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El

INFORME
DE
LECTURA
 Estudiante: Lucero Cintia
 Docente: Acosta, Luis.
 Carrera: Profesorado de historia.
 Año: 2022.
La generación del 37, en el periodo Rosista, trataba de
llevar un modelo de proyecto de nación.

Introducción:

En el presente informe vamos a comparar, cotejar dos enfoques diferentes de


un mismo periodo historiográfico.
A consideración podemos argumentar primeramente que desde el enfoque del
historiador Tulio Halperin Donghi, en “Una nación para el desierto argentino”
analizaremos su mirada, donde la misma la lleva a la coyuntura política
histórica. Y por otro lado, será el enfoque del historiador, abogado, periodista y
docente universitario, que explicará estos hechos con una mirada neo
revisionista, Hugo Horacio Chumbita en su libro “Historia críticas de las
corrientes ideológicas argentinas”, donde su lectura, lo traslada al campo
cultural. Por lo tanto, podemos apreciar que, en un mismo contexto
historiográfico, podemos encontrar dos enfoques diferentes de un mismo
periodo, en donde se genera una problemática diferente.
Los actores sociales son una variable notable a la hora de la puesta en escena
para estos autores en el periodo Rosista; por lo cual, para Chumbita, eran
aquellos hombres intelectuales que habían surgido en la histórica generación
de 1837, cuando la segunda gobernación del Restaurador de las leyes.
Mientras que para Halperin Donghi, eran los mismos pero que los identifica
como la elite letrada, puesto que estos tenían un sistema de ideas aproximadas
de Europa, es decir, de Francia.
Desarrollo:

Si bien para el autor Chumbita, nos cuenta, que el periodo Rosista, fue una de
las etapas más controvertidas por lo cual la historiografía liberal la calificó como
la edad oscura, ya que, controlaba la economía de las provincias mediante la
aduana, motivo por el cual, el gobernador de Buenos Aires manejaba las
relaciones exteriores, empleando asimismo, todo el poder público,
concentrados en su persona (poder ejecutivo, legislativo y judicial), negando de
esta manera la libre navegación de los ríos de la confederación. Pero toda esta
argumentación tiene su correlativo, ya que, por el plebiscito realizado con éxito,
antes que asumiese la jefatura nacional, le dio la potestad de emplear todo el
poder público. Esta resolución llevó a que lo calificaran, como un dictador
tiránico en su totalidad, sin embargo, el autor, argumenta que el gobierno
rosista acentuó un carácter nacionalista bajo una tendencia federal,
contrarrestando los presupuestos pluralistas e individualistas de la doctrina
liberal económica, convirtiendo a este sistema, a un progresivo control de los
poderes estatales: nacionalización del banco, del mismo modo, las tierras y la
prensa, persuadiendo a los gobiernos provinciales para ir generando entre las
provincias un bien en común. Sumado a esto la sanción de la ley de aduanas,
firmada a finales de 1835, que concertó el arraigo, para la construcción de una
política económica diferente, en la cual, comenzó a surgir una protección a
nuestras industrias vernáculas.
Si el autor Chumbita nos relata, que en el segundo gobierno de Rosas había
concertado una unificación nacional mediante la estatización económica. Por el
otro lado, el autor Halperin Donghi, nos argumenta, que la victoria de Rosas,
como jefe del federalismo y su llegada victoriosa al poder en su segunda
gobernación, fue implacable e indiscutible, pero en un país que ya venía
desunido, por lo tanto, el autor no hace mucho énfasis en el periodo rosista.
“La nueva generación que se apresta a intervenir, sino a lo sumo como
uno de los rasgos de esa realidad social que habrá de ser moldeada de
acuerdo con un ideal político-social conforme a la razón” (Halperin
Dongui p.37).
Dicho esto, hacemos énfasis en que estos hombres de la elite letrada tenían un
ideal político que buscaban mediante ese pensamiento, intervenir en lo que era
la realidad social de aquellos tiempos para modificar dichas costumbres
conforme a ese pensamiento. En consecuencia, Alberdi y Sarmiento, que
ambos pertenecían a la misma clase social, su pensamiento tenía divergencias
a la hora de pensar al rosismo, a pesar que eran antirrosistas.
Sarmiento decía que en la etapa Rosista era imposible que se llegara a la
institucionalización del progreso, es decir las escuelas, el mercado interno y
todo lo que conlleva a la construcción para una Nación. Por lo cual, lo que
busca explicar el autor, es precisamente sobre la construcción del estado.
Alberdi lo que ve en Rosas, es que pudo lograr esa paz que hasta ese
momento no existía, y que haya logrado que cada provincia federal, domine o
ejerza su comercio interior, con sus propias leyes.
Pero para ambos el progreso llegó luego del derrocamiento de este, donde se
pudo pensar en generar una constitución para un estado moderno. La erige
Urquiza en 1853, pero con la unificación y paz después de la batalla de Pavón,
el autor habla sobre, que después de este último suceso histórico, la
construcción del estado comenzaría a realizarse para asentar las bases para
un gobierno nacional, donde en Buenos Aires se asentaría la capital.
El autor habla, que en Argentina se fue transformando a esta idea de Nación, a
las experiencias que tenían Alberdi y Sarmiento, donde ambos hacían un
conjunto de ideas sobre el mismo sistema rosista. El progreso no podía
continuar o comenzar si los ríos no se abrían a la libre navegación, es decir que
las provincias que no tenían salida al mar se veían menos beneficiadas que
aquellas que si tenían, porque si los ríos interiores en la etapa del bloqueo
anglo francés, estaban prohibidos, y solamente reservado solo para las
provincias de la confederación, era porque predominaba una economía
proteccionista, y para Alberdi y Sarmiento el país tenía que ser librecambista,
pero si la economía estaba denegada al comercio exterior, no podía generar
para el país el tan ansiado progreso.
Así mismo el autor Chumbita se refiere a ellos como los intelectuales “La
renovación de ideas que planteo inicialmente la generación del 37, un
americanismo que conjugara la potencialidad de estos pueblos con los
aportes de la cultura europea para responder a los desafíos
contemporáneos, no fructificó como superación de la misma antinomia
entre federales-nacionalista y unitarios-liberales” (Chumbita.H p.224).
La ideología de la europeización, era modificar la cultura americana por la
europea, porque esta cultura que venía del viejo continente, llegaba
conceptualizada como la teoría de civilización universal que debía prevalecer
sobre la cultura vernácula americana.
La tesis de Sarmiento determina en consideración lo geopolítico histórico, pero
que transitaba por contradicciones teóricas con innegable destreza literaria,
mientras que Alberdi se iría a encargar de contradecirlo, exponiendo
argumentos. La doctrina que generó Sarmiento al escribir “civilización y
barbarie”, sería para justificar otro modelo, en la cual, una minoría de la clase
dirigente iría a renunciar a gobernar con el consenso popular.
La renovación de las ideas que planteo la generación del 37, un americanismo
que armonizara estos pueblos con los aportes de la cultura europea, para así
poder responder a desafíos más contemporáneos, sin embargo, esto no
prosperó.
Según el autor fue una empresa frustrada por presentar su obsesión al
personificar a Rosas por todo lo malo que sucedía en el país, para Alberdi eran
las bases, y Sarmiento sus exponentes más reconocidos, alejándose del
sentido nacional y popular del historicismo romántico europeo, sus propuestas
veían con una visión más europeísta, motivo por el cual decían que debía
prevalecer contra el primitivismo americano.

