Está en la página 1de 22

24 <: La gesta de Beow ulf

rothg ar, el Rey de Dina marc a ' des ayunaba


I

.1 . d .
en s1 enc1O cuan o vio llegar a su heraldo~ con
. ,, b ,,
expre s1on som na.
-Ma las notic ias, seño r-dij o el heraldo-
Uno de tus guerr eros dejó el palacio anoche. Hemos bus~
cado en todas parte s. Nadi e sabe qué pasó.
Era una mala notic ia, en verda d, pero también una
extra ña sorpr esa para el rey, pues sus hombres vivían
allí con fama y rique zas, y nada )es faltaba. Jamás había
1 El nombr e de lli· suced ido algo así. Adem ás, no era época de viajes: la nieve
11:rn 1:..iI"G l proced e de y el vient o, por las noch es, calab an los huesos y helaban
Danmark , 'la marca de
el coraz ón.
los daneses'. Duran te
los siglos v111 y 1x fue
Y sin emba rgo, tres días más tarde , volvió a ocurrirlo
la zona fronter iza entre mism o. Ahor a eran cinco los guerreros desaparecidos.
el Imperi o Caroli ngio -Est a vez halla mos manc has de sangre en el piso del
francé s y los reinos Hero t-inf ormó el hera ldo-. Pero no hay testigos.
daneses situad os en la
El Hero t era la sala más grand e, rica y hermosa del palaci?.
peníns ula de Jutlan dia
Su fama exced ía las tierra s dane sas. Hrothgar la habia
1
(actua l Dinam arca).
hech o cons truir para celeb rar los triunfos de su ejércit o.
.1. Los lw1 :-,icto.:; eran
Teas
1
mensa jeros que anun- El techo era dorad o ' y en los muro s colgaban magm / II'1
ciaban noveda des y tapic es. Al caer el sol, el Rey y sus hombres se reum~n ª ,
. h d / ahí rn1srno
noticia s.
para beb er, canta r y baila r. Mue os qrm1an .
1 En la época, las tie-
tendi dos en el suelo sobre mant as y d gruesas pieles. .
rras ,1:1n1 1 <;.:1 '., incluía n, · • / del palaCI0
·ademá s de Dinam arca, Hrot hgar orden ó que se revis ara ca a nnco n
toda la región de la y cada cueva del bosqu e que lo rodeaba. . la
peníns ula escand inava Los homb res se divid ieron en grupos Y cumphero:na
(actua les territo rios
orden con minu ciosi dad. •i La búsqu eda duró una sern
de Finland ia, Suecia
y Escandinavia), enter a. Pero no enco ntrar on nada . ,, a Hrothgar
rd0 habían
habita da por vikingo s, Enton ces Weal htheo w, la Reina, le reco
fuertes navega ntes y una antig ua leyen da de la zona , a la que nunca
guerreros.
prest ado much a atenc ión. ru·el de
q Mi11ui:i,F:i, 1.1d srruo e fuer- '
signific a con detalle,
La gente del pueb lo habla ba de ui: mon de :más
detenié ndose en las aspecto semi huma no, pero much o mas gran ! renía un
/ la bestia
más pequeñas cosas. te que un homb re norm al. Dec1an que
oído prodigioso, capaz de escuchar a metros de distancia.
Decían que era descendie nte de Caín, 5 que despreciaba a
los humanos y que se retorcía de odio en su caverna cuando
los oía tocar el arpa, cantar y celebrar a Di0s. Decían que
habitaba en la zona de los pantanos, allende<' el bosque.
-Lo llaman Grendel-r ecordó la Reina.
Esa noche, tras un banquete en el Herot, el Rey se
retiró temprano a su alcoba. Sus hombres continuar on
el festín y luego trancaron las puertas, alimentar on el
fuego con grandes leños y se echaron a descansar sobre
sus mantas.
5 Según el Génesis,
Tres guerreros montaron guardia fuera, pero la gruesa
Cün es el mayor de los
nevada impedía ver a la distancia. Era imposible distin- hijos de Adán y Eva,
guir a Grendel, que se había arrastrado hacia allí como castigado por Dios
las noches anteriores y observaba el palacio con rencor/ por haber matado a su
oculto entre los árboles . La música y el canto que tanto hermano Abel.
6 Con el térm ino allf~n
lo atormentaban habían cesado, pero su furioso apetito d\~, se designa lo que
estaba abierto. está 'más al lá de'.
Cuando los gritos de los guardias despertaro n a los hom- -, El rencm es un
bres que dormían en el Herot, ya era tarde. resenti miento m uy
arraigado y persistente
Grendel abrió de un golpe las puertas del salón y una
hacia otra persona .
ráfaga helada apagó el fuego que ardía en el hogar. Todo 8 Agazaparse significa
quedó a oscuras. Algunos guerreros intentaro n huir, otros esco nderse y estar al
se agazaparon8 en la penumbra , otros quisieron luchar acecho.
contra la bestia. Grendel tornó a uno de ellos, lo partió !l una zanc.:.id<1 es
un paso largo que se
como una rama y se lo comió. A otro lo aplastó contra el da con movimiento
suelo Ylo clavó allí con su propia lanza. Luego atrapó a acelerado o por tener
media vuelta y escapó
cuatro
h . más entre sus garras , dio las piernas largas.
acia el bosque a grandes zancadas. 9 ,o Se llama pavor a un
sent imiento de temor,
Al _día siguiente, en la puerta del Herot, el rey Hrothgar
espant o o sobresalto;
confirmó con pavor10 que la vieja leyenda era real. .11 según las mit olog ,as
Esa noche ordenó redoblar la guardia en el salón. Pero de los pueblos del nor-
edl ogro 11 volvió a atacar y a matar, y no hubo manera de te de Eu ropa, el oqro
etener1º· Hab"1a probado la carne humana y ya n1ngun · ,, era un monstruo enor-
me que se alimentaba
otro alimento lo colmaba.
de carne humana.
La tragedia se repitió una y otra vez.
26 · La gesta de Beowulf

Entonces se decidió que el Herot fuera usado únicam ente


durante el día y se clausur ara por las noches· . · .
Doce años duró el asedio u de Grendel, Y su historia de
muerte y terror viajó de boca en ~oca, atravesó las frontera s
y se difundió por tierras extranJeras.

