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Eran las cuatro en punto de la tarde del dos mil seiscientos en un cuatro de abril, un día opaco

daba augurios de una mala noticia, la sala de espera del hospital estaba sola, apenas se
encontraban los padres de Helen; Silvestre y Aurora, dos científicos reconocidos. El silencio cesa en
unos pasos que se escuchan en el pasillo y una que otra gota de lluvia que empieza a caer en el
alfeizar de la ventana que da vista a un paisaje de montes muertos.

-Buenas tardes, espero que se encuentren bien. -dice el doctor-

-Al grano doctor, ¿cómo está mi hija? -dice Silvestre en un tono agitado-

-Su hija tiene metástasis, le he pronosticado ocho meses de vida, no hay nada que hacer, sus
pulmones están incurables, y tratar de retrasarlo seria proporcionarle mas incertidumbres a
ustedes y a su hija, lo mejor es que disfruten el poco tiempo de vida que le queda. -vocifera el
doctor con gran crudeza en sus palabras-

Después de una larga sequia se propicia un aguacero y se transmuta en el llanto de Aurora y


Silvestre, inundando calles y dos almas que habrían quedado vacías ante la noticia del doctor, su
hija de tan solo doce años, moriría en ocho meses por un cáncer pulmonar.

-¡Me niego rotundamente a que mura nuestra hija Silvestre! Tienes que conseguirme al menos una
arroba de petróleo, con este podre crear el clorix que regenerara los órganos de nuestra hija
¡tienes que hacerlo! -Grita desesperadamente Aurora-

-Pero eso es imposible, la única manera seria despolvorear mis capsulas y viajar a otros mundos en
busca de petróleo, pero es un dilema muy grande para mi, Aurora, probablemente no pueda
volver, sabes que si no nos hemos marchado de este mundo muerto es porque los peligros del
cosmos son terribles, todos mis amigos han muerto lejos de sus familias, el siguiente seria yo, no
valdría la pena, creo que lo mejor es resignarnos y disfrutar el poco tiempo de vida de nuestra hija.
-dice Silvestre con duda en sus palabras-

-¡Eres un maldito cobarde! ¿en donde quedo ese hombre fanfarrón que presumía manipular el
tiempo y espacio para poder llegar a cualquier lugar del universo?

Helen sale de su terapia y la discusión concreta en un rotundo silencio, se van todos a casa y Helen
no entiende el silencio de sus padres, llegan tan cansados que todos caen dormidos sin siquiera
comer.

Al siguiente día Aurora se levanta y no ve a Silvestre a su lado, en el nochero encuentra una carta:

-Querida mía, no pude dormir por las pesadillas y la ansiedad de saber que nuestra hija morirá,
espero que cuides a Helen en el caso tal de que no pueda volver, pero ten siempre la fe de que
llegare a tiempo para salvar a nuestra pequeña, las adoro y por eso he decidido viajar a un mundo
muy lejano que hay en mi mapa cósmico donde todavía hay bastantes compuestos orgánicos, dile
a Helen que volveré muy pronto con un unicornio de pelo colorido como el de su programa
favorito.

Dos semanas después, Silvestre llega a un planeta que es parecido a su planeta antes de sufrir una
crisis ambiental, ese planeta que ya solo podía apreciar en internet. Su punto de llegada es una
largo campo lleno de ocobos y vacas, donde se aprecia un corral a lo lejos y un aire que nunca en
su vida había respirado. Silvestre enseguida se alerta porque no sabe que criatura pueda gobernar
ese mundo, justo cuando estaba por actuar escucha una voz que le dice: ¡alto ahí, levante sus
manos, bote todo su cargamento y diga que diablos hace en mi tierra si no quiere que le dispare!

-Que alivio, idioma español, seguramente es un humano, no tengo malas intenciones así que
soltare todo mi cargamento, además, este mundo parece estar atrasado tecnológicamente, ¿qué
podría pasar? ¡Estoy aquí por un mal entendido, pero es una historia larga! ¿tendrá algo de beber
para este sediento? Estoy dispuesto a darle un objeto muy valioso a cambio de que usted me guie
a un lugar. -vocifero Silvestre con la esperanza de conseguir su objetivo-

-Aléjese del cargamento y camine delante mío, la casa queda detrás del pequeño monte, no haga
movimientos bruscos o disparare, no quiero ser hostil, pero las ultimas veces que confié me
robaron todas mis vacas y mi querido caballo, así que camine rápido que no tengo tiempo.

-Me llamo Silvestre, ¿Cuál es su nombre señor?

-Raúl.

-¿Usted vive solo en esta hermosa casa?

-¿Qué es lo que quiere?

-Si le digo va a creer que estoy loco, pero no tengo otra opción. Vengo de otro mundo, un mundo
que fue como este, pero ahora es opaco y sim vida, este aire, estos colores, estos arboles, me
parecen tan hermosos y sorprendentes, tal vez para usted sea normal, pero yo nunca había visto
un árbol con rosas, y en mi vida, respire un aire tan puro.

Raúl suelta una carcajada y le dice que vaya en serio, aunque la vestimenta del tipo y su reloj le
hacen dudar de su incredulidad.

-Demuéstreme que puede hacer con ese reloj, si es viajero del tiempo será muy avanzado, ¿no?-
dice Raúl en un tono desafiante-

-Mi reloj no hace gran cosa, mas bien son mis capsulas, traigo tres y si usted me ayuda a conseguir
mi objetivo le daré una, para que viaje a cualquier lugar y tiempo que quiera.

-A ver, demuéstreme que es eso posible.

-En mi cargamento hay tres maquinas que parecen una radio, traiga una y usted y yo viajaremos a
otro país y volveremos en un instante, ¿le parece?

-Ten, y ni se te ocurra hacer algo raro o disparo.

-Muy bien, todo esta listo, tenemos que atravesar este portal que genera, ¿a dónde quiere ir?

-Por ahora, me basta con ir a la cumbre de la montaña a divisar el vuelo de las águilas de cerca, si
usted logra eso, tendremos un trato.-dice Raúl bajando la guardia-

Ambos atravesaron el portal y al cabo de cinco segundos estaban en la cumbre observando las
grandes águilas del sector, Silvestre anonadado por la vista de los paisajes y esas aves que ya solo
veía en internet y Raúl también anonadado por lo que estaba experimentando con ese sujeto
extraño.

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