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PREÁMBULO
El pueblo de Venezuela, en ejercicio de sus poderes creadores e invocando la protección de Dios, el ejemplo histórico de
nuestro Libertador Simón Bolívar y el heroísmo y sacrificio de nuestros antepasados aborígenes y de los precursores y
forjadores de una patria libre y soberana;
Con el fin supremo de refundar la República para establecer una sociedad democrática, participativa y protagónica,
multiétnica y pluricultural en un Estado de justicia, federal y descentralizado, que consolide los valores de la libertad, la
independencia, la paz, la solidaridad, el bien común, la integridad territorial, la convivencia y el imperio de la ley para esta
y las futuras generaciones; asegure el derecho a la vida, al trabajo, a la cultura, a la educación, a la justicia social y a la
igualdad sin discriminación ni subordinación alguna; promueva la cooperación pacífica entre las naciones e impulse y
consolide la integración latinoamericana de acuerdo con el principio de no intervención y autodeterminación de los
pueblos, la garantía universal e indivisible de los derechos humanos, la democratización de la sociedad internacional, el
desarme nuclear, el equilibrio ecológico y los bienes jurídicos ambientales como patrimonio común e irrenunciable de la
humanidad;
En ejercicio de su poder originario representado por la Asamblea Nacional Constituyente mediante el voto libre y en
referendo democrático, decreta la siguiente
Son derechos irrenunciables de la Nación la independencia, la libertad, la soberanía, la inmunidad, la integridad territorial
y la autodeterminación nacional.
Artículo 2. Venezuela se constituye en un Estado democrático y social de Derecho y de Justicia, que propugna como
valores superiores de su ordenamiento jurídico y de su actuación, la vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la solidaridad,
la democracia, la responsabilidad social y en general, la preeminencia de los derechos humanos, la ética y el pluralismo
político.
Artículo 3. El Estado tiene como fines esenciales la defensa y el desarrollo de la persona y el respeto a su dignidad, el
ejercicio democrático de la voluntad popular, la construcción de una sociedad justa y amante de la paz, la promoción de
la prosperidad y bienestar del pueblo y la garantía del cumplimiento de los principios, derechos y deberes consagrados
en esta Constitución.
La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (en adelante, CRBV), es el documento vigente que contiene la
Ley fundamental del país, dentro de cuyo marco deben ceñirse todos los actos legales. En ella se generan las
instituciones, derechos y deberes fundamentales.
Se trata de un documento en idioma español. Se compone de un preámbulo, 350 artículos (ordenados en Títulos y
Capítulos), y Disposiciones transitorias (para su implementación).
Fue redactado por la Asamblea Constituyente de Venezuela, constituida por 128 constituyentes, elegidos por votación
popular con ese objetivo fundamental.
Se sometió a consulta popular su aprobación, por primera vez en toda la historia de Venezuela, el 15 de diciembre de
1999, recibiendo la aprobación con el 71,21% de los votos (2.820.556), el rechazo del 28,79% (1.141.792), y con la
abstención del 54,06% (4.876.782).
Análisis
La CRBV sigue la estructura formal de todos los documentos constitucionales. Haremos una revisión descriptiva analítica
de ella, cambiando el orden de esa estructura por uno de agrupación temática de sus contenidos, tomando como
referencias aquellos aspectos que son reveladores de la búsqueda de construcción de una nueva institucionalidad y
regulación para una nueva y superior Gobernanza.
Refundación de la República
En su preámbulo, establece, con un alto significado ideológico y simbólico, como uno de sus fundamentos el
pensamiento de Simón Bolívar y el ejemplo de los pueblos aborígenes. Hace explícita la Refundación de la República y
su carácter multiétnico y multicultural. Declara como objetivo fundamental la integración latinoamericana.
En su artículo N° 1, establece la doctrina de Simón Bolívar como fundamento (muy esencialmente sintetizada en tres
principios fundamentales: unidad regional, independencia plena de todo poder fáctico extranjero, justicia e igualdad).
En su artículo N° 5, establece como intransferible la soberanía popular (es en el pueblo donde siempre radica el poder
constituyente que está siempre por encima del poder constituido, es decir, instituciones y representantes).
En su Título VI, Capítulo IV, artículos N°s 272 a 283, crea y establece el Poder Ciudadano, el Consejo Moral
Republicano, y el Defensor del Pueblo.
En su Título V, del sistema socioeconómico y función económica del Estado, establece el deber de defensa y promoción
de la industria nacional (artículo N° 301); del progreso y bienestar popular (artículo N° 302); de la propiedad petrolera
(artículo N° 303); de la protección y rol de la agricultura y la pesca nacionales (artículo N° 305); de la reforma agraria
(artículo N° 307); de las cooperativas y otras formas económicas autogestionarias o comunitarias (artículo N° 308); de los
impuestos redistributivos (artículo N° 316).
En su Título VII, Capítulo II, artículo N° 326, establece los principios de seguridad de la nación, y de los derechos
sociales y civiles.
En su Título IX, Capítulo III, artículo N° 347, establece el Poder Constituyente, y la posibilidad de convocatoria a
Asamblea Nacional Constituyente.
En su artículo N° 6, establece el Gobierno Participativo (con protagonismo vinculante de las poblaciones organizadas). Y
una de sus instituciones más simbólicas y emblemáticas, la “Revocabilidad” de todos los cargos por elección popular,
mediante plebiscito a partir de la mitad del período en ejercicio.
En su artículo N° 51, establece con rango constitucional el derecho a petición a la autoridad pública con la obligación de
ésta de entregar respuesta.
En su artículo N° 62, establece la participación vinculante de la sociedad civil organizada como deber obligatorio del
Estado.
En su artículo N° 66, establece con rango constitucional la exigencia de cuenta pública y cumplimiento del programa
ofrecido en campaña a los cargos elegidos por elección popular.
En su artículo N° 70, establece con rango constitucional el derecho a la participación protagónica, las asambleas
ciudadanas vinculantes, las cooperativas y otras formas de cogestión civil de lo público.
En su artículo N° 72, establece la revocabilidad de todos los cargos elegidos por votación popular, a partir de la mitad del
período en funciones y teniendo como requisito la solicitud de referéndum por el 20% de los electores.
En sus artículos N°s 73 y 74, establece que las leyes serán aprobadas o derogadas, plebiscitariamente, con el requisito
de que así lo soliciten o dos tercios de los legisladores o el 5% de los electores del país.
En sus artículos N°s 158 a 185, establece la descentralización de los Estados y municipalidades, con obligación de
participación protagónica de la sociedad civil organizada (artículo N° 184).
Pueblos indígenas
En su Título III, Capítulo VIII, establece el reconocimiento a la existencia y los derechos de los Pueblos Indígenas. En los
artículos N°s 19 y 20, reconoce su propiedad sobre sus hábitats, ambientes y tierras. En el N° 124, prohíbe
expresamente toda patente sobre su biodiversidad. En el N° 125° establece cuotas mínimas obligatorias de
representación política para los pueblos indígenas en las instituciones nacionales.
En su artículo N° 260, establece reconocimiento constitucional a la justicia propia de los Pueblos Indígenas.
En su artículo N° 21, número 2, eleva a rango constitucional las acciones afirmativas, también llamadas “discriminaciones
positivas” a favor de sectores en objetiva desventaja (minusválidos, niños, etc.)
En su artículo N° 26, eleva a rango constitucional los llamados “derechos difusos y colectivos” (el de los consumidores, o
de las generaciones futuras, por ejemplo).
En su artículo N° 56°, establece los derechos de los hijos, sin discriminación alguna en razón del estado civil de sus
padres.
Establece constitucionalmente protección especial para los niños (artículo N° 78); los ancianos (artículo N° 80); y los
discapacitados y sordomudos (artículo N° 81).
Eleva a rango constitucional el derecho a vivienda digna (artículo N° 82) y a la salud (artículo N° 83).
En su artículo N° 84, establece constitucionalmente el sistema nacional de salud y los principios de participación de la
comunidad organizada en el mismo, prohibiendo expresamente las privatizaciones en este ámbito.
En su artículo N° 86°, establece la seguridad social, incluyendo expresamente a quienes no puedan pagarla.
En sus artículos N°s 87 a 97, establece constitucionalmente el derecho al trabajo; en el N° 94 regula las sub
contrataciones, haciendo obligatorios todos los derechos laborales; en el N° 97 otorga rango constitucional al derecho a
huelga.
En su Título III, Capítulo VI, establece los derechos culturales y educativos. En su artículo N° 100, establece
reconocimiento constitucional a las “culturas populares”; al principio de interculturalidad; a los derechos sociales de los
trabajadores de la cultura. En su artículo N° 103, establece el derecho a la educación para discapacitados y presos. En el
N° 107, la obligatoriedad de la educación ambiental y del ideario de Simón Bolívar.
En su Título III, Capítulo VII, establece los derechos económicos; en el artículo N° 114, prohíbe la especulación y la
usura. En el N° 118°, otorga rango constitucional a las cooperativas y otras formas económicas autogestionarias o
comunitarias.
En su Título III, Capítulo IX, establece los derechos ambientales (artículos N°s 127 a 129).
En su artículo N° 225, establece la medida simbólica del uso obligatorio del género (femenino) para los altos cargos
públicos.
Derechos Humanos
En su artículo N° 29, eleva a rango constitucional explícito los Derechos Humanos. En el artículo N° 31°, letra a, prohíbe
expresamente cualquier legislación de “impunidad” para los crímenes en su contra. En el artículo N° 45, sanciona
explícita y constitucionalmente la desaparición forzada de personas.
En su artículo N° 68, eleva a rango constitucional la prohibición de tóxicos en el control de manifestaciones de protesta
ciudadana.
En su artículo N° 132, establece el deber constitucional de todo ciudadano a participar obligatoriamente en la defensa de
los Derechos Humanos.
Unidad Latinoamericana
En su artículo N° 33, número 1, establece la nacionalidad en menor plazo para los latinoamericanos que la soliciten. En
el artículo N° 34°, establece la doble nacionalidad para todo venezolano que adquiera otra.
En su artículo N° 37, establece la posibilidad de tratados especiales para la doble nacionalidad fronteriza y con países
latinoamericanos.
3. Comentarios finales
Desde el punto de vista de su aplicación práctica, de la evolución concreta de las normas y criterios de Gobernanza
refrendados en este texto constitucional, cabe señalar que, como es lógico tratándose de un cambio tan profundo de los
conceptos y formas institucionales, su desarrollo ha sido desigual y siempre contradictorio, confirmando que se trata de
una “transición” desde la anterior forma de Gobernanza (“cuarta república”, “puntofijismo”) hacia la nueva (“socialismo
bolivariano o del siglo XXI”).
Muchos de los nuevos conceptos y modos de relación institucional entre la sociedad civil y el Estado chocan contra las
antiguas y difíciles de cambiar concepciones culturales, más que políticas.
