FEBRERO 18 DE 1932

Presidencia del S r. José A. Otam endi

( Con asistencia del señor Ministro del Interior, doctor Francisco Ghigliani)

SUMARIO Señor Presidente — Está abierto el . los obreros y estudiantes detenidos a

acto. raíz de los últimos sucesos.
1— Asistencia. Art. 2.o Comuniqúese, etc.
2— Asuntos entrados. 2
Sala de la Comisión, Febrero 17 de
3— Inasistencia. — Se va a dar cuenta de los asuntos 1932.
4— Comisión investigadora sobre pro­ entrados.
cederes de la Policía de Investiga- (Se da de los siguientes): Joaquín Secco Illa. — Orlando
coines con los detenidos en los úl­ La Presidencia de la Asamblea Gene­ Pedragosa Sierra. — M.
timos sucesos. — Dictamen de la ral destina a la Cámara los siguientes Camps."
Comisión preinvestigadora. asuntos: — Está a consideración de la Cámara
5— Integración de la Cámara. Renun­ Adquisición por la Caja de Jubilacio­ el dictamen de la Comisión preinvesti­
cia del señor Representante don nes Civiles del local que ocupaba la Di­ gadora.
Luis Alberto Zanzi. — Asunto en­ rección General de Impuestos Directos. Señor Ministro — ¿Me permite?
trado. — Moción de preferencia. — A la Comisión de Obras Públicas. Yo desearía saber por qué se excluye
6— Interpelación al señor Ministro del Destino de las utilidades de la Adm i­ a las personas detenidas que no sean ni
Interior sobre las medidas extra­ nistración Nacional del Puerto. obreros ni estudiantes. Debe ser a todas
ordinarias adoptadas por el Gobier­ — A la Comisión de Presupuesto- las personas detenidas
no- — (Continuación del debate). El señor Ministro de Industrias remi­ Señor Fusco — Habría que suprimir
7— Integración de la Cámara. — Re­ te una comunicación relativa al pedido las palabras “ obreros y estudiantes” y
nuncia del señor Representante don de informes del señor Representante don dejar “ los detenidos” .
Luis Alberto Zanzi. — Convocato­ Luis Batlle Berres sobre envío del censo Señor Presidente — La Comisión dirá.
ria del suplente doctor Alberto Do­ industrial. El dictamen de la Comisión es el que se
mínguez Cámpora. ha leído.
— A sus antecedentes. Señor Secco Illa — Pido la palabra.
8— Integración de Comisiones investi­
gadoras. — Constancia de la Pre­ 3 Señor Presidente — Tiene la palabra
sidencia. (Artículo 104 del Regla­ el señor Diputado.
— Léase la inasistencia a xas sesiones
mento) . Señor Secco Illa — La Comisión pre­
anteriores. investigadora ha tomado en cuenta las
9— Interpelación al señor Ministro del (Se l e e ) :
Interior sobre las medidas extra­ denuncias concretas formulas por los
Señores Representantes que no concu­ señ 's Diputados denunciantes. Estas
ordinarias adoptadas por el Gobier­
no. — (Continuación del debate). rrieron a la sesión de la Cámara el día denuncias se concretan a malos tratos
17 de Febrero a las 16 y 15 y 16 y 30: infligidos a obreros y estudiantes. Es
— Proposiciones presentadas. —
(D e b a te ). Sin aviso: Algorta, Antía Errandonea, por ese motivo que la Comisión reduce,
Arrarte Corbo, Casas Araújo, Gómez, Lla­ en su proyecto de resolución, la inves-
1 dó, Olivera Ortuz, Paseyro, Pintos Cur­ tigsción a lo que se relaciona con estas
personas. No ha tenido denuncias por
En Montevideo, a los dieciocho días del belo, Puig y Tarabal. malos tratos respecto de personas que
mes de Febrero del año mil novecientos no tuvieran ese carácter; pero por mi
treinta y dos, siendo las diecisiete horas, — Habiendo quórum, continúa la se­ parte, personalmente, aunque no puedo
entran a la Sala de Sesiones, los señores sión. hablar a nombre de la Comisión, creo que
Representantes: Alonso Montaño, Alza- no habría inconveniente en que se am­
mora, Amighetti, Anfusso, Antia Erran- 4 pliara el cometido de la Comisión inves­
tigadora a todos los casos.
donea, Antúnez, Arena, Arrillaga Safons,
Astorga, Bado, Batlle Berres, Batlle Pa­ — Se va a entrar a la orden del día, Señor Presidente — Entonces basta­
checo, Bonino, Brausse, Brum, Bustillo, que la constituye en primer término el ría con que en el artículo l.o donde dice:
Camps, Carballo, Coronel. Charlone, De dictamen de la Comisión preinvestigado­ “ observados con los obreros y estudian­
Castro, De Dovitiis, De León, De Muía, ra sobre procederes de la Policía de In­ tes detenidos” , se suprimiera “ con los
Domínguez, Dufour, Etchenique, Espal- vestigaciones. obreros y estudiantes” , y se dejara “ ob­
ter, Etchepare, Fasciolo Siri, Ferrería, Léase. servados con los detenidos” .
Feria, Fontana, Frugoni, Fusco, Gallinal, (Se lee): Señor Grauert — Pido la palabra.
Gamba, González (don Lizardo), Gonzá­ Señor Presidente — Tiene la palabra
“ Señores Representantes: el señor Diputado.
lez Vidart, Grauert, Guichón, Guimaraens,
Gutiérrez, Haedo (don Eduardo V íctor), Vuestra Comisión preinvestigadora, Señor Grauert — Yo no sé, señor Pre­
Haedo (don Jorge Manuel), Hugues, In- designada para considerar las denuncias sidente, cuáles fueron los antecedentes
ciarte. Lanza, Lazarraga, Meuccíó, Mac formuladas por los señores Representan­ que tuvo en cuenta la Comisión prein­
Coll, Manini Ríos, Martínez, Massiotti, tes don Emilio Frugoni y don Líber vestigadora. No sé si, por ejemplo, las
Silveira, Menéndez, Minelli, Moroy, Na­ Troitiño, respecto a procedimientos irre­ denuncias hechas en Cámara en la se­
varro, Nunes Ribeiro, Odizzio, Oller, Pe- gulares de la Policía de Investigaciones, sión del día de ayer, fueron tomadas en
consideración por esta Comisión. Pero si
dragosa Sierra, Pérez Moré, Pérez (don adoptados con los detenidos a raíz de
fueron tomades en consideración, yo re­
Saviniano), Prando, Puig, Pííyol, Quesa- los últimos sucesos, entiende que dichos
da, Regules, Romero, Rospide, Rossi cargos revisten la suficiente gravedad cuerdo un caso que tengo interés en in­
sistir sobre él para aclararlo aún mejor,
(don César I.), Rossi (don Mario), Rug- como para proceder de inmediato a la y es el caso del dueño de la imprenta
gia, Salgado, Sánchez (don Amador), investigaciones solicita por los referidos “ Fiat Lux” , el señor Juan Morales. Ese
Sánchez Varela, Santos, Schinca, Secco señores Representantes, quienes de acuer­ señor no puede estar incluido ni entre
Illa, Semino, Stewart Vargas, Suárez, Te- do con lo dispuesto en el artículo 103 del los obreros ni entre los estudiantes. Sin
rán, Troitiño, Urioste Olivera, Vázquez, Reglamento fundamentaron ante esta Co­ embargo, es un señor cuya imprenta ha
Viera, Viña, Ximénez y Zubiría. misión su pedido. sido allanada, que ha presenciado casti­
En virtud de haberse formulado idén­ gos dados a otros presos, y que, al mis­
Total: 91. tico cargo a varias comisarías secciona­ mo tiempo, si bien no ha sido su im­
Faltan: les, considera esta Comisión que debe am­ prenta empastelada como manifesté ayer,
Sin aviso, los señores Representantes: pliarse ia investigación a toda la insti­ sino que es “ La Linotipo” , está en con­
Aldama, Algorta, Arrarte Corbo, Burane- tución policial. diciones de aclarar muchas de las cosas
lli, Casas Araújo, C os ío , Demarco, E t- Por tanto, os aconseja la sanción del que se han dicho.
cheverry, Gomensoro Ruano, Gómez, siguiente Evidentemente, en este caso se en­
González Olaza, Legnani, Lladó, Meló, PROYECTO DE RESOLUCION cuentran otros que difícilmente la Cá­
Olivera Ortuz, Paseyro, Pintos Curbelo, Artículo l.o Designase una Comisión mara podrá determinar si se trata de
Salguero. Solares, Tarabal. Valifio y Suei- investigadora para entender en las de­ obreros, de estudiantes o de hombres
ro y Zavala Munlz. nuncias formuladas sobre procedimientos que tengen alguna otra profesión, por lo
Total: 22. irregulares de la Policía, observados con m e yo conceptúo que es perfectamente
 justo que se suprima esa parte de “ obre­
ros y estudiantes’’ y que la Comisión in­
vestigadora tenga como misión funda­
mental de averiguar los castigos impues­
tos a todos los ciudadanos...
Señor Ministro — O que no seali ciu­
dadanos.
Señor Grauert — . . .o no ciudadanos,
sin determinación de calidad.
Señor Secco Illa — ¿Me permite?
Repito, señor Presidente, que, en lo
que me es personal, como miembro de
la Comisión no veo inconveniente en que
se haga asi.
Señor Presidente — Lóase el articulo
l.o en la forma en que ha quedado re­
dactado.
(Se lee):
“ Artículo l.o Desígnase una Comisión
investigadora para entender en las de­
nuncias formuladas por procedimientos
irregulares de la nolicía observados con
los detenidos, a raíz de los últimos su­
cesos."
Señor Fusco — Pido la palabra.
Señor Presidente — Tiene la palabra
el señor Diputado.
Señor Fusco — Yo creo que debería
a/mpliarse el cometido de la Comisión
investigadora con una función más: la de
averiguar los procederes de la policía
en los allanamientos practicados.
Señor Presidente — ¿Propone ese
agregado?
Señor Fusco — Propongo ese agrega­
do: “ y en los allanamientos practicados” .
Señor presidente — ¿Acepta la Co­
misión?
Señor Secco lila — ¿Me permite?
La Comisión, como decía, no ha po­
dido pronunciarse respecto de esa am­
pliación. En cuanto a mi opinión perso­
nal, no la acepto. Los allanamientos han
sido hechos in intervención exclusiva de
la policía; con intervención judicial, fue­
ra de los locales policiales.
Señor Fusco — Tengo entendido que
no: han sido hechos por orden judicial;
pero en la mayor parte de los casos se­
gún mis informes, con exclusiva inter­
vención policial.
Señor Pcdragosa Sierra — Pido la
palabra.
Señor Presidente — Tiene la palabra
el s-ñor Diputado.
tacuro Pedragosa Sierra — Yo soy par­
tidario, señor Presidente, de una inves­
tigación bien amplia en lo que se refie­
re a la policía, como en lo que se re­
fiere si Poder Judicial.
En ese sentido, mi agrupación políti­
ca se ha pronunciado respecto a las dos
cosas. Yo adherí a las manifestaciones
del señor Diputado Secco Illa, porque
había mayoría en ese sentido en la Co­
misión, pero me parece que no habría
inconveniente práctico en ampliarla en
todo sentido. Creo que bastan los ante­
cedentes que se dieron en el debate de
ayer.
Señor Fusco — Debe someterse a vo­
tación el proyecto tal como está, y des­
pués los agregados.
Señor Grauert — Tal vez sea inopor­
tuno, en este momento, narrar una se­
rie de hechos más de los que he podido
tomar conocimiento en el transcurso del
día de hoy; pero me parece necesario
que se aclaren bien los términos de la
investigación y, sobre todo, los procedi­
mientos a seguir. Yo entiendo que la
Comisión investigadora tomará no sola­
mente en cuenta la versión taquigráfi-
cc de la sesión celebrada el día de ayer,
sino que además llamará a su seno a
k s denunciantes.
Si fuera asi, señor Presidente — creo
que ese es el procedimiento — yo tendría
entonces oportunidad de dar una serie
de datos más de los que di en la sesión de
ayer, hechos producidos en el día de
ayer o de anteayer, que no conocía y
por eso no di cuenta de ellos.
(Interrupción del señor Representante
Brum).
— Lo que yo deseo es que la Cántara las disposiciones reglamentarias. De ma­
aclare perfectamente los procedimientos, nera que no tengo nada que decir al res­
es decir, que no solamente se tomarán pecto.
en cuenta las denuncias hechas en gala, Señor Presidente — Tiene la palabra
sino que se llamará a su seno a los! de­ el señor Diputado Lazarraga.
nunciantes, a efecto de que si tienen Señor Lazarraga — Cuando se plan­
nuevos datos puedan presentarlos. Esto teó la interpelación al Ministro del In­
es lo reglamentario; pero no está de terior. nosotros pensamos lo mismo que
más que lo aclaremos perfectamente a pensamos ahora: que de esa interpela­
efecto de que después no existan pon- ción no iba a salir absolutamente nada
tradicciones. en concreto respecto a las denuncias he­
(Interrupciones). chas, y que, por el contrarío, la farsa
Señor Presidente — Se votará en pri­ de todos los sectores de la Cámara iba
mer término el artículo tai cual lo pro­ a demostrarse una vez más ante los
pone la Comisión, y después el agrega­ obreros y empleados que concurrieran
do propuesto por el señor Diputado a ella, y a través, naturalmente, de to­
Fusco. | dos los medios de propaganda que des­
(Apoyados). pués salieran a la calle; y este hecho
— Léase el artículo de la Comisión. se justifica más después de la interpe­
(Se le e ): lación; y esta demostración es muy fá­
"Articulo l.o Desígnase una Comisión cil para nosotros, desde el punto de vis­
investigadora para entender en las de­ ta que sostiene la clase obrera, demos­
nuncias formuladas sobre procedimien­ trando cómo los interpelantes— que han
tos irregulares de la policía, observados querido aprovechar también esa oportu­
con los detenidos a raíz de los últimos nidad de las persecuciones a la clase
sucesos.” ¡ obrera con el propósito de ganar algu­
— Se va a votar. nos adeptos— han hecho, sin embargo,
(Se vota. — Afirm ativa: sesenta y a través de esta interpelación, el frente
uno en sesenta y och o). único con todos los sectores .’ e es’ u Cá­
— Léase el agregado propuesto polr el mara para atacar 'ti comunismo, que es
señor Diputado Fusco. el único partido de la clase obrera.
(Se l e e ) : 'In terru i ción del señor Representante
“ . . . y en los allanamientos practi­ T ro itiñ o ).
cados” . — Yo quiero plantear dos o tres pe­
— Se va a votar. queñas cuestiones relacionadas con los
(Se vota. — Afirm ativa: cincuenta y miembros interpelantes, para demostrar
nueve en sesenta y nueve). que ellos no han tenido nunca el propó­
Señor Ximénez — Pido la palabra pa­ sito de que esta interpelación tuviera el
ra fundar mi voto. ! fin de sanear las medidas tomadas, y
Señor Presidente — Tiene la palabra menos de plantear la interpelación des­
el señor Diputado. de el punto de vista de ios intereses
Señor Ximénez — He votado negati­ de la clase obrera, de la que ellos se
vamente, por entender que, según sí ex­ dicen ser defensores, pero que nosotros
presó ayer, y así se ha sostenido] los declaramos rotundamente que son sus
allanamientos fueron decretados por las más grandes enemigos.
autoridades judiciales, y, en ese paso, (Interrupción del señor Representan­
la autoridad judicial es independiente de te Troitiño).
todo otro Poder. ' — Yo no quiero contestar los insultos
(Interrupciones). que me ha hecho personalmente la de­
Soñor Presidente — El artículo' 2.o legación socialfascista. . .
es de orden. ¡ (H ilaridad).
Queda sancionado el proyecto.
— . . . porque considero que no es
oportuno, en primer término; pero yo
le digo al doctor Frugoni que con las
bravuconadas que sigue haciendo en es­
Señor Bado — Pido la palabra.
Señor Presidente — Tiene la palabra ta Cámara personalizándose con el Di­
putado comunista, lo único que consigue
el señor Diputado.
Señor Bado — Pido que se dé cuenta hacer es el ridículo, porque su falsa
educación seguramente debía haberlo
de un asunto entrado fuera de hora.
Señor Presidente — Léase. llevado por otro camino peor que el que
sigue el Diputado comunista.
(Se le e ):
“ El señor Representante Luis Alber­ Señor Frugoni — ¿Me permite?
to Zanzi presenta renuncia.” Señor Lazarraga — Si, señor.
Señor Bado — Como se trata d|e un Señor Frugoni — No puedo dejar pa­
asunto de integración de la Cámara pe­ sar en silencio la inculpación que me ha­
diría que se tratara la convocatoria del ce de haberlo hecho objeto de insultos
suplente respectivo sobre tablas. y agravios.
Señor Presidente — Se va a votjar. Es verdad que en una de las prime­
Si se trata sobre tablas la convdcato- ras sesiones de la Cámara tuv© algo así
ria del suplente respectivo. como un altercado con el señor Diputa­
(No habiendo observación, se vota. — do comunista, pero no fui yo quien lo
Afirm ativa: sesenta y uno en sesenta y ofendió, señor Presidente. Lo que yo hi­
tres). ce en ese momento fué defenderme, pre­
— No están todavía en Secretaría los cisamente, de un insulto que me dirigía
antecedentes. el Representante comunista, y que ha
6 querido repetir esta tarde. El Insulto
consiste en llamarme social-fascista.
Continúa la orden del día prosiguien­
Señor Lazarraga — Es el calificativo
do el debate sobre la interpelación ál se­
ñor Ministro del Interior acerca d[e las justo.
Señor Frugoni — Considero que cons­
medidas extraordinarias recientemente
adoptadas por la Presidencia de la Re­ tituye un agravio, y en tal virtud le dije
pública. que no podía permitir que me agraviara
En la sesión anterior habían pedido de esa manera en la Cámara díciéndcme
la palabra los señores Diputados Dufour cosas que en otra parte uo se atrevería
y Lazarraga. Tiene la palabra el Iseñor a decirme, porque no se lo permitiría.
Diputado Dufour. El Representante comunista ha entendi­
Señor Dufour — Había pedido la pa­ do que es un insulto, y yo entiendo que
labra. señor Presidente, precisamente pa­ no. Esto es, nada más, que la defensa le­
ra proponer la designación de la Comi­ gítima contra un agravio gratuito que ha
sión Investigadora, porque no tenia co­ tratado de inferirme.
nocimiento de que se había presentado Por lo demás, declaro que no deseo
ya a la Mesa el pedido, de acuerdlo con tener altercados con el Diputado cotnu-
nista. Yo no deseo, do ninguna manera
agraviar a ese Representante por el he-
clio, precisamente, de que viene vestido
con una indumentaria que me impone
respeto.
Señor .Lazarru¿ja — O miedo.
Señor l-’rugoiu — Miedo, no. ¿Qué
puedo temer dei señor D ipu tado?... No
se trata de ©so.
(Murmullos e interrupciones).
— Yo, como no soy mal pensado, se­
ñor Presidente, quiero creer que ei se­
ñor Diputado comunista tiene derecño a
presentarse aquí con su indumentaria de
obrero, y a mi me basta que venga vesti­
do de obrero para que lo respete, pol­
lo menos pala que ie respete la indu­
mentaria, que es lo más respetable que
ha traído ñasta abora a nuestras sesio­
nes.
(H ilaridad).
— -No quiero, pues, ofenderlo, señor
Presidente, y no quiero tampoco dejar
pasar las falsas imputaciones que formu­
la, para darse ei gusto de dirigirnos nue­
vos agravios, y desde añora declararé
que cualquier agravio que el señor Di­
putado comunista quiera dirigirnos va a
pasar siempre por elevación, no va a te­
ner puntería, no nos va a tocar.
Señor Dazarraga — Bien. Continúo.
Yo no quiero perder tiempo, ne dicho,
en contestar los calificativos personales,
etc., en primer termino, porqu© no me
interesan, y, en segundo término, a la
bravuconada del Diputado Fruigoni, en
cuanto a que ei otro dia quería pelearme
afuera, tampoco tengo interés en contes­
tar.
(Interrupción del señor Representante
F ru gon i).
— Me refiero a cuando el señor Dipu­
tado Frugoni le dijo al Presidente de
la Camara que si él no le amparaba, to­
maría sus medidas personales para ase­
gurar su existencia, a lo que yo le mani­
festé que el señor Gñigliani tenia la po­
licía para defenderlo.
(Interrupciones).
— Pero este asunto tampoco interesa.
Yo quiero demostrar simplemente, con
dos o tres pasajes de los miembros in­
terpelantes, que la interpelación no se
ña necho desde el punto de vista de cla­
ses, ya que ellos quieren decir que son
representantes de la clase obrera, sino
que se ha hecho, por el contrario, desde
el punto de vista de una clase contra otra
clase, en favor de la clase de que han
sido y son los mejores aliados, como lo
he dicho antes, los Diputados social-fas-
cistas, como lo han demostrado ellos en
la interpelación de ayer, y como lo va­
mos a demostrar nosotros con los hechos
prácticos.
(Interrupciones).
— Insisto en que estoy demostrando
cómo los miembros interpelantes no han
hecho la interpelación desde el puinto de
vista de la defensa de los intereses de la
clase obrera, sino, por el contrario, para
atacarlos, junto con el Ministro y los
batllistas; que no es sólo el Ministro, si­
no todos, los responsables de la situación.
(Interrupciones).
— ¿Qué han hecho los Representantes
social-fascistas en esta Cámara? Han di­
cho: nosotros entendemos que el enemi­
go más grande es el comunismo. Es
esa una cuestión bastante concreta,
que demuestra a la clase obrera, en
esta situación de luchas, cuando la cri­
sis es profunda en el régimen capitalista,
cuando, por la otra parte, las luchas del
proletariado se intensifican; que no que­
dan más que dos frentes: o el frente del
comunismo o el frente del fascismo.
Cuando los Diputados social-fascistas
dicen: ©1 mayor enemigo es el comunis­
mo, nosotros decimos: “ Ustedes están en
el frente del fascismo” .
(Interrupciones de los señores Repre­
sentantes Troitiño y Frugoni).
— Pero, ¿que es lo que han dicho en
el curso de la discusión estos señores?
Han dicho: "Nosotros no hemos conspi­
rado nunca; nunca hemos tomado me­
didas de organizacón para asegurar la
defensa de la clase obrera en perjuicio
d© la República democrática” .
¿Qué significa esito, señores Diputa­
dos? ¿Qué significa esto, obreros y em­
pleados de la barra, a quienes interesa
más que a la Camara esta cuestión, ya
que la Cámara tiene su vida asegurada
mediante el salario que ustedes le van a
pagar?
( Interrupciones).
— ¿Qué representa en esta situación
concreta de crisis profunda del capitalis­
mo en el Uruguay no tomar medidas de
organización y de lucha contra el Estado
capitalista, cuando el Estado capitalista
lanza olas violentas para detener la obra
contra los desocupados, cuando de todas
las fábricas se lanzan obreras y obreros
pidiendo más pan y más libertad, que no
rns son concedidos, cuando la policía,
mandada por el batllismo, toma las me­
didas más groseras contra los ciudadanos
y contra los hombres? Cuando eso pasa,
los Diputados social-fascistas dicen; "N o
hemos luchado contra la democracia re­
publicana y no vamos a luchar” .
Nosotros estamos de acuerdo en que
no han luchado y no van a luchar, y por
eso los desplazamos de nuestro frente
para pasarlos al frente enemigo. Eso es
una cuestón concreta, y nosotros los co­
munistas, antes y después, vamos a lu­
char contra la democracia burguesa,
porque ella no da ninguna seguridad eco­
nómica y política, contra la situación del
proletariado, y la única democracia po­
lítica y económica que tiene el proleta­
riado, se le da el fusil al hombro, para
imponer el gobierno obrero y campesino.
( Interrupciones).
— Y por último, dicen los miembros
interpelantes “ nuestra interpelación de­
be dejar aclarada una serie de hechos, y
nosotros esperamos del Ministro, del es­
píritu justiciero del Ministro!” ¿Para
qué esa interpelación, señores Diputados,
si ustedes entienden que el Ministro es
justiciero? ¿Es una interpelación para
pasar el tiempo o es una interpelación
para que se tomen medidas contra las
situaciones anormales creadas no por el
Ministro, sino por el batllismo, que es
quien gula la mano del Ministro en este
momento?
Es claro que nosotros no creemos, ab­
solutamente, que el Ministro es justicie­
ro. El Ministro cumple con un deber de
clase en este momento; reprime la lucha
por los desocupados; reprime la huelga,
no permite los mítines; rompe todo mo­
vimiento de clase; encarcela a los diri­
gentes del movimiento obrero, no por un
espíritu justiciero, sino por un espíritu
de clase, y es porque así su misma clase
3e lo ordena, y él debe cumplir si quie­
re estar en su puesto-
Es por ello que nosotros decimos que
la interpelación de la bancada socialista
demuestra una vez más, en primer térmi-
q o , que tiene ganas de perder el tiempo,
sin defender los intereses de la clase obre­
ra y, en segundo término, que ellos se
defienden del enemigo para atacar más
fácilmente al comunismo, tratando de
arrastrar tras ellos a algunos obreros.
Nosotros queremos dejar bien aclarado,
porque es evidente que si nosotros no
podemos decir que son ellos los más gran­
des enemigos de la clase obrera, tampoco
podemos desligarlos del frente único de
la reacción. Pero, nosotros queremos
plantear ahora la segunda cuestión.
La interpelación al Ministro es algo
cómica; cada caso concreto que se le ha
planteado al Ministro, él no ha sabido
contestar. Han apaleado diez obreros en
lal sitio; el Ministro dice: “ No tengo no­
ticias” . Se han allanado tales locales. “ No
tengo ninguna noticia” . Se han cometido
en Investigaciones tales atropellos. “ No
tengo noticias” . Pero en los locales ha
intervenido la policía; a pesar de eso, el
Ministro dice: “ Es una cuestión judi­
cial” . Pero, señor Ministro: es que acaso,
aún a pesar de ser judicial, ¿no intervie­
ne la policía que esta a sus órdenes? ¿Es
que acaso no es la policía la que lleva
presos a los que se encuentran en esos
.ocales, y de lo que debe dar cuenta el
Ministro, de los hechos sucedidos, aún
en el caso de que se trate de allanamientos
judiciales? ¡Pero el señor Ministro no
sabe nada!
El Ministro sabe solamente una cosa:
que durante la huelga ha sido asegurado
el trabajo libre; que ese dia no ha ha­
bido sangre, a pesar de que nosotros ase­
guramos lo contrario, y ei Ministro sabe
muy bien que ha habido palos por dis­
tintas partes, y el Ministro sabe muy
bien y ha intervenido o por lo menos ha
sabido que frente al “ Centro A riel” ha
habido una buena apaleadura; pero di­
ce que todo se ha ido en la paz del se­
ñor; pero ha sido en la paz del lomo dei
señor Ministro, porque en los lomos di.
muchos obreros que han recibido palos
no ha habido mucha paz, sino guerra san­
grienta.
En tal sentido, es claro que se falsean
ios hechos. La interpelación uo plantea
en primer término cuáles fueron las cau­
sas de la iniciación de esa campaña re­
ve.u/c ..uñaría que aún prosigue y que
.i u p.^seguir, porque esa es la historia
de la situación en todos los países capi­
talistas, y que ella debe seguir todavía
cada vez más violenta, a medida que la
crisis es más profunda, y no será el doc­
tor (xhigliani, ni el batllismo, ni serán
los nacionalistas ni los otros sectores, los
que podrán dominar la crisis violenta que
se agudiza en todos los países capitalis­
tas; pero, en cambio, serán ellos los que
tomen las medidas reaccionarias para de­
tener la avalancha pujante de la clase
obrera, que no espera más y que quiere
buscar su solución de clase.
Ya he dicho ayer en la interrupción
que le formulé al señor Ministro, que él
nos hablaba de cuáles eran las medidas
que se habían tomado para asegurar la
huelga, y desde ese punto de partida ha­
cia todo un discurso que hacía perder el
tiempo a toda la Cámara; es decir, era
la mejor forma de que la Cámara no hi­
ciera cosas peores, pero que hacía perder
a la Barra toda 1a tarde en vez de ha­
berse ocupado de otras cosas.
Cuando nosotros hicimos las pregun­
tas concretas al señor Ministro, el Mi­
nistro no contestó un solo cargo y toda­
vía no ha contestado absolutamente nin­
guno . Cuando nosotros hemos hablado de
los apaleamientos, no sabía; cuando nos­
otros hemos hablado de ios locales alla­
nados, no sabia; cuando nosotros hemos
propuesto ir hoy a Investigaciones perso­
nalmente, demagógicamente, el Ministro
dijo que iría hoy conmigo. Yo no sé si esa
promesa puede cumplirse, pero de cual­
quier modo, puedo ir con el señor Mi­
nistro para demostrarle el interés que
no tiene, a pesar de que yo creo que él
esperará que se les curen las llagas a los
presos para decir que no ha pasado nada.
Señor Ministro del Interior — Si quie­
re vamos ahora mismo.
Señor Lazarraga — ¿Qué ha dicho el
señor M in istro ?... Ha dicho que todas
las medidas de seguridad tomadas por
la policía, habían sido con el propósito
de que en esa huelga revolucionaria de­
cretada por el comunismo, no sucedieran
hechos de sangre, y eso es una calumnia,
eso es un enjuague que el Ministro quie­
re hacer para no declarar cuáles fueron
los fundamentos de haber llegado a esa
huelga y para no decir cuáles fueron en
principio los propósitos de esa reacción;
cuáles fueron las fuerzas extrañas que
han intervenido para impulsar al Minis­
tro y a todo el Gobierno a las persecu­
ciones de los miles y miles de obreros y
empleados del país y para no dar, tam­
poco, la razón del resto de las medidas
reaccionarias que se tomaron.
Ocho días antes de la huelga se inició
la campaña a través de la prensa. ¿Qué
ha dicho la prensa de todos los sectores,
la prensa de izquierda, la de derecha,
todos ios diarios de la burguesía, de la
Capital y del interior? Hemos visto ocho
días antes de la huelga, cuando todavía
no existía ningún propósito de huelga,
cuando no había habido el más mínimo
hecho de subversión; cuando no se habla
justificado — y aún no lo puede justi­
ficar el Ministro — e:. menor hecho yue
diera indicios de perturbación del orden
público del punto de vista democrático
burgués — que es el punto de vista de
persecución de la clase obrera — que la
prensa propalaba noticias alarmantes, pe­
ro ese fantasma, sin embargo, se da em­
pezado a ventilar fuertemente. L,a prensa
reaccionaria de todas las tendencias ha
empezado a lanzar olas contra ios peli­
gros del comunismo; ha empezado a ver
fantasmas en todos ios locales y ametra^
lladoras en todas las calles; ha empezado
a ver, en fin, una ser e de acontecimien­
tos que nunca hablan pasado, que jamás
la clase trabajadora haaia pensado en
ellos, pero que a través del Ministro es
decir de las fuerzas reaccionarias del país
a través de su Ministro, había querido,
sin embargo, hacer ver que ese fantasma
existía. Y claro que ellos han planteado
la sublevación, que ellos han visto la re­
volución comunista, han visto el motín
del comunismo.
Ni una ni la otra cosa existían; ni una
ni otra cosa ha existido. Pero han existi­
do, sin embargo, dos cuestiones funda­
mentales para tomar tal resolución. En
primer término, la situación nacional evi­
dente de crisis profunda que lanza miles
y miles de obreros al hambre y a la des­
ocupación y que ellos, desde el otro fren­
te, del frente proletario, dirigido por el
Partido Comunista, luchan contra el Es­
tado capitalista y contra las fuerzas de
la Nación.
