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Reconocer y llenar vacíos

En Física te habrán explicado que el frío no existe: lo que hay es ausencia de calor, pues
las cosas no se enfrían, sino que entregan el calor. En Geografía te enteras de que el viento
es un movimiento del aire de aire desde una zona de más presión a otra de menos presión
atmosférica. Es el vacío lo que mueve el aire.
Con tu inteligencia sucede algo similar. Es el vacío de explicación o de solución lo que te
mueve a conocer. ¿Pensaste por qué te atraen las búsquedas de tesoros, las telenovelas,
un programa de preguntas y respuestas? Son preguntas las que te empujan: ¿dónde está?,
¿quién fue?, ¿Por qué… cuándo… cómo…? La inteligencia corre con curiosidad hacia ​la
verdad​, y no para hasta atraparla.

También mueve la bondad. Piensa en una persona muy buena que conozcas. ¿No sientes
la necesidad de estar cerca, de conversar, de parecerte a ella? Observá cómo te atrae un
helado o tu marca preferida de ropa. Tu corazón y tu voluntad se impulsan hacia ​lo bueno
que ves en las cosas y en las personas, y deseas poseerlo.

¿Y la belleza? Piensa en tu canción favorita, o en alguien atractivo… ¿Verdad que no te


cansas de contemplar ​lo bello​?

Lo que en el fondo te sucede es que deseas ser feliz, llenar vacíos en tu vida: descubrir la
verdad, poseer cosas buenas y contemplar cosas bellas. Cada pregunta es un vacío de
respuesta, cada problema es un vacío de solución, cada deseo es un vacío de lo que
buscas. Sientes necesidad de llenar esos vacíos porque deseas ser feliz, ¿quién no? La
cuestión es ​cómo.​ No es fácil responder, porque no hay soluciones matemáticas ni recetas
de cocina.

Dar en el blanco

La filosofía, entonces, tiene mucho que ver con la felicidad, porque tiene mucho que ver con
la vida, con tu vida. Pero lo que puede darte no es una solución o una receta sino una
estrategia​: la de aprender a reconocer vacíos y buscar qué hay de verdadero, bueno y bello
para llenarlos. Dicho de otro modo: aprender a descubrir la verdad, la bondad y la belleza
escondida en “espacios negativos” de la realidad. Una estrategia, digamoslo asi, para
atravesar con más probabilidades de éxito el laberinto de tu vida y la de quienes te rodean
hacia la felicidad.

Precisamente Aristóteles -un filósofo griego “buenardo”, dirían ustedes,- comienza uno de
sus más famosos libros diciendo que “​los hombres buscan enderezar sus acciones como un
arquero sus tiros para dar en el blanco, y éste es la felicidad.​”

Filosofía y Vida
¿No se esconde acaso una ‘‘filosofía’’ en nuestro ‘‘modo de vida’’? ¿No se cuela por todos
lados el espíritu típicamente burgués del individualismo pragmático*? Dice Max Horkheimer:
‘‘Lo que hay que aclarar es que no es que la goma de mascar perjudique a la metafísica,
sino que la goma de mascar, es metafísica’’​1​. Horkheimer se refiere a la sociedad de
consumo y entretenimiento dependientes del sistema de aceleración productiva y lo
simboliza con la goma de mascar. La goma de mascar, nuestro estilo de vida, nos mantiene
‘‘activos’’, en movimiento pero sin alimentarnos. Parafraseando a Horkheimer, no es que
nuestro modo de vida impida la filosofía, sino que ya es filosofía. Todo modo de vida
manifiesta una comprensión del mundo, del sentido de la vida, del orden de los valores
alrededor de los cuales se organiza. Filosofía y vida son inseparables. Mi vida manifiesta la
filosofía que la inspira. El gran problema de la situación actual es que en general la filosofía
que vivimos, es asumida acríticamente. Nos atraviesan las coordenadas de sentido vigentes
y las experimentamos como fruto de la necesidad y no de la libertad. Sucumbimos a su
hechizo​ 2​.
La idea de que la vida intelectual (que no es vida sólo de la inteligencia como intenté
describir más arriba) pudiera tener sus ‘‘caballos de Troya’’ la he tomado del libro Sobre la
televisión del sociólogo francés, Pierre Bourdieu ​3​. Allí Bourdieu describe, entre otras cosas,
cómo las reglas de juego del mundo de la televisión, del espectáculo que a su vez
dependen del mundo económico se cuelan en el ámbito de la ‘‘cultura’’, en el espacio de la
vida intelectual o académica disolviendo su modo de ser propio y neutralizando una de sus
capacidades esenciales: la posibilidad de resistencia al avance totalitario del pragmatismo.
Aparecen formas, dice Pieper, de pseudo arte, pseudo filosofía y pseudo religión que
sustituyen al arte, la filosofía y la religión genuinas, que son a su modo de ver las
actividades (junto con el amor) capaces de trascender eso que él llama ‘‘mundo del trabajo’’
y de rozar aquello que es buscado por sí mismo y no en función de otra cosa ​4​. Esas
falsificaciones, formas bastardas de la cultura, sostiene Pieper, no hacen sino encerrar aún
más al hombre dentro de la cúpula de la instrumentalidad. Se despliega una industria de la
cultura que al seguir la ley del mercado disuelve las condiciones de posibilidad de la cultura
misma…

*Pragmatismo: ​Tendencia a conceder primacía al valor práctico de las cosas sobre


cualquier otro valor.

1 M. Horkheimer, citado por Adorno en la introducción a Un mundo feliz


de A. Huxley, México, Porrúa, 1990.
2 La expresión es de Adorno, Dialéctica Negativa, Madrid, Taurus, 1975,
p. 342-348.
3 Sur la télévision, París, LIBER-Raisons d’agir, 1996, p. 73.
4 El ocio y la vida intelectual, loc. cit., conferencia primera

Marisa Mosto: ​“Las desmesuras del amor.


Ensayos sobre el poder de la vida personal​”

Nacer para vivir- La Caverna

Qué no se puede la revolución, que es una trampa la felicidad.

Qué el sufrimiento es una condición, que otra vida nos liberará.

Que la política es un corazón dentro del cual no conviene latir,

que este sistema es el que nos tocó, que de su entraña no podrás salir.

Que sos violento si te apasionás, intransigente si no negociás,

que no hay manera de encontrar la paz más que en la paz aislada de tu hogar.

Que solamente te podrás salvar con la perseverancia individual,

que tu progreso depende de vos y de cuidarte bien de los demás.

Que lo que vos tenés y el resto no, es lo que acaso te hace ser quién sos.

Que el que no tiene no se lo ganó, por eso quiere lo que tenés vos.

Que es anacrónica tu rebelión, que no son tiempos para combatir,

que no hay trinchera donde quepas vos, ni la manera en que querés vivir.

Pero resulta que les digo no, ​que no nací para esperar morir​,

y que en honor a la contradicción, por siempre los he de contradecir.

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