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UNIVERSIDAD NACIONAL DE CÓRDOBA


ESCUELA DE CIENCIAS DE LA INFORMACIÓN
Cátedra de TEORÍA E HISTORIA DE LA CIENCIA – 1994

LOS TIPOS DE EXPLICACIÓN Y EL PAPEL DE LOS MICROFUNDAMENTOS EN


LAS CIENCIAS SOCIALES. EL PLANTEO DE J. ELSTER.

Prof. Raúl A. Rodríguez.

1.
LOS PRINCIPIOS EPISTEMOLÓGICOS DEL PLANTEO DE J. ELSTER.

La teoría explicativa de las ciencias sociales que postula Jon Elster se identifica
como "individualismo metodológico". Esta consiste en alcanzar la explicación de los
fenómenos macrosociales a través de una reducción de los mismos a fenómenos o
acontecimientos individuales.
"En las ciencias sociales" -dice Elster ("Tuercas y Tornillos" [TT], ed. cit., p.13) -
"los acontecimientos elementales son las acciones humanas individuales, incluidos
los actos mentales como la formación de creencia".
El individualismo metodológico, en Elster, se centra en la acción humana
individual y, en particular, en la búsqueda de los microfundamentos de las acciones, es
decir, en los mecanismos que las producen. En tal sentido, veremos que parte de una
caracterización de la acción humana como intencional, y, en consecuencia, como
resultado de la puesta en juego de las posibilidades y limitaciones de la racionalidad (y
con ello, la irracionalidad).

2.
Elster y el marxismo analítico.

El individualismo metodológico que propugna Elster, es el modo particular a


través del cual este se ubica en la tradición del denominado marxismo analítico.
Esta corriente filosófica encuentra, a partir de los años setenta, un amplio
desarrollo en el mundo angloparlante y sus representantes centrales, junto a Jon Elster,
son: Gerald A. Cohen, Robert Brenner, P. Bardhan, John E. Roemer, Erik Olin Wright,
Adam Przeworski, Allen W. Wood y Philippe van Parijs.
El marxismo analítico se caracteriza por su aproximación no dogmática a la
"tradición heredada" y su distanciamiento del marxismo de la Europa continental.
Esta perspectiva filosófica contemporánea de la cual tenemos en nuestras
universidades poco conocimiento como así, las referencias bibliográficas traducidas al
castellano son limitadas, alcanza sus definiciones a partir de una permanente discusión
con otras formulaciones epistemológicas en las ciencias sociales y avanza, de este
modo, interdisciplinariamente.
Para esta corriente en lo que respecta a la teoría social en general y al marxismo
en particular, se debe establecer una distinción básica entre teoría y método.
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Se afirma que no hay un método marxista o sea, un procedimiento explicativo


característico de dicha teoría.
Lo específico del marxismo sería el conjunto de presupuestos teóricos del
materialismo histórico desde el cual se pueden derivar hipótesis plausibles y
virtualmente explicativas en la investigación empírica de la realidad. Por esta razón,
consideran que se pueden retomar los lineamientos filosóficos de Carlos Marx pero,
reinterpretando sus aspectos metodológicos. Este, sería el flanco más débil de la teoría
marxista y que merece ser reformulado a la luz de los avances, en el último siglo, de
las ciencias sociales. [ G.A. Cohen, por ejemplo, afirmará que la explicación funcional
es consustancial al materialismo histórico].
Lo que niega este marxismo es que el materialismo histórico sea incompatibles
con otras metodologías tales como los procedimientos de la "teoría de juegos".
"¿En qué debería consistir la relación entre el análisis social marxista y la
ciencia social burguesa?." - se pregunta Elster para luego responder- "La respuesta
obvia es: en conservar y desarrollar lo valioso, criticando y rechazando lo que carece
de valor. La ciencia social marxista ha seguido sin embargo el camino opuesto. Al
asimilar los principios de la sociología funcionalista, reforzada por la tradición
hegeliana, el análisis social marxista ha adquirido una teoría aparentemente sólida
que en realidad fomenta un pensamiento abúlico y problemático. Por el contrario,
prácticamente todos los marxistas han rechazado la teoría de la elección racional en
general y la teoría de juegos en particular. Y, sin embargo, la teoría de juegos es
inestimable para cualquier análisis del proceso histórico que se centre en la
explotación, la lucha, las alianzas y la revolución". (J.Elster, "Marxismo,
funcionalismo y teoría de juegos. Alegato en favor del individualismo metodológico",
trad. esp. en "Zona Abierta", nº33, Madrid, l984).
De lo dicho se observa que uno de los temas centrales de discusión en esta
corriente, será la valoración del funcionalismo como método adecuado para el
materialismo histórico como así también, para las ciencias sociales. Relativizado el
método, se trata de recuperar el núcleo teórico del marxismo apelando a la filosofía
analítica, la lógica formal y las matemáticas.
Todos ellos, por otra parte, comparten "la creencia en que la alienación y la
explotación dificultan la vida grata de los hombres y que su supresión no sólo es
deseable sino factible". (J.Elster, "Nuevas reflexiones sobre marxismo, funcionalismo
y teoría de juegos" trad. esp. en "Zona Abierta" nº43/44, Madrid, 1987). Pues,
mantienen las preocupaciones que son comunes a la filosofía marxista como así
también, recurren a categorías establecidas por esta pero, reconceptualizandolas: el
cambio social, el desarrollo de las fuerzas productivas, las relaciones sociales de
producción, los conflictos entre las clases, la libertad, la justicia y la democracia
política.
En estos marxistas analíticos, y en particular, en Jon Elster, se encuentra, en sus
comienzos, una preocupación filosófica que caracterizó los años de su formación en la
Universidad de París: la relación entre individuo y sociedad; la lógica de la acción
individual y la lógica social. Para comprender aun más estas preocupaciones de Elster
podemos sólo mencionar aquí como, en el panorama filosófico que constituye su
horizonte de formación y polémica, se encuentra el marxismo "humanista" de Sartre y
el marxismo "estructuralista" de Louis Althusser. Es este mismo horizonte de
discusiones intelectuales en el que se encuentra también, Pierre Bourdieu y sobre el
cual ya nos hemos referido en el primer semestre de nuestro curso.
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Elster y Bourdieu, por caminos distintos, establecerán la relación entre acción


humana y sociedad, entre determinación social y decisión individual. Bourdieu lo hará
retomando y reformulando la herencia estructuralista mientras que Elster se ubica en
la tradición analítica que se desarrolla con fuerza en Gran Bretaña (Bourdieu dirá que
Elster retoma más bien, a la antropología existencialista de Sartre - cfr. P. Bourdieu,
"Cosas Dichas", Barcelona, Gedisa, 1988., p.24).

