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Universidad Catolica de Honduras "Nuestra Señora Reyna de La Paz" Sagrado Corazon de Jesus
Universidad Catolica de Honduras "Nuestra Señora Reyna de La Paz" Sagrado Corazon de Jesus
ASIGNATURA:
Derecho Mercantil II
CATEDRATICO:
Abogada: Vilma Mendez
TEMA:
Tareas 1, 2 y 3 del segundo parcial.
GRUPO NUMERO 1
INTEGRANTES:
➢ Mirian Figueroa
➢ Gabriel Zelaya
➢ Fernando Chinchilla
➢ Jeshuar Pineda
El Jueves Santo, Viernes Santo, Sábado Santo y Domingo de Resurrección son fechas que
van cambiando cada año y existe una razón histórica para ello.
Para los católicos, la Semana Santa es la celebración más importante del calendario
litúrgico porque se recuerda la resurrección de Jesús. De hecho, durante los tres primeros
siglos de la fe era la única fiesta que se celebraba.
El origen de la fecha se debe a que la muerte de Cristo ocurrió cerca de la Pascua Judía. Los
Evangelios se refieren a esta celebración en el pasaje bíblico de la Última Cena, cuando
Jesús se reúne con sus discípulos para celebrar la fiesta en la que los judíos recordaban su
salida de Egipto.
Los judíos, de acuerdo a sus normas, deben renovar cada año esta celebración el día 15 del
mes de Nisán, que empieza con la primera luna nueva de primavera: es decir, el primer
plenilunio de primavera, independientemente del día de la semana que toque.
Luna llena
Con el paso del tiempo, y aunque algunas regiones en el mundo se resistían, la Iglesia
comenzó a unificar la fecha de la Pascua. Desde el I Concilio Ecuménico de Nicea en el
año 325, la Semana Santa se celebra el primer domingo de luna llena después del
equinoccio primaveral en el hemisferio norte y equinoccio otoñal en el hemisferio sur
(alrededor del 21 de marzo).
Al principio se tenía en cuenta que no coincidiera con la celebración de la Pascua Judía,
pero con el paso del tiempo se fue perdiendo esta costumbre, al menos en Occidente.
La mayoría de las veces la Semana Santa cae durante la primera o segunda semana de abril.
La Semana Santa es profundamente significativa. Recuerden los SIETE y los TRES PASOS
de la Masonería: El Cristo debe arder, primero que todo, en nuestro cuerpo humano; más
tarde la llama debe depositarse en el fondo del Alma y por último en el fondo del Espíritu.
La Semana Santa comienza con el Domingo de Ramos. En este día se celebra la entrada de
Cristo a Jerusalén montado en un burro pequeño y aclamado por el pueblo como rey con
ramos y gritos.
Esto ocurre pocos días antes de su arresto, juicio, condena y crucifixión. Durante la
celebración en la misa se lee el texto completo del relato de la pasión y los fieles asisten con
ramos y palmas para aclamar a Cristo Jesús y sus discípulos se dirigieron hacia Jerusalén. Al
llegar a Befaré, un lugar cercano a la ciudad, al pie del Monte de los Olivos, Jesús envió a
dos de sus discípulos a Jerusalén. Les dijo: “Verán a un pollino (burrito) atado en la puerta
de una casa. Desátenlo y tráiganmelo. Si alguien intenta impedírselos, díganle que el Señor
lo necesita y los dejarán ir en paz”.
Los discípulos hicieron lo que Jesús les había dicho y, efectivamente, encontraron un asno
con su burrito. Lo desataron, colocaron unos mantos sobre él a manera de silla de montar y
se lo llevaron a Jesús. Ningún hombre lo había montado aún, pero éste se mostró dócil y
obediente con Jesús. De este modo se dirigió hacia Jerusalén a lomo de un asno.
Al verlo llegar, la gente cubrió el camino con sus vestidos y con hojas de palmas. La
muchedumbre se arremolinaba a su alrededor, cantando y rezando hacia el cielo. “¡Bendito
sea el Hijo de David! ¡Bendito sea quien viene en nombre del Señor! ¡Paz en el cielo y gloria
en las alturas!”.
