Está en la página 1de 6

CAPITULO 2 - ÉTICA PROFESIONAL.

RESPONSABILIDAD Y MARCO LEGAL


Aspectos Básicos legales de la legislación vigente a los primeros auxilios.
Las siguientes preguntas podrían resumir las preocupaciones de los socorristas
responsables:
- ¿Qué ocurriría si al atender a un accidentado agravo su situación?
- ¿Qué ocurriría si fallece al trasladarle?
- ¿Qué responsabilidad asumo si el resultado de mi actuación es desgraciado?
- ¿Qué pasaría si no atiendo a la víctima?
Para hallar la respuesta a estas preguntas, el socorrista debe conocer algunos
aspectos de la ley penal.
- Artículo 1 del código penal, "Son delitos o faltas las acciones u omisiones dolosas o
culposas penadas por la ley".
Vemos que para que exista responsabilidad criminal y por tanto delito, el ser humano
debe haber actuado con dolo o con culpa, o sea, con intención o con imprudencia,
respectivamente.
- Intención: Deseo expreso de causar un mal, con conciencia y voluntad, sabiendo lo
que se hace y queriendo hacerlo.
- Culpa o Imprudencia: el individuo realiza una acción sin intención, pero actuando sin
la debida diligencia, causando un resultado dañoso, previsible y penado por la ley.
Según lo expuesto, para que el socorrista incurra en delito, cuando actúa en funciones
propias del socorrismo, o bien deberá causar un mal con intención de hacerlo, o
causará un mal sin intención, pero omitiendo aquellos pasos, aquellas atenciones
indispensables que debe conocer inexcusablemente.
Concretando, diríamos que los delitos en que puede incurrir el socorrista serían los
siguientes:
1) Omisión del deber de socorro
Este delito está previsto y penado en el art. 489 bis, párrafo 30 del código penal, con el
siguiente contenido: "El que no socorriere a una persona que se hallare desamparada
y en peligro manifiesto y grave, cuando pudiere hacerlo sin riesgo propio ni de tercera,
será castigado con la pena de arresto mayor y multa".
En la misma pena incurrirá el impedido de prestar socorro, no demandare con
urgencia el auxilio ajeno. Si la víctima lo fuere por accidente ocasionado por el que
omitió el auxilio debido, la pena será de prisión menor.
Según este artículo, el delito se cometería de tres formas distintas.
1. Cuando el socorrista omita la prestación de socorro a una persona que esta
desamparada y en peligro manifiesto y grave. No hace falta que la persona fallezca a
consecuencia de la situación en que se encuentra, el delito se produce simplemente
por no ayudarla.
2. Cuando el socorrista no puede prestar auxilio personalmente, por alguna razón y se
queda de brazos cruzados, sin buscar auxilio ajeno.

1
3. Cuando la víctima lo es por accidente ocasionado por el que omitió el auxilio debido,
el propio socorrista.
Estos deberes de solidaridad comunes a todas las personas, lo son más fuertes para
aquellos que voluntariamente o por contrato asumen la función de socorrer a las
personas. Del socorrista no solo se va a demandar la actuación, sino también el
intento de evitar el resultado que pueda producirse, así el socorrista que contempla
como una persona se está ahogando y no actúa, por determinados prejuicios, o por
conocer en aquella persona a un enemigo, por ejemplo, incurrirá en responsabilidad
agravada por "comisión, por omisión" reservada para quienes han contraído la
obligación legal de socorrer, o han asumido voluntariamente ciertas obligaciones, o
han creado ellos la fuente del peligro. No solo se exige actuar, sino, además, intentar
evitar la producción del resultado lesivo.
2) Omisión del deber de impedir a denunciar ciertos delitos
Este es otro delito por omisión que también pretende proteger ese bien que es la
solidaridad humana. Según el artículo 338 bis.: "El que pudiendo con su intervención
inmediata y sin riesgo propio a ajeno impedir un delito contra la vida o que cause grave
daño a la integridad, libertad sexual, libertad o seguridad de las personas, se
abstuviese voluntariamente de hacerlo será castigado con las penas de arresto mayor
o multa o con ambas".
En las mismas penas incurrirá el que se abstuviese de poner en conocimiento de la
autoridad o de sus agentes en el plazo más breve posible. los hechos delictivos a que
se refiere el párrafo anterior. Vemos como en este caso, la ley solo castiga la
pasividad; el individuo ante una situación delictiva tiene que intervenir para evitarlo y si
no puede intervenir, tiene al me nos la obligación de denunciarlo. La ley exige
intervenir, solo cuando no hay riesgo; no es delito abstenerse cuándo hay riesgo
propio o ajeno lo cual es lógico ya que no se puede pedir a una persona ( en nuestro
caso a un socorrista ), que sea un "supermán".
3) Denegación de auxilio
Esta figura jurídica está pensada para aquellas personas que ostentan la condición de
funcionarios públicos y por tanto tienen mayor obligación de intervenir que un
ciudadano corriente.
El artículo 371 del código penal establece en su párrafo segundo: “en iguales penas
incurrirá el funcionario público que requerido por un particular a prestar algún auxilio a
que este obligado por razón de su cargo para evitar un delito u otro mal, se abstuviera
de hacerlo sin causa justificada".
Podría darse el caso de que un socorrista fuese funcionario público, si estuviese
incorporado a la administración por una relación de servicios profesionales y
retribuidos como tal.
4) Delitos imprudentes
Señalábamos al comienzo de este apartado la diferencia entre intención e
imprudencia, y conveníamos que la imprudencia se produce cuando la acción carecía
de intención, pero no se había puesto en ella la debida diligencia y por eso resultaba
un mal.