3.
El individualismo metodológico.

Otro de los aspectos sustanciales de su epistemología es el individualismo


metodológico. Esta es una tesis sobre la explicación científica según la cual los
fenómenos sociales se explican por las propiedades de los individuos que constituyen
los fenómenos. Es decir, las explicaciones de macronivel deberían ser reducidas a
explicaciones de micronivel que impliquen sólo a los individuos y sus propiedades.
Dentro de las teorías sociales se dan, básicamente, tres tendencias: el atomismo,
el holismo y el antireduccionismo. Cada una de ellas difiere en lo que consideran como
explicativo, es decir, si se considera posible que las entidades sociales globales y sus
relaciones puedan ser reducidas, para la explicación, a otras dimensiones. Por ejemplo,
si se considera al individuo o a las relaciones entre los individuos como esa dimensión
básica y explicativa.
Las entidades sociales globales serán los agrupamientos colectivos tales como
sociedad, clases, naciones, comunidades, organizaciones, grupos, etc. Estas tendrán
propiedades tales como: tasa de inflación, formas institucionales, distribución de la
renta, etc. Junto a estas propiedades las entidades mantienen entre sí una gran
variedad de relaciones como las relaciones entre clases colectivamente organizadas.
Por su parte, en los individuos también podemos reconocer propiedades ( creencias,
recursos, habilidades, capacidades, etc.) y, a la vez, estos mantienen una gran variedad
de relaciones con otro individuos ( relaciones familiares, relaciones laborales, etc.).
El individualismo metodológico de Elster comparte con el atomismo la idea de
que las explicaciones sociales son, en última instancia, reductibles a explicaciones a
nivel individual: "la doctrina de que todos los fenómenos sociales -su estructura y su
cambio- son en principio explicables de un modo que sólo implica a los individuos,
sus propiedades, sus objetivos, sus creencias y sus acciones. Pasar de las
instituciones sociales y la pautas globales de comportamiento a los individuos es el
mismo tipo de operación que pasar de las células a las moléculas". (Elster, "Meking
sense of Marx", p.5; también en "Una Introducción a Karl Marx" [KM], Madrid, Siglo
XXI, 1991; pss. 24 -27).
No obstante esas afirmaciones, Elster no es atomista porque no excluye a las
propiedades relacionales de los individuos como irreductibles en la explicación de las
ciencias social. Admite que propiedades tales como "ser poderosos" son
intrínsecamente relacionales al igual que " ser hermano de...", "ser padre de..." o "ser
jefe de...". Tales propiedades relacionales no son reductibles a propiedades atómicas.
Por su parte, para el holismo, las propiedades de las entidades sociales globales
y las relaciones entre ellas son irreductiblemente explicativas, es decir, las relaciones
entre los individuos no son la base explicativa de los fenómenos sociales globales.
Aquí el axioma principal es que "el todo es mayor que la suma de las partes" y, aun
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más, el todo es la única causa auténtica y las partes, independiente de sus relaciones,
son meros artefactos.
Para el holimo metodológico las categorías sociales como Estado, capitalismo,
relaciones de clases, son irreductibles a procesos individuales, de macronivel y, más
aun, estos procesos no afectan tales categorías sociales.
Para Elster, su formulación del individualismo metodológico no implica un
rechazo total del axioma de que "el todo es mayor que la suma de las partes". Todo
depende de qué se entiende por "el todo" y qué por "las partes". En este caso las
partes serían los individuos con sus propiedades atómicas, es decir, propiedades que
pueden ser definidas para cada individuo independientemente de todos los demás
individuos. El todo es, pues, "mayor" que la "suma" de estas partes en el sentido de que
las propiedades del todo proceden de las relaciones que unen unos a otros, es decir,
relaciones sistemáticas de interacción entre estos individuos. Pero, estas propiedades
relacionales - dirá el individualismo metodológico de Elster- no son propiedades del
"todo" sino de los individuos en situación de interacción.
Para el atomismo metodológico, por el contrario, las relaciones entre individuos
o entre entidades sociales no son auténticamente explicativas. Así por ejemplo, la
transición del feudalismo al capitalismo es explicada por procesos causales
estrictamente internos de los individuos en la sociedad en cuestión. De este modo,
para el individualismo metodológico, a diferencia, del holismo radical y el
antireduccionismo, sólo las relaciones entre los individuos pueden ser
irreductiblemente explicativas.
Las propiedades sociales son explicativas porque ellas se pueden reducir a las
propiedades relacionales de los individuos. Así, por ejemplo, si la propiedad de una
sociedad ("estar en una situación revolucionaria") posee alguna fuerza explicativa, la
posee en virtud de las propiedades de lo individuos, y de las relaciones entre ellos,
dentro de la sociedad. La propiedad social global "situación revolucionaria" no es más
que una suma de todas estas propiedades y relaciones individuales concretas.
Veamos la definición que el mismo Elster nos da del individualismo
metodológico:
"Por individualismo metodológico entiendo la doctrina de que todos los
fenómenos sociales (su estructura y su cambio) sólo son en principio explicables en
términos de individuos (sus propiedades, sus objetivos y sus creencias). Esta
doctrina no es incompatible con ninguno de los siguientes enunciados verdaderos:
a) Los individuos tienen a menudo objetivos que afectan al bienestar de otros
individuos. b) A menudo tienen creencias relativas a entidades supraindividuales
que no son reductibles a creencias relativas a individuos. El enunciado 'los
capitalistas temen a la clase obrera' no puede ser reducido a los sentimientos de los
capitalistas hacia los obreros individuales. En cambio, el enunciado 'La ganancia de
los capitalistas se ve amenazada por la clase obrera' puede ser reducido a un
enunciado complejo relativo a las consecuencias de las acciones llevadas a cabo por
obreros individuales. c) Muchas de las propiedades de los individuos, como la de
ser 'poderosos', son irreductiblemente relacionales, de forma que una descripción
exacta de un individuo puede exigir una referencia a otro individuo.
La insistencia en el individualismo metodológico lleva a una búsqueda de
microfundamentos para la teoría social marxista.[...] La psicología social debería ser
a la teoría marxista de la ideología lo que la microeconomía es a la teoría económica
marxista". (J. Elster, "Marxismo, funcionalismo y teoría se juegos..." op. cit.,p.22)
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Pues, el individualismo metodológico que propugna Elster nos conduce a


indagar por los microfundamentos de la acción individual.

4.
La búsqueda de los microfundamentos.

A partir de su defensa del individualismo metodológico, Elster, subraya la


importancia que tiene para las ciencias sociales la indagación por los
microfundamentos o micromecanismos.
La especificación de estos micromecanismos es a menudo indispensable para
establecer la credibilidad de las explicaciones de macronivel. Pues estos son
indispensables, según nuestro autor, para que la teoría social sea aceptable dada la
dificultad de distinguir empíricamente las correlaciones espurias de las auténticas
relaciones causales como así, dado que son muchas las causas que pueden ocultar las
relaciones postuladas en una teoría.
Las leyes, a través de las cuales las ciencias explican los hechos, requieren de la
reducción del lapso que separa el explanan del explanandum. Tal reducción consiste
en encontrar la cadena continua de causas y efectos y, para ello, es necesario pasar del
nivel global al menos global de los fenómenos sociales. Por otra parte, la búsqueda del
microfundamento para los fenómenos macrosociales no quiere decir que se nos revele
que habrá un solo micromecanismo.
La indagación por los microfundamentos no sólo fundamenta mejor la teoría
social sino que también nos proporciona profundidad: "Explicar es proporcionar un
mecanismo, abrir la caja negra y mostrar las tuercas y los tornillos, las piezas y las
ruedas de la maquinaria interna [...]". (J.Elster, "El Cambio Tecnológico" [CT], ed. cit.,
p. 26; también en "TT", ed. cit.,cap. 1). Es decir, a través de la búsqueda de los
microfundamentos, mirar dentro de las acciones humanas y, de este modo, reconocer a
los deseos y las creencias que generan los resultados globales.
Un ejemplo que permite evidenciar cómo intervienen los microfundamentos en
estos análisis es su estudio de la formación de las clases que se encuentra en su texto
"Making sense of Marx" ( Cambridge Univerity Press,l985) del cual contamos con una
versión abreviada por Elster y traducida al castellano: "Una Introducción a Karl Marx"
(1986)(ed. esp. cit.).
Elster considera que la clave para comprender la formación de las clases es
comprender los mecanismos que facilitan u obstaculizan el desarrollo de la conciencia
de clase en los individuos. Para explorar estos mecanismos, Elster despliega una serie
de conceptos sacados de la teoría de la interacción estratégica racional (o "teoría de
juegos").
La postulación del individualismo metodológico no implica, necesariamente, la
postulación de la necesaria búsqueda de los microfundamentos. Pues, en las ciencias
sociales, se pueden reconocer distintos formas de "individualismo metodológicos" (
uno de ellos es por ejemplo, el postulado por Karl Popper). Pero, en el caso de Elster,
este individualismo metodológico apunta a la búsqueda de los mecanismos, en tanto
microfundamentos, de la acción humana. También, cabe aclarar, que no es necesario
equiparar los análisis de los microfundamentos con los modelos de la acción
estratégica racional. Pues otros microfundamentos podrían ser la inculcación de las
normas, los hábitos y los rituales, o incluso las teorías psicoanalíticas del inconsciente.
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La teoría marxista de la ideología, entendida como una teoría del proceso de


formación de los sujetos sociales, puede también servir de base para la elaboración de
los microfundamentos. (Andrew Levine, Elliot Sober y E.O. Wright, "Marxismo e
individualismo metodológico" en "Zona Abierta", nº41/42, Madrid, 1987).
En el planteo de Elster el análisis de estos microfundamentos sí se realiza
apelando al modelo de la acción estratégica racional.

