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Ahora bien, en el diálogo entre la diosa y Telémaco oímos algo que nos llama
verdaderamente la atención: el joven sostiene, refiriéndose a Odiseo:
4 Od. 1.215 s.: μήτηρ μέν τέ μέ φησι τοῦ ἔμμεναι, αὐτὰρ ἐγώ γε / οὐκ οἶδ΄· οὐ γάρ
πώ τις ἑὸν γόνον αὐτὸς ἀνέγνω.
5 En el plano sintáctico φησί es un presente general, atemporal: es decir, Penélope lo
afirma en todo tiempo (antes, ahora y, quizá, después).
6 El término γόνος es polisémico en los poemas homéricos: puede ser el hijo y
también el progenitor (masculino o femenino), referente tanto a humanos como a
animales. En la Odisea hay otros textos sorprendentes en esa línea de pensamiento.
Así, Od. 2.274 s., donde Atenea sostiene que si Telémaco no fuera hijo de quien era,
se le notaría, pues no sería capaz de realizar ciertas proezas.
7 Od. 1.249–251: ἡ δ΄ οὔτ΄ ἀρνεῖται στυγερὸν γάμον οὔτε τελευτὴν / ποιῆσαι δύναται·
τοὶ δὲ φθινύθουσιν ἔδοντες / οἶκον ἐμόν· τάχα δή με διαρραίσουσι καὶ αὐτόν.
La segunda acción de Penélope (tras la de «afirmar») consiste en que no «rechaza»,
no «rehúsa», formulada mediante un presente general que, con esa forma, sólo lo
tenemos dos veces en los poemas, y en ambas ocasiones atribuidos a la reina: aquí
y en Od. 16.126. Una señal reveladora de la astucia de la reina es su ambigüedad,
pues ni dice que no, ni está en su poder (δύναται) evitar la boda.
El adjetivo στυγερός, presente 25 veces en Od., se atribuye en cuatro ocasiones a
la posible boda de Penélope: 1.249; 16.126; 18.272; 24.126; por lo demás, califica,
por ejemplo, a la enfermedad (14.235), la muerte (24.414) y las Erinis (20.78).
En Od. 16.126–128, Telémaco, sin reconocer a su padre, le dice estas mismas pa-
labras. Lo que, por lo demás, resulta sorprendente, pues el joven estaba hablando
con un desconocido, y no era apropiado contarle intimidades del seno familiar; en
18.272 la propia reina menciona el «odioso matrimonio».
8 Od. 1.275–278:
μητέρα δ΄, εἴ οἱ θυμὸς ἐφορμᾶται γαμέεσθαι,
ἂψ ἴτω ἐς μέγαρον πατρὸς μέγα δυναμένοιο
Penélope en la Odisea 601
12 Od. 1.328–336:
τοῦ δ΄ ὑπερωϊόθεν φρεσὶ σύνθετο θέσπιν ἀοιδὴν
κούρη Ἰκαρίοιο, περίφρων Πηνελόπεια·
κλίμακα δ΄ ὑψηλὴν κατεβήσετο οἷο δόμοιο,
οὐκ οἴη, ἅμα τῇ γε καὶ ἀμφίπολοι δύ΄ ἕποντο.
ἡ δ΄ ὅτε δὴ μνηστῆρας ἀφίκετο δῖα γυναικῶν,
στῆ ῥα παρὰ σταθμὸν τέγεος πύκα ποιητοῖο,
ἄντα παρειάων σχομένη λιπαρὰ κρήδεμνα·
ἀμφίπολος δ΄ ἄρα οἱ κεδνὴ ἑκάτερθε παρέστη.
δακρύσασα δ΄ ἔπειτα προσηύδα θεῖον ἀοιδόν.
La fórmula περίφρων Πηνελόπεια, en nominativo, aparece 44 veces en la Odisea,
más otra, con distinta estructura métrica, referida al mismo personaje como reina;
además, otros seis ejemplos en dativo, lo que hace un total de 51 pasajes (Debemos
destacar el elemento prepositivo [περι-] como intensivo: «muy», «en gran manera».
