Está en la página 1de 20

UNIVERSIDAD NACIONAL DE LANÚS

DOCTORADO EN FILOSOFÍA

Seminario:”El concepto de lo Ético-Político y su


relación con la cultura en la Filosofía Latinoamericana
contemporánea”

Profesor: Carlos Daniel Berisso

Estudiante: Prof. Carlos Alberto Butavand

Ciclo lectivo: 1° Trimestre 2021

Trabajo monográfico: “El pueblo latinoamericano” –Una


aproximación a la noción de “Pueblo” desde la perspectiva
de Rodolfo Kusch-
ÍNDICE
Introducción-------------------------------------------------------------P.p. 3

Capítulo 1°: -------------------------------------------------------------P.p. 5

Capítulo 2°.--------------------------------------------------------------P.p. 9

Capítulo 3°.--------------------------------------------------------------P.p. 15

Palabras finales----------------------------------------------------------P.p. 18

Bibliografía--------------------------------------------------------------P.p. 19

2
“Lo que la Argentina necesita es la gran quijotada colectiva.
Y esta tarea no la podrá realizar sólo un grupo;
será función de toda una generación”

José Luis de Imaz

INTRODUCCIÓN
En el presente trabajo monográfico se estudiarán las atribuciones que nuestro
pensador argentino, Rodolfo Kusch (1922-1979), ha otorgado al concepto “Pueblo”
explicitado y desarrollado en gran parte de sus obras filosóficas y en sus actividades
sociales. A tal objetivo nos encaminaremos accediendo a la fuente directa, es decir, a su
propia bibliografía filosófica, pero también, lateralmente, consultando autores que lo
han abordado hallando en sus páginas y en sus labores, valiosos aportes que hacen al
tratamiento general.
La idea de “Pueblo” en la obra de Kusch aparece casi naturalmente, como
resultado de sus previas preocupaciones y estudios antropológicos, históricos y
culturales. Por otra parte, su dedicación teórica por el “pueblo americano” no surge
simplemente por mera estrategia filosófica sino que es hondamente influido por una
tendencia práctica desolonizadora que ha de darse a nivel del continente, y que
constituye desvelos pasados y presentes, propios de la época. Tanto la historia de
despojo y de marginalidad, no sólo de los pueblos indígenas, sino de los oprimidos en
general, lo lleva a Rodolfo Kusch a encaminar su pensamiento y sus reflexiones a un
ámbito donde lo político y lo filosófico parecen nuevamente complementarse y asistirse
en busca de dilucidación y de resistencia.
Nos parece pertinente, pues, para intentar entender esta época en la que nuestro
autor ahondará en la idea de Pueblo, apoyarnos en la gran obra histórica sobre
pensamiento latinoamericano de Eduardo Devés Valdés donde hallamos posibles
factores, problemas y circunstancias históricas que han podido llegar a influir en las
concepciones que Kusch va generando.
Los textos del filósofo que se abordarán corresponden al período que abre con
“América profunda” (1962) hasta su última obra, el “Esbozo” del año 1978. Si bien no
encontramos referencia directa al “Pueblo” en sus primeras obras (de 1953 a 1962), hay
elementos aleatorios que insinúan su constante preocupación política ligada al realce de
aspectos estéticos populares como lo es, por ejemplo, el tango o el teatro. Afirmamos
rotundamente el sesgo político que atraviesa toda la obra kuscheana. La constante
preocupación política del autor, tal vez no explicitado en sus primeros escritos, nos

3
conduce a rastrear en otros estudios serios, como son las investigaciones realizadas por
Cristian Norambuena Valdés o Roberto Esposto, entre otros, su participación e
inquietud por estos aspectos. Que en sus primeras obras no aparezca el término
“Pueblo”, o una referencia directa a él, no implica que no se de en su personalidad una
fuerte impronta política en todas sus intervenciones sociales.
Por último, introducimos un esquema general del tratado monográfico que
desarrollaremos a continuación reparando en los ítems o núcleos centrales que hemos
elegido intentando aportar alguna reflexión más a lo mucho que hay escrito sobre el
tema.
Iniciaremos con un primer capítulo dedicado a describir el estado coyuntural del
pensamiento latinoamericano que dio potencia argumentativa a las reflexiones de
Kusch; un segundo capítulo dedicado a rastrear las consideraciones sobre “Pueblo” en
su obra filosófica, apoyándonos también, como dijimos, en algunas precisiones laterales
de otros autores; un tercer capítulo dedicado a ensayar un balance político de
actualización y vigencia de sus ideas, para, al fin, presentar una escueta consideración
personal sobre la implicancia que los conceptos ejercen sobre nuestro quehacer
filosófico y político dentro de la actividad docente.
En líneas generales, nuestro objetivo no es el de presentar un listado exhaustivo de
la noción de “Pueblo” en Rodolfo Kusch, sino que nos orientamos a bucear en su
pensamiento en busca de hallar algún indicio de salida a la actual realidad política
latinoamericana que no ha podido aún trascender las estructuras de un poder
imperialista y colonialista que ha cambiado de estrategia y que continúa oprimiendo a
nuestros pueblos.