Conforme se acercaba a la ciudad, Jesús lloraba, porque sabía que Jerusalén iba a ser
destruida.
Y cuando entró en Jerusalén, toda la ciudad se conmovió y decía: “¿Quién es éste?”. Y la
muchedumbre respondía: “Éste es Jesús el profeta, el de Nazaret de Galilea”.
Entonces unos fariseos le dijeron a Jesús que hiciese callar a la gente, pero Él les respondió:
“Les digo que, si ellos callasen, gritarían las piedras”.
Los mercaderes del Templo
Jesús fue entonces hacia el Templo. Al llegar allí, vio que los patios se habían convertido en
un mercado.
La gente compraba y vendía, los mercaderes ofrecían sus productos a viva voz, se cambiaban
moneda y se regateaba el precio de la mercadería. Jesús se enfureció terriblemente al ver todo
aquello y arremetió contra los mercaderes, azotándolos con unas cuerdas, tiró al suelo las
mesas de los cambistas desparramando las monedas que estaban sobre ellas y echó a los
vendedores junto a sus bueyes, ovejas y palomas. “La casa de Dios es una casa de plegaria!”,
gritaba Jesús. “¡Y ustedes la convirtieron en una cueva de ladrones!”, agregó.
Cuando el templo quedó vacío de mercaderes, la gente se acercó a Jesús para que la curara.
Pero, cuando los legistas y sacerdotes vieron cómo la multitud rodeaba a aquel hombre y al
escuchar a los niños cantar “Gloria al Hijo de David”, se inquietaron mucho. Así que le
preguntaron a Jesús: “¿Sabes lo que cantan esos niños?”.
“Sí”. ¿Acaso no leyeron las Escrituras, que dicen que los niños inocentes son los que oran
con más ternura a Dios?”, les contestó.
Jueves Santo:
Para los católicos es un día particularmente especial ya que, además de culminar la Cuaresma
(cuarenta días de ayuno), la Iglesia Católica se introduce en los tres días más importantes del
año litúrgico, en lo que llaman el Triduo Pascual. Por la mañana del jueves, todos los
sacerdotes, se reúnen en la Iglesia Catedral para celebrar la Misa Crismal. En esa ocasión,
con la presencia del Obispo del lugar, y rodeados de fieles, renuevan sus promesas
sacerdotales.
En esa misma celebración se bendicen los santos óleos con los que serán ungidos los niños
que recibirán su bautismo, los enfermos y quienes celebren el sacramento de la Confirmación
durante el año.
Por la noche, se celebra la Eucaristía que viene a evocar la Ultima Cena en la cual Jesucristo,
en medio de la comida Pascual, ofreció a Dios su Cuerpo y su Sangre bajo las especies del
pan y el vino. Al mismo tiempo, Jesús se muestra servidor de los hombres a través del lavado
de los pies.
Finalmente, el Jueves Santo por la noche se realiza una vigilia de oración donde el silencio
y la meditación adquieren gran importancia.
La Última Cena
El jueves tras su llegada a Jerusalén, Jesús y sus apóstoles celebraban la Pascua. Entonces,
Jesús bendijo el pan, lo partió y se los dio, diciendo: “Tomen este pan y cómanlo, porque es
mi cuerpo”.
Luego bendijo el vino y, extendiéndoles la copa a sus discípulos, les dijo:”Beban de este
vino, porque es mi sangre”.
Jesús miró entonces a sus discípulos, afligido, y les dijo: “Uno de ustedes va a traicionarme”.
Los discípulos no podían creer lo que estaba diciendo y se miraban unos a otros, tratando de
descubrir a cuál de ellos se refería Jesús. Se preguntaban entre ellos: “¿Eres tú? ¿Es él? ¿Soy
yo?”.
Pedro le habló al oído a Juan, a quien Jesús amaba mucho y que estaba sentado junto a Él:”
Pregúntale al Maestro de quién se trata”.
Juan se acercó a Jesús y le preguntó: “Señor, ¿quién de nosotros lo hará?”.
“Aquél a quien yo le dé este trozo de pan”, contestó Jesús y tomando un pequeño pedazo de
pan, lo mojó en el plato que tenía delante suyo y se lo entregó a Judas Iscariote.