Esa crisis nacional, profunda, es evi­
dente que no ha podido resolverse con la
demagogia de los partidos reaccionarios,
es decir, de los partidos de la burguesía,
y es evidente que esa crisis cada día más
profunda, debe ser conjurada cargándola
sobre las espaldas de la clase trabajado­
ra, ya hambreada, para que ella sufra
más todavía las ‘ consecuencias de la cri­
sis, de la cual no tiene culpa. Ellos, cla­
ro está, han tomado medidas, en primer
término para quebrar nuestros movimien­
tos obreros, para que el Partido Comu­
nista que se pone al frente en la lucha
de clases, frente a los sectores burgue­
ses, no pueda ser el dirigente de la clase
trabajadora; para que los sindicatos de
clase, donde hay miles y miles de obre­
ros blancos y colorados que luchan por el
pan. no sigan la campaña contra la des­
ocupación, por el mejoramiento de sus
salarios, sus luchas contra la desocupa­
ción, y es por ello que el Gobierno debía
fraguar el ataque de la revolución comu­
nista, no con el propósito solamente de
perseguir a los comunistas, sino con el
propósito de quebrar el movimiento obre­
ro Dara cargar la crisis existente sobre
las espaldas de miles y miles de traba­
jadores ^ Rusia y de haberla conocido en parte
Y por otra parte, el segundo factor, —
que no es menos importante y no se pue­
de desligar del primero, — es la situa­
ción internacional; es la presión inteffpa-
cional. Bien ha dicho ayer el Ministjro,
confirmado por el señor Manini R íos ntás
tarde, — y que ha sido más claro en Sus
expresiones, seguramente, porque él ya ha­
ce tiempo que ha roto la verborragia pa­
ra pasarse al frente reaccionario defini­
tivamente, cosa que si el señor Ministro
hubiera hecho hace tiempo con todo el
batllismo, hubiera ocupado el verdadero
puesto que le corresponde, — que se Ra­
bian tomado ciertas medidas. ¿Y cópio
se ha obrado, cómo se ha lanzado la ola
de reacción contra el movimiento obre­
ro?. . . No con las medidas a que ha he­
cho referencia ayer el Ministro interpe­
lado para quebrar la huelga en momen­
tos de confusión nacional, sino que, fror
el contrario, ayer nos ha dicho muy bien
el señor Manini Ríos junto con el Miáis-
tro, que en la reunión de nobles ha|bía
telegramas de carácter internacional dbn-
de se denunciaban hechos concretos. 1El
ha dicho concretamente que en la reunjión
de nobles se habían leído telegramas; en
los que se denunciaba al Presidente de
m República que agentes internacionales
habían preparado la revolución comunis­
ta en el Uruguay; que ellos debían tottiar
i3 medidas necesarias.
Por eso nosotros decimos concretamen­
te, por esos documentos que obran en
poder del Ministro, según declaraciones
de ellos, que la presión internacional dig­
nifica en primer término la presión de los
distintos imperialistas sobre el Gobierno
Nacional con el fin de que rompa el mo­
vimiento obrero, en primer término, oara
salvar en parte su crisis, y en segundo
término para que se salven los intereses
de los imperialistas y para que en el pao-
mento decisivo, que va a ser dentro; de
breves días seguramente, se declara la
guerra contra la patria del proletariado,
contra la Unión de la República Soviéti­
ca y el Uruguay participe activamente en
esa guerra antiproletaria, en esa guprra^
criminal contra la U. R. S. S.; para sal­
var los intereses de los imperialistas de
Londres o de Nueva York que son los
que manejan los títeres del Uruguay, al
Ministro y al Gobierno y a todos los Re­
presentantes que están sentados en psta
Cámara.
(Hilaridad. — Murmullos;.
— Nosotros queremos demostrar, sin
embargo, algunas de las cosas que nos ha
dicho el señor Ministro. El Ministro, aun­
que no quiere echar la culpa a la presión
internacional, no ha dicho concretamen­
te en este momento de agudización de la
lucha de clase, cuando el Gobieruol to­
maba todas las medidas de seguridad del
Estado burgués, que era necesario asegu­
rarse bien qué relaciones existían entre
la Internacional Comunista de Mospú y
entre la Iuyaütorg existente en el Uru­
guay; qué relaciones existían entre la
Iuyamtorg del Uruguay y el Partido. Co­
munista del Uruguay. Y ante todo, por
qué medio y a través de qué el Partido
Comunista del Uruguay recibía el oro ru­
so para preparar esa falsa revolución que
ha sido fraguada desde el poder capita­
lista con el propósito de perseguir a los
obreros, porque si nosotros la hubiéra­
mos preparado, con seguridad que a esta
hora no estaría reunida la Cámara bur­
guesa sino que estarían los obreros y
campesinos repartiéndose las tierras
(Murmullos). | Diputados!
Señor Ministro del Interior— ¿Me per­
mite una interrupción?
Señor Lazarraga — Sí, señor. I tar simplemente lo de los agentes so­
Señor Ministro deil Interior — Yo de­
searía que me explicara de dónde ¡sacó
usted el d'nero para ir a Rusia.
Señor Lazarraga — Le voy a expjicar.
A propósito de ello, he estado en Ru­
sia; tengo el honor de haber estado en
económica y políticamente y, ante [todo,
de haber comprendido cómo la seguridad
del proletariado es lo único que puede
dar libertad democrática de clase.
(Interrupciones).
— El señor Ministro pregunta al Re­
presentante comunista de dónde sacó ".os
recursos para ir a Rusia. Es claro que yo,
en este caso, puedo decirle lo que me da
la gana al señor Ministro; aún podría de­
cirle que él me los ha dado.
(Interrupción del señor Representante
Anfusso).
— Yo voy a decir de donde he sacado
el dinero para ir a Rusia. Por cierto que
no lo he sacado del estado capitalista co­
mo lo sacó el social-fascismo para man­
dar un delegado a Ginebra. Es claro que
de ese lado no lo he sacado.
(Interrupción del señor Representante
Troitiño).
— Hablaba el señor Ministro de los
agentes internacionales, y cuando habla­
ba de los agentes internacionales, decía,
entre paréntesis, que también el Diputa­
do comunista que está en esta Cámara, a
pesar de tener blusa, se ha hecho su via-
jecito de paseo a Rusia.
(Hilaridad. — Diálogo entre los seño­
res Representantes Anfusso y Lazarraga)
Señor Presidente — La Mesa desea
advertirle al señor Diputado que ha so­
nado ya la media hora reglamentaria de
que dispone para hablar.
Señor Anfusso — Hago moción para
que se le dé media hora más.
(Interrupciones).
Señor Presidente — Se va a votar la
moción del señor Diputado Anfusso, pa­
ra que se le conceda media hora más al
orador.
(Se vota. — Negativa: cuarenta y
siete en setenta y siete).
Señor De Muía -— Pido que se recti­
fique la votación.
Señor Presidente — Se va a rectificar
la votación.
(Se vota. — Afirm ativa: sesenta y
tres en setenta y nueve).
— Puede continuar el señor Diputado
Lazarraga.
Señor Lazarraga — Yo voy a acortar
mi discurso para ver si es posible termi­
nar" en la media hora que me concede
el Reglamento presionado por la Barra.
(Hilaridad. — Interrupciones. — Sue­
na la campana de orden;.
— Quiero contestar simplemente lo de
mi viajecito a Rusia. Por cierto que me
ha sido útil y en él he aprendido lo poco
que sé, ya que en mi vida de trabajador—
incluso en el Uruguay durante diecisie­
te años — cargando bolsas de trigo, no
he podido ir a la Universidad. Es, en­
tonces, que hablo sobre la experiencia
y, ante todo, sobre la experiencia inter­
nacional recogida en mi viaje a Rusia.
Señor Ximénez — Pido la palabra pa­
ra fundar mi voto.
Señor Presidente — Tiene la palabra
el señor Diputado.
Señor Ximénez — Quiero hacer cons­
tar que di mi voto en favor de la mo­
ción i ue abría las puertas al señor Di­
putado Lazarrfga para que continuase
hablando, en virtud de mi espíritu libe­
ral; pero que si hubiera creído que eso
iba a ser contestado con la amenaza de
la Barra, hubiera votado negativamente.
(Interrupciones. — Suena la campana
de orden).
Señor Presidente — ¡Orden señores
Tiene la palabra el señor Diputado La­
zarraga.
Señor Lazarragn — Yo voy a contes­
viéticos.
Yo he estado en Rusia con el dinero
de la clase obrera del Uruguay.
( Interrupciones).
— Yo soy SecretErio de la Confedere-
ción General del Trabajo del Uruguay,
desde hace tres años, desde que existe.
Yo trabajo a su servicio y los obreros, y
los empleados que están aquí, saben
 muy bien, como saben también los Re­
presentantes burgueses que están senta­
dos en esta Cámara, cuál es el trabajo
que realizo y cómo cumplo con mi obli­
gación de ciase.
He ido a Muscú a representar los in­
tereses de la clase obrera del Uruguay,
en representación de 35 sindicatos de la
República del Uruguay, y esos 35 sindi­
catos me han pagado el viaje de ida y
vuelta para que yo fuera a cumplir la
misión que esos sindicatos me han en­
comendado. Ellos son, pues, los únicos
que pueden contestar a esta Cámara de
dónde yo he sacado el dinero, a mí no me
importa de donde lo han sacado, porque
si yo empiezo a decir de dónde lo han
sacado, seguramente no van a creer en
la honradez de los obreros blancos y co­
lorados que están en los sindicatos; pero
yo declaro que he ido con el dinero que
me han dado los distintos sindicatos, y
que he ido a cumplir una misión, un
mandato, de las organizaciones obreras,
a Rusia, y que he traído, segura­
mente las experiencias que he podido
recoger y he dado a las mismas organi­
zaciones, de 1£s cuales era en esos mo­
mentos agente soviético, según el Minis­
tro, y según mi criterio particular, ya
que yo, desde que he emprendido la vía
del comunismo, con sueldo o sin sueldo,
la primera parte, seguramente, es el con­
cepto de la burguesía; el último, es el
mío. Cou sueldo o sin sueldo, soy un
agente soviético, para honra del prole­
tariado internacional.
Señor Ministro del Interior — ¿Me
permite?
Señor Dazarraga — Sí, señor.
Señir Ministro del Interior — ¿No re­
cibió dinero del soviet?
Señor Dazarraga — Sí, señor Ghiglia-
ni: he recibido dinero. ¿Es qué el señor
Gliigliani quería el reparto?
Señor Ministro del Interior — No, se­
ñor; pero como sabia que había recibido,
quería saber si mentía o no.
Señor Dazarraga — Y yo pensaba que
el señor Ministro era incapaz de hacer­
me esa pregunta, y ahora que confirma
mis hechos con esa pregunta digo, que el
que miente es él, porque no lo he reci­
bido.
(H ila rid a d ).
Señir Ministro del Interior — Lo aca­
ba de confesar.
(H iltrid a d ).
Señor Dazarraga — Me ha servido de
ejemplo en esta Cámara, el primer día
que he entrado, lo que le decía un Di­
putado colorado a los Diputados nacio­
nalistas: “ Miren, señores Diputados na­
ción listas: a ustedes quien los entendía
bien era Batlle. Cuando quería saber una
cosa, les decía todo lo contrario” , y yo
con el señor Ministro he hecho lo mis­
mo. El creía que yo había recibido y yo
le dije que sí.
(H ilaridad).
Señor Ministro del Interior — ¿Quie­
re decirme el señor Dazarraga la can­
tidad de dinero que recibió de los obre­
ros uruguayos?
Señor Dazarraga — Sí.
Señor Ministro del Interior— ¿Cuánto?
Señor Dazarraga — He recibido de los
obreros urugutyos 350 pesos oro.
Señor Ministro del Interior — ¿Con
eso se icé a Rusia y volvió?
Señor Dazarraga — Si.
Señor Ministro del Interior — Me pa­
rece que la Cámara no necesita más da­
tos. Del resto puede ser que la policía
la pueda informar.
Señor Dazarraga — Por lo demás, no
me interesa nada. No tendría por qué
darle semejantes datos; pero sí cree r,
no cree, no me interesa. Lo único que
cree, es que yo he recibido dinero de los
otros. Y claro está que sería muy ino­
cente, aún en el caso de recibir mucho,
de decir la verdad al señor M inistro. . .
(Murmullos)
— Pero él que tiene los datos de ios
agentes soviéticos, que la política inter­
nacional le hace hacer “ pamentos” , co­
mo el que ha hecho ahora para reprimir
al comunismo, él, que tiene todos los
datos de que Lazarraga haya recibido
dinero de los Soviets, debe mostrar en
esta Cámara los comprobantes, y no las
calumnias, como muestra ahora.
(Murmullos).
— Las manifestaciones mías han ser­
vido para que un Ministro que debe ha­
blar con responsabilidad en la Cámara,
diga una barbaridad que no podrá pro­
bar, y en la seguridad de que esa men­
tira que ha echado en esta Cámara, le
ha servido para perseguir como agentes
soviéticos— y en esa forma los ha per­
seguido— a todos los agentes soviéticos.
(Interrupciones).
— Queda evidenciado, pues, que los
agentes soviéticos no existen más que
en la imaginación del señor Ministro y
de los Diputados de esta Cámara. Que­
da evidenciado, pues, que respecto de
todos los telegramas internacionales de
que hemos recibido dinero de agentes so­
viéticos, no ha habido en esta Cámara
ni un solo hecho concreto del señor Mi­
nistro, representante en este caso del
batllismo, y apoyado por el resto de to­
dos los sectores; no hay un solo docu­
mento que pruebe la veracidad de esos
hechos que han servido a toda la pren­
sa mercenaria para reprimir el movi­
miento obrero.
Yo declaro categóricamente que los
agentes soviéticos existentes acá, están
simplemente en la imaginación del Mi­
nistro, de los hombres de Estado, y que
son incapaces de traer a esta Cámara
n ngún documento que pruebe tales he­
chas, por lo menos, los existentes en el
Uruguay.
Paso a decir, entonces, en lineas ge­
nerales, qué piensa mi partido frente a
la situación política y económica del
país, de cuál ha sido el propósito del
Gobierno al tomar, según él, las me­
didas de seguridad, y para nosotros el
golpe reaccionario, y cuáles son las vías,
en sus líneas generales, a seguir para
el futuro.
Yo no quiero desviar mucho tiempo
con mi discurso, y deseo concretar,
cumpliendo el mandato de mi partido.
En tal sentido, voy a dar lectura a mi
discurso, que será el discurso final.
“ La representación comunista va a
votar el proyecto de interpelación al Mi­
nistro del Interior, no porque e?pere
que va a salir de ella nada bueno para
los trabajadores, ya que conoce bien que
es una nueva farsa inicua la que se es­
tá representando, sino porque le darán
ocasión, una vez más, de mostrar a las
masas laboriosas cómo el dominio bur­
gués significa para ella hambre y reac­
ción agravadas, y cuál es el camino de
la salvación: el camino de la soluc'ón
revolucionaria de la crisis.
El Gobierno batllista de Terra ha
atropellado todas las leyes democráti­
cas; no hay ley que valga cuando se
trata de aplastar al movimiento obrero;
se ha sacado con un gesto brutal la
máscara democrática con que hasta aho
ra se habla cubierto y ha mostrado bien
claro su faz repugnante de Gobierno
uriburiano, de dictadura burguesa des­
embozada y cín'ca. Es la esencia misma
de democracia burguesa. “ El Estado ca­
pitalista moderno— dice Manuilski— u-
presenta la dictadura de la burguesía
tanto cuando reviste la forma de una
democracia burguesa en vías de fasciza-
ción, como cuando adopta la forma
abierta del fascismo” .
Los hechos nos muestran bien clara­
mente. Se ha clausurado el diario pro­
letario “ Justicia” , para que no diga su
voz de combate a los trabajadores ham­
breados, a pesar de que ninguna ley
burguesa lo autoriza. Se ha asaltado
con toda brutalidad todos los locales
obreros, absolutamente todos. La policía
batllista ha entrado a romper con furia,
a destrozar, a destruir en mil pedazos
todo lo que los trabajadores habían acu­
mulado con su esfuerzo y con su sacri­
ficio. “ El Ideal” ha publicado la foto­
grafía del Club Atlético Soviet para ha­
cer demagogia y acompañando la cínica
excusa de su compinche Gliigliani. Pero
no es la excepción: la mayoría de las
sedes proletarias han sido objeto de
igual o peor salvajismo; cientos y cien­
tos de obreros han sido conducidos a la
cárcel por el único delito de ser lucha­
dores, por estar dispuestos a no dejarse
matar de hambre por defender sus de­
rechos a vivir, a trabajar y a comer; a
esos presas se les ha torturado, se les
ha castigado, se les ha hecho objeto de
mil brutalidades, siguiendo la orden su­
perior de proceder con energía; se ha
realizado una verdadera cruzada contra
los trabajadores extranjeros en el Ba­
rrio sur; en Villa Muñoz cientos de do­
micilios de obreros de otra na ’ ionalidad
han sido allanados y sus habitantes han
sido presos y maltratados, fueran o no
revolucionarios. Y eso ha servido a la
policía batllista para ostentar el cinismo
repugnante de pretender demostrar que
en nuestro partido no hay criollos, cuan­
do lo que hubo fué una verdadera razzia
de proletarios extranjeros de todas las
ideas. La sede central del Partido Co­
munista, el local de la Confederación del
Trabajo, fueron allanados; los muebles
rotos, todo revuelto, y los archivos ro­
bados. Las demostraciones fue-ron pro­
hibidas después de haber apaleado y di­
suelto a machete las que fueron per­
mitidas con anterioridad. Toda propa­
ganda obrera ha sido secuestrada, y la
policía se dió a la tarea de clausurar
cuanta imprenta editaba cualquier vo­
lante de cualquier sindicato. Clausura
del diario obrero, allanamientos a gra­
nel, prisiones, torturas, prohibición de
actos; a todo ésto se agrega 'a inten­
ción de deportar a los obreros extranje­
ros combatientes. He ahí vuestra demo­
cracia, señores batllistas. He ahí lo real,
lo objetivo frente a la,s bonitas frases
mentirosas que estampáis en vuestra
orensa corrompida para engañar!
Nuestro partido ha dicho a los traba­
jadores que esta reacción se producía
rara aumentar el hambre, por la proxi­
midad de grandes choques entre las
’ uerzas vendidas a Londres y Nueva
York, para asegurar el total dominio de
una u otra sobre el país, por la prepa­
ración en el terreno nacional de la agre­
sión antisoviética por la participación en
'a cruzada mundial contra la patria del
proletariado el único país que no cono­
ce la crisis ni la desocupación, que pro­
gresa incesantemente mientras constru.
ye el socialismo a ritmo acelerado.
Y bien ¿qué dice Terra?. . . Lo hemos
oído en su mensaje a la Asamblea Ge­
neral. Dice allí: "E l orden y la tranqui­
lidad en el interior pueden mantenerse
en dos situaciones: 1.» Cuando no hay
tentativas de desórdenes ni de intran­
quilidad; 2.* Cuando se impone el orden
y La tranquilidad por el imperio de la
fuerza armada. La primera situación es
la normal cuando los habitantes del país
p eden gozar la vida y ganar el susten­
to con un trabajo humano y remunera-
' j r ’t Y agrega más abajo: “ Hoy ya no
.lcanzan leyes de previsión, porque ya
está instalado el mal. Una desocupación
creciente amenaza traer grandes dificul­
tades futuras” . Traducido a una lógica
n...s clara y comprensible esto significa:
el orden se asienta cuando todos tienen
trabajo y pan, o se asienta en el garro-
 te. Lo primero no hay, y debemos au­
mentar la miseria. Entonces es la segun­
da solución la única expeditiva. El
exabrupto está ahí, escrito en el men­
saje No son ya los picaros comunistas
1-s que lo afirmaii. Es e, doctor Terra,
el Presidente de hambre y reacción el
que lo dice con todas las letras.
E esta criminal ta rja es acompañado
por todos los batllistas. E.s inútil que
I03 batllistas netos vengan aquf a ha­
cer demagogia. Ellos votaron a Terra,
ue es i-e su partido; ellos volverán a
votar con él; en la pasada sesión toda la
bancada votó en bloque con los terris-
tas para la Presidencia de la Cámara in­
cluso la muy charlatana izq u ierd a ...
(Interrupciones).
— ...E llo s aprobaron desde su diario
todos y cada uno de sus atropellos. No
hay más que ver la colección de “ El
Día” cuando afirma con todas las le­
tras: “ Hace muy bien el Ejecutivo” . No
hay más que leer “ El Ideal” cuando di­
ce: "Bien hecho que se haya allanado
"Justicia” , porque es una cueva de gan­
dules que pretenden crearse artificial­
mente una personalidad” . Allí está Im­
preso en letras de molde y nadie podrá
desmentirlo. Ellos, los batllistas netos
pretendieron restai importancia a los
formidables atropellos contra la clase
obrera, para impedir que ésta se lanza­
ra al combate. Y lo han hecho a concien­
cia, asegurando que la política del si­
lencio es la mejor; también está impre­
so. ¿Que vienen ahora a formular un
nuevo engaño? ¿Que vienen ahora a
nuerer presentarse como los campeones
de la legalidad cuando son tan encarni­
zados enemigos del (proletariado como
su Jefe Terra y más peligrosos por lo
cínicos. A nadie puede convencer su re­
pugnante charlatanería; la demagogia
también tiene su limite señores del bat-
llismo apaleador y hambreador. . .
(Interrupciones).
— . . . L a izquierda baila al compás de
la misma serenata. Quiere hacer apare­
cer que la represión es obra de dos hom­
bres. Terra y Ghigliani. para ocultar ñus
es el batllismo todo el que descarga des­
de el poder terribles golpes contra la
clase obrera para ocultar el carácter de
clase de la reacción, para esconder su
contenido económico de miseria redo­
blada.
Y en esta tarea, los jefes social-fascls-
tas no podfan estar ausentes Ellos, que
en la sesión pasada votaron a burgue­
ses redomados para la Presidencia y pa­
ra los otros cargos, hacen repugnante­
mente el juego a la reacción desde su
órgano “ El Sol” — que por algo es per­
mitido mientras “ Justicia” es clausura­
da — pintando la represión brutal co­
mo una medida desacertada v echando
en definitiva la culpa de ’ odc a lee co­
munistas. Buen servicio para los analea-
dores. para los torturadores \horss las
medidas extraordinarias “ han sido de­
rogadas” . Pero el mismo dfa míe a?
anune’ aba eso. quince nuevos obreros
eran conducidos a prisión E=e anuncio
es una nueva treta para desviar oí for
*-’'Snhle descontento popular: pero no
cambiara nada, sabemos que se pretende
rá continuar cometiendo todos los crí­
menes de costumbre contra nuestro par
tido v los sindicatos revolucionarios Te-
mismo asegura en su ''ufarme une
el Partido flomunista debo se- declarado
Ilegal Y lo hace acumulando insultos
"nutra nuestro nartido en trido su dono
monto v diciendo crup somos denendlen-
tes v estamos financiados ñor el nobier-
no ruso. Esta mentira canallesca e=tá
castada a fuerza de ser repetida no- *o
dos los fascistas V crlminalps de' mnn
do Ootio mnv bien Torca ano comee eoV
dados fióles v bien disciplinados de la In­
ternacional Comunista que agrupa a
todos los partidos comunistas del mpn-
do; pero sabe muy bien, también, que
el Gobierno ruso no mantiene relación
alguna con lo.s partidos comunistas del
exterior; y sabe muy bien que el oro de
Moscú es un cuento, que el movimiento
obrero sufre, aquí como en todas piar-
tes, de una gran penuria económica; y
tanto lo sabe que ha querido asestarlos
un golpe formidable al robarnos la itn_
prenta “ Justicia” , un capital acumulado
■n largos años por ¡numerables sacrifi­
cios de miles de obreros. Pero la acusa­
ción viene del Presidente del hambré y
de la reacción, del doctor Terra justa­
mente, corredor de los banqueros extrhn-
jeros para la colocación de los emprésti­
tos, de él que está vendiendo el país
a los chupa sangres de Nueva Yorlc;
quien nos acusa de depender del extran­
jero, es quien entrega descaradamente al
Uruguay a la voracidad de las metrópolis,
al punto que el Consejo Nacional. en|sn
mensaje a la Asamblea, hace la siguien­
te caracterización: “ Algunos importantes
servicios público-s y los más grandes v
productivos renglones del comercio di-
exportación y de importación se hallan
en manos de poderosas compañías ex­
tranjeras que ajustan sus actividades
a su propio interés, en pugna muchas Ive­
ces con los del país. Las empresas de fe­
rrocarriles. tranvías, aguas corrientes. te_
léfonos. telégrafos, exigen fuertes rendi­
mientos por su servicio y extraen año a
año de nuestro economía sumas muy cpn-
siderables.
Los frigoríficos, las empresas ven­
dedoras de nafta kerosene, carbón, (al­
cohol. etc., etc., dominan nuestro Trise­
cado y le imponen pesadas cargas.
Como decía al principio, votaré la ¡ in­
terpelación. Pero nada bueno saldiá de
ella para los obreros. La solución.! la
única solución para ello, está en 8ellar
el frente único: criollos y extranjeros,
hombres y mujeres, jóvenes y adultos.¡en­
trando por millares y millares en i los
sind'catos revolucionarlos aracados. in­
gresando en áU partido comunista perse­
guido. El camino consiste en desatan vi­
gorosamente la lu.'’ a por el pesa diario
para los desocupados, por el aumentó de
los salarios, por la rebaja de la carestía
de la vida, por la defensa de las jubila­
ciones v de -a extensión, per los dereqhos
de reunión, pensamiento, organizacióh y
huelga vilmente pisoteados; por la liber­
tad de su3 cientos de presos sociales, ipor
impedir ’ as deportaciones que se tranlian,
para imponer la reapertura de “ Justicia”
para consagrar la legalidad de! movimien­
to obrero, actualmente desconocida en, los
hechos por el Gobierno batlllsta de ¡Te­
rra, de hambre y de reacción.
Multiplicando sus combates en frente
único, profundizándolos y ampliándolos,
la.* amplias masas explotadas deben] li­
garnos a la preparación de grandes lu­
chas revolucionarlas por un gobierno
obrero y campesino, que consagre en to­
das sus instancias el poder de los traba­
jadores, a través de los Consejos de obre­
ros, campesinos y soldados: que expulse
a los imperialistas, que expropie a los
grandes explotadores, que dé la tierrg al
que quiera trabajarla, que instituyó la
democracia obrera y arme al proletariado.
Es así que se aniquilará la reacción, y
no mediante interpelaciones que consti­
tuyen una nueva y cinica comedla de los
que mienten libertad mientras descaigan
el garrote sobre la espalda de la pobla­
ción laboriosa.
He terminado. ( res. designa en sustitución del doctor Re­
7 i
Señor Presidente — De acuerdo con
lo resuelto por la Cámara, se va a ciénsi-
derar la renuncia presentada por el s>;ñor
Diputado Zanzi. Según los anteced en tes
que obran en Secretaría corresponde pon­
vocar al doctor Augusto César Bado.
Léase la comunicación.
(Se lee):
“ Señor Presidente de la Cámara de
Representantes, ingeniero José A. Ota-
mendi.
De mi mayor consideración:
Habiendo sido convocado como suplen­
te respectivo del señor Diputado Zanzi,
por la lista 50 de Montevideo e integran­
do ya la Cámara pomo Representante
por el Departamento de Cerro Largo, ma­
nifiesto que opto por la representación
del Departamento de Montevideo. Saludo
a usted atentamente.
Augusto C. Bado.”
— En sustitución del doctor Bado co­
rresponde convocar al doctor Julio C .
Cerdeiras Alonso.
Léase la comunicación.
(Se le e ):
“ Montevideo. Febrero 18 de 1932.
Señor Presidente de la Cámara de Re­
presentantes, ingeniero José A. Otamendi.
De mi mayor consideración:
Estando en conocimiento de la renun­
cia del titular de la lista número 28 del
Departamento de Cerro Largo, y corres­
pondiendo. por tanto, la convocación de
los suplentes respectivos, vengo a mani­
festar que. como ya puse en conocimiento
de la Corte Electoral, no reúno momentá­
neamente. el término de ciudadanía legal
en ejercicio que requiere el articulo 22
de la Constitución de la República. Dichas
condiciones de acuerdo >on la carta de
ciudadanía que poseo, las reuniré el día
8 de Abril de 1934, es decir, dentro aún
del período parlamentario actual.
Saludo a usted atentamente.
Julio César Cerdeiras A ’ onso.”
— La nota que acaba de leerse no es
una renuncia, porque en ella se expresa
qup no renne las condicione? requeridas
el simiente convocado.
Señor Bado — Pido la palabra.
Señor Presidente — Tiene la palabra
el señor Diputado.
Señor Bado — Es para manifestar que
el doctor Cerdeiras Alonso, no puede re­
nunciar de ninguna manera, porque es
elemental en materia iurfdica que nadie
puede renunciar lo que no tiene El no
puede renunciar a un cargo que no tie­
ne ni puede desempeñar momentáneamen­
te. De manera que lo que hace os poner
en conocimiento -le ’ n Cámara, como ya
lo ha hecho ant3 !a Corte Electora.',, que
no está en condiciones legales d° desem­
peñar el cargo en el caso d« que sea con­
vocado. Luego lo que corresponde de
pleno derecho, es que se convoque al su­
plente que le signe en el orden inmedia­
to da colocac'ón.
Señor Presidente — Así lo entiende la
Mesa. Corresponde, entonces, convocar al
suplente, el doctor Alberto Domínguez
Cámpora.
Se va a votar.
Si se acepta la renuncia del señor Re­
presentante Zanzi y se convoca al su­
plente respectivo, nne lo es °1 doctor A l­
berto Domínguez Cámpora.
(Se vota. — Afirm ativa: cincuenta y
siete en sesenta).
8
— La Mesa da cuenta de que para in­
tegrar la Comisión investigadora sobre in­
cumplimiento de la ley que autorizó el
traslado de los penados a la Isla de Flo­
gules. al doctor Joaquín Serró Tila: para
cons*-'tnir la Comisión investigadora re­
cientemente creada por la Cámara, se
d°sigoa a los señores Representantes doc­
to? Enrione Sánchez Vare'a. doctor Fi-
denc’o Nunes Riheiro. don Luis V. Semi­
no, don Rogelio C. Dufour, doctor Alber-
to Domínguez Cámpora, doctor Mario
Rossl, doctor Andrés F. Puyol, doctor
Dardo Regules y don José Lazarraga.
Quiere dejar constancia la Mesa de que
no ha designado en esta Comisión a nin­
gún representante de la delegación socia­
lista por asi impedirlo el Reglamento. El
articulo 104, en su último inciso dice lo
siguiente: “ El denunciante no integrará
la Comisión investigadora, pero podrá
asistir a todas sus actuaciones y pedir la
adopción de las medidas que repute con­
ducentes al rápido esclarecimiento de ias
denuncias” . El pedido de la Comisión in­
vestigadora fué formulado por los dos
Representantes de la delegación socialis­
ta, y, por tanto, la Mesa no ha podido
incluir a ninguno de eso3 señores Repre­
sentantes en esa Comisión.
9 con todos los derechos, pero teniendo en
Continúa el debate sabré la interpela­
ción.
Señor Puyol — Pido la palabra.
Señor Presidente — Tiene la palabra
el señor Diputado.
Señor Puyol —- Señor Presidente: es­
te largo debate, solemne a ratos, pinto­
resco y hasta cómico en otros, languidece,
evidentemente.
Lo demuestra la falta de concurrencia
por parte de los señores Diputados.
Pero, yo quiero exponer a la Cámara
mi posición espiritual frente al debate
por la razón de haber sido uno de los
asistentes a la famosa reunión mal lla­
mada de notables. Digo “ mal llamada de
notables” , .porque, en lo que a mi res­
pecta. no creo tener nada que me haga
sobresalir del común de mis semejantes,
a nb ser tal vez, — y eso podria consti­
tuir una notabilidad en el seno de esta
Cámara. — mi ya dilatada y casi eterna
juventud.
En esa reunión, señor Presidente, a la
que asistieron hombres de las más diver­
sas tendencias política® y filosóficas, im­
puestos por el señor Presidente de la Re­
pública del motivo de la reunión, leida
por el señor Ministro del Interior una se­
rie copiosa de documentos procedentes
de fuentes serias, vo tuve la sensación
de que existía el peligro evidente de una
alteración del orden público. Yo pensé,
como lo dije en esos momentos, que fren­
te a una situación que podría tornarse
grave, debía aplicarse el vieio aforismo
médico ing1é=: “ Es mejor prevenir que
curar” . La nrevención en este caso, se­
ñor Presidente, era la de adoptar medi­
das que hicieran imposible la alteración
del orden público: la curación significa­
ba en este caso la represión violenta con
el consiguiente derramamiento de sangre.
Tenia el convencimiento de que esas
medidas «ertan las que dictara la estric­
ta necesidad, pero también dentro de la
más absoluta legalidad porque, vo. al
revés de lo que piensa mi distinguido
amigo el talentoso Diputado doctor Fru-
goni, hombre que honra a la República
por su talento y sus virtudes . .
Señor P n iso ii’ — Muchas gracias.
Señor Puyol — . yo pensaba y sigo
pensando hasta los hechos me de­
muestren lo contrario, qup la presencia
en el Gobierno de' doctor Terra y de su
Ministro del Tnter!er constituían una ga­
rantía absoluta de une todas las medi­
das que se tomara" serían aquellas es­
trictamente necesarias para ímnedir que
se alterara la paz pública v que no se
habría de cometer ningún atentado
Entiendo señor Presidente, que es un
derecho inalienable el de la libre emisión
del pensamiento, tanto más nalienable
cuando se trate de la libertad de pensa­
miento de la clase obrera, nue es la que
más ha sufrido a través de todos los
tiempos en la historia y que aún hoy es
la que más sufre, malgrado todo lo que
hemos realizado para mejorar su triste
condición. Pero esta libertad de pensa­
miento no debe degenerar en libertinaje
y está condicionada a que ella encuadre
dentro del marco del pensamiento y de
las orientaciones de la casi totalidad de
los habitantes del país.
