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El sensacionalismo en la prensa

Para empezar es necesario manejar algunas definiciones acerca de este tema en cuestión.
En primer lugar, se entiende a la "sensación" en general como la "impresión que las cosas
producen en el alma por medio de los sentidos" y en particular como la "emoción producida en
el ánimo por un suceso o noticia de importancia"; por tanto, se define lo sensacional como
aquello que causa tal sensación.

Pero, ¿Qué es el sensacionalismo? El sensacionalismo es una deformación interesada de la


noticia; implica manipulación y engaño y, por tanto, burla la buena fe del público. Implica
además una tendencia a presentar los aspectos más llamativos de una noticia o de un suceso
para producir una gran sensación o emoción: angustia, dolor, compasión, sufrimiento, llanto,
alegría, enfado, miedo, estupor.

El sensacionalismo asimismo, manipula estas emociones a fin de que la gente reaccione,


anímica y físicamente, a los mensajes en forma irracional e instantánea. Se vale para ello de
recursos de distorsión narrativa de los hechos como son, principalmente, la exageración y la
dramatización, ambos eficaces para falsear la realidad. Y lo hace con tal intensidad y
frecuencia que algunos estudiosos estiman que puede llegar a insensibilizar a las personas
respecto del horror, del dolor y de la muerte. El destacar lo violento y el exponer lo sexual son
las herramientas claves del periodismo sensacionalista: crimen y pornografía son sus mejores
agentes de venta y publicidad. Ellas van usualmente acompañadas de la explotación de lo
morboso y de lo escandaloso, así como del empeño por hacer de todo, inclusive de la
desgracia humana, un espectáculo macabramente festivo.
Van también acompañadas por una obstinada preferencia por lo negativo y por lo conflictivo a
veces al punto de que, si no se dan hechos que tengan estas características, se suele
inventarlos para fabricar noticias a base de ellos.

¿Cómo se da el sensacionalismo en los medios de comunicación y cómo se corrige?

Hay sensacionalismo en el periodismo que se dirige prioritariamente a los sentidos de los


receptores y que sólo secundariamente estimulan su inteligencia. Por ejemplo, la televisión es
un medio sensacionalista cuando privilegia la vista y el oído sobre las otras facultades del
televidente.

Los titulares de escándalo que se destacan por su color, por el tamaño o por el contenido
excitante, las fotografías que estimulan la curiosidad o el morbo por sobre cualquiera reacción
inteligente, son recursos del medio sensacionalista.

Este propósito de llamar la atención con estos recursos, frecuentemente tiene un objetivo
comercial: aumentar la circulación o la sintonía, de modo que en vez del servicio del lector o
televidente, se impone el interés del medio o del periodista.

Esta desfiguración del periodismo se contrarresta con la aplicación de técnicas para entregar a
los lectores una versión integral de los hechos. Se trata de reunir, hasta donde es posible,
todos los elementos que hacen comprensible un hecho y de entregarlos al receptor de modo
que se destaquen los aspectos más importantes para su interés; al contrario de lo que sucede
en el medio sensacionalista en donde se destaca lo llamativo y excitante para responder a la
curiosidad. El buen periodismo no responde a la curiosidad de la gente sino a sus intereses.

Finalmente, se puede decir que los “medios sensacionalistas” creen que atienden a los
sectores populares, pero en realidad los utilizan para el éxito de su negocio. Mientras los
dueños aumentan sus ganancias los involucrados en las noticias quedan destrozados y
condenados a una muerte civil, a una muerte en vida después de haber sido expuestos,
prejuzgados, acusados, calumniados, difamados, ofendidos e injuriados. El público lector
queda anegado, tal vez sin darse cuenta, en un mundo imaginario de miedo, que lleva a la
desensibilización frente a la violencia, así como a la insolidaridad y al fatalismo.

En este marco de exageración promueven más antivalores que valores.

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