2
La imprudencia temeraria es un delito recogido en el art. 565 del código penal y la
imprudencia simple se considera una falta prevista en los artículos 586 bis y 600 del
mismo texto legal.
La distinción entre delito o falta no se mide en este caso por la mayor o menor grave
dad del resultado producido, sino por la mayor o menor falta de prevención y diligencia
del sujeto.
Un socorrista incurrirá en imprudencia, por ejemplo, al manipular inadecuadamente a
un herido cuyos síntomas indican que pueden sufrir lesión de columna vertebral.
5) Lesión por accidente
Si de la actuación de un socorrista, se derivase una situación lesiva para la víctima, sin
culpa ni intención, y habiendo adoptado los medios necesarios para evitar el daño, no
existirá responsabilidad penal.
1. Definición
1.1. Bajo el epígrafe de "Socorrismo" se engloban una serie de aptitudes y
conocimientos técnicos, necesarios para resolver favorablemente situaciones críticas
que suponen peligro grave e inmediato para la vida de las personas.
1.2. Operativamente, el Socorrismo, podría definirse como el conjunto de acciones que
con una base técnica permiten, a una persona apta y capacitada (el socorrista),
realizar una primera asistencia sanitaria para resolver "in situ" en favor de la vida de
otra (la víctima), que se encuentra ésta dominada por una situación crítica que
razonablemente acabaría con su vida de no recibir ayuda inmediata y eficaz.
1.3. Pero la anterior denominación genérica de socorrista sólo enuncia una de las
"categorías" encuadradas en el socorrismo, diferenciadas por las técnicas en realizar
el soporte vital, también llamado reanimación cardiopulmonar, y que son las
siguientes:
- Primeros Auxilios: Conocimientos mínimos imprescindibles que debe poseer
cualquier persona para que, en el deber de prestar ayuda, sea eficaz la labor de
auxiliar a la víctima hasta la llegada de los servicios de asistencia sanitaria, basados
siempre en la premisa P.A.S.: PROTEGER, ALERTAR, SOCORRER.
- Socorrista: Persona que ha asumido voluntariamente el deber y la obligación de
prestar asistencia y que, habiendo demostrado unos conocimientos teóricos y unas
cualidades técnicas, está capacitado para realizar acciones asistenciales enfocadas a
mantener un soporte vital básico, fundamentalmente, con medios improvisados.
- Auxiliar Técnico en Emergencias (Sanitarias): Persona que, con conocimientos
mucho más amplios de socorrismo y técnicas asistenciales, está capacitada para
realizar acciones enfocadas a mantener un soporte vital básico instrumentalizado y
está igualmente adiestrada y capacitada en el manejo de los elementos y materiales
asistenciales y de rescate contenidos en la ambulancia.
- Sanitario o Técnico en Emergencias (Sanitarias): Persona mucho más cualificada
que el auxiliar que puede, incluso, realizar técnicas de soporte vital avanzado.
1.4. Ahora que ya conocemos las distintas escalas del socorrismo y conocemos
también las diferencias entre ellos, seguiremos utilizando el término socorrista para
englobar a todos los que han contraído voluntariamente el deber y la obligación de