En nuestro país, señor Presidente, es
evidente que se brisca la transiormación
de nuestra sociedad por medio de la evo­
lución, pero no por medio de la revolu­
ción, armonizando los intereses de toda
las clases o de todos los hombres, pero
no procediendo unilateralmente y consi­
derando tan sólo que en la humanidad
no existe más que una sola clase y que
esa clase es la obrera, muy respetable,
cuenta que junto a ella hay otra clase
no menos respetable que goza de una no
menor suma de derecho. Los que preten­
dan atentar contra este orden de cosas,
los que pretendan, por medio de la re­
volución, sustituir nuestro libre régimen
de Gobierno, tan libre que permite que
se siente en los escaños legislativos un
representante de un partido que viene
aquí a escarnecer,, a befarnos, a insul­
tar las cosas más respetables y más sa­
gradas, en un país así. señor Presidente,
no es posible tolerar que influencias ex­
trañas, — porque, dígase lo que se diga,
el comunismo criollo es casi inexistente,
— no es posible tolerar, señor Presiden­
te. que se pretenda subvertir el orden a
título de imponernos doctrinas extrañas
que en el propio pais donde están en au­
ge no han dado el resultado que se espe­
raba. En Rusia, señor Presidente, si un
ciudadano se permitiese decir la centé­
sima parte de lo que ha dicho desde su
banca el señor Diputado Lazarraga, ese
ciudadano, sin formación de proceso, hu­
biera sido pasado por las armas. En Ru­
sia no se oye más voz que la voz comu­
nista. Si existe libertad, es libertad para
los comvlnistas; allí no existe el derecho
de controversia. A pretexto de que la re­
volución no está afirmada aún, dicen que
para que se afirme es preciso ahogar to­
das las voces que pretendan contrarrestar
su acción.
Yo entendí, señor Presidente, que de­
bían tomarse aquellas medidas. Las me­
didas se tomaron y surtieron tal efecto,
señor Presidente, que él se tradujo en
dos beneficios inmediatos: el primero,
que la huelga general decretada por tiem­
po indeterminado. — estado de cosas,
que causa siempre una justa intranqui-
lilidad en todo el pueblo. — esa huelga
a las veinticuatro horas cesara por libre
determinación de los mismos que la ha­
blan decretado.
El segundo efecto benéfico, fué que
transcurrieran las veinticuatro horas que
duró el paro, sin nue se derramase tan
siquiera urna gota de sangre, hecho muy
auspicioso, por cierto.
Si al aplicar estas medidas, como pa­
rece surgir de las denuncias formuladas
por algunos señores legisladores y co­
mentadas por la prensa, se han cometido
hechos irregulares deben ser severamen­
te castigados, y estoy seguro que el Po­
dar Ejecutivo no ha de esperar la acción
de la Comisión Investigadora qr>e se aca­
ba de nombrar para castigar a los cul­
pables, Estoy bien seguro que ni el Pre­
sidente de la República ni su Ministro
del Interior pueden haber autorizado se­
mejantes atentados, nue yo sería el pri­
mero en condenar v el primero en pedir
que se aplique a sus autores la más se­
vera sanción La policía debe ser una ga­
rantía para todos los ciudadanos: pero
no puede constituirse en verdugo de nin­
guno de ellos.
Quería decir dos palabras también
sobre algunas afirmaciones de orden ge­
neral que se hicieron en el debate. Se
habló de los problemas angustiosos del
momento. Dijo el señor Diputado Frugo-
ni. con esa elocuencia arrebatadora que
lo caracteriza, que la salvación de la
actual crisis estaba en la tierra, en la
justa repartición de la tierra y en la ex­
tinción del latifundio. Yo estoy de acuer­
do con el señor Diputado en cuanto a
que la división de la tierra es necesa­
ria ; pero no estoy de acuerdo en cuanto
él cree que puede ser la solución inme­
diata de nuestra crisis. La tierra, señor
Presidente, hay que empezar por saber
qué es lo que puede dar, y nosotros no
lo sabemos.
Yo me propongo presentar un proyec­
to solicitando que se haga la carta agro­
nómica de nuestro país, para saher cuá­
les son las tierras aptas y cuáles son sus
aptitudes: cuáles las aptas para la ga­
nadería. y cuáles para la agricultura, y
que estas últimas se clasifiquen según
la clase de sembrados que pueden reci­
bir para dar rendimiento útil.
(Interrupciones).
— De modo, señor Presidente, que esa
es una primera cuestión. Después, para
que la tierra rinda sus frutos, es necesa­
rio que pase un tiempo desgraciadamen­
te largo, y el problema actual de la des­
ocupación es un problema de hambre
que no se resuelve con el tiempo; se debe
resolver de inmediato.
Finalmente, señor Presidente, con­
viene estudiar detenidamente cómo y a
qué deben dedicarse esas tierras repar­
tidas. Por mi parte, entiendo que es so­
bre todo la explotación de la granja la
que puede salvar a nuestro país en un
tiemno prudencial, de la crisis que lo
agobia.
Por último, se habló de una especie
de ley de residencia que sería el quid de
la cuestión: o fué el pretexto del Poder
Ejecutivo se dijo, envuelto en esas me­
didas extraordinarias, injustificadas para
algunos y justificadas para otros. Yo
entiendo que una de las galas de que
podemos preciarnos es de ser un país de
puertas abiertas. Pero frente a los he­
chos. entiendo que si no hemos trepi­
dado en votar aquella ley de la- cual
tuve el honor de ser coautor. — la ley
de Represión del Proxenetismo para evi­
tar que esos sujetos peligrosos v repug­
nantes buscaran asilo en nuestra libre
tierra — es preciso también convencer­
nos de que los malos gérmenes, los de­
lincuentes no van a regenerarse en nues­
tro país, no van a imponerse d° nuestro
espíritu bueno y justiciero No. señor
Presidente: seguirán ejercitando el tris­
te oficio que han ejercitado en su pa­
tria de origen, y es ñor eso que entiendo
que las mismas medidas que se aplican
a loo proxenetas, deben aplicarse a los
delincuentes reconocidos que vengan de
tierra extraña.
Bienvenidos los que nos vengan a ayu­
dar a colaborar con nosotros en la obra
constructiva: malvenidos. señor Presi­
dente. los que d°ndo trabajo a la poli­
cía o llenando nuestras cárceles, contri­
buyen a sus+raer actividades y dineros
que deben ser mejor empleados en nues­
tros cosas.
Esta, señor Presidente, es mi posición
frpntp al debate Y en lo que dice re’ n-
•ión con la moción presentada por el se­
ñor Diputado Orasurt. creo, en primer
tém^no, que para dar un vn.o le cen­
sura sería necesario tener la comproba­
ción de todos los hechos, y aún después
de tener esa comprobación, entiendo que
un voto de censura al Poder Ejecutivo
ni al Poder Judicial está autorizado por
nuestra Constitución. Si alguien tiene la
obligación de respetar la Constitución y
 Ira leyes, es, ante todo y sobre todo, el
Parlamento Nacional.
He terminado.
Señor Presidente — Tiene la palabra
el señor Diputado Troitiño.
Señor Troitiño — Yo quería hablar,
señor Presidente, en presencia del Dipu­
tado Lazerraga; pero no es mía la cul­
pa si este señor Diputado se halla au­
sente y se desentiende por completo del
final de la interpelación.
El otro día ya ocurrió el mismo caso.
El señor Lazarraga está sindicándose co­
mo un verdadero parásito parlamenta­
rio. Nosotros, la delegación socialista —
más exactamente dicho, porque entonces
yo todavía no tenía aprobados mis po­
deres, el doctor Frugoni. — planteó la
impugnación de los poderes del doctor
Ghigliani. Vino el Diputado comunista
y aprovechó esa oportunidad para hacer
largas disquisiciones y leer una larga
“ mazamorra” , como fué calificada en la
Cámara: pero luego llegó el momento
de votar los poderes del doctor Ghiglia-
nl. y el señor Lazarraga estaba ausente.
Hoy se repite el caso: el señor Diputado
comunista ha hecho una serie de acusa­
ciones: muchas de ellas no han sido oí­
das por la Cámara ni por la Barra, por
la forma como las ha hecho, pero yo las
he oído, a lo menos, he oído algunas;
sin embargo, se desentiende completa­
mente de lo que puedan contestarle, co­
mo se desentiende también, como en e'
otro ceso, del resultado final de la in­
terpelación.
No me interesa mayormente discutir
con el Diputado Lazarraga: pero me in­
teresa dpjar constancia de que si la de­
legación socialista planteó esta interpe­
lación fué, en primer término, porque
entendía de su deber defender derechos
que son indispensables para que la clase
trabajadora pueda organizarse y capa­
citarse: y, en segundo lugar, si hacemos
con este acto y con muchos otros, la de­
ten- del sistema democrático, es por­
que entendemos que solamente dentro
de ese sistema se respeta la libertad de
conciencia, que es uno de los grandes
progresos que ha realizado la humani­
dad: progreso que ha costado varios si­
glos de luchas, a veces de luchas san-
grie ‘ as. Después de más de tres siglos
de lucha, la humanidad ha podido ir
obteniendo la libertad de conciencia que.
para hacerse efectiva, necesita de las
instituciones democráticas.
Un gran socialista austríaco. Otto
Bauer, miembro del primero y único Oo-
b'orno socialista que hubo en Austria, ha
definido perfectamente la posición de los
socialistas en defensa del sistema demo­
crático como la mejor defensa de los in­
tereses de la clase obrera.
Ya dije el otro día: en el actual mo­
mento de crisis, todas las clases se sien­
ten inclinadas a desconfiar de la demo­
cracia. Los intelectuales ven reducidas
sus rentas, ven reducidas sus • entradas
con la depreciación de la moneda, y por
la indiferenc'a que cunde actualmente
por las cuestiones intelectuales o mora­
les; la clase capitalista se ve en serias
•VfWiltades Por la marcha de los nego­
cios, por las crisis que el propio siste­
ma capitalista engendra: la clase traba­
jadora ve que. a pesar de los adelantos
técnicos, a pesar de las maqu'narias per­
feccionadas. a pesar del sistema de ra­
cionalización. su situación sigue siendo
d'ffcil y a veces desesperante, y casi to­
das las clases, en estos momentos de con­
vulsión. se inclinan a despreciar el s’ s-
tema democrático, sin comprender que
todas las conquistas del siglo, todos los
adelantos, todos los progreso» verdade­
ros son hitos de la libertad de concien­
cia. de la libertad de conciencia que. pa­
ra subsistir, necesita el sistema demo-
nrztipo v defendemos esta libertad de
conciencia, como dije antes, porque es
la única que puede permitir que los tra­
bajadores se capaciten y sean ellos los
erdaderos dueños de sus destinos.
Una mujer muy respetada por los
munistas, revolucionarios en su épbca
contra todos los regímenes existen! es,
gran critica del sistema parlamentarista
y de todos los defectos de la sociedad
actual, Rosa Luxemburgo, sostenía,
embargo, que el gran defecto del aiite-
ma implantado en Rusia estaba en no
>r libertad a las masas, en no deja:' a
los trabajadores, ni aún a los sindica os,
aún a las tendencias del Partido Comu­
nista que manifestaran cuáles eran sus
puntos de vista. Y Otto Bauer ha con­
cretado en muy pocas líneas, que voy a
leer, el pensamiento socialista:
“ La libertad de conciencia es la fuen­
te de vida de toda democracia. Que to­
das las opiniones, que todos los senti­
mientos puedan entrar en libre corr pa­
tencia para conquistarse el alma popu­
lar, que venza aquel por quien pueda
der'd:rse una mayoría del pueblo, libre­
mente; eso es la existencia de la demo­
cracia. Ninguna dictadura puede to ld a r
la libertad de conciencia. El fascismo
italiano, y el bolcheviquismo ruso! a
quienes, sin embargo, separa un mundo,
son en una cosa lo mismo: un puñado
de detentadores del Poder que dicta lo
que debe ser dicho, enseñado e impreso.
No hay sino una opinión, una convicción
que sea permitida. Ningún maestro pue
se niegue a enseñarla, será tolerado en
aula alguna desde la escuela primaria a
un'versidad. Ningún diario, ningúnl li­
bro que no la difunda será impreso. Nin­
guna obra de arte que no la sirva, será
creada. Quien se atreva a emitir otra
opinión, terminará o en la isla de L'uari
o en la Scolowki, según el caso.”
Nosotros, señor Presidente, creednos
que, al contrario de los comunistas! e!
porvenir y la emancipación de la clase
trabajadora dependen de la libertad) de
conciencia, de la libertad de pensamien­
to. de la libertad de reun’ ón. de la, li­
bertad de asociación, de todas esas liber­
tades que son indispensables para orga­
nizar en una forma consciente a la pia­
se obrera, para que ésta sea, no un re­
baño arreado por jefes amarillos o j 3fes
verdes, sino un pueblo consciente dis­
puesto a realizar sus propios destino
felizm ente aqui, en el Uruguay, cómo
ya dije el otro día, el comun’ smo no
ha progresado, porque en diez años de
acción, contando con todos lo= medios a
su favor, ha obtenido: el 7.80 o !o de los
votos, cuando integraba el Part'do So­
cialista. en 1919. y el 4.92 o'o de los
votos de Montevideo, diez años después
escisión. Y en los demás países del
mundo ocurre lo mismo.
Es necesario que se sepa, porque aqui
repercuten muy poco las agitaciones opre-
ras de los otros países: en el mundo,
actualmente, y a pesar de que las cr'ais
dan enormes ventajas a los cornil listas
para hacer sus propagandas entre los
desesperados, a pesar de todo eso. el dia­
rio de los comunistas rusos, el diario
“ Pravda” , publicaba en Febrero de ] 931
una nómina on los afiliados de los par­
tidos socialistas y comunistas en v lt ío s
países de Europa, y de ello resul aba
que en seis países.— Alemania. Ing’ ate­
rra. Checo Eslovaquia. Francia Austria
y Bélgica,— lo spart'dos socialistas reu­
nieron 2.773.000 afiliados, y los comunis­
tas. en esos mismos paises. solamente
341.500 afiliados. Si en vez de cogitar
los afiliados, contamos los votos que)han
obtenido los partidos socialistas y los co­
munistas en esos mismos paises. enoon
tramos la misma diferencia: en Inglate­
rra. por “ jempio. en las última» elec­
ciones, a pesar de la derrota míe »üfrié
el Partido Socialista frente a la “onfa-
bulación de todos los otros erupoí de
la política inglesa, obtuvo 6.600.009 vo­
tos. en tanto que el Partido Comunista
sólo obtuvo 70.000. Y si juntamos b re­
presentación de los distintos países para
hacer las mismas comparaciones, encon­
tramos que en doce paises europeos, los
socialistas tiene 1.162 Diputado!',, en
tanto que los comunistas no tienen más
que 115.
Yo quiero dar estas cifras, no sola­
mente porque me interesa demostrar que
la inmensa mayoría de los trabajadores
— donde los trabajadores están más ca­
pacitados, donde los sindicatos obreros
tienen cuarenta, cincuenta o ses&nf.a años
de lucha— están en este momento, toda­
vía, en gran mayoría, con los partidos
socialistas, sino porque de esta manera,
naciendo afirmación de nuestra fe de­
mocrática, podemos explicar desde esta
Cámara al país entero, por qué nosotros
seguimos teniendo fe en la democracia
y poi qué es necesario que se respeten
los intereses, que se respeten los dere­
chos y las libertades esenciales que el pue­
blo trabajado." reclama, para que éste
pueda seguir desarrollándose pacifica­
mente dentro de las instituciones demo­
cráticas.
Es lo que quería manifestar por el
momento, señor Presidente, porque en
cuanto al fondo de la interpelarán, a
los asuntos que fueron debatidos ayer,
poco hay que agregar, ya que estamos
en el momento de la votación y solamen­
te puede ocurrir que algunos sectores po­
líticos estén perfectamente convencidos
de la razón que asistía a los Diputados
interpelantes, pero que no se atreven a
votar, en realidad, una moción que les
parecerá radical, como la del do"tor
Grauert.
Pero, de cualquier manera, es eviden­
te qiu-e pocas voces en esta Cámara se
han levantado para sostener que las me­
didas tomadas por el Gobierno fueron
perfectamente justificadas. Por el con­
trario. de todo el desarrollo de la inter­
pelación queda b'en patente la conclu­
sión de que el Gobierno procedió, por lo
menos, con gran precipitación y con gran
exceso y abuso en la aplicación de las
med:das respectivas.
Hp terminado.
Señor Presidente — Tiene la palabra
e! señor Diputado Secco Illa.
Seilor Navarro — Pido la palabra pe­
ra una moción de orden.
Seño.- Presidente — Tiene la palabra
el señor Diputado Navarro para una mo­
ción de orden.
Señor Navaorro — En nombre de la
bancada nacionalista solicito un inter­
medio de media hora a efecto de que se
puedan reunir los Representantes de
esa bancada para cambiar ideas y. posi­
blemente, proponer alguna moción con
respecto a la interpelación: moción que
-t propondría inmediatamente después
de reanudada la sesión.
Señor Rospide — Yo le pediría ni
compañero Navarro que postergase esa
moción, o por lo menos su votación, pa-
"s después que termine el doctor Secco
Illa.
Señor Navarro — No tengo inconve
niente.
Señor Presidente — Tiene la palabra
el señor Diputado Secco Illa.
Señor Secco Tila — Al ’ inalizar la se­
sión celebrada en el día anterior el se
ñor Diputado Grauert propuso, como re­
sumen de la interpelación, una moción en
pl sentido dp que la Cámara pasase un
men»aje de censura al Poder Eleeutivo
v otro a la Alta Corte de Justicia ñor lo»
-"'o»pd''rníPntos seenidoc con motivo de
los su°esos ocurridos últimamente y que
son del conocimiento públi-o.
La delegación de la Unión Cívica se­
ñor Presidente, no votará una moción ri°
psa naturaleza, porque entipnde oue e»
"entrarla a los preceptos con»tituciona-
'" » norque. en su efecto moral en ’ ns
circunstancias actuales lelos de robus­
tecer un concepto de autoridad y de or­
den perfectamente compatibles con el de
libertad y de derecho, tendería, en el
ambiente de la opinión pública, a que­
brarlo, a disminuirlo, con perjuicio no­
torio para la sociedad en general.
Dentro de nuestra estructura consti-
cional, la misión de la Cámara no alcan­
za. evidentemente, a la emisión de votos
de censura respecto de los actos de los
Poderes del Estado. . .
(Apoyados. — No apoyados).
— ...P a s a sobre los espíritus que
aceptan ese temperamento, un vago
aliento de régimen parlamentario, en
cuyo régimen sí la emisión de votos de
censura del Parlamento está prescripto
por la misma naturaleza de su régimen,
v tiene una eficacia fundamental y de­
cisiva en los actos del Gobierno.
En el régimen parlamentario, el Par.
lamento es. a la vez. el constructor de
'"s leyes y ejecutor de las mismas por
medio de su Conseio de Ministros. Hay
dentro de la división natural de sus fun­
ciones. una perfecta armonía en su co­
metido. Es el rétrimen verdaderamente
democrático, el régimen acentado por to­
dos los países más adelantados del m u i­
do y el único nue. a mi inicio, podría
encauzar la vida del nuestro por lo*
moldes de la más perfecta constltucio-
n alidad.
ÍAnovados. — ¡Muy bien !),
— Pero. en nuestro régimen, señor
Presidente, en que el Poder Ejecutivo,
dividido por añadidura en dos cabezas
goza de la más absoluta independencia
para el ejercicio de sus funciones y pa­
ra el nombramiento de sus Secretarlos,
nue son sus Ministros, la intervención
de la Cámara, juzgando mediante votos
de aplauso o de censura, la actitud de
esos poderes, excede del molde consti­
tucional. y en cierto modo representa un
ciercicio incompleto y. si se me permite,
cobarde, de la función que la Constitu­
ción le otorga, ya que la misma Cons­
titución, frente a los deslices del Poder
Eiecutivo. frente a los extravíos por m?
la interpretación o mala aplicación de
lio leves v de la Constitución misma, le
da un derecho genuino, que es el de acu.
=ar ante el Senado a los miembros que
'o comnonen a efecto de que sean sepa­
rados He SUS OUeSÍOS
Señor Ximéney — Apovado
Señor Secco Illa — Si una bancada—
nue en este caso es. precisamente, la
bancada a que pertenecen las personas
interesadas en la interpelación — está
en desacuerdo con la actitud asumida
onr sus representantes políticos en lo»
Poderes de la nación, un voto de censu­
ra serfa una esnecie de disminución v
de renunciamiento de sus propias fa ­
cultades fundamentales Si entiende que
las violaciones han sido graves, la acti­
tud varonil, clara y certera que ella de­
bía aceptar, debía ser la del ju'clo que
contemplan y tutelan los nreceptes con°-
Mtncionales.
íTnterrunciór del «eflnr Representan­
te Frueonll
— Son i n c o m p a tib le s en absoluto, d en­
tr o de una in ter p re ta ció n v e r d a d e r a v
exacTa de n u estr o sentido c on stitucio n al
nn rone no puedo dar se el caso de op o
une entid ad com o 'a T á m a ra de R eprp -
s e n 'a u te s destinad a a acusar fa lle " v es
un rallo r'Cretal an ticiparse a dar un vo
tq de censura « f l h " d e te rm in ad o s ac toc
dei R o d e r E j e c u t i v o
í Anexados — interrupciones).
— R.r> otra narte el voto que diera °n
estos enoots la Támara, no solamente
torppería ios moldes cons'-i'uo’ oua’ ps s'_
no o o s s°ría de una '•neficacia absoluta
v ens redundaría en d-.scródilo de la nu-
tavidad moral v efectiva nue ta T á m c a
debe tenor ante el nafs SI ante el veto
de censura áp 1a (támara el Poder E je­
cutivo. romo ba ocurrido va. no hace
mucho tiempo, permaneciera impasible y
man'i.viera en su puesto ai Secretario
colaborador responsable con la concu
rrencia de su firma en la ejecución dp
sus actos, el desaire manifiesto para el
voto de la Cámara sería notorio la in­
eficacia de su resolución perfecta, y el
desprestigio sobre las deliberaciones y la
utilidad de sus resoluciones sería, tam-
bíón. notorio y evidente.
(Interrupciones de los señores Repre­
sentantes Frugoni y Arena).
—Precisamente, el caso a que aluden
los señores Diputados que me interrum­
pen, es tal vez un caso único registrado
en los anales políticos del país, y hay
que agregar que. en ese único caso con­
creto en que un Ministro se retiró des­
pués de un voto de censura de la Cáma­
ra. dictado con quórum mínimo, el pro­
pio Ministro renunciante dejaba cons­
tancia que no lo hacia por entender que
lo obligaban los preceptos constituciona­
les.
(Interrupción del señor Representan­
te Frugoni).
— -En lo que se refiere al mensaje a
la Alta Corte de Justicia, la enormidad
— y permítaseme la palabra — que co­
metería la Cámara, seria todavía más
notable. No solamente amolaríamos ante
la conciencia nacional, desde la alta tri­
buna de su Parlamento, un baldón sobre
las personas encargadas de garantir y
do tutelar nuestros derechos v nuestras
libertades, sino que, en cierto modo,
intervendríamos en una forma coerciti­
va e inaceptable en la conciencia de los
Jueces, nue deben permanecer Inmunes
a este género de estímulos v mucho más
emanados de la autoridad del Parla­
mento.
Dos Jueces son autónomos en el desem­
peño (je oiis funciones. Su norma son las
leves, y la garantía son las responsa­
bilidades nrecentivas nue la Constitu­
ción impone y nue regulan v contemplan
todavfp. ñor añadidura, las leves com­
plementarlas Cualquier ciudadano, no
diero una autoridad, llene ei derecho de
reenmir ante los Jueces en el ejercicio
del “ habeas corpus” para protestar v re­
clamar contra un acto de detención o
cualquier otro acto de arbitrariedad de
la lustlcia.
No hay o u p echar en el canasto los
nreoentos de nuestra Constitución, vio­
lentando su sentido y trayendo a la vi­
da normal dp nuestras instituciones pro­
cedimientos que. de sentarse el prece­
dente. no harían otra cosa nne borrar
la división de funciones v la d’visión de
Poderes Fn nna Palabra desaparecerían
las normas tranquilas nnr las cuales nos­
otros debpmos regirnos, para quedar
sometidos a las deliberaciones, no siem-
nrp morenas o Imoarclfles de la Cáma­
ra do Representantes.
No votaremos, por consiguiente. la
fóvmnla propuesta por el señor Diputado
GranPTt v llamamos la atención del
Parlamento, aún a despecho de aparecer
como excesivamente conservadores v
acaso como reaccionarios ante determi­
nados sectores do la opinión, sobre el
nZsImo efecto moral nne nna resolución
de oota natnraiox" produciría en el país.
El Poder Eiecutivo. sintiendo 'a 1n-
onietnd de una conmocídn núhlioa. cre­
yó del caso tomar medidas °vtrm rd'na-
r-’as tiara varaotlr el orden Todavía mie­
do aerogarse nue en el "asn concreto a
nne nos referimos, el Pod°r Público va­
cilando achro op ccpplppoln formada en
la anrecl-clón de loo heehos denuneia-
do=. onlso oír la cninión de un determi­
nado número de personas.
Si en algún raso, señor Presidente,
dados estos hechos, una Interpelación
por el elerclcio de esa función podría
ser fmnroeedente. me parece sería éste.
Era notorio el estado de confusión en
que vivía el país desde tiempo atrás an­
te las amenazas comunistas
(Interrupción de los señores Repre­
sentantes Arena y Batlle Berres).
— No es un misterio para n a d ie...
Señor Batlle Berres — ¿Me permi­
te?. . .
¿Qué hizo el señor Diputado católico
que no planteó el problema del comu­
nismo? Si era tan notorio que el pro­
blema existía con la gravedad de que
habla el señor Diputado católico, qué
hizo el otro Diputado católico, ya que
el señor Secco Illa en ese entonces no
integraba la Cámara, que no planteó el
problema para defendernos de él, como
quiere ahora 1 Poder Ejecutivo que nos
defendamos?
Señor Secco Tila — El señor Represen­
tante podría molestarse en Ir a pregun­
tarle al otro Diputado católico; pero
invocando la representación continuada
de nuestro partido, yo le podría decir
que la culpa recaería también sobre nos­
otros. Entonces, tengo personería para
contestarle y le contesto diciendo que no
hubiera hecho perder tiempo a la Cá­
mara con esta Interpelación.
Señor Batlle Berres — Yo nc le he
dicho tal cosa. Yo le he dicho al señor
Diputado católico que si fuera cierto,
como él dice, ese problema comunista
que puede alterar la situación del país,
cómo era que el Diputado católico no ha­
bla planteado el problema a la Cámara.
El señor Secco Illa no era Diputado en
ese momento, pero yo podría decirle más:
que él como Representante de su parti­
do, como miembro de la autoridad diri­
gente de ese partido, debía haberle pe­
dido a su representante que viniera a
plantear el asunto para defendernos del
peligro que él dice que de tiempo atrás
viene existiendo.
Señor Secco Tila — Do que dice el
señor Diputado ba quedado contestado.
Señor Batlle Berres — Con su silencio.
Señor Secco UTa — No sé si habrá oí­
do m' contestación.
Dije que la culpa también podría re­
caer sobre nosotros y que. entonces. In­
vocando personería propia, podría mani­
festarle que no hubiéramos provocado
esta Interpelación.
Señor Batlle Borres — SI no hubieran
provocado la interpelación, el peligro
no existe!
Señor Seeeo Illa — Como decía, esa
sensación de las maniobras del Partido
Comunista la sentía el pafs entero.
Srts movimientos dentro de fronteras
habían sido esporádicos, pero potorlos:
perturbaciones de reupiopes políticas, con
derramamento de sangre, obra de ese
partido: divulgación v propagandas es­
critas v habladas, no predicando una
ideología distinta. — nne todas ellas de­
ben ser tuteladas dentro d“ nuestro am­
biente de libertad. — ppro destinadas a
destruir fundamentalmente las bases de
nuestra organización política, organiza­
ción de que todos somos solidarlos
(■Interrupción del señor Representante
Troitiño).
— Ese estado ambiente creaba va una
reacción de la opinión pública, v no digo
de las autoridades nue tienen por misión
imperativa mantener el orden para que
todos nocen dp sus derechos v reine en­
tre todos esa libertad. E*a conmoción re­
percutía en toda* la» cann = sociales en
todos spñor Presidente, aún en las ma­
sas obreras norone es notorio une no to­
das ellas acompañan »n esa idenloefa. —
v más nne en la Ideología en su táctica
extraviada de desorden v de violencia.—
al Partido Comunista
El régimen institucional, decía es pa­
ra nosotros nn tesoro
No °n balde el nafs dorante mochísi­
mos años, ba labrado paso a naso en su
marcha progresista, la conquista de los
adelantos de que tanto hoy nos precia­ La verdad verdadera es esta: el pare­ De esas tres medidas extraordinarias,
mos! Podemos asegurar, sin vanos alar­ cer de la Agrupación Colorada de Gobier­ una era la de la prisión del señor Nepo-
des, que esas instituciones no son la obra no Nacional es favorable a las medidas muceno Saravia. en que la Agrupación de­
de ningún partido: son el fruto maduro y extraordinarias adoptadas por el Poder cía: “ Da parecer favorable a la prisión
sano del conjunto de la opinión nacional, Ejecutivo. . . del señor Nepomuceno Saravia” .
que ha puesto en la labor sus ideas, sus (Interrupción del señor Representante (Interrupciones) .
esfuerzos, su trabajo y hasta su sangre. Batlle Berres). . — La otra era la prohibición de la ma­
Gozamos de verdadera libertad demo­ — . . . la aprehensión del señor Nppo- nifestación el día del paro. También dió
crática. Bueno es que vengan a traer al muceno Saravia, la prohibición de hacer parecer favorable.
espíritu esa inquietud indispensable, to­ una conferencia y la de intervenir el Co­ La otra era la de la intervención del
das las tendencias y todos los principios, rreo para que no pasasen ciertos teleera- Telégrafo y creo que por olvido no inclu­
haciéndolos predominar y valer en el am­ yó la de la radiodifusión.
ílnterrupciones). (Interrupciones) .
biente sereno de lq opinión y por la via
racional de su electorado. Nosotros no —Eso es lo que se ha publicado y| eso — Quere decir, señor Presidente, que el
hemos desdeñado ese camino y hemos la­ es lo que yo sé que en la AgruipacióB de Pode- Elooutivo, cuenta para este caso
brado, paso a paso, nuestra marcha, tar­ Gobierno se votó. con la opinión, con el parecer favorable
día, pero que consideramos segura, hacia (Interrupciones. — Suena la campana d" la Agrupación Colorada de Gobierno
uln porvenir mejor. Pero dentro de esta de ordenl. Nacional, hecho tanto más importante
organización institucional, y por lo mis­ Señor Batlle Berres — ¿Me permite? cuando ese parecer no le fué ned'do. Lo
mo que queremos conservarla, no es po­ S-ñir Secco Illa — Si, señor. que quiere decir que la Agrupación de
sible admitir propagandas y tácticas Señor Batlle Berres — Yo, en realidad, Gobierno se ha de sentir solidarizada con
anárquicas que destruyen la armonía, me veo en la necesidad, — no por de­ el Gobierno en cuanto a la naturaleza de
que destruyen la seguridad y que destru­ fender a la bancada, porque en el caso las medidas adoptadas.
yen totalmente el patrimonio común. no asumo nada más que mi responnabi- (interrupciones de los señores Repre-
Si algo, pues, podría decírsele al Po­ lidad como Representante batllista, — de ■'-ntantes Guichón y Fruaoni) .
der Ejecutivo, es que ha sido tardo en decirle al señor Ministro que está equi­ — Se solidarizaba, señor Presidente,
la aplicación de todas esas medidas indis­ vocado. I con la naturaleza de las med'das adopta­
pensables: y en gran parte, es porque ha En la bancada batllista se plantearon das al decir que su parecer era favorable
respondido a una propaganda si no con­ dos asuntos diferentes- uno. la actitud a ellas, porque yo no ruedo admitir que
fundida paralela que de largos años atrás de la Presidencia de la República |con bnv> falta de solidaridad cuando se de­
hace el partido que él representa y que respecto a la reunión de esos pollticios y clara una persona a favor de determina­
no ha hecho otra cosa que desorganizar todos los demás actos que, a ju icii de dos actos.
el país. muchos señores Diputados batllista* no (Interrupciones) .