ajo la blanca luz del mediod ía, una espléndida


nave guerrer a se abría paso en tre las olas,
hacia la costa danesa.
Apostad o en lo alto de un risco, · · atento a las
posibles invasiones enemig as, un vigía la vio llegar.
La nave atracó y sus tripulant es saltaron a tierra. No
eran más de quince, pero estaban bien armado s.
El vigía tomó su lanza y cabalgó hacia la orilla . Sin des-
cender del caballo, le habló al que parecía ser el líder de
la tropa: un hombre impone nte, de ojos grises y cabellos
dorados como el sol.
-¡Navegantes! Díganm e quiénes son y por qué han
cruzado los mares para venir hasta aquí.
-.~- ·'•. :,·;li.·:J es cercar un
-Somo s gautas, "} fieles servido res del rey Hygelac.
sitio fortificado para
impedir que salgan -respon dió el hombre rubio- Mi nombre es Beowulf.
quienes están en él o Venimos de lejos para ver a tu Rey, con una importa nte
que reciban socorro de misión.
fuera.
-¿Y cuál es esa alta misión, Beowulf, si es que puedes
; ; Un 1 '.• .•• , es un pe-
revelarla?
ñasco alto y escarpado ,
peligroso para andar -Oímos que tu pueblo es acosado por un enemigo que se
por él . oculta en la noche- explicó el guerrer o-. Vengo a ofrecer
Los , · _,(J').·. fueron mi ayuda para matar al monstru o.
un pueblo de origen
El vigía se asombró de que la historia de Grendel hubiera
germánico que habitó
el sur de Suecia. viajado tan lejos y a través de las aguas .
-Sígan me -dij o.
es el afecto entre Entre daneses y gautas siempre había existido un vínculo
hermanos . fraterno. t.; El rey Hrothga r había sido amigo del padre de
Un ejército ,~,.·:: 11\;,~-
Beowulf, Ekto, y recordaba haber conocido a Beowulf de H'>

.J. • t iene la mayoría de


pequeño. Según la gente del mar, ahora el joven era un gue- sus soldados muertos.
rrero invencible y poseía la fuerza de treinta hombr es.
-Denl es la bienve nida y hágan los pasar - ordenó el
Rey cuando le comun icaron la presen cia de los gautas y
el nombre de su líder.
Los recién llegados dejaro n sus armas en la entrad a,
como era costum bre, e ingres aron al Herot. Beowulf fue
el primero en saluda r e inclinarse con respeto ante el trono
de Hrothgar. Luego, admira ndo el Herot, dij o:
- Tu sala, señor, es más hermo sa de lo que imagin aba.
Con razón la gente del mar habla de ella. Pero tambié n
dicen que al anochecer queda vacía y abandonada. Oímos de
tu lucha con Grendel. Mi rey Hyglac y el consejo de sabios
gautas nos encom endó viajar hasta aquí para ayudar te a
enfrentar a ese demonio.
-Me alegra n y honra n tus palabr as, Beowu lf, y la
amistad de Hyglac, tu rey - dijo Hroth gar-. Pero debes
saber que varias noches , mis hombr es más valientes ju-
raron perma necer en el salón y vencer a Grendel. Y al día -
siguiente, las paredes amane cieron teñida s de sangre , y
mi ejército, diezmado. ;(•
Entonces intervi no Unfert h, un vasallo fiel de Hrothg ar
y también un hombr e envidioso, incapaz de admiti r que
un extranjero recién llegado fuera más valiente que él.
- Beowulf -r1ijo -, ¿no eres tú , según dicen , el que
compitió en las aguas con Breca? ¿No cruzar on ambos el
mar, a nado?
-Sí - dijo Beowulf, sorpre ndido por la pregu nta-.
Así fue.
-¿Cuánto duró la competencia? -conti nuó Unfert h,
que había concitado la atenció n de los presentes.
- Siete días - respondió Beowulf.
-Y Breca te venció. Me gustar ía sab~r cómo espera s
matar a Grendel, si ni siquiera ganast e una competencia
de nado
28 ZLa gesta de Beo wulf

Un fert h gua rdó sile nci o, sati sfe cho al not ar que
los
presentes comenzaban aho ra a ~ud ar de ~eowulf.
-Am igo -co nte stó con astu cia y sere ni~ ad el gau ta-
,
desconozco el motivo de tus pal abr as. Es cierto que Brec
a
y yo nos jugamos la vida ent re las ola s. Nadamos cinc
o
días codo a codo, sin descanso, has ta que se desató
una
terrible tempestad. Entonces una bes tia ma rin a me arra
s-
tró has ta las heladas pro fun did ade s. El combate fue
muy
duro, pero triunfó mi cuchillo. A ese mo nst ruo le sigu

otro, del que tam bié n me libr é. Al am ane cer , las agu
as
se cal ma ron , brilló el sol y pud e div isar las rocas
de la
costa, pero Breca se hab ía ade lan tad o y llegó antes.
Esó
fue lo que ocurrió.
Ahora, el auditorio no sab ía a qui én creer.
-Ad em ás, amigo mío -ag reg ó Beo wu lf-, ¿por qué tú,
que eres tan valiente, nun ca enf ren tast e a Grendel?
Un fert h no res pon dió . Volvió a su asie nto y guardó
silencio, aceptando por el mo me nto la derrota.
-Pr ont o sabrás si nue stra fuerza y coraje son suficientes
-pr osi gui ó el gau ta- . Y ma ñan a por la noche, todos pod
rán
volver a usa r este salón, que par a eso fue concebido.
Zanjado el terna, 17 se celebró un ban que te para honrar
a los bravos guerreros ext ran jero s.
En los ojos del rey Hrothgar, velados18 por la tristeza, por
primera vez en mucho tiempo, brilló una luz de esperanz
a.
Ante~ de retirarse, le dijo al líde r gau ta:
-Si amaneces con vida, Beowulf, ten drá s por siempre
cualquier cosa que necesites.

