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el siglo XXI
antecedentes en la argentina
Los primeros estudios de Germani (1963) muestran, a partir de datos
censales, una notable expansión de las clases medias y la formación de
una clase obrera urbana entre 1870 y 1930, impulsada por un crecimien
to económico a tasas elevadas, la modernización de la producción agro
pecuaria y un desarrollo industrial parcial. L a inmigración europea fue
a la vez motor y consecuencia de dicho desarrollo. A l mismo tiempo, el
crecimiento vertiginoso de la población, la rápida urbanización en tor
no de la ciudad-puerto y la ampliación del Estado contribuyeron al sur
gimiento de servicios calificados. E stas transformaciones habrían dado
lugar a lo que se define como amplia movilidad estructural intra e inter
generacional ascendente, en el marco de una heterogeneidad regional
marcada.
La industrialización por sustitución de importaciones (ISI) y las mi
graciones internas dieron nuevo impulso al proceso de urbanización y
mayor continuidad al ritmo de expansión de las clases medias y de la
clase obrera calificada (Germani, 1963; Torrado, 1992). Las mediciones
de Germani mediante una encuesta específica del Gran Buenos Aires3
4 El 36,5% de los hijos de obreros alcanzó las clases medias y medias altas, y
la mitad de los hijos de obreros no calificados alcanzaron el estrato obrero
calificado (Germani, 1963).
5 En términos de Germani (1969: 66-67), se trató de una movilidad colectiva
que no habría implicado un movimiento hacia otras clases sino un proceso
de participación económica, social y política creciente de la clase.
Movilidad relativa
Mediante los relevamientos del GBA existentes hasta 2007, algunos estu
dios (Jorrat, 2000; Dalle, 2010, 2016; B enza, 2012, Pla, 2016) indagaron
acerca de los cambios producidos en el tiempo en el nivel de apertura de la es-
tructura de clases, y es posible hallar indicios de que, al controlar el efecto del
cambio estructural, habrían aumentado las “rigideces” en la asociación en
tre orígenes y destinos de clase (es decir, la desigualdad de oportunidades).
Para el total país, Jorrat (2016) detecta el predominio de cierta inva
riancia –asociación constante–entre orígenes y destinos, en particular
a través de cohortes según años de nacimiento o niveles de educación.8
Otro estudio sugiere que, en el marco de esta tendencia general de aso
ciación constante, hay cambios en el patrón de movilidad, tales como
una disminución de la fluidez para la movilidad entre la clase obrera y la
de servicios (Dalle, 2018).
10 Al considerar al P SH como origen y destino (es decir, una unidad de análisis
diferente con respecto a las investigaciones anteriores), se introducen
algunas características particulares a la muestra analizada. Los varones
representan el 67,8% y las mujeres el 32,2%. D e manera comparativa, en
cuanto al total de personas de 25 a 65 años, está subrepresentado el tramo
de menor edad (25-34 años) y sobrerrepresentado el de mayor edad (55-
65 años). P
ara las PSH, aumenta en un tercio el nivel educativo superior
completo (del 23,2% al 30,5%) y la participación en la clase de servicios y
empleadores pasa del 31% al 36%. L a clase obrera en su conjunto cae 3,7
puntos porcentuales para varones y 2,5 para mujeres.
