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TEORIA DE LA ARQUITECTURA / ARQ.

CARLOS SANTA MARIA CHIMBOR

TEMA 2: TEORIAS DE LA ARQUITECTURA EN LA


ANTIGÜEDAD CLÁSICA

APRENDIZAJE ESPERADO:

CONOCER Y ANALIZAR CRITICAMENTE LAS TEORIAS DE LA ARQUITECTURA FORMULADAS EN


LA ÉPOCA PRE CLÁSICA Y LA ANTIGÜEDAD CLÁSICA

2.1.- APORTACIONES DE LOS EGIPCIOS:


Alonso, J. (2001) sostiene que en Egipto y en toda la antigüedad pre clásica, tanto el
hombre como las cosas que le rodeaban eran considerados como seres naturales que
formaban parte del cosmos y a los cuales se aplicaba de modo genérico las concepciones
cósmicas, atendiendo más a criterios y tradiciones religiosas que a estudios filosóficos o
científicos.
El arte en Egipto, estuvo vinculado desde el principio a la religión y al poder, al servicio del
faraón y de las clases dirigentes. Los artistas no eran libres, se limitaban a seguir unas
normas de representación fijadas de antemano, dictadas por los sacerdotes; eran
considerados simples artesanos, aunque gozaban de cierto reconocimiento social.
Las condiciones sociales han dejado profunda huella en esta arquitectura. Maravillan las
Pirámides, pero se entristece el pensamiento al saber que estas obras se han posibilitado
gracias a un sistema de esclavitud y a unas condiciones de trabajo durísimas.
La influencia del medio, por otra parte, se acusa en aquella arquitectura no solamente en el
empleo de la piedra, sino en la identificación entre el paisaje y los monumentos
arquitectónicos. Egipto es un país horizontal; así es también su arquitectura, tan llana como
las terrazas acantiladas que encuadran el discurrir del Nilo.
Esta singularidad le hace ser un verdadero laboratorio arquitectónico, basado en las
nociones de orientación y ortogonalidad, horizontalidad y verticalidad y axialidad y simetría.
Orientación y singularidad: El río Nilo, fue la base de la concepción arquitectónica; marca un
eje fluido y unidireccional, que va desde las sus fuentes en el norte hasta su
desembocadura en el sur, eje importante porque está ligado al proceso de la vida, que
depende de él, puede considerarse como el eje mayor. Junto a él aparece el eje transversal
de este a oeste, definido por el curso diario del sol, el cual, por su proximidad a los trópicos,
sale y se pone todos los días. El Nilo y el sol son la imagen de estos ejes mayor y menor.
Los dos ejes señalados traen un resultado arquitectónico que es la orientación. Las
edificaciones eran principalmente lineales en el eje norte sur, correspondiendo al trazado
Norte-Sur del Nilo haciendo que la orientación también se dé entre sus dos orillas: las
tumbas se preferían situar en el lado Oeste Al Oeste (donde muere el sol diariamente) está
la ultratumba o mundo de los muertos. Las tumbas estaban orientadas en función del
cuerpo de los difuntos, con la cabeza mirando al Oeste. En los templos egipcios, el lugar
elegido y su orientación eran fundamentales para su construcción. Se construían sobre un
eje orientado de Este a Oeste, lo que hacía que el sol saliera por el lugar más sagrado (la
cámara del dios) y se pusiera entre los pilonos de la entrada; no obstante, existen algunas
excepciones, como es el caso del Templo de Luxor, puesto que la orientación podía ser
más compleja e incluir otras consideraciones.
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Fig. Templo de Luxor en Tebas