(Apoyados. — No apoyados. — Inte­ respondían en su totalidad a un ambien­ — La solidaridad que le negaba la
rrupciones de los señores Representantes te. como decía el Poder Ejecutivo |que Agrupación al Poder Eiecutivo era sobre
Arena y Fusco). existía, de peligro comunista: después, el dos puntos totalmente distintos a las me­
— Pero ese partido que ha pretendido Poder Ejecutivo adoptó determinadas didas extraordinarias llevadas a cabo al
a.mparo de un artículo constitucional. La
ser el portaestandarte de las libertades, medidas para defenderse de esa situa­
falta de solidaridad con el Poder Ejecu­
con motivo de esta interpelación se ha ción. que algunos Diputados batlmstas
tivo estaba: primero, en la reunión cele­
puesto en transparencia, porque, con la dicen que ha podido ser creada por la brada en el Ministerio del Interior: y.
autoridad en srs manos, con el poder en imaginación del Poder Ejecutivo, y| eso segundo, en el concepto del Poder Eje­
sus manos, en cuanto se ha aplicado el es otra cosa cutivo sobre la entidad del peligro exis­
escalpelo para estudiar la aplicación de A mí me parece que el Poder EÉecu tente-
ese don de autoridad ♦rente al concepto tivo estaba en su derecho y hacía bien (Interrupciones) .
de las libertades comunes es de la pro­ en suspender una manifestación en e día
pia bancada a que pertenecen esos miem­ de paro general: pero yo creía que e Po­ — Pero ninguno de esos dos puntos, ni
bros del Gobierno, que ha salido el más der Ejecutivo había hecho mal en i dop la reunión del Ministerio del Interior, ni
profundo anatema. tar las medidas que adoptó, que fueron la opinión del Presidente sobre la entidad
(Aplausos en la barra). de los sucesos es algo que tenga que ver
las que trajeron después, más tarde, la
con las medidas extraordinarias, que es
Señor Presidente — La barra no puede huelga general. un hecho completamente aparte de esos
hacer manifestaciones. De manera que. en rea!1dad. sabe el otros.
Señor Ratlle Berros — ¿Me permite? señor Ministro que no cuenta con la apro­ Esos otros no tienen nada que ver con
Señor Secco Illa — Sí, señor. bación de la bancada batllista. por lo la Constitución. Uno, es un acto personal
Señor Batlle Borres — El señor Dipu­ menos en su totalidad — tendrá la de o político del Presidente de la República:
tado habla en este instante de la acción algunos Diputados — en cuanto a la exis­ pero no es un acto de gobierno: y el otro,
tencia del peligro comunista, por lo que es una cuestión subjetiva, de pensamien­
de la bancada. En realidad, vo debo de­
respecta al movimiento inicial de crear, to. de opinión, de concepto que no tie­
cir que no toda la bancada ha acompa­
en verdad, un estado inconveniente en el ne nada que ver con la Constitución.
ñado la gestión gubernamental, en este
país. que. afortunadamente, no tuvo ma­
instante realizada por la Pr'sidenria de yores proporciones, porque la seriedad Lo que tiene oue ver con la Constitu­
la República. Y muchos Representantes que no tuvo el Poder Ejecutivo la tuvo ción son las medidas extraordinarias: la
de la bancada batllista, por las mismas el pueblo, que sintió que el temor del Po­ priVón qo Nepomuceno Paravia. la inter­
palabras preámbulo que pr munció el se­ der Ejecutivo no era un temor just fica- vención del Correo. la prohibición
ñor Diputado Secco Illa, que d ijo: “ A do, que también ha sido criticado por de las manifestaciones y la inter­
riesgo de parecer muy ?onservador, y muchos Diputados de la bancada. vención de las estaciones de radio, las
hasta reaccionario, yo me pongo a defen­ únicas cuatro medidas que se adoptaron
Nada más. , haciendo uso de las facultades acordadas
der al Poder Eecutivo” , nornue han vis­
to, aquí sí, una actitud conservadora y Señor Ministro dol Interior — Feliz­ por la Constitución para casos de conmo­
reaccionaria, — como la ve el más reac­ mente para todos, y especialmente Ipara ción interior de esas cuatro medidas, en
el partido, la opinión de éste en lo < ac­ tres de ellas, hay la declaración expresa
cionario y conservador de loe legisladores
tos de gobierno, se expresa concretamen­ del parecer favorable de la Agrupación
1rósenles, — no han acompañado al Po­
der Ejecutivo. te por los pareceres de la Agrupación Co­ Colorada de Gobierno.
lorada dp Gobierno Nacional. Pero, señor Presidente, aunque así no
De manera que le pediría que, por lo Esta Agrupación se reunió v después hubiera sido, aunque el parecer de la
menos, no incluyera a toda la bancada de tratar otras cuestiones en que yn in- Agrupación Colorada de Gobierno Nacio­
en la aceptación o aprobación de lo que fpr-rir". "'dacionadas con estos asuntos, nal - - consultada previamente o dado
el Poder Ejecutivo ha realizado. pero no con las medidas extraordinaria previamente al acto qe nob'erno hu­
(Aplanaos en la barra). d“ l Poder Ejecutivo — vo me retifé de biera sido contrario a Qsas medidas, el
Señor Ministro del Interior— ¿Me per­ sala, porque no deseaba presenciar en el Presidente de la República y su Ministro
mite? seno de la Agrupación la discusión refe­ del Inferior las habrían adoptado. . .
Señor Seeco Illa — Sí, señor. rente al narecer que se debiera dar >obre tiM uy bien! — Aplausos en la Ba­
Señor Ministro del Interior — Yo creo las medidas extraordinarias — al día si­ rra) .
guiente vi publicado en la nrpnsa. con Ie­ — . . porque en nuestro partido, señor
qne hay una doble confusión.
rras muv claras el narpeer favorable de Presidente, hay un régimen do l'hertad.
El señor Diputado Batlle Berres enten­ 'a Agrnnac'ón con respecto a trps de las
No ostamns somet!dos a ninguna aeruna-
dió que el señor Diputado Secco Illa sos- cuatro medidas oue se habían adoptado
c’ én a ninguna familia a ningún hombre,
tenia que la bancada batllista apoyaba Señor Batlle Borros — ;.Me permite? a ningún cfrenin' s P riela a cada uno la
las medidas extraordinarias del Poder Soñor Presidente — Suhint°rrupriones iih°rtad de obrar
Ejecutivo, y el señor Diputado Secco Illa ee pueden concederse !P * »r M'nistro. fAnlausos on la Rarral
dijo lo contrario: "Que de la bancada Soñor Ministro dol Interior — Enton­ — Y los hombres rea’ mente penetra­
batllista partían las voces de oposición” . ces. continúo. dos del espíritu de libertad y de altura
 que se debe tener dentro de nuestro par­ den; y si los Representantes populares, entre los poderes existe una verdadera
tido, procederán siempre asi. como nosotros lo somos, debemos acudir interiudependencia, cosa demasiado vie­
aqui movidos desde lo más íntimo de
Nuestra Carta Orgánica establece la po­ nuestro ser por un profundo amor a la ja y conocida. Este Poder Legislativo,
sibilidad de la discrepancia y de la des­ 1 bertad, no habremos de cultivar ese donde está la verdadera soberanía del
atención de los pareceres de la Agrupa­ culto sino armónicamente con el orden pueblo, yo entiendo que debe decir cuál
ción. En ningún caso se obliga; no exis­ general. Y la bancada de la Un'én Cí­ es su posición frente a los problemas de
actualidad.
te el mandato imperativo. Y en este caso, vica será siempre un aliado modesto, pe­
señor Presidente, el doctor Terra, como ro sincero, del orden general, despre- Ahora, ha dicho el señor Diputado
yo, entendíamos que no estábamos al ser­ iando menudas e inferiores preocupa­ Secco Illa; queda el camino del juicio
vicio del partido, sino al servicio del ciones politiqueras. político, ya previsto para someter a jui­
país. cio de responsabilidad a los Jueces y en
(Aplausos en la barra). El orden lo podemos asegurar todos general a los miembros de la Alta Corte
Señor Presidente — Previamente de­ con lo que está en nuestras manos, que. de Justicia. Yo digo, señar Presidente,
bo advertirle a la Cámara que ha termi­ es el mejoiamiento progresivo de nuesJ que no tengo ningún inconveniente en ir
nado la media hora que t’ ene. reglamen­ tro régimen legal. Muchos de estos he­ a cualquiera de esos caminos. No tengo
tariamente, el doctor Secco Illa para ha­ chos, señor Presidente, se producen y ningún inconveniente en adoptar cual­
cer uso de la palabra. ocurren por la orfandad de nuestras le- quiera de esas medidas si se ponen en
y.s sociales; orfandad cuya responsabi- discusión; pero digo también que, al
Señor De Muía — Hago moción para 1 recae, no sobre los partidos nue­ menos, la Cámara puede decir en este
que se le conceda otra media hora. vos que venimos al Parlamento, sino so-
Señor Presidente — Se va a votar la ore los viejos partido-s y, especialmente, momento cuál es su opinión sobre actos
moción del señor Diputado De Mala. que son absolutamente violatorios de la
los de Gobierno, que habiendo usufruc­ Constitución y de la ley.
(Se vota. — Afirmativa. — Unanimi­ to durante muchos lustros el omní­
dad) . modo poder, nos han dejado todavía ese Señor Macció — Pido la palabra.
Señor Batlle Berros — ¿Me permite’ lote de desheredaciones. Señor Presidente — Tiene la palabra
Señor Secco Illa — Si. señor. (Interrupciones). el señor Diputado.
Señor Batlle Borres — Era mi resolu­ — No tenemos una ley que reglamente | Señor Maceió — Yo no pensaba decir
ción, señor Presidente, no hablar en es­ y legisle los sindicatos, sean profesiona- ni una palabra en esta cuestión; pero el
ta interpelación, puesto que ya la Agru- ’ es, sean obreros. Dentro de nuestro am­ señor Diputado Secco Illa nos ha tirado
pac’ ón de Gobierno había tomado todas biente de libertad es notoria la falta de de la lengua y me parece que no pode­
las medidas necesarias para resolver el legislación, que es huérfana. Existen sin­ mos quedarnos callados.
problema; pero visto que el camino del dicatos con vida real y eficiencia en los Decía el señor Diputado Secco Illa que
debate a veces puede llevar a involucrar movimientos sociales, que están al mar­ en nuestra bancada hfbía muchos con­
a todo el batllismo en los actos del Po­ gen de la legislación, porque tienen fi­ servadores como él. porque él juzga eso,
der Ejecutivo, me ha obligado a mi a nes profundamente ilícitos. probablemente, de acuerdo con el pa­
hacer uso de la palabra y, por lo menos,
defenderme personalmente, diciendo: No tenemos una legislación de huel­ recido que hay en algunas actitudes en
esta cuestión. Pero yo quiero deslindar
“ No: yo no estoy de acuerdo con el Poder ga, ese derecho reconocido en todas par­ mi posición par? que no se me confun­
Eípcutivo” . Creo que si estas declarado tes del mundo a las clases populares pa­
da con los conservadores que pudiera
nes se h’ cieran generales en la bancada ra reconqu’ star por la iniciativa de su haber dentro de mi bancada.
batllista serian muchas las voces que, co­ dignidad personal el mejoramiento tar­
mo la mía, se levantaran en este instan­ día que las leyes le niegan. No está re­ Yo asistí a la reunión de la agrupa­
te; pero, si, debo dejar, para terminar conocido entre nosotros, y de ahí que, ción de gobierno en que empezó a con­
en muy pocas palabras, aclarado esto: hoy, sea el poder quien aliente y esti­ siderarse el problema de esa interpela­
el Podo- Ejecutivo creó un fantasma: se mule las huelgas con su propaganda, ción que hizo la agrupación al Ministro
movió dentro de él: se movió constitu- cuando no con su cooperación, y maña­ doctor Ghigliani. En verdad, las explica­
c’ onalmente. La bancada tuvo que dar na, con los caprichos variantes de los ciones del doctor Ghíglian’ fueron un
su opinión sobre los actos constituciona­ hombres, sea el que los sofoque y los poco trannuilizadorss. Tentamos un es­
les consultados en Asamblea. En alem- oprima, aún en medio d? represiones san­ pirito bastante hostil rntes de conocer­
nos, como la prisión del señor Nepomu- grientas. Es la ley. señor Presidente, la las: i t o como es necesario ir separando
ceno Raravia y la suspens!ón del acto de única que puede correg’ r todos esos va­ los hechos con tiempo para ver a dónde
ic manifestación en el día de huelga, tu­ cíos que encontramos en el camino. Y se liega, voy a hacer eso mismo, pero
vo casi unanimidad. Yo, desde luego, es­ por eso, no es en vanas interpelaciones sucintamente para no alargar mi dis­
taba de acuerdo con el Poder Ejecuti­ en que hemos, por lo menos de nuestra en rso.
vo. En otros, no: pero me atreverla a voluntad, de malgastar nuestro t’ empo, En el asunto de la prisión de Nepo-
decir que tuvo también casi la unan’ mi- sino con nuestra coopera-c’ ón patriótica mureno Sarav’ a yo estuve conforme con
dad en contra en cuanto a la creación °n ’ odo lo que es posible y eficaz al me­ la resolución que se tomaba, porque ha-
dd fantasma. joramiento progresivo de nuestras insti­
tuciones. b’ endo estado en Rivera hace pocos dfrs,
Por otra parte, debo decir, también, Tío terminado. dfas anteriores a los hechos sucedidos,
que es cierto que la Agrupación no da tuve ocasión de oír de mucha gente pa­
nada más que pareceres. Es c’ erto que Señor Grnuert — Pido la palabra.
el Poder Elecutivo. en manos batllistas. S'*ñor Presidente — Tiene la palabra labras alarm’ stas: “ Re nos viene una re­
volución: Nepomuceno Rarsvia va a ha­
pudo atender o no esos pareceres. Yo el señor Diputado.
no vengo a criticar aqui que los haya Señor Oranert — He de ser muy bre­ cer una revolución” . A tal punto que
tuve interés en ver si podía hablar con
atend’ do o no. Vengo fundamentalmente ve y sólo tengo como fin el hacer uso de este señor, como periodista, para trans­
a decir: “ Yo no me hago responsable de la palabra el deslindar mi posición. De­ mitir luego las impresiones que recibie­
la actitud del Poder Ejecutivo, porque bo declarar en primer término que el ra. La premura del tiempo no me per­
creo que ha estado equ’vocado” . señor Diputado católico ha reflejado en
mitió entrev’ starlo pero saii de sllá con
Además, creo también que hubiera si­ este momento el espíritu que siempre la imnresión de que al poco t’ °mno ten­
do más conveniente que primero plan­ ha dominado a esa religión. Su conser­
dríamos una asonada .-n el Departamen­
teara el problema en la Agrupación de vadurismo. su reaccionarismo, han sido to de Rivera. Vine a Montevideo v con
Gobierno, porque si todos los part'dos puestos de manifiesto. En realidad, no algunas pprsonas con quienes hablé co­
quieren defender a la República, ningu­ he hecho más que decir: soy católico. menté este hecho que era corriente y
no lo va a hacer con la idealidad con (Interrupciones).
familiar en Rivera.. De manera qup la
que la quiere defender el batllismo. — Lo que puedo afirmar, también, es prisión de este señor ni me alarmó ni
(¡M u y bien! — Aplausos en la barra). lo siguiente: se ha hablado del efecto mp sorprendió. Era un hecho que casi
— Es lo que tenia que decir. moral de un voto de censura, y yo pre­ estaba nroduciéndose. v el Poder Ejecu­
Señor Seoeo Illa — Continúo, señor gunto si es moral o es inmoral que, sa­ tivo no hizo nade más nue tranquilizar
r>-o<Hópnt.e. biendo que se han violado la Constitu­ al pafs al reducir a prisión a un pre­
Las interesantes y jugosas interrup­ ción y la ley, la Cámara se quede cru­ sunto montonero.
ciones de que ha sido objeto m' discur­ zada de brazos. Pero ahora vienen los otros hechos de
so, me alivian del escrúpulo de haber (Interrupciones). carácter social, no ve politicos como el
podido parecer ante los sectores de la — Yo entiendo, señor Presidente, que acto so la pr’ sión de Nepomuceno. los
opin'ón, demasiado conservador y hasta la Cámara puede perfectamente enviar qup se refieren al comunismo nuestro.
reaccionario, porque es preciso conven’ ” esos mensajes de censura, porque la Cá­ Re dictaron tres resoluciones: una. era
que si esta inculpación cayera sobre nos- mara debe decir a esos Poderes que han la intervención de las radios: otra la
o'ros. estaría solidariamente comnart'da. procedido mal. intervención del telégrafo, v la tercera
por lo menos, por una parte de la ban­ Se ha dicho también, no ya por parte 1? susnensióo d“ esa man’ fest.ación du­
cada batllista. del Diputado católico, sino por parte de rante la huelga general.
(in terru p cion es). otros señores Diputados, que los pode­ Yo creo ene el Ministro estuvo bien
— Repito que el concepto fundamental, res son absolutamente independientes, y cuando proh’ hió una manifestación en
para nosotros, de toda sociedad bien or­ esas palsbras, “ absolutamente indepen­ un dfa de huelga general, porque hay
ganizada, es la libertad dentro del or- | dientes", están mal empleadas, porque una razón que convence v tranquiliza y
nos hace aparecer como previsores. En mente argentino a las 12 de la noche, a para que la Cámara pase a un intermedio
un día de elecciones, como decía el Mi­ la salida del Teatro Colón. i por treinta minutos.
nistro, no se permiten reuniones ni con­ Yo, señor Presidente, que he aqtuado Señor Ministro del Interior — ¿Me per­
ferencias, precisamente para asegurar el ■ran e muchos años en las filas obre­ mite? . . .
orden que se presume que pueda alterar­ ras, que conozco cómo se procede |y có­ ¿Habría inconveniente en que se pasa­
se dado el momento psicológico en que mo se lucha contra los trabajadores, que ra a intermedio después de agotado el
se encuentran las personas, que se ex­ sé que siempre llevan la peor par e las debate? Porque, según tengo entendido,
plica fácilmente por l?s ideas que se van personas que tienen alguna idea avan­ se pasa a intermedio para adoptar acti­
a resolver en las urnas. zada, que son casi siempre víctimas de tudes algunas bancadas respecto a la vo ­
Pero yo pregunto: ¿la huelga gene­ tu pe'secusión de la policía y dei Go- tación.
ral es un efecto o es una causa? Porque blorno,— si bien tengo la seguridad que Señor Batlle Berres — Estaría bien,
si la huelga general fuera una causa, me dan los hombres de este Gobierno,— señor Presidente, lo que pide el señor Mi­
independiente, estaría mal que los co­ no puedo tener confianza en que los hom­ nistro: que se agote el debate para des­
munistas provocaran una huelga; no ten­ bres que vengan después de los nues­ pués iniciar la votación de las mociones.
drían fundamento. Pero para mí la huel­ tros, puedan darme esa seguridad. Ac­ Señor Haedo (don Eduardo Víctor) —
ga general no es más que un efecto pro­ tualmente es una seguridad personal, Pero pueden provocar debate las nuevas
ducido por hechos anteriores. ¿Cuáles pero no es definitiva. mociones que se presenten.
son esos hechos anteriores? Los allana­ En cuanto al sistema que quiere im­ Señor Batlle Berres — A mí me inte­
mientos de locales y de viviendas de los plantarnos el señor Diputado Secco Illa, resa, señor Presidente, que se cierre el
comunistas, el cierre de “ Justicia1’ , la que quiere una ley represiva que asegu­ debate, si se quiere, o se continúe hasta
persecución judicial que se hizo a de- re el orden, por una tendencia excesiva cerrarlo con respecto a la interpelación,
termin. das personas, porque se las sos­ no vaya a resultar que quiera llevarnos porque yo sé lo que pasa. En cuanto los
pechaba embanderadas en una presunta a un exceso de orden — como deaía el Diputados tienen, diríamos, un alce, en
revolución que habría de estallar. io t-or Arena — exceso de orden a estilo cuando una interpelación se deja de un
Yo, francamente, no puedo acompañar u=:olini, de un orden tal en el cual no día para otro, al siguiente, reproducién­
ai Poder Ejecutivo en esta forma de sa puedan comentar los hechos de Go­ dose casi lo mismo que el día anterior,
despertar la alarma de la población, y bierno, ni discutirlos. volvemos a tener cuatro o cinco horas de
creo que el Ministro ha exagerado su (Interrupc’ón del señor Represer tante sesión. De manera que me parece que
celo legalista — porque hay que reco­ Secco Illa ). hay que agotar el debate. Si a'guien tie­
nocer que el señor Ministro es una per­ — Es necesario, señor Presidente, no ne que hablar, que hable. Después hare­
sona de una altura moral tal que no se exagerar el concepto de la legalidad. En mos el intermedio sólo para volver a Cá­
puede desconfiar de su actuación — pe­ Argent'na, la ley de Residenc a es mara a votar las mociones que se pre­
ro creo que se ha exag' .'ado la nota le­ una ley que deben cumplir todos lo i ciu­ senten, las que están presentadas o las
galista dando la impresión de que está­ dadanos; pero es una ley de carácter so­ que se vayan a presentar, pero no para
bamos en un momento extraordinario de cial; es un verdadero fenómeno de retro- hablar sobre la interpelación en sí.
conmoción interior, cuafldo en realidad, gradación; una ley que entrega a lia po- (Interrupciones) .
se trataba de medidas precaucionales. lic'a la facultad de censurar, de castigar, Señor Presidente — Se va a votar la
La intervención del Telégrafo Nacio­ Je desterrar, de enterrar y de soterrar. moción del señor Diputado Navarro.
nal, debida a una sospecha de la exis- ( Aplausos en la barra. — Interrupción (Murmullos e interrupciones) .
tenc'a de telegramas delictuosos, no es del señor Representante Frugoni). — -¿Quiere concretar su moción el se­
en realidad más que un exceso de celo. — Decía, señor Presidente, que l i ley ñor Diputado?
Yo creo que el Director de Correos en no puede ser un arma para castigs.r, ni Señor Navarro — Para que la Cámara
otras ocas'ones ha conocido el texto de para vejar, ni para ofender, ni para se­ pase a un intermedio por veinte m’ nu-
algunos telegramas; se habrá enterado, parar a los ciudadanos. El Parlamento tos.
habrá analizado, habrá fiscalizado y ha­ tiene un medio fundamental para orga­ (Interrupciones) .
brá ido a la fuente de donde venían, an­ nizar la sociedad, que es la ley. Pero
tes de despertar la alarma,— cosa que se cuando una ley concita contra sí lap an­ Señor Rospide — ¿Me permite?
pudo hacer en este momento. Pero él se tipatías de las clases productoras; fcuan- Yo pregunto a la Mesa si podemos se­
roraistió; y el Ministro, con su exceso do una ley no es rapaz de ser aplaüdí-da sionar en el día de mañana, citando ex­
de legalidad, quiso quitarle la responsa- por la gente que produce y sufre, Jeuan- presamente para votar.
h ''dad al D'rector de Correos y traerla do una ley no es capaz de relacionar a (No apoyados) .
sobre su persona, porque estaba seguro los hombres antes de lanzarnos unos con­ — Deseo que me conteste la Mesa.
de que su gesto habría de ser compren­ tra otros; cuando una ley no es dp ese Señor Presidente — Si la Cámara así
dido luego por la opinión pública. Pero carácter, es mala, aunque sea ley, y, aun­ lo resuelve, hay quórum máximo.
la alarma que produjo este hecho, fué que el Código la haya incluido. Y]o he Señor Batlle Rerres— Yo vuelvo a de­
tal que se dijo: “ Cuando se interviene el hablado durante muchos años contra la cir que es un error. Sesionar mañana es
Telégrafo por un hecho de esta clase, ley de Residencia argentina y las lleyes volver a tener cuatro horas más de se­
probablemente los sucesos que están por de defensa social y ahora veo que en sión.
venir son terribles y tremendos’ ’. Yo no nuestro ambiente. . I (A poyados).
sé qué pensar del hecho, pero he leído (Diálogo entre los señores Represen­ — Si ayer hnb;éramos tenido la pru­
algunos telegramas que venían del exte­ tantes Secco Illa y Macció). dencia de continuar el debate, a las diez
rior en que los diarios de Buenos Aires habríamos terminado.
— no sé si alguno brasileño— comentaban — Con permiso de la Mesa me voy a
Señor Rospide — Permítame.
que había estallado una seria revolución dirigir personalmente a un Diputado. Yo
comunista en el Uruguay. Claro que es digo, doctor Secco Illa, que usted ¿uede La bancada nacionalista probablemen­
la novelería de los repórteres, la nove­ ser muy bueno como persona, hasta te­ te no se ponga de acuerdo en media ho­
lería de los agentes de las empresas pe­ ner un corazón que lagrimee; puedel has­ ra. ¿Es posible que estemos aquí hasta
riodísticas; pero para mí, señor Presi­ ta tener eso, pero eso no tiene nadé que 1as 20 v 30 haciéndolos esperar? ¿No es
dente, todo esto tiene una infuencia “ a ver con las ideas que profesa, y puede mejor citar a la Cámara para el día oe
posteriori” muy grande. Ya los conser­ ser que el doctor Secco Illa, para defen­ mañana para votar las mociones? Me
vadores se andan moviendo alrededor de der ese orden que tanto lo entusiasma parece que esto es lo práctico, y haeo mo­
toda esta ebullición y quieren convencer­ y que tanto quiere conservar, sea papaz ción en ese sentido: para que la Cámara
nos de que es necesario adoptar medidas en cualquier momento de fabricar una haga un intermedio hasta mañana a las
terribles. nueva barca “ Puig” para mandar a! exi­ 17 y 30
lio en vez de criollos políticos, ru$c|s in­ Señor Ministro del Interior — Lo que
Yo vivía en Buenos Aíres durante deseables.
aquella semana roja terrible que termi­ yo deseo saber, señor Presidente, es si
(Interrupciones). mi presencia es necesaria en lo sucesivo.
nó más tarde con la muerte de Falcóri.
Yo cé lo que opinaba la prensa de aque­ Señor Presidente — La Mesa rué ;a al La Cámara puede declarar cerrado el dp-
lla época: lo que decían los conservado­ señor Diputado Macció que se dir ja a bate en cuanto al pedido de explicacio­
res de todos los partidos argentinos: la Pres’ dencia. nes al Ministro. El Ministro no tiene na­
“ hay necesidad de reprimir los movi­ Señor Macció — Yo, señor Presidente, da que ver en la discusión de la Cámara
mientos obreros; los anarquistas nos go- digo que creo que la ley puede ser un con respecto a la resolución que va a
birrnan y nos mandan; estamos tirani­ ’ nytrumsnto de paz y de bien, cuan lo la adoptar: pero, entonces, yo podría reti­
zados por la clase obrera” . Y todo, ¿por ley es sabia e inteligente; pero erando rarme de sala y no concurrir más. De
qué? Porque habiendo estallado más de una ley es represiva de las altiveces, ¿man­ manera que si la Cámara declarara ce­
una huelga, como la huelga de cigarre­ do una ley es represiva del pensamiento, rrado el debate en cuanto a las explica­
ros. las Federac'ones imponían a los pa­ cuando es represiva de los derechos— y ciones que pide al Ministro. quedaría
trones una contribución para poder le­ aunque sea ley puede ser inconstituco- subsistente la discusión v la votación de
vantar el boycot que les hacia un daño nal— yo, señor Presidente, d'go qu¿ me las proposiciones hechas o a hacerse.
terrible y eso lo tomaban como una in- volveré contra la ley y tendré hasta el Señor Presidente — ¿El señor Diputa­
fluen"ia desastrosa en contra de los bur­ ñor Diputado aBtlle Berres, para <Juien do Rospide está de acuerdo con lo que
gueses; y terminó toda aquella campaña los vientos. acaba de manifestar p 1 señor Ministro en
conservadora ’ on la terrible ley dQ Re- Señor Presidente — Hay una mbción el sentido de que la Cámara declare ter­
s’ -’ encia. una ley votada por el Parla­ formulada por el señor Diputado Navarro minado el debate respecto de la Ínter-
 pelacióa y pase a un intermedio hasta ma­ ciones que dar. Desde ese momento, que ! Diputado Grauert y la que nosotros pre-
ñana a las 17 horas a objeto de votar las K.S cuando la Cámara da por terminado ¡ sentemos.
mociones que se hayan presentado o pre­ ei asunto, ésta se aboca a interpretar su ( Interrupciones).
sentaren? estado de espíritu por medio de la apro­ Señor Batlle Berres — Pido la pala­
Señor Rospide — Yo creo que desde que bación de la moción. De manera que son bra.
los señores interpelantes han agotado el dos instantes completamente distintos: Señor Presidente — Tiene la palabra
debate con respecto a la interpelación, el el uno, la discusión sobre los hechos; el el señor D putado.
señor Ministro no tiene porqué venir cuan­ otro, la opinión de la Cámara sobre los Señor Batlle Berres — Creo que es un
do se vayan a votar las mociones. hechos. Así que muy bien podemos nos­ error el del señor Diputado. Me parece
Señor Arena — Pido la palabra. otros decir que terminó la interpelación: que el mayor error en que podría caer
Señor Presidente — Tiene la palaDra no hay más nada que preguntar, no hav la Cámara, es que así que se inicie el
el señor Diputado. más nada que responder ahora vamos momento de votar las distintas mocio­
Señor Arena — Señor Presidente: es­ a opinar sobre lo que preguntamos y lo nes, se aprovechen ella3 para reabrir el
te asunto está prácticamente terminado, que oímos. Por eso son dos instantes debate.
ya no hay nada más que agregar. Lo completamente distintos. Hay que admitir que la votación de
que hay que resolver es lo único que es­ la3 mociones debe hacerse por si o por
Señor Fusco — Terminada la inte­ no, porque las mociones en si no repre­
tá en tela de juicio: cómo se vota la mo­
rrupción que había concedido, continúo, sentan smo la opinión de cada Diputado
ción Grauert. señor Presidente, y continúo sacando ar­
(Interrupciones. 0 de la bancada que las ha hecho sobre
gumento de la interrupción para demos­ toda la interpelación realizada.
Señor Rospide — Es que vamos a ha­ trar la sinrazón de quien la hizo y la
cer otra moción. P ot eso pido que se pa­ En cuanto a lo que dice el doctor Fus­
razón que me asiste en este caso: por­ co, no tiene razón por esto: ¿cuáles son
se a un intermedio hasta mañana. que si tuvieran razón los que, como el
Señor Arena — Podemos cerrar el de­ las razones de esta prolongación de la
seño- Diputado Batlle Berres y el doctor 1 s usión en la Cámara a propósito del
bate en cuanto a la interpelación y ve- Arena y el doctor Ghigliani. sostienen discurso del señor Diputado católico?
qué se hace con las mociones que se pre­ que se puede establecer una separación Dos: una, una cuestión de principio que
senten, lo cual puede resolverse esta no­ entre dos momentos distintos, resultarla
che mismo, cuando termine el interme­ ya es vieja en la Cámara: si la Cámara
que ahora estaríamos ya dentro del se­ puede o no dar votos de censura. Esto
dio. gundo momento, porque ahora estamos va a estar se cierre el debate o no. La
(Apoyados). 'i'-cufiando la moción del señor D'puta- segunda, una discusión respecto a la po­
Señor Fusco — Pido la palabra. do Grauert. y sobre la moción del Dipu­ sición política de las bancadas, en la que
Señor Presidente — Tiene la palabra tado Grauert. es que ha hablado el se­ nada tiene que ver tampoco la interpe­
el señor Diputado. ñor D'putadn Secco Illa, ; , sin embargo, lación en sí. De manera que se prueba
Señor Fnsco — Yo nc puedo compren­ ¿qué pasó con el discurso del seño- Di­ que las mociones que se presenten no
der. señor Presidente. -— acaso, pornus putado Serró Tila? Que tuvo que inter­ van a remover todo el debate, sino que,
mi espíritu no dé para ello y entonces venir el Ministro y que seguimos en el presentadas, cada uno opinará sobre
pediría los auxilios quo puedan hacérme­ centro del asunto, como seguiremos en ellas según sea la opinión hecha respec­
lo comprender — cómo puede establecer­ ’ ""unto en la discusión de to a la interpelación ya producida.
se una diferencia tan radical entre la - ulqu’ era de las mociones presentadas. (M urm ullos).
interpelación v las mociones provocadas Vo Insisto en decir que lo nue esta­ Señor Presidente — Se va a votar la
por la misma interpelación, como para mos discutiendo ahora, es la moc’ ón del moción del señor Diputado Navarro pa­
proponer que se dé por cerrado el de­ señor Di-utado Grauert. A ls moción del ra que la Cámara pase a un intermedio
bate acerca de la interpelación v siga seño- Diputado Grauert se concretó el de veinte minutos.
acerca de las mociones. señor D'pntado Serró Illa: a la moción (Se vota. — Afirm ativa: setenta en
•'"i señor Diputado Grauert o a cualquier setenta y tre s ).
