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A partir de la lectura del cuento “La Gigante” y el texto de la autora Mónica Bruder, quien

plantea diferentes características de, ¿Para què sirven los cuentos?; puedo decir que el
lenguaje se encuentra presente de forma escrita. El cuento presenta una estructura:
introducción, nudo, desenlace.

Al comenzar, nos damos cuenta de que está narrado en primera persona, en este caso, por
uno de los enanitos. Es decir, contado desde la mirada de los enanos. Podría decir que es como
una reversión del cuento Blancanieves; solo que, cuando empieza lo hace con la frase: “Soy
una persona que no cree en fantasías, pero voy a contar una historia que parece sacada de los
cuentos de hadas” y màs allá de que sigue narrando una situación cotidiana, como lo es el
volver de trabajar; el cuento da una sensación de incertidumbre y nos mantiene expectante
por lo que va a seguir.

Entonces, el lenguaje se presenta novedoso y todo el tiempo nos lleva a construir imágenes
mentales de cuentos ya conocidos pero también otras nuevas. Como por ejemplo, una historia
dentro de otra historia o ese mundo mágico, impresionante y ficcional que nos ofrecen los
cuentos, como volver de trabajar y encontrar un gigante en nuestra casa.

Por otro lado, la fantasía/ realidad se entrecruzan todo el tiempo. Un ejemplo sería, teniendo
en cuenta que, desde aquella primera frase el narrador niega ser alguien que cree en fantasías
y sin embargo, termina contando una historia que va màs allá de la realidad y como lectores,
nos invita a una experiencia de búsqueda y apertura mental.

¿Por què los cuentos nos conectan con el mundo artístico?, es una de las preguntas que hace
la autora en su texto y creo, tiene que ver con las emociones o sensaciones que nos genera en
ese momento en que lo elegimos aunque también, con nuestra imaginación y las fantasías que
creamos a partir de ellas. En otras palabras, los cuentos como obra artística nos conectan con
nuestras vivencias.

Por último,

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