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Cetis 71

El Lenguaje De Las Matemáticas


Historias De Sus Símbolos
Helen Dayana Ibarra Hernández
Nahomi Uribe Balderas
Grado: 2 Grupo: A
Especialidad: Mantenimiento Industrial
Turno: Matutino
Fecha: 21/03/2023

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Algebra es una palabra árabe. Pero antes de los árabes, el origen de las matemáticas se remota a

los primeros conocimientos aritméticos. Mas tarde los griegos desarrollaron la geometría y los

rudimentos de manipulaciones simbólicas en las matemáticas. Hace ya 23 siglos que el

legendario Euclides de Alejandría compendio los conocimientos aritméticos y geométricos de su

época en su obra magna, los elementos. Sin embargo, el algebra tomo más tiempo, ya que en esta

diciplina se opera con números concebidos como entes abstractos, es decir, como variables que

pueden adoptar diferentes valores. La algebra es precisamente un fragmento del título más

famoso de Al-Khuwarizmi: Kitdb al-mukhtayarfi hisdb al-jabr wa-l-muqdbala, que algunos

traducen como compendio de cálculos completando y balanceando. Con los años transcurridos,

podría parecer que la acepción de algebra como completar es aceptada universalmente. En la

historia de las matemáticas se distinguen tres periodos: las matemáticas retoricas, las matemáticas

anotadas y nuestra moderna matemática simbólica. Los más antiguos textos matemáticos, de la

primera fase, resuelven problemas aritméticos o algebraicos utilizando únicamente texto, sin

símbolos, o un mínimo de ellos. En la actualidad no esperamos abrir un libro de matemáticas sin

encontrarnos con un sinnúmero de expresiones simbólicas. De hecho, este lenguaje matemático

resulta oscuro al principio para los no iniciados y ha contribuido a ahuyentar al público del

estudio de la disciplina. Pero quien conoce la simbología puede captar de un vistazo la esencia de

una expresión; puede incluso comenzar a operar mentalmente con ella. No asombra que las letras

ocupen tanto espacio en una expresión matemática: las utilizamos para indicar variables y

constantes. Los números siempre están ahí, de alguna forma, ya que nos ayudan a especificar el

problema. Si inspeccionamos cuáles de las letras latinas y griegas son más populares en las

expresiones, nos encontramos con que n, i x son las tres más frecuentes en textos de matemáticas,

mientras x, y, a son las tres más populares en textos de ingeniería. La variable x, como se ve, es

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igualmente importante en matemáticas que en ingeniería. La letra i es muy utilizada en

expresiones con subíndices y sucesiones, al igual que la letra n. Las fórmulas matemáticas más

bellas. Los matemáticos saben que en su disciplina no solo existen teoremas y resultados

centrales, sino que también a veces se llama elegancia. Un teorema se puede demostrar en diez

páginas, pero si es posible hacerlo en tres líneas. La demostración del teorema es sencilla y

además la fórmula invita a ser generalizada (llevándonos así al teorema de Lermat, que afirma

precisamente que la generalización no es válida para argumentos enteros y exponentes enteros

mayores que 2). Contemplar esta fórmula y todas sus implicaciones es muy interesante. Por

ejemplo, en geometrías no euclidianas la fórmula pitagórica no funciona. Por si eso no bastara, la

demostración del teorema de Pitágoras es simple y puede hacerse sin palabras. La identidad de

Euler se basa en la relación de la función exponencial con las funciones trigonométricas y apunta

hacia una posible generalización de las mismas, es decir, hacia el seno y el coseno hiperbólicos.

Poliedros regulares, también llamados sólidos platónicos convexos. Este grupo está conformado

por cinco cuerpos geométricos: tetraedro, cubo o hexaedro, octaedro, dodecaedro e icosaedro. Se

caracterizan por compartir ciertas propiedades básicas, entre ellas la regularidad de sus caras, la

identidad de todos sus ángulos y la semejanza en longitud de todas sus aristas (V, número de

vértices; E, número de aristas; F, número de caras). Un matemático sin ecuaciones es como un

químico sin probetas ni matraces, es como un arquitecto sin sus dibujos, es como un ingeniero

civil sin concreto. En alemán, que siempre se jacta de ser un lenguaje muy riguroso, se dice que

queremos encontrar las posiciones aulas, es decir, aquellas x que resuelven la ecuación. la palabra

jahdr es una referencia directa a los griegos, ya que se puede traducir como fundamento o base de

una construcción geométrica, precisamente aquella que representa el problema en cuestión. La

escuela italiana de matemáticas fue una de las primeras en desarrollar un sistema simbólico

refinado. Todos los cálculos complejos de la vida comercial eran la responsabilidad de una casta