3
socorrer, excepto Primeros Auxilios cuando pasa a ser una simple capacitación de la
población en general, que sólo asume el deber. Todas estas personas, en caso de
catástrofe, tienen unas funciones muy concretas que les serán comunicadas en su
momento por los responsables del área sanitar.
2. Posibilidades y limitaciones
2.1. La gran posibilidad del socorrista es salvar la vida de una persona; sin embargo,
las posibilidades del socorrista están limitadas por diversos factores:
a) Limitaciones personales:
La actuación del socorrista está limitada por el marco de aptitudes y conocimientos
que posea. Siendo importante saber lo que se debe hacer, aún es más importante
abstenerse de hacer lo que no se sabe o lo que no se debe.
b) Limitaciones circunstanciales:
Vienen determinadas por el grado de riesgo que supone cada actuación.
Son acciones del Socorrismo sólo aquellas humanamente realizables. El socorrista
asume cierto nivel de riesgos en su actuación, nivel de riesgos que tratará de disminuir
adoptando medidas de autoprotección, sin deterioro del nivel de eficacia.
c) Limitaciones materiales:
El socorrista trabajará normalmente con escasos recursos materiales, o con material
improvisado que, utilizado convenientemente, le ayudará a modificar positivamente su
seguridad y su eficacia.
La labor como socorrista del Auxiliar de Transporte Sanitario Urgente y del Sanitario,
se ve reforzada por una serie de conocimientos y técnicas asistenciales que le
permiten hacer uso de material e instrumental contenido en una "gran caja de
herramientas" denominada ambulancia que, además, sirve para el traslado de la
víctima.
3. Aspectos éticos sociales del socorrismo
3.1. El Socorrismo cobra sentido en el respeto y protección de la dignidad, de la
integridad física y de la vida de la persona, sin distinción alguna por motivo de raza,
sexo, ideología, condición social o cualquier otra circunstancia.
3.2. El socorrista moderno pretende la protección de todas las personas contra el
infortunio, en situaciones críticas en las que su vida o su salud corren peligro.
3.3. El ejercicio del socorrismo confiere seguridad a los ciudadanos y repercute en la
mejora de la calidad de vida de aquellos.
3.4. El socorrismo es una expresión de solidaridad que brota de la sociedad y retorna
hacia ella, con intención de servirla. Es, por tanto, un trabajo social altruista.
3.5. El socorrismo no se fundamenta en principios religiosos, caritativistas o
moralistas, pues si bien no los desempeña, cobra su base más sólida en principios de
estricta justicia social, en la idea de servicio al hombre por su condición de persona.
3.6. El socorrismo, se basa pues, en un sistema de valores éticos y se traduce en una
serie de acciones, técnicas y actitudes humanitarias, popularmente requeridas y
aceptadas, científicamente contrastadas.