5.
Principios básicos de la filosofía de la ciencia.

En un pasaje de su "Lógica y Sociedad", [LS],( Barcelona, Gedisa, 1994; pss. 201


-202) nos dice que el postulado básico que orienta a sus investigaciones es considerar
que "la meta de las ciencias sociales es la liberación del hombre". Esta liberación
consiste en la posibilidad de que el hombre pueda apropiarse de las fuerzas causales
que forman y alteran sus intenciones. Como consecuencia de esta apropiación y
dominio de tales fuerzas causales, le sería permitido al hombre la realización, sin
obstáculos, de sus metas libremente elegidas. Pero, si bien, Elster reconoce que esto es
difícil que se alcance, no deja de ser un ideal que debería guiar al científico social.
El análisis que va a emprender va a considerar la acción humana individual
como punto de partida. Pues, la acción humana individual es el acontecimiento que
debe ser explicado previamente para luego, alcanzar la explicación de los hechos. De
este modo, los hechos sociales cuentan en su base con un acontecimiento fundamental:
las acciones humanas individuales y más aun, ellas, son el producto de actos mentales
en los que intervienen creencias.
Estas acciones humanas son, esencialmente, intencionales, es decir, son capaces
de proponerse fines. Pero, la disposición racional orientada hacia la consecución de un
objetivo involucra limitaciones, obstáculos que tienen que ver con la autoproposición
de metas inconscientes o contradictorias; la incidencia de fuerzas causales que escapan
a su dominio y comprensión; la modificación endógena de sus preferencias; la acción
que tiene sobre sus metas las acciones intencionales de otros sujetos.
Para Elster, la principal idea es que la racionalidad específicamente humana
tiene como rasgo la capacidad de relacionarse con el futuro en contraposición a la
adaptación biológica que es consecuencia de la selección natural. Pero tal racionalidad
humana que, en un primer momento puede ser caracterizada como perfecta, en cuanto
entra en consideración cuestiones tales como la incidencia de la voluntad, la flaqueza
de la voluntad, se introduce la idea de conducta imperfectamente racional. Así
también, deberán ser atendidos aquellas creencias y deseos contradictorios que
muestran su carácter irracional.
Para desentrañar tales problemas Elster inicia sus primeros trabajos postulando
algunos principios básicos de su filosofía de la ciencia que serán desarrollados a través
de este curso. Para esto partimos de sus primeras obras "Lógica y Sociedad" [LS] (
1978) y de "Ulises y las Sirenas" [US] (1979 y 1984) (México, F.C.E., 1989). En esta
última obra enuncia sus principios básicos:
"i) Existen básicamente tres modos de explicación en la ciencia: la causal, la
funcional y la intencional.
ii) Todas las ciencias utilizan la explicación causal.
iii) Las ciencias físicas sólo emplean la explicación causal; los principios de
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menor tiempo y otras formulaciones de variación no son más que útiles analíticos,
sin ningún poder explicativo.
iv) En la biología no hay lugar para la explicación intencional.[...]
v) En las ciencias sociales no hay lugar para la explicación funcional. [...]
vi) En biología puede hacerse una distinción entre la causalidad subfuncional
(mutaciones, envejecimiento) y causalidad suprafuncional (efectos de derrame,
benéficos o nocivos, de las adaptaciones individuales). [...].
vii) En las ciencias sociales puede establecerse una distinción similar entre la
causalidad subintencional, y la causalidad supraintencional. La primera se refiere a
los procesos causales que ocurren dentro del individuo, formando o pervirtiendo
sus intenciones. [...].
viii) Se debe estudiar la conducta animal y humana con las nociones de
función y de intención como ideas reguladoras. No toda conducta animal es
funcional, y no toda conducta humana es racional o intencional, pero sí existe una
suposición bien fundada de que, típicamente, esto es lo que ocurre". ( US, ed. cit.,
pss. 8-10).-

Las modalidades de explicación científica: causal, funcional e intencional. La


explicación en las ciencias sociales.

6.
Los obstáculos para la liberación del hombre.

En el principio de nuestro curso vimos que las distintas teorías que se


desarrollan en los variados campos de las disciplinas sociales pueden ser ubicadas, en
rasgos generales, dentro de uno u otro planteo epistemológico: "aristotélico" o
"galileano". (Véase Erik von Wright, ob. cit.).
Recordemos que esos planteos difieren en los objetivos que se les asigna a la
investigación científica. Tales fines pueden ser: alcanzar la explicación de los hechos o
bien, lograr la interpretación comprensiva de los mismos. De acuerdo a los objetivos
que se consideren pertinentes para la indagación científica se derivan consecuencias
metodológicas según las cuales se validan los conocimientos. Es así como se suscita la
disputa epistemológica entre quienes propugnan la explicación como objetivo de la
ciencia en general y quienes particularizan a las ciencias sociales en función de la tarea
interpretativa: las ciencias sociales son ciencias hermenéuticas.
Cada una de estas dos grandes perspectivas establece una determinada teoría
del conocimiento científico de lo social y, al mismo tiempo, formula una determinada
ontología o sea, una teoría de cómo son los objetos aprehendidos por el conocimiento
científico. Es así como para la perspectiva explicativa, que se identifica con la tradición
del neo-positivismo y sus variantes, los hechos son inscriptos dentro de una
regularidad que justifica la posibilidad de la formulación de leyes. Por otra parte,
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hemos visto que la teoría del conocimiento que se desprende de esta perspectiva
valida las verdades alcanzadas a través de la contrastación empírica rigurosa. En
consecuencia, los objetos del conocimiento científico son aquellos que pueden ser
aprehendidos por la experiencia rigurosa luego, quedan excluidos los fenómenos
relativos, por ejemplo, a la interioridad, a la motivación, a la valoración, etc.
Fenómenos, todos ellos, que suceden en los espacios sociales y las acciones humanas
individuales. Estos objetos, así planteados, son objetos de la especulación metafísica y
sin la posibilidad de ser evaluadas sus conclusiones con rigor metodológico y en la
experiencia "objetiva".
Las perspectivas hermenéuticas, por su parte, van a considerar que la clase de
objetos que abandona y sacrifica el "empirismo" por razones de un a priori
epistemológico, son los objetos que particularizan a las ciencias sociales y que merecen
ser atendidos. Tales objetos merecen ser estudiados a partir de una(s) metodología(s)
adecuadas a la naturaleza de los mismos. Es así como las estrategias metodológicas se
caracterizarán por la comprensión hermenéutica de esa clase de fenómenos y por el
reconocimiento del 'mundo vivido', la 'relación empática' o la 'interacción semántica'
como horizontes relevantes que hacen posible la comprensión científica de esos
objetos.
En el caso de la epistemología de Jon Elster, vemos que se plantea tanto el
reconocimiento del objetivo "explicativo" de las ciencias en general pero, así también,
reconoce que en las ciencias sociales la atención del "interior" de las acciones humanas
es posible a través de una "modelación" de la tarea explicativa de las ciencias. En ese
sentido, Elster no se ubica en la línea hermenéutica pero, tampoco, considera a los
acontecimientos sociales "cajas negras" que no haya que intentar abrir para ver cuáles
son los mecanismos que intervienen en la producción de esos acontecimientos.
Conocerlos será la clave de la explicación en las ciencias sociales.
Para Elster la tarea de la ciencia es alcanzar explicaciones satisfactorias y estas
tienen su mejor expresión cuando logran formular leyes. Ellas permiten una clara
explicación deductiva en cuanto las mismas son "causales". Pero, al analizar el caso de
las ciencias sociales, - dirá Elster- nos encontramos con que los hechos son explicados a
partir de acontecimientos y en los acontecimientos de micronivel se encuentran los
mecanismos que revelan las relaciones causales a través de las cuales se producen los
acontecimientos de macronivel.
Ubicándonos en el campo de las ciencias sociales, para Elster, hay básicamente
dos clases generales de explicación: a) explicación por las causas o explicación causal y
b) explicación por las consecuencias. A la vez, cuando las consecuencias que se
consideren son reales - beneficios para alguien o algo-, la explicación es funcional.
Cuando las consecuencias son intencionadas: la explicación es intencional.
¿Cómo se relaciona el modelo epistemológico de Elster con su proyecto para las
Ciencias sociales?. O sea, con aquel ideal utópico que ellas deben perseguir y que es el
de proporcionar a los hombres los medios - o los "recursos" (Giddens)- para la
liberación del hombre.
Pues, en la "Lógica y Sociedad" (ed. cit. pss. 201- 218) nos señala que son cuatro
la causa que [hasta ese momento] reconoce como obstáculos para alcanzar ese ideal de
libertad:
1) Las contradicciones mentales, relativas a los deseos y las creencias, que se
generan cuando el hombre se fija metas inconsistentes o contradictorias.
2) Los procesos causales que suceden en los individuos y que escapan a su
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dominio y no entiende. O sea, una causalidad subintencional que interviene en el