“Haz lo que tengas que hacer… pero hazlo rápido”, le dijo.
El Viernes Santo la Iglesia Católica celebra la pasión y la muerte de Jesús por medio de la
palabra, por la Adoración de la Cruzy la Comunión Eucarística.
Los acontecimientos que se recuerdan en Viernes Santo son el clímax de todos los
evangelios, se concentra en él el momento más importante de la vida de Cristo. Es por ello
que el significado “espiritual” de esos hechos es fundamental en la fe cristiana. Jesús
efectivamente termina dando la vida por sus amigos.
La Pasión de Cristo se recuerda por medio de lo que se conoce como el Vía Crucis. Este fue
creado en el siglo XII por Francisco de Asís. Tradicionalmente tiene catorce “estaciones”
que recuerdan pequeños momentos del camino de la cruz (que en latín se dice “Vía Crucis”).
Antiguamente algunos de estos momentos eran sólo tradicionales (o sea, no tenían paralelo
en ninguno de los evangelios).
En la actualidad, sin embargo, se prefiere hacer un Vía Crucis organizado, dónde sólo se
ocupan momentos evangélicos. También se realiza el Sermón de las Siete Palabras (las siete
frases que en los cuatro evangelios Jesús dice desde la Cruz). Y está la adoración de la cruz.
Esta última se realiza casi al final de la liturgia (en Viernes Santo no se realizan misas en
recuerdo de que Jesús ha muerto) y es uno de los gestos más queridos por el pueblo creyente.
La Crucifixión
Al llegar al Gólgota, los soldados hicieron que Jesús y Simón dejaran la cruz en el suelo;
luego le dijeron a Simón que se fuera. Jesús estaba muy débil, la sangre manaba de las heridas
de su espalda y de su frente lacerada por la corona de espinas. Uno de los soldados le ofreció
una copa de vino con mirra, para aliviar el dolor de Jesús, pero Él la rechazó. Entonces, lo
acostaron sobre la cruz y clavaron sus muñecas y manos en ella. Colocaron sobre su cabeza
una inscripción en hebreo, latín y griego, que decía “Jesús de Nazaret, Rey de los Judíos”.
Tras esto, pusieron la cruz en su lugar. Los soldados se repartieron a suerte la ropa de Jesús
y se sentaron a montar guardia.
Mientras tanto, la gente tenía distintas actitudes. Muchos miraban, llenos de tristeza e
impotencia. Pero otros se mofaban de Jesús y le gritaban: “Si realmente eres el Hijo de Dios,
¿por qué no te salvas a ti mismo?”. Pero Jesús exclamó: “¡Padre, perdónalos porque no saben
lo que hacen!”.
Junto a Él habían crucificado a dos ladrones, uno a cada lado de Jesús. Uno de ellos también
lo escarnecía: “¡Si eres el Mesías, ¡el Hijo de Dios, sálvate y sálvanos a nosotros!”.
Pero el otro le dijo: “¿Ni siquiera temes a Dios en la hora de tu muerte? Nosotros somos
castigados por nuestros crímenes, pero Él nada malo ha hecho”.
Y, volviéndose hacia Jesús, le dijo: “Señor, acuérdate de mí cuando llegues a tu Reino”.Y
Jesús le dijo: “En verdad te digo que hoy entrarás conmigo en el Paraíso”.
Sábado Santo
Es el día en que Jesús estuvo enterrado. No hay detalles de lo que ocurrió entonces con los
discípulos, pero al parecer estaban escondidos en el mismo lugar donde se celebró la Última
Cena (Juan 20 19), o dispersos (como anotan Mateo 26 56 y Marcos 14 50).
La mayoría de la gente había huido cuando la tierra comenzó a temblar, pero junto a la cruz
se había quedado María, acompañada por María Magdalena y María, la madre del apóstol
Santiago. Ellas no tenían miedo, así que esperaron allí hasta que, al anochecer, llegó José de
Arimatea. Este hombre era uno de los miembros del Sanedrín, pero también era un seguidor
de Jesús, aunque mantenía esto en secreto. Arriesgándose a ser descubierto, solicitó a Pilato
que le dejara bajar el cuerpo de Jesús para darle sepultura. Pilato lo autorizó, intentando
compensar de alguna manera lo que él consideraba una ejecución injusta.