Cf. Chantraine, 886). En Homero merecen también ese adjetivo formulario, en la
misma posición métrica, Egialea, la hija de Adrasto (una vez) y Euriclea (cuatro
apariciones). El adjetivo fue poco usado en el griego posterior: desde el siglo VIII
hasta finales del IV a. C. lo tenemos en Himnos homéricos (1, atribuido a Perséfone),
Hesíodo (4), Arquíloco (1), Esquilo (2), la Miniada (1), Demócrito (1), Corina (1),
Teócrito (1), Crantor (1), y Timón (1).
Otra fórmula para mencionar a la heroína es ἐχέφρων Πηνελόπεια (siete veces; tres
en nominativo y cuatro en otros casos). De las nueve ocasiones en que ἐχέφρων
está registrado en los poemas homéricos, en ocho lo tenemos en la Odisea, donde
las únicas personas que merecen el calificativo son Penélope y Odiseo: éste en una
secuencia y por boca de Atenea, disfrazada de mujer hermosa y alta (Od. 13.332).
Fuera de Homero, y hasta el siglo IVa. C., sólo Hesíodo lo recoge una vez.
Y, por último, otra fórmula: ἀμύμονι Πηνελοπείῃ (Od. 24.194). Creo significativo que,
de las ciento quince secuencias del adjetivo ἀμύμων registradas en los poemas ho-
méricos, tan sólo tres hagan referencia a representantes del sexo femenino: Una Ná-
yade anónima, madre de Satnio (Il. 14. 444), la hija de Menelao (Od. 4.4) y Penélope.
13 A partir de Teognis, Demócrito, Eurípides y Tucídides. Y, durante el IV a. C., en
todos los grandes filósofos.
Penélope en la Odisea 603
dos servidoras. Sin duda revelador del modo de ser de la reina es la compa-
ñía de esas dos mujeres, una a cada lado, a modo de protección, compañía y
testimonio del comportamiento de su señora; no menos significativo es acu-
dir ante los pretendientes con las mejillas recubiertas con un velo brillante14.
También merece un comentario detenido el calificativo δῖα γυναικῶν, pre-
sente once veces en la Odisea, de las cuales nueve se refieren a Penélope, y
las dos restantes a Helena15. Singular interés tiene la indicación de que habló
«llorando»16 al aedo, por la emoción y la tristeza causadas por el contenido
del canto que aquél estaba entonando.
En esta ocasión, Penélope interviene ante todos, porque estaba molesta
con el canto del aedo; a éste le pide que entone otra canción, y que los pre-
tendientes beban en silencio:
Y deja ese canto
triste, que, siempre, en el pecho, mi corazón
aflige, pues fuertemente me llegó sufrimiento inolvidable.
A tal persona añoro, acordándome siempre
de un varón, cuya fama es amplia por la Hélade y en medio de Argos17.
Estos dos versos nos indican con claridad la separación tajante entre la esfera
de actuación de los varones y la propia de la mujer. La palabra, el relato vivo,
el μῦθος 21, corresponde a los varones.
Penélope subió a su habitación y se puso a llorar por su esposo, hasta
que Atenea derramó dulce sueño sobre sus párpados22.
Ante las palabras de Telémaco, nos dice el aedo, los pretendientes arma-
ron alboroto y todos deseaban acostarse en el lecho junto a Penélope23.
18 Es la primera vez que nos encontramos ποθέω en primera persona del singular del
presente de indicativo, lo que no vuelve a ocurrir hasta Estesícoro y Píndaro. Ade-
más, es la única secuencia homérica de μεμνημένη, en femenino, forma registrada,
de nuevo, mucho más tarde, en Esquilo.
Por otro lado, Ἑλλάδα, presente diez veces en Homero (no, en nominativo, que
sólo aparece a partir de Esquilo y Píndaro), no significa todavía el espacio geográ-
fico conocido después como «Hélade», «Grecia», sino que corresponde más bien
al norte de tal país, en general. Argos, por su lado, es sinónimo de Peloponeso.
Por cierto, la fórmula καθ΄ Ἑλλάδα καὶ μέσον Ἄργος la tenemos cuatro veces en
la Odisea.
19 West (Heubeck et al., 1988–1992, vol. 1) ha señalado que hilar y tejer es la ocupación
femenina por excelencia en los poemas homéricos, sin excluir ninguna categoría
social ni económica (llegado el momento, Circe, Calipso, Helena, Andrómaca, Arete,
Penélope, etc. practican esas labores). La habilidad en la producción textil es un don
de Atenea, muy importante para la economía familiar.