cambio endógeno de sus preferencias.
3) Las contradicciones sociales. En este caso aparece la contraposición entre
preferencias libremente elegidas y consistentes de diversos individuos pero, sin
embargo, pueden no tener la posibilidad de alcanzar las metas propuesta. Este es un
problema de contrafinalidad y será reconocido por Elster como una causalidad
supraintencional.
4) Los juegos sin solución. Las relaciones que establece el individuo respecto a
su medio, y a otros individuos, son relaciones estratégicas pero, tal modo estratégico
no garantiza la realización de las metas, porque los juegos que se siguen pueden ser
juegos sin solución.
Tanto los factores que intervienen causalmente en las contradicciones mentales
como en el cambio endógeno de las preferencias, son asimilados al modelo de
"mecanismos subintencionales". Por su parte, los juegos sin solución junto a las
contradicciones sociales, corresponderán al modelo de "mecanismos
supraintencionales".
Así planteado el problema, el análisis posible del individuo y la sociedad, se
ofrece, en primera instancia, abarcado por una dicotomía entre "causalidad" e
"intencionalidad" pero Elster logrará sugerirnos una complementación integradora de
estas dos alternativas al proponer una tricotomía: "causalidad subintencional",
"causalidad supraintecional" e "intencionalidad".
Veamos lo que el mismo autor nos dice: "Por lo tanto, nos queda el clásico
problema de la causalidad versus la intencionalidad en el análisis de las acciones
humanas, o de explicación versus comprensión. No me detendré en las espinosas
cuestiones filosóficas, excepto para hacer las siguientes observaciones. En primer
lugar, argumento a favor de una tricotomía más bien que de una dicotomía: en vez
de la simple diferenciación entre intencionalidad y causalidad, propongo dividir a
esta en causalidad intencional y causalidad supraintencional. (...). En segundo lugar,
me parece que las explicaciones intencionales de las acciones humanas no pueden
reducirse a explicaciones causales, en el sentido de una reducción al lenguaje
neurofisiológico de las causas inmediatas, ni tampoco en el de una reducción al
lenguaje evolutivo de las causas últimas. En tercer lugar, creo que la afirmación
precedente es totalmente compatible con dos afirmaciones que prima facie parecen
contradecirla. Que algunas formas de comportamiento humano sólo pueden ser
analizadas causalmente y no comprendidas intencionalmente, y que todas las
formas de comportamiento humano, en principio, pueden explicarse sobre una base
puramente causal". (LS, ed. cit., pss. 202 -203).
De lo afirmado se desprende que: 1º) las explicaciones intencionales no son
reductibles a explicaciones causales; 2º) algunas acciones humanas sólo pueden ser
analizadas causalmente y no intencionalmente; 3º) en principio, todas las formas de
comportamiento humano pueden ser explicadas causalmente. De este modo, todas las
acciones humanas pueden ser explicadas causalmente pero, algunas de ellas además,
son explicadas intencionalmente y lo que nos revela la explicación intencional no es
reducible a una explicación causal. Surge, así, un interrogante cuya respuesta la
veremos más adelante: ¿qué no revela la explicación intencional que es irreductible a
una causal? o bien , en otras palabras, cuáles son las acciones humanas en las cuales
aparece sólo la explicación causal y en cuáles las explicaciones causales e intencionales,
simultáneamente, son posibles?.
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7.
Las modalidades de explicación.

"Las ciencias sociales, como otras ciencias empíricas, tratan de explicar dos
clases de fenómenos: acontecimientos y hechos". Esta afirmación de Elster (TT,
ed.cit.,p.13) es completada con una distinción entre hechos o estados de cosas y
acontecimientos. Los primeros suponen un modo de ser o suceso de la realidad, por
ejemplo, la victoria electoral de un presidente en unas elecciones. Pero, tales clases de
hechos implican que son el resultado de determinados acontecimientos: el acto de
votación por parte de los ciudadanos que realizan en virtud de determinadas
creencias. De este modo, un hecho implica "una instantánea temporal de una
corriente de acontecimientos" o bien, una hecho implica una serie de otros hechos. La
explicación de un hecho requiere, así, la previa explicación de los acontecimientos.
Cabe aclarar que nada es en sí mismo una hecho o un acontecimiento. Estas,
más bien, son nociones que se discriminan de acuerdo a la caracterización que se haga
de los fenómenos analizados. Lo que sí queda claro, por lo menos en el planteo de
Elster, es que los acontecimientos serían las unidades de análisis de los estados de
cosas que queremos explicar. De este modo, coherente con el individualismo
metodológico que profesa, considerará que los acontecimientos elementales en las
ciencias sociales son las acciones humanas individuales "incluidos los actos mentales
como la formación de creencias".
Para Elster la explicación de un acontecimiento implica poner en evidencia los
mecanismos que intervienen en la relación de los acontecimientos explicativos.
El problema de la explicación plantea dos cuestiones que deben ser resueltas
previamente: 1º) cuál es el tipo o modelo de explicación adecuada para las ciencias
sociales y, 2º) cuál es la clase de hechos que entra en una explicación.
En respuesta a la primera cuestión Elster, parte de una distinción previa de las
ciencias tomando en cuenta los modelos explicativos. Estos modelos, a la vez, están en
estrecha vinculación con las estrategias de formación de teorías.
"Por una parte, distingo entre tres modalidades de explicación: la causal, la
funcional y la intencional. Por otra parte, distingo entre tres campos de
investigación científica: física (en el sentido amplio...), biología y ciencias sociales".
(CT, ed. cit., p.20).
En la física reconoce la explicación causal como única modalidad explicativa.
Queda así excluida la posibilidad de aplicar en ella modelos de explicación funcional e
intencional.
En la biología también aparece el modelo explicativo causal pero, como
causalidad subfuncional y causalidad suprafuncional.
"Por causalidad subfuncional en biología, entiendo los errores o mutaciones
accidentales que, por una parte hacen posible la selección y la evolución natural, y
por otra parte son responsables de fenómenos tales como el envejecimiento y el
cáncer. Estos errores no tienen ninguna función, contrariamente a la idea popular de
que la función de las mutaciones es la de permitir y estimular la evolución de la
vida en la Tierra. Por causalidad suprafuncional entiendo la interacción causal de
muchos organismos individuales, cada una de cuyas conductas puede ser explicada
funcionalmente." (CT, ed. cit., p.22)
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La explicaciones funcionales suponen nociones tales como beneficios,


adaptación, selección y evolución. Este beneficio en términos biológicos, está
relacionado con el incremento de la capacidad reproductiva de un organismo.
El modelo de explicación funcional aparece en la biología pero, su justificación
requiere una previa aceptación de una teoría causal tal como la teoría de la evolución
por selección natural.
La explicación intencional no es sostenible, en la actualidad, en el biología.
La explicación causal en las ciencias sociales aparece, para Elster, como
explicación que puede cubrir todos los
fenómenos sociales inclusive, aquellos que son cubiertos por la explicación intencional.
La explicación causal, en el análisis de la conducta humana, interviene como
causalidad subintencional de las operaciones mentales que no están regidas por la
voluntad o la intención, y como causalidad supraintencional o sea, la interacción
causal entre actores intencionales. [Otra interacción es la interacción intencional que es
estudiada por la teoría de los juegos].
La explicación funcional como modelo adecuado para las ciencias sociales es
negado por Elster, no obstante su reconocimiento de que este está presente en varias
teorías de las ciencias sociales y que es un recurso factible con determinadas
condiciones.
Las razones en que fundamenta su crítica al modelo funcional, se han ido
modificando progresivamente en varios de sus trabajos, y en el marco de la polémica
con otros marxistas analíticos -por ejemplo, con Gerald Cohen- que rescatan el modelo
funcional como adecuado para estas ciencias. No obstante estas variaciones de
argumentaciones, sigue sosteniendo la negación del modelo funcional como
característico de las ciencias sociales.
Las ciencias sociales son las únicas en las que aparece el modelo explicativo
intencional. Esta afirmación de Elster se desprende de considerar que la unidad
elemental de explicación es la acción individual guiada por alguna intención.
"La adaptación intencional difiere de la funcional en que la primera puede
estar guiada hacia el futuro distante, mientras que la última es miope y oportunista".
(CT, ed. cit.,p.24). Aquí entra en juego las categorías de máximo local y máximo global
que más adelante explicaremos.
Por otra parte, en Elster, la intencionalidad si bien se relaciona con la
racionalidad y la optimización, no son equivalentes. Pueden darse acciones
intencionales irracionales ( que implica contradicciones lógica) como también,
acciones racionales que conducen sólo a la satisfacción y no a la optimización.
Otra de las cuestiones que nos hemos planteado es la relativa a la clase de
hechos que entra en una explicación . En este punto entra la cuestión de la relación
entre macroexplicaciones y microexplicaciones.
La práctica científica consiste en buscar la explicación en un nivel inferior al del
explicandum.
Los fenómenos sociales muestran una gradiente de niveles y de organización:
sociedad, organizaciones sociales, industria, empresas, familias e individuos. La
explicación consistirá en buscar las microbases o los mecanismos de tales fenómenos.
Así, por ejemplo, explicar una revolución social requiere que busquemos una
explicación en las acciones y motivaciones individuales.
"El papel de los mecanismos es doble. Primero, nos permite ir de lo más
grande a lo más pequeño: de moléculas a átomos, de sociedades a individuos.
12