r¡ L;-1;1j:u· un tema
es resolver de mod o {!_~ 111 ~
expe ditivo un conf licto
o asunto.
1sol bajó y las som bra s gan aro n los carnin~s.
1.:: Aquí , ltf.!h do•;
signi fica cubi ertos por
Una niebla den sa y hel ada envolvió el palano.
la triste za. Sólo los gau tas per ma nec iero n en el Herot,
~~~~~I a la luz del hog ar.
'
Beowulf, enterad o de que el monstr uo atacaba sin ar-
mas, pidió que lo ayudara n a quitarse la cota de malla ,1Y
el yelmo 2 º y la espada. Quería enfrent ar a Grende l sin
ventajas, de igual a igual. ·
El ejemplar valor de su líder infundi ó confian za al resto
de los hombres y todos se acostar on a descans ar, inquieto s,
en espera de la bestia. Muchos pensab an en su patria y
en sus seres queridos.
Grendel, mientra s tanto, surgía del pantano , cruzaba los
grises acantila dos azotados por el viento y se interna ba en
el bosque, envuelto en brumas , con dirección a la morada
que ya conocía bien.
Era pasada la median oche cuando llegó a las puertas del
Herot. Sin ningún esfuerzo, con un solo golpe, quebró los
grandes cerrojos de la entrada y avanzó.
Los gautas despert aron al instant e, corrieron a buscar
sus armas y se agrupa ron para enfrent ar a la criatura .
Formaban un bloque compacto, protegidos por sus escudos
y con sus lanzas que apunta ban hacia arriba, como un
gran animal con púas.
Al verlos, Grendel esbozó una mueca macabr a.u y satis-
fecha. Hacía mucho que no probaba carne human a y esa
noche tendría la oportun idad de comer hasta hartarse .
Enseguida, sin ningun a dificult ad, atrapó a un guerre-
ro, le quebró los huesos y se lo llevó a la boca. Sus ojos se 19 La cotr1 de mafia
encendieron de placer al mastica r, y la sangre le chorreó era una protección me-
por el mentón . tál ica para el cuerpo
Los gautas, estreme cidos de espanto , se dispers aron formada por un tejido
por el salón. de ani llas de hierro o
acero.
Sólo Beowulf había pérman ecido inmóvi l, recostad o 20 El yelmo es la parte
sobre un largo banco de madera ; en aparien cia, dormido, de la armadu ra que
pero muy alerta. resg uardaba la cabeza
Cuando Grendel lo vio, se inclinó sobre él con curiosidad y el rostro.
..,..-1 Lo 111 ,,c.,1bro parti-
Y estiró un brazo para tocarlo. El guerrer o esperab a ese cipa de la fealdad de la
momento: en un segundo, se incorporó y se aferró con muerte y del rechazo
toda el alma a la inmund a garra de la bestia. que esta provoca.
30 -~ La gesta de Beow ulf

Sorprendido, Grendel inten tó sacu dírs: lo, como si fuera


un insecto molesto. Pero Beow ulf teni a una fuerza ex-
traordinaria. Buscaba romp er los tend ones del monstruo,
quebrar sus huesos, desg arrar su piel.
Lucharon. Bancos y mesas volaron en pedazos. El gigante
rugía, las columnas y las paredes vibra ban, y Beowulf se-
guía aferrado a la gruesa e inm unda zarp a?-~ de la bestia.
Los guer reros inte ntab an ayud ar a su líder y atacaban
a Grendel con lanz as y espa das. Pero este hechizaba las
arma s. Ni el hierro más filoso podí a lasti marl o.
El forcejeo entre el guerrero y la best ia cont inuó , hasta
que un horrible y ensordecedor aulli do escapó del Herot.
El grito de dolor se oyó en el mar, en las mon taña s y en
todas las casas de la comarca.
Beowulf le habí a arran cado el braz o a Grendel . Había
herido de mue rte a la besti a. Hab ía triun fado .
Manco ~} y sang rante , Grendel lanz ó una mira da feroz
a su enem igo y lueg o huyó malh erid o haci a el bosque ,
en dirección a su guar ida. No le qued aba muc ho tiempo
de vida.
Beowulf, agotado, baña do en sang re y sudor, sostenía
en alto el brazo del mon struo , mien tras sus compañeros
lo mira ban incré dulo s.
El líder de los gaut as t~epó al techo dorado del Herot y colgó
la infam e garra de Grendel justo en la entra da del salón.
-Así , el pueblo podr á verla y no tend rá dudas de quién
.: Se llama ;.·.,,:,, a ha triun fado esta vez -anu nció .
la mano de ciertos
animales, cuyos dedos
no se mueven con
independencia, como
el león y el tigre.
- · '- ·,.,;~., '- es una per- .~~~ ~.1! odos los dane ses habí an escuchado los gritos
sona que ha perdido ~.;~ __ por la noche, pero recié n con los primeros rayos
un brazo o una mano, rá -, - , :- ' del sol se atrev ieron a salir de sus casas.
ir~~~
~--- ----- "-
o el uso de cualquiera
l\.eun1'da en la puer ta del Herot, una multitud
n
de estos miembros. d
cada vez más num eros a observaba la sombría garra colga ª
32 ?La gesta de Bepwulf

del techo. Los daneses celebraban la muerte de Grendel, se


contaban unos a otros lo sucedido y se admiraban de la fuerza
del gauta. El nombre de Beowulf estaba en boca de todos.
Cuando el Rey y la Reina llegaron al salón y se enteraron
de lo ocurrido, Hrothgar mandó llamar al guerrero.
-Hasta ayer, pensaba que la maldición no tendría fin
- le dijo-. La sangre de mis hombres manchaba estas
paredes y desgarraba mi corazón y el de mi pueblo. Pero
hoy, querido Beowulf, te entrego mi afecto y te tengo por
hijo. Respeta y conserva este vínculo, y nunca te faltarán
riquezas. Nosotros te guardaremos siempre en la memoria,
y tu nombre perdurará tanto como el mundo.
-Gracias , señor -respondió el gauta- . Me hubiera
gustado retener a Grendel y tomar aquí su infame'· vida.
Pero, a esta altura, igual debe estar muerto.
A continuación, el Rey ordenó la limpieza y restauración
del Herot para celebrar la hazaña de Beowulf.
Se arreglaron los bancos y las mesas , se fregaron los pisos
?'l La vida de Gretel
y en los muros se colgaron grandes tapices que ilustraban
es inft1rn e porque escenas gloriosas de la historia danesa.
carece de toda honra y Al atardecer, el salón volvió a lucir tan bello como el
estimación .
primer día, y después tuvo lugar la ceremonia.
-'Z S El PsLmd ;- rtr-·
era la insignia de
El Rey entregó a Beowulf un estandarte;, dorado, una
los soldados que hermosa espada y ocho caballos, todos excelentes y de dis-
peleaban a caballo. tintos colores. Uno de ellos llevaba una montura adornada
Era un pedazo de tela con j ayas, que había pertenecido a Hrothgar. .
cuadrado pendiente
La Reina también dedicó a Beowulf palabras de agrade-
de un asta que llevaba
bordado el escudo y las
cimiento, de amistad y de alabanza a su coraje, y luego
armas del grupo al que le entregó dos brazaletes, un anillo y un collar de incom-
pertenecían. parable belleza.
::'5 El :.ir p 2 es un Los demás guerreros gautas también fueron obsequiados
instrumento musical
de forma triangular,
con numerosos anillos y piezas de oro.
con cuerdas colocadas Luego trajeron el vino, sonó el arpa"'' y comenzó la fi~stª·
verticalmente y que Un poeta cantó la heroica saga de Hnaef, una historia de
la-
se tocan con ambas amor, honor, guerra y muerte que los daneses se com P
manos. cían en escuchar.
Mientras esto ocurría, Unferth, el envidioso vasallo de
Hrothgar, pe~manecía aparte y lleno de odio. Recordaba
algo que nadie mencionaba y que él no pensaba decir.
Según la leyenda, había dos monstruos que acechaban en
las sombras. Y Beowulf sólo los había librado de uno ...
Al llegar la noche, ya culminado el festín, Hrothgar y
Wealhtheow se retiraron a su alcoba y asignaron a Bewoulf
un dormitorio especial, grande y confortable.
El resto de los guerreros permaneció en el Herot. Con
mantas y pieles prepararon sus lechos sobre los bancos o
en el suelo. Habían comido y bebido en abundancia, y no
tardaron en dormirse profundamen te.
Algunas horas más tarde, cuando la noche era un pozo
de quietud y silencio, una figura diabólica llegó a las
puertas del salón.
Su aspecto gris, atroz, contrastaba con la dorada belleza
del lugar. Era la madre de Grendel, una ogresa tan llena
de rencor como su vástago.
Con sigilo, la bestia abrió las puertas y entró al Herot.
Había venido a vengar la muerte de su hijo.

1 amanecer, los hombres abrieron los ojos y


se llenaron de espanto.
~ , ~ En el techo del Herot, donde había estado
~~~~ colgada la garra de Grendel, ahora había un
cadáver humano, decapitado y sanguinolen to. Era Esker,
uno de los varones más queridos por Hrothgar.
El Rey lloró con amargura al enterarse, y luego convocó
a Beowulf.
.-Ayer pensé que nuestros males había terminado para
~\empre-dijo Hrothgar-. Esta]:>a equivocado. La leyenda
ice que los monstruos que habitan los pantanos son dos:
11ladre e hijo. Tú mataste a Grendel, el hijo. Pero anoche,
34 i La gesta de Beowulf