Destino
Origen
I II IIIa IIIb IVa IVb IVc V VI VIIa VIIb Total
I 31,3 26,4 7,0 3,3 6,5 10,0 1,9 2,1 2,8 8,6 0,0 100,0 (428)
II 20,7 34,2 6,7 4,7 3,0 8,1 1,2 4,9 6,7 9,9 0,0 100,0 (406)
IIIa 16,1 19,4 14,2 3,8 1,4 12,3 0,9 4,3 6,6 20,4 0,5 100,0 (211)
IIIb 10,2 14,8 7,1 11,2 6,6 12,2 0,5 1,5 6,1 29,6 0,0 100,0 (196)
IVa 18,9 20,1 7,5 7,0 10,3 10,5 0,2 2,8 4,7 16,4 1,6 100,0 (428)
IVb 12,8 15,2 4,4 6,7 5,2 22,9 1,7 2,6 6,9 21,0 0,5 100,0 (765)
IVc 6,7 13,2 3,4 4,8 4,1 16,5 8,6 1,4 9,4 27,1 4,8 100,0 (417)
V 11,1 17,5 9,0 3,8 4,3 12,8 1,3 6,8 7,3 26,1 0,0 100,0 (234)
VI 7,3 12,7 8,0 4,7 4,4 14,7 0,8 2,8 14,4 27,2 2,9 100,0 (613)
VIIa 4,5 10,9 6,0 7,1 4,1 17,1 1,2 3,0 8,6 36,4 1,2 100,0 (1428)
VIIb 3,5 5,1 4,9 9,3 2,6 13,8 1,4 1,6 7,5 39,0 11,4 100,0 (508)
Total 11,2 15,6 6,4 6,2 4,7 15,1 1,7 2,9 7,9 26,1 2,2 100,0 (5634)
Si se consideran las clases agrícolas, los autónomos (IVc) que se origi
nan y terminan en este sector cuadruplican lo que “les correspondería”
según los totales de la distribución (8,6 versus 1,7), mientras que los obre
ros agrícolas (VIIb) lo quintuplican (11,4 versus 2,2). L os otros dos casos
originados en esta categoría que superan de forma atendible su peso en
el total corresponden a los trabajadores manuales no calificados (VIIa)
y a los empleados de comercio y ventas (IIIb). C abe agregar que sólo en
la clase de servicios (I y II), en la pequeña burguesía urbana (IVb) y en
la clase obrera no calificada (VIIa) los valores de la diagonal superan al
resto de destinos en cada fila.
Destino
Origen
I II IIIa IIIb IVa IVb IVc V VI VIIa VIIb Total
I 21,2 12,8 8,3 4,0 10,6 5,1 8,2 5,5 2,7 2,5 0,0 7,6
II 13,3 15,8 7,5 5,4 4,5 3,9 5,1 12,3 6,1 2,7 0,0 7,2
IIIa 5,4 4,7 8,3 2,3 1,1 3,1 2,0 5,5 3,2 2,9 0,8 3,7
IIIb 3,2 3,3 3,9 6,3 4,9 2,8 1,0 1,8 2,7 4,0 0,0 3,5
IVa 12,8 9,8 8,9 8,6 16,6 5,3 1,0 7,4 4,5 4,8 5,6 7,6
IVb 15,5 13,2 9,4 14,6 15,1 20,6 13,3 12,3 12,0 11,0 3,2 13,6
IVc 4,4 6,3 3,9 5,7 6,4 8,1 36,7 3,7 8,8 7,7 16,0 7,4
V 4,1 4,7 5,8 2,6 3,8 3,5 3,1 9,8 3,8 4,2 0,0 4,2
VI 7,1 8,9 13,6 8,3 10,2 10,6 5,1 10,4 19,9 11,4 14,4 10,9
VIIa 10,1 17,7 23,5 28,9 21,9 28,7 17,3 26,4 27,8 35,4 13,6 25,3
VIIb 2,8 3,0 6,9 13,4 4,9 8,2 7,1 4,9 8,6 13,5 46,4 9,0
100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0
Total
(632) (880) (361) (350) (265) (849) (98) (163) (443) (1468) (125) (5634)
Fuente: Elaboración propia a partir de datos de la ENES-Pisac.
asas absolutas de
T
Argentina B rasil C
hile M
éxico E
spaña I talia E
uropa
movilidad intergeneracional
2014-2015 2008 2009 2011 2011 2005 1990
de clases*
Movilidad total 71 77 66 69 73 73 68
Movilidad vertical ascendente 34 35 37 36 41 43 33
Movilidad vertical descendente 19 14 17 12 14 13 16
Ratio de MVA/MVD 1,8 2,5 2,2 3,0 2,9 3,3 2,1
Índice de disimilitud 13 31 14 23 22 23 22
Total 3623 2631 1153 3930 6678 1830
* Tasas de América Latina (sin P isac) calculadas según esquema de clases EGP
en Solís y B
oado (2016). A gradecemos a Sonia M azadro y Sandra Facheli por
los datos de Italia y E
spaña.
Nota: IVc está al final para obtener movilidad vertical.