Si las mociones son la consecuencia — La Cámara pasa a intermedio.
otra -us venga después, se concretarán
de la interpelación. =on una misma cosa, lo* Diputados nue hahiop a favor o en
son el resultado natural de la interpela­ (A sí se efectúa a las 20 horas y 3 mi­
"pu*-o. v 'ru é re-nlta-áa Gua un todos nutos. — Vueltos a Sala a las 20 horas
ción. tienen que ajustarse a la interpe­ dis'ursos qqe so pronuncien, sean -o-
lación! y 55 minutos, el señor Presidente d!c e):
ros o sean -s ■chos. on"dp nasa-— y -e- — Continúa la sesión.
Soñor Ministro del Interior— ¿Me per­ cesariarpout.- doho nn=ar ñor lq natura­
mite? . . . Señor Arrillnga Safons — Se podría
leza de este asunto— lo m’ smo nue pasó dar cuenta de las mociones presentadas,
La diferencia es clarísima y la inte­ con el disc.ur-o del señor Diputado Soeco señor Presidente.
ligencia del señor Fusco la va a apreciar Tila. Señor Presidente — Léanse.
en seguida que se le advierta Esto es lo que dice, señor Pres'dente (Se le e ):
En la interpelación yo tongo la obli­ la lógica más elemental, lo que nos es­ (Moción del señor Representante
gación moral de estar aqui. no puedo tán mostrando los mismos hechos, este Grauert) : “ Para que la Cámara de Re­
ausentarme, tengo que escuchar todo 'o hecho sencillo v nimio que yo muestro- presentantes envfe mensajes a la Presi­
ore cp diga v debo responder a todo lo el de que ahora va deberíamos estar en dencia de la República y a la Alta Cor­
nue se me pregunte: en cambio en 'a el segundo momento si existiera la Po­ te de Justicia, censurando las arbitrare-
discusión de las mociones que se nresen- sibilidad de separar en momentos el des­ dados, absolutamente ilegales e incons­
tpn aquí no tengo nada que ver Ai con­ arrollo del debate, y. sin embargo, este titucionales. realizadas en estos últimos
trario. deseo vivamente no estar présen­ segundo momento versa sobre el mismo dias por los representantes de dichos Po­
lo noroue en esos momentos se va a tema sobre el que versó el Dr'mero. deres.”
determinar la actitud nue adoptará la He terminado.
(Moción del señor Representante Bat­
Cámara con respecto a las explicaciones Señor Trnitiño — Pido la palabra pa­ lle B e rre s): “ De las declaraciones del
cnp vo va he dado. ra una moción de orden. representante del Poder Ejecutivo no ro
S e ñ o r F u s c o — C on tinúo, señor P re -
Señor Presidente — Tiene la palabra sulta justificada la actitud de la Presi­
°i d e p te. v continúo no e n te n d ie n d o p o ­ dencia al adoptar medidas para repri­
cho c on sid e ro nue Iris m oc io n es f o r m a s
el señor Diputado.
mir un presunto movimiento comunista
cnonnn con la in ter p e la c ió n misma Señor Troitiño — Propongo que la tendiente a alterar el orden público” .
Seño- Ratlle Rorros — ¿Me permi Cámara vote la moción que se presentó
para que se dé un intermedio de media (Moción presentada por los señores
te? . . .
hora a la bancada nacionalista. Eso es Jorge Manuel Haedo y Juan Pedro Suá-
La cuestión es clara, señor Diputado
lo que nos habría hecho ganar tiempo. r e z ):
S e ñ o r F u s c o — V a m o s a v e r si ahora 1.0 La Cámara cons'dera que el Po­
'a e ntien do (Apovadosl
der Ejecutivo debe repr'mir normalmen­
Señor Ratlle Roimos — En una intpr- Señor Navarro — P'do la palabra. te, dentro de sus facultades, toda tenta­
ne'ae'ón el Poder Eiecutivc dice lo nue Señor Presidente — Tiene la palabra tiva de alteración del orden social.
entlppdp necesario v los Limitados n-e el señor Diputado. 2.0 Declara que las explicaciones del
cuntan lo nue entienden npcpsario pre­ Señor Navarro — Entiendo que es on- Ministro no justifi an la pris!ón del se­
guntar v sobre lo nue une nree-unta v pérfluo. que es inútil discutir si el dp- ñor Nepomuceno Saravia.
pi otro contesta, sohrp eso si so uniere bate está agotado o no. si hav que con­ 3.0 Respecto de las demás denunc'as
so hace un debate Cuando ha llorado el tinuar la interpelación o no La moción hechas en Cámara, aunque entiende nue
instante en nue ni pl Poder Eiecutivc que vo presenté no plantea semeiante no son saCsfactorias las explicaciones
unp d i decir nuevas cosas ni los interpe­ problema, problema en el qqp inútilmen­ dadas por el señor Ministro, espera para
lantes pueden hacer nuevas oregun te se ha embarcado la Cámara Yo nido expedirse »n definitiva al -espitado de
ta s. . . un intermedio de veinte m'nutos para 'a investigación decretada, que acompa­
íTni ermnclonesl formular una moción Presentada °sa ña integralmente ”
— Dar un Instante en nue 'a 'n- moción, la Cámara ve-á si deh° discutir­ Señor Siiáeez — P :do la palabra.
‘ aunei no’ An hav nue darla no- tprmina la o no: si hav alguna pregunta nue ha­ Señor Presidente — Tiene la palabra
Sa • ei momento en one la Cámara nc cerle al Ministro— si se le ha-e el Mi­ ei señor Diputado.
feeo-a nuevas preguntas one h a c e r V el nistro la contestará— v una vez agotado Señor Suárez — Esa moción que he­
P o d e r Eiecutivo tenga nuevas contesta­ el debate, se votará la moción del señor mos presentado, tradree en líneas gene­
 rales el criterio del sector nacionalista,
y ha sido formulada dentro d© la rapidez
que las circunstancias exigían, en una
forma así, poco categórica, habiendo
preferido el que habla que se hubiese
votado la moción del señor Diputado
Rospide a fin de que se nos diera tiem­
po para concretar más nuestro pensa­
miento.
Hago la salvedad de que, aún dentro
de nuestro sector, hay pequeñas dispa­
ridades de criterio sobre algunos de los
puntos concretados en esa moción.
Es lo que quería expresar.
Señor Ministro del Interior— ¿No hay
más mociones, señor Presidente?
Señor Presidente — No, señor.
Señor Ministro del Interior — Pido la
palabra.
Señor Presidente — Tiene la palabra
el señor Ministro.
Señor Ministro del Interior — Yo de­
claro, señor Presidente, que la Presiden­
cia de la República no le i eco noce a la
Cámara de Representantes la facultad de
juzgarla, y que cualquier resolución que
la Cámara adopte en ©se sentido, la con­
siderará improcedente y ajustará su con­
ducta a ese criterio. Que cualquiera que
sea la decisión de esta Cámara, fuera del
régimen constitucional a que debe some­
terse, el Poder Ejecutivo sabrá cumplir
con su deber y respetar la ley y la Cons­
titución, y hacérselas respetar a todos,
sin excepción, como es su deber, de
acuerdo con lo que ha prometido a la
Asamblea General.
Señor Prando — ¿Y el efecto moral?
Señor Ministro del Interior — Para el
efecto moral, señor Presidente, es nece­
sario comenzar por ajustar los actos de
cada uno a su propio derecho. Carece de
autoridad moral la entidad que sale de
la Constitución y sale de la ley para eri­
girse en Juez sin tener derecho para
serlo.
Señor Sánchez — Pido la palabra.
Señor Presidente — Tiene la palabra
el señor Representante.
Señor Sánchez — Voy a referirme a
las manifestaciones del señor Ministro
Ghigliani.
Reproducen una tesis que ha sido ex­
puesta en nuestro Parlamento y a la que
se refirió también el señor Diputado
Secco Illa hace un momento, sobre la fa­
cultad y el derecho que pueda tener la
Asamblea de hacer pronunciamientos. A
mi juicio, la Cámara puede y debe pro­
nunciarse.
(Apoyados).
— Esto lo he sostenido en diversas
ocasiones, y no voy a entrar a un de­
bate doctrinario al respecto. Lo he sos­
tenido, y la Cámara ha hecho pronuncia­
mientos efectivos en diversos casos.
Opino que aunque no exista una dis­
posición constitucional expresa que re­
gule la forma de hacerlas y les marque
efectos Inmediatos, es evidente que esa
facultad la tiene el Parlamento.
Desde el momento que el Parlamento
puede llamar a su seno a los Ministros
para pedirles explicaciones sobre cues­
tiones relacionadas con su gestión, es
evidente que el Parlamento tiene la fa­
cultad de manifestar qué concepto le
merecen las explicaciones dadas.
(Apoyados).
— Aunque no exista ninguna disposi­
ción constitucional expresa, existe la his­
toria misma de todos los Parlamentos.
Por lejos que fuéramos, allá a loe al­
bores de la edad moderna, desde que se
reunió una Asamblea de hombres li­
bres, frente a un Poder Ejecutivo, el
primer acto que ejecutó fué ei de hacer
declaraciones y manifestaciones expre­
sas sobre la conducta del Gobierno. Eso
lo han reivindicado los Parlamentos
eternamente, y el Parlamento que ¡renun­
ciara a esas facultades, renunciaría, pre­
cisamente, a la más eficaz, a la más cier­
ta de sus prerrogativas.
(Apoyados).
— Esto en cuanto a la tranquilidad
con que votaré algunas de las mociones
presentadas. En cuanto a la forma un
poco ambigua, a pesar de lo enérgico del
tono con que el señor Ministro del Inte­
rior se ha manifestado frente a la posibi-
dad de estas declaraciones, debd decir
que me tienen sin cuidado. La Cámara
procederá a votar las mociones que crea
convenientes de acuerdo con el priterio
que cada uno de los señores Diputados
tenga al respecto. ! que tomó el Poder Ejecutivo, no son jus­
(Apoyados).
— En cuanto a la actitud que; frente
a ellas asuma el Poder Ejecutivo, es un
hecho Culturo y que veremos como se pro­
duce.
He terminado.
Señor Batlle Berres — Pido lia pala­
bra, señor Presidente.
Señor Presidente — Tiene la palabra
el señor Diputado Batlle Berres.
Señor Batlle Berres— Señor Presiden­
te: es un problema ya viejo en i la Cá­
mara, si ésta puede o no dar vptos de
censura. i otros quedamos en la nuestra” , sin que
También es cierto que nunca: se ha
podido dar opinión al respecto, y mien­
tras aparecen los intransigentes, — como
en este caso aparecería el Ministro, —
sosteniendo la tesis de que la Cámara se
extralimita en sus funciones, están los
que han creído siempre, no frentd a una
interpelación, sino estudiando las fun­
ciones de la Cámara, que la Cámara po­
día dar votos de censura, y entre éstos
me encuentro yo.
Para mí hay una razón fundamental.
Por la Constitución vieja, los Ministros
eran llamados a Cámara por la inayoría
de votos de los Diputados presenftes. En
la actualidad sólo un tercio d,© la ¡Cámara
puede interpelarlos. Es también I eviden­
te que se necesita la mayoría pira que
legisle; pero un tercio de la Cámara no
puede legislar. De manera que antes se
entendió que la mayoría de la Cámara,
que llamaba a su seno a un Ministro,
era la misma mayoría que podía legis­
lar; pero desde que se le da la facultad
a un tercio de la Cámara, — tercio que
no puede legislar, — para interpelar, de
llamar a su seno a un Ministro, siendo
también que ese tercio no pndiendo ob­
tener mayoría no puede tampoco legis­
lar “ a posterioiri” de la interpelación,
es evidente, digo, que a ese mismo tercio
no se le puede impedir que opíne res­
pecto de la interpelación producida.
(Interrupciones). ' tos que afectan al vida misma de la na­
— No hay duda tampoco que dse mis­
mo tercio tiene facultades inspectivas, y
a ese mismo tercio que no puedie legis­
lar. no se le puede impedir que o rn o re­
sultado de sus facultades inspectivae,
pueda dar su opinión sobre las inspec­
ciones realizadas, si se ha dispuesto a
inspeccionar. | podría decir el señor Ministro, es que,
Además, yo creo, señor Presidente, que
en la vida pública, tanto los nombres
como los partidos, están regidos también,
sino por la ley, que tienen que Cumplir,
por una ley moral, por la opinión que
sobre la actitud de los hombres o de los
partidos pueda hacerse el resto del país.
Y si en verdad este hecho no puede dar
lugar a una ley, puede muy bien! dar lu­
gar a que la opinión pública s i forme
determinado concepto sobre la Cámara o
sobre el Poder Ejecutivo. , rigido; pero quiero aprovechar la opor-
No se puede dictar una lev éobre lo
anteniormente realizado por ell Poder
Ejecutivo, porque no puede dictarse una
ley pera decir: “ El Poder Ejecutivo ha
tomado medidas que alarmaban” ,! porque,
¿qué iba a decir esa ley? No hay duda
ninguna, entonces, que el Parlamento
puede decir: “ El Poder Ejecutivo actuó
e-i forma que alarmó a la población sin
ningún justificativo” . Tal vez ésto fuera
necesario para devolver al país la tran­
quilidad con respecto a determinados ac­
tos realizados por otro poder.
Si la Cámara dijera: “ Todo lo que hi­
zo el Poder Ejecutivo está bien; en rea­
lidad el peligro comunista existe, mucho
más, todavía, que lo que el Poder Eje­
cutivo ha dicho” , yo me pregunto si
como resultado de la interpelación nos­
otros no hubiéramos producido un daño
muy grande al país, como me pregunto
Lm bién si no le hacemos un evidente be­
neficio al país, diciendo: “ Las medidas
tificadas’’. De esa manera le devolvemos
la tranquilidad al pais que por un mo­
mento el Poder Ejecutivo, por fantas­
mas, pudo haber hecho perder.
( Interrupciones).
— Creo, además, que el señor Ministro
no ha tenido razón apra manifestarse
como lo ha hecho, porque, por otra par­
te, una misma declaración de un tercio
o de la mayoría de la Cámara no com­
promete legalmente al Poder Ejecutivo y
pudo haber dicho el señor Ministro:
“ Ustedes queoan en su opinión y nos­
se viera obligado a opinar sobre la acti­
tud a adoptarse por la Cámara en la for­
ma que lo ha hecho, que evidentemente
le daba a la actitud de la Cámara una
trascendencia mayor, y sobre todo, nos
lucía llenar o pretendía llenarnos de
temor al punto de que un señor Diputado
dijo: “ A mi ésto me tiene sin cuidado” .
Vuelvo a repetir que creo que es fa­
cultativo de un tercio de la Cámara dar
su opinión como final de una interpela­
ción y que si lo puede hacer un tercio, lo
puede hacer también toda la Cámara.
He terminado.
Señor Manini Ríos — Pido la palabra.
Señor Presidente — Tiene la palabra
el señor Diputado.
Señor Manini Kios — Señor Presiden­
te: casi excusado es decir que yo des­
apruebo el criterio que acaba de emitir
el señor Ministro de! Interior.
En más de una ocasión, en esta mis­
ma Cámara, me he pronunciado de una
manera categórica en favor del derecho
y de la facultad de la Cámara, para ex­
presar su opinión en cualquier problema
que agite la vida nacional, porque si la
Cámara ha podido usar, sin que se hicie­
ra la menor objeción constitucional, de
esa misma facultad para expresar su sen­
timiento en cualquier acontecimiento
fausto o infausto ocurrido en el extran­
jero, en cualquier ámbito del planeta, es
natural que, tratándose de acontecimien­
ción, tiene un perfecto e irrebatible de­
recho a emitir opiniones por la vía de las
declaraciones que estime conveniente.
Yo, señor Presidente, quiero hacer la
salvedad expresa de que no se pueden
hacer reservas sobre esta prerrogativa
parlamentaria y que lo único que acaso
en virtud de la falta de disposiciones ex­
presa-; en nuestro Código fundamental,
acaso esa declaración no tenga fuerza
obligatoria, no tenga virtualidad efectiva
para la conducta a seguir por los altos
funcionarios a que esas declaraciones se
refieren.
No estamos en el caso, pues, de que
un voto de desaprobación o de censura
tenga que provocar irremediablemente
la dimisión de Ministro a quién sea di­
tunidfd para manifestar que tampoco
puedo participar de la opinión del señor
Ministro del Interior emitida en la sesión
anterior, según la cual jamás, para de­
terminar la conducta del Ministro en lo
sucesivo, se tendría en cuenta la opinión
de la mayoría de la Cámara sino, en todo
caso, la de la agrupación a que perte­
nece.
(Apoyados).
— Es un criterio — me permito lla­
marlo — de verdadera subversión ins­
titucional, porque los Foueres se pronun­
cian por mayoría y no se pronuncian por
mayoría dentro de los grupos, ni
menos dentro del propio, en primer tér­
mino; en segundo termino, porque lleva­
ría a aüsuraos ue tai magnitud como, por
ejemplo, el coso de que el Ministro tíe-
uav.des, censurado por la Cantara se
consiuerara en el caso de continuar en
su puesto, nana mas que porque el Di-
putauo isai. s —.uueuez, que noy por boy
es ei único integrante uei grupo parla­
mentario a que pertenece, le prestara,
contra toda la (Jamare su api obación.
benor Presidente: quiero, además,
mau.ioSLar, aprovecnanuo la oportuni-
iiau, que — a pesar ue que creo y man­
tengo que ia Camara Lieue esa iacuuad
Picúa e mconiraveriiüie de dar su opi­
nión, una vez oiuas las manitestaciones
uci Pouer Ejecutivo por intermedio del
Ministro o de su organo competente,
por ia¡5 razones que someramente y en
la angustia de una improv.sacion rapida
exprese en la sesión ue ayer — en este
caso yo no voy a votar ninguna de las
mociones presentadas.
Creo que e. Poder Ejecutivo — y es
la impresión que obtuve en la nociie
que concurrí a la invitación del Presi­
dente de la República — tema en ese
momento datos e impresiones bastantes
sugestivas y poderosas como para con­
siderar el orden público realmente ame­
nazado por una conspiración comunista.
Y cuando llegan instantes de esa clase,
ya no es sólo un derecho: es un deber
elemental del Presidente de la Repúbli­
ca poner en movimiento las facultades
de que lo ha dotado la Constitución hu­
ndo uso legal y regular de ellas para
volver la tranquilidad al país y salvar
en institucional.
A mi juicio, a pesar de ciertas defi­
ciencias, como dije ayer, de la defensa
del señor Ministro, si el Ejecutivo pu­
do haberse equivocado en la percepción
ios sintonías o hechos que motivaron
el uso de las medidas extraordinarias,
es indudable que ha procedido en el oa.
so, con prudencia con legalidad y coa
regularidad. Todas las medidas adopta­
das fueron, inmeditamente de tomadas,
llevadas a la jurisdicción de los jueces
ordinarios. Son los jueces ordinarios los
que, en último término, se han de pro­
nunciar de manera irrebatible sobre los
actos del Poder Ejecutivo.
Queda otra cuestión, la referente a la
prisión del ciudadano Nepomuceno Sa-
ravia. Yo lamento que se junten estos
dos casos que — para mí — nunca es­
tuvieron juntos. Yo tengo la impresión
de que Nepomuceno Saravia no ha teni­
do nada que ver con la conspiración co­
munista, y hasta dudo que haya come­
tido actos efectivos que hayan podido
autorizar su prisión. Declaro que cuan­
do llegué a la reunión del Ministerio—
que fué un poco tarde, por circunstan­
cias accidentales a que aludi en la se­
sión anterior — no se habló absoluta,
mente para nada del caso de Nepomuce­
no Saravia. Todo lo tratado fué alrede­
dor de la presunta o real conspiración
comunista. Declaro además, que. como
decía hace un momento, la impresión
podría ser de que no ha estado bien
preso o ha sido precipitadamente redu­
cido a prisión: pero no veo que ésto
por sí sólo, sea motivo para un voto de
censura o de desaprobación más o me
nos disimulado.
El asunto de Nepomuceno Saravia,
dentro de los términos exigidos por la
Constitución de la República, ha sido
también sometido a la jurisdicción del
Juez ordinario. Y podemos, pues, en un
caso dudoso, como por lo menos es a
primera vista, esperar a que la justicia
se pronuncie sin comprometer la opi­
nión del Parlamento Nacional.
Esia.s son las razones del fundamen
to de mi v o to . . .
Señor Haedo (don Eduardo Víctor i
— ¿Me permite?
Soñor Maiñni Ríos — Si, señor.
Señor Haotlo (don Eduardo Víctor*
— El fundamento de la resolución na­
cionalista que se ha propuesto es, en lo
que respecta a Nepomuceno Saravia,
producto de las explicaciones que dió el
señor Ministro del Interior en Sala.
Señor Manini R íos — En las explica­
ciones del señor Ministro del Interior
— yo no voy a negarlas — en el caso
de Nepomuceno Saravia, el Ejecutivo no
nos dice que lo aprehendió en uso de
facultades ordinarias y comunes; e:
Ejecutivo lo ha aprehendido en virtud
de que puso en movimiento sus facul­
tades extraordinarias, y por eso yo des­
lindo que Dr.ia entendido de que nc
tenia que vei . . .
(Interrupciones).
— Pero, señores Diputados, cuando se
cumple con el precepto constitucional y
con el precepto legal; cuando, dentro
de los términos perentorios a que se re­
fiere la Constitución, el asunto va al
Juez ordinario, ¿por qué el Juez ordi­
nario dentro de las veinticuatro horas
uo puso en libertad al encausado ino­
cente? En este caso, pues, me parece
que tenemos motivos o el Juez nos da
pretextos para pensar que hay ciertas
dudas que puedan oscurecer el fallo y
que es más prudente esperar el pronun­
ciamiento de la justicia antes de que la
Cámara haga a su vez, un prounciamien-
to precipitado.
Yo, pues, por las razones que som?-
ramente expresé ayer y porque más
someramente expreso hoy, declaro que
no voy a votar ninguna de las mociones
que han sido presentadas.
He terminado.
Señor Navarro — Pido la palabra.
Señor Presidente — Tiene la palabra
el señor Diputado.
Señor Navarro — Nuestra Constitu­
ción. señor Presidente, establece que la
República delega el ejercicio de su so­
beranía en los tres Poderes del Estado,
y determina cuáles son las funciones de
cada uno de estos Poderes; por lo tanto,
dentro de cada una de esas func’ones.
los Poderes son soberanos y ninguno
puede intervenir en las gestiones de los
demás; pero nuestra Constitución esta­
blece nxcepcior.tE a ese principlr general,
determinando los casos de interferencias
de funciones.
Asi, señor Presidente, le asigna al Po­
der Ejecutivo una facultad coleg'sladora:
le asigna al Poder Judicial la facultad
de interpretar la ley en cada caso prác­
tico en que tenga que aplicarla; y le
asigna facultades al Parlamento Nacio­
nal para iniciar el juicio político, ha-
c’ endo de Fiscal y acusando a los miem­
bros de los otros Poderes ante el Sena­
do. Pero, además, señor Presidente,
nuestra Constitución, evolucionando un
poco en el sentido parlamentario, facul­
ta al Parlamento para llamar a su seno
a los M:nistros del Gobierno, para pedir­
les explicaciones sobre la gestión dei
Poder Ejecutivo.
Yo entiendo, señor Presidente, que si
el Parlamento Nac'onal tiene la facultad
de llamar a un Ministro exigiendo que
explique la actitud asumida por el Poder
v'ecutivo, seria innócua esa facultad
constitucional y quedarla en desuso s.
el Parlamento Nacional, que es la re­
presentación genuina de la opinión del
país, no pudiera pronunciarse sobre la
gestión del Poder Ejecutivo. Y más en
el presente caso, señor Presidente, en
que yo considero que las explicacionet.
del señor Ministro no son satisfactorias
En efecto; en mi opinión, no ha da­
do la razón de fondo que pudo habe.
tenido el Poder Ejecutivo para tomar
medidas extraordinarias. No ha ponido
dar la razón, además, del por qué de :a
prisión del señor Nepomuceno Saravia;
y no ha podido dar la razón, tampo: o,
del por qué de las medidas policiales an­
te las denuncias que en esta Cámara se
u cieron.
Y no se diga, señor Presidente, que el
Ministerio del Interior no estaba entera­
do; que esas medidas serán obra de los
subalternos sin conocimiento del señoi
Ministro. Hace varios días se hicieron
denuncias en Cámara sobre allanara ento
a casas particulares y sobre apaleamien­
tos y otras medidas, vejámenes de la po­
rcia, no sólo con los hombres, sino con
las mujeres y con la compañera de un
señor Diputado.
El Ministro del Interior tuvo tiempo
suficiente para ordenar una investiga­
ción y traernos aquí una contestación
definitiva sobre ese punto; pero cuando
ayer el señor Diputado Lazarraga volvió
a reiterarle su pregunta, el señor M lus­
tro del Interior contestó, como contestó
muchas veces: que él no estaba enterado
de eso.
Yo creo, señor Presidente, que ante
las explicaciones que pretendió dar y no
dió el señor Ministro del Interior, el Par­
lamento Nacional no puede permanecer
callado, y es un deber de la Cámara, y
es un derecho acordado por la Consti­
tución, si la Cámara no se siente sat's-
fecha con las explicac'ones del Ministre,
declararlo, porque el menor derecho que
la Constitución le otorga al Parlamento
es pronunciarse sobre la actitutd del Po­
der Ejecutitvo cuando ha llamado a su
Ministro a Sala y éste no ha podido dar
las explicaciones que se le exigieron.
He terminado.
Señor Haedo (don Eduardo Víctor) —
Pido la palabra.
Señor Presidente — Tiene la palabra
el señor Diputado.
Señor Haedo (don Eduardo Víctor) —
El hecho, señor Presidente, de que, con
la aprobación de la mayoría del sector
nacionalista, hayamos formulado una
declaración expresa sobre la interpela­
ción planteada al Ministro del Interioi,
establece nuestro criterio de que el Par­
lamento tiene perfecto derecho a emitir
opinión concreta aplaudiendo o censu­
rando actitudes del Poder Ejecutivo.
La declaración propuesta tiene, pri­
mero que nada, un aspecto general y
otro accidenta] o de detalle. Lo funda­
mental que conviene destacar bien, es el
primero, y por él se afirma nuestro sen­
tir de que el Poder Ejecutitvo desempe­
ñado por un ciudadano de cualquier sec­
tor político cualquiera, tiene la obliga­
ción moral, en este Instente como en to­
dos, de salvar los fueros institucionales
de la República, reprimiendo, dentro de
las vías constitucionales, toda tentativa
de alteración o de subversión del orden
social No nos interesa que en este caso
haya sido el comunismo quien pretendie­
ra armar la subversión, puesto que ma­
ñana cualquier otra tendencia anárqui­
ca puede levantar la bandera de la re­
belión. Lo evidente es que todos tene­
mos un patrimonio común, el de nues­
tras instituciones y el de nuestra tran-
quilidad pública, y que el Poder Ejecu­
tivo hace perfectamente bien en repri­
mir toda tentativa de subversión; pero
debe reprimirla, no sólo en esta circuns­
tancia en que lo ha hecho exclusivamen­
te por la vía de cosas apremiantes, do
noticias de inminente subversión, sino
que debe reprimirla tesoneramente, dia
 por día, procurando, señor Presidente, Yo pregunto al señor Presidenta, que pital, alguna cosa útil para nuestro pais,
una acción conjunta con todos los sec­ tiene ©1 deber de ser imparcial, a ia y malvenidos los extranjeros de todas
tores de la opinión pública para, dentro Darra, a las muchachas, que díg|an si ¡as nacionalidades, que nos traen sus
de lo que permite la Constitución, l'iu- necesito yo emplear la palabra '[odio ’ lacras sociales y espirituales, y que no
piar un poco nuestro país de esc extran­ para que no se vean ciaros los alaridos vienen más que a conmover la estabili-
jerismo absurdo. . . que surgen de ahi contra los extranje­ aad de nuestro país.
(Apoyados. ■— No apoyados). ros. Esa bancada, con todo su partido
(¡M u y bien!. — Aplausos en la Ba­
— . . . que no nos trae una idea de detrás, le tiene odio a los extranjeros. rra. — Murmullos e interrupciones. —
bien, o una idea de arte, una profesión, (interrupciones. — Suena la campa­
na de orden). I áuena la campana de orden).
un capital en pensamiento, en salad o Señor Presidiente — Tiene la palabra
Seño,- Presidente — La Mesa vuelve a
en acción, y que sólo nos trae sus la­
hacer presente que si no se atiendan sus el señor Ministro.
cras sociales y sus lacras morales, que
aumentan más el ya abundante lote de indicaciones, lo que impide mantener el Señor Ministro — El error del señor
orden en el debate, levantará la sesión Diputado Haedo consiste en haber con­
lacras que tiene el país.
(Interrupciones. — Suena la campana Señor Arena — Yo, señor Presidente, tundido a ciertas nacionalidades con ios
le decía ai doctor Fusco que incurría en .ndeseables, porque estos con sus lacras,
de orden).
una verdadera inocencia cuando i¿ pre­ pueden pertenecer a cualquier nacionall-
— La verdad bay que decirla, y es que guntaba al señor Diputado Haedol si la
esta crisis que tenemos en materia eco­ opinión xen ófob a ... aad. El señor Diputado Haedo no pue­
nómica, esta crisis en materia de des­ de decir que los italianos y los españo­
(Interrupciones). i
ocupación, este deseucajamiento de to­ les están libres de toda lacra.
dos los ideales permanentes de la Repú­ — . . .era su opinión personal o lft opi­ (Interrupción ael señor Representan­
blica, del sentido de patria, del sentido nión de su partido. Pero, señor Presi­ te Haedo, don Eduardo Víctorj.
de bonor, del sentido de la familia, es dente! En este país, que viene sufrien­ — tampoco pueue anim ar nadie que
concomitantemeute con fenómenos de do esa prédica desde hace cien años — .US rusuo y ios mingaros y los cnecoes-
repercusión universal, el producto que por lo menos desde hace cuarenta, que .ovaeos, eu;., no pueuen presentar ejein-
nos dejan esos hombres que vienen des­ son los que yo actúo en política — ¿quién ^.aies uc ia mas ausoiULa pureza moral
esperanzados de sus patrias sin traer nin­ no sabe que los nacionalistas le tienen t ,u mas uusoiuta pureza numana. v¿uie-
gún valor ético, ningún valor intelec­ una L iria cordial a los extranjero^? ie uecir que ios buenos y ios malos no
tual y que vienen sólo a medrar con sus (interrupciones. — Apoyados. N¿ apo­
yados). se mviuen por su nacionaliuau. iouos
vicios y a sumarse a nuestras desgracias. estarán de acuerdo en que el veruauero
Señor Fusco — ¿Me permite? — Voy a poner de manifiesto un pe­ iiiueseabie, aquel que en realidad cons­
Soiio,. Haedo (don Eduardo Víctor) — queño hecho que simboliza ese odio y tituye un mal para el pais, quede aluc­
Sí, señor. que no lo van a desmentir mis excelen­ ia. Ei problema comienza cuando se tra­
Señor Fusco — Yo desearía saber si tes adversarios. Yo soy un adversario ta de definir quien es el indeseable. Eu-
el 3eñor Diputado Haedo habla en este perfectamente inofensivo, que no des­ loiices comienzan todos los choques.
instante a nombre de la bancada nacio­ pierta odio. Pues, ¡señor! Estos bendi­ Ademas, señor Presidente, y ahora con
nalista. tos nacionalistas tienen tan metido el
odio al extranjero que en la puerta de reierencia a mi proyecto — que es un
Seño,. Haedo (don Eduardo Víctor) — proyecto que en parte acaba de recibir
Hablo a hombre propio. mi casa. . . i
(Murmullos e interrupciones). un parecer favorable de la Agrupación
Dentro de la bancada nacionalista, -—Oiganme. f Loiorada de Gobierno Nacional — debo
cuando el partido desea opinar, se desig­ uecir que en él se establecía que se de-
na una persona para que baga uso de la . . .en la puerta de mi casa, con Un le­ oia suprimir la entrada de desocupados
palabra. trero de gran tamaño — lo llevo Ul se­ ai país cuando existiera desocupación y
Señor Fusco — Por lo menos, se in­ ñor Presidente el dia que quiera v^rlo— con un limite de tiempo.
terpreta el pensamiento colectivo o do­ han puesto: “ No voten gringos” , j Nada
minante en la bancaaa. más que porque yo estoy aquí. Scnur Rospnde — Y es ahora.
(Interrupciones. — Suena la campana Señor Ministro del Interior — Sí, se­
(Interrupciones. — Suena la campa­ ñor, anora. Por eso nuestro partido con-
na de orden). de orden).