su maldi ta madre tomó la vida de Esker, mi mejor guerrero


y conseJ ero. .
-Hrothgar -respondió Beowulf-, _te,. doy mi palabra:
la muerte de Esker será vengada. Seguue las huellas de la
bestia y' donde sea que se esc_~nda' la hallaré. - ,
-Iré contigo, Beowulf-diJO el Rey-. Te ensenare el
siniestro lugar donde habita, más allá de las ci~nagas27
y los campos helados. Allí hay un lago de pesadilla. Sus
aguas se encrespan hasta el cielo los días de tor:11enta
y por las noches despiden lenguas de fuego. Nadie sabe
qué se oculta en sus profundidades. Hasta el ciervo que
huye de los perros por el bosque prefiere ser devorado en
la orilla a sumergirse en esas aguas. Cuando estemos_allí,
tú decidirás si te atreves a bajar.
Tras estas palabras, Beowulf y Hrothgar aprontaron a
sus hombres para la expedición y partieron.
Durante horas siguieron las huellas de la ogresa. Atravesaron
campos nevados y estrechos, y peligrosos desfiladeros. Llega-
ron a un bosque sombdo, y se internaron allí por un sendero
fangoso, 28 hasta que éste terminó de forma abrupta, y con él
las huellas de la bestia. Habían llegado al borde de un preci-
picio. Abajo, los árboles se inclinaban sobre un lago revuelto
y sangriento. En sus aguas nadaban serpientes gigantes, y
había criaturas extrañas sobre las rocas de la orilla.
Los guerreros contemplaron el funesto paisaje en silencio.
Después tomaron sus armas e iniciaron el descenso con
cautela, 29 haciendo sonar el cuerno de guerra. El penetrante
sonido inquietó a las grandes bestias de la orilla, que se
2.7 Una ciénaga es un escabulleron rápidamente entre árboles y piedras.
· lugar pantanoso lleno Beo;-vulf tomó un arco y alcanzó con su aguda flecha e;
de cieno o barro.
corazon de un enorme reptil. La alimaña se retorció Ycayo
28 Un lugar fangoso
está cubierto de fango
muerta, Y algunos guerreros se acercaron a observarla,
o barro. · pues jamás habían visto un ser semejante. Entonces ~e
29 Se llama ca utela toparon con otro horrible descubrimiento: un poco mas
a la precaución o allá, sobre el barro, yacía la cabeza de un hombre. Tenía
ciudado.
los ojos abiertos en una mueca atroz. Era Esker.
El príncipe de los gautas ordenó de inmediato que lo 30 Ar rogante si gnifica
ayudaran a vestir su armadura . Estaba decidido a entrar altanero, soberbio.
en el agua. .
Mientras le colocaban el yelmo y la cota de malla,
para protegerlo de las garras y colmillos de los mons-
truos, se le acercó Unferth, que había acompañado la
expedición.
-Toma mi espada, la Hrunting-le dijo tendiéndole el
arma, convencido de que el gauta-famás logiaría volver
con vida-. Con ella estarás a salvo.· -
Beowulf no respondió y continuó preparándose.
-Vamos, no seas arrogante. 30 Acéptala a modo de _discul-
.. pas por mis palabrás de ayer-=íiisistio Unferth, hipócrita-.
. Nunca me falló, en ninguna de mis batallas. Su hoja ha
~ sido endurecida con la sangre de muchas guerra~.
1
Al fin, Beowulf aceptó en silencio la espada y, dirigién-
dose al anciano rey, se despidió con estas palabras:
-Hrothgar, descendiente de Healfdene, gran soberano:
1
si esta vez la suerte no me acompaña y pierdo la vida,
tú protege a mis hombres. Y a Hygelac, Rey los gautas, 1
envíale los regalos que me diste. Así sabrá que fuiste ge-
neroso conmigo. Ahora parto en busca de la ogresa, por
el honor o por la muerte.
Tras estas palabras, y sin esperar respuesta, Beowulf
se zambulló en las aguas turbulentas, y los demás lo
perdieron de vista.