4
3.7. Cualquier acción dentro del marco del socorrismo estará presidida por el
conocimiento técnico, la prudencia, la idoneidad, el sentido humanitario y la eficacia.
La ineptitud, la imprudencia, la insolidaridad, la omisión del deber de socorro,
trascienden la esfera de lo individual y repercute en la Institución en su totalidad; por
tanto, el socorrista cuidará su conducta.
4. Aspectos jurídicos relacionados con el socorrismo
4.1. Es una preocupación frecuente de socorristas responsables que se preguntan a
veces: ¿qué ocurriría si al atender a un accidentado agravo su situación? ¿Qué
ocurriría si fallece al trasladarle? ¿Qué responsabilidad asumo si el resultado de mi
actuación es desgraciado? ¿Qué pasaría si no atiendo a la víctima?
4.2. Para que exista responsabilidad criminal y por tanto delito, el ser humano debe
haber actuado con dolo o culpa; o sea, con intención o con imprudencia,
respectivamente.
4.3. La intención es el deseo expreso de causar mal, con conciencia y voluntad,
sabiendo lo que se hace y queriendo hacerlo.
4.4. La culpa o imprudencia se produce cuando el individuo realiza una acción sin
intención, pero actuando sin la debida diligencia, causando un resultado dañoso,
previsible y penado por la Ley.
4.5. Para que el socorrista incurra en delito, cuando actúa en funciones propias del
socorrismo, o bien deberá causar mal con intención de hacerlo o bien causará un mal
sin intención, pero omitiendo aquellos pasos, aquellas atenciones indispensables que
debe conocer inexcusablemente. Evidentemente, el auxiliar de transporte sanitario
urgente o el sanitario, supuestamente mucho más cualificados que el socorrista, tienen
las mismas premisas y oportunidades para incurrir en delito. En el texto que nos
ocupa, la calificación de socorrista incluye a ambos.
4.6. Es obvio que, salvo rarísimas excepciones difíciles de detectar con antelación, los
socorristas, sea cuales sean sus cualidades, jamás actuarán bajo la circunstancia de
intención.
4.7. Del socorrista no sólo se va a demandar la actuación, sino también el intento de
evitar el resultado que pueda producirse. Así, el socorrista que contempla cómo una
persona se está asfixiando y no actúa, por determinados prejuicios, o por reconocer en
aquella persona a un enemigo, por ejemplo, incurriría en responsabilidad agravada por
"comisión por omisión" reservada para todos aquellos que han contraído la obligación
legal de socorrer, o han asumido voluntariamente ciertas obligaciones, o han creado
ellos la fuente del peligro. No sólo se exige actuar, sino además, intentar evitar la
producción del resultado lesivo.
4.8. Señalábamos al comienzo de este apartado, la diferencia entre intención e
imprudencia y conveníamos que la imprudencia se produce cuando la acción carecía
de intención, pero no se había puesto en ella la debida diligencia y por eso resultaba
un mal.
4.9. Un socorrista incurrirá en imprudencia, por ejemplo, al manipular
inadecuadamente a un herido cuyos síntomas indican que puede sufrir lesión de
columna vertebral, o al trasladar a un paciente en postura incorrecta que agrave su
estado o, simplemente, al no controlar la evolución del paciente durante el traslado.

5
4.10. Por el contrario, si de la actuación de un socorrista se derivase una situación
lesiva para la víctima, sin culpa ni intención, y habiendo adoptado las medidas
necesarias para evitar el daño (y estas puedan ser demostradas), no existirá
responsabilidad penal.
4.11. Evidentemente, a medida que los conocimientos en técnicas sanitarias
aumentan, aumenta la responsabilidad y, por tanto, debe prestarse más atención y
cuidado en las intervenciones.
4.12. De aquí la insistencia constante en que las intervenciones se realicen con
profesionalidad desde sus niveles más bajos, aplicando los procedimientos y
protocolos establecidos para cada tipo de intervención, pero como norma general
siempre se usará la norma básica.
5. Secreto profesional
5.1. Obliga a cualquier persona que, por su trabajo, entre en conocimiento de la vida
privada de otra persona, lo cual quiere decir que es de plena aplicación para cualquier
socorrista.
5.2. Implica el no poder transmitir datos obtenidos de este modo a ninguna persona
ajena al sistema sanitario (prensa, espectadores y, en algunos casos, incluso
familiares de la víctima) ni siquiera la filiación de la víctima o las circunstancias en que
ha sucedido el accidente.
5.3. La infracción de este precepto puede dar lugar a denuncias interpuestas por la
propia víctima, ya que vulneraría el derecho a la propia intimidad e imagen, que está
recogido por la Ley.
6. Altruismo
6.1. Ningún socorrista (miembro voluntario de Entidades como SOS-Emergencias,
Protección Civil, Cruz Roja, etc.) puede percibir por el auxilio prestado pago alguno,
sea en metálico o en especie.
7. Discriminación
7.1. Ninguna persona que trabaje en el sistema sanitario tiene derecho a dejarse llevar
por razones de tipo discriminatorio a la hora de atender a una posible víctima, ya sean
de carácter racial, social, económico o, incluso, personal. El hacerlo así vulnera, no
sólo la normativa de Entidades como SOS-Emergencias, Protección Civil y Cruz Roja,
sino las propias leyes del Estado, comenzando por la misma Constitución.
7.2. Las razones únicas de selectividad que se admiten en el ejercicio de cualquier
acción sanitaria son las puramente técnicas. Así, en un caso con varias víctimas,
siempre se atiende primero a la más grave.

También podría gustarte