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1. Introducción
1.1 Sobre la morfología
Precisando que las palabras están formadas por morfemas y lexemas y las oraciones
están formadas por palabras anuncio que procederé a hablar de la sintaxis como rama de la
lingüística encargada de estudiar la estructura interna de la oración no sin antes hacer las
últimas aclaraciones morfológicas con respecto a las categorías gramaticales de sustantivo
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El morfema –idad/-dad es técnicamente un sufijo dentro del grupo de los afijos utilizado en el español para
formar sustantivos abstractos de cualidad a partir de adjetivos.
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Término que califica al sustantivo o expresa cualidad, accidente o propiedad del mismo.
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Según las reglas ortográficas del español se escribe con c la pluralización y nominalización de adjetivos
terminados en z como en los casos de perspicaz > perspicacia y capaz > capacidad.
y pronombre. Entiéndase aquí sustantivo como la palabra que por sí sola puede designar
personas, animales, objetos, lugares, ideas y acciones, véase en las palabras “María”,
“perro”, “carro”, “Colombia”, “felicidad” y “cantar4” que hacen referencia a una persona,
un animal, un objeto, un lugar, una idea y una acción respectivamente. El pronombre, por
su parte, se entiende como la palabra capaz de reemplazar al sustantivo en términos de
referencia dado el caso de querer evitar la repetición de palabras, dicho de otra forma, el
pronombre puede referir a personas, animales, objetos, lugares, ideas y acciones sin la
necesidad de nombrarlos, véase ilustrado en el siguiente modelo en el que se utiliza el
pronombre “ella” para evitar la repetición de la palabra María.
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Podría uno pensar que la palabra “cantar” es un verbo; no obstante, se considera verbo sólo en la medida
en que esté conjugado con un sujeto. En este caso, “cantar” es un sustantivo que indica la acción de cantar.
1.2 Sobre la sintaxis
Una de las relaciones más marcadas entre la morfología y la sintaxis es según Varela
(2015) es que “las distinciones morfológicas son utilizadas en conjunto con la función
sintáctica como criterios de clasificación para diferenciar las partes de la oración” (p. 258).
Esto quiere decir que las palabras, además de pertenecer a una categoría gramatical, están
sujetas a la función que cumplen dentro de la oración y es con base en estos dos criterios
que se pueden identificar al sujeto y al predicado de la oración. Como se menciona, la
oración se divide en dos partes: el sujeto y el predicado siendo el sujeto el ente que realiza o
recibe la acción representada por el verbo principal de la oración. El requisito principal para
la expresión del sujeto es que este debe pertenecer a la categoría gramatical de sustantivo,
en su defecto reemplazado por un pronombre personal tónico, o por un grupo de palabras
que en conjunto cumplan la misma función sintáctica, técnicamente llamado frase nominal.
Para detallar lo anterior, tomaré la misma oración y modificaré al sujeto utilizando un
sustantivo, un pronombre personal tónico y una frase nominal respectivamente.
En el modelo (3) el sujeto está formado por un sustantivo de tipo nombre propio
(Ernesto) y el resto de la oración hace parte del predicado. En el modelo (4) el sujeto está
formado por un pronombre personal tónico (él) y el resto de la oración hace parte del
predicado. Por último, en el modelo (5) el sujeto está formado por un artículo (El) y un
sustantivo (decano) que conforman una frase nominal: en tanto consiste de dos palabras se
considera frase y en tanto refiere a un mismo sustantivo puede cumplir la función sintáctica
de sujeto.
Por sujeto gramatical, implícito, tácito o elíptico me refiero al sujeto que no está
expreso en la oración y que, por lo tanto, es perceptible a través de las desinencias de la
forma verbal en la oración con respecto a la persona y el número. Si tomo como frase
felicitó a María, las desinencias de persona (tercera) y número (singular) presentes en el
verbo me pueden indicar que el sujeto de la oración podría ser “él” o “ella” aunque no esté
explícitamente escrito. De forma contraria, nos referimos por sujeto léxico al sujeto
evidentemente expreso a partir de un nombre, pronombre o frase nominal dentro de la
oración, véase ilustrado en los modelos (3), (4), (5) todos ellos con presencia de sujeto
léxico.
El sujeto puede cumplir el rol de agente cuando realiza la acción indicada por el
verbo principal de una oración. En el modelo (3) es posible identificar como sujeto a
“Ernesto” y es posible identificar también que se trata de un sujeto agente al ser quien
realiza la acción de felicitar. Por otra parte, el sujeto puede cumplir el rol de paciente
cuando es el ente que recibe la acción indicada por el verbo principal de una oración.