— De manera, señor Presidente, que s.uera que conviene a los intereses del
Seño,. Haedo (don Eduardo V íctor) — a mí, con 55 años de residencia, c:m 45 país en este ano 1932, y mientras haya
La verdad es, señor Presidente, que esos de actuación, creo que honrosa, todavía desocupación, en este año, que el Conse­
rusos y esos checoeslovacos vienen des­ me tratan como a ruso, caracho! jo Nacional tenga racultad para impedir
pués a pesar en los resultados de las (Interrupciones. — Hilaridad). ■a entrada de inmigrantes que no ten­
elecciones, y a resolver problemas polí­ gan contrato de trabajo. Pero eso es
ticos y sociales que ni entienden ni sien­ Señor Kospitle — ¿Me permite?
Seño,- Haedo (don Eduardo Victpr)- una cusa absolutamente distinta al cie­
ten. rre de las fronteras por nacionalidad.
(Interrupciones. - Suena la campa­ Si, señor.
na de orden). Señor ltospide — El señor Dipmtado La Presiuencia de la República, e.i
un mensaje que pasó a la Asamblea, ha­
— Y todos ellos escoria humana han Arena ha hecho una inculpación ¡a los bla de las nacionalidades, pero no para
crecido en el país por obra de una pési­ nacionalistas, como de que tenemoi odio excluir a unas y para admitir a otras, si­
ma y electorera política, señor Presiden­ a los extranjeros por lo que acaba de no para expresarle a la Asamblea Gene­
te, a la que ha contribuido en primer manifestar el señor Diputado Haedo. ral la diferencia de situacmn qve se es­
término el batllismo, que no ha querido (Interrupciones).
tablece en el país, si dentro de él hay,
nunca, a pesar de todas las solicitacio­ —Si mi memoria no me es infiel — pur ejemplo, 50.000 españoles sin traba­
nes de la opinión pública, cerrar las qv me rectifique o me ratifique b1 se­ jo a quienes se les puede explicar qué
fronteras para esos hombreg que, vuel­ ñor Ministro — el único proyecto que es lo que deben hacer, que es lo que
vo a decir, no traen a nuestra patria se ha presentado en Cámara hasta aho­
pueden esperar, o 50.000 rusos que des­
ningún valor ético, ningún valor espi­ ra restringiendo la inmigración, es de
conozcan el Idioma y a quienes el Go­
ritual, que sea útil para el desarrollo y un Diputado batllista: del hoy Ministro
el progreso de nuestro pueblo. bierno no tiene los medios de evitarles
del Interior, doctor Ghlglianl.
(Murmullos. — Interrupciones. — el engaño o de darles el conocimiento.
Era lo que tenía que decir. Esa es una sitúa; i dn de hecho que de­
Suena la campana de orden).
Señor Ministro del Interior —I- ¿Me pende del idioma, una situación inme
Soñor Presidente — Si no se atienden permite? diata que puede crear dificultades en el
las exhortaciones de la Mesa, levantaré Seño,. Haedo (don Eduardo Victpr) — momento en que se quiere guiar a esas
la sesión. Las interrupciones deben so­ Si, señor. j muchedumbres de desocupados, pero no
licitarse a la Mesa. Señor Ministro del Interior — Yo creo porque creyera que ia entrada al país de­
Señor A re»a — ¿Me permite una in­ que las cosas deben ser muy claras siem­ be abrirse o cerrarse según la naciona­
terrupción? pre. Una cosa es la manifestacióii que lidades. Por eso, señor Presidente, creo
Seño,. Haedo (don Eduardo V íctor) — ha hecho el señor Diputado Haedo, en que el señor Diputado Haedo na cometi­
Con mucho gusto. contra de los extran jeros... 1 do un error al confundir a unos deter­
Señ , v-'iia — Me extraña que el Soñor Haedo (don Eduardo Víctor) minados extranjeros con determinados
compañero Troitiño — y lo trato como — Yo desearía que me dejara aclarar eso inmigrantes que pueden constituir un
si fuéramos los dos socialistas — se haya de “ extranjeros", porque desde hoy el eligro para el país.
quejado del giro que ha tomado el de­ señor Ministro y el señor Diputado Are­ Yo no sé si el señor Diputado Haedo
bite, cuando a mí me parece que es el na están diciendo que yo le tengo odio había terminado, porque si es asi yo se­
más interesante, porque pone una vez a todos los extranjeros. guiré.
más de manifiesto el odio de esa banca­ Bienvenidos los extranjeros, hijbs de Señor Haedo (don Eduardo Víctor)
da hacia los extranjeros. italianos, hijos de españoles, hijas de — No habla terminado, señor Presidente.
(Interrupciones. — Suena la campa­ belgas, hijos de ingleses o franceses, que
na de orden). Señor Presidente — La Mesa le hace
tienen cierta similitud con nuestral raza, presente al señor Diputado que le que­
— Parece que se han irritado porque que se adaptan a nuestras circunstancias dan cinco minutos para continuar en
yo empleó la palabra “ odio” . y nos traen un arte, un oficio, o un ca­ el uso de la palabra.
 Señor Haedu (don Eduardo Víctor;
— debiera insistir soure eso, pero co-
luu cunsiuero que a ni» señores jj.pui*-.
uos a n jja y Dnignam íes interesa voi-
•el'lne a presentar como enein.go ue ios
uxuunjeros, íes voy a ueoir que, eu ío
qUu uau Uicuo, pfícisameuie, e> que ios
mueseaoies aeoeu ser los exeiui.los, cuu»-
iiuiua sea su nacionauuuu estamos ue
j a eoja.r, si lo estamos,
cuauuo se presente el proyecto ue ta-
uaua ue mueseaoies que lia sancionado
ei üeuauo, y que yo ue tenido el honor
ue peuir que la Dainara iu coloque eu .a
oiuou uei uia.
vueivu a repetir que entenderles que
a uauie se le puede ocurrir que deseamos
ceiuar ias numeras por uacmuaiiuaues;
que, por ejemplo, si ilosloywesuy ViV.e-
1 a, y viniera ai país, lo excluiríamos dei
país poique uos mostrara su carta ae
qiuuauano ruso. Eso, seuor Presidente,
a uau.e se le pueue ocurrir, ui ei seuor
ministro con su larga experiencia pueue
pensar que yo pueuo üauer uicuo seme­
jante cosa, No vamos a excluir entre ios
uuugaros a P'ranz ivioinar, el delicioso es­
critor nuugaro. cuauuo llegue al puer-
10 porque es de nacionaliüad Uúngara.
líame ua pensauo eso! Pero vamos a
excluir a touos ios tarados, inservibles,
vagos y neudigos que leguen, cualqule-
.a sea su nacionaliüad. ivre lie referido,
n io^ extranjeros indeseables.
(Interrupciones;.
— «jouunuo, seuor Piesiaente.
¿vuestra ueciaracion formal uei primer
aopecto es esa. .ue nosotros, apoyare­
mos con grau simpaua a. poder njecu-
l. v o , cualquiera sea su coior político,
que. vieuuo una lenueneic. Ue subversión
uei oiueu, pouga eu juego touas las tuen
/.as qu. le uau la Constitución y la ley,
para soiocaina y castigaría.
En la segunda parte, nos referimos a.
taso concreto uel seuor Nepomuceno tja-
rnvia, y con esto contesto io que uijo
recientemente ei uoctor ivrauini ruos. jm
señor iNepomuceuo aaravia ua sido reuu-
c.uu a piisiou, no ue acueruo con ciertas
normas legales o con .lenas normas re-
incionauas con el Codigo, sino en uso
ue íacuitades especiales que le atribuye
ai Poner Ejecutivo la Coustituciou. pre-
guutauo por el señor Diputado tíura.ie
ni el Ministro del Interior como üabia
utilizado esas facultaues extraordmar.as
011 io que se refería ai seuor ivtpomuceii')
baravia, el señci Ministro del Interior
dio explicaciones que no pueden ser sa­
tisfactorias absolutamente para nadie.
Por eso el sector nacionalista, aún reco­
nociendo lo que ña .iclio recientemente
el doctor Manini Ríos que puede haber
un pronunciamiento judicial.
En lo que respecta a las manifestacio­
nes del Ministro, relativas al uso que hi­
zo de esas atribuciones extraordinarias
que marca la Constitución, concretamen­
te decimos que no son satisfactorias las
explicaciones del señor Ministro.
Y en una tercera parte, acompañamos
integralmente la más amplia investiga­
ción sobre todos los hechos denunciados
en Cámara, referentes a allanamientos de
domicilio, a tropelías policiales, a cie­
rres de diarios y otras cosas relacionadas
con denuncias que se han hecho en Cá­
mara y sobre las cuales no han satisfe­
cho las declaraciones ministeriales, lo que
no obsta para que yo personalmente no
pueda tener el concepto de que algunos
de esas medidas fueron útiles y hasta efi­
caces para el mantenimiento del orden,
apareciendo asi cierta concomitancia con
la declaración primera que hemos formu­
lado. Pero queremos sinceramente que
esa investigación se haga a fondo, que se
consideren todas las denuncias que cons­
tan en la versión taquigráfica de estas
sesiones y las que quieran formular los
señores Diputados y aún los ciudadanos
interesados en esa amplia investigación.
Y después, en uso de nuestro legitimo
derecho, hemos de fallar, en definitiva.
Ese es el espíritu de la declaración
que he de votar junto con otros compa­
ñeros de sector.
He terminado.
¡señor Gailinal — Pido la palabra.
Señor Presidente — Tiene la palabra
el señor Diputado.
Señor Gallinal — Señor Presidente: se­
ria de excesivo mal gusto, a hora tan
avanzada, que yo no hiciera un esfuerzo
para concretar en unas pocas palabras
las observaciones marginales que quiero
dejar estampadas en el acta de la Cáma­
ra con respecto a la moción presentada
por algunos miembros de la bancada a
que pertenezco. Pero ei hecho de que
otros Diputados también de nuestro sec­
tor hayan dado a esa moción interpreta­
ciones que no comparto, que no puedo
compartir y que no están dentro del es-
piiiiu con que yo accedía a ellas en la
precipitada reunión en que fueron re-
.u a -u iu , me obliga a pronunciar cuatro
palabras aclaratorias.
He votado esa moción en el espíritu si­
guiente: en primer término, una declara­
ción de carácter general y terminante,
pur la cual, como legislador, manifiesto
que conceptúo perfectamente pertinente
la actitud de los Poderes Públicos al re­
primir cua.uu.er movimiento que t.euda
a perturbar el orden social de nuestro
país. Entiendo que el peligro comunista
no es un peligro imaginario, y sin exten­
derme sobre las consideraciones o fundan
ment03 que tengo para haberme formado
esta Otpinión, pienso que el Poder Ejecu­
tivo ha hecho bien en mirarlo frente a
frente como un peligro real; y como le­
gislador, aunque no pertenezco a la ban­
cada política a que pertenece el señor Mi­
nistro, he de considerar que este es un
asunto que está por encima de todas las
bancadas políticas.
Es un asunto eminentemente nacional,
y me honraré siempre dando mi voto a
todas aquellas medidas que dentro de ia
Constitución y de las leyes, impidan la
acción subversiva de los elementos que
quieran conmover la estabilidad demo­
crática del país.
(Apoyados) .
— Ese es el sentido terminante y claro
de la primera parte de la declaración.
Señor Arena — ¿Me permite una pre­
gunta?
Señor Gallinal — Si, señor.
Señor Arena — Es notorio, señor Di­
putado, que los comunistas, dondequiera
que estén, hasta por idiosincracia, no ha­
cen nada más que conspirar, está en el
espíritu de ellos. De manera que la con­
secuencia natural sería pedir la deporta­
ción en masa de todos ellos.
Señor Gal.inal — El señor Diputado no
me va a poder sacar del terreno legal, ni
me va a poder llevar, por fantasmagó­
ricas suposiciones, a la creencia de que
yo quiero sugerir a la Cámara la idea ut
que hay que deportar en masa a ningún
grupo de ciudadanos de cualquier ten­
dencia que sean. No es ese el alcance de
la manifestación que he formulado.
El Uruguay no puede convertirse en
un foco perenne de conspiración contra
ei orden social del país realizado por ciu­
dadanos de otros paises. Hay datos y
motivos, cuyo conocimiento ahorro a la
Cámara en obsequio a lo avanzado de la
hora, provenientes de distintos paises, y
de fuente autorizada y seria, por los cua­
les se presenta a la ciudad de Montevideo
como centro de una vasta conspiración
contra el orden público de nuestro país
y de varios países americanos. Y frente
a esos hechos e! poder Ejecutivo, no so­
lamente ha ejercitado un derecho, sino
que ha cumplido con un elemental de­
ber, al tomar las medidas que adoptó pa­
ra salvaguardar el orden del país, y yo,
como legislador, vuelvo a repetirlo, he
prestado y prestaré giempre mi apoyo a
touas las medidas que dentro de la ór­
bita de sus facultades constitucionales y
legales y el respeto a todos los derechos
legítimos, ejercite el Poder Ejecutivo,
cualquiera que sea su filiación política,
para defender ese precioso patrimonio,
superior a los partidos; el patrimonio del
orden social y democrático del pais.
Da segunda parte de la declaración, se
refiere a la prisión del señor Nepomuce-
no Saravia; y quiero dejar también en
el acta de la versión de la Cámara, mi
opinión personal sobre este punto. A mi
juicio, el señor Nepomuceno Saravia ha
sido prendido dentro del uso de faculta­
des innegablemente legitimas y consti­
tucionales de la Presidencia de la Repú­
blica. Das explicaciones que ha dado aquí
el señor Ministro, no han convencido a
una parte grande de la bancada nacio­
nalista, de que existieran verdaderamen­
te motivos hondos y hechos que proba­
ran que el señor Nepomuceno Saravia es­
taba conspirando contra el orden político
del país.
Yo entiendo, señor Presidente, que el
señor Nepomuceno Saravia ha sido so­
metido a la acción de la justicia del
país, y, por mi parte, creo que la justi­
cia nuestra es una justicia de inmacula­
da honradez y que está por encima de
las divisas y pasiones políticas.
— Por consiguiente, espero tranquilo
el fallo de esa justicia, en la absoluto
certeza de que ella sabrá defender los
derechos de ciudadano del señor Nepo­
muceno Saravia, si ellos han sido lesio­
nados y que sabrá hacer justicia y apli­
car las sanciones, si esas sanciones pro­
ceden de acuerdo con la ley, de acuerdo
con la prueba de los hechos, con todas
las amplias garantías que nuestro Códi­
go da a todos los ciudadanos de la Na­
ción.
Y, finalmente, la tercera parte de la
declaración se refiere a una serie de he­
chos nu/evos, arrojados un poco desorde­
nadamente al debate de ia Cámara, he­
chos sobre abusos de la policía, allana­
miento de locales obreros, actos de fuer­
za o de violencia ejercitados contra de­
terminados ciudadanos. Como el mismo
señor Ministro lo manifestó en el seno
de la Cámara, sobre esos hechos no pe­
dia en aquel momento dar una explica­
ción extensa y convincente a la Cámara.
Esas palabras del señor Ministro pro­
nunciadas al respecto, no me han con­
vencido, y considero que lo prudente pa­
ra esta Cámara, es ensanchar todo lo po­
sible las facultades de esa Comisión In­
vestigadora qu>e ha nombrado; que esa
Comisión allegue los datos, los elemen­
tos de juicio, y después, cuando los ten­
gamos a nuestra vista, podaremos dar
nuestro fallo con entera tranquilidad de
conciencia y sin exponernos a cometer
ninguna injusticia, salvaguardando to­
dos los derechos y castigando todos los
abusos, vengan de donde vinieren
Por este criterio de ecuanimidad, es
que he votado esta resolución presentada
por la bancada nacionalista, y me he he­
cho solidario de ella dentro de sus tér­
minos generales.
He terminado.
Señor Presidente — Tiene la palabra
el señor Ministro del Interior.
Señor Ministro del Interior — Desea­
ba manifestar, señor Presidente, que en
esta emergencia el Poder Ejecutivo ha
buscado cuidadosamente la pluralidad de
las colaboraciones.
En todo momento entendió que no es­
taba ejercitando actos exclusivamente gu­
bernativos, ni actos de carácter partida­
rio. Entendía que la situación ofrecía
una característica tal que los actos que
él realizara desde el Gobierno y con los
partidos, eran actos esencialmente pa­
trióticos.
 Frente a una agitación promovida por
un partido antipatriótico como el comu­
nista, sostenudo por el oro de Gobierno
extranjero, dependiendo de Gobierno ex­
tranjero, el Poder Ejecutivo consideró
que debía buscar, por los medios lícitos
y adecuados, la colaboración de todos los
uruguayos en esta emergencia.
En primer término, y por encima de
todo, quería la colaboración de los otros
poderes, y fué así como tuvo con la
Asamblea General las máximas conside­
raciones, enviándole mensajes sobre me­
didas extraordinarias de muy pequeña
entidad. . .
(Interrupción del señor Representante
Prando).
Señor Ministro del Interior — . . .
buscó en la Cámara los medios más ade­
cuados también para que este asunto pu­
diera marchar adelante sin que so esta­
bleciera ninguna discrepancia futura en­
tre los Poderes del Estado, porque para
nadie es un misterio que en cualquier
momento una discrepancia, aunque sea
de simple trato, de cortesía o de diplo­
macia entre dos Poderes del Estado, so­
bre todo entre la Presidencia de la Re­
pública y el Parlamento, es, por lo me­
nos, una cosa desagradable que se debe
evitar.
Procuré en Cámara eliminar en lo po­
sible el asunto relacionado con el señor
Nepomuceno Saravia, porque entendí yo
que el hecho de ser este señor un caudi­
llo nacionalista iba a hacer intervenir
aquí el factor partidista.
Cuando las primeras noticias acerca
de los movimientos que se le atribuían
al señor Nepomuceno Saravia, yo con­
currí al seno del Consejo Nacional de
Administración, y tan no consideraba es­
te asunto como asunto de carácter parti­
dista, que no fui a ver a los Consejeros
colorados, sino a todos los Consejeros, y
todos los Consejeros tuvieron la noticia
en la misma forma, tanto los nacionalis­
tas como los colorados.
(Interrupción del señor Representante
Alonso Montaño).
De los Consejeros no recibí ninguna
denuncia, pero en cambio teníamos car­
tas de oficinas del Ferrocarril Central,
de habitantes de Rivera, de Sucursales
del Banco de la República, de personas
que habitaban en el Brasil, todas ellas
concurrentes a presentar al señor Nepo­
muceno Saravia agitándose con planes
subversivos. ¿Podia el Presidente de la
República quedarse quieto ante esa
emergencia? ¿Debía considerar que no
correspondía adoptar ninguna medida
cuando este ciudadano Nepomuceno Sa­
ravia viniera al pais? No podia ser! Era
necesario que este señor aclarara ante
la justicia su situación.
Pudo haberse seguido el procedimien­
to ordinario de conseguir un mandato
del Juez para aprehenderlo: pero el se­
ñor Nepomuceno Saravia filé preso en el
preciso momento en que se iba para el
Brasil.
Señor Haedo (don Eduardo Víctor) —
¿Me permite?
A donde iba todas las tardes. Se lo
explicó muy bien el doctor Santos, abo­
gado-defensor del señor Nepomuceno Sa­
ravia.
Señor Ministro del Interior— Pero na­
die puede asegurar, señor Haedo, que el
señor Nepomuceno Saravia iba a retor­
nar. Nadie puede afirmar que esa no era
la última salida.
Señor Haedo (don Eduardo V íctor)
—Y nadie puede afirmar lo contrario,
ampoco.
Señor Ministro del Interior — Muy
bien. Pues en la duda, la Presidencia de
la República dijo: "Antes que se enca­
pe, lo tomo, haciendo uso de la« medí
das extraordinarias".
Que estos datos que están en poder de
la justicia, tienen alguna entidad, lo
demuestra el hecho, como ya se ha di­
cho, de que no está en libertad el señor
Nepomuceno Saravia.
Yo no digo que se puedan obtener
pruebas legales de su culpabilidad, ni
digo tampoco que esa culpabilidad exis­
te; lo que sostengo es que han existido
hechos suficientes, no sólo para que se
le prenda, sino para que se le tensa pre­
so todavía en poder de la justicia]
Si el Juez hubiera considerad)) que
estos documentos,— que en su original
no puedo traer, porque hasta hace un
momento los tenía aquí, pero no creí que
se iba a plantear este asunto, y pejií que
se llevaran al Juzgado con el expedien-
i ri Juez hubiera creído qué estos
documentos eran fantasía de un lespiri-
tu un poco dado a esta clase de (ilusio­
nes, habría puesto en libertad al preso
inmediatamente, bajo fianza por lo me­
nos, y, sin embargo, señor Presidente, el
señor Nepomuceno Saravia está t adavia
preso. I rior.
¿O es que se duda de la justicia
en nuestro país? El propio Juez, segu­
ramente, habrá entendido que hay que
dil'genciar alguna prueba, que ha|y que
nacer algunas averiguaciones y que, en­
tretanto, el señor Nepomuceno Saravia
no puede salir en libertad ni silquiera
bajo fianza.
¿Se le puede, inculpar, acaso, ni Po­
der Ejecutivo que en esas condiciones
prenda a una persona en el momento en
que va a salir del país, y tratándola con
toda consideración la traiga a Monte-
v ueo y la ponga a disposición de la jus­
ticia? ¿Es eso, acaso, alguna locuBa?
Esa suposición de una medida exa­
gerada del Poder Ejecutivo se pudo te­
ner el dia de la prisión, antes que la
justicia entrara a investigar en e l asun­
to y a actuar; pero ahora, a varids días
de la prisión, cuando la justicia todavía
mantiene preso al señor Nepomuceno Sa­
ravia, me parece que ni al que asó la
manteca se le ocurriría decir que es una
fantasía! . . . ! mación, sino que se termine, que se ave­
Seño:- Haedo (don Eduardo Víctor) —
¿Me permite? ■
Sin haber pretendido haber asádo la
manteca nunca, me voy a permitir de-i
cir que el argumento del señor Mihistro,
que parece de alguna eficacia, d|e que
hace ocho o diez días el señor Shravia
está preso y que todavía no se na ex
pedido la justicia, no tiene ningún fun­
damento, porque es evidente que al se­
ñor Saravia el Ministro del Interior no
lo va a prender y a remitirlo a lá jus­
ticia si no manda también algunos an­
tecedentes, algunos datos de que Fulano
dijo tal cosa y Mengano hizo tal suposi­
ción; y, evidentemente, la justicia, para
diligenciar todos esos asuntos, pan ins­
truir el sumario, va a llevar no ocho,
sino diez, quince, veinte días, un nes o
dos meses. Pero lo evidente es que re­
sulta peligrosísima la tesis, y un ;spfri-
tu tan legalista como el señor Ministro
no debía admitir la de que los ciudada­
nos de la República estemos expuestos
a ser detenidos.
Señor Ministro del Interior — Ni us­
ted ni yo estamos expuestos a eso.j
Señor Haedo (don Eduardo Víctor) —
Estamos expuestos, porque si se acepta
esa tesis porque Fulano dice tal cosa y
porque Zutano cita esta otra cuestión,
y que porque estaban arreglando estos
camiones, porque tenia dinero, etcétera,
el Poder Ejecutivo se va a ampaBar en
los preceptos constitucionales parí rea­
lizar la prisión y tener a un ciudjadano
uno o dos meses detenido. Evidentemen­
te esa es una tesis peligrosisima.
Señor Guimaraens — ¿Me permite,
señor M in istro ?...
El señor Nepomuceno Saravia, ¿no ha
sido un mercenario de las revoluciones?
(Murmullos. -— Diálogo entre los se
ñores Representantes Guimaraens y Hae­
do (don Eduardo Viotor).
Señor Presidente — Orden, señores
Representantes! Tiene la palabra el se­
ñor Ministro.
Señor .Myiístio del Interior — Se pre­
guntaba, señor Presidente, por qué no
había sido sometido el señor Nepomu­
ceno Saravia al Juez de Rivera. Ese pun­
to se me planteó inmediatamente en mi
espíritu conforme ordené la prisión, y
aunque yo no entiendo mucho de leyes,
se me ocurrió que no habiendo cometi­
do el delito el señor Saravia en el pai»,
sino fuera del país, no podía haber ju­
risdicción de Juez, sino en aquel Juz­
gado en que yo presentara la documen­
tación, y entendí que siendo el Ministe­
rio del Interior el que iba a presentar
la documentación, no la iba a presentar
al Juez Letrado de Rivera, sino que de­
bía presentarla al Juez de Instrucción de
Montevideo, que es el Departamento en
que se domicilia el Ministerio del Inte­
(Diálogo entre el señor Representan­
te Nunes Ribeiro y el señor Ministro del
In terio r).
— En cuanto a la tercera cuestión, a
la de los hechos policiales, yo no he de­
clarado que no estaba enterado. En al­
gunos casos he dicho que no estaba en­
terado; en otros, no sólo he dicho que
.i enterado, sino que había concu­
rrido personalmente al lugar de los su­
cesos, como en el allanamiento de la ca­
sa de la calle Gonzalo Ramírez.
Lo que yo manifesté siempre es que
en ningún caso estaba en condiciones
de decir quién tenia razón, porque no
soy un juez apasionado, ni soy tampoco
un juez que se adelante a los sucesos y
que sea capaz de juzgar, como podría
hacerlo la Cámara en este instante, oyen­
do una sola campaña, o antes de que
se investigara todo el asunto. Para que
en cada uno de esos casos yo pueda de­
cirle a la Cámara si la policía procedió
bien o la policía procedió mal, es nece­
sario no sólo que se comience la infor­
rigüe todo.
En el único caso en que yo adelanté
una opinión fué en ese de la calle Gon­
zalo Ramírez, porque en ese caso habian
intervenido,— no en el mismo acto, en
momentos sucesivos, — dos Comisarios
que me merecen la más absoluta confian
za, los señores Moratorio y Cavassa. a
quienes yo considero Incapaces de una
locura. Si mañana me dijeran que los
señores D'putados se reunieron aquí y
destrozaron esto completamente en lugar
de deliberar, aunque yo viera la sala to­
talmente destruida, tendría que decir:
"M i impresión intima es que los Dipu­
tados no se han reunido para hacer eso".
Pues bien, señores: en un allanamien-
te hecho por Comisarios de la contex­
tura moral de los señores Moratorio y
Cavassa, tengo la certidumbre de que no
se ha podido realizar eso, ni lo habrían
permititdo tampoco. De manera que
viendo la magnitutd de la obra, el des­
mán inmenso ocurrido en ese local, y la
calidad de las personas que habían in­
tervenido en el allanamiento, hago la
presunción de que eso es una demostra­
ción teatral hecha después que la policía
se fué, para poderla presentar como la
obra de "los perros policiales de Terra",
que es come le llaman los comunistas
a la policía.
Señor Ped rugosa Sierra — ¿Me per­
mite?
Señor Ministro del Interior — Sí, se­
ñor.
Señor Pedregosa Sierra — Es intere­
sante explicar un poco más ese suceso.
Habría que saber si después que inter­
vino la justicia y la policía ge sellaron
 las puertas de ese local de la calle Gon­ Señor Ministro del Interior — ¡Eso laciones o en esos resquemores de que
zalo Ramírez, o si la policía abandonó son fantasmas! el Ministro ahora habla y que teme. De
el local dejándolo habilitado para ser Señor Pedragosa Sierra — Tengo al­ manera que si antes no perturbó las bue­
abierto después, porque si los señores guna experiencia de la vida callejera y nas relaciones el voto 'de censura . . .
Cavassa y Moratorio no son capaces de de cómo es la policía. Usted sabe que yo Ministro del Interior — Por­
un hecho delictuoso de ese g é n e ro ... he sido aquí un lidei de los sueldos po­ que en este caso, señor Diputado Batlle
Señor Ministro del Interior — No ten­ liciales, pero lo soy simultáneamente de Berres, lo que está en tela de juico son
go conocimiento si sellaron las puertas. la conducta policial. los actos ae acierto en el mantenimien­
Señor Bruñí — ¿Y cuándo entró el se­ Yo he sido amenazado por una simple to de la legalidad, que no era el caso
ñor Ministro? infracción en la calle, con tirarme un ti­ del Ministro Espalter.
Señor Ministro del Interior — C-uando ro; he sido amenazado por una simple Esta noche hay una manifestación en
entré yo, estaban las puertas abiertas cuestión callejera, en que tuve una re­ la Cámara. ¿Qué va a hacer la policía?
de par en par, sin una sola persona den­ beldía muy legítima. ¿Cómo no me voy S íior Batlle Borres — Guardar el or­
tro. Entré con el señor Casas, Jefe db a extrañar de que los extremistas, que den
la Policía de Investigaciones; recorrimos son agresivos también, no sean victimas Señor Ministro del Interior — Muy
todo el local sin que apareciera una sola de la autoridad que tiene las armas en la bien: Para el señor Diputado una ma­
persona. De manera que, además de los mano? Por eso pregunto si está bien lí f'_ ación de esa naturaleza es un acto
destrozos que se hicieron al mismo tiem­ aclarado que al hacerse el allanamiento
normal que no debe hacer presumir al
po de la intervención o después de ella, del club, se cerraron las puertas, porque
Poder Ejecutivo que no haya fantasmas
pudieron haber ocurrido todos los que se si se cerraron y se abrieron después, se
de esos que ve con tanta frecuencia el
quisieran, porque aquel local estaba a violaron los sellos.
señor Dipulado Batlle Berres.
disposición de todo el que quisiera en­ Señor Ministro del Interior — Yo no Señor Batlle Berros — Los fantasmas
trar. puedo decirle eso, porque no juzgo la in­ los ve el Poder Ejecutivo y me los quie­
Señor Pedregosa Sierra — Pero, señor vestigación hasta que no está terminada,
ren endosar a mí!
Ministro: allanado por la justicia, de­ y ésta no está terminada.
Señor Ministro del Interior — El fan­
bieron haber sido selladas las puertas, es El Ministro en este caso, es un juez, y tasma pasa por la imaginación del se­
lo lógico; salvo que hubiese quedado es­ un juez no puede ser un personaje preci­ g u n d ó n de poderlo proclamar a todos
condida alguna persona que hubiera he­ pitado que vaya a buscar lo que hay den­
en este momento el fantasma ea el go­
cho los destrozos. tro de un sumario antes de que el suma­
Eso no es muy claro, porque si los se­ rio esté terminado. El procedimiento que bierno del doctor Terra.