penas se sumergió, las serpientes marinas


atacaron al gauta.
. Beowulf estaba bien protegido, y las mor-
. didas no llegaban a hacerle daño, pero el
combate le impedía nadar más hondo y avanzar. Hundía
su espada aquí y allá, y nubes de sangre brotaban de los
36 ?La gesta de Beowulf

cuerpos escamosos y se diluían en las aguas. Entonces,


nuevas alimañas lo rodeaban.
El gauta combatió sin descanso, hasta ~ue consiguió.librarse
de aquellas guardianas de las profundidades y continuar.
Nadó mucho tiempo, más y más hondo. A medida que
avanzaba, las aguas se tornaban cada vez más frías y
turbias. Beowulf apenas lograba distinguir lo que tenía
delante y se preguntaba dónde acabaría ese lago quepa-
recía no tenér fin.
Mientras tanto, la madre de Grendel advirtió los ruidos
de lucha en la superficie y también la extraña presencia
del hombre que se acercaba, y había salido de su madri-
guera a buscarlo.
Nadó hacia él en silencio, hasta divisarlo. Aunque Beowulf
no podía verla, ella sí podía verlo a él, pues estaba acostum-
brada a la falta de luz de aquellas profundidades.
La madre de Grendel dio un largo rodeo y atrapó al
guerrero por detrás.
Beowulf, tomado por sorpresa, se sacudió con furia.
Pero la bestia lo tenía aferrado por la espalda, y, además,
nuevas alimañas se acercaban, y trataban de hundir sus
colmillos en el cuerpo del guerrero.
La fuerza abandonaba a Beowulf, y la ogresa logró arras-
trarlo hacia su lejana cueva.
Cuando el gauta se recuperó, vio que yacía en el suelo de
una gruta lúgubre31 y mohosa ,32 a resguardo de las olas.
Las paredes estaban iluminadas por una brillante hoguera
:,:1 LGn-ubrf' significa
y un olor nauseabundo3:4 impregnaba el aire.
sombrío y extremada- La madre de Grendel observaba a Beowulf con cautelosa
mente triste. Y feroz curiosidad. Jamás un hombre se había atrevido a
JJ. Moho:;0. o cubierta sumergirse en el lago.
de moho, es decir, de
El guerrero estaba exhausto, pero aprovechó ese res-
hongos que crecen en
lugares húmedos. piro para reunir fuerzas. Se puso de pie y desenvainó
_;3 Un olor nt1.uscabun - la espada Hrunting, que Unferth le había entregado.
c1n produce náuseas o Antes de que su enemiga pudiera reaccionar, la atacó
vómitos. con f uerz~.
Pero el hierro de la supue stame nte invencible espada se
deshizo al entrar en contac to con la piel de la bestia , sin
causarle ningú n daño. Enton ces Beowulf arrojó la empu-
ñadura al suelo y se dispus o a luchar con sus manos , tal
como había luchad o contra Grendel.
se lanzó hacia la ogresa , la derrib ó y rodaro n por el
suelo. Pero ella quedó encim a de Beowulf y lo apretó con
todo el peso de su cuerpo . Luego tomó un cuchil lo y lo
descargó con fuerza sobre el pecho del gauta, dispue sta a
vengar la muert e de su hijo. Una vez más, la. cota anillad a
protegió la vida del guerre ro e impid ió que la hoja de la
daga34 llegara a su corazón.
Beowulf logró entonc es aparta rse de la bestia y volver a
ponerse en pie. Con ansied ad buscó entre los muros algo
que le sirviera de arma. Descubrió un hierro enorme, grueso
y afilado. Era una espada , la más grand e y poten te que
hubiera visto nunca , pues había sido forjada por gigantes.
Para manej arla hacía falta la fuerza de mucho s hombres.
YBeowulf la tenía.
Levantó la espad a y se puso ·en guard ia, con los ojos
fijos en los ojos monst ruosos de la bestia . Esta vez debía
acertar o no volvería a ver la luz el sol.
Mientras tanto, Hroth gar y sus guerre ros observaban
el lago en tenso silenc io. Las aguas seguía n hirvie ndo,
revueltas en vapor y sangre , pero no había señale s de
Beowulf por ningú n lado.
Los sabios ancianos temían lo peor. Muchos pensaban que la
madre de Grendel había triunfa do sobre el bravo guerrero.
-¿Cóm o saber, siquie ra, si la ha encon trado? -dijo
Unferth.
Y señala ndo las serpie ntes que se revolvían en el lago,
agregó:
-Segu ramen te, fue devorado antes por alguna de esas
bestias. 34
Nadie contestó. Pero lo cierto era que habían transcurrido bla
mu
nueve horas desde que Beowulf se había sumergido.
38 f, La gesta de Beowu lf

-Ni siquiera el más fuerte de los hombres puede soportar


tanto tiempo debajo del agua-dijo el envidioso guerrero,
que desconocía la existencia de la cueva-. Creo que ya no
tenemos nada que hacer aquí.
Los guerreros gautas miraron con furia al danés. No les
faltaban ganas de arrojarlo a las aguas y convertirlo en
alimento de las bestias.
Un poco más tarde, con pesar, el rey Hrothgar ordenó
el retorno de sus tropas al palacio.
-Nosotros nos quedamos aquí-anunciaron los gautas, que
aún tenían esperanzas de volver a ver con vida a su líder.