20 Od. 1. 358 s.: μῦθος δ΄ ἄνδρεσσι μελήσει / πᾶσι, μάλιστα δ΄ ἐμοί· τοῦ γὰρ κράτος
ἔστ΄ ἐνὶ οἴκῳ.
La ruda y juvenil intervención de Telémaco no se compadece con la situación de
la mujer en la Odisea. Piénsese en Helena (Od. 4.121 ss.) y Arete (Od. 7.14 ss.), que
participan activamente en la conversación surgida tras la cena en sus respectivos
palacios.
21 Limitándome al singular, creo digno de subrayar el número de ejemplos en nomi-
nativo, sujeto, dentro de la Odisea (16) a diferencia de la Ilíada (5); en cambio, ésta
prevalece con mucho sobre la anterior en el acusativo (93 – 64).
22 Conviene señalar que Penélope tenía serios problemas con el sueño; además, le
sobrevenían malos ensueños; ella misma afirmará en Od. 23.18 s. que no había dor-
mido bien desde el día en que su esposo había partido hacia la devastadora Ilio.
23 Od. 1.366: πάντες δ΄ ἠρήσαντο παραὶ λεχέεσσι κλιθῆναι.
Penélope en la Odisea 605
31 Od. 2.376.
32 Od. 4.703 ss. Es increíble que la reina no hubiera advertido la ausencia de su hijo:
es una convención poética.
33 Od. 4.734.
34 Od. 4.762 ss.
35 Od. 4.767: ὣς εἰποῦσ΄ ὀλόλυξε, θεὰ δέ οἱ ἔκλυεν ἀρῆς.
36 Od. 5.209 s.: ἱμειρόμενός περ ἰδέσθαι / σὴν ἄλοχον, τῆς τ΄ αἰὲν ἐέλδεαι ἤματα
πάντα.
37 Od. 11.177–179.
38 Od. 11.181–183.
Penélope en la Odisea 607
39 Od. 11.441–443: τῶ νῦν μή ποτε καὶ σὺ γυναικί περ ἤπιος εἶναι / μηδ΄ οἱ μῦθον
ἅπαντα πιφαυσκέμεν, ὅν κ΄ ἐῢ εἰδῇς, / ἀλλὰ τὸ μὲν φάσθαι, τὸ δὲ καὶ κεκρυμμένον
εἶναι.
40 Od. 11.447: ἦ μέν μιν νύμφην γε νέην κατελείπομεν ἡμεῖς.
41 Od. 11.448. Cf. n. 9.
42 Od. 11.455 s.: κρύβδην, μηδ΄ ἀναφανδά, φίλην ἐς πατρίδα γαῖαν / νῆα κατισχέμεναι,
ἐπεὶ οὐκέτι πιστὰ γυναιξίν. Precisamente, en Od. 24. 192–202, Agamenón subraya
la fidelidad de Penélope, contraponiéndola a la terrible acción de Clitemnestra.
43 Od. 13.189–193.
44 Od. 13.335–338:
σοὶ δ΄ οὔ πω φίλον ἐστὶ δαήμεναι οὐδὲ πυθέσθαι,
πρίν γ΄ ἔτι σῆς ἀλόχου πειρήσεαι, ἥ τέ τοι αὔτως
ἧσται ἐνὶ μεγάροισιν, ὀϊζυραὶ δέ οἱ αἰεὶ
φθίνουσιν νύκτες τε καὶ ἤματα δάκρυ χεούσῃ.
La intención de «probar» al cónyuge la tiene también Penélope, como tendremos
ocasión de ver.
608 Juan Antonio López Férez
Atenea le insta a castigar a los pretendientes que llevaban ya tres años man-
dando en palacio, molestando a su esposa y dándole regalos de boda, aunque
ella permanece gimiendo siempre por el regreso de Odiseo, dándoles a todos
esperanzas y promesas y enviándoles recados, mas proyectando otras cosas
en su interior. A, continuación, la divinidad lo transformó para que pareciera
indigno a todos: pretendientes, esposa e hijo45.