Fuente: Elaboración propia sobre la base de Solís (2016).
sexo
11 En un análisis del cuadro de salidas de 5x5 (no presentado), de los PSH que
se originan en las clases intermedias asalariadas algo más de un tercio llega a
la clase de servicios y otro tercio desciende a las clases obreras. En cuanto a
los PSH que provienen de la pequeña burguesía, unos 3 de cada 10 llegan a
la clase de servicios, mientras 4 de cada 10 van a las clases obreras. La mitad
de los PSH con orígenes en la clase obrera calificada se reparten entre esta
y la clase obrera no calificada. A su vez, 6 de cada 10 con origen en la clase
obrera no calificada permanecen en ella o llegan a la clase obrera calificada.
12 La intercambiabilidad entre sexo y género habilita la revisión crítica de las
fuentes secundarias y permite entender a varones y mujeres como cisgéneros
heterosexuales. E sto supone un problema teórico, pero no estadístico (véase
Riveiro, 2016). D
e las cinco personas que no se identificaron como varones
o mujeres en la muestra, sólo un caso podría ser incluido en la tabla de
movilidad, y es excluido. E n cuanto a las parejas del mismo sexo, en el total
de la muestra representan al 0,9% de los núcleos completos de P SH (1,5%
Educación Sec. compl. y sup. inc. 66,5 31,8 23,3 1,4 24,1 39,7 12,0 1932
Sup. compl. 58,4 44,0 10,9 4,0 63,9 48,4 30,1 1181
GBA 62,7 31,9 18,8 1,7 19,5 44,2 11,9 1949
amaño de ATI mayores
T 63,3 29,8 20,1 1,5 18,4 46,3 9,0 1361
aglom. ATI menores 65,6 30,8 23,2 1,3 21,1 33,8 10,6 1824
grupos de edad
educación
13 Como se verá más adelante, la movilidad ascendente crece con la educación
regiones
Regiones
Partidos del
Conurbano
Pampeana
Patagonia
Clase social Total
Centro
CABA
Cuyo
NOA
GBA
NEA
I+II+IVa 43 16 23 21 24 24 18 18 22 22
IIIa+V 12 7 9 8 7 7 7 9 10 8
IVbc 17 18 18 23 23 22 28 22 15 21
Origen
VI+IIIb 9 19 16 12 14 14 9 14 16 14
VIIab 19 39 34 36 33 32 39 37 36 34
Total 100 100 100 100 100 100 100 100 100 100
I+II+IVa 48 28 33 32 32 31 25 28 37 32
IIIa+V 12 10 10 9 9 8 11 9 9 9
IVbc 9 18 15 15 15 22 19 16 9 17
Destino
VI+IIIb 11 15 14 15 13 14 13 16 17 14
VIIab 20 30 27 29 31 25 32 32 28 28
Total 100 100 100 100 100 100 100 100 100 100
Fuente: Elaboración propia a partir de datos de la ENES-Pisac.
16 Es importante destacar que se trata aquí de un análisis de la región en que
residían los P
SH al momento de la encuesta. En un examen más exhaustivo
de las relaciones entre las regiones y los procesos de movilidad social debería
contemplarse además el estudio de distintas características de cada región,
tales como la evolución de su estructura de clases, sus flujos migratorios, etc.
17 Si nos detenemos en la composición interna de las clases medias con un
examen más detallado de sus posiciones de clase, observamos que en la
CABA el peso de la fracción alta de clase de servicios (I), compuesta de
directivos, gerentes y profesionales, es del 21%, y por lo tanto duplicala de
las regiones Pampeana y P atagonia y triplica, o casi, la de las demás. También
es mayor el peso relativo de la fracción baja de la clase de servicios (II), que
alcanza el 20%.
18 Se observa además la reducción de las clases agropecuarias (VIIb y IVc),
según datos no presentados.