Es el caso de los títulos y artículos constitucionales referidos a los Derechos Económicos, Sociales y Culturales, antes
citados. De modo que hay sustanciales avances objetivos en todos los planos, tales como eliminación técnica del
analfabetismo, multiplicación de la matrícula estudiantil en todos los niveles y del acceso a la atención médica, a través
de las múltiples “misiones” (ya cerca de 25 misiones sociales diversas), por ejemplo. Algunos resultados : dos (2)
millones de adultos alfabetizados ; una disminución de la extrema pobreza (personas que viven con menos de un dólar
diario) del 14% en 1998 al 8.3% en 2004 (Programa para el desarrollo de Naciones Unidas – PNUD. 2005); y 38.000
títulos de tierras urbanas (entrega de propiedad a pobladores que solo ocupaban de hecho sus casas) entregadas hasta
el año 2005 sólo en el municipio Libertador de Caracas (Amilcar Figueroa. La revolución bolivariana. Nuevos desafíos de
una creación heroica. Venezuela. Octubre de 2007).
Pero que encuentran también limitaciones, más o menos irreductibles todavía, en las viejas maneras de pensar y actuar
de amplios sectores de la población. Es el caso de la persistente corrupción, especialmente de funcionarios públicos
(altamente asociado a la improductividad de la economía), fenómeno cultural extendido por la sociedad venezolana, a
partir de décadas de una economía rentista, improductiva, que instalaron la concepción de vivir de la “renta petrolera”
(improductiva en todos los demás sectores, especialmente agrícola), y de las diversas formas de “coimas” o “cupos”,
cobros o pagos ilegales realizados a partir del abuso de poder o autoridad (Amílcar Figueroa. Op. Cit.).
Frente a los cuales el Gobierno viene desarrollando planes, políticas y campañas permanentes para superarlos: “Activar
una nueva estrategia integral y eficaz contra la corrupción” es el N° 5 de los 10 objetivos del “Mapa Estratégico”,
presentado por el Presidente Chávez en el año 2004. Y “Moral y Luces” (frase tomada de Bolívar) es uno de los “Cinco
Motores Constituyentes” presentado por él mismo en el año 2007. A partir de ello, se han hecho permanentes las
denuncias y polémicas públicas dentro de las mismas fuerzas “chavistas” respecto a la corrupción de funcionarios
públicos. Lo cual muestra que, aún cuando persisten necesariamente estos desafíos culturales profundos, los nuevos
conceptos y formas de Gobernanza refrendados por la CRBV han alcanzado legitimidad y operan como criterio normativo
de su abordaje.
Finalmente, respecto de la potencial trascendencia de este documento constitucional y del programa de Gobernanza que
contiene, cabe señalar que, aunque nacida para responder a la historicidad propia de este país, impacta universalmente,
aperturando horizontes posibles para los futuros documentos constitucionales. En ella se elevan a rango constitucional,
muchas veces por primera vez, y en un marco plenamente democrático, derechos políticos, sociales y culturales, cuyo
reconocimiento está en lo más avanzado del pensamiento humanista actual.
Constituciones de Venezuela
Consideraciones generales
Venezuela desde su independencia en 1811 ha tenido formalmente 25 constituciones, si incluimos nuestra Acta de
Independencia de 5 de julio de 1811 y la Constitución de la Gran Colombia de 1821; el Acta de Independencia
normalmente no se la clasificaría como una Constitución, sin embargo en puridad de teoría sí lo es, pues es la que nos
constituye como pueblo independiente, es nuestra voluntad y decisión política original como pueblo, manifestada aun
antes de que la independencia fuera realidad y como tal decisión es el fundamento de todas las otras constituciones, que
la presuponen como base de toda su normativa. Aparte de ello algunas de las constituciones son realmente meras
modificaciones de la precedente, aunque formalmente no aparezcan como tales. Por ello, y dependiendo de puntos de
vista, no hemos tenido más de 7 u 8 constituciones, si se toma en cuenta la primera, no obstante su corta vigencia real,
pensamos en aquellas que han significado una estructura constitucional con real eficacia, ya por su duración, 10 años o
más de vigencia (las de 1830, 1864, 1881 y 1961) ya porque aunque con una vigencia menor no fueron un simple disfraz
para la hegemonía de algún caudillo, o dictador (las de 1811, 1936, 1947), ya porque significan una concepción
constitucional importante o un rompimiento con la que sustituyeron (las de 1811, 1830, 1858, 1864, 1947 y 1961). Las
demás constituciones, en una forma u otra, son meras enmiendas de la que existiera en ese momento para acomodarla
a caprichos del mandatario de turno o a necesidades políticas pasajeras. En Venezuela, la evolución constitucional no ha
sido, pues, la evolución de un mismo y único texto, que se expande, acomoda, interpreta y muta, como es el caso, casi
único en la historia, por no decir único, que existe en Suiza y quizás, algún otro país europeo, aparte del caso, también
excepcional, de Gran Bretaña, cuya evolución se ha hecho al margen de un texto formal constitucional, por carecer de él.
Venezuela, como la inmensa mayoría de los países ha tenido no la evolución de una constitución, sino la evolución de
una vida política o de una experiencia o vida constitucional, que se refleja en textos constitucionales diversos. Apenas si
la Constitución vigente de 1961 empieza a tener una cierta evolución orgánica propia, en la que es la misma
Constitución, por la vida jurídica y política y la esencia económico social del país, que se expande, se retrae, se aclara,
se flexibiliza o se hace rígida y comienza así una evolución constitucional a partir de un mismo texto constitucional y no
por catástrofes constitucionales como ha sido nuestra historia; utilizando la palabra catástrofe no en un sentido
peyorativo, sino de fenómeno de la naturaleza. Por otra parte, las constituciones venezolanas siempre han reflejado, en
alguna forma, ciertos modelos constitucionales extranjeros, especialmente el norteamericano y el francés; en algún punto
el de la Constitución española de Cádiz (1812) y más recientemente para la venezolana de 1961, la italiana de 1947 y
también la del constitucionalismo latinoamericano; haciendo notar que a su vez este, probablemente, se ha alimentado
en algunos aspectos, en los últimos tiempos, de la experiencia constitucional venezolana. Esto que hemos dicho de las
influencias foráneas en las constituciones venezolanas, puede decirse por demás de las constituciones de todos los
países, pues todas salen de unas mismas matrices, ya directa o indirectamente: el constitucionalismo inglés, la
constitución norteamericana de 1787 y las constituciones de la Revolución Francesa hasta las del imperio napoleónico; y
más modernamente, todo país al elaborar sus constituciones está atento a la experiencia de los otros en esa materia. Por
eso, desde un cierto punto de vista, se encuentran muchas coincidencias y similitudes entre las instituciones
constitucionales de los más diversos países.
Constitución de 1857: Sancionada por el Congreso el 16 de abril de 1857 y promulgada por el presidente José Tadeo
Monagas el 18 del mismo mes y año. Va a ser de muy corta duración, algo menos de un año. Su objetivo político
circunstancial era el de permitir la reelección inmediata y satisfacer así sus aspiraciones. Sin embargo, deben hacerse
notar 3 puntos: 1) Centraliza totalmente la organización del Estado, ha sido la constitución más centralista de cuantas ha
tenido la República; 2) abolió la pena de muerte por delitos políticos; y 3) eleva a rango constitucional la abolición de la
esclavitud, que había sido decretada por ley en 1854, bajo la presidencia del general José Gregorio Monagas.
Constitución de 1858: Sancionada por la Convención Nacional en Valencia el 24 de diciembre de 1858 y promulgada por
el jefe provisional del Estado, general Julián Castro, el 31 del mismo mes y año. Es una nueva edición, reformada y
mejorada de la Constitución de 1830:1) Amplía la autonomía de las provincias, estableciendo la elección directa de los
gobernadores; las legislaturas provinciales eligen a los miembros de la Corte Suprema de Justicia y a los de las cortes
superiores; organizan los cantones y parroquias en su jurisdicción; 2) establece el sufragio universal y directo para
presidente de la República y para diputados; 3) para la elección de senadores mantiene el sistema indirecto, pues lo
hacen las legislaturas provinciales y se exige en los candidatos la condición de propietario, rentista, o ejercer una
actividad económica o un empleo que produzca unos determinados ingresos. La Constitución es de corta vida, pues casi
de inmediato estalla la Revolución Federal y comienza la Guerra Federal o Guerra Larga, la cual impide el
funcionamiento normal de la Constitución, que caduca con la dictadura de Páez el 10 de septiembre de 1861.
Constitución de 1874: Sancionada en Caracas el 23 de mayo de 1874 y promulgada por el presidente, Antonio Guzmán
Blanco el 27 del mismo mes y año.
Constitución de 1881: Sancionada en Caracas por el Congreso de los Estados Unidos de Venezuela el 4 de abril de 1881
y promulgada por el presidente Antonio Guzmán Blanco el 27 del mismo mes y año. Estas 2 constituciones cubren el
período de la hegemonía de Guzmán Blanco. Las únicas características dignas de mención con respecto a ellas son: 1)
(1874), el período constitucional se reduce a 2 años de los 4 que, hasta ese momento y siguiendo el modelo americano,
había prevalecido; 2) (1874), el voto deja de ser secreto, para instaurarse el voto público, escrito y firmado; 3) (1881),
crea la Corte de Casación aparte de la Alta Corte Federal, para así poder unificar la jurisprudencia de los tribunales, que
siguen siendo competencia de los estados federales, aunque para mantener el principio federalista se dice que la Corte
de Casación es tribunal de los estados; 4) (1881), se inicia el proceso de desmontaje del federalismo no tan solo en la
práctica sino también en el texto, proceso que Allan Randolph Brewer-Carías ha denominado con acierto «centralización
formal del federalismo»; la administración de las minas, tierras baldías y salinas pasa al poder central así como parte del
producto de esos renglones; así comienza «...el proceso de vaciamiento de las competencias tributarias de los Estados,
lo cual se acentúa posteriormente hasta materialmente extinguirse...».
Constitución de 1891: Sancionada por el Congreso de los Estados Unidos de Venezuela en Caracas, el 9 de abril de
1891, y promulgada por el presidente Raimundo Andueza Palacio el 16 del mismo mes y año. Su objetivo fue prolongar
el período constitucional a 4 años y favorecer así el mantenimiento en el poder del presidente en ejercicio y eliminar el
Consejo Federal, volviendo a la elección directa del presidente.
Constitución de 1909: Sancionada por acuerdo del Congreso de los Estados Unidos de Venezuela, adoptado en Caracas
el 4 de agosto de 1909 y promulgada al siguiente día por el presidente Juan Vicente Gómez.
Constitución de 1922: Sancionada en Caracas por el Congreso de los Estados Unidos de Venezuela el 19 de junio de
1922 y promulgada al día siguiente por el presidente provisional Victorino Márquez Bustillos.
Constitución de 1925: Sancionada por el Congreso de los Estados Unidos de Venezuela en Caracas el 24 de junio de
1925 y promulgada el 1 de julio del mismo año por el presidente Juan Vicente Gómez.
Constitución de 1928: Sancionada por el Congreso de los Estados Unidos de Venezuela el 22 de mayo de 1928 y
promulgada el siguiente día por el general Juan Vicente Gómez.
Constitución de 1929: Sancionada por el Congreso de los Estados Unidos de Venezuela, en Caracas, el 29 de mayo de
1929 y promulgada el mismo día por el presidente Juan Bautista Pérez.