n la grutaJs bajo el lago, empapado de agua,


sangre y sudor, Beowulf permanecía de pie
r==--~~~JI
con la gran espada de gigantes entre las ma-
~~~~ nos. Medía la distancia que lo separaba de la
madre de Grendel y esperaba que ella tomara la iniciativa
y atacara. Todos sus músculos estaban en tensión.
Cuando la ogresa al fin avanzó hacia él , Beowulflevantó
el arma con un movimiento veloz y preciso, y la descargó
con todas sus fuerzas sobre la cabeza de su enemiga. Esta
vez, la hoja de la espada no se disolvió. El hierro atravesó
la gruesa piel y los huesos de la bestia y volvió a salir
salpicado de sangre.
La madre de Grendel gimió y se desplomó, malherida.
Bewoulf alzó otra vez la espada, pero no necesitó volver
usarla. La vil criatura se arrastró unos metros por el suelo de
la caverna, agonizando, hasta que la vida la abandonó.
35 Una gruta es una Beowulf decidió entonces explorar un poco la gruta.
caverna natural o
Tomó un leño de la hoguera que seguía ardiendo y avanzó
artifi cial.
36 Andar a t ientas es a tientasJ6 entre los húmedos muros de piedra.
avanzar con incerti- El agua se filtraba por las agrietadas rocas del techo Yfor-
dumbre, con dudas. maba charcos aquí y allá . En algunos rincones y recovecos,
40 ZLa gesta de Beo wul f

art es Yotros
el guerrero halló piezas de oro, ant igu os est and 37
ros , mu cho s de ello s her rum bra dos por la
increíbles teso
acumulado
humedad y el tiempo. Era el bot ín de los ogros,
38

a lo largo de años de asaltos y mat~nzas.


uer a, au-
A medida que el guerrero se aleJ~ba d~ la ?og
avanzando ,
me nta ba la oscuridad. Pero aun as1 con tin uo ,,, -
s pequena,
has ta llegar a otro recinto. Era un a cueva ma
a , yacía el
con un a gra n roca en el cen tro . Sobre esa roc
el brazo que
cuerpo sin vida de Grendel. Junto a él est aba
su madre hab ía robado del Herot.
la cabeza
Beowulf alzó la espada de los gig ant es y cqrtó
gre todavía
de Grendel. La hoja de la espada, al toc ar la san
o la empu-
fresca y ponzoñosa39 del ogro, se fun dió . Sol
go tomó la
ñad ura quedó int act a. El gau ta la gua rdó , lue
có la salida
cabeza de Grendel y emprendió el regreso. Bus
. Esta vez,
de la gru ta y nadó hac ia arr iba , sin det ene rse
rcó.
nin gun a serpiente ni cri atu ra ma rin a se le ace
es gautas ,
Llegó a la orilla exhausto. <+º Al verlo, los fiel
ón y corrie-
que aún lo esperaban, se abrazaron de emoci
de malla, y
ron a ayudarlo. Le qui tar on el yelmo y la cota
limpiaron su rostro y su cuerpo.
ulf les re-
37 Her ru mbr ados sig- Después de descansar uno s ins tan tes , Beow
bestia y los
nific a oxidados por la lató todo lo que hab ía visto, la luc ha con la
ocultos en
valiosos tesoros que que dar ían par a sie mp re
acción de la hum eda d
y el tiem po.
38 Se llam a botín a los
las profundidades.
podremos
bienes de los vencidos -A ho ra volvamos al Herot -d ijo -. y luego
que se daban a los sol- regresar, por fin, a nue str a que rid a pat ria .
n cabeza
dados, com o prem io
Se necesitaron cuatro hombres par a cargar la gra
de conq uista .
39 La sangre del mon s-
de Grendel, clavada en un a lan za.
lago, des-
truo se consid~raba ~l alejarse, pu~ieron ver cómo las aguas del
quilizado Y
pon zoñosa, es dec ir, pues de tan tos anos, de pronto se hab ían tran
1,,,
venenosa, porque des- h ao1 an recuperado su color nat ura l.
s est aban
truía todo lo vivie nte .
40 Exh aus to es
Mi~ntras los gau tas reg res aba n, los dan ese
re el plan
sinó nim o de ago tado reunidos en la sal a del palacio. l)is cut ían sob
Y sin fuerzas para ª seguir, en caso de que la ma dre de Grendel volviera
sost enerse . atacarlos.
Hrothgar se lamentaba por la ausencia del vali t
. en e
Beowulf, a quien no terminaba de dar por muerto.
-Señor, el gauta ya no volverá - insistía Unferth-
Es la ogresa quien vol verá esta noche, llena de furia·
y nos devorará a todos si no nos preparamos. Debemo~
estar listos.
En ese instante, Beowulf y su hombres ingresaron a la sala.
Habían alcanzado a oír las últimas palabras de Unferth.
-Si hubiera sido por tu espada - dijo el gauta, desde
la puerta-, esta noche, sin duda, ella estaría de nuevo
aquí. Pero ahora yace muerta en el fondo del lago. Aquí
está la_cabeza de su hijo, Grendel.
Tras decir esto, Bewoulf hizo rodar la horrenda cabeza
del ogro hacia el medio de la sala. Luego el gauta se incli-
nó ante el Rey y le relató lo sucedido en la cueva. Cuando
terminó, le entregó la empuñadora de la espada labrada41
por los gigantes.
-Conserva esta joya, señor, corno prueba de la muerte
de los ogros.
Hrothgar recibió admirado aquella pieza, una viejísima
reliquia42 que tenía grabada una antigua querella:43 la
historia de los gigantes ahogados en una tormenta. Más
abajo, sobre una guarda de oro, con runas 44 de precisos
caracteres, estaba inscripto el nombre del dueño para
quien el arma había sido forjada .
Emocionado, el Rey dirigió al gauta estas palabras: 41 Una empuñadu-
-He gobernado a los daneses por muchos. años y he ra labrada ha sido
adornada con fi guras
luchado por ellos muchas batallas. Cuando pensé que
realizadas en el metal.
la paz al fin se había instalado entre los míos, cayó so- 42 Se llama reliqu ia a
bre nosotros el funesto Grendel. Ese enemigo nos robó una prenda u obj eto de
la alegría y destrozó mi corazón. Pero Dios me di~ vida gran valor sentimen t al.
para ver con mis propios ojos la cabeza de ese as~si_~ º· A 4 3 Una querella es una
pelea o discordia.
Pes.ar de los años, querido Beowulf, mi m~mona sigue
44 Las runas eran los
activa, y por eso afirmo que nunca ha habido ~ntre los caract eres o let ras de
? 0111bres un guerrero con tu
caraje, tu generosidad Ytu la escritu ra de los anti-
inteligencia. ¡Que vivas una larga vida! Ahora siéntate Y guos escandinavos.
42 2La gesta de Beowulf