19 Como señalamos en el apartado sobre aspectos conceptuales, el índice de
disimilitud, al dar cuenta de la variación en el tamaño de las clases entre
orígenes y destinos, puede estar expresando no sólo efectos de la evolución
tendencias (Vapnarsky, 1995). El contraste entre GBA y el resto del país
puede ser abordado, además de mediante el análisis regional, como un
estudio en la diferencia de concentración de la población: por un lado,
una gran metrópolis, y por otro, un conjunto de ATI y de aglomerados
pequeños. E n este caso, nos interesa distinguir los ATI en dos estratos,
con más y con menos de 500 000 habitantes.21
La utilización de un criterio geográfico en el análisis de la movilidad
social en la A rgentina sólo se ha trabajado, hasta donde conocemos, en
Quartulli (2010), quien concluye que el tamaño del aglomerado no se
relaciona estrechamente con la movilidad absoluta y relativa. D e acuerdo
con las teorías clásicas de los procesos de urbanización, que sostienen
que la ciudad es un polo de modernización, se podría hasta cierto punto
conjeturar que a mayor tamaño del aglomerado se observarían mayores
tasas de movilidad absoluta y vertical ascendente.
En todas las categorías se advierten tasas elevadas y similares de mo
vilidad absoluta: cerca del 65,6% en los ATI menores y alrededor del
62,7% en la Región GBA. En cuanto a la dirección de los movimientos,
por un lado, GBA y los aglomerados pequeños exhiben una relación
entre movilidad ascendente y descendente más favorable (1,7 y 1,8,
respectivamente), con altas tasas de movilidad vertical ascendente y
tasas bajas de movilidad descendente.22 Por otro lado, los ATI poseen
mayor movilidad descendente y, en menor medida, menor movilidad
ascendente. C asi uno de cada cuatro PSH de los ATI menores tiene
movilidad descendente.23 Con respecto a la composición de la clase
de servicios y empleadores, se pueden agrupar la Región GBA y los
ATI mayores con una clase de servicios algo más cerrada y consoli
dada (con alrededor del 19% de ascenso de clase obrera a servicios
y 45% de autorreclutamiento) y los ATI menores y pequeños aglo
merados con una clase de servicios en crecimiento y algo más abierta
(alrededor del 21% de ascenso de clase obrera a servicios y 32% de
autorreclutamiento).
movilidad relativa
los modelos. En cuanto a los grupos de edad, si bien los parámetros del mo
delo de efectos uniformes muestran mayor rigidez, hay fuertes indicios
de que debería preferirse el modelo de asociación constante. Es decir, la
asociación O-D parecería no variar al pasar de los grupos de mayor edad
a aquellos de los más jóvenes.
En cuanto a los niveles educacionales, en este caso, sin duda debe pre
ferirse el modelo de efectos uniformes. A diferencia de lo que muchos
podrían suponer, la fuerza de la asociación O-D crece, se vuelve más
rígida al aumentar la educación. Y a en el nivel secundario, queda claro
el fuerte efecto de crecimiento del peso de la clase de origen sobre la de
destino. La educación, entonces, sería un mecanismo de reproducción
de la desigualdad, en el contexto de este análisis.
Cuando se considera el tamaño de los aglomerados donde residen los
PSH, el más conveniente sería el modelo de efectos uniformes. Tomando
como referencia igual a 1 los grandes aglomerados (más de 500 000 ha
bitantes), la fuerza de la asociación es más débil, más fluida, al bajar
los tamaños hasta el grupo de 50 a 100 000 habitantes. E n el grupo de
menor tamaño, la fuerza de la asociación se recupera, aunque todavía
queda apenas por debajo de 1.
Por último, en el análisis por regiones, debe preferirse el modelo de
asociación constante. La asociación O-D parece ser invariante en las dis
tintas regiones. Si uno prestara atención a los parámetros del modelo de
efectos uniformes –que no deberían considerarse–, la asociación O -D
sería algo más fluida en todas las otras regiones comparadas con los par
tidos del Conurbano.
A modo de cierre, nos parece de interés hacer una digresión histórico-
comparativa sobre la Región GBA, ya que los primeros estudios de movi
lidad (relevamientos entre 1961 a 1995) se efectuaron allí. Si bien hubo
algunas variaciones en la definición de la unidad de análisis, esto permite
una mirada comparativa, necesariamente cautelosa.
En el cuadro 5.7 se presentan valores de interés. Se señala de forma
provisoria que mientras la movilidad vertical ascendente crece desde
finales del siglo XX, la vertical descendente tiene un comportamiento
más variado, pero creciente desde los años noventa. Frente a esto, el
cociente de ambas tasas de movilidad fue en aumento, con una fuerte
excepción a comienzos del siglo XXI, y alcanzó su máximo valor en
2014-2015.