Constitución de 1931: Sancionada, en Caracas, por el Congreso de los Estados Unidos de Venezuela el 7 de julio de
1931 y promulgada por el presidente encargado Pedro Itriago Chacín el día 9.
Todas estas constituciones pueden tratarse como una unidad ya que en la mayoría de los casos no son sino
modificaciones de la anterior en detalles aunque en casos importantes y en otros simplemente para reflejar
circunstancias políticas momentáneas. Se puede hacer resaltar lo siguiente: 1) Desde la primera, la de 1909, se altera el
régimen electoral, sustituyendo la elección directa del presidente de la República por una elección indirecta hecha por el
Congreso, sistema que va a continuar hasta la Constitución de 1947; asimismo la elección de los diputados va también a
pasar a ser indirecta, lo cual dura hasta la reforma o Constitución de 1945; 2) en la Constitución de 1928, resultante de
las manifestaciones estudiantiles y del alzamiento de jóvenes militares en combinación con aquellos ocurridos ese año,
se prohíbe la propaganda del comunismo, limitando así la libertad de expresión del pensamiento, que por otra parte, era
y había sido una total quimera en la práctica durante toda la época del castrismo y del gomecismo y en la mayor parte de
nuestra vida republicana; 3) continúa la tendencia a la centralización, que culmina con la Constitución de 1925, en la que
se permite al presidente de la República nombrar los presidentes de los estados, cuando las legislaturas estatales le
deleguen tal facultad, se aumentan las atribuciones tanto del Congreso como del presidente de la República y se reducen
al mínimo las potestades tributarias de los estados; 4) por primera vez, establece la división del poder público no solo
entre el Poder Federal y los estados, sino que añade como parte de aquel al Poder del Municipio, siendo de advertir que
ya desde la Constitución de 1893 las constituciones venían imponiendo a los estados federados la obligación, al
organizar el Poder Municipal, de reconocer la autonomía del municipio en lo económico y administrativo. Con la nueva
fórmula se elevaba el rango de municipio, así fuese formalmente. Desde el año de 1874 y hasta el inicio del castrismo el
número de estados de Venezuela fue cambiado, reducido a 5, luego elevado a 7, posteriormente a 9 y por fin, desde el
principio del siglo XX se establece el número actual de 20. Asimismo, en una forma u otra existió el cargo de
vicepresidente de la República, alguna vez llamado «designado», hasta que fueron eliminados en la Constitución de
1922 después del asesinato del general Juan Crisóstomo Gómez, primer vicepresidente de la República. Asimismo, la
Constitución de 1914 había elevado el período constitucional que tradicionalmente había sido de 4 años, posiblemente
en imitación del modelo americano, a 7 años.
Constituciones de 1936 y de 1945: La primera sancionada por el Congreso de los Estados Unidos de Venezuela en
Caracas el 16 de julio de 1936 y promulgada por el presidente de la República, general Eleazar López Contreras, el 20
del mismo mes y año y la segunda, una reforma de aquella, sancionada por el Congreso de los Estados Unidos de
Venezuela el 23 de abril de 1945 y promulgada por el presidente de la República, general Isaías Medina Angarita, el 5 de
mayo del mismo año. Jurídicamente la Constitución de 1936 y su reforma de 1945 no significan un cambio importante
respecto a las anteriores; sin embargo, representa un verdadero salto cualitativo, pues se puede decir que se pasa de un
sistema de constituciones de papel, sobre todo en lo que se refiere a los derechos individuales, incluidos los políticos,
hasta ese momento prácticamente inexistentes, a uno en el que progresivamente se van afirmando y haciendo realidad
la eliminación de las torturas y de las prisiones sin juicio, el respecto a la persona y a su dignidad, el reconocimiento de
las asociaciones políticas de oposición o disidentes, la tolerancia frente a la libre expresión del pensamiento; esto es, de
una vigencia efectiva de la letra y espíritu de la Constitución. Es así, más un cambio de espíritu que de normativa. Este
cambio se ejemplifica en el hecho de que la Constitución de 1936 reduce el período constitucional de 7 a 5 años, no
siéndole aplicable en derecho al presidente López Contreras, por cuanto había sido elegido en abril de 1936, bajo la
vigencia de la anterior Constitución; y sin embargo, este, por voluntad propia, se la aplicó y redujo así la duración de su
mandato. Primero y único caso en la historia de Venezuela, donde el problema y el hecho varias veces repetido era lo
contrario, la prórroga o extensión de los períodos presidenciales a favor del ocupante del cargo. Debe hacerse mención,
sin embargo, de algunas reformas importantes que se hicieron ya en 1936 ya en 1945 y que marcan tendencias
desarrolladas luego en las constituciones de 1947 y 1961: 1) En los artículos contentivos de la declaración de derechos,
la de 1936, al consagrar la libertad de trabajo tradicional, establece la idea de la protección social del obrero como una de
las tareas del Estado y crea un Consejo de Economía Nacional formado por «...representantes de la población
productora y de la consumidora, del capital y del trabajo...», así como ciertas pautas aunque tímidas a la legislación del
trabajo en favor de los obreros y trabajadores. Con ello comienza el reconocimiento de los derechos sociales; 2) la de
1945 termina el proceso formal de centralización, al eliminar el Poder Judicial de los estados federados, lo relativo a la
organización de los tribunales y nombramiento de los jueces, que se hace atribución del Poder Federal por órgano de la
Corte Federal y de Casación; asimismo elimina la prohibición de la propaganda comunista y anarquista, restableciendo la
libertad de expresión en su plenitud e igualmente inicia la tendencia, reforzada en las siguientes constituciones, del
intervencionismo económico del Estado y la posibilidad de la existencia de poderes económicos en circunstancias
extraordinarias, sin necesidad de suspenderlas garantías y derechos. El gran defecto del sistema establecido por las
constituciones de 1936 y 1945 estuvo en mantener la elección indirecta de tercer grado para el presidente de la
República y de segundo y tercer grado para diputados y senadores, y por otra parte, mantuvo el requisito de saber leer y
escribir para la condición de elector, lo que excluía a gran parte de la población del derecho de sufragio y hacía de este
un sufragio restringido. Tal requisito había venido existiendo implícitamente, cuando no expresamente, en la legislación
electoral de los estados y de la República de 1874. La reforma de 1945 quiso y comenzó a buscarle salida a toda esta
situación estableciendo la elección directa de los diputados y el voto femenino para los concejos municipales.
1811
El Congreso Constituyente, que había iniciado sus sesiones en Caracas el 2 de marzo de 1811 y proclamado la
independencia el 5 de julio, aprobó el 21 de diciembre del mismo año la Constitución Federal para los Estados de
Venezuela. Aunque su vigencia fue muy breve, pues no excedió de los 6 meses, su proyección jurídica, ideológica y
espiritual es considerable, ya que además de haber sido la primera Constitución de Venezuela, lo fue también de toda
Hispanoamérica. Solo 2 la precedieron en el continente: la de Estados Unidos y la de Haití. Por esto decía la Gaceta de
Caracas del 27 de diciembre que los representantes del pueblo venezolano se habían reunido en la mañana del día 21
«...para fijar una de las más grandiosas y memorables épocas de la regeneración del Nuevo Mundo firmando la primera
Constitución libre y representativa que ha visto el Continente Colombiano...», nombre este con que designaba a la
América hispana. El proyecto de Constitución había sido encomendado meses antes a una comisión del Congreso
formada por Francisco Javier de Ustáriz, Gabriel de Ponte y Juan Germán Roscio. Fue el primero de ellos quien llevó el
peso principal en la elaboración del proyecto, en el cual trabajaba inclusive antes de que se proclamase la
independencia. La discusión del texto presentado por Ustáriz se inició el 3 de septiembre, y después de 3 meses de
debates en los cuales intervinieron prácticamente todos los diputados, con las naturales modificaciones, supresiones y
ampliaciones, quedó por fin sancionada la Constitución, que firmaron 37 diputados y el secretario del Congreso,
Francisco Isnardi. Entre ellos se hallaba Francisco de Miranda, quien la firmó dejando constancia de sus reparos porque
consideraba que los poderes no guardaban «un justo equilibrio», que la estructura no era suficientemente sencilla y clara
y que la Constitución no estaba acorde «con la población, usos y costumbres de estos países». Por su parte, varios
diputados que eran sacerdotes (Juan Nepomuceno Quintana, Manuel Vicente de Maya, Luis José Cazorla, Salvador
Delgado, José Vicente de Unda, Luis Ignacio Mendoza, Juan Antonio Díaz Argote, y el laico Luis José de Rivas y Tovar)
la suscribieron también, pero bajo protesta contra el artículo que abolía el fuero personal. Los otros firmantes, aparte de
los ya mencionados, fueron: Juan Rodríguez del Toro, presidente del Congreso; Isidoro Antonio López Méndez; Juan
José de Maya; Nicolás de Castro; Lino de Clemente; José María Ramírez; Domingo de Alvarado; Manuel Plácido
Maneiro; Mariano de la Cova; Francisco Javier de Mayz; Antonio Nicolás Briceño; Francisco Javier Yanes; Manuel
Palacio Fajardo; José de Sata y Bussy; José Ignacio Briceño; José Gabriel de Alcalá; Bartolomé Blandín; Francisco
Policarpo Ortiz; Martín Tovar Ponte; Felipe Fermín Paúl; José Luis Cabrera; Francisco Hernández; Francisco Rodríguez
del Toro (marqués del Toro); José Ángel de Álamo; Gabriel Pérez de Pagola; Francisco Javier de Ustáriz; Juan Germán
Roscio; Fernando Peñalver. Representaban a las 7 provincias confederadas de Margarita, Mérida, Cumaná, Barinas,
Barcelona, Trujillo y Caracas, las mismas que habían proclamado la independencia meses antes. La Carta
Constitucional, cuyo preámbulo se iniciaba así: «En el nombre de Dios Todopoderoso, Nos el pueblo de los Estados de
Venezuela, usando de nuestra soberanía...», constaba de un «Preliminar» con las bases del pacto federativo, y 9
capítulos. Tanto Ustáriz como los demás diputados que intervinieron en la redacción del proyecto o en el debate
parlamentario tuvieron presente los antecedentes de la Constitución de Estados Unidos y de las constituciones de la
Francia revolucionaria, pero se inspiraron también, al adoptar la forma federal de gobierno, en la realidad de las
provincias venezolanas. Tampoco olvidaron la posibilidad de establecer lazos de confederación con otras regiones de
Hispanoamérica si un día se reunían todas en «un Congreso de la Colombia», tal como lo hicieron constar en un extenso
y emocionado párrafo final que precedía a la fecha y a las firmas, donde hacían un llamamiento «a la vigilancia y virtudes
de los padres de familia, madres, esposas y ciudadanos del Estado». Según la Gaceta de Caracas la aprobación
definitiva de la Constitución fue celebrada en la capital con un repique general de campanas, salvas de artillería, música,
canciones patrióticas, abrazos, brindis y enhorabuenas recíprocas. Pero ya el 23 de abril de 1812, ante la difícil situación
creada por las consecuencias del terremoto del 26 de marzo y por el avance de las fuerzas realistas desde Coro, el
Poder Ejecutivo puso en suspenso provisionalmente a la Constitución, pues al conferirle el mando militar a Miranda con
el título de Generalísimo le dio facultades extraordinarias, sin sujetarlo a otra ley que no fuese «la Ley suprema de salvar
la Patria», tal como se lo escribía en aquella fecha el secretario de la Guerra, José de Sata y Bussy. En todo caso, la
vigencia de la Constitución Federal de 1811 cesó totalmente a partir del 25 de julio de 1812, cuando Miranda capituló
ante el jefe español Domingo de Monteverde.