Echeverría importador de doctrinas promisorias quedó un tanto al margen de


ese camino, aunque resultó ser el precursor del liberalismo de izquierda de
escasa eficacia política.
Este modelo como vía de progreso, y teniendo en cuenta que nuestra
población estaría incapacitada por su herencia racial, en vez de organizarse un
estado para un pueblo existente, se manifestó el proyecto de sustituirlo por otro
a la medida del estado capitalista. De manera que tal efecto sirvió como
justificación para algunas teorías de Echeverría sobre la “patria de las ideas” y
la formación de un pueblo para la construcción.
Los primeros decenios de la republica exponían las enormes disidencias que
entorpecían poder tener una constitución de un sistema político regular, dando
el desborde de las instituciones y la falta de una clase dirigente que pueda ser
capaz de esquematizar un pacto social con los gobernados, ya que se
imponían los métodos dictatoriales y las soluciones de fuerza.
Conclusión:

A través del recorrido de este informe pudimos desarrollar dos ideales


diferentes, dentro de un mismo contexto histórico en el cual se basa el régimen
rosista, que fue la época más compleja de nuestra historia durante la segunda
mitad del siglo XIX.
Entre los decenios 30 y 50 en donde los autores tienen diferentes perspectivas,
porque en la visión del autor Chumbita entiende a la época del restaurador
como legados culturales en función de derechos que recaían en el pueblo,
mientras que el autor Halperin Donghi fue una etapa en la cual el acceso a la
civilización estaba denegado por el hecho que Juan Manuel de Rosas se
negaba a entrar a los ideales de la división general del trabajo que se estaba
instalando y gestando en todo el globo, y que solo después de su caída en
1852 y a posterior de la unificación de la republica con las ideas de la
generación de la elite letrada, se pudo generar en la republica una
conformación del estado, y de la nación Argentina, que había tenido su
correlativo desde 1824-1827, pero con la llegada de Rosas al poder, se opacó
la idea antedicha, por lo cual, se consolidó después de la llegada de la elite
conservadora.
En la cuestión que planteamos al principio, de cómo cada historiador estudió
procesos históricos desde diferentes perspectivas, donde pudimos observar
que los mismos sostuvieron puntos de vista divergentes en un mismo contexto
histórico.
Referencia bibliográfica:

 Chumbita, H. (2013). Historia crítica de las corrientes ideológicas


argentinas. Rosario, Argentina: Fundación A. Ross
 Halperin Donghi, T. (1980). Una Nación para el desierto argentino.
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