El modelo (6) ilustra una oración en la que “María” cumple el rol de sujeto paciente
porque es quien recibe la acción de felicitar. Podríamos ahora preguntarnos por la función
sintáctica de María en los modelos (3), (4) y (5) o en la función sintáctica de Ernesto en el
modelo (6) lo cual me lleva a hablar del predicado y de sus componentes.
El modelo (7) muestra como los verbos transitivos por si solos carecen de sentido
completo. Ante esta frase la primera reacción de un interlocutor sería preguntar ¿Qué
compró? puesto que parece que el hablante omite cierta información. Por ende, formular
esta preguntar se convierte en la manera más sencilla de identificar al objeto directo. El
modelo (8) muestra una oración cuyo objeto directo (naranjas) es imprescindible para que
la oración sea entendida. Este tipo de complementos pueden ser sustituidos por los
pronombres de objeto directo: la, lo, las, los en caso de querer evitar repeticiones.
Por su parte los complementos de objeto indirecto especifican quién recibe la acción
expresada por el verbo, sea transitivo o intransitivo y se encuentran siempre antecedidos
por la preposición a o la contracción al puesto que responde a la pregunta ¿a quién? Este
tipo de complementos pueden ser reemplazados por los pronombres átonos le, la, lo, les,
las, los y se ante cualquier complemento directo, véase en el siguiente ejemplo.
El modelo (10) ilustra una oración cuyo objeto indirecto es el vecino. Luego, el modelo
(11) ilustra una oración cuyo objeto indirecto es reemplazado por un pronombre átono y
finalmente, el modelo (12) ilustra una oración cuyo objeto directo e indirecto son
reemplazado por dos pronombres átonos. Respondiendo a la primera pregunta planteada al
final del apartado anterior puedo responder que en la oración de los modelos (3), (4) y (5)
es María quien cumple la función sintáctica de complemento de objeto indirecto.
El modelo (13) ilustra una oración cuyo complemento de régimen verbal es una frase
nominal su infancia. Luego, el modelo (14) ilustra una oración cuyo complemento de
régimen verbal es el pronombre tónico ello y, por último, el modelo (15) ilustra una oración
cuyo complemento circunstancial de compañía es el sustantivo María.
Complemento agente
Para Koch (2008) el tratamiento se define como el hecho lingüístico en que un hablante
se dirige a su interlocutor nombrándolo directamente, fenómeno que, en su opinión,
considera una intrusión en el campo intencional del receptor ya que compromete su
respuesta (p. 59). El tratamiento se ejerce gramaticalmente sobre las segundas personas del
singular y el plural que pueden devenir en formas pronominales cuando el sentido
pragmático deseado se transmite a través de un pronombre o en formas nominales cuando
se genera el mismo efecto mediante el uso de un sustantivo o frase nominal, véase ilustrado
a continuación.
En los ejemplos anteriores Koch ilustra como el interlocutor de las frases en el modelo
16 y el interlocutor de las frases en el modelo 17 puede ser el mismo. La forma nominal o
pronominal que el hablante escoja para referirse a él dependerá pues, del tipo de acto
lingüístico ilocutivo6 que desee transmitir, el registro de lengua, las relaciones sociales
entre los interlocutores y las normas de cortesía, entre otros factores lingüísticos y
extralingüísticos de los cuales hablaremos más adelante.
La cortesía es definida por Smith Avendaño (2014) como una conducta humana
orientada a hacer sentir bien al interlocutor y, además, a que el emisor reconozca en su
conducta un acto de cordialidad, requisito para la convivencia humana y según Alonso
(1988) gracias a la cual un hablante es capaz de reconstruir las intenciones de los
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El acto ilocutivo se entiende como la finalidad, intención o propósito que tiene un hablante al proferir una
declaración. Una petición, una promesa, o una aserción pueden considerarse actos ilocutivos.
interlocutores. Dentro de las conversaciones habituales la cortesía puede ser manifestada a
partir de elementos no verbales como la kinesia, la proxemia y la paralingüística7 o
elementos verbales que van por lo general acompañados de un elemento no verbal, pero
que además varían entre interlocutores y comunidades de habla. Se plantea aquí también la
existencia de lo que Brown y Levinson (1987) denominan cortesía positiva y cortesía
negativa. Los autores parten de los conceptos de ‘imagen positiva’ (positive face) e ‘imagen
negativa’ (negative face) propuestos por Goffman (1967) y describen la cortesía positiva
como la inclinación del hablante por establecer un vínculo agradable entre los
interlocutores dando privilegio al deseo de ser entendido, apreciado y aprobado. Este tipo
de cortesía está presente en las felicitaciones, las invitaciones y las condolencias y en otras
conductas lingüísticas como la repetición de palabras, las expresiones de sorpresa y la
exageración de interés o empatía. Por otro lado, describen la cortesía negativa como la
inclinación por respetar la libertad de actuar de los implicados en el intercambio
comunicativo. En cuanto a las conductas lingüísticas que manifiestan cortesía negativa
pueden considerarse la expresión de deferencia o sumisión, y el matiz de peticiones para
que parezcan menos atrevidas utilizando frases como, si no es mucha molestia, recurriendo
a sistemas verbales como el modo condicional o utilizando frases interrogativas en vez de
afirmativas.