1819
1821
La tercera Carta Fundamental que rigió para el territorio venezolano fue la Constitución de Cúcuta, aprobada el 30 de
agosto de 1821 por el Congreso reunido en esa población y refrendada el 6 de octubre por Simón Bolívar, como
presidente de la República de Colombia. Pedro Briceño Méndez, ministro de Guerra y Marina; Pedro Gual, ministro de
Hacienda y Relaciones Exteriores; y Diego Bautista Urbaneja, ministro de Interior y justicia. Fue sancionada por el Primer
Congreso General de Colombia, el cual se reunió en la Villa del Rosario de Cúcuta el 6 de mayo de 1821, con la
asistencia de representantes de las provincias de Venezuela y de Nueva Granada (actual Colombia). Estas 2 naciones
se habían unido jurídicamente mediante la Ley Fundamental de Colombia, que se promulgó en Santo Tomás de
Angostura el 17 de diciembre de 1819. Ecuador se incorporó en 1822. Durante la discusión de la Constitución de 1821,
se presentaron divergencias en cuanto al sistema de gobierno por escogerse. Varios diputados neogranadinos
defendieron la forma federativa, en donde ambas secciones mantuvieran su autonomía. Prevaleció la opinión de Bolívar
y Antonio Nariño, quienes se pronunciaron por el centralismo. Los firmantes de esta Carta Magna fueron: Miguel Peña,
como presidente del Congreso; Rafael Lasso de La Vega, obispo de Mérida, de Maracaibo y vicepresidente del mismo;
Francisco Soto, Miguel Santamaría y Antonio José Caro, diputados secretarios. También la rubricaron con ellos 55
diputados más, representantes todos de las 21 provincias en donde se lograron practicar elecciones. Las provincias
representadas fueron las siguientes: de Venezuela, 8 en total: Margarita, Guayana, Cumaná, Barcelona, Maracaibo,
Barinas, Mérida y Trujillo, con 27 diputados. De la Nueva Granada, Zitará, Nóvita, Cauca, Antioquia, Mariquita, Neiva,
Bogotá, Tunja, Socorro, Pamplona, Casanare, con 44 diputados. Ni la provincia de Caracas ni la de Pasto (en el sur de
Colombia esta) enviaron diputados, pues estaban ocupadas total o parcialmente por las fuerzas realistas. Tampoco hubo
representantes de Ecuador. Aunque los diputados eran 71, solo 60 fueron los que pusieron sus firmas al pie de la
Constitución. La Constitución de Cúcuta consta de 10 títulos divididos en secciones, y estas a su vez en artículos. La
Constitución se caracteriza porque legisla para los colombianos, entendiéndose por ello, a todos los hombres libres y sus
hijos, nacidos dentro de las jurisdicciones de Venezuela, Cundinamarca y Quito. También son colombianos aquellos que
en tiempo de la independencia estuviesen establecidos en dicho territorio, con la condición de haber permanecido fieles a
la causa de la independencia. El territorio quedó dividido en departamentos, provincias, cantones y parroquias,
previéndose la futura adhesión de las porciones aún no liberadas. Con respecto a las elecciones se estatuye que debían
ser de segundo grado. Se establece que para ser sufragante parroquial, era necesario poseer la nacionalidad
colombiana, casado o mayor de 21 años, propietario de bienes raíces por el monto de 100 pesos o ejercer oficios que
garanticen la autonomía económica. Para ser elector era preciso tener las condiciones anteriores, pero se eleva la
cantidad de la propiedad raíz a 500 pesos. En su defecto debía ser empleado público o percibir una entrada que
ascendiera a 300 pesos. Dispone que los poderes públicos estuviesen representados por el Ejecutivo, Legislativo y
Judicial. El primero de ellos lo ejercen el presidente (y en su defecto el vicepresidente) de la República, asistido por un
Consejo de Gobierno. Este debía estar integrado por el vicepresidente, un ministro de la Alta Corte de Justicia y 4
secretarios de Estado, a saber, los de Relaciones Exteriores, Interior, Hacienda, y Guerra y Marina. Su función era la de
un organismo contralor y consultivo que equilibrara la autoridad del jefe del Estado. El presidente dura 4 años en su
ejercicio, debe ser colombiano de nacimiento y reunir las condiciones que se le exigen al senador. El Poder Legislativo
comprendía la Cámara del Senado y la de Representantes. Los primeros permanecen 8 años en el cargo, y los
segundos, 4. Los senadores eran elegidos a razón de 4 por cada departamento, removiéndose la mitad de ellos cada 4
años. Los representantes eran seleccionados uno por cada 30.000 almas. Las atribuciones de los senadores se
circunscriben a las de un tribunal encargado de juzgar los delitos políticos cometidos por los altos funcionarios. A los
representantes les corresponde la vigilancia de los demás empleados en el desempeño de sus funciones y también
podían acusar ante la Cámara del Senado al presidente y al vicepresidente de la República. Para ser senador era
requisito indispensable tener 30 años, ser natural o vecino del departamento que representaba y contar 3 años de
residencia en el mismo. Con respecto a su condición económica, se especificaba que debía poseer bienes raíces por el
monto de 4.000 pesos, o 5.000 de renta anual. Los representantes debían ser naturales o vecinos de la provincia, con
residencia de 2 años en ella. Era obligatorio que tuviesen propiedades raíces valoradas en 2.000 pesos, renta anual de
500 o ser profesor de alguna ciencia. El Poder Judicial radica en una Alta Corte, cortes superiores y tribunales
subalternos, cuya duración era indefinida. En la Constitución de Cúcuta quedó prevista la conveniencia de reformarla o
sustituirla al cabo de 10 años, y podría modificarse siempre que lo propusieran las dos terceras partes de una de las
Cámaras. A fines de 1821, ya liberado prácticamente todo el territorio de Venezuela a consecuencia de la batalla de
Carabobo y de la capitulación de Cumaná, la Constitución de Cúcuta fue jurada por los cabildos de la antigua provincia
de Venezuela, aunque en el de Caracas se manifestó al principio cierta resistencia a hacerlo. Luego esta Carta
Fundamental rigió en el territorio venezolano integrado en la gran República de Colombia hasta que la crisis política de
La Cosiata, que estalló a fines de abril de 1826, puso en suspenso su vigencia en la zona central de Venezuela, al
negarse el general José Antonio Páez a acatar las órdenes emanadas del Gobierno de Bogotá. Cuando Bolívar regresó
de Perú a consecuencia de estos sucesos, asumió en Bogotá, en noviembre de 1826, las «facultades extraordinarias»
establecidas por el artículo 128 de la Constitución, y las ejerció durante su permanencia en Venezuela hasta julio de
1827. En este período, si bien en principio la Constitución continuaba vigente, se gobernaba en Venezuela con medidas
de excepción. El Libertador ofreció adelantar la reunión de la Convención Nacional (cuya celebración estaba prevista en
la propia Constitución para 1831) y a comienzos de agosto de 1827, el Congreso de Bogotá la convocó para marzo de
1828. Su objeto era, precisamente, reformar la Constitución de Cúcuta. Hasta abril de 1828, cuando inició sus sesiones
en Ocaña la Convención Nacional, la Constitución de 1821 siguió oficialmente en vigencia, pero la crisis política interna y
las amenazas externas hicieron que Bolívar tuviese que apelar al mencionado artículo 128 que confería facultades
extraordinarias al presidente de la República; si bien esas facultades emanadas de la propia Constitución, en la práctica
equivalían a ponerla en receso. Cuando en junio de 1828 la Convención Nacional se disolvió sin haber logrado aprobar
una nueva Carta Constitucional, se produjo un vacío institucional, que fue llenado cuando a los pocos días Bolívar fue
aclamado dictador en Bogotá y en toda la República. A partir de entonces cesó definitivamente la vigencia oficial de la
Constitución de 1821. En el territorio venezolano en términos generales, puede decirse que su observancia había
quedado sin efecto en la práctica desde abril de 1826. El instrumento jurídico que sustituyó a la Constitución de 1821
para todo el territorio de la República, incluida Venezuela, fue el decreto orgánico dictado por el Libertador-presidente en
Bogotá el 27 de agosto de 1828.
1830
La cuarta Carta Fundamental que rigió para el territorio venezolano fue la Constitución del Estado de Venezuela,
aprobada por el Congreso Constituyente de Valencia, el 22 de septiembre de 1830. La refrendaron José Antonio Páez
como presidente de la República, Antonio Leocadio Guzmán, secretario interino del Despacho del Interior, Santiago
Mariño, secretario de Estado del Despacho de Guerra y Marina y Santos Michelena, secretario de Estado del Despacho
de Hacienda y Relaciones Exteriores. El Congreso Constituyente que la sancionó había iniciado sus sesiones en la
ciudad de Valencia el 6 de mayo de 1830, con la asistencia de 33 diputados, de los 48 que se habían elegido en
representación de las provincias de Cumaná, Barcelona, Margarita, Caracas, Carabobo, Coro, Mérida, Barinas, Apure y
Guayana. La discusión se centró en el sistema de gobierno. Por unanimidad se descartó la fórmula centralista o la
fórmula federalista, prevaleciendo la de un sistema centro-federal o mixto. Adujeron los asistentes que con este proceder
existiría una mejor relación entre los altos poderes de la nación y los de la provincias, ya que los pueblos podrían cuidar
directamente sus intereses locales. Salvaron su voto los diputados de Mérida, Juan de Dios Picón y Juan de Dios Ruiz,
quienes apoyaban el modelo federal. La Constitución de 1830 consta de un preámbulo y 228 artículos, distribuidos en 28
títulos. En ella, se estableció que el territorio nacional comprendía todo aquel que hasta 1810 se denominó capitanía
general de Venezuela. Venezuela era independiente de toda dominación extranjera y no podría ser nunca patrimonio
personal de ninguna familia o individuo. Gozaban de la nacionalidad venezolana todos los hombres libres nacidos en su
territorio y los hijos de los venezolanos oriundos de cualquier punto de la Gran Colombia o de países extranjeros,
ausentes por causa de la República o con licencia de ella. Podían obtener la carta de naturaleza, aquellos que se
encontrasen en el país el 19 de abril de 1810, siempre que se hubiesen mantenido fieles a la causa de la independencia
y los hijos de los venezolanos nacidos en el exterior si manifestaban la voluntad de residenciarse en el país. También
podían optar a la nacionalidad los nacidos en territorio colombiano domiciliados en Venezuela. Determinó que el gobierno
habría de ser republicano, popular, representativo, responsable y alternativo. Para su mejor administración se dividieron
los poderes en: Ejecutivo, Legislativo y Judicial. El presidente debía permanecer 4 años en sus funciones y no podía ser
reelegido para el siguiente período constitucional. Se crea la figura del vicepresidente quien dura en el cargo 4 años, pero
su elección se verifica 2 años más tarde, de manera que coinciden presidente y vicepresidente solo 2 años en la misma
administración. Este suple al primero en su ausencia y al cesar en su mandato, cuando por razones no previstas, se
retarde la instalación del Congreso. Habrá un Consejo de Gobierno compuesto por el vicepresidente, 5 consejeros y los
secretarios de despacho. Sus atribuciones se concretan a las de un órgano consultivo en materia de grave
responsabilidad nacional, en el nombramiento de ministros de las cortes superiores, gobernadores, y en la adjudicación
de empleos civiles, militares y de Hacienda. El despacho lo componen las Secretarías del Interior y Justicia, Hacienda, y
Guerra y Marina. La de Relaciones Exteriores quedó agregada a cualquiera de las anteriores. El Poder Legislativo lo
constituyen las Cámaras de Senadores y la de Diputados. Debían reunirse cada año, a partir del 20 de enero, en la
capital de la República, por 30 días prorrogables por 30 días más, cuando fuera necesario. Eran obligaciones de los
senadores la formulación de las leyes y decretos, con el común acuerdo de los representantes de las provincias;
substanciar y resolver los juicios iniciados en la Cámara Baja, en el caso de que estos fuesen contra el presidente o el
vicepresidente por los delitos de traición a la patria y a la Constitución, para lo cual debían incorporar en su seno a la
Corte de Justicia. La primera magistratura judicial reside en la Corte Suprema de Justicia, en las cortes superiores de
justicia que se instalan en 3 distritos judiciales; y en los tribunales y juzgados de lugares importantes de la República. A la
Corte Suprema le correspondía juzgar y sentenciar las causas seguidas contra el Poder Ejecutivo, en casos especiales y
las relacionadas con los ministros plenipotenciarios y agentes diplomáticos. Dirimía las competencias entre los tribunales
superiores y las de estos con los demás juzgados; servía además, de órgano consultivo en la interpretación de la ley. La
Constitución del Estado de Venezuela fue derogada por la que se aprobó el 18 de abril de 1857, durante la
administración del general José Tadeo Monagas. Para ello el Congreso se basó en el contenido del título 28 del código, y
en el Decreto Legislativo del 10 de marzo de 1856.