ñores Moratorio y Cavassa no son culpa­ se sigue en el Ministerio del Interior, es el Señor Batlle Berros — Si hasta el
bles, por sus condiciones morales, de ha­ de que los sumarios lleguen al Ministro propio señor Ministro declaró aqui, y lo
cer ese atropello, en cambio podrían ha­ después que han pasado por una especie declaró en la agrupación, que no temía
ber sido otros funcionarios policiales los de tribunal, que es el que juzga las resul­ a] movimiento comunista! . . .
que hubieran hecho eso. tancias que del sumario se pueden sacar, Señor Ministro del Interior — Pero
no lo declaró fantasma. Uno puede no
Digo eso por .informes personales que y yo me abstengo siempre de ver esos ex­
temer la realidad.
yo tengo, que oscurecen realmente la ac­ pedientes de tiempo, porque no quiero te­
tuación policial. Yo no tengo ninguna ner ninguna impresión anticipada. De ma­ Señor Batlle Berres — Pero si esa
presunción, pero no es clara la explica­ nera que no puedo decirle nada a la Cá­ declaración la hizo el señor Ministro,
ción de la policía, porque no se explica mara. ¿cómo eso se puede explicar por las me­
de otro modo. Lo que yo he dicho a la Cámara es que didas anteriores tomadas por el Poder
Señor Ministro del Interior — El se­ ignoro la verdad de los hechos, porque esa Ejecutivo? Y por último, señor Presi­
ñor Pedragosa Sierra no conoce la expli­ verdad no puedo traerla a la Cámara si­ dente, hay un exceso de lenguaje eviden­
cación de la policía. Lo único que el no cuando se conozca totalmente el asun­ te del Poder Ejecutivo cuando dice que
señor Diputado Pedragosa Sierra co­ to. No puedo decir que ignoro que haya “ hemos vuelto a la normalidad” . Quien
noce, son ;as manifestaciones publicadas denuncias, porque eso sería estúpido. Lo lee ese mensaje, puede decirse muy bien
en su diario por los propios interesados que no puedo decir es si esas denuncias en algún instante: “ Cómo ahora hemos
y unos vecinos. son justificadas o injustificadas. vuelto a la normalidad, en algún momen­
Señor Pedregosa Sierra — Y la expli­ Ahora bien: frente a un Poder Ejecu­ to no estuvimos en la normalidad” .
cación del señor Ministro, que es como tivo que hace las cosas de esta manera, Señor Ministro del I “ ter¡or — Hace
si hablara la policía. cuidando el mantenimiento de las excelen­ diez minutos el propio señor Diputado
Señor Ministro del Interior — No, se­ tes relaciones con los otro3 Poderes, cui­ Batlle Berres decía que con la declara­
ñor; no doy explicación sobre hechos ocu­ dando todos sus actos, procediendo con to­ ción de la Cámara volvíamos a la tran­
rridos, doy mi impresión personal por la da mesura, yendo al mínimo de las medi­ quilidad.
naturaleza de los desmanes y las perso­ das extraordinarias, la Cámara va a adop­ Señor Batlle Berres — ¡Si, señor!
nas que han intervenido. tar resoluciones que tienden a herirlo mo­ Señor Ministro del Interior — Enton­
Señor Pedragosa Sierra — Y da por ralmente? Porque si bien no tienen nin­ ces, estábamos en la intranquilidad.
resuelto que fueron los comunistas. guna fuerza legal ni constitucional, esto Señor Batlle Berres — Estábamos
Señor Ministro del Interior — No doy tiene, evidentemente, el propósito de cau­ en la intranquilidad provocada ¿por
por resuelto nada. Esa es una presun­ sarle una herida directa o indirecta. ¿Y q u ié n ? ... Provocada por la actitud del
ción mia para establecer que fué el úni­ es acaso patriótico, geñor Presidente, que Poder Ejecutivo. Y le voy a decir otra
co caso en que adelanté opinión; pero so­ sin necesidad alguna, frente a un Poder cosa, que es el a. b. c. en materia de
bre ese punto se ha realizado una inves­ Ejecutivo que en este momento está des- movimientos sociales.
tigación que corre no sólo por cuerda arrolando la acción más legalista del país, Una huelga general, señor Presidente,
policial, sino que ha pasado al Ministerio sirviendo de excelente ejemplo al extran­ se ve, se siente; empieza a gestarse por
del Interior, y es un punto que se va a jero, afrontando una huelga general, que, razones especiales; se habla de ella; no
aclarar perfectamente. Sobre él no pue­ por primera vez en el país, se desarrolla nace por generación espontánea; no
do dar opinión definitiva hasta que no durante veinticuatro horas, sin una gota aparece en minutos ni en horas, ni en
se esclarezca del todo; pero puedo dar de sangre, la Cámara va a plantear este días. Son problemas más fundamentales
una opinión personal, de carácter mo­ nuevo conflicto, como si no hubiera otros que las provocan: y yo me pregunto
ral, por la clase de ias personas que in­ asuntos en el pafs más importantes que cuál era el problema que podria deter­
tervinieron. Si a mí mañana me dicen éste, va a plantea- un distanciamientc minar que la huelga general se realiza­
que el señor Pedragosa Sierra ha dego­ entre los Poderes? Porque td distancia- rla el día miércoles.
llado veinte chiquilines en la calle 18 miento se produje inevitablemente, señor Señor Mi1,i.stro del Interior — El se­
de Julio y me muestran los veinte chi­ Presidente, así !a Cámara ecmunique o ñor Diputado Batlle Berres cree, segu­
quilines degollados, yo no lo puedo creer no esto al Poder Ejecutivo, pues de cual­ ramente, que gobierna a! mundo y que,
precisamente, porque son veinte chiqui­ quier manera no podrán seguir ías rela­ por lo tanto, gobierna también a los co­
lines degollados y porque es el señor Pe­ ciones entre el Presidente y la Cámara, munistas, y les dice a estos señoree:
dragosa Sierra el acusado. en la misma forma qne siguen ahora, “ Miren mis queridos amigos comunistas;
Señor Pedragosa Sierra — ¿Me permi­ porque el Presidente tendrá que ver en cuando yo creo que no hay razón para
te? . . . la Cámara un espíritu apasionado en con­ hacer una huelga, no la hacen; cuando
Yo no tengo ninguna presunción con­ tra de su gestión. creo que hay razón, ustedes la hacen” .
tra la policía. Creo que la policía es una Señor Batlle Berres — ¿Me permi­ Pero el Gobierno, que no cree que los
gran institución; pero mal seleccionada te?. . comunistas proceden de acuerdo con su
como está, está expuesta a errores cons­ Hasta ahora ¿qué ve el Poder Ejecuti orientación, sino con las propias de los
tantes, y entonces, si no son los Cavassa vo en la Cámara? comunistas, no entra a averiguar si hay
y los Moratorio los autores de las trope­ Señor Ministro del Interior — Hasta o no razón para una huelga general. Le
lías, pueden ser los subalternos. Hay un ali-r el Poder Ejecutivo no puede ver basta que la huelga general sea decreta­
estado de sobreexitación en contra de los n- da. porque no se ha tomado resolu­ da por las autoridades del Partido Co­
extremistas. Se explica; hasta el propio ción. munista y por los gremios obreros, y
acuartelamiento de las tropas crea una Soñor l!atHe Borres — Pero en cam­ una vez que la huelga está decretfda,
situación nerviosa especial que las pre­ bio, la Cámara dió un voto de censura admite su existencia, y admitida su exis­
para en contra de los enemigos natura­ al Ministro del Interior, doctor Espal- tencia. se prepara para mantener el or­
les. ter, y no se entró en esa ruptura de re­ den.
 Señor 1latí le Berros — Yo voy a estar
a lo que me diga el señor Ministro.
El día jueves, anterior al sábado, día
de la reunión en el Ministerio del In­
terior, ¿tenía noticia el señor Ministro
de que en la próxima semana iba a ha­
ber una huelga general?
Señor Ministro <lel Interior — No, se­
ñor.
Señor Batí le Berros — ¿Quién la te­
nia? ¡Nadie! ¿Por qué vino? Por las
medidas tomadas por el Poder Ejecuti­
vo, nada más.
Además, señor Presidente, es explica­
ble que así sea, y voy a decir por qué.
Es evidente que la lucha entre capita­
listas y comunistas existe, que se va re­
solviendo normalmente por medio de la
ley. en fin, por lo que es de conocimien­
to de todos, para abreviar. Pero, señor
Presidente, 8i de repente los comunistas
ven la reunión de los directores de los
más distintos partidos políticos al día
siguiente de esa reunión, que se guarda
en secreto, ven que la justicia cierra un
diario, naturalmente ese partido, que
cree contar con la oposición de todo, en
ese gesto ve una actitud de lucha con­
tra él y adopta todas las medidas que
están a su alcance para defenderse con­
tra ese ataque que en aquel instante apa­
recía totalmente improvisado.
Por eso le he dicho al señor Ministro
que el Poder Ejecutivo fué culpable en
aquel gesto. Es claro que el señor Mi­
nistro para defenderse hasta llega a in­
sinuar — como lo hizo hace algunos ins­
tantes — que mi moción o mi actitud
responden a una actitud de oposición
constante a la Presidencia.
Señor Ministro del interior — Yo no
he empleado la palabra “ constante” . Esa
palabra estaría en el pensamiento del
señor Diputado, y le salió a flor de la­
bio.
Señor Batlle Borres — No está en mi
pensamiento sino que está en las trave­
suras del doctor Ghigliani en el caso ac­
tual para quitarle fuerza a l,a posición
que he adoptado; pero tendrá que con­
venir conmigo en que no es de esa ma­
nera cómo va a explicar las razones que
ha tenido el Poder Ejecutivo en este
instante.
Señor Ministro del Interior — Das ra­
zones que ha tenido el Poder Ejecutivo,
han surgido de los hechos.
Pero lo que a mi me interesa en este
instante, es, — y conste que he procura­
do eludir esta situación, — declarar que
quise quie se diera el punto por suficien­
temente discutido, porque no quería
asistir a la presentación de las mociones
ni a su discusión; pero, una vez que es­
taba presente, yo no he podido silenciar
mi opinión con respecto a la situación
que se va a crear.
Yo creo que nunca, señor Presidente,
desde que ha habido huelgas e interpe­
laciones después de las huelgas, nunca
el Poder Ejecutivo ha podido presentar
al Parlamento una conducta más limpia.
Eso, nadie lo podrá desmentir
En todos los Gobiernos, aún en tiem­
pos de Batlle, — que debe ser para los
amigos, el prototipo del buen Gobieno. . .
(Se produce un diálogo entre el señor
Ministro del Interior y el señor Repre­
sentante Batlle Berres).
Señor Batlle Berres — ¿Me permite
una interrupción?
Señor Ministro del Interior — SI se­
ñor.
Señor Batlle Berres — Para explicar
al señor Ministro una de las tantas ra­
zones que puede hacer en favor de ese
voto de censura, si se quiere decir así,
a los actos del Poder Ejecutivo, voy a
leer un recorte de un editorial de ‘La
Prensa” de Buenos Aires, publicado a
propósito de las medidas del Poder Eje-
cutivo, en que hace aparecer al Uruguay Una Cámara que dé un voto de cen­
como si estuviese realmente convut do­ sura para un Ministro del Consejo N a­
nado por el movimiento comunista, que cional continuando aquel en su puesto,
dice así; es una Cámara que da la sensación de
que no tiene ninguna vinculación a ese
“ La lección ejemplar J respecto con el Poder Ejecutivo; que no
Hasta hace cuarenta y ocho horas pa- es admitida la censura, más, qmre es re­
recia el Uruguay la tierra predilecta de chazada y que no tiene más efecto que
la libertad, no sólo por la amplitud con un efecto platónico que desprestigia al
que ella estaba consagrada en sus insti­ Parlamento.
tuciones políticais, sino también potr el (No apoyados).
respeto, — casi debiéramos decir el inul­ Señor Pedragisa Sierra — ¿Me per­
to, — con que la garantizaba el Gobier­ mite?
no de la Nación.” Señor Ministro del Interior — Sí, se-
Bien; para la prernsa argentina, los ac­ ñir.
tos del Poder Ejecutivo podían estar jen Señor l ’ edragosa Sierra — Creo que
contraposición con lo que hasta ha|cía respecto de este problema sobre las alar­
veinticuatro horas era tradicitón de , li­ mas y sobre la actitud del Podier Ejecu­
bertad en el Uruguay. _ I tivo, hay que establecer categóricamen­
Señor Ministro del Interior — Señor te, con toda franqueza, si hay o no con­
Presidente: yo no sé a qué ajusta bus fianza en las actitudes del Poder Ejecu­
actos públicos el señor Batlle Berres- tivo.
En lo que me es personal, yo creo en
De mí sé decir y diel Presidente de la Re­
pública, que nos importa un pito lo que ia rectitud del doctor Terra y del doc­
diga “ La Prensa” de Buenos Aires. Nos­ tor Ghigliani. Creo que tuvieron en su
otros ajivi.tamos nuestros actos a nues­ ánimo la presunción vehemente del pe­
tro deber y no lo modificamos temiendo ligro de la conmoción interior y, de
o teniendo en cuenta lo que pueda décir acuerdo con esas presunciones mismas,
la prensa, no sólo de la Argentina, si­ se produjeron esos actos, que han sido
no del Uruguay. aprobados por la agrupación, que son los
Señor Batlle Berres — ¿Me permite? actos fundamentales. Discutir sobre las
Señor Ministro del Interior — Sí, jse- presunciones y fantasmas, es perder
tiempo. Oreo que estamos en un círculo
ñor.
Señor Batlle Berres Yo cometería vicioso. Para mí lo fundamental es que
una verdadera necedad si mis actos de hubo sinceridad en los actos del Pouer
legislador los tuviera controlados por lo Ejecutivo. Para mí la hubo, y es bas­
que la prensa del Uruguay o la preasa tante.
extranjera dijese; pero si yo parto del la Lo que se puede decir es que son exce­
base de que todo lo actuado por el ¡Po­ sivas las medidas en comparación con
der Ejecutivo es malo y equivocado^ y 'o que después sucedió; pero si no hubie-
parto de la base que hay que llevar la a sido así, si realmente hubiera sido
tranquilidad al pueblo, que el Poder Bje- ".orno se preveía al principio, ¿qué hu­
cuitivo por un instante quitó, esto lo trai­ biera hecho el Parlamento? Luego, yo
go para robustecer mi opinión de que, creo, señor Presidente, que nos estamos
no sólo el Poder Ejecutivo pudo hhc-er colocando en una situación bizantina, en
mal dentro del país, sino que pudo ¡ha­ una discusión inútil, y que el país nada
cer mal fuera del país. Y, evi den temen- gana.
te, señor Presidente, ©so ha sido inconve­ Si estuvo bien o mal el Poder Ejecuti­
niente, porque es inconveniente realizar vo lo dicen las medidas tomadas y la
cualquier acto público que pueda hacer aceptación en general de esas medidas.
recaer sobre nosotros una distinta opi­ Uo que se puede discutir, señor Presi­
nión de la que el país merece que se dente, son los hechos y después vamos a
tenga. I saber lo que dice la Comisión investiga­
dora.
Si el Poder Ejecutivo, señor Minisi.ro, (A poyados).
hubiese adoptado las medidas a mi Jui­
cio convenientes, a mi me importaría un Señor Ministro del Interior — Pido la
pito de la prensa; pero, como el Pc|der palabra.
Ejecutivo no ha tomado las medidas don- Señor Presidente — Tiene la palabra
venientes, sino inconvenientes, — lo que ■el señor Ministro.
además de hacer daño dentro del país Señor Ministro del Interior — Yo quie-
nos hace daño fuera del país, — no me ■o que se vea bien cuál es mi posición
puedo desinteresar, naturalmente, y ¡ di­ sobre todo después de la palabra “ ame-
go que las medidas del Poder Ejecutivo raza” pronunciada por el señor Diputa­
do socialista.
son malas por lo que concierne a nos­
otros dentro y fuera del país, razón de Hace un rato, durante el intermedio,
más todavía para darle estas censuras vo le decía a los señores Diputados De
que en el caso yo pido que se le dé. Muía y Dufour que hubiera deseado ir­
me para no decir estas cosas que estoy
Señor Ministro del Interior — Selñor diciendo por temor que se tomaran co­
Presidente: yo creo que un Parlamepito no una amenaza.
debe arrostrar el desaire del Poder Eje­
Señor De Mnla — Es exacto.
cutivo cuando realmente hay motivo Éun-
Señor Ministro del Interior— Bien. Pe
damental para hacerlo; pero, cuando ¡es­
tá en el espíritu de todos que no ha exis­ ro yo, señor Presidente, miro todos es­
tido en el Poder Ejecutivo ningún acto tos problemas desde un punto de vista
más elevado que el que pueda tener el
fuera de la ley. . .
Ministro, por su puesto, o el Poder E je­
(Interrupción del señor Representan­
cutivo. por su situación, pues los miro
te Troitiño).
del punto de vista de la relación general
— Yo en este momento desearía que de los Poderes del Estado excluyendo
no se tomaran las palabras que siguen en absoluto mi posición personal que es
como las palabras de un Ministro, sino la más cómoda del mundo, porque ma­
como las palabras de un miembro de la ñana o pasado no seré Ministro por ra­
Cámara, que desea mantener en el piás zones ajenas a la interpelación. De ma­
alto y elevado concepto el que se tepga nera que no me tocará afrontar ningu­
de esta entidad. na de las situaciones posteriores a la in­
Debo decir, señor Presidente, que los terpelación.
Cuerpos, como éste, deben cuidar de no Yo que estoy en esas cond'clones ex­
hacer la ridicula figura de que no se les cepcionales. considero que se debe hacer
lleve el apunte. Permítaseme que emplee e! mavor esfuerzo par-a que la Cámara,
este término poco parlamentario, pero que tiene la certidumbre de la correc­
que el público conoce muy bien. ción de procederes del Poder Ejecutivo,
 i.u cómela io que se podría decir — y
■ío ea uu ibiiüiüii i'uu que yo quiera iic-
n r u ía (Jamara, amo porque piula con
juaie/m mi peusamienio — una ligereza
ai piuaicar una cueation lan sena como
uua censura directa o indirecta al Po-
uei iujecuuvo soore baae lan rumia.
ureo que si en dos de ios asuntos
•.irincipaies esta la jusuoia u: por medio,
y pa,a conocer la verdad eompiela nay
que esperar, y el oiro asunto, el de las
rumos y ei leiegraio, aon insigm-
otuates que no pueden uar ¡ugai a me-
uiua aiguna, ni siquiera a la atención de
ai ñamara, creo — y lo propoiid.ua si
luera diputado en este momento — que
•o que dtbe nacer la Garuar* es levantar
ai sesión en lugar de adoptar resolución,
a ía espera de lo que le diga la Comi­
sión investigadora, a la espera de lo que
se sepa de la justicia en la investiga,
ción sobre Nepomuceno baravia y a la
espera, si se quiere, de la comprobación
de hechos que no han sido comprobados
sino solamente denunciados.
Esto, señor Presidente, es lo que yo
hubiera propuesto como Diputado, y creo
que es lo cuerdo, porque no hay ningún
ínteres, señor Presidente, en que haya
un conflicto entre la Cámara y el Poder
Ejecutivo o haya un sometimiento del
Poder Ejecutivo o haya un papel desai­
rado para la Cámara de Representantes
de nuestro país.
Es el deseo, señor Presidente, de sal­
var la dignidad de los poderes lo que
me mueve a hablar aquí — no como Mi­
nistro, casi digo solamente como patrio­
ta — para evitar un desenlace tan des­
graciado para esta interpelación.
lie terminado. — (Aplausos en la Ba­
rra) .
Señor Fraudo — Pido la palabra.
Señor Presidente — Tiene la palabra
el señor Diputado Prando.
Señor Prando — Yo, señor Presidente,
deseo, en términos muy breves dar mi
opinión sobre las mociones que acaban
de presentar; pero, antes de darla, d e ­
seo hacer mis observaciones a la peli­
grosa tesis sostenida por el señor Minis­
tro del Interior en cuant, a que la Cá­
mara no puede hacer declaraciones
aprobatorias o desaprobatorias de la con­
ducta del Poder Ejecutivo.
Si bien es cierto, como se ha repetido
hasta el cansancio, que no está expresa­
mente consignada en el texto de la
Constitución la facultad de dar votos de
censura o de aplauso con eficacia obli­
gatoria, está implícitamente contenida
en el texto del artículo 50, cuando ie da
al Parlamento facultades con fines le­
gislativos, inspectivos y de fiscalización.
1.a función, pues del Poder Legislativo
es fiscalizar los actos del Poder Ejecu­
tivo. y cuando se llama al seno del Par­
lamento a un Ministro para pedirle que
explique la conducta seguida por el Po­
der Administrador y las explicaciones de
este Ministro no satisfacen, la Cámara
tiene un derecho indiscutible de pro­
nunciarse sobre esas explicaciones, y dor, al extremo que motivó una reacción
sorprende que un miembro de la Cáma­
ra en ejercicio del Ministerio del Inte­
rior, lo quiera desconocer.
En cuanto a lo que dijo el señor Di­
putado Troitiño de que el señor Minis­
tro del Interior insinúa amenazas, es
verdad. Desde hace un largo rato el se­
ñor Ministro del Interior quiere impre­
sionar a esta Cámara en cuanto a que
el Poder Ejecutivo no tomará en evien­
ía absolutamente para nada el voto de
censura qup se formule. Es cierto que
este voto de censura no hará demftir al
Ministro: pero es cierto, también, que
el Parlamento tiene un arma poderosa
para boycotear a este Ministro que. a
pesar del voto de censura, se mantiene
en su puesto.
No basta tener el cargo, señor Presi­
dente, para ser Ministro. Es necesario
tener la autoridad moral para desempe­
ñar el puesto; y ¿qué autoridad moral
puede tener un Ministro censurado que
concurra a esta misma Cámara que lo
censura a pedir la colaboración del Par­
lamento para su gestión ministerial?
¿Acaso el Ministro de Obras Públicas,
censurado, si se presentara a este recin­
to, podría hablar con toda la autoridad
de un Ministro después de haber sido
censurado? ¿Acaso el Parlamento no
puede negarse a votarle los proyectos de
ley que ese Ministro necesita para su
gestión ministerial? ¿Es tan absoluta­
mente ineficaz el voto de censura como
lo quiere presentar el señor Ministro del
Interior?
Si él cree que el Poder Ejecutivo se
distancia del Poder Legislativo, porque
el Poder Legislativo, en uso de sus fa­
cultades legítimas, manifiesta que no se
da por satisfecho por sus explicaciones,
que se distancie del Parlamento.
(Murmullos).
— No nos preocupa absolutamente na­
da el distanciamiento del Poder Ejecu­
tivo. En el ejercicio pleno de sus fueros,
y en el ejercicio de su soberanía, tal co­
mo la Constitución se la da a la Cámara,
no le preocupan ni las actitudes de ame­
naza ni las actitudes de complacencia.
Cumplirá con su deber. . .
Señor Ministro del Interior— ¿Me per­
mite ?
Señor Prando — Sí, señor.
Señor Ministro del Interior— La Cons­
titución establece que los Ministros son
llamados a Sala a fin de pedir y recibir
¡os informes.
Pido que se lea la Constitución.
Señor Prando — Perfectamente. Le
tomo la palabra “ informes” .
Señor Ministro del Interior — (L e e );
"Cada una de las Cámaras tiene fa­
cultad, por resolución de la tercera parte
de sus miembros, de hacer venir a su
Sala a los Ministros de Estado para pe­
dirles y recibir los informes” . Me parece
que es claro.
Señor Prando — No le voy a discutir
el término “ informes” ; p9ro si los in­
formes que el Ministro proporciona, no
satisfacen a la Cámara, ésta dice que no
se da por satisfecha con esos informes.
Señor Ministro del Interior — La Cá­
mara, la Asamblea General y los Pode­
res del Estado, no pueden hacer sino
aquello que la Constitución les autorice.
Yo quiero que el señor Diputado Prando
me diga en qué articulo de la Constitu­
ción se dice que la Cámara pueda hacer
declaraciones.
Señor Prando — Se lo voy a decir.
La Cámara solamente podrá hacer
aquello que la Constitución establece:
pero dentro de lo que la Constitución es­
tablece hay que darle el medio para po­
ner en movimiento sus facultades, y el
medio de poner en movimiento sus fa­
cultades, cuando los informes de un Mi­
nistro no satisfacen. . .
(Interrupciones).
— El único medio de poner en movi­
miento esas facultades es declarar que
los informes proporcionados por el Mi­
nistro no satisfacen
Y este es el voto de censura indirecto
que nuestra Constitución ha consagrado,
porque de lo contrario, ¿qué alcance pue­
de tener el que venga un Ministro a dar
informes, y aún cuando la Cámara no se
dé por satisfecha tenga que guardar si­
lencio? ¿Acaso el señor Ministro cree que
la Cámara no puede hacer la declaración
de que no se da por satisfecha?
Señor Ministro del Interior — ¿Me
permite?
Creo que no. La Cámara no puede ha­
cer sino lo que la Constitución expresa­
mente le autoriza hacer. Declaraciones,
no puede hacer. Se dice, es cierto: “ Se
manda un telegrama de felicitación a un
Gobierno extranjero” ; pero en eso no
hay una relación de poderes. Donde la
Cámara debe ser más restrictiva es
cuando se trata de las relaciones con
otro poder, erando puede crear un con­
flicto entre poderes. Si la Cámara tuvie­
ra el poder de censurar al Poder Ejecu­
tivo, la Cámara estaría por encima del
Poder Ejecutivo, porque no es admisible
que el inferior censure al superior o al
igual.
Además, señor Presidente, dice el doc­
tor Prando: “ ¿Para qué se llamaría a
un Ministro a dar informes?” . . . Para
tres cosas, señor Presidente; para hacer
las leyes, si es necesario; para castigar
si aDac»?» “ I mal desp éj de I03 informes
del Ministro, mediante un juicio político
en los casos que lo estime conveniente y
que la Constitución establece; y, tercero,
para reformar la Constitución , que es
lo que debiera hacerse estableciendo
con claridad, si lo juzgaban bien
dos legislaturas, por dos tercios de
votos, que la Cámara tiene dere­
cho a la censura. Pero mientras no
se establezca ese derecho a censurar, se­
ñor Presidente, lo que debe hacerse es
encauzarse cada poder dentro de sus fa ­
cultades estrictas y precisas establecidas
en la Constitución, y si el Parlamento
creyera que debe establecerse la censura
de una de las Cámaras, que modifique
la Constitución y se establezca. La prue­
ba más evidente de que no lo cree así es
que, no sólo no ha encontrado los dos
tercios de votos de cada Cámara en dos
legislaturas para alguna de estas refor­
mas, sino que en general no han podido
ponerse de acuerdo dentro de la misma
Cámara Quiere decir, pues, que, por lo
monos, la opinión está completamente
dividida, ya que en el seno de la Cáma­
ra, continuamente, en multitud de oca­
siones, el problema se ha debatido siem­
pre en la misma forma, sin llegarse a
ninguna solución.
Erente a una discrepancia tan eviden­
te, consagrada por los hechos y por
el tiempo, ¿cómo es posible que se arros­
tre esa facultad en momentos en que el
pais debe estar más unido que nunca
para luchar contra la desgracia, por una
miserable cuestión?
(Interrupción del señor Representante
Batlle Berres?
S“ñor Prando — Continúo, señor Pre­
sidente.
La tesis del señor Ministro del Inte­
rior no me sorprende, porque es la mis­
ma que sostuvo en esta Cámara el año
anterior a raíz del informe de la Comi­
sión investigadora sobre la destitución
de los Comisarios Nogués y Bottías.
(Interrupciones).
— La repitió en esa oportunidad con
un carácter amenazedor y casi provoca­
exagerada, tal vez, pero justificada siem­
pre del señor Diputado Zavala Muniz.
Es la tesis ortodoxa de los que creen
aue el Parlamento no puede ejercer sus
facultades de fiscalización. ¿Qué quiere
decir fisc a liza r? ... Juzgar la conducta
de los otros P o d eres...
(Interrupciones).
— ...P e d ir los informes, decir si ha
hecho un buen uso o un mal uso de las
facultades que la Constitución le dá, si
ha violado la ley, si ha hecho un Regla­
mento gtentatorio, si se ha desconocido
un derecho. Existen infinidad de casos
en que la conducta del Poder Ejecutivo
tiene que ser controlada. De manera,
señor Presidente, que en cuanto al lla­
mado voto de censura, si bien no está
 cnsignado de una manera expresa, está
implícitamente contenido en el artículo
50, en las facultades que el Parlamento
tiene para fiscalizar la conducta de los
otros Poderes.
Respecto al asunto que provoca la in­
terpelación, yo reconozco que el Poder
Ejeoutivo ha procedido con buena fe;
pero reconozco, también, que ha proce­
dido con ligereza, no me atrevo a ca­
lificarla muy duramente, pero sí me
parece una ligereza impropia de un Po­
der del Estado. No desconozco en abso­
luto que el uso de las facultades extrar
ordinarias está perfectamente justifica­
do cuando existen motivos serios de con­
moción interna, y en el caso de que ese
peligro se produjera, no creo que haya
en este Parlamento ningún insensato que
se deje dominar por la pasión política,
para no ahogar ese sentimiento sectario
frente a un sentimiento patriótico. En eso
coincidimos todos. Pero cuando se trata
de las facultades extraordinarias, tienen
que ser usadas, como las propias pala­
bras lo dicen, con gran mesura, y en for­
ma extraordinaria.
Yo comprendo que los que concurrie­
ron a esa reunión de notables, citados a
horas desusadas, en vísperas de Carna­
val, cuando se creía que no había nin­
gún motivo para hacer una reunión ex­
traordinaria, y hasta con cierto carác­
ter de reserva, llegaran a la sala del Mi­
nisterio del Interior, y al encontrarse ese
cónclave heterogéneo, que venía de los
distintos sectores políticos, se hayan im­
presionado en ese instante frente a no­
ticias que llegaban del extranjero y que
concretaban, en forma más o menos pre­
cisa, que para el día próximo lunes 9
estallarla un movimiento revolucionario
comunista.
(Interrupción del señor Ministro del
In terior).
— ¿Es cierto o no es cierto?
Señor Ministro del Interior —• Es ab­
solutamente incierto.
Señor Prando — ¿Es cierto o no es
cierto que el señor Ministro don Pedro
C osío envió al Ministerio del Interior un
telegrama de la policía secreta alema­
na diciendo que estallaría el día lunes
7 de Febrero una revolución comunista
en Montevideo y que estaban amenaza­
das s vidas del Presidente de la Re­
pública y del Ministro del Interior?
Señor Ministro (leí Interior — Es ab­
solutamente inexacto que se haya fijado
fecha para el estallido de una revolución
comunista. De manera que ni era el lu­
nes, ni 7 ni ningún otro día de la se­
mana.
Señor Prando — Pero el telegrama,
llegó.
Señor Ministro del Interior — Pero
es muy importante eso de que se haya
dicho que al otro día iba a estallar un
motín, porque entonces, sería grave.
Lo que voy a decirle al señor Diputado
es que hubo un telegrama y varias car­
tas del Ministro Cosío dando cuenta de
las informaciones qne había recibido —
no sé si exactamente se puede decir de
la policía alemana — en el sentido de
que se preparaba un movimiento comunis­
ta subversivo en el Uruguay, con aten
tados. no sólo contra el Presidente de
la República — no hablaba del Minis­
tro del Interior, pero seguramente es­
taría — sino contra otros Ministros de
Estado, y determinadas personalidades
del país, y determinados establecimien­
tos. Es cierto que vino ese telegrama.
(Interrupciones).
Señor Manini Ríos — ¿Entonces, la
ligereza del doctor Prando es solamente
una cuestión de fecha?
Señor Ministro del Interior — La li­
gereza del doctor Prando consiste en ha­
ber presentado a aquella reunión — él
con su clara inteligencia y su afición a
la literatura — como de elementos hete­ conoce, pero no que no existían. ¿O cree
rogéneos y asustados casi, a la espera de el señor Diputado que conoce todo lo que
un terrible movimiento comunista quepasa en el mundo?
iba a estallar al día siguiente. Es una co­ Señor Praiulo — No tengo tal preten­
sa totalmente distinta. Era una reunión sión; pero el señor Ministro no ha acla­
rado esos síntomas locales coincidentes
de señores a los que se les dijo: “ Se lian
recibido estos telegramas y estas noti­ o convergentes con las informaciones del
cias” , que fueron leídos en esa reunión. exterior. Yo no desconozco que el co­
Y ahora le retiro el cargo al doctor Ma munismo puede ser un peligro, no tan­
nini, porque el doctor Manini llegó a^ ia to pu. lo>s militantes criollos sino por el
reunión después de la lectura. dinero que ponen en juego, porque la
|
Señor Prando — La ligereza cometida gran propaganda soviética es, precisa­
por mí fué precisar determinado día; mente, provocar la gran revolución co­
pero el telegrama llegó con caracteres munista en el mundo mediante dinero.
alarmistas, se habló del estallido revolu­Y ese dinero que Moscú manda aquí, es
cionario, etc. Sobre esa base se hizo todoel dinero que va a hacer fracasar las re­
el motín comunista; motín que la poli- voluciones comunistas, porque estos se­
ca pudo resolverlo con simples medildas ñores comunisLs energúmenos, viven a
policiales; medidas policiales que se (hu­expensas de ese dinero, es un modo de
bieran podido tomar antes de esta opor­ vida que tienen. Eso es una cosa visi­
tunidad porque la propaganda comunis­ ble.
ta subversiva se viene repitiendo desde Por consiguiente, el llamado motín
que existe el Partido Comunista em el comunista no existe, como lo probó la
paía y no solamente en las calles públi­ huelga general, que fué un fracaso ro­
cas, no solamente en los periódicos; en tundo, absolutamente rotundo.
el propio Parlamento del país el señor Señor Ministro (leí Interior — Por las
Diputado Gómez nos tiene cansados de medidas.
decir que va a hacer un degüello gene­ Señor Prando — El señor Ministro
ral de la burguesía y a ahogar en san­ del Interior evidentemente, a raíz de esa
gre burgueses. . . huelga general, puede presentarse como
(Interrupciones). Ise presentó Briand en un momento so­
Señor Rospide — ¿Me permite? 1 lemne en el Parlamento francés, cuan­
Señor Prando — Sí, señor. do la huelga de los ferrocarrileros, que
Señor Rospide — Yo oreía que el doc­ en medio de una tempestad de ataques
tor Prando, al decir “ en el propio par­ de toda la Cámara y, sobre todo de la
lamento del país” , se iba a referir a extrema izquierda que lo acusaban a él,
que hace ya un año hubo una denuncia viejo socialista, de haber sofocado por
según la cual al señor Diputado Frtigo- la fuerza un movimiento proletario, con­
tuvo todo el movimiento de la acusación
ni desde la Barra, los comunistas le iban
mostrando sus manos y diciendo: “ Ved
a tirar una bomba y lo iban a hacer ex­
plotar. mis manos: están limpias de sangre” .