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especial de técnicos, los llamados calculistas. El cero. No todos los sistemas numéricos que se

han desarrollado en la historia incluyen el cero. La notación romana, por ejemplo, agrega y

agrega símbolos, cada uno con un valor específico, como L para 50 y X para 10, pero no dispone

del cero. Los mayas lo tenían y utilizaban diversos glifos para representarlo y la mayoría de estos

glifos semejan un caracol o una concha. El caso es que tanto los matemáticos griegos como los

indios comenzaron a utilizar un círculo para representar el cero. La variable x Si alguien nos pide

que solucionemos la ecuación ax + b = 0, ni lo pensamos, resolvemos para x, aunque bien pudiera

ser que a o b representen la incógnita del problema. Y es que en las matemáticas nos hemos

acostumbrado a utilizar la x para denotar la incógnita buscada. Algebraización de las matemáticas

La alternativa a la geometrización es la reducción algebraica: los problemas matemáticos se

escriben como ecuaciones, las que son transformadas paso a paso hasta que se despeja el valor de

una variable desconocida, como se despeja el cielo al salir el sol. un matemático del siglo XII no

contaba con símbolos estándar para la adición, la sustracción o la multiplicación, y ni siquiera el

símbolo de igualdad estaba a su disposición. Fue el gran matemático alemán Karl Weierstrass

(1815-1897) quien propuso esta notación, primero en el pizarrón, durante sus clases en la

Universidad de Berlín, y más tarde en un artículo de 1841 titulado “Zur Theorie der

Potenzreihen” (Sobre la teoría de series de potencias. Sus publicaciones eran escasas porque sus

resultados los desarrollaba en clase. De semestre a semestre mejoraba la exposición y rellenaba

los huecos teóricos. Algunos de sus resultados fueron conocidos a través de sus discípulos,

quienes los preparaban para la imprenta como resúmenes de las lecciones. El término mol nos

remite a la palabra latina moles, es decir, a la masa de la variable. Las potencias como

superíndice. Es una notación efectiva y elegante, pero llegar a ésta tomó muchos siglos de

pesquisas, experimentos y extravíos. Hoy en día nos referimos al cuadrado y al cubo de x usando

las abreviaturas x2 y x3 respectivamente. El desarrollo de una notación para las potencias de

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variables numéricas está íntimamente ligado con la solución de ecuaciones polinomiales.

Además, cuando tenemos una sola variable, un problema geométrico se puede transformar

muchas veces en un Preparado por Patricio Barros polinomio del que hay que encontrar sus

raíces. Diofanto de Alejandría fue el primero en proponer una notación para el cuadrado y el cubo

de la incógnita en un problema. En algunos textos europeos de álgebra se utilizaron anotaciones

sobre las letras: por ejemplo, una tilde o pequeños círculos para hacer más prominentes los

símbolos. (Los subíndices) Las expresiones matemáticas ocasionalmente necesitan expandirse en

dos dimensiones. Mantenerse al nivel del renglón no basta y ya Diofanto había utilizado

superíndices en su famosa Aritmética. Los colocaba donde ahora escribimos las potencias, a la

derecha de alguna letra. En los siglos posteriores a Diofanto se experimentó con superíndices y

subíndices, lo mismo a la derecha de una variable que a la izquierda o de plano sólo con índices y

sin mencionar la letra de la constante. el matemático francés Gabriel Cramer (1704-1752) usaba

superíndices para denotar el número de una ecuación y diferentes letras mayúsculas para

diferenciar los coeficientes de cada variable en sistemas de ecuaciones lineales. En el facsímil

Cramer utiliza la letra mayúscula como coeficiente y la minúscula como variable, otra

convención también seguida por Euler. Para diferenciar variables y constantes recurría a las

comillas, como en a, a’ y a”. En las Obras completas de Gauss se encuentran muchos ejemplos

del uso de comillas, pero ninguno del uso de subíndices. Babbage luchó aun como estudiante en

Cambridge por la adopción de la notación de Leibniz y logró congregar a su alrededor a los

integrantes de lo que se llamó la Sociedad Analítica. Pocos años después Babbage comenzó a

soñar con máquinas para hacer cálculos numéricos y se familiarizó con la notación para planos de

instrumentos mecánicos, en los cuales un componente se puede repetir muchas veces.

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