1857
La Constitución de 1857 es la quinta carta fundamental de la República de Venezuela, aprobada por el Congreso el 16
de abril de 1857. El día 18 le fue consignado el ejecútese por parte de José Tadeo Monagas como presidente de la
nación; Francisco Aranda, secretario de Estado en el Despacho de Interior y Justicia; Jacinto Gutiérrez, en el Despacho
de Hacienda y Relaciones Exteriores y Carlos Castelli, en el Despacho de Guerra y Marina. Este código quedó previsto
por un decreto del Congreso con fecha de 10 de marzo de 1856, mediante el cual se autorizaba su redacción e
igualmente, se modificaba el procedimiento legal para aprobarlo. El nuevo proyecto constitucional fue elaborado por
Antonio Paredes, Pascual Casanova, Guillermo Tell Villegas, T. Paz Castillo, Juan Vicente González Delgado, Rafael
Arvelo, Jesús María Blanco, Juan Nepomuceno Orta, Antonio María Salom, Tiburcio Troconis y Luis Ugarte. Se introdujo
el 2 de marzo de 1857 con la recomendación del presidente José Tadeo Monagas y la de sus ministros Francisco Aranda
y Carlos Castelli para que fuese aceptado. En la primera discusión se impidió que el Poder Ejecutivo tomara injerencias
en la formulación de las leyes, quedando limitado al ejecútese y a cuidar de su promulgación. Otro punto que se objetó,
sin llegar a la polémica, fue el último título de este código denominado «Disposiciones transitorias». Su letra le concede
al Congreso la facultad de escoger al presidente y al vicepresidente de la República para el período gubernamental
inmediato. El diputado por Táchira, Argimiro Gabaldón, alegó que las Cámaras no estaban facultadas para elegirlos y
que ello era incumbencia de las asambleas provinciales. Agregó que podrían nombrarse interinamente mientras los
pueblos escogieran a sus delegados, llevándose entonces a cabo la elección constitucional; apoyaron a Gabaldón solo 2
representantes: Braulio Barrios de Barcelona y José de la Paz Fernández, de Mérida. La libertad de prensa y la abolición
de prisión por deudas fueron temas mencionados por Norberto Betancourt de Cumaná y por Juan Nepomuceno Orta de
Aragua. La aprobación de la Constitución de 1857 tuvo lugar en los salones del Congreso, en Caracas, con el común
asentimiento de los delegados de las provincias, elevadas al número de 21 por la nueva Ley de División Territorial que se
decretó el 10 de marzo de 1856. La Constitución de 1857 consta de un preámbulo y 23 títulos divididos en 131 artículos.
Finaliza con un aparte denominado «Disposiciones transitorias» que contiene 3 artículos. En la Constitución de 1857
todos los venezolanos son libres, por haberse abolido la esclavitud en 1854 y gozan de los derechos del ciudadano, los
casados de 18 años o los solteros mayores de 21. La exigencia de saber leer y escribir para poder ejercer el derecho del
voto se aplaza hasta 1880. El Poder Público quedó dividido en 4 áreas: Ejecutivo, Legislativo y Judicial, estableciéndose
un cuarto poder denominado «Municipal». El Ejecutivo está a cargo del presidente de la República, cuyo período
presidencial se extiende a 6 años, permitiéndose su reelección inmediata. Tanto el presidente como el vicepresidente
deben ser nombrados por las asambleas provinciales, las cuales están integradas por los electores de los cantones. No
obstante en el artículo 1º del título de «Disposiciones transitorias» se lee que luego de sancionar y promulgar la
Constitución, proceda el Congreso, solo por una vez, a nombrar a ambos funcionarios. Las próximas elecciones quedan
previstas para 1859, en la forma ordinaria, con la intervención de las asambleas. El Poder Legislativo lo componen las
cámaras de Senadores y Diputados. De los primeros se elegían 2 por cada provincia y de los segundos uno por cada
25.000 almas. Aquella que no alcanzara esta cifra, nombraba un representante. Tanto a unos como a otros se les
aumenta su ejercicio a 6 años y se renuevan por mitad cada 3 años. El Poder Municipal que instituye la Constitución en
el título XVI, determina la presencia de concejos municipales en cada cabecera de cantón, los cuales gozan de absoluta
libertad con respecto al gobierno político de las provincias. A ellos les corresponde la administración económica de la
propia localidad y aprobar los reglamentos de la policía urbana y rural. Les atañe la administración y la inversión del
dinero, así como satisfacer las obligaciones de las parroquias de su cantón. Por otra parte, la Constitución de 1857, en el
título XXIII, denominado «Confederación colombiana» precisó que el Congreso podía dictar las leyes convenientes e
invitar a los gobiernos de Nueva Granada y Ecuador a constituir la Confederación de los Estados que formaron la antigua
Colombia, conservando la soberanía interior. La reacción contra la administración de José Tadeo Monagas obligó a este
a presentar su renuncia ante el Congreso, el 15 de marzo de 1858. El gobierno provisional encabezado por Julián Castro,
convocó entonces una Convención Nacional que se instaló en Valencia el 5 de julio de 1858; en esta se resolvió, el día 8,
que mientras se redactara y aprobara la próxima Constitución, rigiera nuevamente la Carta Fundamental de 1830,
quedando así derogada la Constitución de 1857.
1858
La sexta Carta Fundamental que rigió para la República de Venezuela fue la Constitución de 1858, aprobada el 24 de
diciembre de 1858 y promulgada el 31 del mismo mes por Julián Castro como jefe provisional del Gobierno. Se discutió
en la Convención Nacional que se instaló el 5 de julio en la ciudad de Valencia, capital provisional de la República. Allí se
reunieron los diputados de las provincias de Venezuela que habían sido elegidos por votación directa, de acuerdo al
decreto del 19 de abril de 1858. Ante la Asamblea valenciana se presentaron 2 proyectos de Ley Fundamental. El
primero denominado «Bases transitorias», se asemejaba a la Constitución de 1830 y había sido redactado por un grupo
de diputados encabezados por Pedro Gual. El segundo proyecto defendía el régimen federalista, pero fue retirado antes
de llegar a discutirse. El 29 de julio comenzaron los debates en torno a las bases cardinales de la nueva Constitución. Al
tratar la soberanía del territorio nacional y sus límites con las repúblicas vecinas, Valentín Espinal y Pedro Gual, aludieron
a la necesidad de aumentar la población venezolana y la conveniencia de promover la colonización pacífica con
inmigración del mismo continente y de diversos países de Europa, con el fin de incrementar el progreso cultural de
Venezuela y como un medio de impedir la expansión imperialista de Estados Unidos de Norteamérica. En la ocasión de
exponer la forma de gobierno, se excluyó de inmediato la puramente unitaria, centrándose la controversia alrededor de la
implantación del sistema federal o de un sistema mixto central-federativo. Los diputados Estanislao Rendón, Francisco
Mejía y José Silverio González abogaron por una democracia federalista. Jesús Morales Marcano, representante de
Cumaná, también apoyó el régimen federal. El representante por Yaracuy, Elías Acosta, hizo hincapié en que los
gobernadores fuesen elegidos en las entidades respectivas, sin la intervención del gobierno central y que la
administración de los intereses locales estuviese igualmente desvinculada del mismo; se pronunció igualmente por el
desarrollo del Poder Municipal, no solo en el aspecto administrativo, sino también en cuanto a atribuciones políticas. En
relación a ello, el diputado Pedro Naranjo, opinó que de esa manera, se caería en la creación de estados federales,
fomentándose en la República la multiplicidad del sistema central que intentaba eliminarse. Valentín Espinal destacó que
todo el cuerpo deliberativo estaba de acuerdo en que se concedieran mayores facultades a los gobiernos locales,
acotando que la palabra centralista o federalista, aplicada a la Constitución, no representaba ningún perjuicio en sí.