Segundo y principal, reduce el vacío temporal entre explanan y explanandum. Un


mecanismo proporciona una cadena continua y contigua de vínculos causales o
intencionales; una caja negra es un vacío en la cadena". (CT. ed.cit., pss.26-27).

6.1
Explicación causal.

El tratamiento de la explicación causal requiere - según Elster- de dos


distinciones: 1º) entre la explicación causal y otras declaraciones y, 2º) entre la
declaración explicativa y la naturaleza o relación causal que se da entre los
acontecimientos.
Respecto a la primera, señala que no se debe confundir las explicaciones
causales con las declaraciones causales acertadas, las aseveraciones sobre la
correlación, las aseveraciones acerca de las condiciones necesarias, las narraciones
históricas y las predicciones.(véase TT, ed. cit., cap.1).
En cuanto al segundo punto (véase CT, ed. cit., cap. 1) Elster señala que la
relación causal da cuenta de una relación entre acontecimientos en virtud de una
conjunción regular entre hechos de ese tipo. Es una relación fáctica; sucede así en la
realidad. Por su parte, la explicación causal de los acontecimientos y los hechos
depende de la mente; es una relación enunciativa entre el explanans y el explanandum.
Este último alude al acontecimiento o hecho que se quiere explicar.
No obstante que un acontecimiento causal actúa en forma completa, en la
explicación la causa sólo menciona algunos de sus rasgos. Esos rasgos que se toman
como pertinentes son los que se expresan en una ley causal.
Recordemos que una ley causal describe la regularidad de una clase de
fenómenos; tal regularidad que enuncia son los rasgos que se consideran pertinentes
para la causación de la clase de hechos descriptos por la ley.
La explicación por una ley se alcanza cuando los rasgos que enuncia la ley son
los que también están enunciados en los acontecimientos a explicar. Por ejemplo, la ley
que dice; "todos los metales se dilatan con el calor" enuncia de una clase de hechos
(metales) aquellos rasgos relativos a su modificación del volumen en relación con la
temperatura. Esta ley es explicativa de : "¿por qué este trozo de cobre (metal) se dilató
(modificación del volumen) con el paso de la corriente eléctrica (causa de la alteración
de la temperatura)?.
La explicación causal sólo menciona algunos de los rasgos de los
acontecimientos que se reconocen como causa si bien el acontecimiento completo es el
que actúa.
El modelo "nomológico-deductivo" de Carl Hempel, al incluir en el explanan
diversos tipos de leyes que pueden no ser causales, no da cuenta de la explicación
causa. Por otra parte, con frecuencia, las explicaciones causales no dan cuenta de tres
principios que rigen en las relaciones causales: determinismo, localidad y asimetría
temporal.
"Determinismo es el postulado que dice que todo acontecimiento tiene una
causa: un conjunto determinable de antecedentes causales que en conjunto son
suficientes e individualmente necesarios para que se produzca. [...]
Causalidad local significa que una causa actúa sobre lo que es contiguo a ella,
en espacio y tiempo. La acción a distancia es imposible. Si se dice que una causa
tiene un efecto distante de ella en tiempo o espacio, suponemos que debe haber una
13

cadena continua de causa a efecto, sin vacíos insuperables en ella [...]". (CT, ed.cit.,
pss.29-30).
Elster relaciona este principio con aquellos que rigen en la explicación científica:
la causalidad local con lo que denomina como la necesidad de buscar mecanismos de
explicación. A la vez, esta casualidad local (espacial y temporal) se relaciona con el
procedimiento de sustitución de macrovaribles por microvariables y de intervalos de
corto plazo por otros más prolongados.
"Asimetría temporal significa que una causa debe preceder a su efecto, o por
lo menos no sucederlo [...] Aquí quisiera observar que el principio de asimetría
temporal puede generalizarse a partir de la explicación causal a cualquier tipo de
explicación: el explanan no puede seguir al explanandum." ( CT, ed.cit., p.32).
En esta clara negación del valor lógico de una explicación funcional Elster, nos
advierte que en el caso de la explicación intencional no se viola este principio. Pues, la
conducta intencional no se explica por las consecuencias reales sino sólo por la
consecuencias previstas, que pueden no haberse cumplido o que inclusive pueden ser
irrealizables.

6.2
Explicación funcional.

Dice Elster que la biología es el paradigma de la explicación funcional y esto,


ciertamente, no es discutido. Lo que sí aparece cuestionado por nuestro autor es que
este modelo sea satisfactorio para las ciencias sociales. Al respecto, volveremos sobre
este punto en la última unidad de nuestro curso. Aquí nos detendremos en algunas
consideraciones sobre la teoría de la selección natural que es el fundamento de la
explicación funcional en la biología.
La explicación funcional en biología supone la teoría causal de la evolución por
selección natural. La selección natural funciona por casualidad o azar y necesidad. Son
casuales, por ejemplo, las mutaciones que, en escala pequeña, sucede en los individuos
orgánicos pero luego, cuando esas mutaciones son incorporadas a los individuos en su
estructura orgánica, pasan a ser relativamente estables. Es decir, el organismo tiene la
capacidad de aceptar o rechazar nuevas mutaciones. En este sentido, las mutaciones
son aleatorias pero, la selección es determinística.
La mutación es aceptada si el primer organismo en la que ocurre se beneficia
con una mayor capacidad reproductiva. En consecuencia, sus descendientes
constituirán la población que expande la mutación adquirida: la especie. El organismo,
de este modo, tiene una nueva constitución que le determina los tipos de respuestas
posibles frente a nuevos factores mutantes. El estado que alcanzó el organismo es de
un máximo local. Es decir, se ha beneficiado en tanto alcanzó la capacidad de
reproducirse y, en consecuencia, no desaparece. Pero, así también, este beneficio
adquirido no ha sido buscado sino adquirido de forma azarosa, "miope y oportunista".
El organismo no selecciona entre distintas alternativas el beneficio más
adecuado para una situación futura y probable; por eso es miope. Tampoco puede
buscar acciones estratégicas que, por ejemplo, sean en forma inmediata no beneficiosas
para su procreación pero que, este paso atrás, luego sea compensado por una situación
más benéfica a realizarse "provisoriamente" en el futuro (dar dos pasos adelante). Esto
implicaría que la selección natural contara con un mecanismo reflexivo.
14

Las mutaciones no son beneficiosas o perjudiciales en sí mismas, sino solamente


con respecto a antecedentes genéticos dados por otra mutaciones y a un medio
determinado. El medio no es tampoco estable; la capacidad que tenga el organismo
para adecuarse al ritmo de cambio del ambiente influirá también, en la capacidad de
alcanzar su máximo local.
A partir de esta sucinta exposición sobre cómo opera la selección natural
podemos mostrar la estructura lógica de la explicación funcional en biología.
"Entonces podemos decir que una característica estructural o de conducta de un
organismo está explicada funcionalmente si se puede demostrar que es parte de un
máximo individual local con respecto a la capacidad reproductiva, en medio de otros
organismos que han alcanzado máximos locales similares." (CT. ed. cit. p. 51).
Elster subraya dos cuestiones relativas a la selección natural. Que ella, en
primer lugar, promueve la capacidad reproductiva a escala individual y no de la
población en su conjunto o de la especie. En segundo lugar, el máximo beneficio que se
alcanza es la adaptación reproductiva, no la adaptación al ambiente durante una vida.
Finalmente, no hay mecanismos mediante los cuales la selección natural tienda a
favorecer la supervivencia de la especie o la población.
La explicación funcional en la biología -hemos afirmado- se justifica por una ley
causal: la ley de la selección natural. En tal sentido, la ley muestra, a través de la
explicación causal, los mecanismo endógenos (subfuncionales) y exógenos
(suprafuncionales) que intervienen en los procesos biológicos.
Cómo evalúa Elster la explicación funcional en las ciencias sociales se verá más
adelante.