El Ministro puede parodiarlo. Pero la
(Interrupciones).
huelga general, la adhesión gremial a esa
— Como es natural, se tomaron niedi- huelga fué insignificante, lo que quiere
das muy serias. El señor Diputado pat- decir que las ideas comunistas no han
Ue Berres fué el que dijo que había que entrado en los gremios obreros. Al fin
tomar esas medidas. El propio señojJ Di­ y al cabo, ¿qué son? Son esos cuatro
putado Batlle Berres me vino a pedlir a energúmenos desequilibrados de que ha­
mí, que presidía la Cámara, que citara blaba el doctor Frugoni ayer en Cámara
al Jefe de Policía para convenir las me­ que se pasan gritando de una esquina a
didas que se iban a adoptar. Se révisó la otra. El peligro comunista, pues, con
a todo el mundo, se apostaron agentes caracteres alarmantes, yo no lo veo.
de investigaciones en la Barra y en los
Por consiguiente, me parece que el
pasillos, y debido a eso es que todavía
Poder Ejecutivo, cuando hizo uso de la
está vivo el «efior Diputado Frugoiii. facultad extraordinaria, a raíz de una
(H ilaridad). T
conmoción pública, no estaba frente a
— Pero lo interesante es esto, domo ese problema. Procedió con una impre­
dice el señor Diputado Prando: si sei hu­ sionabilidad indebida, con una falta de
bieran tomado desde entonces las medi-
serenidad impropia en un Poder del Es­
'das ordinarias que se debían tomar! se­ tado. Y es por eso que, sin desconocer
guramente no habría habido que llegar
que las medidrs de policía deben ejer­
a tomar medidas extraordinrrias. Bi se cerse para mantener el orden, contener
hubieran tomado medidas cuando el ca­
los actos subversivos de esa propaganda
so de Rocha, cuando el caso de Colonia, cuando pretende conmover el orden so­
en la que una conferencia en que estaba
cial, creo que el peligro comunista en el
el doctor Luis A. de Herrera, le hicie­ país se resuelve con simples medidas
ron una descarga los comunistas, si ( des­
policiales.
de entonces se hubieran tomado las; me­ En curnto a la situación del señor Ne-
didas que tiene en sus manos el Poder
pomuceno Saravia. francamente, las ex­
Ejecutivo, probablemente se hubieran
plicaciones que el señor Ministro del In­
evitado estas medidas extraordinarias. terior ha proporcionado a la Cámara,
Pero el hecho real es este: que ya en la
revelan que la falta de serenidad se
Cámara hemos tenido que tomar medi­ transformó en una verdadera precipita­
das, por denuncia del señor Diputado
ción.
Batlle Berres, contra los comunistas que Yo no sé si el Poder Ejecutivo esta­
habían amenazado al señor Diputado
bleció una relación entre la prisión de
Frugoni. !
Saravia y el movimiento comunista.
Señor Prando — Yo, me explico que Quiero creer que no Admito que Sara­
los telegramas llegados del exteriot hu­ via tiene una desvinculación absoluta con
bieran producido ese estado de nérvio- el movimiento comunista; pero fué tan
sidad; pero ese estado de nerviosidad, coinc.idente la prisión de Saravia oon las
esa impresionabilidad alarmista que es­ medidas tomadas contra el comunismo,
tá justificada en lo que podríamos lla­ que en la opinión general del país ya se
mar la psicología de cualquier peifsona, habló del plan establecido en la siguien­
en un gobernante, cuando tiene que ha­ te forma: Saravia se levanta en el Nor­
cer uso de las facultades extraordinarias, te de la República: las fuerzas que cui­
debe proceder con más mesura. Nb bas­ dan Montevideo, tendrán que ir a sofo­
ta recibir el telegrama: tendría que ha­ car el movimiento revolucionario...
ber dentro del ambiente local síntomas Señor Ministro del Interior — Ahora
coincidentes con ese telegrama, v los está viendo fantasmas el señor Diputado.
síntomas no existían. Señor Prando — E=e es el fantasma
Señor Ministro del Interior — Efeo no que e' Poder Ejecutivo inculcó en la opi­
puede decirlo. Puede decir que n(o los nión general del país. A raíz de esas me-
 úidas, precisamente es que entonces em­
pezó la cavilrción popular: “ ¿Cuál será
el movimiento revolucionario? ¿Qué tie­
ne que ver el viejo guerrillero Nepomu-
ceno Saravia con el movimiento comu­
nista actual?”
Todo eso, señor Ministro, demuestra
que el uso precipitado de estas faculta­
des creó un estado de alarmismo com­
pletamente falso y es por eso que yo.
reconociéndole al Poder Ejecutivo las
facultades que constitucionalmente tie­
ne, esas facultades extraordinarias, con­
sidero que en un caso ha procedido con
una impresionabilidad censurable y en
otro con una grave precipitación, por­
que no se puede tomar a un ciudadano
por simple sospecha, y alrededor de Ne­
pomuceno Saravia se viene hablando. . .
Señor Ministro del Interior — Pero,
¿por qué no lo larga la justicia?
Señor Prtuido — Le voy a decir por
qué. El argumento es más efectista que
real.
Como todos los cargos que se dirigen
contra Nepomuceno Saravia son declara­
ciones de personas que dicen que le oye­
ron decir a él que estaba comprando ar-
mrs y haciendo un movimiento revolu­
cionario, el Juez de Instrucción le tie­
ne que tomar declaración, el proceso se
prolonga, y hasta que no esté llenado ese
proceso, no se le pone en libertad.
Señor Ministro del Interior — Pero,
¿puede ponerlo en libertad?
Sefíor Prando — Si señor.
Señor Ministro del Interior — Pues
si puede ponerlo en libertad y no lo po­
ne es porque hay alguna razón para re­
tenerlo preso!
Señor Prendo — El Juez debe cumplir
con su deber, tiene que tomar todas las
medidas para vestir el sumario, para
dejar perfectamente establecida la prue­
ba, y verá, señor Ministro, que el señor
Nepomuceno Saravia va a salir comple­
tamente absuelto, y eso será la compro­
bación plena de que todos esos díce­
res . . .
Señor Ministro del Interior — No. se
ñor! Porque se puede ser inculpado, ha­
ber razón para aprehenderlo y ser ino­
cente. A cada rato debe haber visto el
abogado Prando, en los juicios que de­
fiende. que hubo mérito para procedi­
miento contra inocentes.
Señor Prando — Yo puedo afirmarle
al señor Ministro — reconociéndole to­
da la buena fe con que ha procedido, re­
conociéndole también que ha sido un es­
tricto legalista en el sentido de que no
ha demorado ni un momento en someter
esos asuntos a los Jueces ordinarios. —
que he de reconocer también el señor Mi­
nistro que el uso de las facultades ex­
traordinarias no se puede hacer ni con
ligereza ni con precipitación.
Señoj. Ministro del Interior — No se
ha hecho ni con ligereza ni con preci­
pitación.
Señor Prando — Yo considero que el
Poder Ejecutivo en este desgraciado epi
sodio, — no diré viendo fantasmas, pe­
ro exagerando los hechos. — ha incurri­
do en una censurable ligereza, y por eso
yo voto la fórmula presentada por la
bancada nacionalista.
He terminado.
Señor Ministro del Interior — Pido
la palabrc. va que b« sido aludido.
Señor Presidente T'ene la palabra
el señor Ministro.
Señor Min'stro fl-i Interior — Por lo
visto, señor Presidente, el único fantas­
ma, lo único que el Poder Ejecutivo ha
hecho indebidamente ha sido reunir a
una cantidad de personas no'ables del
país. Hasta ahora es lo único que se le
ha criticado, porque todos los otros he­
chos son posteriores al decreto de huel­
ga general, y en este caso la huelga ge­
neral ha sido el momento en que se han
decretado menos medidas extraordinarias.
Señor Frugoni — ¿Me p erm ite? ...
Ese fué un hecho gravísimo, porque
a raiz de la reunión de notables se des­
ató la actividad inusitada de la autori­
dad judicial para clausurar locales obre­
ros y para crear indefinidamente un ór­
gano de publicidad. Quiere decir que ese
fué el punto de partida de la gran cam­
paña alarmista para preparar a la opinión
pública e impresionar así a los propios
jueces para hacerles creer que estamos
frente a un peligro real.
Señor Ministro del Interior — El úni­
co que lo cree es el señor Diputado, y
los otros que lo acompaña en esa fanta­
sía.
Esa reunión, señor Presidente, de­
muestra precisamente lo contrario de lo
que dice el señor Diputado Prendo: de­
muestra que el gobierno no quiso proce­
der con precipitación ni con ligereza; que
frente a unos hechos, a unos datos
que podían ser ciertos o inciertos, quiso
conocer la opinión de lo más representa­
tivo que puede haber en el país dentro
de todos los partidos, para no equivo­
carse en cuanto a !a apreciación de los
hechos. Fué algo de lo más sensato, de
lo más correcto.
Ahora, los que han cometido ligereza
son los que, como el señor Diputado
Prtndo, se han impresionado con los
chismes que corrían por las calles; pero
ninguna persona seria se ha impresio­
nado con eso.
Señor Prando — ¿Y es chisme la pri­
sión de Nepomuceno Saravia?
Señor Ministro del Interior — No, se­
ñor. Son chismes los que se recogen en
las crlles. No son chismes las cartas del
Banco de la República . . .
Señor Prando — Una de las bases que
sirven a la comunicación del señor Mi­
nistro del Interior al Juez de Instruc­
ción. es un célebre telegrama de un se­
ñor Crrballo, en e' que aparece Nepo­
muceno Saravia comprando ganado y
forraje, y se interpreta la palabra “ ga­
nado” como armfs.
Señor Ministro del Interior — No hay
ningún telegrama del señor Carballo que
hable de forraje. . . No hay nada de eso.
Para que vea la ligereza con que está
hablando el señor Diputado Prando. voy
a contar qué es lo de los forrajes y lo
de los ganados.
Inmediatamente después que el Jefe
de Policía, por telegrama cifrado, me
comunicó las andanzas o las noticias que
tenía de Nepomuceno Saravia, yo lo lla­
mé a la oficina telegráfica para tener
una conferencia, y en el deseo de no
alarmar a ls gente preguntándole si Ne­
pomuceno estaba comprando armas o si
estaba comprando municiones, se me
ocurrió preguntarle si el comprador del
frigorífico estaba comprando ganado,
qué cantidad compraba y si compraba
forraje también. De manera que eso fué
un subterfugio mió en una conversación
no cifrada con el Jefe de Policía de R i­
vera para no alarmar a la gente. No tie­
ne nada que ver el señor Carballo con
eso.
Y '• terminado.
Señor Presidente — Tiene la palabra
el señor Diputado Suárez.
Señor Suárez — Voy a insistir en que
se vote mi moción, una vez que termine
de hablar un Diputado que había pedido
la palabra cuando yo presentaba mi mo­
ción .
Señor Presidente — Se votará oportu­
namente.
Tiene la palabra el señor Diputado Fus­
co .
Señor Fusco — Señor Presidente: en
este momento del debate hay involucra­
dos en él dos problemas: un problema
constitucional, referente a si la Cámara
puede votar alguna de las mociones pre­
sentadas, y un problema de apreciación
política referente al fondo mismo de la
cuestión.
Sobre el primer problema, mi posición
espiritual es notoria; he hablado exten­
samente en esta Cámara en otras oportu­
nidades, exponiendo los raciocinios ju rí­
dicos que — a mi juicio — demuestran
inobjetablemente que la Cámara no pue­
de hacer manifestaciones unilaterales de
opinión o voluntad. Participo en un todo
de los conceptos que emitió pocas horas
atrás el doctor Secco Illa abordando este
punto. Pero para precisar más la legiti­
midad de esta doctrina con respecto al
caso concreto en debate, quiero hacer no­
tar que la Cámara, aun en el supuesto de
que tuviera el derecho de hacer declara­
ciones, no lo tendría en el caso especial
de las medidas extraordinarias que tome
el Poder Ejecutivo en virtud de la facul­
tad constitucional que a ello lo autoriza,
porque por disposición expresa de la Cons­
titución esas medidas están exclusivamen­
te sometidas al contralor de la Asamblea
General o de la Comisión Permanente.
El inciso 19 del artículo 79 dice, en
efecto, que “ al Presidente de la Repúbli­
ca corresponde tomar medidas prontas de
seguridad en los casos graves e imprevis­
tos de ataques exteriores o conmoción in­
terior. dando cuenta dentro de las veinti­
cuatro horas al Consejo y a la Asamblea
General o, en su receso, a la Comisión
Permanente, de lo ejecutado y sus moti­
vos, estando a lo que estas últimas re­
suelvan” .
Quiere decir, pues, que en el caso es­
pecial de las medidas extraordinarias, son
puramente la Asamblea General o la Co­
misión Permanente las que pueden adop­
tar resoluciones que impliquen una mani­
festación de voluntad o de opinión: y eso,
repito, aún en el supuesto de que se diera
por sentado que la Cámara, unilateral­
mente, puede hacer manifestaciones de es­
ta índole.
Señor Sánchez — ¿Me permite?
Señor Fusco — Sí, señor.
Señor Sánchez — Qué entiende el se­
ñor Diputado Fusco por Asamblea Gene­
ral? No son ambas Cámaras reunidas. La
Asamblea General es el Cuerpo Legislati­
vo para la Constitución.
Señor Fusco — Eso me lleva a decir,
siquiera incidentalmente, que quienes sos­
tienen la tesis que autorizaría las decla­
raciones de voluntad unilaterales, incu­
rren amenudo, de buena fe. en un abuso
de palabra que induce su propio espíritu
a la confusión en que se colocan. Ellos
hablan de los derechos del Parlamento, y
olvidan que el Parlamento no es la Cá­
mara de Diputados, como no es tampoco
por su sola cuenta la Cámara de Senado­
res: el Parlamento es la reunión de las
dos Cámaras, sea en un acto único, sea
por el concurso de voluntades que implica
la sanción concordante de un proyecto de
ley que sufre el tránsito por cada una de
las ramas del Cuerpo Legislativo De tal
manera, que una cosa pueden ser los de­
rechos del Parlamento, y legítimo puede
ser hablar de ellos: pero no vale el argu­
mento para hablar de derechos de cada
rama del Parlamento en particular, por­
que cada rama del Parlamento en parti­
cular no es el Parlamento sino una parte
del Parlamento, y es precisamente uno de
los argumento básicos en contra de la te­
sis que estoy impugnando, el de que pue­
da darse p 1 caso de que sobre un mismo
punto se produzcan dos interpretaciones
contrarias, dos opiniones contrarias, de
cada una de las ramas del Cuerpo Legis­
lativo. con lo cual ninguna de ellas po­
dría. en ningún supuesto, ser considerada
como interpretación auténtica del Parla­
mento .
Pero vo dejo de lado este problema
constitucional, porque ni es el momento,
ni es la oportunidad, a esta altura de la
noche, para enfrascarse en él, para decir
 que, aún en el entendido de que la Cá­
mara pudiera hacer manifestaciones de
voluntad o de opinión por su sola cuen­
ta, yo no votaría ninguna de las mocio­
nes presentadas, porque ninguna de ellas
traduce mi exacta posición espiritual fren­
te al problema que se viene debatiendo
en la Cámara.
Señor Ximénez — Apoyado.
Señor Fusco — Yo digo, señor Presi­
dente, que si Por algo se puede manifes­
tar disconformidad con las manifestacio­
nes hechas en Cámara por el señor Mi­
nistro del Interior, es por la imprecisión
de sus datos e informes con respecto a
los motivos verdaderos de las medidas to­
madas.
Declaro, señor Presidente, que si yo con­
siderara quo ha habido base seria para
creer, en un momento dado, que existía
la posibilidad de una subversión provo­
cada por el comunismo o por cualquier
otro partido, aprobaría, en mi fuero ínti­
mo, sin ninguna vacilación, todas las ac­
titudes del Poder Ejecutivo, porque ellas
hubiesen tendido a impedir, con una os­
tentación prudente de fuerzas, el estalli­
do de esa subversión. Pero no puedo juz­
gar, no puedo decir si ha habido pruden­
cia o si ha habido exceso, precisamente,
porque desconocemos los motivos de las
actitudes que estamos comentando. Y es­
ta es, a mi juicio, la critica fundamental
que puede hacerse al señor Ministro del
Interior y al Poder Ejecutivo, en térmi­
nos generales.
Ni aún en los casos en que el Poder Eje­
cutivo ha debido obligatoriamente ser am­
plio y explícito en sus informes, como
cuando en los mensajes en que daba
cuenta a la Asamblea General de las me­
didas extraordinarias que tomaba, expo­
nía las razones de esas medidas, tuvo esa
amplitud y esa minuciosidad indispensa­
bles como para que la Asamblea pudiera
dictar su fa llo .
La Constitución exije que se informe
sobre lo actuado, y es evidente que para
informar sobre lo actuado, hay que infor­
mar también sobre las razones que han
determinado lo actuado.
Pues bien: fuera de algunas inciden­
cias del debate, fuera de las reiteradas
menciones a telegramas y cartas del Mi­
nistro Co sío , cuyo contenido no ha lle­
gado a nuestro conocimiento por ninguna
vía, la verdad es que estamos huérfanos
de toda noticia sobre las informaciones
que tuvo el Poder Ejecutivo para creer o
pensar en algún momento que podía ser
subvertida la paz institucional del país.
Por eso mismo es que me abstengo de
emitir opinión sobre las medidas tomadas.
Sin embargo, cabe un juicio a posterio-
ri, y es, señor Presidente, el que se funda
sobre los mismos hechos producidos. No
debieron ser muy serias, no debieron ser
muy fundadas las informaciones que el
Poder Ejecutivo tuvo, cuando, desbarata­
da la primera intentona, hostigados los
que en ella pudieron ser partícipes por
las propias medidas del Poder Ejecutivo,
quisieron, como reacción contra esas me­
didas, dar el espectáculo, por lo menos
impresionante, de una huelga general, y
resultó que no tenían ambienta suficien­
te para darlo.
Saco de aquí la conclusión, señor
Presidente, de que si el Poder Ejecutivo,
frente a las denuncias que recibió, se hu­
biera procupado por averiguar sus fun
damentos antes de dejarlas trascender a
la opinión pública con los consiguientes
efectos alarmistas sobre ésta, hubiera te­
nido que llegar, lo demuestran a posterio-
ri de los hechos, a la conclusión de que
todo era humo de pajas.
Por eso mismo, señor Presidente, esta
conclusión a que llego, me lleva a recha­
zar como infundadas las críticas que des­
de distintos sectores parlamentarios se
han dirigido en esta oportunidad contra
el batllismo, acusándolo de responsabili­
dad en sucesos que, por lo mismo que no
han ocurrido, no pueden involucrar Ires­
ponsabilidad para nadie.
Pero voy más lejos, señor Presidente,
y hablo en este momento, no tanto bara
los legisladores que me escuchan —t- que
en el fondo de su espíritu saben, sin ne­
cesidad de que yo lo diga, que lo que he
de decir es la verdad, — hablo para| to­
dos aquellos espíritus a quienes las ner­
viosidades del instante hubieran podido
extraviar, llevándolos a la creencia de que
hubiera siquiera una mínima parte de ra­
zón en estas medidas que nosotros esta­
mos comentando.
Se dice, señor Presidente, que la liber­
tad es la libertad en el orden, y con ello
se pretende insinuar la especie de que
nuestro concepto de la libertad, nuc stra
idealidad, puesta al servicio de la liber­
tad, tienen algo que ver con la posibilidad
de que el orden se altere. No hay ta: co­
sa. Lo que hay es que nosotros, que cree­
mos que la verdadera libertad es la ljber-
tal en el orden, creemos también que e’.
único orden estable y firme es el o "den
que se asienta sobre la libertad. Y por eso
mismo, señor Presidente, entendemos que
hemos dado al país la mejor salvaguardia
contra todos los extremismos, cuandol he­
mos dado amplias soluciones de justicia
que consoliden la libertad, de tal manera,
que nadie pueda, con razón, decir que se
siente herido o aherrojado por una Injus­
ticia o por una prepotencia. I censuran.!:' las arbitrariedades absoluta­
Yo digo, señor Presidente: si nnéstro
orden y la libertad que en él hubiera de
asentarse fuera el orden del poder tuer­
te que reprime todas las manifestaciones
de ideas porque sean contrarias a lo que
el común de la gente considera el orden
social deseable, yo digo, señor Presiden­
te, que en ese caso el peligro sería mu­
cho mayor, porque no hay cosa más favo­
rable para exaltar las pasiones, qtid re­
primirlas con la injusticia y con la fuer­
za. No hay cosa más favorable para que
los extremismos prendan en tocios loé es­
píritus, que atarlos y dejarlos en la im­
potencia para manifestarse.
En cambio, señor Presidente, con ej or­
den jurídico que nosotros hemos dado,
basado en una libertad total y absoluta,
todos los hombres oyen los desafueros de
los energúmenos, como los calificaba el
doctor Frugoni y todos los hombres tie­
nen la exacta conciencia de la sin rizón
de esos desafueros Y la tienen, porque
cada uno, en su espíritu, siente quo no
hay razón ni verdad para que se diga lo
que a diario repiten en las plazas los co­
munistas. y lo que a diario expresan pn
este Parlamento.
De tal manera que aún aquellos mís-
mos que en la posibilidad de peligros ven
una responsabilidad nuestra, si analizan
las cosas tienen que llegar a la coácln-
sión de que su propio estado espiritual,
ese estado espiritual que los lleva a Icon­
denar de antemano como criminal todo
intento subversivo: ese estado de espíri­
tu que los lleva a considerarse obligados
a defender con todos los medios a sf al­
cance este orden social en que vivimos,
es un estado de espíritu derivado de la
conciencia de que este orden social es
un orden asentado en la justicia y la li­
bertad .
Por eso, señor Presidente, yo quiere
terminar la expresión de mi pensamiento
sobre los dos problemas en debate.: con
la manifestacfón categórica *e ene rtue’ -
tro partido monta guardia v esté aler*a
para impedir que todos estos sucesob de
estos días, o cualquier otro que puniera
invocarse, parecido a ellos, pupdan oprvlr
de base o de pretexto para o u p se concul­
que o se restrinja en lo mínimo la l'ber-
tad de que. a justo titulo podemos <nor-
gullecernos. ya que nos ^indinan en estos
momentos de caos en p1 mundo, como un
verdadero oasis en el que bav permanen­
temente la frescura de un espíritu apier-
to y cordial para todo lo que sea justicia
fraterna para todos los hombres de la
tierra!
He terminado.
Señor Presidente — Se va a votar ia
moción del señor Diputado Suárez, para
que se dé el punto por suficientemente
discutido.
(Se vota. — Afirmativa. Unanimidad:
setenta votos).
— Antes de votarse las distintas mo­
ciones, debe votarse una que había fo r­
mulado el señor Diputado Troitiño en la
sesión de ayer, para que se haga vota­
ción nom ina!.
Señor ArriKaga Safons — Yo propon­
dría que primero se votara en forma sen­
cilla y que se hiciera votación nominal
con la moción que resultara triunfante.
Señor Troitiño — ¿Me permite?
Yo había formulado ayer esa moción,
porque todavía no se habían pronunciado
los Diputados por sectores. Ahora, como
se han pronunciado las distintas bancadas,
:a retiro.
Señor Presidente — Van a votar las
mociones por su órden.
—Léase la moción del señor Diputado
Grauert
(Se. lee):
‘ Mocic.no pa:n quo la Cámara d i Repre­
sentantes envi=> mensaje a la Presidencia
de la República y Alta Corte de Justicia
mente ilegales e inconstitucionales rea­
lizada en estos úliimos días por los re-
oresentantos de dichos Poderes” .
— Se va a v o ta r dicha m oción.
(Se vota. Negativa: dos en setenta).
— Léase la moción del señor Diputado
C a d e Berree.
(Se l e e ) :
“ Que de las declaraciones del repre­
sentante del Poder Ejecutivo no resulta
’ ustificada la actitud de la Presidencia
al adoptar medidas para reprimir un pre­
sunto movimiento comunista tendiente a
alterar el orden público.
— Se va a votar la moc'ón leída.
(Se vota. Negativa; cuatro en setenta).
Señor Zuñiría — Pido la palabra para
iundar el voto.
Señor Presidente — Tiene la palabra
el señor Diputado Zuñiría.
Señor Zuñiría — He votado negativa­
mente esta moción, porque tengo escrú­
pulos de orden constitucional: pero debo
declarar que la comparto en su espíritu
v en su letra.
Señor Hado — P'do la palabra.
Señor Presidente — Tiene la palabra
el señor Diputado Bado.
Señor Hado — He votado en contra de
todas las mociones presentadas, no úni­
camente por un escrúpulo de carácter
constitucional que me impide votar cual­
quier pronunciamiento de la Cámara co­
mo final de una ¡nterpelac;ón por cuanto
juzgo que dentro del régimen institucional
actual no puede hacerlo: «uno porque en­
vendo que las medidas de carácter ex­
traordinario y las medidas normales to­
madas por el Poder Ejecutivo, vale decir,
por el Pres'dente de la República y su Mi-
mistro del Interior encuadran perfecta­
mente dentro de ha Constitución, han es­
tado inspiradas en móviles patriót’ cos,
honestos y sinceros, y que en ningún mo­
mento han traído perjuicio para la tran-
qull'dad del país, sino que. por el con­
trario han robustecido y asentado sobre
bases firmes la propia tranquilidad del
país
(Apoyados).
Señor Gutiérrez ¿Me permite señor
Presidente?
Señor Presidente — Tiene la palabra
el señor Diputado.
Señor Gutiérrez — Es para fundar mi
voto en contra las mociones puestas a con­
sideración de la Cámara, así como de las
subsiguientes.
Si bien de los antecedentes o explica­
ciones aportados por el señor Ministro al
debate, pueden considerarse que ha ha­
bido una percepción equivocada o si se
quiere exagerada del problema, cosa
explicable por la incertidumbre, por la
premura que trae aparejada en sí la pre­
paración de estos movimientos, considero
que el Poder Ejecutivo ha respondido a
la responsabilidad de la runción esencial,
que es la de guardar el orden, máxime
cuando se trata de un partido cuyas acti­
vidades se dssari olían fuera de los p_o-
cedimientos democráticos para agitarse
dentro de un pian ageno a la ley, y con
una propaganda de reacción y de violen­
cia; y considero, también, que votar
negativamente estas mociones no dismi­
nuye en nada mi libertad de juicio para
apreciar, de acuerdo con las resultancias
de la Comisión Investigadora, las arbitra­
riedades que hubieran podido cometerse
en cuyo caso contará con mi censura y
mi desaprobación.
Señor Troitiño — Pido la palabra
Señor Presidente — Tiene la palabra
el señor Diputado Troitiño.
Señor Troitiño — Quiero dejar cons­
tancia de que no voté la moción del señor
Diputado Grauert por una Involuntaria
distracc'ón. Había anunciado yo ayer que
iba a votar la moción propuesta por este
señor Diputado.
Señor Ximérez — Pido la palabra, se­
ñor Presidente.
Señor Presidente — Tiene la palabra
el señor Diputado Ximér.ez.
Señor Ximénez — No había interveni­
do en el debate y era mi propósito no ha­
cerlo. Ahora que ha sido dilucidado el
asunto enteramente, quiero fundar mi
voto contrario a las mociones presenta­
das, por las razones que brevemente ex­
pondré.
Porque, adhiero, respecto de la teo­
ría constitucional y legal á cuanto expre­
só brillantemente el señor Diputado Sec-
co Illa, y porque comparto también, en el
caso concreto de esta interpelac'ón. cuan­
to expresó el señor Diputado Rado
Señor Rossi (don Mario) —-Pido la pa­
labra. señor Presidente.
Señor Presidente — Tiene la palabra
el señor Diputado.
Señor Rossi (don Mario) — Es pa­
ra fundar mi voto contrario a las mocio­
nes presentadas, pornue creo que en los
momentos de incert’ dumbre en que el Po­
des Ejecutivo estuvo los días pasados, era
patriótico tomar una actitud contra un
partido que, al margen de la ley. está
siempre pronto para las mayores represa­
lias y contra el cual hay que defenderse.
Señor Minelli — Pido la palabra, señor
Presidente.
Señor Presidente — Tiene la palabra
el señor Diputado Minelli.
Señor Minelli — Voy a fundar mi voto
negativo a las mociones propuestas. Con­
sidero que el inciso 19 del articulo 79 de
la Constitución comprende implícitamente
la facultad de prevenir cualquier conmo­
ción interior, no debiendo esperarse, de
ninguna manera, a que esa conmoción se
produzca. Precisamente, las aptitudes de
un gobierno se miden por la certeza con
que sabe prevenir una conmoción sin es­
perar a que la paz y la tranquilidad de
los ciudadanos sea alterada por hechos
siempre lamentables. El Poder Ejecutivo,
en este caso, procedió con toda prudencia,
porque no se quiso limitar a su impresión
personal y requirió la de una cantidad de
ciudadanos respetables, para ver si él
efectivamente juzgaba con acierto O' si se
dejaba llevar por simples impresiones del
momento. Do que fué, precisamente, una
medida de prudencia se ha convertido en
esta Cámara, a raíz de discursos de al­
gunos señores diputados, en un motivo de
crítica.
Es necesario, señor Presidente, distin­
guir con toda claridad la política de la
politiquería. La política es una ciencia,
es una disciplina superior y elevada. La
política se propone investigar los princi­
pios a que debe ajustar su conducta el
gobierno para asegurar a los pueblos la
felicidad y la riqueza, y la politiquería,
en cambio, señor Presidente, es el con­
junto de las maniobras que se realizan
para mantenerse en el poder y perpetuar­
se en los puestos públicos. Creo, señor
Presidente, que cae en la más baja poli­
tiquería cuando, para mantener alrede­
dor de sí mismo una popularidad artifi-
’ ial. no se tiene la franqueza de decla­
rar que el adversario que ocupe el go­
bierno, ha cumplido lealmente con sus
obligaciones de gobernante. Y en este ca­
so, yo voto negativamente, porque tengo
la certeza de que el Poder Ejecutivo ha
cumplido escrupulosamente la lev
Si el Ministro del Interior, en su vida
pública y privada algo ha demostrado, es,
precisamente, su acendrado respeto por
la lev. un respeto tan exagerado ene en
su espíritu delicado y probo ha aínnirido
los caracteres de un verdadero misticismo
le g a l.
Yo creo, señor Presidente, que cual­
quiera de estas moc’ones de censura que
se votara, seria de pésimas consecuencias,
porque llevaría al ánimo del Poder E je­
cutivo el peor de los pesimismos; le da­
ría la certidumbre de que el Parlamento
no está dispuesto a hacerle justicia cuan­
do procede bien v no le estimularía en ?n
obligac;ón de mantenerse y de persisitir
siempre en °1 cumpliímrfo del deber.
He dicho.
Señor Pres'flenfe — i.éase ia moción
presentada por los señores Diputados
Suárez y Haedo.
(Se le e ):
“ La Cámara considera que el Poder E je­
cutivo debe reprimir normalmente dentro
de sus facultades, toda tentativa de alte­
ración del orden social.
Declara que las explicaciones del Mi­
nistro, no justifican la prisión del señor
Nepomuceno Saravia.
Respecto de los demás denuncias he­
chas en Cámara, aunque entiende que no
son satisfactorias las explicaciones dadas
por el señor Ministro, espera para expe­
dirse en definitiva, el resultado de la in­
vestigación decretada que acompaña inte­
gralmente” .
— Se va a vo ta r.
(Se vota. — Negativa: treinta y uno en
sesenta y ocho).
—-Léase una moción presentada por el
señor Diputado Bado.
(Se le e ):
“ Hago moción para que, oídas las ex­
plicaciones del señor Ministro del Inte­
rior, se levante la sesión” .
(Apoyados).
Señor Fusco — Pido que se dé cuenta
de una moción que he presentado.
Señor Presidente ■—• Léase.
(Se l e e ) ;
“ Mociono para que se designe una Co­
misión Investigadora sobre la legalidad de
los allanamientos decretados por la jus­
ticia con ocasión de los sucesos últimos,
así como sobre la legalidad del cierre del
diario “ Justicia” .
Señor Rrrnn — Se le podría dar esa
facultad a la Comisión Investigadora que
se ha designado.
Seño*- Presidente— No, señor: de acuer­
do con el Reglamento debe nombrarse
una Comisión Preinvestigadora. La Cá­
mara resolverá después.
Se va a votar la moción del señor Di­
putado Bado.
Varios señores Representantes — Que
se lea nuevamente.
Léase.
(Se vuelve «. leei
Señor Arrillaga Salons — Se podría di­
vidir, votándose nada más si se levanta
la sesión, porque tiene su importancia.
La votación de esa moción podría inter­
pretarse como una aprobación de la con­
ducta del Ministro del Interior.
(Murmullos e interrupciones).
Señor Presidente — Se va a votar la
moción del señor Diputado Bado.
(Se vota. — Negativa: veintidós en se'
senta y cuatro).
— Queda terminado el acto.
(Se levantó la sesión a las 23 horas
y 40 minutos) .
Carlos N. Otero, Director de Ta­
quígrafos.