7. Eumeo, el primer ser humano con quien el héroe de Ítaca habla tras haber
llegado a su tierra patria, sostiene, en el canto decimocuarto, ante el anciano
(Odiseo, en realidad) que ningún vagabundo que llegara a Ítaca contando
mentiras persuadiría a Penélope ni a su hijo46; y añade que la prudente Pené-
lope le llamaba a veces, cuando alguna noticia llegaba a la ciudad.
Además, le aconseja al adivino que vaya a casa de Eurímaco, a quien los ita-
censes contemplan como un dios:
Pues es, con mucho, óptimo varón y ansía muchísimo
casarse con mi madre y tener la dignidad de Odiseo49.
45 Od. 13.402 s.
46 Od. 14.122 ss. En cambio, el propio Odiseo cuenta mentiras incesantes, de modo
sucesivo, a Atenea, Eumeo y Penélope.
47 Od. 15.10–23.
48 Od. 15.516 s.: οὐ μὲν γάρ τι θαμὰ μνηστῆρσ΄ ἐνὶ οἴκῳ / φαίνεται, ἀλλ΄ ἀπὸ τῶν
ὑπερωΐῳ ἱστὸν ὑφαίνει.
49 Od. 15.521 s.: καὶ γὰρ πολλὸν ἄριστος ἀνὴρ μέμονέν τε μάλιστα / μητέρ΄ ἐμὴν γα-
μέειν καὶ Ὀδυσσῆος γέρας ἕξειν.
Penélope en la Odisea 609
Telémaco, que todavía no sabe que está hablando con su padre, le cuenta
al mendigo extranjero la situación del palacio: pretenden a Penélope cuan-
tos nobles dominan en las islas cercanas y en Ítaca. Después, una vez que
el héroe se dio a conocer y le confirmó que era su padre, el joven le contó
detalles precisos: eran ciento ocho pretendientes, más diez auxiliares; sería
inútil enfrentarse a todos ellos juntos. Entonces, Odiseo le pidió a su hijo
que no le contara a nadie quién era realmente: ni a Laertes, ni al porquerizo,
ni a ninguno de los sirvientes, ni a la propia Penélope52.
No todos los pretendientes tenían la misma actitud hacia Penélope. En
efecto, Antínoo, si es que habían de marcharse de Ítaca, les recomienda, lo
siguiente:
Desde su palacio cada uno
preténdala persiguiéndola con regalos. Y ésta, luego,
se casaría con quien le traiga muchísimo y resulte destinado53.
sin más detalles; 16.190: Odiseo besa a su hijo; 17.39: es el pasaje ofrecido, en el que
por primera vez se habla de un beso dado por Penélope; 19.417: Anfítea, abuela
materna de Odiseo, le besa a su nieto la cabeza y los dos hermosos luceros (= ojos);
21.225: Odiseo les besa a Eumeo y Filetio, fieles servidores, la cabeza y las manos (en
el verso anterior, ambos le habían abrazado: ἀγαπαζόμενοι); 23.87: Penélope piensa
si, poniéndose a su lado, le besaría la cabeza a su esposo, y le cogería las manos (ἦ
παρστᾶσα κύσειε κάρη καὶ χεῖρε λαβοῦσα); 24.236: Odiseo vacila en besar y abra-
zar (κύσσαι καὶ περιφῦναι) a su padre; 24.320: Odiseo besó a su padre abrazándolo
(κύσσε δέ μιν περιφύς); 24.398: Dolio besó a Odiseo en el brazo, junto a la muñeca.
He dejado para el final, 23.207 s., pues es el pasaje más explícito acerca de la reac-
ción emocional de la heroína hacia su esposo: «Y, llorando, luego, corrió directa,
y en torno puso sus brazos, / en el cuello, a Odiseo, y le besó la cabeza y dijo.»
δακρύσασα δ΄ ἔπειτ΄ ἰθὺς κίεν, ἀμφὶ δὲ χεῖρας / δειρῇ βάλλ΄ Ὀδυσῆϊ, κάρη δ΄ ἔκυσ΄
ἠδὲ προσηύδα.
En este último texto advertimos que se repiten varias acciones aparecidas en
17.38 s.: llorar, de emoción, sin duda; echar los brazos en torno (allí se decía πήχεε,
aquí χεῖρας. En contextos como éste χείρ no es simplemente «mano», sino, por
metonimia, «brazo», es decir, toda la extremidad superior); allí se menciona la ca-
beza κεφαλή, aquí el sustantivo κάρη puede aludir a la cabeza, en general, y al rostro,
en particular; en el caso del hijo, Penélope le besa, además, los ojos, algo que no
aparece cuando se trata de Odiseo.