4
Capítulo 1°: “El pensamiento latinoamericano en el siglo XX”1
Hemos optado por recurrir al texto del historiador y filósofo chileno Eduardo
Devés Valdés, a los efectos de hallar en sus páginas el germen que inspiró a Rodolfo
Kusch para esbozar sus aproximaciones a la noción de “Pueblo”. Con Kusch pensamos
que la época y el suelo constituyen dos coordenadas notables en la conformación de
todo pensamiento, por ende acudimos a Valdés en busca de fundamentar dicha tesis.
Tal vez resulte superflua e inconducente toda aproximación a un concepto, más aún el
de “Pueblo”, sin antes no demorarse en el entramado mismo desde donde surge la
tonicidad de tal concepto. Nos parece insuficiente abordar el tratamiento político que
Kusch dio a esta noción sin antes no detenernos en la realidad intelectual y política que
compone la idea. Si bien las consideraciones sobre el “Pueblo” a lo largo de la historia
del pensamiento eurocentrado fueron vinculadas a la carestía, a la insuficiencia y a la
des-medida, en Latinoamérica, producto de un intento de des-colonización, se produce
una controversia que, anclada sobre bases epistemológicas, promueve una
revalorización de lo popular y del pueblo en sí2. Por lo tanto, se trata de ubicar a Kusch
y a su obra dentro del palpitar latinoamericano para poder entender qué pretendía decir,
qué lo motivaba y cuáles eran sus desvelos más promisorios.
A grandes rasgos, el esquema histórico que nos presenta Devés Valdés, gira en
torno a dos parámetros fundamentales: una tendencia hacia la búsqueda de identidad al
que denomina movimiento identitario; y otro que se le opone, movimiento
modernizador. Entre ambas tendencias se da una alternancia que se refleja en la
constitución y en el magma del pensamiento latinoamericano. Para el autor dichas
tendencias quedan plasmadas en el ensayo como expresión del primero y en las ciencias
sociales (positivismo) como formalidad del segundo. Sin embargo, como dice Arturo
Roig en el Prólogo a la obra “….cada esfuerzo identitario se hace desde una nueva

1
A los efectos de presentar una perspectiva histórica que, a nuestro entender, es fundamental en el sentido
de entender cómo es que los temas y las preocupaciones filosóficas, éticas y políticas se instalan y se
suceden, hemos abordado la excelente obra de Eduardo Devés Valdéz, “El pensamiento latinoamericano
en el siglo XX” Tomo I- “Del Ariel de Rodó a la CEPAL-1900-1950”, y EL Tomo II- “Desde la CEPAL
al neoliberalismo- 1950-1990”- Ed. Biblos- Bs. As. 2008
2
Recordemos que Aristóteles vinculaba al pueblo con lo vulgar y con la desmedida que jaqueaba su
obsesión por el equilibrio y lo simétrico; Spinoza, en su “Ética” y en su “Tratado político” vincula al
pueblo con el “vulgo”, con la violencia o con la cobardía y con la irracionalidad, y Kant, en su
“Metafísica de las costumbres” lo emparenta con lo vulgar y con lo ignominioso. Por supuesto que hay
una innumerable cantidad de filósofos europeos y de corrientes filosóficas cuyos más agraciados epítetos
han colindado con lo peyorativo, marginal y periférico. Nuestramérica ha sido receptora de todo este
maridaje ideológico que aún hoy conforma ciertas franjas de nuestras sociedades.

5
etapa modernizadora, la que se niega asumiéndola desde los renovados y permanentes
reclamos de americanidad nunca apagados”3.
Los rótulos que refieren a cada etapa, como lo señala el mismo Valdés, no pretenden
limitar o encorsetar cada período sino que reconoce, como Roig, el dinamismo y el
entrecruzamiento de tendencias antagónicas que conviven en la realidad del
pensamiento latinoamericano lo cual hace más complejo su estudio. Por ello la
terminología varía de acuerdo a cada decenio: lo identitario se con-funde con tendencias
que abordan el tema del carácter, de la conciencia y de la expresión hacia la identidad, o
bien lo modernizador que se conjuga con la incorporación del concepto de Desarrollo
que articuló el proyecto cepalino con las ciencias sociales.
“Modernización e identidad son los dos grandes conceptos o problemas que marcan
(enmarcan, estructuran, ordenan) el pensamiento latinoamericano del siglo XX” 4. Y
más adelante agrega que se da entre ambas tendencias, un intento de equilibrio.
Las grandes “oleadas” del proyecto identitario el autor las coloca en obras como el
Ariel de José Enrique Rodó que se detiene en el estudio del carácter cultural desde una
perspectiva latinista; en el indigenismo de La raza cósmica de Vasconcelos que se
aboca a la descripción del carácter social; y a las obras de Gabriela Mistral, de
Mariátegui, de Scalabrini Ortiz o de los hermanos Irazusta que se dedican a presentar
los variopintos rasgos de la dependencia proponiendo, alternativamente, nacionalismos,
socialismos o antiimperialismos muchas veces surgidos desde el mismísimo riñón
modernizador.
Raúl Haya de la Torre, Leopoldo Zea y Vicente Lombardo Toledano son también
representantes de este movimiento identitario que involucra feminismos nacientes que
caracterizan los primeros cincuenta años del siglo XX. La creación de la CEPAL
(Comisión Económica para la América Latina) en 1947 marcó una época; “A fines de
los 40 la CEPAL representa la hegemonía de este nuevo paradigma (modernizador)
cuyo concepto clave es industrialización”5.
La segunda mitad de siglo, está atravesada por acontecimientos fuertes que
acentúan la lucha antagónica entre los dos proyectos: integracionismo modernizador
cepalino contra una voluntad de independencia encarnada en la revolución cubana; los

