colectiva en ciudades en vías de consolidación, y como instrumento de investigación.
Supone un ir y venir constante entre momentos teóricos y momentos experimentales, todos
ellos recorridos en esta presentación, para expresar el desarrollo de la conceptualización y
clarificación del tema de los espacios colectivos de la vivienda y la configuración urbana, como
un momento de lo universal abstracto, y ejemplificarlo con resultados de la experimentación
proyectual en áreas de potencial renovación de la ciudad, como momento de lo particular.

HABITAR ESPACIOS COLECTIVOS


La ciudad, como patrimonio colectivo, se configura a partir de tramas, edificios y monumentos,
pero también a partir de recuerdos, sentimientos y momentos comunitarios (Borja, 2003).
Desde este punto de vista, la materialización de lo colectivo constituye la forma de la ciudad, la
forma urbana, es decir, la forma para vivir colectivamente (Bohigas, 2003). El espacio colectivo,
en sus distintos gradientes, establece diversas relaciones desde el espacio completamente
público pasando por los espacios intermedios y semipúblicos de caracterizaciones particulares,
para articular y vincular los espacios privados. Es el lugar para el intercambio y el encuentro, y
también de apropiación, que conecta diferentes usuarios y actividades. Como expresa Lefebre
(2013), la apropiación del espacio por el hombre y el grupo exige una producción, un deseo de
hacer, de producir dicho espacio, de generar vivencias. En el espacio colectivo de conjuntos
habitacionales y barrios, es importante el valor de la cotidianeidad de residentes y también de
ciudadanos que se encuentran de paso, que conviven en áreas de accesos y desbordes de las
viviendas, y/o en transición a los espacios más públicos y anónimos de la ciudad. (fig.1)
El habitar no refiere únicamente al hogar confortable y acotado, sino a la capacidad popular de
crear el hábitat de una comunidad que convive en circunstancias específicas sociales y físicas
del lugar. Asimismo, el ciudadano o habitante, es el sujeto responsable de su ambiente en el
proceso de construcción de su propia historia y destino, y con la potencialidad de la
conjugación colectiva de la acción habitacional para convertirse en el medio de organización de
un desarrollo social autónomo, sostenido y equitativo. Como enuncia Heidegger (1951) somos
en la medida que habitamos. La apropiación del lugar significa construirlo, habitarlo en
conformidad a la dignidad de las personas. Un construir que no solo refiere a objetos o
artefactos sino a experiencias, prácticas, hábitos y significados, que el hombre genera al
relacionarse con su entorno físico y simbólico.
El término “comunitario” según Borja (2003) comprende una serie de espacios de propiedad
privada o pública, de uso colectivo o complementario, que son utilizados para prestar servicios,
posibilitar el intercambio y establecer una relación social al interior del barrio. Estos espacios se
constituyen como complemento y desahogo de lo cotidiano desarrollando actividades
imposibles de llevar a cabo dentro de las viviendas. Además, son espacios inmediatos, lugares
de apropiación esenciales para el mejoramiento de la calidad de vida, la consolidación colectiva
del barrio y la conformación del hábitat social integrado en la ciudad.
En este contexto, tanto la vivienda como los espacios colectivos y públicos son componentes
del “hábitat social” y su configuración física define la calidad espacial en el proceso de inclusión
socio-ambiental, para formar parte de una estructura integrada.
La exploración proyectual que se presenta, ejemplifica una manera de jerarquizar el espacio
colectivo de la vivienda, a partir de conformar gran cantidad de espacios que las viviendas
puodieran compartir, generando poca superficie de medianeras y predominando los espacios
para accesos y demás desbordes de la vivienda.
Figura 1. Exploración proyectual de articulación de espacios públicos, semipúblicos y privados
en la vivienda colectiva. Fuente: elaboración propia.