56 Od. 17.101–106.
57 Od. 17.151–165.
58 Od. 17.492 s.
612 Juan Antonio López Férez
59 Od. 17.542: γέλασσε δὲ Πηνελόπεια. Es la primera vez que la reina se ríe en la Odisea.
De la segunda y última risa de la heroína se nos indica que fue sin motivo (18.163:
ἀχρεῖον δ΄ ἐγέλασσεν). Aparte de Penélope, el único que se ríe es el corazón de
Odiseo (9.413). En cambio, en la Ilíada se ríen Zeus (21.389), Hera (15.101), Atenea
(21.408), Ctón (Tierra) (19.362), y Héctor-Andrómaca (6. 471).
60 La Odisea no nos informa sobre la estación del año en que suceden estos hechos,
pero debemos suponer que fuera un tiempo invernal, o frío al menos, pues la acción
de sentarse junto al fuego al caer el sol parece apuntar en esa dirección.
61 Od. 18.158 ss.
62 Od. 18.212 s.: τῶν δ΄ αὐτοῦ λύτο γούνατ΄, ἔρῳ δ΄ ἄρα θυμὸν ἔθελχθεν, / πάντες
δ΄ ἠρήσαντο παραὶ λεχέεσσι κλιθῆναι. Russo (Heubeck et al., 1988–1992, vol. 3)
ha señalado que es el único pasaje homérico en que se habla de la flojedad de las
rodillas por causa del deseo erótico.
63 Od. 18.269 s.: αὐτὰρ ἐπὴν δὴ παῖδα γενειήσαντα ἴδηαι, / γήμασθ΄ ᾧ κ΄ ἐθέλῃσθα, τεὸν
κατὰ δῶμα λιποῦσα. Es probable que Penélope se inventara tales palabras de su
esposo, como una treta más para diferir su matrimonio. En todo caso, a Telémaco
le habría salido barba antes de los veinte años bien cumplidos que, por lo menos,
tendría entonces.
Penélope en la Odisea 613
14. El canto vigésimo primero nos cuenta que Atenea le había inspirado
a la prudente Penélope la preparación del arco y el hierro. Ella misma les
llevó a los pretendientes tales instrumentos, presentándose ante ellos con
un brillante manto ante las mejillas. Telémaco habla de los propósitos de
su madre:
Mi madre, afirma, aun siendo prudente,
que seguirá a otro, abandonando esta mansión79.
75 Od. 20.61–90. Ninguna otra fuente nos habla de las hijas de Pandáreo. Los especia-
listas no están de acuerdo ni en el número ni en los nombres de las mismas. Una,
desde luego, es Aedón, ya mencionada. Nos cuenta Homero que, muertos sus pa-
dres, las huérfanas, muy protegidas por Hera, Ártemis y Afrodita, fueron arrebatadas
por las Harpías y entregadas a las Erinis para que fueran sus sirvientas.
76 Si Euriclea, nada más ver al mendigo, afirmó que nadie había tan parecido a Odi-
seo, eso mismo debió de pensar la reina, hasta el punto de verlo en sus sueños
nocturnos.
77 Od. 20.322 ss.
78 Od. 20.339–344. Con respecto a Od. 2.130–145, ahora es una novedad la referencia
a los numerosos regalos entregados a la madre.
79 Od. 21.103 s.: μήτηρ μέν μοί φησι φίλη, πινυτή περ ἐοῦσα, / ἄλλῳ ἅμ΄ ἕψεσθαι
νοσφισσαμένη τόδε δῶμα. Como adjetivo, πινυτός, salvo en una ocasión, está
reservado para la reina en la Odisea. Así lo afirman el alma de Agamenón (11.445),
Telémaco (20.131; 21.103) y Odiseo (23.361).
