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Ficha técnica:

Intervención del Estado y eficiencia

Autora: Solange Finkelsztein

Contenidos:

1. El rol del Estado en los mercados


2. Precios máximos y precios mínimos
3. Cuotas
4. Impuestos
5. Conclusiones

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1. El rol del Estado en los mercados

Se denomina mercado al lugar en el que se encuentran la oferta y la demanda de un determinado


producto o servicio. Allí, oferentes y demandantes ejercen la presión necesaria para que, como
resultado de esa interacción, el mercado arroje un precio de equilibrio de mercado y las cantidades
comercializadas se encuentren en equilibrio.

Los demandantes, a partir de su comportamiento característico, generan la curva de demanda. En


ella se muestra la interacción entre precio y cantidades demandadas, que supone una relación
inversa entre dos variables: precio y cantidad demandada. La relación se da de la siguiente manera:
si sube el precio, las cantidades demandadas serán menores; y viceversa. Esta es la denominada Ley
de la demanda.

La curva de oferta, en cambio, es generada por los oferentes. Aquí, la relación es entre precio y
cantidades ofrecidas. A su vez, la interrelación entre ambas variables es directa. En otras palabras,
si sube el precio, las cantidades ofrecidas serán mayores. Funciona del mismo modo en sentido
contrario.

En el momento en el que las cantidades ofrecidas y demandadas coinciden, se presenta lo que se


llama “equilibrio de mercado”. En este escenario, podemos decir que el mercado “se vacía”, pues
no quedan excesos de oferta ni de demanda. Esta situación ocurre en un determinado precio, que
entonces se denominará “precio de equilibrio”. Recibe la denominación equilibrio dado que, al no
haber excesos ni de oferta ni de demanda, no existe presión alguna de los consumidores ni de los
oferentes para que el precio varíe.

El mercado en equilibrio asegura la eficiencia en términos de Pareto. En otras palabras significa que,
para mejorar el bienestar de un agente económico (a modo de ejemplo, los consumidores),
necesariamente habrá que empeorar el bienestar de otro —en este caso, los oferentes—. Sin
embargo, puede darse que esa distribución no sea la deseada por la sociedad o por el Estado como
planificador central de la economía. Por este motivo, es factible que el Estado intervenga.

Por otro lado, el precio de equilibrio puede ser muy elevado según lo que el Estado considere para
ese bien o servicio. En esos casos, podrá tener lugar la intervención del Estado como regulador.

¿Todo mercado será intervenido por el Estado? Generalmente el Estado realiza su intervención para
asegurar la provisión de aquellos bienes o servicios denominados de interés “publico”, a un precio
accesible. Es habitual que el Estado actúe de esta manera en el servicio de transporte público, pero
difícilmente lo haga en el precio de un auto de lujo. Esta situación se da debido a que el Estado suele
perseguir la redistribución de la riqueza como objetivo.

¿Cuáles son las formas de intervención que tiene el Estado? Aquí trabajaremos con precios máximos
y precios mínimos, cuotas e impuestos.

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Figura 1: Equilibrio de mercado
Fuente: SAMUELSON, Paul A., y NORDHAUS, William D. Economía. 18ª ed. Ciudad de México: McGraw-Hill
Interamericana, 2006, 810 p. ISBN: 9781456247140.

2. Precios máximos y precios mínimos

En determinadas ocasiones, desde el Estado se desea que un producto o servicio se comercialice a


un precio menor al precio de equilibrio que se genera en el mercado. Así, impone un precio máximo
que, naturalmente, se ubicará por debajo del precio de equilibrio.

Como consecuencia, en el mercado se comercializarán algunas unidades a un precio más bajo que
el de mercado, es decir, al precio máximo. Es de importancia notar que, como consecuencia de esta
intervención, se producirá un exceso de demanda: a menor precio, aumentan las cantidades
demandadas y disminuyen las cantidades ofrecidas. Este exceso es un resultado no deseado, puesto
que causa una ineficiencia en el mercado. No obstante, es el costo que se debe afrontar si se aspira
a una distribución del ingreso diferente a la estipulada naturalmente por el mercado.