Pedro Gual se refirió a los antecedentes históricos de Estados Unidos y a las diferencias con los de los países
hispanoamericanos, aclarando que no daría su voto para sancionar la forma federal. Fermín Toro, diputado por la
provincia de Aragua, manifestó que cualquier Constitución serviría en Venezuela si la población fuese instruida,
habituada al trabajo y con moralidad en las costumbres. Prevaleció fundamentalmente la tendencia descentralizadora,
aun cuando no se utilizó la palabra «federación». La Constitución de 1858 consta de un preámbulo y 25 títulos, divididos
en 165 artículos. En algunos casos estos organizados en indeterminado número de párrafos. El código de 1858 divide al
territorio nacional en provincias, cantones y parroquias. Separa dentro de aquel las porciones destinadas a colonias y las
ocupadas por los indígenas, previendo para ellas un régimen legal especial. Acepta como venezolanos por adopción a
los nacidos en cualquiera de las repúblicas hispanoamericanas que acrediten su origen y manifiesten la voluntad de serlo
ante la autoridad competente. Establece que pueden ejercer los derechos ciudadanos los venezolanos mayores de 20
años o aquellos que, sin haber llegado a esa edad, estuviesen o hubieren sido casados. En relación al goce de los
derechos individuales, determina que estos les corresponden a todos los venezolanos, pues no solo reitera abolida la
esclavitud, sino que declara libres a los esclavos que se establezcan en el territorio nacional. Precisa que el gobierno de
Venezuela será republicano, popular, representativo, responsable y alternativo. El pueblo ejerce la soberanía a través de
elecciones directas y mediante el funcionamiento de los poderes públicos. Estos últimos los separa en poder nacional y
poder municipal. El primero de estos poderes está compuesto por el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial. El Poder
Ejecutivo lo representa el presidente de la República, suplido por un vicepresidente; ambos elegidos por votación directa
y secreta de los venezolanos en goce de los derechos de ciudadanos. Prohíbe la existencia de algún grado de
parentesco cercano entre ellos, bien sea por consanguinidad o civil. Permanecen 4 años en el ejercicio del cargo y están
imposibilitados para la reelección inmediata. Cesan sus funciones ejecutivas el día 20 de enero del año en que termina el
período constitucional, encargándose el vicepresidente hasta la toma de posesión del sucesor. Sobre el Poder
Legislativo, la Constitución de 1858, dispone que se ejerza a través de las cámaras de Senadores y Diputados, las
cuales componen el Congreso. Los senadores son elegidos por las legislaturas provinciales, con mayoría absoluta de
votos, duran 4 años en el cargo y se renuevan por mitad cada 2 años. Se les exige ser natural o vecino de la provincia
que representan, poseer una propiedad raíz cuya renta anual ascienda a 1.200 pesos o tener una profesión, industria u
oficio que produzca 1.500 pesos al año, o un sueldo anual de 2.000 pesos. Los diputados deben ser escogidos en las
provincias por medio de la votación directa y secreta, a razón de uno por cada 25.000 habs., más otro por todo exceso de
15.000 habs. No se le precisan requisitos de índole económica. El Poder Judicial lo ejerce la Corte Suprema de Justicia,
las cortes superiores y los juzgados. La primera está compuesta por 5 o más jueces, quienes deben reunir las
condiciones siguientes: ser ciudadanos, haber llegado a la edad de 40 años, contar con la experiencia en una corte
superior o en la profesión de la abogacía por un tiempo de 12 años. Para ser ministro de las cortes superiores se
requieren 6 años en el ejercicio del derecho y tener más de 30 años de edad. El código de 1858 amplía
considerablemente la autonomía local a través de innovaciones introducidas en el Poder Municipal. Este lo ejercen las
legislaturas, los gobernadores de provincia, los concejos municipales en cada cantón y los funcionarios que nombre la
Legislatura. A este último cuerpo se le concede la atribución de llevar a efecto las elecciones de los senadores y
diputados. También les compete la dirección económica y política en aquellos casos no reservados al Poder Nacional; el
establecimiento de impuestos, dedicando las rentas al mejoramiento y progreso de la propia entidad, especialmente en
cuanto al fomento de la inmigración, de las vías de comunicación, creación de escuelas, hospitales y casas de
beneficencia. En materia política las legislaturas organizan la división territorial interna, dictan leyes en el ramo de policía
urbana y rural, y nombran a los oficiales de la milicia. Los gobernadores son elegidos por la mayoría absoluta de los
habitantes de las respectivas provincias, a través del voto directo y secreto; permanecen 4 años en el ejercicio del cargo
y no pueden ser reelegidos para el período siguiente. Les corresponde aplicar la Constitución y las leyes de la República
y los decretos emanados de la Legislatura. Al finalizar la Guerra Federal, el gobierno presidido por el general Juan
Crisóstomo Falcón emitió un decreto convocando al pueblo para verificar las elecciones de los diputados a la Asamblea
Nacional Constituyente. Esta se instaló solemnemente el 24 de diciembre de 1863, firmándose en 1864 la Constitución
de los Estados Unidos de Venezuela que sustituyó a la de 1858.
1864
La Constitución de 1864 es la séptima Carta Fundamental de la República, aprobada el 28 de marzo de 1864. El general
Juan Crisóstomo Falcón, en su carácter de jefe del Ejecutivo Federal, le señaló el ejecútese desde la ciudad de Santa
Ana de Coro, el 13 de abril de 1864; también la refrendaron Simón Planas, ministro de Interior y Justicia; J.G. Ochoa,
ministro de Relaciones Exteriores; Octavio Urdaneta, ministro de Hacienda; J.M. Aristeguieta, ministro de Fomento y
José González, ministro de Guerra y Marina. Fue sancionada por la Asamblea Constituyente de la Federación, la cual
estaba constituida por 100 diputados elegidos en las provincias, en conformidad con el decreto de 1863 del general
Falcón, en el cual se convocaba al pueblo para efectuar las elecciones correspondientes. La Asamblea Nacional
Constituyente de la Federación se instaló solemnemente en Caracas, el 24 de diciembre de 1863, con la asistencia de 69
diputados. Fue su director Antonio Guzmán Blanco y José Gabriel Ochoa su vicedirector, como secretario, actuó el
coronel José María Ortega Martínez. En la sesión del 18 de enero de 1864, fue presentado a la Asamblea el proyecto de
Constitución que había sido redactado por José Víctor Ariza, a imitación de las instituciones de la Nueva Granada. Entre
los puntos más debatidos estuvo la fijación del Distrito Federal, pues el proyecto contemplaba su creación como entidad
neutral, en un territorio despoblado donde se construiría la capital de los Estados Unidos de Venezuela. Los
representantes de Caracas se negaban a la desmembración de su estado. Por su parte, el Concejo Municipal y la opinión
pública apoyaban la conveniencia de mantener la capital en Caracas, argumentando sus antecedentes históricos. Se
resolvió que en el espacio ocupado por los departamentos de Caracas, Maiquetía y La Guaira, se erigiera
provisionalmente el Distrito Federal, sujeto a una posterior organización especial, a juicio del Poder Ejecutivo. La
Constitución de 1864 consta de un preámbulo y 7 títulos divididos en secciones y estas a su vez, en 123 artículos. La
Constitución declara que las antiguas provincias constituyen, en adelante, 20 estados independientes, cuyo conjunto
forman una nación libre y soberana que lleva por nombre Estados Unidos de Venezuela. Los límites de cada entidad
corresponderán a los fijados por la ley de 28 de abril de 1856 y los de la nación a aquellos establecidos en la capitanía
general de Venezuela, vigentes para 1810. La nacionalidad venezolana se adquiere por nacimiento, filiación y
naturalización. Los extranjeros pueden optar a ella llenando los requisitos exigidos por la ley; los oriundos de los países
hispanoamericanos y de las Antillas, tienen derecho a ella, con solo fijar su residencia en Venezuela y manifestar el
deseo de nacionalizarse. Cada estado es soberano, salvo en los casos expresamente señalados por la Constitución; los
estados gozan de igualdad política entre sí, establecen su propio régimen interno, de acuerdo a los principios del
gobierno popular, electivo, federal, representativo, alternativo y responsable. Las garantías de los venezolanos cubren la
inviolabilidad de la vida y de la correspondencia; el respeto a la propiedad, al hogar doméstico; la libertad de
pensamiento, reunión y asociación pública y privada. Con respecto a las elecciones, concede el derecho al sufragio a
todos los venezolanos, sin más restricciones que la condición femenina y la de contar menos de 18 años de edad. La
Carta Fundamental de 1864 decreta la educación primaria como obligatoria y gratuita, así como también aquella que se
dicte en las escuelas de artes y oficios. Autoríza la libertad de cultos aun cuando conserva la religión católica como credo
oficial de la nación. En cuanto a los poderes públicos, adopta una división tripartita: Ejecutivo nacional; Legislatura
nacional, equivalente al Poder Legislativo y Alta Corte Federal. La administración general de la República descansa en la
persona del magistrado que se denomina presidente de los Estados Unidos de Venezuela, quien requiere ser venezolano
por nacimiento y haber llegado a los 30 años de edad. Eligen al presidente los ciudadanos, mediante el voto directo y
secreto, llevándose a cabo el escrutinio final en el Congreso. El período presidencial es de 4 años y no se contempla la
reelección inmediata. Dos designados suplen las ausencias del presidente, los cuales son elegidos anualmente en el
seno de las 2 Cámaras unidas. La Legislatura nacional está formada por las Cámaras de Senadores y Diputados; los
primeros son elegidos a razón de 2 principales y 2 suplentes por cada estado y los segundos a razón de uno por
cada 24.000 habs., con igual número de suplentes; ambas Cámaras están obligadas a reunirse el día 20 de febrero de
cada año, así como también cuando lo decida cualquiera de ellas. Además de la formulación de leyes, les compete la
resolución de los problemas que surjan entre los estados, la organización de las aduanas, sus rentas, la habilitación de
puertos, la formación de códigos y otros asuntos de conveniencia general. La Alta Corte Federal está formada por 5
vocales, seleccionados por el Congreso de acuerdo a la lista que le presentan las legislaturas de cada estado; tanto los
vocales y los suplentes ejercen sus funciones durante 4 años. A este cuerpo le corresponden el conocimiento de las
causas civiles y criminales en contra de los funcionarios diplomáticos y aquellas que el presidente mande formar a sus
ministros, así como las relativas a las altas autoridades de los estados. Los tribunales de justicia de cada entidad son
independientes; las causas que se inicien en ellos serán de su exclusiva competencia y fenecerán sin intervención ajena.
A la caída del presidente Falcón en 1868, toma el poder el general José Tadeo Monagas como jefe de la Revolución
Azul. El gobierno «azul» es a su vez, depuesto por la llamada Revolución de Abril, que encabezó Antonio Guzmán
Blanco, quien como presidente constitucional, sancionó una nueva Carta Fundamental en 1874, quedando así derogada
la Constitución de 1864.
1881
La Constitución de los Estados Unidos de Venezuela de 1881, también conocida con el nombre de Constitución Suiza,
por haberse inspirado de la Carta Magna de la Confederación Helvética, es la novena Carta Fundamental que rigió el
territorio venezolano. Fue aprobada por el Congreso el 4 de abril de 1881 y el ejecútese le fue concedido por el
presidente Antonio Guzmán Blanco el 27 de abril de 1881. La Constitución consta de un preámbulo y 9 títulos divididos
en secciones. Una de las principales características de la Constitución de 1881 reside en la reforma de las 20 entidades
político-territoriales que integraban la Unión. Estas quedaron agrupadas en 9 grandes estados, a saber: estado
Bermúdez, formado por Anzoátegui y Sucre; estado de Oriente, constituido por Barcelona, Cumaná y Maturín; estado
Guzmán Blanco, formado por Bolívar, Guzmán Blanco, Guárico y Nueva Esparta; estado Carabobo, compuesto por
Carabobo y Nirgua; estado Norte Sur de Occidente, constituido por Barquisimeto y Yaracuy; estado Los Andes, integrado
por Mérida o Guzmán, Trujillo y Táchira; estado Bolívar compuesto por Guayana y Apure; estado Zulia y estado Falcón.