3
Roig, Arturo, “Prólogo- Una tarea inacabada y siempre urgente” en Devés Valdés, Eduardo- “El
pensamiento latinoamericano en el siglo XX”- Ed. Biblos- Bs. As. 2003- Tomo I- P.p. 9
4
Devés Valdés, Eduardo, “El pensamiento latinoamericano en el siglo XX”- Ed. Biblos- Bs. As. 2003-
Tomo I; P.p. 13.
5
Devés Valdés, Eduardo, Ibíd. P.p. 290

6
golpes de estado de los 70 y la respuesta de retornos graduales a las democracias de los
años 80.
Dentro del esquema que presenta Valdés, como respuesta a la tendencia modernizadora
proveniente de las ideas de integración mundial, de industrialización y de desarrollo,
advirtiendo lo que ocultaban dichos conceptos, se da un “fulgurante viraje identitario”
nominado por el autor como “sensibilidad sesentista” un poco aventado por la realidad
cubana y por las posiciones marxistas que aparecen como opción liberadora en varios
países latinoamericanos.
En esta época aparecen los movimientos liberacionistas en educación, teología y
filosofía. Recordemos que la filosofía de la liberación aparece como primera expresión
en el II Congreso Nacional de Filosofía realizado en Córdoba en el año 1972. Los
principales referentes inaugurales de este movimiento fueron Augusto Zalazar Bondy y
Leopoldo Zea.
Resulta pertinente anotar cuatro rasgos primordiales que caracterizaron a los seguidores
de la filosofía de la liberación que presenta Horacio Cerutti en el año 1973:
“1°- Se trata de hacer una auténtica filosofía con valor universal, pero situada en
América Latina; 2°- Es menester destruir la situación de dependencia sostenida por un
tipo de filosofía justificatoria (academicista); 3°- No se trata de inventar una nueva
filosofía sino de explicar críticamente las urgencias del pueblo pobre y oprimido; 4°-
Los oprimidos latinoamericanos son los portadores de la novedad histórica, novedad
que es el objeto de pensamiento y de expresión de y por una filosofía de la liberación”6.
No cabe duda que Rodolfo Kusch está representado y subsumido por estas cuatro
características que describen el derrotero de los liberacionistas, no obstante, como bien
anota Valdés, son insuficientes7. Acusa a algunos de sus exponentes, a Freire por
ejemplo, de encubrir una tendencia desarrollista, racionalista e ilustrada que es potestad
de clases pequeñoburguesas que quieren imponer al pueblo latinoamericano “recetas”
europeistas traicionando lo más granado de la cultura popular genuina incubadas en
suelo propio.
El autor de “El pensamiento latinoamericano en el siglo XX”, entonces, ubica a
Kusch dentro del grupo de los liberacionistas aunque sin confundirlo con ellos pues
medra una distancia considerable que el mismo Kusch se encarga de describir en sus

6
Cerutti, Horacio- “Filosofía de la liberación latinoamericana”- Ed. F.C.E. – México- 1983- Citado por
C. Pérez Zavala- “A. Roig. La filosofía latinoamericana como compromiso”- Universidad de Río Cuarto,
1998- P.p. 151
7
Ver Eduardo Devés Valdés- Ob. Cit. P.p. 187

7
tantas menciones al marxismo. Si bien el grupo liberacionista mantiene un espíritu
identitario, reaccionario a la dependencia imperialista y promotor de la liberación a
partir del reconocimiento cultural situado, para Kusch, hay un mantenimiento de
categorías epistemológicas eurocentradas lo que deformaría el diagnóstico filosófico y
la metodología a implementar. Si bien Kusch comulga con varios de los exponentes de
esta corriente de pensamiento, especialmente con Casalla, Cullen y Scannone, se
distancia del ala marxista más dura profesada, por ejemplo, por Dussel por concebir al
marxismo como una ideología extranjera, de clase media, que impone su perspectiva al
pueblo, sin conocerlo.
La concepción de “Pueblo” que plantea Kusch y que desarrollaremos a
continuación, está estrechamente ligada al momento histórico y a las condiciones
políticas en que se halló inmerso nuestro autor. Los antecedentes identitarios y las
tendencias de liberación que lo antecedieron y que convivieron con sus principios
filosóficos han coadyuvado para que Kusch sostenga una idea original, re-volucionaria,
creativa sobre los sujetos de la política. Resultaría, a nuestro entender, híbrido y hasta
intrascendente, presentar sin más el concepto kuscheano de “Pueblo” sin antes no
demorarnos en este contexto que presentamos y en el devenir latinoamericano del
pensamiento que, por cierto, hasta nos parece reduccionista situarlo solamente en el
siglo XX, pero el corte se debe a la falta de espacio para un desarrollo pormenorizado y
completo.