Horizontalidad verticalidad:
Remarcamos el postulado de Alonso que indica que los egipcios hicieron de la agricultura y
en particular del arado un acto simbólico en sus procesos de urbanización. Con el arado el
hombre traza las primeras líneas sobre la superficie del suelo, el arado va abriendo surcos
paralelos que conllevan parcelas más o menos rectangulares en su forma, esta lógica del
arado conduce a una retícula horizontal, la retícula de la construcción egipcia. Por otra
parte, hay un segundo elemento, la directriz vertical. En los trópicos el sol asciende durante
el día por la bóveda celeste, colocándose al medio día sobre la cabeza, la dirección vertical
es el resultado de la relación del plano horizontal en el que estamos con la bóveda celeste,
es decir de la realidad con el infinito. Y así, sin perder el carácter mítico-mágico de la
relación del hombre con el universo. La directriz vertical forma también parte del arranque
de la arquitectura, pudiéndose decir que esta se origina con un plano horizontal real,
funcional y una directriz vertical que no pierde su carácter simbólico.
La penetración de la vertical como principio de organización en la arquitectura egipcia es
uno de los grandes cambios desde la arquitectura primitiva. La horizontal es la línea de
reposo y la vertical es la línea del movimiento, una a otra se complementa para formar el
ángulo recto.

Fig. Templo de Karnak en Egipto


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Axialidad y simetría:
La axialidad es el principal concepto de la arquitectura egipcia. La longitudinalidad de su
arquitectura, producto como se indicó, de su configuración lineal vertebrado en torno al Nilo,
se desarrolla a través de un eje (norte-sur). El eje es un alinea imaginaria con el cual todos
los puntos de una superficie, volumen o espacio mantienen una determinada relación. Este
eje primario determina la vida egipcia; hace surgir la axialidad y la simetría, no
concibiéndose la una sin la otra.
Cuando una figura tiene simetría axial, a cada punto a un lado del eje le corresponde otro
punto (que se llama "punto reflejado" o "imagen") al otro lado del eje y a la misma distancia
del eje, de forma que la línea que los une es perpendicular al eje, así precisamente fue
concebida la arquitectura egipcia.

Fig. Templo de Edfu en Egipto

2.2.- APORTACIONES DE LOS GRIEGOS:


