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Baeza
La luz sumada con la gravedad son los dos factores que se deben tener en cuenta para la
construcción en la arquitectura ya que ambas son inevitables. Por esto mismo es que se puede decir
que la luz es una materia principal, cuantificable y cualificable que debe ser entendida pero que es
ignorada.
La luz se puede cuantificar y cualificar de distintas maneras, con los cálculos de las tablas, con
brújulas, fotómetros, en la actualidad con programas, etc.
Puede ser clasificada según la dirección que posea en luz diagonal, horizontal o vertical. En la historia
de la arquitectura la luz siempre fue horizontal, ya que en la antigüedad era muy difícil conseguir la
iluminación vertical sin consecuencia alguna; siendo tomada a través de planos verticales para
buscar una manera de transformar esas luces horizontales y diagonales en verticales.
En las épocas del Gótico y del Barroco estaba esta búsqueda de manejar la luz vertical a través del
torcimiento de la misma con diferentes mecanismos.
Se puede decir que la dirección de la luz depende de la posición del sol respecto a los planos que
conforman el ingreso de la luz, ya que las luces horizontales se generan cuando la luz del sol es
intervenida por un plano vertical, la vertical cuando atraviesa un plano horizontal y la diagonal se
genera sin importar la dirección, ya sea horizontal o vertical.
Con el uso de diferentes fuentes de luz se genera una homogeneidad en la iluminación, hace que sea
difuso el entendimiento de la luz. En cambio, si se centra geométricamente en el espacio se
conforma un tipo de luz más sólido que pasa a tener un rol importante. El uso excesivo de la
combinación de luces puede reducir la calidad de la iluminación, aunque si se juega con ella de una
manera adecuada se pueden formar diferentes uniones funcionales.
Por esto mismo es que la luz juega un rol fundamental en la arquitectura y debe ser estudiada,
profundizada y reflexionada.