(18) (A) esp. Quiero un plato de pasta. > (B) esp. Quisiera un plato de pasta.
(19) (A) esp. Tráeme la cuenta. > (B) esp. ¿Me traerías la cuenta?
Sistema pronominal I
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El primer sistema se extiende por casi toda la península ibérica y cuenta con dos formas
pronominales para singular: una que expresa formalidad (usted) y otra que expresa
informalidad (tú) y dos formas pronominales para plural: ustedes que expresa formalidad y
vosotros que expresa informalidad. En lo que respecta a las formas utilizadas con función
sintáctica de objeto se identifican los pronombres te, lo, la, le, os, los, las y les constatando
el empleo de leísmo con función sintáctica de objeto directo y el empleo de laísmo y loísmo
con función sintáctica de objeto indirecto. No obstante, citando a Fernández-Ordoñez,
Fontanella reconoce la presencia de variación en los pronombres utilizados con función de
objeto directo y objeto indirecto dentro de la misma zona en que se emplea el sistema I. (p.
1402).
(20) Te
(21) Le
(22) Lo
(23) Os
(24) Os he llamado.
Sistema pronominal II
El segundo gráfico describe el sistema empleado en zonas de la península Ibérica
incluyendo la región occidental de Andalucía, parte de Córdoba, Jaén, Granada y Canarias,
mientras que en América se extiende por gran parte de los territorios mexicano, peruano,
colombiano, venezolano, las Antillas y una pequeña parte de Uruguay. En el habla culta de
Andalucía Occidental, el pronombre ustedes es usado en compañía de verbos conjugados
en la tercera persona del plural (ustedes comen, dicen, etc.) mientras que en el habla
popular el mismo pronombre se acompaña con conjugaciones verbales correspondientes al
pronombre vosotros incluyendo también el pronombre os utilizado con función sintáctica
de objeto (ustedes coméis, decís, etc.). En este sistema predomina el uso de formas
etimológicas para los pronombres átonos8 y su/sus/suyo/suya/suyos/suyas como posesivos.
A propósito de los pronombres su/sus se destaca su empleo para segunda y tercera persona
singular y segundas y tercera persona plural, véase en el caso de Ese es su problema en el
que el pronombre sujeto al que se refiere el hablante bien podría ser usted, él/ella, ustedes o
ellos/ellas.
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El tercer sistema está divido en dos subsistemas de pronombres tónicos y un solo
sistema flexivo. El subsistema IIIa evidencia una alternancia generalizada entre el uso de
los pronombres tú y vos sin una funcionalidad específica, fenómeno que la autora ilustra
con el caso de Chile establecido por Morales (p. 1405) y que se expresa en las
combinaciones de formas pronominales y verbales de tuteo y voseo que se encuentran
también presentes en gran parte de Bolivia y Colombia, el sur de Perú, una parte de
Ecuador, el oeste venezolano, la frontera entre Panamá y Costa Rica y el estado mexicano
de Chiapas.
(25) Tú
(26) Tú
(27) Vos
(28) Vos
El sistema IIIb se emplea en Uruguay y distingue tres niveles de formalidad: el nivel
íntimo común entre parejas, familiares y amigos que se expresa con tú, el nivel de
confianza que se expresa con vos y que es común entre conocidos, compañeros de trabajo,
profesores y alumnos y otros casos en los que no haya un tratamiento de usted y finalmente
el nivel formal expresado con usted. Este subsistema retrata las pocas formas de tratamiento
que marcan una diferencia funcional entre los usos de los pronombres tú y vos; aun así, en
el caso de Chile ambos pronombres comparten las mismas formas verbales voseantes
monoptongadas9.
(29)
(30)
Sistema pronominal IV
Referencias
Guy, G. & Erker, D. (2012) The role of lexical frequency in syntactic variability: variable
subject personal pronoun expression in Spanish. Language, 88 (3), p. 526-557. doi:
10.1353/lan.2012.0050
Blot, A. (Ed.). (1928) Gramática de la lengua castellana destinada al uso de los
americanos.