80 Od. 21.102 ss. Ni en Pilo, Argos, Micenas ni Ítaca existe mujer tal como ella.
616 Juan Antonio López Férez
15. En el canto vigésimo segundo, Odiseo que, tras dar muerte a Antínoo,
se ha dado a conocer a los demás pretendientes, les recrimina que, estando
él vivo, intentaran seducir a su esposa83. Acabada la matanza de los preten-
dientes, Telémaco no es partidario de despertar a su madre84, pero Odiseo,
una vez ahorcadas las doce sirvientas – entre cincuenta – que no le habían
sido fieles a Penélope, le dio a Euriclea la orden de que la reina se presentara
en el mégaron al mismo tiempo que las sirvientes85.
88 Od. 23. 72 s.: θυμὸς δέ τοι αἰὲν ἄπιστος. / ἀλλ΄ ἄγε τοι καὶ σῆμα ἀριφραδὲς ἄλλο
τι εἴπω.
89 Od. 23.72: ἄπιστος. Seis veces encontramos el adjetivo en los poemas homéricos.
En la Ilíada tiene el sentido de «indigno de confianza, pérfido» (3.106: los hijos de
Príamo; 24.63: Hera se lo atribuye a Apolo; 24.207: Hécuba lo afirma respecto de
Aquiles). En la Odisea acompaña siempre a θυμός, con el valor de «incrédulo», «des-
confiado» (Odiseo lo sostiene acerca de Eumeo (14.150; 391) a quien no consigue
convencer ni siquiera mediante juramento; y, en la secuencia que estudiamos, es
Euriclea la que no logra persuadir a Penélope, ni dándole la «gran prueba» ni siquiera
ofreciéndose a morir, si mentía.
90 El sustantivo σῆμα, «señal, indicio», tendrá singular relevancia en el reconocimiento
mutuo de los esposos.
91 Od. 23.86 s.: ἢ ἀπάνευθε φίλον πόσιν ἐξερεείνοι, / ἦ παρστᾶσα κύσειε κάρη καὶ
χεῖρε λαβοῦσα.
92 Od. 23.92: ἰφθίμη παράκοιτις. De las 45 veces en que ἴφθιμος está registrado en los
poemas, en 43 alude a seres humanos: sólo 9 en femenino, y de ellas 7 en la Odisea;
en el verso ya visto y en 16.332 (relato del aedo) se atribuye a Penélope; digamos,
asimismo, que la propia hermana de la reina se llama precisamente así, caso único
en la épica homérica (4.797: Ἰφθίμῃ, κούρῃ μεγαλήτορος Ἰκαρίοιο).
618 Juan Antonio López Férez
93 Od. 23.97–103:
μῆτερ ἐμή, δύσμητερ, ἀπηνέα θυμὸν ἔχουσα,
τίφθ΄ οὕτω πατρὸς νοσφίζεαι, οὐδὲ παρ΄ αὐτὸν
ἑζομένη μύθοισιν ἀνείρεαι οὐδὲ μεταλλᾷς;
οὐ μέν κ΄ ἄλλη γ΄ ὧδε γυνὴ τετληότι θυμῷ
ἀνδρὸς ἀποσταίη, ὅς οἱ κακὰ πολλὰ μογήσας
ἔλθοι ἐεικοστῷ ἔτεϊ ἐς πατρίδα γαῖαν·
σοὶ δ΄ αἰεὶ κραδίη στερεωτέρη ἐστὶ λίθοιο.
En el mismo contexto, pues, dos indicaciones sobre el modo de ser, el carácter de
Penélope: obstinación (cf. el calificativo ἀπηνής, del que hablaremos en la nota
siguiente) y corazón duro. Más abajo (23.172), Odiseo dirá que la reina tiene un
corazón de hierro. De las cincuenta y seis veces que κραδίη aparece en los poemas
homéricos es la única ocasión en que se compara la dureza del mismo con una
piedra (En Od. 4. 293 Telémaco dice de su padre que tenía «corazón de hierro»:
κραδίη γε σιδηρέη). Por su lado, sólo en la Ilíada, καρδίη está registrado tres veces,
y, otras dos, un derivado: θρασυκάρδιος. A su vez, en Od. 19.494, Euriclea afirma
que se mantendrá «cual dura piedra o hierro»: ἕξω δ΄ ὡς ὅτε τις στερεὴ λίθος ἠὲ
σίδηρος.