Además, según el modelo de efectos uniformes (para cuadros de 4x4),
la fuerza de la asociación entre orígenes y destinos –tomando como re
ferencia la encuesta de 1961–prácticamente se mantendría hasta 1995,
mientras que en los relevamientos de 2003 a 2014-2015 esta asociación
exhibiría una menor fuerza, lo que sugiere una tendencia a mayor flui
dez social.24 Si bien en los relevamientos de Jorrat (encuestas 2003-2013)
se consideraron individuos y en la encuesta Pisac, P SH (tanto en oríge
nes como en destinos), los resultados son similares: en ambos casos los
destinos dependen menos de los orígenes de clase. En otras palabras,
en la Región GBA se observaría cierta invariancia en las vinculaciones
origen-destino hasta fines del siglo XX, que se tornarían más fluidas a
comienzos del siglo XXI. E l análisis de esta “tendencia histórica” debería
profundizarse en futuras investigaciones.
conclusiones
24 Los valores de los parámetros del modelo de efectos uniformes fueron:
Germani, 1,000 (referencia); B eccaria, 1,007; Jorrat (encuesta 1995), 1,080;
Jorrat (encuestas 2003-2013), 0,846; y P
isac, 0,879.
El análisis según tres grandes niveles educacionales mostró que la movi
lidad ascendente de los P SH crece y la descendente disminuye al aumen
tar el nivel de educación. Dentro de las tasas de movilidad absoluta, el
nivel de educación superior constituiría un canal relevante de movilidad
vertical ascendente, y al parecer sería la principal vía de movilidad desde
la clase obrera a la de servicios. Sin embargo, cuando se considera la mo
vilidad relativa, surge que la fuerza de la relación entre clase de origen y la
de destino aumenta incluso a partir de los estudios secundarios completos.
La mediación de la educación no reduce la influencia intergeneracional
de los orígenes sobre los destinos, lo que insinúa que la educación podría
quizá ser vista más como una vía de reproducción de la desigualdad (véase
Jorrat, 2016). E s decir, si bien la educación favorecería la movilidad ascen
dente de las personas encuestadas, no disminuye el peso directo de la clase
de origen sobre la de destino; antes bien, tendería a acrecentarlo. N uevas
investigaciones serán necesarias sobre este punto.
En términos del análisis por regiones, se encontró que los PSH resi
dentes en la CABA exhiben una pauta distintiva de movilidad absoluta,
con menor movilidad ascendente y mayor movilidad descendente, lo
que lleva a que el cociente entre ambas sea casi igual a 1 –si bien la movi
lidad de clase obrera a clase de servicios es la más alta entre las regiones–.
La magnitud de la discrepancia entre las distribuciones de orígenes y
destinos constituye un factor relevante. E n nuestro caso, observamos que
la movilidad ascendente es mayor en las regiones donde la expansión de
la clase de servicios fue mayor. C on respecto a la movilidad relativa, el
modelo preferido es el de asociación constante –de no variación–entre
regiones. De esta forma, se genera una aparente “disonancia” entre los
resultados de la movilidad relativa y absoluta.27
Por último, en cuanto al tamaño de los aglomerados, la movilidad
vertical ascendente de los P SH residentes en ellos exhibe un valor algo
mayor en los aglomerados más chicos, y también aquí se presenta el co
ciente más favorable entre ascendente y descendente. El modelo de efec
tos uniformes, por su parte, mostró que la fuerza de la asociación O-D
tendería más bien a bajar, de forma significativa, al disminuir el tamaño
de los aglomerados, y que volvería a crecer al pasar al aglomerado más
chico (aunque siempre con un valor inferior a 1).
27 Sin embargo, considerando la Región GBA como referencia, se prefiere el mo
delo de diferencias uniformes, al observar que las otras regiones se presentan
como más fluidas que GBA. Cabe señalar que siempre que en este análisis de
regiones se considere GBA como unidad, sea esta la referencia o no, se prefie
re el modelo de efectos uniformes en vez del de asociación constante.
referencias
Vapnarsky, C
.yN .G orojovsky (1990), E
l crecimiento urbano en la A
rgentina,
Buenos Aires, Grupo Editor Latinoamericano.
Wright, E. (1997), Class Counts: Comparative Studies in Class Analysis, Nueva
York, Cambridge University Press.