ESTRATEGIAS ESPACIALES EN UN TEJIDO POROSO


La vivienda colectiva supone una condición integral según componentes como: la condición
urbana y su nivel de integración en la continuidad de la ciudad consolidada; la optimización de
rendimientos del espacio y sus dimensiones; la posibilidad de adaptabilidad-flexibilidad para
personalizarse y transformarse en el tiempo; la materialidad del conjunto del espacio
residencial; los espacios colectivos a escala vecinal y comunitaria que promuevan el encuentro
y el uso comunitario y que le imprimen al conjunto el sentido de identidad y pertenencia. Sin
embargo, al referirnos a la calidad de la vivienda (Montaner, 2010), es necesario tener en
cuenta que dicha calidad se resuelve tanto en la correcta resolución de su interior, como en su
contacto con el espacio urbano, especialmente mediante una diversidad de gradientes entre el
público/privado, espacios intermedios de importante carácter comunitario para la vivienda
colectiva como podemos observar en el conjunto de viviendas Madrid Housing, Carabanchel
Madrid (Morphosis, 2005)
La propuesta de vivienda colectiva que se presenta, de densidad media con baja altura,
configura una escala doméstica sin necesidad de recurrir a la estrategia de la vivienda
individual lote a lote. Se obtiene un tejido poroso, basado en la manzana como matriz. Bloques
superpuestos y alternados de tres niveles de altura, con planta baja muy permeable que
permite incorporar espacios para trabajo y una planta alta de barras de dos niveles con vacíos
que funcionan como expansiones de cada vivienda y espacios comunes, dispuestos de forma
paralela para garantizar el asoleamiento y de esta manera la posibilidad de transformarlos en
espacios de producción y relación social. El resultado morfológico plantea diversidad de vacíos
que refieren a terrazas propias y patios en planta baja, articulando espacios de producción
doméstica y lugares de esparcimiento. Se proponen accesos independientes, alturas bajas que
permitan accesibilidad sin medios de elevación automáticos, reduciendo costos de
funcionamiento. (fig. 2)
La relación entre llenos y vacíos a partir de la porosidad del tejido que resulta, tiene su razón
principal en la condicionante de construir en lo construido, interviniendo en un tejido
preexistente, sea éste un tejido formal de manzana urbana o un tejido disgregado típico de los
asentamientos informales espontáneos. A esto se suma, la necesidad de explorar la vivienda
asociada a espacios colectivos de apropiación comunitaria de baja escala.
La exploración proyectual se desarrolla a partir de estrategias en la producción de la vivienda,
que apuntan a la contención y sistematización en la construcción del espacio de habitar a
través del tiempo. Estas consisten en la concentración y articulación de los núcleos húmedos, a
partir de una estructura estable perimetral a un grupo de posibles servicios, que permita su
reconfiguración, unificación o compartimentación según se asocien a una vivienda o a otra, sin
perder la ubicación de los elementos de bajada fijos.
Se propone una sistematización de la planta en módulos/ámbitos genéricos que puedan
producir las condiciones adecuadas para las actividades que albergan según la forma en la que
se asocian, o las variaciones que se produzcan en el corte: éste aparece como un elemento
fundamental para resolver condicionantes de uso, cambios de escala y alturas útiles
apropiadas para cada actividad. Quedan así planteados los elementos básicos para la
configuración en planta y corte de la tipología propuesta.

Figura 2. Intervención de vivienda de alta densidad y baja altura. Fuente: elaboración propia.

La organización de los espacios del tipo de vivienda propuesto, responde a la búsqueda de


ámbitos flexibles, y de concentración de núcleos húmedos en puntos estratégicos, que
permitan la mayor cantidad de posibilidades de combinación de casas, tanto en dimensiones
diversas como en su organización interna, indagando además en la posibilidad del crecimiento
o decrecimiento de las mismas, o de incorporación de espacios comunes, en la búsqueda de
soluciones solidarias a los problemas de los habitantes del conjunto, a partir de formas de
habitar ya existentes en poblaciones en situación de vulnerabilidad.

Figura 3. Estrategia proyectual de articulación de múltiples espacios abierto y cerrados,


públicos y privados para una intervención de configuración urbana flexible. Fuente: elaboración
propia.

El sistema adoptado para las viviendas se basa en identificar aquello inamovible y colectivo
(sistema de circulación y servicios) de aquello que puede ser transformable y puede depender
del usuario. La estructura entonces se construye a partir de estos dos elementos: los soportes,
para los servicios sanitarios, circulaciones verticales y articulación con el exterior, regulando la
apropiación. Y los espacios indeterminados, que se construyen entre los soportes, permiten
una planta libre y flexible, adaptable a los distintos modos de habitar. (fig.3)
La potencialidad de la estructura de soporte es la de dar respuesta a diversos usos,
necesidades, dimensiones, distribuciones posibles y respuestas impredecibles. Formas de
adaptabilidad y reconfiguración de la vivienda en el tiempo (Habraken, 2000).

