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¿Qué es lo que nos impide amarnos?

Un problema de falta de aceptación a mi mismo provoca que no pueda amar


correctamente a los demás.

Hay muchas áreas en las que el Padre no puede obrar por nuestra ignorancia o por
niveles de exigencia que se recibieron y no se entregaron. Si esto no es tratado en
nosotros se pueden experimentar muchas opresiones, mismo de ofensas con nosotros
mismos, rechazos, odios y hasta aborrecimientos.

Cuando un corazón se sujeta a bienes o situaciones y estás se pierden, la persona se


comienza a machacar con culpa.

1 Corintios 13:4-5
"El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se
envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor"

Nos vamos a centrar en lo que NO es el amor:

El orgullo produce en nosotros envanecimiento. Por orgullo a veces tenemos actitudes


de perfeccionismo con nosotros mismos.
El renuevo y la paciencia suceden cuando me enfoco en las palabras y en las promesas
recibidas del Padre.
Las fuerzas se renuevan cada vez que se cree y declara la verdad. La falta de paciencia
viene cuando metemos nuestra voluntad en medio, cuando no le creo a Dios dejo de
amarme y busco el camino por mis propias fuerzas, dejando de ser paciente.
Cuando no le doy lugar a Dios no lo estoy dejando amarme en el proceso.
Las decisiones de paciencia se sostienen bajo la verdad, amarse es volver a la verdad y a
la guía de Dios. Si el amor no es sufrido, me estoy aborreciendo.

La bondad tiene que ver con la capacidad de declarar lo bueno para mi vida. Cuando creo
algo que no soy, una maldad, no me permite amarme.

Un ejemplo de maldad es la incredulidad. La incredulidad es una maldad a uno mismo ya


que anula la bendición que viene del Padre y la capacidad de amarme a mi mismo.

No creer una palabra que viene de Dios es no amarme.


Otra manera es teniendo envidia y celos por las cosas del pasado, y el rendimiento que
tenía antes que hoy pareciera no lograrlo. Esto también es no amarme a mi mismo.

Otro ejemplo de maldad es la Jactancia. La jactancia es creer que lo que hacemos


representa el amor a nosotros mismos.
Si lo que hacemos no es guiado por el espíritu, entonces no es amor propio.
Tengo que llegar a la voluntad de Dios por las verdades y las declaraciones que he
hablado y creído. Envanecerme en mí mismo es no poder reconocer, pedir ayuda ni
arrepentirme.
En la jactancia se cree que la gloria es personal, mientras que en el orgullo se es incapaz
de reconocer los errores.

Expresar la necesidad de dependencia en la oración es una manera de desarmar la


jactancia.
La habilidad tiene que estar sujeta a la verdad y la dependencia del espíritu.

"Dios tiene que gobernar toda habilidad"

● La jactancia se elimina dejando que Dios gobierne.


● La jactancia produce pérdida.
● Una habilidad no consagrada a Dios se vuelve jactancia.

● La falta de amor por el orgullo no me deja ceder.


● El orgullo provoca un refugio que produce miedo y envanecimiento.
● El envanecimiento produce estancamiento en diferentes áreas de la vida.

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