8
2° Capítulo: “El concepto de pueblo en la obra de Rodolfo Kusch”
La noción de “Pueblo” en nuestro autor aparece explícitamente por primera vez en
el texto “América profunda” del año 1962. En sus anteriores escritos, la mayoría de
ellos de tendencia estética como lo son “El caso Novalis” del año 1945, “Lo superficial
y lo profundo en Ezequiel Martínez Estrada” del año 1954, y sus obras teatrales que
datan de la década del 50, exceptuando “La seducción de la barbarie” (1953) que es su
primer libro filosófico, la mención sobre el pueblo no surge. Es decir, no surge todavía
como preocupación teórica dentro de esa etapa lo cual no significa que ya Kusch tuviera
una honda inquietud sobre el tema dado que son innumerables los indicios sobre la
intuición de que en las franjas populares hay una gran sabiduría y una forma de pensar
en la cual había que reparar y que, en definitiva, era lo que nos constituye como país y
como cultura.
El hecho puntual que queremos rescatar inicialmente es que Kusch dedica sus primeras
obras a establecer un fundamento de orden ontológico y antropológico desde donde
abrirá las líneas de investigación vinculadas a lo cultural y a lo político. Por ende es
preciso señalar escuetamente ese ordenamiento ontológico y antropológico a los efectos
de entender desde donde articula Kusch la idea de “Pueblo”. Para ello nos demoraremos
brevemente en algunos conceptos claves de su obra.
“Es allí (en “América profunda”), donde se explaya sobre la problemática occidental
con mayor contundencia, armando su pensamiento crítico por medio de un entramado
conceptual construido a partir de las siguientes categorías: afán de ser alguien,
pensamiento causal, los objetos, el patio de los objetos, utensilios, la ira del hombre y
el mercader”8. Todos estos conceptos que Kusch va tejiendo para desenmascarar la
metafísica occidental que incide profusamente en lo político, conformarán el entramado
de la resistencia situada que identifica con lo hediondo y lo popular. Hay allí, se da allí,
una sabiduría espeluznante a la que es preciso y urgente recurrir si hay voluntad de
liberación, de identificación y de autonomía filosófica.
Dirá Kusch en “América profunda” que el hedor adquiere una connotación política pues
se lo identifica con el pueblo, un pueblo que quiere ser sometido por un afán de
pulcritud, de orden y de progreso desarrollista, industrialista que caracteriza al
pensamiento occidental.

8
Esposto, Roberto, “Rodolfo Kusch- Actualidad de un pensamiento americano- Lecturas y reflexiones”-
Ed. Biblos- Bs. As. 2018- P.p. 51

9
El “Ser alguien” se emparenta con la idea de Ser surgido en la Grecia antigua y que se
remonta en la filosofía moderna dando origen a la elaboración de objetos que permiten
al hombre “ser alguien”: aspecto genealógico del capitalismo. Como contrapartida al
Ser, al “ser alguien”, Kusch presenta el “Estar” vernáculo como la actitud espontánea
del americano que sería la “dimensión metafísica” de arraigo telúrico que conforma
también su pensamiento. Por ende se producen dos maneras de pensar disímiles que
refractan una actitud existenciaria: una, abstracta con tendencia universalista, que
termina en la ciencia, y otra de raigambre situada y profundamente influida por el suelo
que se trashuma como opinión, saber vulgar o Doxa.
La inversión ontológica que ensaya Kusch es fundamental para entender la noción de
“Pueblo”. “El estar aquí es previo al ser alguien porque supone un estado de
recolección, de crecimiento o acumulación y, por lo tanto, de privación y de ayuno de
objetos y de elementos”9. Esta afirmación supone un nítido “corte epistemológico”. El
pensar causal, abstracto, occidental, es netamente racional y genera el concepto. Por el
contrario, el pensamiento americano, será intuitivo, concreto y genera el símbolo. El
primero se coloca en el mundo como enfrentándolo, con actitud soberbia,
antropocentrista, dominante, mientras que el segundo lo hace espontáneamente como
parte del mismo, sumido, respetuosamente, entre contrarios que pugnan por armonizar
naturalmente. De modo que aquel miedo originario que caracteriza la antropología
kuscheana será resuelto de maneras diferentes: el occidental lo hará creando una
segunda naturaleza (ciudad, objetos, etc) mientras que el latinoamericano, que aún
posee en su constitución psicológica, inconciente, la manera indígena de “estar en el
mundo”, lo hará a través del rito, la comunidad y la religiosidad. Dirá Kusch: “El
mundo del ser, o sea occidental, aparentemente ha resuelto el problema de la
hostilidad del mundo, mediante la teoría y la técnica. Pero si consideramos que esa
solución consiste solamente en la creación de una segunda realidad, advertimos la
precariedad de esta”10. Esta tendencia occidental hacia el dominio de la naturaleza a
través de la ciencia y la técnica, amparada por una epistemología que se justifica como
única y universal, repercutirá en lo político y en la concepción de la idea de “Pueblo”,
idea que Kusch identificará con el resabio, con la reserva, el resguardo y con lo seminal
que albergan las franjas desposeídas y marginadas del proceso colonizador de occidente