De acuerdo a muchos escritos el primer intento de sistematizar el mundo de lo construido,
en torno a una disciplina que le llamaron “arquitectura” corresponde a los griegos, no sin
consideran el aporte importante de las culturas preclásicas como la egipcia.
Pero en la Grecia clásica de del Siglo V a.d.e. la consideración filosófica cambia de
orientación: en el paso del mythos al logos deja de lado los problemas cosmológicos y se
centra sobre el hombre y sobre lo humano. Por ello, pese a la filiación de la cultura clásica
con la egipcia, el arquitecto griego ya no será ninguna de aquellas cosas que era su
homólogo egipcio, sino que centrará su atención en la arquitectura considerándola como un
territorio propio separado de los demás. Y desde Grecia hasta nuestros días, la arquitectura
será un problema específico, con un territorio y con un carácter que, entendidos como
categorías permanentes, le permite autolimitarse y establecer leyes propias.
Por lo tanto, la aportación inicial de la arquitectura griega es la delimitación de un territorio
propio, que permite comprender la arquitectura como ciencia y estudiarla como campo
separado de las demás artes.
La segunda aportación particular de la cultura griega es el hecho de considerar al hombre
como medida de todas las cosas: esto es, el antropomorfismo o, en términos
arquitectónicos, la escala humana.
Un gran número de arquitectos griegos contribuyeron a esbozar la sistemática de la
arquitectura griega. Ludeña, W. (1986) hace referencia de algunos arquitectos de esta
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época, así por ejemplo a Silenio quién escribe un libro sobre las proporciones de las
estructuras dóricas, Philo, quien escribe un libro sobre las proporciones de los templos y un
arsenal naval, Arcesius, que escribió sobre las proporciones corintias y el templo jónico de
Sculapio. De ellos se pueden deducir algunos aspectos importantes que caracterizaron a la
arquitectura griega y que Alonso, J (2001) sintetiza en su libro “Introducción a la Historia de
la Arquitectura”, en los siguientes términos:
Antropomorfismo y escala humana:
El antropomorfismo no es sino la consideración del hombre como centro y medida del
Universo, tal como, a comienzos del siglo V a.n.e., Parménides lo indicó “el hombre es la
medida de todas las cosas; de las que son en tanto que son y de las no son en tanto que no
son”. Con un claro relativismo axiológico, el hombre griego decide que él mismo es el punto
de referencia de la realidad, el valor objetivo al que referenciar todas y cada una de las
cosas que le rodean, tanto en su impresión sensible como en su valoración: la verdad, la
justicia, la bondad, la belleza.
Llevando este concepto al plano
estrictamente arquitectónico se obtiene la
escala humana como base de la
arquitectura griega y como principal aporte
de esta arquitectura a la arquitectura
occidental, por lo tanto, se entiende que, si
el hombre es la medida de todas las cosas,
la escala humana determinara la proporción
o canon de belleza.
Una escala es un sistema de medidas
apropiado para nosotros y para todo aquello
que pretendemos medir. Este sistema
resulta en origen, bastante apropiado para
la arquitectura, pues no solo se adapta a la medida del hombre, sino que se adecua a los
objetos a medir: los detalles pueden ser convenientemente medidos en pulgadas o palmos;
los espacios interiores en pies; los espacios exteriores en pasos o yardas. Análogamente,
ligando el espacio con el tiempo, la tradicional jornada del que hablan los clásicos será la
distancia que el hombre recorre en un día, y el acre inglés o el popular día de bueyes, la
cantidad de terreno que puede ararse en un día.
Pero los edificios y los espacios no solo han de mantener una escala con relación al
hombre, sino que han de conservarla también entre sí. De hecho, existe otra posibilidad
antitética de referencia y medir la arquitectura. Si en el anterior era el yo, el ego, la medida
de la arquitectura, en oposición dialéctica puede haber otra arquitectura que se tenga a sí
misma como medida. La arquitectura entendida como monumento es aquella referida a si
misma en sus medidas, a esto le llamamos escala monumental en oposición a la escala
humana.
Modulación y Proporción:
Esta escala humana (el hombre como medida) conlleva una especial concepción del
mundo; un orden especial o idea de relación, con una correspondencia arquitectónica entre
las partes de un edificio y sus respectivas métricas. Si la naturaleza dispone el cuerpo del
hombre de tal manera que se corresponda cada miembro con el todo, los griegos quieren
que exista también esa misma correspondencia de medidas entre las partes y la obra entera
de arquitectura.
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Ello conduce a establecer los conceptos de medida y módulo. Como la medida es una
magnitud abstracta y dado que medir es comparar, necesitamos un término de comparación
o módulo, basado en la relación dimensional entre las partes de un todo y su reducción a la
unidad. Este módulo pude estar relacionado con las dimensiones humanas o no y así los
griegos utilizaban módulos basados en el hombre, mientras que los renacentistas prefirieron
módulos basados en elementos abstractos, como el diámetro de la columna.
Si la modulación es la relación de las partes
con la unidad, la proporción viene ser la
relación de las partes entre sí y con la
totalidad. Así como en el cuerpo humano hay
una relación entre el bazo, pie, el palmo, el
dedo y las partes restantes, así también ocurre
en las construcciones clásicas.
Todas ellas pueden ser proporciones estáticas
entendidas en si mismas como los órdenes
clásicos, o proporciones dinámicas como,
relacionadas no con la medida, sino con las
variables de esa medida; proporciones
armónicas, sección áurea, etc., lo que nos lleva
a hablar de los trazados reguladores, modos
de relación proporcional que son la base de la
belleza en el mundo clásico.
El concepto de orden:
La aportación inicial de la arquitectura griega, es la delimitación de un territorio propio. Esta
aportación va a permitir a comprender la arquitectura, como las otras artes, casi en forma de
ciencia. Tiene aquí su origen la distinción entre las artes (arquitectura, escultura, pintura,
etc.) que se consideran categorías permanentes y absolutas de la actividad humana.
Para cualquiera de ellas se supone que existen algunas reglas objetivas, análogas a las
leyes de la naturaleza, y que el valor de cada obra particular, consiste en adaptarse a ellas.
En pintura o escultura a esta ley se le denomina canon: cano de Policleto, canon de Lisipo,
etc. En arquitectura suele llamarse a estas reglas con el nombre de orden.
Canon y orden son categorías abstractas. El tránsito del orden (abstracto, ideal) a los
órdenes (concretos, reales) se verifica a través de la construcción arquitectónica, que da
lugar al orden dórico, al orden jónico, etc.
Se ha escrito que el “orden” es “la disposición regular y perfecta de las partes, que
concurren en la composición de un conjunto bello”. El orden es la ley ideal de la arquitectura
concebida como categoría absoluta, que actúa a la vez como sistema de control indirecto y
como disciplina gramatical para la arquitectura, garantizando su comunicabilidad y
transmisibilidad y dando lugar al que denominamos lenguaje clásico.
Decimos que el orden es un instrumento de control de la arquitectura porque pretende
regular su proceso a manera de una regla estructural, delimitando un terreno común sobre
el que concentrar las energías y seleccionando poco a poco los resultados y las soluciones
mejores, pero sin que están lleguen a producir formas, proporciones o figuras precisas, sino
siempre con un margen de libertad para adaptarse a cada caso particular.
La trasposición dl orden como instrumento de control al orden como instrumento de
comunicación se verifica mediante un elemento fundamental y eminentemente
arquitectónico que la hace viable; el sistema constructivo.
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Entendido el orden como regla general, los órdenes serán las reglas específicas derivadas
de aquel, las respuestas particulares ala concepto ideal de orden. El enlace entre uno y
otros se verifica mediante la construcción arquitectónica, así la arquitectura griega tiene una
propia manera de entender el sistema trilitico.
Así los órdenes determinan los modelos formales para la sucesión de las diferentes partes
del soporte y la cubierta. Estos modelos suponen el sintagma canónico de cada orden y
permiten diferenciar entre si los distintos elementos aislados del vocabulario clásico.
Así el orden cada uno de los órdenes; el dórico, el jónico y el corintio, será una manera
particular de articular, la plataforma, la basa la columna, el capitel, el entablamento y el
frontón, tanto en el plano vertical como en sus articulaciones volumétricas.