Homero conoce el hierro (σίδηρος lo hallamos citado en treinta y una secuencias;
además, tenemos derivados de tal sustantivo en otros diecisiete textos), que em-
pieza a ser usado históricamente después de la guerra de Troya: los héroes épicos,
en cambio, utilizan normalmente armas de bronce. El hierro lo encontramos, con
frecuencia, en comparaciones o excursos; pero, incluso referido al mundo de los
héroes, se habla de la punta de hierro de una lanza (Il. 4.123); un cuchillo férreo (Il.
18.34); Penélope, aparte del arco, les trae el «grisáceo hierro» a los pretendientes en
Od. 21.81; véanse, además, Od. 21.97; 114; 127; 24.168; etc.
94 Od. 23.97: ἀπηνέα (cf. 23.230), compuesto de ἀπο- y un inexistente * ἦνος, «rostro,
cara», es decir, «que aparta (o vuelve) la cara, intratable, distante, frío». La Ilíada lo
presenta seis veces; cinco la Odisea (aparte de los dos usos referidos al modo de
ser de la reina, ésta lo emplea dos veces en el mismo verso, con carácter general en
19.329; y, además, Odiseo se lo atribuye a Eurímaco: 18.381). En los dos pasajes en
que alude a Penélope, el adjetivo concuerda con θυμόν. Son las únicas secuencias
homéricas en que hallamos esta distribución.
95 Od. 23.230: πείθεις δή μευ θυμόν, ἀπηνέα περ μάλ΄ ἐόντα.
Penélope en la Odisea 619
Si, de verdad, ya
es Odiseo y a su mansión ha llegado, en realidad nosotros dos
nos reconoceremos mutuamente, incluso mejor. Pues tenemos
señales que, ocultas a los demás, nosotros dos conocemos96.
Hallamos aquí una información esencial acerca de cómo era la relación de los
esposos antes que Odiseo partiera hacia la guerra. Ambos tenían «señales»,
indicios reveladores; sólo ellos dos las conocían, no los demás.
El joven Telémaco busca el acercamiento mutuo de sus padres, pero la
postura de su madre es demasiado firme. Odiseo entiende lo que está suce-
diendo: le pide a su hijo que la deje ponerlo a prueba97, pues, al verlo vestido
de andrajos, no lo honra98, y, además, afirma que no es él. A continuación,
por orden del héroe, todos se lavaron y se pusieron las túnicas. Mas el aedo
añade un detalle de gran interés: Odiseo, una vez lavado por Eurínome,
inicia el diálogo diciéndole a Penélope que quienes poseen las mansiones
olímpicas le pusieron un corazón inflexible99; además, le pide a la nodriza
Euriclea que le extienda100 el lecho para descansar, pues la reina tiene en sus
mientes férreo corazón101.
Penélope, queriendo probar a su esposo102, contesta de este modo:
124 Od. 23.232: κλαῖε δ΄ ἔχων ἄλοχον θυμαρέα, κεδνὰ ἰδυῖαν. En Homero sólo vemos
dos veces la fórmula ἄλοχον θυμαρέα, a saber, aquí y en Il. 9.336, referida allí a
Briseida, y pronunciada por Aquiles que alude a Agamenón: «tiene mi compañera
de lecho, deseada por mi ánimo» (ἔχει δ΄ ἄλοχον θυμαρέα); la tercera ocasión en
que está registrado, el adjetivo θυμαρής califica a un bastón que Eumeo le ofrece a
Odiseo (Od. 23.232). De las dieciséis veces que encontramos en los poemas homé-
ricos formas derivadas del adjetivo κεδνός, «serio, cuidadoso, sabio», hallamos cinco
ejemplos de la fórmula κεδνὰ ἰδυῖαν, presente sólo en la Odisea. Dos de ellas (Od.
1.428; 19.346), referidas a Euriclea; y tres (Od. 20.57; 23.182; 232), que califican a
Penélope. Es significativo que sólo esos dos personajes, esenciales en el curso de la
acción épica, merezcan tal epíteto formulario.
125 Od. 23.239 s. Hay que entender que Penélope, que, en los versos 207 s., echó los
brazos en torno al cuello de su esposo, ha pronunciado sus palabras (vv. 209–230)
abrazada a Odiseo.