6.3
Explicación intencional.

"La explicación intencional es la característica que diferencia a las


ciencias sociales de las ciencias naturales", afirma Elster en CT, ed. cit., cap.3.
La red conceptual que subyace al análisis intencional es compleja: La
conducta humana puede ser intencional o no intencional. La conducta intencional, a su
vez, puede ser racional o irracional. La racional comprende las conductas racional
optimizadora o racional satisfaciente. Siguiendo con la optimizadora, esta se
distinguirá entre paramétrica y estratégica. La optimizadora paramétrica puede contar
con información completa o bien, incompleta derivándose de esta última las conductas
de incertidumbre y de riesgo. Por otra parte, siguiendo con las optimizadoras
estratégicas, estas comprenden conductas de juegos con estrategias dominantes y
luego, con soluciones óptimas y subóptimas. También están las estratégicas con juegos
sin estrategias dominantes con solución y sin solución.
La conducta intencional supone que es una conducta realizada para lograr
metas. No es una explicación en función de la meta alcanzada sino del estado futuro
que se pretendía crear, es decir, las consecuencias valen como intenciones que pueden
ser o no realizadas. Para ello, se toma en cuenta que un agente intencional elige una
acción que cree será el medio para alcanzar la meta. De este modo intervienen no sólo
las metas o deseos sino, también, las creencias.
"La explicación intencional esencialmente comprende una relación triádica
entre acción, deseos y creencias." (CT, ed. cit., p.66). La explicación intencional implica
15

mostrar que el agente no sólo actúa con una razón sino por una razón. Es decir, la
razón es causalmente eficiente para producir una acción. La acción, en consecuencia,
puede estar guiada por una meta ausente, no realizada aún, simplemente imaginada y
no representada.
A diferencia de los animales que se guían por su capacidad desarrollada por la
selección natural como máximos locales, el hombre tiene la capacidad de establecer
máximos globales. Este tipo de máximo beneficio que logra es a partir de la
posibilidad de elegir entre alternativas no reales y comparativas; puede postergar las
gratificaciones, puede esperar. Puede rechazar lo inmediatamente beneficiosos para
obtener luego, un mayor beneficio; actuar estratégicamente. "La conducta
globalmente maximizadora en el hombre queda explicada en forma inmediata por
su capacidad de relacionarse con el futuro y con lo simplemente posible. Puede
elegir la alternativa globalmente mejor porque es capaz de analizar todas las
alternativas, todos los futuros posibles". (US, ed. cit. pss. 34-35).
En todos estos casos estamos suponiendo un agente que toma decisiones
conscientes. Es por ello que el análisis de la conducta intencional nos conduce al
problema de la racionalidad.
La conducta es racional en tanto el agente elige una acción que no sólo es un
medio para el fin sino el mejor de todos los medios que cree disponible. Esto no debe
llevarnos a identificar la racionalidad con la optimización. Racionalidad y optimalidad
no son sinónimos.
La racionalidad implica consistencia de metas y creencias. Es decir, las creencias
y los deseos son consistentes si existe un mundo posible donde ellas sean ciertas y
creídas, y los deseos, se cumplan ; todo esto a través del intento de hacerlo. En
consecuencia, puede haber creencias y deseos inconsistentes, en tal caso, son posibles
las acciones intencionales irracionales. Estas son, por ejemplo, las acciones que
tienden a imponer voluntariamente estados tales como el olvido, la indiferencia, el no
deseo, la creencia, el coraje, la gratitud, la espontaneidad, etc.
Por otra parte, hemos dicho que no debe confundirse la racionalidad con la
optimalidad. Algunas veces la racionalidad debe entenderse como satisfaciente es
decir, que no busca la alternativa mejor y adecuada para nuestros propósitos sino, la
más satisfactoria. Ejemplo de ello son los problemas de optimización sin solución bien
definidas en los cuales la imposibilidad de alcanzar la mejor meta nos conduce a
proponernos la posible y más satisfactoria.
Por otra parte la conducta racional puede ser optimizador dentro de un medio
que se considere paramétrico donde las conductas de los demás agentes no sean
diferentes a la suya, o si lo son, las suponga menos sofisticadas que las de él. La
información sobre el medio que tenga este agente puede ser completa o bien,
incompleta. En este caso debemos hacer una distinción entre riesgo e incertidumbre.
"La racionalidad optimizadora estratégica se define" - dice Elster en CT, ed.
cit., p.71- " mediante un axioma de simetría: el agente actúa en un medio de otros
actores, ninguno de los cuales puede suponerse menos racional y sofisticado que él
mismo. Entonces, cada actor necesita anticipar las decisiones de los demás antes de
tomar la propia, y sabe que hacen lo mismo con respecto a los demás y a él. El
enfoque estratégico de la conducta humana se formaliza mediante la teoría de los
juegos, que podría haberse denominado más correctamente la teoría de las
decisiones interdependientes." Pues, la teoría de los juegos estudia lo que podría
llamarse interacción intencional entre seres intencionales.
16

7.
La acción humana.

En Elster se reconocen dos principios antropológicos según como los actores


intencionales se relacionen con el medio.
En la "Lógica y Sociedad" (ob. cit., p. 203) dice que el hombre estratégico
intencional es el actor de la teoría de juegos que sabe que su medio ambiente está
conformado por otros actores estratégicos, y que él es parte del medio ambiente de
ellos. Por lo tanto, podrá realizar sus metas sin ningún peligro de contrafinalidad o
sea, consecuencias no intencionales de acciones no coordinadas - p. ej. "todos hacen 'x'
con la esperanza de ser los únicos que hacen 'x'-.
El actor paramétrico intencional supone que es libre de adaptarse óptimamente
a un ambiente constante o paramétrico. Esta presunción es en sí misma bastante
consistente pero, si todos los actores la sostienen simultáneamente, genera
contrafinalidad.
Esta dos figuras antropológicas se corresponden con las definiciones del homo
aeconomicus de Adam Smith y la del homo sociologicus de Emilie Durkheim. Dice
Elster al respecto en "El Cemento de la Sociedad" (CS, ed. cit, ,p.119)."Se supone que
el primero de ellos está guiado por la racionalidad instrumental, en tanto que la
conducta del segundo está dictada por normas sociales. El primero se ve 'atraído' por
las perspectivas de futuras recompensas, en tanto que la conducta del segundo es
'empujado' desde atrás por fuerzas casi inertes. El primero se adapta a las
cambiantes circunstancias en busca siempre de mejoramiento. El segundo es
insensible a las circunstancias, se atiene a la conducta prescrita, aun cuando tenga a
su alcance nuevas y aparentemente mejores opciones. Se caricaturiza corrientemente
al primero como un átomo asocial, concluso en sí mismo, y al último como el
desvalido juguete de fuerzas sociales o como el pasivo ejecutor de normas
heredadas."
Algunas de las soluciones propuestas para resolver esta dualidad de
paradigmas tienen que ver con el papel que se le asigna a la teoría de la elección
racional y a las normas sociales para explicar las conductas.
Recordemos que el planteo de Elster es un intento por mostrarnos cuáles son las
limitaciones de la teoría de la elección racional como teoría determinada y apropiada
para explicar las acciones humanas. Una teoría es indeterminada cuando no logra
brindar predicciones singulares e inapropiadas cuando sus predicciones fallan.
Las acciones humanas individuales son, como ya se afirmó, la unidad elemental
de la vida social. Es decir, son ellas, y las interacciones de los individuos, las que
explican las instituciones y el cambio social.
Las acciones humanas son, para Elster, el producto final de dos operaciones
sucesivas de filtración. El primer filtro está compuesto por el conjunto de
oportunidades mientras que el segundo filtro corresponde a los mecanismos que
determinan qué acción es la que se realizará efectivamente y dentro del conjunto de
oportunidades. Tales mecanismos tienen que ver con la elección racional y las normas
sociales.
Lo que desarrolla Elster, en primer lugar, son los mecanismos que tienen que
ver con la elección racional. Sucintamente podemos señalar que desde esta última
17