Fig. Órdenes clásicos.


2.3.- LA CONSTITUCIÓN DE LA CATEGORÍA ARQUITECTURA:
Ludeña (1986), decía que el cambio del pensamiento corriente, al pensamiento teórico de lo
construido no solo implicó un cambio del conocimiento de lo construido, sino que se hace
clasista en la medida en que este conocimiento fue asumido e impuesto por las élites
esclavistas, y que les sirvió para afirmar, normar y legitimar el dominio omnipresente de lo
edificado, esfuerzo absolutamente coherente con aquellos objetivos por los cuales el interés
particular de la clase dominante intenta ser convertido en el interés común de la sociedad.
La evidencia histórica, aunque aún imprecisa, nos sugiere que la constitución de la
arquitectura, como una categoría más o menos sistematizada, se formaliza más o menos en
las etapas avanzadas de la sociedad esclavista (antigüedad clásica).
La categoría arquitectura, como un sistema de conceptos, surge luego de aquella
“conciencia corriente de lo construido” y sincrética que el hombre venía desarrollando sobre
lo contraído desde la cabaña primitiva y que luego se transforma en “conciencia teórica”.
Este proceso coincide con el advenimiento de la sociedad esclavista y como producto de la
división del trabajo manual e intelectual y el desarrollo de conocimientos a nivel de ciencia o
filosofía.
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La categoría arquitectura al constituirse como una forma particular de conocer y operar la


realidad, se forma como un “sistema cerrado” de objetos y usos que encarnan una
separación del mundo de lo edificado en arquitectura y no-arquitectura. Pero, además, este
es un sistema orgánico, en la medida en que la arquitectura y todos sus componentes
participan de ciertos valores, de una cierta tradición y de toda una retórica historiográfica,
crítica, pedagógica o teórica que se encargó de conservar y asegurar la existencia y el
prestigio social y cultural de todo lo concerniente a la arquitectura.