9
Kusch, Rodolfo- “América profunda”- en Obras completas- Ed. Ross. Rosario- 2009- Tomo II- P.p. 201.
10
Kusch, Rodolfo, Ob. Cit. P.p. 103

10
comenzado en el año 1492 y que, a nuestro entender, aún prosigue con diferentes
matices y estrategias.
Luego de que nuestro autor nos da las bases ontológicas, antropológicas y
epistemológicas de su pensamiento, dedicará sus esfuerzos a la esfera política. En la
misma “América profunda” adelanta: “El verdadero ritmo de vida de la especie está
dado por la masa, ese residuo que va al margen de la elite y que los historiadores de
oficio sólo registran a través de alguna revuelta anodina y sórdida. Por eso la masa, ya
sea en Francia, en China o en Bolivia mantiene el ritmo prehistórico de la especie, en
ese plano de la humildad del utensilio pulimentado. La elite en cambio dispone
soberbiamente de su patio de los objetos y para ello se agazapa detrás del utensilio,
porque sólo así puede mentir sobre la plenitud y el poderío humanos”11.
Casi al final de “América profunda” el autor nos obsequia una primera aproximación a
la idea de “Pueblo” cuando vincula a sus componentes con la sabiduría, con lo
hediondo, con lo anónimo. Ellos aún creen en la ira de dios: “Ese es el pueblo que tiene
la mística de sobrellevar el trajín de estar simplemente y desde siempre, en ese ritmo de
no ser nadie más que alguien sentado en una plaza de la gran ciudad, sorbiendo
lentamente su vida y esperando que se lo lleve la muerte”12.
Pero la concepción kuscheana de “Pueblo” no remite solamente a una disposición
ontológica o a una categoría política, sino que refiere a una constitución mucho más
profunda que llega a vincular al hombre con sus propios miedos originarios y con sus
propias formas de resolución simbólicas. Kusch, dirá, en su “Geocultura del hombre
americano”, que el pueblo es ante todo un símbolo 13 en contrapartida con la visión
“elitista” de concebir a la política y al pueblo como un instrumento técnico e ideológico.
Esta es la sustancia de esa inversión realizada por Kusch a la que nos referíamos antes.
Habría entonces que “negar lo político para recuperar nuestra integración al
pueblo”14. Según Kusch, todo lo que vemos en política parece irreconciliable con la
cultura popular que es la que marca el ritmo biológico y cultural de un país.
Nuevamente la técnica, el “ser alguien”, la gran ciudad, el hedor, la enciclopedia, la
lógica, el discurso electoralista, la política del voto, y muchas otras categorías que
nuestro autor va presentando, parecen articularse a la interioridad de su concepción de

11
Ob. cit. P.p. 156.
12
Ob. Cit. P.p. 248
13
Ver “Geocultura del hombre americano”- R. Kusch- Cap. I.
14
Kusch, Rodolfo, “Geocultura del hombre americano”- En Obras completas. Ed. Ross- Rosario, 2007-
Tomo II- P.p. 17

11
“Pueblo” y en la descripción de su modo de pensar que contradice los rasgos distintivos
de una clase media colonizada.
“El pueblo no es una razón de estado o un producto de la colonización, ni siquiera un
locus identitario o, menos aún, una forma jurídica que indique pertenencia. El pueblo
opera desde el “acierto fundante” escabulléndose al concepto”15.
Uno mismo es pueblo; el individuo mismo se siente pueblo y se identifica en el
“nosotros”. Según Kusch hay una profunda y vívida experiencia de comunidad en el
individuo como tal. Constituido por aquellos miedos originarios ya citados, por esa
vivencia de la desintegración y el peligro permanente, lo popular crea su propio
itinerario: lo simbólico que cataliza en su noción de pueblo o comunidad íntimamente
ligado a los ritos, a los mitos y a las costumbres ancestrales actitud que en hombre de
ciudad, de manera inconciente, repite pero como actitud mercantilizada. Para Kusch, la
objetivación política de lo que occidente denomina “pueblo” o lo “popular” no reviste la
misma carga filosófica que hallamos en aquellos personajes informantes del altiplano
con los cuales el autor intercambió conversaciones y aprendizajes. Por ello, sólo en el
peronismo de la primera época halla Kusch cierta aproximación a ese sentir profundo
del pueblo, a su “estar”.
Refiriéndose Kusch al decir de un informante, el folklorista jujeño Anastasio
Quiroga, que presenta en su libro “La negación en el pensamiento popular” del año
1975, formula una cuestión: “¿No será que la opinión (de Quiroga, propia del pueblo)
encierra toda la verdad, mientras que la ciencia no dice más que una parte de ella?” 16.
En páginas posteriores recrimina a la sociología la incapacidad de entender lo popular
porque, como ocurre con el marxismo, aplican categorías de otras latitudes a realidades
diferentes. La metodología de la ciencia occidental, dirá Kusch, jamás podrá entender el
peronismo como un fenómeno popular pues lo aborda desde especificidades positivistas
(educación, política o economía) que hacen “perder de vista el objeto propio que mueve
al pueblo porque no entra en las categorías de nuestra sociología” 17. Por lo tanto,
eludiendo el aspecto sociológico, cientificista, que se sostiene a través de cadenas de
afirmaciones con aspiraciones doctrinarias, el filósofo dirá: “El peronismo es en el
fondo una anti-doctrina porque no dice claramente qué hay que hacer, ya que es el