perspectiva las acciones son explicadas por las oportunidades y los deseos pero, en
realidad, lo que explica son los deseos, preferencia y necesidades de las personas junto
con sus creencias acerca de las oportunidades (conjunto de restricciones físicas,
económicas, legales y psicológicas).
La relación entre oportunidades y deseos en la producción de una acción como
así, la relevancia de que sean las creencias sobre las oportunidades las que expliquen
una acción, son desarrolladas por Elster en "Tuercas y Tornillos", ed. cit. cap. 2 .
La explicación de una acción por los mecanismos de la elección racional o de las
normas, podrá quedar en suspenso en aquellos casos en que las restricciones de las
oportunidades dejen lugar sólo a una acción posible. Pues, este es el caso en el que
dado el carácter restrictivo de las oportunidades no deja lugar para la operación del
segundo filtro (selección de la acción más adecuada).
Un interrogante básico para explicar una acción es el que alude a qué
importancia tienen las preferencias y las oportunidades para explicar la conducta. La
afirmación taxativa de Elster es que contrariamente a las afirmaciones de algunos
economistas que toman a las oportunidades como una variable y a las preferencias
como una constante, lo que de hecho se observa en los individuos es la variación tanto
de las oportunidades como de los deseos. "Los hijos de familias de la clase
trabajadora abandonan temprano la escuela porque no pueden permitirse
continuar sus estudios [restricción de económicas] o porque sus valores [naturaleza
de las preferencias] difieren de aquellos de los alumnos con antecedentes de clase
media?" (TT, ed. cit., p.25). Este tipo de problemas nos plantea la disyuntiva de dar
prioridad a uno u otro aspecto. La respuesta no puede ser planteada en términos
generales sino, caso por caso, responde Elster. Aquí vemos otra particularidad del
análisis de nuestro autor; es causístico (a partir de casos).
La acción racional es la acción relacionada con los deseos y la creencias sobre las
oportunidades. Son estas las razones por las cuales se actúa. A veces las oportunidades
son más fáciles de observar y verificar que los deseos o intenciones: por ejemplo, en un
juego de ajedrez el movimiento de las piezas que hace mi contrincante es más
relevante que sus intenciones y que se suponen, son las de vencer. Otro caso es el de
una política social determinada que quiera influir en el comportamiento de los
individuos; es más fácil cambiar las oportunidades y las circunstancias de los
individuos que sus maneras de pensar.
Las oportunidades y los deseos pueden ser evaluados como si se dieran en
forma independiente uno respecto al otro; influirse mutuamente o bien, tener un factor
común que influya sobre ambos.
En Sudáfrica, durante el "Apartheid", la población negra no sólo no tenían la
oportunidad de elegir al presidente de raza blanca de este país sino que también, no
deseaban hacerlo. Este podría ser un ejemplo en el que hay un factor común que actúa
en la modelación de las oportunidades y los deseos.
Un caso en el que las oportunidades modelan los deseos sería cuando
realizamos una acción adecuada a las oportunidades aunque nuestros deseos las
excedan: un joven que vive en Humahuaca realiza estudios de primeros auxilios en el
hospital de su zona aunque hubiese deseado estudiar medicina en alguna universidad.
Ahora tomemos el caso en el cuál la acción que se realiza es el resultado de la
modificación de las oportunidades por parte de los deseos. Las acciones que analiza
Elster, son aquellas en las que los individuos realizan conductas autolimitadoras por
ejemplo, no asistir a una fiesta de cumpleaños para evitar la situación de comer dulces
18

para no transgredir el régimen de alimentación que me he propuesto. Otros


situaciones equivalentes son aquellas interacciones estratégicas en las que se mejoran
los resultados eliminando ciertas opciones del conjunto de oportunidades: cuenta la
historia, por ejemplo, que Hernán Cortés quemó las naves al llegar a México para
evitar el amotinamiento y el regreso de su tropa como así, para elevar la combatividad
de las mismas.
Las acciones, como vemos, son el resultado de las creencias que tienen los
individuos sobre sus oportunidades y sus deseos. Una acción determinada será
evaluada y elegida tomando en cuenta que el fin sea más o menos eficiente. Esta es la
característica básica de las acciones donde la elección racional es su instrumento y
donde juega la teoría de la elección racional. Por el contrario, las acciones orientadas
por las normas sociales no se preocupan por los resultados. Cuáles son los mecanismos
que interviene en la elección racional y las acciones por normas, es lo que se tratará en
las próximas clases.-

8.
Mecanismos de las acciones orientadas por normas sociales.

Recordemos que el objetivo central del texto "Tuercas y Tornillos" (ed. cit.) es
exponer algunos de los mecanismos causales que sirven como unidades básicas de las
ciencias sociales. En tal sentido, la opción epistemológica que adopta Elster es la
explicación mediante mecanismos para explicar complejos fenómenos sociales. Pues, la
tarea de las ciencias sociales en tanto ciencia empírica, es la de atender a los
acontecimientos y los hechos que constituyen dos clases de fenómenos reconocibles en
el campo social. Pero, profundizando nuestra lectura de la complejidad de los
fenómenos podemos reconocer acontecimientos elementales: las acciones humanas
individuales. Como tales, también son los actos mentales y la formación de creencia.
Para Elster la unidad elemental de la vida social es la acción humana individual y su
perspectiva se reconoce como individualismo metodológico por cuanto los fenómenos
o los hechos, tales como las instituciones y el cambio social, se pueden explicar como el
resultado de la acción y la interacción de los individuos.
Si bien, como ya se explicó en las clases anteriores, la acción individual es la
resultante de dos operaciones sucesivas de filtración en dichas acciones. Elster analiza
en este texto, como principales mecanismos, la elección racional y las normas sociales.
La elección racional es la que se manifiesta cuando la gente tiene que decidir
entre varios cursos de acción posible y hace lo que cree que es probable que tenga el
mejor resultado general. En este sentido la elección racional es instrumental: está
guiada por el resultado de la acción. Las acciones son evaluadas y elegidas no por sí
mismas sino como un medio más o menos eficiente para otro fin. A diferencia de ella,
la conducta orientada por las normas sociales no se preocupa por los resultados.
Al centrar su análisis en las acciones humanas interactuantes o simplemente,
interacciones, Elster reconoce que las acciones humanas individuales pueden generar
consecuencias no intencionales. Los mecanismos que intervienen en tales acciones
tienen que ver con el resultado modelador de la acción sobre las oportunidades y
deseos. Por otra parte, es conveniente recordar que en "Ulises y las Sirenas" (ed. cit.),
nuestro autor reconoce que en las ciencias sociales puede establecerse una distinción
entre la causalidad subintencional y la causalidad supraintencional. La primera se
refiere a los procesos causales que ocurren dentro del individuo formando o
19

modificando sus intenciones. Es esto lo que desarrolla en gran parte al analizar la