Del mismo modo, cuando el Estado desea que el producto o servicio se comercialice a un precio
mayor al precio de equilibrio, impone un precio mínimo que estará por encima del precio de
equilibrio. Aquí también se genera una ineficiencia, pues se comercializarán menos unidades que
las de equilibrio. La diferencia radica en que, esta vez, el mercado sufrirá un exceso de oferta y no
de demanda.

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Figura 2: Precios máximos
Fuente: PARKIN, Michael, POWELL, Melanie y MATTHEWS, Kent. Introducción a la economía. Pearson
Educación, 2013, 496 p. ISBN: 9788490353936.

3. Cuotas

En ciertos casos, el Estado establecerá una cantidad máxima a comercializar en el mercado. La


ineficiencia que ocasiona en este caso es la de impedir que el mercado comercialice la cantidad de
unidades de equilibrio (cantidad eficiente). Al mismo tiempo, provoca una distorsión entre el precio
que los consumidores están dispuestos a pagar y el precio al que los oferentes están dispuestos a
vender. Por lo tanto, en determinadas circunstancias, puede darse la posibilidad del surgimiento de
un mercado paralelo.

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Figura 3: Cuota de producción
Fuente: PARKIN, Michael, POWELL, Melanie y MATTHEWS, Kent. Introducción a la economía. Pearson
Educación, 2013, 496 p. ISBN: 9788490353936.

4. Impuestos

Otra de los mecanismos de intervención que posee el Estado sobre el mercado es el de colocar
impuestos. Así, automáticamente se genera una distorsión entre el precio que pagará el consumidor
y el precio que recibirá el vendedor por ese producto o servicio: la diferencia entre ambos es el
impuesto. Las cantidades comercializadas en el mercado sufrirán una merma porque, con el
impuesto, menor será la cantidad demandada y menor será también la cantidad ofrecida. De este
modo, una vez más, se observa que la intervención del Estado aleja al mercado de la eficiencia de
equilibrio. Sin embargo, a diferencia de las otras alternativas, el Estado aparece como un tercer
agente económico en la ecuación de bienestar. A través de la recaudación obtenida por los
impuestos cobrados, toma parte del bienestar que se les extrae tanto al consumidor como al
productor.

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Figura 4: Impuestos sobre la demanda
Fuente: PARKIN, Michael, POWELL, Melanie y MATTHEWS, Kent. Introducción a la economía. Pearson
Educación, 2013, 496 p. ISBN: 9788490353936.

Figura 5: Impuestos sobre la oferta


Fuente: PARKIN, Michael, POWELL, Melanie y MATTHEWS, Kent. Introducción a la economía. Pearson
Educación, 2013, 496 p. ISBN: 9788490353936.

5. Conclusiones

Los mercados sin intervención del Estado terminan alcanzando un equilibrio. El precio de equilibrio
y las cantidades comercializadas, sin embargo, pueden no coincidir con los objetivos de distribución
del ingreso y la riqueza que tiene el Estado en su rol de regulador y planificador central. De este

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modo, en muchas ocasiones, se podrán observar situaciones en las que el Estado interviene un
mercado con la imposición de precios máximos o precios mínimos, con el establecimiento de cuotas
de mercado o imponiendo un impuesto. Todas estas intervenciones tienen el costo de alejar al
mercado de la eficiencia. Sin embargo, este accionar no responde al objetivo de eficiencia, sino al
de equidad. Por este motivo, es importante comprender el trade off que normalmente existe entre
equidad y eficiencia.

Bibliografía utilizada

1. PARKIN, Michael, POWELL, Melanie y MATTHEWS, Kent. Introducción a la economía. Madrid:


Pearson Educación, 2013, 496 p. ISBN: 9788490353936.

2. SAMUELSON, Paul A. y NORDHAUS, William D. Economía. 18ª ed. Ciudad de México:


McGraw-Hill Interamericana, 2006, 810 p. ISBN: 9781456247140.

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