LA DENSIFICACIÓN PROGRESIVA como configuración de la eficiencia urbana


Entre la edificación en altura de las áreas céntricas y el tejido disgregado de la vivienda
suburbana en lote propio, es posible analizar soluciones alternativas que puedan obtener la
calidad ambiental y el espacio residencial doméstico buscados, bajo criterios de eficiencia
urbana que tiendan a reducir distancias de movilidad e infraestructura en una ciudad más
compacta y sostenible en el tiempo.
Considerando que el tejido urbano refiere a una determinada cantidad de habitantes por
superficie ocupada, resultan diversas las formas de la densidad posibles, según la
configuración urbana que se plantea en relación a las áreas de la ciudad donde se generan.
(fig.4) La densidad en altura, si bien es eficiente en la baja ocupación del suelo, generando
mayor superficie libre, requiere de importantes inversiones e infraestructura además de costos
de funcionamiento y mantenimiento. Esto la hace más adecuada para sectores medios y altos
cuya organización económica está inserta dentro del sistema formal y goza de una estabilidad
que le permite asumir esta condición. La densidad con poca altura, exige una mayor ocupación
del suelo, y un tejido más poroso para garantizar buenas condiciones ambientales, pero
permite en algunos casos prescindir de medios mecánicos de elevación, y producir una
construcción de escala más acotada, cuya inversión pueda ser escalonada, de mantenimiento
mínimo, y con menores requerimientos de gestión. Condiciones que se presentan como aptas
en el proceso de producción de una ciudad más compacta y más densa.

Figura 4. Exploraciones de densificación progresiva en el tejido suburbano. Fuente: elaboración


propia

En la propuesta, se elaboran modelos de arquitectura de vivienda y organización del espacio


público que enmarcados en la temática arquitectónica como cuestión dominante, permitan
plantear y evaluar las intervenciones en vacíos urbanos y su relación con el tejido de la ciudad.
Surge entonces, la reflexión sobre aquellos espacios intermedios que en el entorno de la
vivienda deben ser estudiados para conseguir la calidad de vida integral. Se obtiene un tipo de
tejido poroso que admite posibilidades de etapabilidad en la construcción en el tiempo. Una
construcción por partes, que puede ser utilizada tanto para el completamiento de una manzana,
como para la sustitución de asentamientos informales en favor de su transformación y
mejoramiento hacia una ocupación formalizada e integrada. (fig. 6) En este sentido, se vincula
al tipo de intervenciones del tipo de “acupuntura urbana” (Jauregui, 2012), en las que se actúa
puntualmente al no contar con las posibilidades de intervenir en la totalidad del problema, pero
que si es posible de intervenir con un carácter articulador entre lo físico, social, espacial,
arquitectónico y urbanístico, y planteen de esta manera, una configuración capaz de encadenar
y estimular futuros proyectos para la rehabilitación de áreas.
Exploraciones proyectuales de densificación progresiva que se plantean sobre todo en
intervenciones vivienda colectiva, con el objeto de ensayar la espacialidad de diversas formas
y utilidades, y a su vez verificar el rendimiento de metros y cantidad de habitantes, en el tejido
poroso y configuración que se propone. (fig.5)

Figura 5. Verificación de densidad de habitantes por superficie correspondiente al proyecto de


vivienda colectiva desarrollado. Fuente: elaboración propia.

El resultado proyectual se organiza en plantas genéricas que permiten múltiples


configuraciones, así como la combinación de viviendas de diferentes tamaños, a partir de un
sistema de bandas libres perpendiculares en planta baja, que delimitan los patios, y la
concentración por fuera de las mismas de los sectores fijos de cocinas y baños. Estos puntos
se mantienen en el primer y segundo nivel alimentado un sistema de bandas paralelas que
favorecen la entrada de luz a los patios inferiores.

Figura 6. Modelo de completamiento urbano para la densificación. Fuente: elaboración propia.