Cada una de las partes integrantes de estas entidades tomó el nombre de sección. Los grandes estados gozaban de
igualdad entre sí, de la facultad de elegir a sus mandatarios, a los miembros de la Legislatura y estaban autorizados para
dictar sus propias constituciones. En las bases de la Unión quedó establecido que la nación se tomaba el derecho de
disponer del territorio correspondiente al Distrito Federal y en los estados del espacio necesario para erigir fuertes,
penitenciarías, almacenes y otras edificaciones convenientes a la administración general. La venezolanidad se adquiere
por nacimiento o por nacionalización y no se pierde aun cuando se fije la residencia en el extranjero, o se obtenga la
nacionalidad de otro país. Las garantías de los venezolanos incluyen la inviolabilidad de la vida y de la correspondencia;
la del hogar y la propiedad están sujetas a algunas limitaciones. Son elegibles los venezolanos hombres, mayores de 21
años de edad. Sus derechos e inmunidad tienen vigencia en todos los estados de la Unión. Existe libertad de sufragio
para las elecciones populares, sin más restricciones que la condición femenina y la de contar menos de 18 años de edad.
La enseñanza está protegida en toda su extensión: la educación primaria se incluye entre las obligaciones del Poder
Público y por lo tanto es gratuita, igualmente la de artes y oficios; con respecto a las escuelas generales, a los colegios y
a las universidades, queda a cargo del Estado tomar las provisiones necesarias para la creación y progreso de las
mismas. El título V de la Constitución de 1881, establece un Consejo Federal formado por un senador y un diputado por
cada uno de los estados, más otro en representación del Distrito Federal, elegidos del seno del Congreso. Este cuerpo
también selecciona, entre sus miembros, al presidente de los Estados Unidos de Venezuela; igualmente a quien lo
reemplace en sus ausencias. Tanto los miembros del Consejo Federal como el presidente ejercen sus funciones durante
2 años y no se permite la reelección inmediata. La Legislatura nacional se compone de las 2 cámaras tradicionales: la de
Senadores y la de Diputados. Las legislaturas de cada estado eligen a 3 senadores y a sus respectivos suplentes, los
cuales requieren la nacionalidad venezolana por nacimiento y haber llegado a los 30 años de edad. Los diputados son
nombrados por el pueblo mediante elecciones directas, en número de uno por cada 35.000 habs. y otro por cada exceso
de 15.000 habs. El Poder Judicial queda representado en la Constitución de 1881 por la Alta Corte Federal y por la Corte
de Casación. La primera conoce de las causas civiles y criminales que se formen de los empleados diplomáticos y
aquellas que el presidente mande formar a sus ministros; interviene en defensa de la nación y dirime las controversias
que se susciten entre las entidades y sus empleados. La Corte de Casación viene a constituirse en el Supremo Tribunal
de los estados; a su cargo queda la administración de justicia en materia criminal y de responsabilidad en las causas que
se formen a los altos funcionarios de los estados, con la particularidad de que se aplica la ley específica de la propia
entidad. El artículo 118 de la Constitución de 1881 explica la manera de verificar su reforma. Es en este punto en donde
se apoyó el presidente Raimundo Andueza Palacio para derogarla en 1891.
1904
Constitución nacional sancionada durante el período de gobierno del presidente Cipriano Castro. Derrotada la Revolución
Libertadora (julio 1903) y pacificado el país, el general Castro buscó promover una reforma a la Constitución de 1901
que, como todas las anteriores, establecía la no reelección inmediata del presidente de la República (artículo 73) para así
extender su período constitucional de 6 años que finalizaba en febrero de 1908, hasta mayo de 1911 (artículo 132 de la
Constitución de 1904). Sin embargo, uno de los aspectos más relevantes de la nueva Constitución era el establecimiento
de una nueva división territorial de la nación en 134 distritos y 4 territorios federales (artículo 2), los cuales se
consideraban partes constitutivas de la federación venezolana (artículo 3). Estos distritos, a su vez, formaban 13 estados
(Aragua, Bermúdez, Bolívar, Carabobo, Falcón, Guárico, Lara, Mérida, Miranda, Táchira, Trujillo, Zamora y Zulia),
reduciéndose así los 20 estados restablecidos en 1901. Estos 13 estados se comprometían a reconocer la «autonomía
municipal de los Distritos» (artículo 7, ordinal 3). Por lo tanto, a partir de esa fecha, se establecía constitucionalmente la
autonomía municipal, no de los municipios, sino de los distritos en que se dividían los estados, cuyas municipalidades
eran entonces las autónomas. Esta situación se ha mantenido vigente hasta la fecha actual. La Constitución de 1904
repetía el esquema constitucional de 1857: una supuesta autonomía municipal servía de excusa para minimizar el poder
de los estados, los cuales se veían disminuidos en beneficio del Poder Federal y de estos nuevos «distritos autónomos»,
los cuales contaban, además, con una superficie territorial tan grande que, en efecto, impedía la formación y desarrollo
efectivo de un poder local o municipal. La Constitución de 1904 marcaba así un hito en el proceso de centralización
iniciado con la invasión capitaneada desde los Andes tachirenses por Cipriano Castro en mayo de 1899.
1909
La Constitución de 1909, es la décima cuarta Carta Fundamental de la República, aprobada el 4 de agosto de 1909. El
ejecútese lo concede el general Juan Vicente Gómez en su carácter de presidente encargado de la nación, el 5 de
agosto de 1909. La Carta Magna de 1909 se aprueba en el Palacio Federal de Caracas, con la aceptación de las
asambleas legislativas de los estados Aragua, Bermúdez, Bolívar, Carabobo, Falcón, Guárico, Lara, Mérida, Miranda,
Táchira, Trujillo, Zamora y Zulia, de conformidad con un acuerdo del Congreso de fecha 4 de agosto de 1909, por medio
del cual se declara enmendada la Constitución de 1904. La Constitución de 1909 consta de un preámbulo y 8 títulos
divididos en secciones y estas, a su vez, en 157 artículos. En algunos casos, estos últimos están organizados en un
indeterminado número de párrafos. La Constitución de 1909 divide el territorio nacional en 20 estados con sus
respectivas secciones, distritos, municipios y en un Distrito Federal y en 2 territorios federales. El Distrito Federal quedó
previsto a organizarse según leyes especiales. Los estados son iguales entre sí y están facultados para darse sus
propias constituciones, siempre que no contradigan el espíritu federativo, popular, electivo, representativo, alternativo y
responsable, que se establece en la bases de la Unión. La nacionalidad venezolana se adquiere por nacimiento y por
naturalización. Esta última forma la obtienen los oriundos de las repúblicas hispanoamericanas con solo fijar residencia
en Venezuela y manifestar la voluntad de serlo ante la autoridad correspondiente. Entre los derechos de los venezolanos,
se garantiza la inviolabilidad de la vida y la del hogar, la de la correspondencia está sujeta a algunas reservas señaladas
por la ley. Queda abolido el reclutamiento forzoso, las penas infames como los grillos, cepos y esposas, y el sufrimiento a
pena corporal por un tiempo mayor de 15 años. La Constitución de 1909 divide los Poderes Públicos en Poder Federal y
Poder de los estados. El primero se subdivide en el Ejecutivo, Legislativo y Judicial. El Poder Ejecutivo lo representan el
presidente de Estados Unidos de Venezuela, los ministros de su Despacho y un Consejo de Gobierno. Para optar a la
primera magistratura se requiere la nacionalidad venezolana por nacimiento, ser mayor de 30 años de edad, de estado
seglar y gozar de los derechos civiles y políticos. El ejercicio del cargo dura 4 años y no se permite la reelección. La
elección del presidente le corresponde al Congreso, en sesión pública y permanente y se verifica mediante la votación
secreta de los miembros de aquel cuerpo que hubiesen concurrido. Tiene facultades para nombrar y renovar los
miembros de su Despacho y a otros funcionarios. Administra el Distrito Federal y puede ordenarle al procurador general
de la Nación que entable juicios de responsabilidad y que anule cualquier acto violatorio de las bases de la Unión. El
Poder Legislativo lo conforman el Congreso con las Cámaras de Senadores y Diputados. Es requisito indispensable que
los primeros hayan llegado a la edad de 30 años y los segundos a la de 25. Cada estado elige 2 senadores y 2 suplentes
y un diputado por cada 35.000 habs., más otro por el exceso de 15.000 habs.; el número de suplentes es el mismo.
Ambas Cámaras deben abrir sesiones el 19 de abril de cada año, funcionan por separado y se reunirán en Congreso en
las ocasiones determinadas por la Constitución, o cuando alguna de ellas lo creyere conveniente. Tienen a su cargo la
formación de las leyes y la elección del presidente de los Estados Unidos de Venezuela. Les compete, igualmente,
decretar los impuestos nacionales y los empréstitos, así como también determinar todo lo que concierne a la deuda
nacional. Tanto los convenios y tratados diplomáticos como los contratos que celebre el Ejecutivo deben llevar la
aprobación del Congreso. En referencia al Poder Judicial, la Constitución de 1909 dictamina que reside en la Corte
Federal y de Casación y en los demás tribunales y juzgados establecidos. La Corte Federal y de Casación es el Tribunal
Supremo de la Federación y de los estados y está compuesto por 7 vocales que elige el Congreso. Tiene competencia
para conocer de las acusaciones contra el presidente de la República, las de los consejeros del Gobierno, ministros del
Despacho, procurador general de la Nación y aquellos que se formen en contra de los presidentes de los estados y otros
altos funcionarios. Anula las leyes nacionales o las de las entidades cuando ellas contradigan la Constitución y dirime las
controversias que se suscitan entre las autoridades y las diversas secciones nacionales. La institución del Ministerio
Público Federal queda expresamente determinada en el Código de 1909 y se enumeran específicamente las funciones
del procurador general de la Nación. Queda a cargo de esta autoridad promover la ejecución de las leyes y las
disposiciones administrativas, sostiene los juicios que interesen a la nación y la defiende de los reclamos que contra ella
se pretendan. El Código del año 1909 lo derogó el Estatuto Constitucional Provisorio, el cual entró en vigencia el 19 de
abril de 1914 y quedó derogado, a su vez, el 19 de junio por la Constitución de 1914.