2.4.- LOS DIEZ LIBROS DE ARQUITECTURA DE MARCO LUCIO VITRUVIO.


El libro “De Architectura Libri
Decem” es el único tratado de
arquitectura de la antigüedad
que se ha conservado hasta
nuestros días. Esta obra fue
escrita por el arquitecto romano
Marco Lucio Vitruvio Pollión,
quién la terminó
aproximadamente el año 20
a.d.e., en los tiempos de
Augusto (27 a.d.e. – 14 d.n.e.). a
quien precisamente dedico su
obra.
Sin embargo, es necesario remarcar que Vitruvio no es el primero que escribió sobre
arquitectura, mas todos los escritos anteriores al suyo se han perdido. Los tratados
griegos y romanos, de los que en parte se conocen los títulos, eran descripciones de
determinados edificios o análisis de problemas particulares (como, por ejemplo, las
proporciones en las edificaciones de los templos). El gran aporte de Vitruvio fue
recopilar todos estos escritos, dándole un carácter unitario a su obra, aun cuando a
juzgar de algunos entendidos importantes, la obra adolece de homogeneidad de su
terminología, que en parte se explica por la inexactitudes de las traducciones del griego
al latín, tal como lo afirma Hanno, Walter (1990) o como dice el propio Ludeña, W
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(1986) “No se puede asignar a Vitruvio la única responsabilidad en la constitución