REFLEXIONES FINALES
La exploración realizada establece la vinculación entre la calidad de los espacios colectivos de
la vivienda y la necesidad de contrarrestar la dispersión del crecimiento en ciudades
intermedias como la ciudad de La Plata a partir de ocupar áreas y/o vacíos intersticiales.
Desde este punto de vista, la ciudad se concibe en un proceso de transformación permanente,
que supone la indeterminación formal como una característica que presenta ventajas y
dificultades, pero que significa una importante potencialidad para la prefiguración progresiva del
hábitat residencial.
La configuración física y de su participación en el desarrollo de la ciudad, plantea unidades
residenciales que admiten procesos evolutivos para alcanzar formas apropiadas de densidad
en un contexto urbano ambiental determinado. (fig.7) Desde este enfoque, la investigación
proyectual aborda la arquitectura residencial, como herramienta al momento del diseño de
formas de intervención, que puedan contribuir a alcanzar objetivos de equidad en crecimiento
urbano, integración social de los habitantes y una mayor eficiencia urbana (Marengo, 2014).
Interesa además, reflexionar acerca de los nuevos modos de habitar, que generan necesidad
de respuestas según estrategias proyectuales y alternativas tipológicas diversas. En esta
búsqueda, el espacio colectivo de las viviendas, ocupa un lugar significativo en el ordenamiento
y tratamiento de la ocupación del tejido urbano, significa al mismo tiempo una representación
de la colectividad como aglutinamiento social y como creación de identidades.
Es necesario que los asentamientos humanos sean diseñados y construidos proporcionando
un espacio adecuado para la interacción social y la vida comunitaria. Los espacios que
consideran la presencia de diversos usuarios, la escala humana y la mezcla de usos, favorecen
la pertenencia del ciudadano con su lugar, posibilitando una sostenibilidad a largo plazo del
asentamiento y la supervivencia de una comunidad con calidad urbana. La construcción de la
ciudad en general y de los espacios públicos y semipúblicos, supone un proceso que implica
actuaciones progresivas que deben afirmarse en el tiempo en acciones dinámicas a partir de
gestiones involucradas con emprendimientos públicos y privados. En este punto, se destacan
las consideraciones que Solá Morales (1992) realiza respecto del espacio colectivo,
entendiendo a éste como a que capaz de proporcionarle a la ciudad la riqueza civil,
arquitectónica, urbanística y morfológica, lugares donde la vida cotidiana se desarrolla, se
representa y se recuerda. Y quizás, espacios que no son ni públicos ni privados, sino ambas
cosas a la vez.

Figura 7. Prefiguración progresiva del hábitat residencial Fuente: Elaboración propia


BIBLIOGRAFÍA
Bohigas, O. (2003). Prologo El espacio público, ciudad y ciudadanía. En defensa de la
urbanidad. Barcelona: Ed. Electa
Borja, J., Muxi, Z. (2003). El espacio público, ciudad y ciudadanía. Barcelona. Ed. Electa
Habraken, N. J. (2000) Diseño de soportes. Barcelona: Editorial Gustavo Gili, S.L.
Heidegger, M. (1951). Construir, morar, pensar. Recuperado de:
http://www.geoacademia.cl/docente/mats/construir-habitar-pensar.pdf
Jauregui, J. (2012) Estrategias de Articulación Urbana. Buenos Aires: Nobuko Editora.
Lefebvre, H. (2013). La producción del espacio. Madrid: capitán Swing Libros S.L. Colección
Entrelíneas
Marengo, C. (2014). Modelos de densificación residencial. Análisis comparativo en pos de una
habitabilidad sostenible. Publicación Congreso de Vivienda Sostenible Siglo XXI, Barcelona.
Recuperado de:https://issuu.com/laboratoriovivienda21/docs/llibre_actas_web/186
Morphosis, B+DU. (2005). Viviendas de Protección Oficial, Carabanchel, Madrid. Arquitectura
Viva, Nº 104, pp. 76-77. Madrid: Editorial Arquitectura Viva SL.
Montaner, J. M., Muxi, Z. (2010). Reflexiones para proyectar viviendas del siglo XXI. DEARQ -
Revista de Arquitectura / Journal of Architecture núm. 6, julio, 2010, pp. 82-99. Recuperado de:
http://www.redalyc.org/pdf/3416/341630315009.pdf
Solà Morales Rubió, M. (1992). Espacios públicos, espacios colectivos. Artículo publicado em
“La Vanguardia”. Barcelona: La Vanguardia Ediciones S.L.

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