15
Fresia, Iván- “El pueblo es ante todo un símbolo-Kusch, la corriente argentina de filosofía y teología
del pueblo- En, “Rodolfo Kusch: Geocultura del hombre americano”- Ed. UNTREF Y Ed. de la
Universidad de La serena- Chile- 2020- P.p. 33.
16
Kusch, Rodolfo- “La negación en el pensamiento popular”- En Obras completas- Ed. Ross – Rosario-
2009- Tomo III- P.p. 576
17
Ob. Cit. P.p. 652

12
planteo de un nuevo estilo de estar del cual no tenemos conciencia clara pero que
presentimos. No se entiende el peronismo si no es a partir de un pueblo que propone, a
través del él, un estilo de vida o de estar” 18. Sin embargo, Kusch advierte
inmediatamente que “la contradicción interna de ese partido radica en que al ingresar
la clase media se impone la burocratización de esa propuesta de estar. Nuevamente se
emplea la afirmación científica, las ideas externas e importadas en economía y en
sociología para poder controlar en este caso al peronismo. Se lo coloniza nuevamente
para subordinar el estar a un modo de ser que es ajeno a uno” 19. La propuesta cientista
termina con lo político propiamente dicho reduciéndose, quizás con una oscura
intencionalidad, a “un juego exterior e ingenuo, en el que todos nos ponemos de
acuerdo para mentirnos mutuamente de que estamos unidos, de que creemos que el
futuro está próximo, sin que estemos seguros de ello”20.
La relación de Kusch con el peronismo es extraña a la vez que confusa.
Recordemos que desde el año 1948 hasta 1955, años de gobierno peronista, se
desempeñó como trabajador de la Dirección de Psicología Educacional y Orientación
Profesional del Ministerio de Educación de la provincia de Buenos Aires. Para el colega
Norambuena, Kusch “no es un ideólogo del peronismo, sino que lo recoge
filosóficamente como parte del pensamiento popular”21.
Lo ubica a Juan Domingo Perón dentro de la perspectiva del “caudillismo” junto a
Rosas o Chacho Peñaloza. Pero, como mostramos, aquel peronismo de la primera época
se diluyó cuando Perón pierde su liderazgo carismático dejando en manos de
burocracias políticas y económicas el cauce del sentir popular. Esto no quiere decir que
Kusch no haya participado en otras expresiones que lo involucraran políticamente. Tal
fue el caso de su participación activa en la SADE (Sociedad Argentina de Escritores)
entre los años 1971 a 1973 en la que ejerció los cargos de Vocal Titular de la Comisión
Directiva y como Presidente de la Comisión de Cultura 22. Desde estos cargos, fue un
incansable trabajador en la reivindicación de las culturas populares organizando
seminarios, cursos y encuentros a lo largo de Argentina. “Kusch intenta reposicionar al
pueblo como fundamento de lo que a él mismo le pasa y siente, a la inversa de la
imposición de modelos ajenos que determinan lo que debería pasar y sentir, moldes a

18
Ob. Cit. P.p. 671
19
Ob. Cit. P.p. 671;672
20
Ob. Cit. P.p. 678
21
Norambuena Valdés, Cristian, Ob. Cit. P.p. 63
22
Ver Lanata de Kusch, Elizabeth, “Rodolfo Kusch”, en Pagano C. “Un modelo de Filosofía Intercultural:
Rodolfo Kusch (1922-1979) Aproximación a la obra del pensador argentino, “ P.p. 244

13
los cuales el pueblo, por un imperativo externo gestado desde las instituciones
oficiales- entre ellas la escuela- debería adaptarse”23.
Es en esta misma época que Kusch, junto con Carlos Cullen y Juan Carlos
Scannone, conforman un subgrupo al interior del grupo de la filosofía de la liberación.
Lo denominan “Filosofías del pueblo” cuya metodología se emparenta con aquella que
Kusch ensaya en el altiplano con los indígenas: escuchar al pueblo. Esta instancia
“apologética” de la sabiduría popular le traerá discusiones dentro de la SADE
principalmente con el ala europeizada que siempre caracterizó a esta institución. La
impronta cultural de recuperación de los saberes populares, de la simbología presente en
sus vivencias y de sus prácticas políticas, llevaron a Kusch a posicionarse contra la
historia y la cultura impostada que defendía, por ejemplo, el historiador José Babini,
miembro connotado de la SADE, con quien mantuvo un intercambio epistolar 24
producto de las disidencias.
“Razones históricas y económica hacen que la cultura argentina actual esté
desarraigada. La afecta la escisión entre la minoría dirigente y el pueblo. Y esa misma
minoría en razón de su desarraigo facilita la colonización del país en lo cultural y en lo
económico, y el pueblo tiende a retraerse. La única solución es entonces asumir una
tradición nacional a través de los gestores populares”25.
Es decir que la actividad política de Rodolfo Kusch no se limitó solamente al área
crítica de su filosofía y de sus textos, sino que lo trascendió llevando las convicciones
desde el terreno teórico al práctico tal como lo hizo en su cargo público en el Ministerio
de Educación de la provincia de Buenos Aires así como en la SADE.