126 Od. 23.257–262.
127 Od. 23.300: τὼ δ΄ ἐπεὶ οὖν φιλότητος ἐταρπήτην ἐρατεινῆς. En Homero, φιλότης
está registrada cincuenta y seis veces; el sentido general es «amistad, prueba de
amistad, ternura», pero, en numerosos pasajes equivale a «acto sexual». Con este
valor la leemos en Il. 2.232; 3.445; 6. 25, 161 («oculto»), 165; 13.636 (se habla de la
hartura del mismo); 14.163, 198, 207, 209, 216, 237, 295, 306, 314, 331, 353 (Zeus
está «domado» por tal acto), 360 (desde 14. 163 hasta este último ejemplo se refiere
a la «unión» de Zeus y Hera); 15.32; 24. 130 (Tetis le pregunta a su hijo hasta cuándo
podrá abstenerse del mismo); Od. 5.126; 8.267, 271, 288, 313 (los cuatro últimos
ejemplos aluden a la «relación» de Afrodita y Ares); 10.335; 11.248; 15.421; 19.266;
23.219, 300. El adjetivo ἐρατεινός aparece en veintidós secuencias en Homero; de
ellas, sólo seis en la Odisea; solamente en el pasaje estudiado lo hallamos apuntando
a la «unión sexual».
128 Od. 23.308 s.
Penélope en la Odisea 625
17. En el canto vigésimo cuarto, el alma de Anfimedonte, que, junto con las
de los otros pretendientes, ha llegado hasta Hades conducida por Hermes, le
cuenta a Agamenón lo sucedido: cómo la reina ni se negaba al matrimonio
ni lo aceptaba; menciona el engaño de Penélope (los tres años que estuvo
tejiendo y destejiendo, hasta que la descubrieron, ya en el cuarto, tras haberlo
confesado una de sus sirvientes129); cuando el sudario ya estaba acabado llegó
Odiseo; añade, entre otros puntos, que fue el propio héroe quien le mandó
a su esposa que entregara a los pretendientes el arco y el hierro130.
Tras estas palabras, Agamenón elogió, desde Hades, a Odiseo, contra-
poniendo la figura de Penélope a la de Clitemnestra:
¡Dichoso hijo de Laertes, muy hábil Odiseo!
Realmente, con gran valor, has conquistado a tu esposa.
¡Qué buenas intenciones tenía la irreprochable Penélope,
hija de Icario!¡Qué bien se acordó de Odiseo,
esposo legítimo! Por ello, la fama jamás perecerá
de su virtud, y, para quienes están sobre la tierra, prepararán canto
agradable los inmortales en honor de la sensata Penélope;
no, como la hija de Tindáreo, meditó malas obras,
matando a su legítimo marido, ni odioso canto
habrá entre los hombres, ni terrible rumor regalará
a las femeniles mujeres, incluso para la que sea de buen obrar131.
para vivir en el palacio de Odiseo136. Dolio, tras besar la mano del héroe le
preguntó si la «prudente»137 Penélope estaba ya enterada de su regreso o
había que enviarle un mensajero.
La Odisea, pues, ofrece numerosos datos acerca de Penélope como reina,
madre y esposa. La heroína se nos presenta, en resumen, tan astuta y preca-
vida como el «fecundo en recursos».
Bibliografía auxiliar
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[1989]; III: books 17–24, Joseph Russo/Manuel Fernández-Galiano/Alfred Heu-
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sea », in: Francisco de Oliveira (ed.), Penélope e Ulisses (Coimbra 2003) 35–62 (Publi-
cado también, con algunas variantes, en Jesús María Nieto Ibáñez (coord.), Lógos
Hellenikós. Homenaje al Profesor Gaspar Morocho Gayo [León 2003] 307–333. Fue una
primera versión del trabajo ahora presentado.)
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136 Od. 4.735. Dolio trabajaba en el huerto de la reina y se ocupaba de los abundantes
árboles. En el canto vigésimo cuarto labora, junto con sus hijos, para la mansión
de Laertes, ocupándose de las faenas del campo.
137 Od. 24 404 s.: ἢ ἤδη σάφα οἶδε περίφρων Πηνελόπεια / νοστήσαντά σε δεῦρ΄, ἦ
ἄγγελον ὀτρύνωμεν. Es relevante que, en la última mención de la reina, tengamos,
a modo de composición en anillo, el epíteto más frecuente que la caracteriza a tra-
vés del poema. (Cf. n. 12).