histórica de la arquitectura como concepto unitario. En realidad Vitruvio es uno de los
tantos intelectuales orgánicos que desde épocas pretéritas venían sistematizando
ideológicamente la experiencia constructiva desarrollada por la capas dominantes; así
como la serie de conocimientos dispersos en la historia; conocimientos, normas o
principios que terminaron registrándose de manera implícita y explícita en documentos
como El Código de Hammurabi (Babilonia 1760 a.d.e.) y en una serie de escritos extra
arquitecturales como los Diálogos de Platón y Aristóteles en su Política”.
El mismo Ludeña manifiesta, que sin pretender desconocer la dilatada tradición
precedente al “De Architectura Libri Decem”, así como las limitaciones y vacíos que
compota este tratado, es posible reconocer en este esfuerzo vitruviano el sentido y los
alcances de una gran sistematización ideológica y conceptual, cuya envergadura es
posible medir tan solo por la proyección histórica que ha tenido.
Contenido de los diez libros de arquitectura:
LIBRO I
Planificación de las ciudades; esencia y partes de la Arquitectura como ciencia;
elección de lugares para edificación de las ciudades, para las áreas de uso público,
construcción de muros y torres y recta distribución de los edificios en el interior.
LIBRO II
Materiales de construcción. Ladrillos, arena, cal, mortero, puzolana; canteras; la
madera; el abeto.
De la vida de los hombres primitivos y de los principios de la Humanidad, así como del
origen de los edificios y de sus progresos
LIBRO III.
Los templos. Composición, simetría, especies.
LIBRO IV.
Los templos. Columnas, adornos, el orden dórico, distribución de las naos y pronaos;
situación del templo en la ciudad; proporciones de las puertas; templos toscanos;
situación de las aras de los dioses.
De los tres órdenes de columnas: de su origen y de su invención (Y de la simetría del
capitel corintio)
LIBRO V.
Edificios públicos. Foros, basílicas, curia, etc. Teatros; su situación, armonía, partes; la
escena; los teatros griegos. Baños. Palestas. Puertos y edificios construidos sobre el
agua.
s de albañilería bajo el agua
LIBRO VI.
Edificaciones privadas. La casa. Situación en relación con los parajes, proporciones.
Atrio, alae, tablinum, peristilo, triclinio, exedra. villas. Casas de tipo griego.
LIBRO VII.
Interiores de las casas. Pavimentos, enlucidos, pintura; preparación del mármol para
enlucidos; colores naturales y artificiales (rojo, azul, ocre, blanco de albayalde,
púrpura).
LIBRO VIII.
Acueductos y conducción de aguas. Agua de lluvia y fuentes; canales y conductos.
LIBRO IX.
Medidas del tiempo y relojes. Astronomía; la tierra, los planetas, el sol, las estrellas.
De las relaciones del gnomon según los rayos solares y las sombras - del mundo y de
los planetas
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LIBRO X.
Maquinaria para la construcción. Levantamiento y tracción de pesos; invento de
Ctesifón; hallazgo de la cantera de Éfeso; artificios para sacar agua, cochlea, máquina
de Ctesibios.
¿Qué es la arquitectura, según Vitruvio?
Es la Arquitectura una ciencia que debe ir acompañada de otros muchos
conocimientos y estudios, merced a los cuales juzga de las obras de todas las artes
que con ella se relacionan. Esta ciencia se adquiere por la práctica y por la teoría. La
práctica es una continua y repetida aplicación del uso en la ejecución de proyectos
propuestos, realizada con las manos sobre la materia, correspondiente a lo que se
desea formar. La teoría es la que puede explicar y demostrar, de acuerdo con las leyes
de la proporción y del razonamiento, la perfección de las obras ejecutadas.
Tres son las partes de la Arquitectura: la Construcción, la Gnomónica y la Mecánica. A
su vez, la construcción se divide en dos partes: una parte trata sobre la disposición de
murallas y de obras comunes en lugares públicos; la otra parte trata sobre el desarrollo
de edificios privados. En los edificios públicos se dan tres posibles objetivos: la
protección, el culto y la situación ventajosa: La protección se refiere a la estructura de
muros, torres y portalones, con la finalidad de rechazar en cualquier momento los
ataques de los enemigos. El culto hace referencia a la ubicación de los templos de los
dioses inmortales y de los santuarios sagrados. La situación ventajosa consiste en la
disposición de lugares comunes destinados a uso público, como son los puertos, foros,
pórticos, baños públicos, teatros, paseos y construcciones similares, que se disponen
en lugares públicos, atendiendo a una misma finalidad de uso.”
Para Vitruvio, tal como se despende del primero de sus diez libros, la arquitectura es
esencialmente el arte de “construir los edificios”, aun cuando incluye como
competencia de la arquitectura la fabricación de “piezas- tipo” y la construcción de
maquinarias”. Aquí hacemos una primera precisión respecto a las implicancias que
tiene el término “construir” o “edificar”, evidentemente este término no tiene el
significado que hoy muchos de nosotros asumimos, es decir como el acto de
materializar una idea; en Vitruvio el edificar o construir tenía un concepto más integral
que iba desde la idealización del objeto hasta su materialización.
Otro de los aspectos que queremos destacar es el concepto que Vitruvio tiene de la
arquitectura, que más allá de concebirla como un sistema de ideas, su visión es
esencialmente de la arquitectura como “objeto”. La retórica temática de su tratado así
lo confirma, por ello sostiene que para que todo edificio sea considerado arquitectura
ha de responder a tres factores constitutivos:
a) Firmitas (solidez) cubre los campos de la estática, los problemas de construcción y
la teoría de materiales.
b) Utilitas (utilidad) se refiere al aprovechamiento del edificio y a garantizar un
cumplimiento de sus funciones libre de obstáculos.
c) Venustas (belleza) abarca los postulados de a estética y pone particular atención en
las proporciones.
Estas tres cualidades del objeto arquitectónico aún están presentes en la arquitectura
de hoy y han sido reinterpretados a través de la historia, así por ejemplo esta triada
está presente en las dimensiones de la totalidad arquitectónica de Christian Norberg-
Schulz: la dimensión formal (venustas), la dimensión técnica (firmitas) y la dimensión
del cometido (utilitas), o en los tres componentes que Ludovico Quaroni considera
como motivos de reflexión proyectual: el componente social- sistema de necesidades
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(utilitas), el componente técnico- constructivo (firmitas) y el componente estético