disfruta el festejo, y mañana podrás regresar por fin a tu


querida tierra. . ,,
Así se hizo. unferth, humillado, no volv10 a hablar en
toda la noche y se retiró temprano.
Y, al día siguiente, con el primer rayo de sol, los gautas
estuvieron listos para partir, pues ansiaban volver a ver
a los suyos.
Hrothgar entregó a Beowulf y al resto de los guerreros
nuevos y espléndidos regalos, y se despidieron con un
largo abrazo y los mejores augurios. -+ 5
Luego los gautas treparon a la nave, alzaron la vela en
el mástil y soltaron amarras, J.1.t> rumbo a las tierras lejanas
del rey Hygelac.
Al llegar a su patria, los nobles guerreros fueron recibidos
con gran alegría.
Beowulf entregó los preciosos regalos de Horthgar al rey
Hygelac, pues así lo mandaba la tradición: combatir por
el honor, no por recompensas.
Y su gloria y honor fueron, en efecto, grandes y au-
45 Un augurio es un mentaron con el tiempo. Y cuando el rey Hygelac murió,
presagio o indicio de en lucha contra los frisios, 47 los gautas ya sabían quién
algo futuro.
sería el sucesor del trono.
4 6 Las amarras son
cuerdas o sogas con
las que se asegura una
embarcación a tierra. ~
Q___ VIII ~ --º
La expresión "soltar
amarras" en el vocabu-
lario marino significa
asaron cincuenta años.
iniciar la navegación. Beowulf seguía gobernando con virtud entre
47 Los frisios o friso- los gautas, aunque sus cabellos habían tomado
nes fueron un antiguo ·- -r,,.,., el color de la nieve.
grupo étnico europeo
En esos días, un hombre vagaba por las afueras del reino,
que habitó la comarca
conocida como Frisia,
entre ventosos desfiladeros, cuando dio con la entrada
un territorio actual- de una gruta. Era la cima de un risco. Abajo, las olas se
mente repartido entre deshacían en golpes de espuma contra la rocas.
Bélgica, Holanda, Ale- El hombre juzgó que era un buen lugar para descansar un
mania y Dinamarca.
rato antes de continuar. Pero al entrar su sorpresa fue grande:
la cueva escondía un. tesoro invaluable , hecho d
e espadas
copas, medallones, ; Joyas y oro de tiempos antiguos. '
El .hom b re .cargo
; ; en su saco todas las piezas que pudo y
paruo. En n1ngun momento se dio cuenta de que, en el
fondo de la gruta, en la oscuridad, dormía el guardián de
esos te~oros, el ancestral ladrón que a lo largo del tiempo
se hab1a hecho de aquel botín, al haberlo arrebatado de
las manos de sus legítimos dueños. Era un temible dragón
dorado, de trescientos años de edad.
Horas más tarde, al despertar y descubrir el robo , la
enorme bestia olfateó y escarbó las huellas en la gruta
y sus alrededores, y comprendió que el responsable del
hurto había sido un ser humano, un habitante del reino.
Entonces se hinchó de furia y aguardó la caída del sol para
vengar la usurpación48 de su preciado botín.
Cuando la primera estrella apareció en el cielo y el día
aún no terminaba de extinguirse, los gautas notaron que
una sombra gigante y veloz oscurecía las calles. Algunos ni
siquiera llegarón a alzar la cabeza y ver al dragón. La criatura
abrió sus fauces, lanzó una llamarada feroz y convirtió en
brasa y cenizas a sus desprevenidas víctimas.
Hubo gritos, corridas. El dragón dorado se elevaba en
el firmamento y volvía a bajar en picada, con las alas
extendidas, planeando sobre los techos y sacudiendo con
su aliento de fuego los hogares. Cada bocanada era como
el golpe de cien látigos ardientes .
El dragón regresó a su guarida49 antes de la aur~ra.
Atrás había dejado campos calcinados, casas destruidas
Yhombres y mujeres carbonizados. 4 8 El delito de usur-
Para Beowulf fue una noticia tristísima . No hallaba pación consiste en
apoderarse con vi olen-
motivos que justificaran la furia del _dragó1:, -~ su mente
ci a de un inmueble o
se llenó de ideas sombrías. Pero al fin dee1d10 que, fue - derecho real ajeno.
ran cuales fueran los motivos, debía pasar a la acción. El 49 Una guarida es un
destino de su pueblo estaba en juego. ; . lugar oculto o refugio .
Convocó a sus caballeros y se hizo armar. Aun confiaba al que se acude para
huir del peligro.
en la fuerza de sus puños y estaba dispuesto a enfrentar
44 2La gesta de Beowulf

al dragón a golpes, como lo había hecho ya con otros


monstruos más terribles, tiempo atrás. Pero sabía que
ahora lo esperaban las llamas y el aliento venenoso, y
debía protegerse.
Ciñendo el yelmo, el escudo y la espada, marchó con diez
hombres hacia el alto acantilado. En el camino, aquí y allá,
veían árboles abrasados y rocas ennegrecidas, vestigios del
paso de la bestia. _
Cuando estuvieron cerca de la gruta donde moraba el
dragón, Beowulf se despidió de sus vasallos.
-Los años pesan sobre mí, pero aún conservo la fuerza
-dijo-. El hábito de la guerra moldeó mi juventud, y
ahora tengo una nueva oportunidad de luchar. Así que
les pido que aguarden aquí y observen el combate sin
intervenir. Si el destino inclina la balanza en mi contra,
se habrá perdido sólo un hombre viejo.
Así habló el admirable Rey de los gautas y luego marchó
decidido por el angosto desfiladero, hacia la entrada de
la cueva.
Casi había llegado cuando una nube de fuego y pútrido
aliento surgió de las profundidades de la caverna. Todo el
,. monte pareció incendiarse. El escudo de Beowulf se puso
al rojo vivo, y el gauta tuvo que soltarlo. Sintió ampollas
en la piel y el olor del vello quemado. Pero esto no lo ate-
morizó. Con voz potente gritó:
-¡Sal de la cueva y pelea!
'; :,: ·:_<:~ El desafío del Rey retumbó en las rocas y produjo un largo
' ~ . ' eco. Luego, por unos instantes, todo quedó en silencio.
"Í. :;\~1 ·:·,
~~ ~ -: ,,

·. <Y:-,--- -lf}'t-'. ~:.·\ _ _- _ :~\. _
..
._-_,

;": _.---. . t; ;-:=· ' :. · ; :- ~ IX ~!)


'",;· '· . ·. ,. ·'·. !_ • • n ,1 :·• ·'·' ,

,,. ·~ ,~· '· ,· :-·· ~-


, --~-- ~-- º· · .. .. .
e,, ' ;· , 1centenario dragón oyó la llamada, y Beowulf
' . ,,e Í'.