3° Capítulo: Derivaciones del concepto “Pueblo” y aperturas al


presente:
23
Norambuena Valdés, Cristian, Ob. Cit. P.p. 45
24
Véase “SADE” en Obras completas- Tomo IV- Ed. Fundación Ross- Rosario- Argentina; 2007- P.p.
467 a 471.
25
Kusch, Rodolfo, “Seminario de Cultura nacional- Encuentro en Samay Huasi (La Rioja)” (1971)- En
Obras completas- Ed. Fundación Ross- Rosario- Argentina- 2007- P.p. 461

14
Según entendemos, el tratamiento que le da Kusch al tema del miedo como
constitución antropológica inexpugnable en toda su obra, no sólo tiende a presentar una
forma perdida de religiosidad que es preciso restituir porque conforma un núcleo clave
en el aspecto político. Así lo presenta en ese desesperado llamado de los dioses del
yatiri que suplican: “Eres realmente poco, mucho menos que un enciclopedista. Pero
mira, nos hemos caído contigo, ayudémonos y subamos juntos”26.
Dioses y comunidad conforman un arquetipo, un modelo de lo que “es preciso retomar:
el flujo de vida del pueblo mismo”27. El miedo originario del hombre no sólo lo empuja
a crear dioses y símbolos sino que lo conduce a formar y a fortalecer la comunidad. La
religión y la política unidas en un nosotros que la modernidad y la forma de vida actual
ha quebrado creando sustitutos artificiales para exonerar la natural inclinación humana
que se da en América hacia lo trascendente y lo sagrado, así como a lo solidario y
comunal. La sintomatología del hombre de ciudad lo ha llevado a canonizar a
personajes en los que, en definitiva, no se cree pero que asumen la carga de esa
necesidad original de acudir a algo sagrado que los redima de la gran angustia de
saberse endebles y penosos. Por eso el pueblo canoniza a Eva Perón, o a Batolina Sisa
depositando en ellas todas las esperanzas y la fe28.
Esto nos conduce a analizar otro aspecto. El llamado por Kusch pensamiento
popular es un tipo de pensamiento intuitivo que proviene del corazón (sonco) y que da
lugar al surgimiento del símbolo y que se contrapone al pensamiento racional que
genera el concepto. Al primero lo describe como “puro pensar” que tiene una finalidad
recóndita no detectado en primera instancia o, como diríamos, “a primera vista”. Dice
nuestro autor que “lo popular encierra en muchos aspectos el modelo de
comportamiento y de pensamiento incluso para los momentos críticos de una nación” 29.
Sin embargo, debido a la colonialidad del saber y del hacer, de nuestros institutos de
enseñanza y de las instituciones en general, esta forma de pensamiento es denigrada y es
inferiorizada por la actitud cientificista occidental y porque, producto de aquello,
tampoco se demora en las riquezas que lo contienen. Pero bajo el amparo de esta
racionalidad la ciencia, política o social en este caso, sigue fracasando en las
aplicaciones de planes políticos y sociales que realmente sean populares. Sería la
26
Kusch, Rodolfo- “Geocultura del hombre americano”- Ob. Cit. P.p. 32
27
Ob. Cit. P.p. 46
28
Ver R. Kusch- “Pensamiento indígena y popular en América”- En Obras Completas- Ed. Ross. Rosario-
2009- Tomo II- P.p. 514
29
Kusch, Rodolfo- “La negación en el pensamiento popular”- Ob. Cit. P.p. 570

15
aplicación de una política ficticia, superficial, conformada por una idea lógica universal
que no contempla la necesidad del pueblo. “No es cuestión entonces de decir todo lo
que tengamos que hacer, sino saber que, a medida que nos realicemos, descubriremos
áreas que una excesiva colonización nos ha suprimido. Para ello quizá tengamos que
retomar sectores de nuestro pensar que habían sido dejados de lado por el liberalismo
o por la izquierda, para recobrar al fin una política real, encuadrada en una
antropología filosófica americana”30. En efecto, como dirá en un texto de 1973, Kusch
sostiene que todos los emprendimientos políticos argentinos, como latinoamericanos, se
han gestado a contrasentido del pueblo, no sabiendo qué es el pueblo, y menos aún, no
sabiendo escucharlo. “Lo cierto es que la cultura argentina está en crisis porque los
modelos no surgen de una gestación popular, sino que son impuestos por instituciones
que tampoco cumplen dicha gestión. Ni la enseñanza, ni la política, ni la poética siguen
una gestión popular”31. Y esto es así porque se concibe al pueblo como salvaje,
temerario, hediento e ignominioso. Por lo tanto hay que domesticarlo mediando la
pulcritud y la educación como fines impostergables que la dirigencia política
latinoamericana se ha acogido en cumplir cínicamente.
La propuesta crítica de Kusch parece colisionar con el entramado cultural, social y
político que sostiene la clase letrada y dirigente de Latinoamérica en general y de
Argentina en particular. Desde los tiempos de propuestas educativas iluministas,
pragmatistas y progresistas provenientes de las ideas sostenidas por Domingo Faustino
Sarmiento, y defendidas por casi toda la generación del 37 y 80, el lema fundacional y
recurrente fue “hay que educar al soberano”, entendiendo como soberano al “Pueblo”, y
entendiendo como “Pueblo” a los campesinos, a los indígenas, a los gauchos y a los
negros , es rechazado por Kusch, que lo evidencia en su respuesta a la detracción de
Miguel Manuel Padilla del año 1977 cuando escribe: “El soberano parece haber estado
educado desde siempre, y en realidad habría que educar a quien acosa al soberano”32.
Como hemos insinuado, la denodada defensa del pueblo, de sus valores, de su
sabiduría no entendida ni escuchada por incapacidad colonialista, es la defensa que hace
de la mismísima interioridad de sus componentes y de él mismo. “Lo que es observado
objetivamente en el pueblo es constitutivo en nosotros. Somos humanamente la misma
versión del pueblo, aunque nos separe la casta, la clase o la actividad” 33. Kusch supera
30
Ob. Cit. P.p. 570
31
Kusch, Rodolfo, “Cultura y liberación”- Ed. Ross- Rosario- 2012- P.p. 48
32
Kusch, Rodolfo- “Respuesta a Miguel Manuel Padilla”- en Norambuena Valdés Cristian- Ob. Cit. P.p.
46
33
Kusch, Rodolfo- “La negación en el pensamiento popular”- Ob. Cit. P.p. 572