racionalidad imperfecta como así los problemas no resueltos en la teoría de la elección
racional. La causalidad supraintencional se refiere a la interacción causal entre
individuos.
Respecto a los mecanismos causales que intervienen en las interacciones y que
producen consecuencia no intencionales tenemos que referirnos al capítulo 10 de
"Tuercas y Tornillos".
En esta clase nuestra atención se dirige a los mecanismos de la acción guiada
por las normas sociales.
Mientras en obras tales como "Uvas Amargas" (1983) (trad. esp., Barcelona,
Península, 1988), "Ulises y las Sirenas" (1984, e.rev.) y "Juicios Salomónicos" (1989) se
ha expuesto ampliamente la teoría de la elección o decisión racional. En "El Cemento
de la Sociedad" (l989) [C.S.] expone el otro instrumento conceptual principal de su
epistemología: la teoría de las normas sociales. Es en este análisis donde se inscribe el
tratamiento de las acciones resultantes de normas sociales. Según esta teoría, en el uso
que hace Elster, nos evidencia cómo las normas sociales suministran un tipo
importante de motivación para la acción, motivación que no puede reducirse a
racionalidad ni a ninguna otra forma de mecanismo racional.
Al plantearse Elster qué es lo que asegura el orden social en C.S., se refiere a
qué es lo que permite la unidad e integración en las sociedades. Al respecto son dos los
conceptos de orden social que reconoce: el de configuraciones de conductas estables,
regulares, predecibles y el de la conducta cooperativa.
Con respecto al primer problema las normas sociales son importantes. La
caracterización de estas nos ubican, en primer lugar, en el campo de los problemas
axiológicos. Pues, las normas son la forma de los valores mientras que los valores más
que definirlos debemos decir que ellos valen. La definición de valor implica,
necesariamente, una delimitación de su modo de ser previo a alguna valoración y esto
parece imposible ya que definir una valor conlleva una valoración. Es por eso que se
dice que los valores "no son sino que valen". En consecuencia, podemos reconocer
valores éticos, religiosos, estéticos o cognitivos y generar así, normas éticas o reglas
morales, religiosas, etc.
Por otra parte, frente a las normas podemos desarrollar una actitud descriptiva:
"se hace X", "se actúa del modo X como consecuencia de Y" o bien, prescribir las
normas: "se debe hacer X". Que la teoría de la elección racional se define como
normativa quiere decir, que ella señala las pescripciones con las que se actúa pero no
que ella prescribe cómo debemos actuar para alcanzar alguna decisión acertada.
Creo conveniente aclarar que el tratamiento del tema de "normas sociales" nos
acerca a un problema que queda planteado y que merecería un análisis mas detenido y
esto, respecto a la distinción entre normas, reglas, leyes, principios, instrucciones, etc.
Para nuestro autor, el análisis de las acciones humanas sujetas a normas parte
de un supuesto antropológico ecléctico que supera la dicotomía entre dos paradigmas
que se han desarrollado con insistencia en las ciencias sociales: homo aeconomicus y
homo sociologicus.
El homo aeconomicus es el hombre guiado por la racionalidad instrumental es
decir, por la racionalidad que procura alcanzar consecuencias y se adapta a la
circunstancias en busca del mejoramiento y la optimización. Por su parte, el homo
sociologicus, es el hombre en tanto sujeto a normas sociales, su comportamiento
atiende a la conducta prescripta.
20

La respuesta posible es un punto de vista ecléctico porque a través de este se


reconoce que tanto la racionalidad como las normas sociales son factores
determinantes de la mayor parte de las acciones.
La acción racional está orientada hacia resultados del tipo: "si deseas obtener X,
haz Y". En cambio, las normas no están orientadas hacia la consecución de resultados.
La racionalidad, en ese sentido, se orienta hacia una situación a alcanzar en el futuro
mientras que los imperativos expresados en las normas sociales o son incondicionales
o caso contrario, no están orientados hacia el futuro. Ejemplos formales de enunciados
normativos son: "Haz X", "no hagas X", "Si haces X, luego haz Y", "Si otros hacen X,
luego haz tú Y". En las normas sociales la temporalidad valiosa es el pasado.
Ahora bien, las normas para que sean sociales deben ser:
a) compartidas por otras personas. Así, la prohibición del canibalismo y el incesto
están compartidos por todos los sujetos de nuestras sociedades. Otras normas,
mientras tanto, son propias de los grupos. Más allá de toda explicación respecto a
cómo las normas coexisten con conductas racionales guiadas, por ejemplo por el
atenderás o si dichas normas son estables, nos falta, en todo caso, un mecanismo que
explique como aparecen y desaparecen las normas en relación con algún beneficio que
le sucede como consecuencia de ella. Por ejemplo, la honestidad genera beneficios pero
no se puede inferir que la honestidad se manifestará únicamente si compensa su
práctica.
Otra característica de las normas sociales es : b) deben ser parcialmente
sostenidas por la aprobación y la desaprobación de esas personas. Esta condición
genera las sanciones que pueden ser muy fuertes. El carácter de sanción externa y
regla informal de la sanción también caracteriza a la norma social y la diferencia, al
mismo tiempo, de las normas institucionales que también son externas pero formales.
La sanción nos induce a que resulte racional respetar la norma y, en
consecuencia, ¿ se diluya el contraste entre conducta racional y conducta guiada por
las normas?. Las normas no sólo generan sanciones externas sino, correlativamente, el
sentimiento de culpa o vergüenza por violar la norma o al ser sorprendido el sujeto en
situación de violación de la norma. Este anclaje de las normas con las emociones le da
un sustento más valiosos que los aspectos cognitivos que las normas implican. El
sustento emocional, ligado con el espíritu de la persona, es lo que hace que la norma
pueda ser manipulada por el sujeto. Es decir, la operación de la norma es compulsiva e
inconsciente pero, no obstante ello ofrece la posibilidad de ser interpretadas,
manipuladas, elegidas.
Hay quienes definen a las normas sociales por sus consecuencias en la vida
social antes que por lo que las normas mismas son. Otros definen a las normas por sus
causas es decir, por los mecanismos sociales y sociológicos que las sustentan. La
opción de Elster es definir a las normas por su naturaleza intrínseca y no por sus
causas o efectos. Tal definición se configura a través de la distinción de las normas
sociales de otros fenómenos semejantes a ellos.
Aquí corresponde distinguir las normas sociales de las normas morales. Pues la norma
moral se orienta hacia un fin, una consecuencia, mientras que las normas sociales
postulan obligaciones no consecuentes.
Respecto a la comparación entre normas sociales y normas legales se observa
que la ley no descansa en sanciones informales ni en la voz de la conciencia, sino que
contempla un castigo formal. Es racional que los ejecutores de la ley cumplan con la
sanción sino pierden el trabajo. En cambio, la consagración de normas sociales no es en
21

general individualmente racional.


Las normas sociales no son equilibrio de convención. Por ejemplo, las normas
sociales de vestimenta y etiqueta o buenas maneras, son tan convencionales como las
normas de tráfico en la calle. Pero, la violación de estas últimas genera consecuencias
tales como un posible accidente y la censura económica con una multa. La violación de
una regla social como la vestimenta adecuada para una determinada situación sólo
genera desaprobación. El equilibrio de convención está guiado por la evaluación de los
resultados no así las normas sociales.
Las normas sociales difieren de las normas privadas o sea de aquellas reglas
que nos imponemos para vencer debilidades de la voluntad. "No debo beber", "no
debo fumar". Ambos tipos de normas se sustentan en los sentimientos de
autorepresión y culpabilidad pero, la norma privada no depende de la aprobación y
desaprobación de los demás. Es notable observar cómo las normas privadas
encuentran un refuerzo a través de los grupos de auto-ayuda en los cuales se socializa
la norma privada y se estructura una sanción externa.
Respecto a la distinción de las normas sociales de los hábitos y neurosis
compulsivas está claro por una parte el carácter privado de estos como así, su
constitución y fuerza de acción como resultado de acciones no conscientes.
Mientras la tradición consiste en repetir e imitar hoy lo que hacían otrora
nuestros antepasados (como vestirse de una determinada manera o construir una
casa). Las imitaciones imperfectas generan cambios respecto al pasado y lo que
pervive es la tradición. Por el contrario, el tradicionalismo es la imitación deliberada
de un modelo original y tal imitación es inducida a través de normas sociales.
Por último, en esta breve presentación del tema sobre las acciones humanas
guiadas por las normas sociales, podemos decir que:
1.- Una norma es la propensión a sentir vergüenza y a prever sanciones
aplicadas por los demás al pensamiento de comportarse de cierta manera prohibida.
Esta propensión, para ser norma social, es compartida por otras personas y también, el
carácter social se expresa a través de la existencia de normas de orden superior que
nos mandan castigar a quienes violan la norma de primer orden.
2.- Las normas sociales pueden existir en un nivel inconsciente o apenas
consciente. Por ejemplo, las normas específicas culturales que nos marca la proxémica (
al respecto véase Edward Hall: "La dimensión oculta", Siglo XXI, Mex. 1985).
3.- Se puede establecer una relación entre norma social y autointerés. Por una
parte está el problema de cómo la norma puede ser apelada o reinterpretada en
función del resguardo de un autointerés y por otra parte la interpretación según la
cual las normas se forman por obra del autointerés, lo que no es compartido por Elster.
La teoría de la elección racional junto con la teoría de las normas sociales
complementan el espacio de la teoría general de la acción humana. No obstante esta
afirmación, para Elster, hay una preeminencia de la teoría de la elección racional como
teoría explicativa de la normativa de la acción.

Hasta aquí hemos presentado el análisis de la acción humana inducida por las
normas sociales. Para esta exposición hemos tomado en cuenta "Tuercas y Tornillos"
en particular, el capítulo 12, y "El Cemento de la Sociedad", especialmente el capítulo
3. Se recomienda la lectura completa de estos capítulos para un estudio más detenido
sobre este tema.-
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Córdoba. 1994

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