(venustas).
En el afán de precisar más el carácter excluyente del objeto arquitectónico Vitruvio
subdivide la categoría venusta en seis conceptos básicos, de los cuales uno también
forma parte de la utilitas (distribuito).
a) El orden (ordinatio) es lo que da a todas las partes de una construcción su magnitud
justa con relación a su uso, y se la considere separadamente, ya con relación a la
proporción o a la simetría. Esta ordenación está regulada por la cantidad, que los
griegos denominaron posotes. Por tanto, la cantidad es la conveniente distribución
de los módulos adoptados como unidades de medida para toda la obra y para cada
una de sus partes separadamente.
b) La disposición (dispositio) es el arreglo conveniente de todas las partes, de suerte
que, colocadas según la cantidad de cada una, formen un conjunto elegante. Las
especies de disposición, llamadas en griego “ideas”, son el trazado en planta, en
alzado y en perspectiva (Icnografía, Ortografía y Escenografía).
c) Euritmia (Eurythmia) es el bello y grato aspecto que resulta de la disposición de
todas las partes de la obra, como consecuencia de la correspondencia entre la
altura y la anchura y de éstas con la longitud, de modo que el conjunto tenga
proporciones debidas. En el concepto moderno se refiere al ritmo.
d) Simetría (Symetria) o proporción es una concordancia uniforme entre la obra entera
y sus miembros, y una correspondencia de cada una de las partes separadamente
con toda la obra. Porque, así como en el cuerpo humano hay una proporción y una
simetría entre el codo, el pie, la palma de la mano, el dedo y las restantes partes,
ocurre igual en toda construcción perfecta.
e) Decoro (Decor) en relación con las costumbres, reclama a un edificio magnífico en
el interior, se le adapten vestíbulos elegantes, apropiados a su riqueza, pues si los
interiores gozasen de elegancia y belleza, y en cambio sus entradas fuesen pobres
y mezquinas, el edificio no habría sido tratado con lo que exige el verdadero decoro.
Así mismo, si se esculpiesen dentículos en las cornisas siendo los arquitrabes
dóricos, o si sobre los capiteles y columnas jónicas se entallasen triglifos en las
cornisas, transfiriendo así cosas propias de un orden a otro, en estos casos se
ofendería la vista, porque cada estilo tiene sus propias leyes ya por antigua
costumbre.
f) La distribución (Distributio) consiste en el debido y mejor uso posible de los
materiales y de los terrenos, y en procurar el menor coste de la obra conseguido de
un modo racional y ponderado. Por esto el primer cuidado del arquitecto deberá ser
no empeñarse en emplear cosas que no pueden obtenerse o no se pueden acopiar
sino a costa de crecidos gastos. Por ejemplo, no en todos los países se encuentra
arena de cantera, ni piedra, ni abundantes abetos, ni madera limpia de nudos, ni
mármoles, sino que en unos sitios se encuentran unas cosas, y en otros otras, y el
conseguirlas todas sólo se lograría con dificultades y grandes dispendios; por lo
tanto, cuando faltase arena de cantera, habrá que utilizar la de río o la de mar; pero
ésta después de lavada.
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Fig. Symetría o proporción en una edificación clásica