16
y trasciende cualquier intención científica, dogmática, universalista, de delimitación
definitoria de la noción de “Pueblo” porque la pertenencia a él ha de resultar un acto del
corazón, del sentimiento, y no un acto de razón o de demostración lógica. Su idea de
“Pueblo” linda con lo religioso y con lo ético. Se halla profundamente influida por una
especie de mística irracional cuyo fin, sin más, ha de ser la sana convivencia solidaria
entre sus componentes.

A modo de palabras finales

No puede faltar en nuestras consideraciones una referencia a la educación y a


nuestro compromiso con la docencia que, al fin, es un compromiso político con la

17
educación nacional y con el pueblo, a la manera como Kusch lo concibe. Por ende es
interesante anotar para reflexionar algunas preguntas que nuestro autor nos deja para
pensar: “Si nuestro papel como clase media intelectual es el de regir el pensamiento de
una nación, ¿tenemos realmente la libertad de asumir cualquier filosofía? ¿Cuál es, en
suma, nuestra misión? ¿Consistirá en representar y tamizar el sentir profundo de
nuestro pueblo o consiste simplemente en su periferia detentando especialidades que
nuestro pueblo no requiere? Evidentemente esta es la paradoja que plantea el quehacer
filosófico cuando se lo toma en profundidad”34, y con seriedad, agregaría.

Carlos Alberto Butavand


Julio 2021

BIBLIOGRAFÍA

- Kusch, Rodolfo- “América profunda”- en Obras completas- Tomo III- Ed. Fundación
Ross- Rosario- Argentina- 2009-

34
Kusch, Rodolfo- “El pensamiento indígena y popular en América”- Ob. Cit. P.p. 271

18
- Kusch, Rodolfo- “El pensamiento indígena y popular en América”- en Obras
completas- Tomo III- Ed. Fundación Ross- Rosario- Argentina- 2009-

- Kusch, Rodolfo, “La negación en el pensamiento popular”- en Obras completas- Tomo


III- Ed. Fundación Ross- Rosario- Argentina- 2009-

- Kusch, Rodolfo, “Geocultura del hombre americano”- En Obras completas- Tomo II-
Ed. Fundación Ross- Rosario- Argentina- 2007.

- Kusch, Rodolfo, “Esbozo”- En Obras completas- Tomo III- Ed. Fundación Ross-
Rosario- Argentina- 2007.

- Kusch, Rodolfo, “SADE”- En Obras completas- Tomo IV- Ed. Fundación Ross-
Rosario- Argentina- 2007.

- Kusch, Rodolfo, “Cultura y liberación”- Ed. Fundación Ross- Rosario- Argentina-


2013.

- Esposto, Roberto- “Rodolfo Kusch-Actualidad de un pensamiento americano- Lectura


y reflexiones- Ed. Biblos- Bs. As. 2018

- Valdés Devés, Eduardo, “El pensamiento latinoamericano en el siglo XX- Entre la


modernización y la identidad”- Tomo I- Ed. Biblos- Bs. As. – 2012-

- Valdés Devés, Eduardo- “El pensamiento latinoamericano en el siglo XX- Desde la


CEPAL al neoliberalismo”- Tomo II- Ed. Biblos- Bs. As. 2003

- Norambuena Valdés, Cristián- “La geocultura en el pensamiento de Rodolfo Kusch” –


Ed. Universidad Católica de Lovaina- Bélgica- 2013

- Fresia, Iván Ariel- “El pueblo es ante todo un símbolo- Kusch, la corriente argentina
de filosofía y teología del pueblo”- En “Geocultura de un hombre americano” Ed.
UNTREF- Bs. As. 2020.

19
- Lago, Ramiro- “Las filosofías del pueblo. Kusch, Cullen y Scannone”- Rev. Erasmus-
N° 22- Año 2020- Universidad de Rosario- 2020

20

También podría gustarte