' lo escuchó resoplar varias veces en la gruta.
l:li#wl'-''l'ill= '· •'~ 1:l.•~
Nvr.:o., Ambos se temían .
•. ·';1<;: ' t~~~~'.'!.1 Entonces, otra nube de fuego surgió de la
caverna, y tras ella apareció el imponente monstruo. Sus
escamas doradas brillaron bajo sol.
La bestia clavó sus ojos terribles en el viejo Rey y lo
embistió. Beowulf trastabilló y se tambaleó un segundo al
borde del acantilado. Muchos metros 1nás abajo, alcanzó
a ver el mar que iba y venía con fuerza entre las rocas.
El gauta se recuperó, afirmó sus pies, desenvainó su
espada y atacó. El dragón retrocedió, pero Beowulf al-
canzó a abrirle un tajo en un costado. La bestia herida
alzó su gran cabeza, volvió a bajarla y vomitó una nueva
llamarada infernal.
Esta vez el fuego alcanzó al Rey, que cayó al suelo con la
vista nublada y la piel del cuello y el rostro quemada. El
1
hierro que protegía su cuerpo estaba hirviendo. El ardor
era insoportable.
Los guerreros gautas, n1ás abajo, observaban el comba-
t
te paralizados por el temor. Pero uno de ellos, un joven
llamado Wiglaf, no pudo resistir más la espera y arengó~:o
a sus campaneros.
1
-¡Ayudemos al Rey! Él siempre nos ha defendido. ¡Ahora
es nuestro turno! Es preferible morir combatiendo entre
las llamas junto a él que vivir humillados el resto de los
días. ¡Nuestro honor se llama lealtad!
Tras estas palabras, los demás vacilaron. Pero Wiglaf no
los esperó. Corrió junto a su señor, atravesando las nubes
de vapor venenoso para enfrentar al dragón.
La bestia lo vio acercarse y lanzó su aliento infernal
sobre el joven guerrero. Wiglaf cayó al suelo con una
pierna quemada, pero logró rodar y guarecerse5 i tras una
roca. Entonces Beowulf aprovechó y golpeó al dragón con
su espada. Pero esta vez el hierro se partió al medio, y el so Areilfh,'H es pronun-
dragón se irguió para caerle encima al Rey, aplastarlo y ciar un d iscurso ante
.una m ultitud pa ra
terminar con él. En ese instante, Wiglaf, que había logrado
enardece r su án imo.
incorporarse, se lanzó con furia hacia la bestia y le hundió !: t 1.;u:irccen,t.• es refu-
un hacha en el vientre. Fue una herida mortal. Pero la giarse o resguardarse.
bestia, antes de desplomarse y caer por el acantilado hacia
46 ZLa gesta de Beowulf

el mar, mordió a Beowulf en el pecho con una última y


certera dentellada. s2
El Rey, malherido, se sentó con la espalda contra una
roca. Respiraba con dificultad y la sangre manaba sin cesar
de su pecho. Wiglaf acudió a ayudarlo.
-Si el destino me hubiera dado un hijo, este sería el
momento de entregarle mis armas -dijo Beowulf.
-Señor, permítame cargarlo hasta el palacio -pidió el
joven-. Allí lo asistirán.
-Ya no hay nada que hacer, querido Wiglaf. Mis días
tocan a su fin. He cuidado del trono sin promover agra-
vios vanos 53 y jamás di en falso mi palabra, y es eso lo
que me consuela en esta triste hora. Tú ve a la cueva del
dragón y recoge el tesoro que hemos ganado para el reino.
Y cuando yo haya exhalado el último aliento y haya sido
incinerado en la pira, 54 mi deseo es que construyan en la
52 La dent ellada es costa un túmulo55 que se vea desde el horizonte. Así, en
la herida o desgarro tiempos futuros, todos los navegantes sabrán en cuál de
producto de una mor-
dedura.
los peñones 56 ondea el nombre de Beowulf.
53 Agravios vanos son Los ojos del Rey se apagaban. Se arrancó el espléndido
ofensas inútiles, sin collar de oro que adornaba su cuello y se lo entregó a
sentido. Wiglaf.
54 Una pira es una -Eres el último de nuestra estirpe57 de noble héroes
hoguera para quemar
un cadáver.
-murmuró -. Todos pagaron su coraje con la muerte.
ss Un t úmulo es un Ahora yo debo seguirlos.
montículo artificial Y tras estas palabras, los ojos de Beowulf se cerraron,
con el que algunos y su alma abandonó el cuerpo. Wiglaf rompió en llanto
pueblos antiguos cu-
sobre el pecho de su querido soberano.
brían una sepultura.
s6 Se llama peñones a
Recién entonces se acercaron lo otros guerreros, los que
los montes formados habían permanecido fuera de la contienda, sin atreverse
por piedras enormes a ayudar a su señor.
llamadas peñas. Wiglaf los miró con dureza, y más tarde les habló con
57 La estirpe es el con-
junto de los antepasa- ·
reprobación. Sin duda, la noticia de su cobardía llegaría
dos y descendientes de hasta los confines más lejanos.
una persona o de una Horas después, la muerte de Beowulf fue comunicada
familia. a todo el reino.
. . ··
En la costa, los gautas alzaron una pira para Beowulf y,
cumpliendo sus deseos, la adornaron con yelmos , escudos /
í : .
y brillantes armaduras. Luego los soldados pusieron el
cuerpo en el centro, mientras derramaban lágrimas por ,.{
/, .
su valeroso y querido señor.
Encendieron la pira y el fuego se elevó desafiando al 1
/·.,
viento, arrojando humo y consumiendo la morada de los 1
1

huesos, hasta que ardió el corazón. Una anciana entonó


entonces un dolido y triste canto fúnebre.
Cuando la pira se consumió, los gautas sepultaron las
cenizas con joyas y variadas riquezas tomadas del tesoro
l'! --~-~
1 . . :
del dragón, para que el poder de la tierra guardara el botín ,¡ '. ·: ~~·
11¡.~.,/: . h
_,,/4
,~ ,· ,
y nunca más despertara la codicia. 1

'~
l.i,

Sobre las cenizas del Rey levantaron un montículo im- ~---


\
·-~ .
ponente , que serviría de señal a todos los navegantes que 1

surcaran esas aguas . El trabajo duró diez días. Al terminar, ':


\y
doce nobles guerreros cabalgaron alrededor del túmulo y
evocaron las gestas y hazañas del querido monarca.
Y todos lloraron la muerte del héroe Beowulf y dijeron
que nunca habría en esa tierra un soberano más justo, J
1

valeroso y amante de su pueblo. .l.

.,/
. :-. "·,_
.. .~,-

• _¡,t!""
. ,,. . .
~~ .
!

' ...

·'
"1,,• •'~1
' 'J ~~ ~ ~
•1 ¡•,' ¡il. ,f¡· •', ,
, ,· 7 1 ' ,• •. '

También podría gustarte