De esta manera, ayudado por un hombre llamado Nicodemo, José bajó de la cruz el cuerpo
de Jesús, lo ungió con mirra y acíbar y lo envolvió en un sudario hecho con tela de lino.
Después, lo colocaron en un sepulcro nuevo y taparon la entrada con una gran piedra.
Pero los líderes del Sanedrín fueron a ver a Pilato y le dijeron: “Señor, ese impostor –cuando
todavía estaba vivo–, dijo que resucitaría de entre los muertos luego de tres días. Envía
entonces guardias al sepulcro, para que sus discípulos no roben el cuerpo y digan después
que ha resucitado”.
De esta manera, Pilato hizo sellar la entrada del sepulcro y puso guardias en la entrada.
Domingo Santo:
Celebración anual que conmemora la resurrección de Jesucristo y fiesta principal del año
cristiano y que tiene lugar el domingo siguiente a la primera luna llena de primavera, por lo
tanto, puede variar entre el 22 de marzo y el 25 de abril.
La festividad
La festividad cristiana de la Pascua de Resurrección está relacionada con muchas tradiciones
precristianas. Eran frecuentes, en el mundo pagano, las celebraciones durante el día del
equinoccio de primavera algunas de cuyas tradiciones se mantiene hoy, como los huevos de
pascua, originalmente pintados con brillantes colores para representar el sol de la primavera.
El origen de estas celebraciones, así como sus historias y leyendas, parten de fiestas
semejantes en las religiones antiguas. La antigua Grecia conmemoraba la vuelta de
Perséfone, hija de Deméter, diosa de la tierra, desde las profundidades del Infierno a la
superficie terrestre; simbolizaba la resurrección de la vida en primavera tras la desolación del
invierno. Muchos pueblos antiguos comparten leyendas parecidas. Los frigios creían que su
omnipotente deidad se iba a dormir durante el periodo del solsticio de invierno y ejecutaban
ceremonias con música y baile en el equinoccio de primavera para despertarla.
Los judíos comen el cordero pascual la víspera del 15 de Nisan (el primer mes del calendario
judío). Jesús celebró la pascua (la última cena) según la costumbre judía, o sea, el 14 de
Nisan, murió en la cruz el 15 de Nisan y resucitó el domingo siguiente, que ese año fue el 17
de Nisan.
Pero es muy difícil pasar una fiesta antigua del calendario judío (lunar) al nuestro (solar). El
calendario judío es lunar (tiene 354 días y se basa en las fases de la luna) mientras que el
nuestro es solar. Cada cuatro años los judíos intercalan un mes a su calendario, no según un
método definido sino arbitrariamente por orden del Sanedrín. Esto dio lugar a numerosas
controversias sobre la fecha para la celebración de la pascua. Los judíos cristianos
continuaron usando el calendario judío para la pascua: El viernes santo lo celebraban el 15
de Nisán y la pascua de resurrección el 17 de Nisán (fuese o no domingo).
En el resto del imperio, sin embargo, se tomó en consideración que Jesús históricamente
resucitó el domingo y todos los domingos se celebra a la fiesta de la Resurrección. Por eso
se optó por celebrar La Pascua el primer domingo después de la primera luna llena después
del equinoccio de primavera. La Iglesia Romana se basa en la autoridad de San Pedro y San
Pablo. Pero no todos los cristianos celebraban el mismo día la pascua. Por otra parte, ya desde
el siglo III se consideraba que, según el calendario romano, Jesús murió el 25 de marzo y
resucitó el 27 (Computus Pseudocyprianus, ed. Lersch, Chronologie, II, 61). Algunos obispos
celebraban esas fechas fijas. El Primer Concilio de Nicea (325) decretó que la práctica
romana debe observarse en toda la Iglesia. Los ortodoxos celebran la pascua otra fecha
porque siguen el calendario Juliano (ortodoxo ruso). La fecha de la fiesta de Pascua católica
fluctúa entre el 22 de marzo y el 25 abril. En referencia a ella se calculan las otras fiestas
movibles del calendario litúrgico.