¿Qué es el arquitecto?
Los hombres, nos dice Vitruvio, no tienen derecho a declararse arquitectos
apresuradamente, sin haber escalados desde la niñez las etapas de los estudios y así
acunados por el conocimiento de muchas artes y ciencias. Porque, como en todas las
artes, muy especialmente en la Arquitectura, hay dos términos: lo significado y lo que
significa. La cosa significada es aquella de la que uno se propone tratar; y la
significante, es la demostración desarrollada mediante principios científicos, de donde
se deduce claramente que el que quiera llamarse arquitecto debe conocer a la
perfección tanto una como otra.
Para lograrlo es preciso tener talento y afición al estudio; puesto que ni el talento sin el
estudio, ni el estudio sin el talento, pueden formar un buen arquitecto. Debe, pues, este
estudiar gramática; tener aptitudes para el dibujo; conocer la Geometría; no estar
ayuno de óptica; ser instruido en Aritmética y versado en Historia; haber oído con
aprovechamiento a los filósofos; tener conocimientos de Música; no ignorar la
medicina; unir los conocimientos de la Jurisprudencia a los de la Astrología y
movimientos de los astros.
Pero para Vitruvio, si bien es cierto el arquitecto debe tener todos estos conocimientos,
no puede desarrollarlos tanto como aquellos que se dedican exclusivamente a cultivar
una sola materia. Él dice: “Toda vez que el arquitecto no puede ni debe ser tan
gramático como lo fue Aristarco; pero tampoco serle extraña esta ciencia. No puede
ser un músico como Aristosene, más tampoco un ignorante en cuestión de música; no
es posible que sea un pintor como Apeles, pero de ningún modo un desconocedor del
dibujo; no ha de ser un escultor como Mirón o Policleto, más tampoco un ignorante de
las reglas de la escultura y finalmente no es posible que sea como Hipócrates, pero
tampoco ha de estar totalmente ayuno de conocimientos de Medicina: en suma, no ha
de ser sobresaliente en todas las ciencias, pero al menos no ha de estar a obscuras en
ninguna, porque, dada la infinita variedad de los conocimientos, no es posible que haya
alguien que logre sobresalir en todas ellas; pues difícilmente entra en las posibilidades
humanas llegar a conocer su teoría. Y no es precisamente que sean los arquitectos los
que no puedan llegar a la perfección en todas las cosas, sino que incluso; entre los que
particularmente se dedican a una sola de las artes, no todos consiguen llegar a
merecer los altos honores de la gloria”.
Esta concepción, sobre lo que debe saber el arquitecto, según Ludeña, W (1986) nos
ofrece un limbo cognoscitivo. El no define la esencia de una especificidad para el
conocimiento arquitectural, como tampoco llega a organizar y jerarquizar los distintos
conocimientos. El centro de la noción vitruviana de arquitectura es, pues, la de suponer
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la existencia de un conjunto de prácticas, conocimientos (arte de edificar) y objetos


(obras arquitectónicas) que participan y se definen a partir de una cualidad que, en un
sentido platónico, les otorga un estatus o “prestigio” y los trasciende históricamente sin
que la realidad pueda modificar nada.
Otro aspecto importante de esta visión es de un arquitecto envestido del aura que
significa ser “autor”, antes que anónimo creador, que se explica porque Vitruvio
entiende la arquitectura solo en términos de objetos físicos. La realidad demuestra que
esta “autoría” no empieza y termina en el arquitecto. En la práctica, además de los
arquitectos, existen otros creadores que intervienen en la gestación de una obra,
quienes en algunos casos tienen una participación tanto o más decisiva que los propios
arquitectos.

Fig. El arquitecto de la antigüedad clásica.

ACTIVIDADES:
1. Esquematizar los aportes conceptuales más importantes desarrollados por los egipcios a
la arquitectura.
2. Graficar los conceptos de escala, modulo, proporción y orden desarrollado por los
griegos.
3. Explicar y diferenciar el pensamiento corriente y el teórico de lo construido.
4. Explicar por que la arquitectura es una categoría histórica.
5. En una edificación greco-romana señalar las categorías estéticas de la edificación
desarrolladas por Vitruvio.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS.
1. ALONSO PEREIRA, José Ramón. (2005). INTRODUCCIÓN A LA HISTÓRIA DE LA
ARQUITECTURA. Barcelona: Reverté.
2. HANNO WALTER, Krufl. (1990). HISTORIA DE LA TEORÍA DE LA ARQUITECTURA.
Madrid: Alianza Editorial S.A. 1er Tomo.
3. LUDEÑA URQUIZO, Wiley (1986) “LO ARQUITECTÓNICO COMO REALIDAD Y
NOCIÓN INCONCRETA APROXIMACIONES A UNA NUEVA TEORÍA GENERAL DE
LA ARQUITECTURA”. Lima Universidad Ricardo Palma.
4. VITRUVIO POLIÓN, Marco lucio (1,649) LOS DIEZ LIBROS DE ARQUITECTURA”
Ámsterdam: Alianza-forma.
https://www.academia.edu/23700206/Vitruvio_Los_10_libros_de_la_Arquitectura

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