1925
Constitución sancionada por el Congreso de los Estados Unidos de Venezuela (24.6.1925) y mandada a ejecutar por el
presidente Juan Vicente Gómez (1.7.1925). El motivo por el cual se dictó la Constitución fue el de permitirle al presidente
de la República ausentarse de la capital sin dejar encargado de la Presidencia (artículo 79, ordinal 6), contrariamente a lo
que se establecía en los textos anteriores que confinaban la acción del presidente al Distrito Federal. Después del
asesinato de su hermano y primer vicepresidente de la República Juan Crisóstomo «Juancho» Gómez (1.7.1923), el
general Juan Vicente Gómez decidió residenciarse en forma permanente en Maracay, por lo cual se hacía necesaria la
reforma correspondiente del texto constitucional en el sentido de que se le permitía al presidente de la República
«...actuar en cualquier punto del país donde se encuentre...», siéndole «...potestativo comunicar desde allí sus
instrucciones a los Ministros del Despacho para las resoluciones que estos hayan de librar en Caracas, en los asuntos
que motiven dichas instituciones de conformidad con la Constitución y las leyes...» (artículo 98). Sin embargo, la pesar de
su carácter circunstancial, la Constitución de 1925 fue un texto que consolidó al Estado centralizado y fue la expresión
más clara de la integración político-nacional iniciada por Juan Vicente Gómez, aunque conservaba, formalmente, el
sistema federal del Estado, restableciendo por primera vez, de manera expresa, la distribución del Poder Público «...entre
el Poder Federal, el de los estados y el Municipal...» (artículo 51), situación que ha perdurado hasta la actualidad. En
efecto, la Constitución de 1925 marcó el inicio del fin del federalismo en Venezuela. En primer lugar, se incorporó al texto
constitucional como obligación de los estados el que jamás podrían romper la unidad nacional (artículo 12), con lo que se
reafirmó la idea del Estado-Nación como ente indivisible. En segundo lugar, se estableció la posibilidad de que, en las
constituciones de los estados, se delegase en el presidente de la República la posibilidad de designar los funcionarios de
los mismos con lo cual se minimizaba su autonomía (artículo 17, ordinal 2); en la práctica, quedaba consagrado el hecho
de que los presidentes de los estados ya no serían elegidos sino nombrados para desempeñar sus cargos. En tercer
lugar, en el texto de 1925, se reservaba al Poder Federal, por primera vez a nivel constitucional, «...todo lo relativo al
Ejército, la Armada y la Aviación Militar...», por lo que se aclaró que «...ni los estados, ni las municipalidades podrán
mantener otras fuerzas que las de policía y guardias de cárceles, salvo las que se organicen por orden del Gobierno
Federal...» (artículo 15, ordinal 8). Con ello, se consolidó la estructuración del Ejército nacional como elemento
fundamental del poder del Estado. En cuarto lugar, la Constitución de 1925 amplió considerablemente el ámbito de las
materias reservadas al Poder Central por los estados de la Federación y que ahora incluían, entre otras: la
administración de la Justicia Federal en toda clase de juicios; todo lo relativo a la organización, cobro e inversión de los
impuestos de estampillas, timbres fiscales, cigarrillos, tabacos, registro, herencias, fósforos, aguardientes, licores y todo
lo demás que, con carácter de impuestos nacionales, estableciese la ley (artículo 15). Al mismo tiempo, quedaba
claramente estipulado que: «...Los estados no pueden crear aduanas, pues no habrá sino las nacionales, ni pueden
cobrar impuestos de importación, ni de exportación, ni de tránsito [...] No pueden pechar el tránsito de ganado, artefactos
o producciones de otros estados [...] ni prohibir el consumo de las cosas que se produzcan fuera del Estado [...] No
pueden crear impuestos pagaderos en trabajo personal, ni su equivalente en dinero...» (artículo 17, ordinal 4). Esta última
disposición eliminaba la Ley de Tareas que obligaba a los campesinos a trabajar en los caminos de las haciendas un día
a la semana, sin salario, o pagando al propietario el día de inasistencia. En quinto lugar, la Constitución de 1925
estableció, por primera vez en un texto constitucional, la institución del «Situado Constitucional» como un aporte anual
que, del presupuesto nacional, debía hacerse a los estados, equivalente al 12% del total de «ingresos por rentas»
(artículo 17, ordinal 4), en sustitución de la figura que existía anteriormente y que consistía en la delegación que los
estados hacían al Poder Federal de ciertas materias rentísticas para que este último distribuyera su producto líquido
entre los diferentes estados. En sexto lugar, el texto de 1925 consagraba, constitucionalmente, materias reservadas a las
municipalidades como: «...organizar sus servicios de policía, abastos, cementerios, ornamentación municipal,
arquitectura civil, alumbrado público, acueductos, tranvías urbanos y demás de carácter municipal...» (artículo 18, ordinal
1). En séptimo lugar, fue en la Constitución de 1925 donde se estableció expresamente, por primera vez, la potestad del
presidente de la República de restringir o suspender los derechos constitucionales (artículo 36), prerrogativa que se ha
mantenido en todos los textos constitucionales sucesivos. Finalmente, esta Constitución eliminó la necesidad de
aprobación, por parte del Congreso, de las «...concesiones mineras o los títulos de tierras baldías...» (artículo 78, ordinal
6) que los textos anteriores exigían, con lo cual se evidenciaba la presión de los consorcios petroleros internacionales. El
texto de 1925 consagraba, de hecho, la centralización de la Administración Pública, echando las bases de una República
unitaria de corte presidencialista y por el hito que marcó en la evolución de los principios institucionales del país, puede
ser considerada como una de las constituciones más importantes que ha tenido Venezuela en el transcurso del siglo XX.
1936
El 16 de julio de 1936, el Congreso Nacional sanciona una nueva Constitución, reformando la de 1931. El nuevo texto
constitucional tiene una larga serie de enmiendas, votadas, no solamente por las cámaras legislativas nacionales (o
federales, como era su nombre oficial) sino también por las asambleas legislativas de los estados. La nueva Constitución
es importante desde 3 puntos de vista: de quienes hicieron sus reformas; de las circunstancias en que fueron votadas; y
finalmente, por las reformas mismas. En cuanto a lo primero, se podría decir que se produjo una conjunción de 2
debilidades. Los congresantes que se reúnen para sancionar las reformas habían sido, en su gran mayoría, designados
por Juan Vicente Gómez. No tenían por lo tanto ningún poder real de representación; esto lo manejaba en la calle la
nueva oposición de izquierda la cual aunque mostrase desde los primeros momentos su capacidad de apelar a la acción
de masas, era demasiado débil para tener un poder efectivo. Existía un peligro real: que el presidente Eleazar López
Contreras pudiese ser derrocado por una acción de fuerza del ala más conservadora del gomecismo. Convenía entonces
fortalecer su posición a través de su nombramiento como presidente Constitucional. Ante esta situación, la oposición
aceptó que se reuniera el Congreso vigente, aceptación que hacía «con el pañuelo en la nariz» y se constituyó, para
apoyar esa reunión, el llamado Bloque de Abril. Una vez elegido López Contreras como presidente constitucional, la
oposición pide que el Congreso se disuelva y convoque elecciones generales; pero ya el daño está hecho: el Congreso
se ha convertido en el reducto de la facción más conservadora del nuevo régimen y serán sus miembros quienes
reformarán la Constitución. Las circunstancias en que se sancionan las reformas de la nueva Constitución se pueden
sintetizar casi con una simple fecha: 1936. Es el año más convulsionado que haya conocido Venezuela desde la derrota
de la Revolución Libertadora en 1903. En el terreno de la lucha política, se pueden señalar 3 etapas. La primera va
desde la muerte de Gómez, el 17 de diciembre de 1935 hasta el 14 de febrero de 1936. Su característica es la de un
vaivén del gobierno sometido a 2 presiones igualmente poderosas: por una parte, los viejos gomecistas, aunque
debilitados por la muerte de su posible jefe Eustoquio Gómez y por otra parte, el pueblo dedicado a saqueos y
manifestaciones callejeras. El Gobierno decide entonces suspender las garantías constitucionales. La segunda etapa es
la que va desde el 14 de febrero hasta junio de 1936. Allí, luego de una poderosa manifestación en defensa de la libertad
de expresión, la oposición logra que el Gobierno cambie momentáneamente su rumbo. La izquierda se fortalece y puede
lanzar a la calle periódicos y organizaciones. Esto dura hasta junio de 1936 cuando, ante la amenaza de una reacción en
su contra, decide llamar a una huelga general de carácter político que se disuelve casi espontáneamente ante la
indecisión de sus dirigentes. A partir de entonces, el Gobierno pasa a la ofensiva. Esta tercera etapa, comenzada en
junio, terminará en marzo de 1937, luego que la huelga petrolera de diciembre 1936 a enero 1937, fuera vencida y 47
dirigentes políticos fueran expulsados del país. Las reformas constitucionales más importantes de la nueva Constitución
de 1936 buscan restringir tanto el poder del Ejecutivo como el de la nueva oposición. Se acorta el período presidencial de
7 a 5 años y se prohíbe la reelección para el período inmediato, así como la elección de familiares del presidente hasta el
cuarto grado de consanguinidad y segundo de afinidad. Si a esto se le da relativamente poca importancia, es porque la
opinión está escamada: lo mismo había hecho Gómez en 1909. Se trataba entonces de esperar, no un texto
constitucional, sino la voluntad del mandatario de someterse a él como en efecto lo hizo López Contreras en 1941. Por
otra parte se reformó el inciso 6º del artículo 32 de la Constitución de 1931, para no solamente prohibir la propaganda de
las doctrinas comunista y anarquista, sino de considerar traidores a la patria a quienes las profesasen y permitir al
Ejecutivo su expulsión del país. Este era un duro golpe contra la oposición de izquierda. Al mismo tiempo, la Constitución
de 1936 reconocía por primera vez en un texto constitucional los derechos de carácter social que darían origen a la Ley
del Trabajo promulgada pocas semanas después. De igual manera, amplió las posibilidades de que la libertad de
industria y la del trabajo pudieran ser limitadas por razones «de interés público o las buenas costumbres», lo que
abarcaba posibilidades mayores que el solo «orden público» contemplado en los textos constitucionales anteriores.
Finalmente, consagró la posibilidad para el Estado de «...reservarse el ejercicio de determinadas industrias para asegurar
los servicios públicos y la defensa y crédito de la Nación...», con lo que se dio consagración constitucional a la
intervención directa y activa del Estado en la economía. La Constitución de 1936, producto de circunstancias especiales
y críticas, duró hasta 1945 año en que fue parcialmente reformada.
1947
La Asamblea Nacional Constituyente, elegida el 17 de octubre de 1946 e integrada por 137 diputados de Acción
Democrática, 19 de Copei, 2 de Unión Republicana Democrática y 2 del Partido Comunista de Venezuela, aprobó, el 5
de julio de 1947, la Constitución de los Estados Unidos de Venezuela. Aun cuando su vigencia fue muy corta, pues no
excedió del año y medio, sus consecuencias sociales, ideológicas, jurídicas y políticas son significativas, ya que es la
primera Constitución venezolana que surge de una Asamblea elegida democráticamente. El proyecto de Constitución fue
encomendado a una Comisión de la Asamblea Constituyente formada por Gustavo Machado, Juan Bautista Fuenmayor,
Lorenzo Fernández, Miguel Ángel Landáez, Desiderio Gómez Mora, Cecilio Terife, Jesús Enrique Heredia, Panchita
Soublette Saluzzo, Mercedes Carvajal de Arocha, Luis Augusto Dubuc, Simón Gómez Malaret, Octavio Andrade
Delgado, Ramón Quijada, Alcides Rondón, César Morales Carrero e Isaura Saavedra. Esta Comisión analizó y discutió
los diversos proyectos que le fueron presentados, especialmente un anteproyecto elaborado por la Comisión Preparatoria
de la Constituyente, integrada por Andrés Eloy Blanco quien la presidía, Jesús Enrique Lossada, Nicomedes Zuloaga,
Lorenzo Fernández, Germán Suárez Flamerich, Ambrosio Oropeza, Martín Pérez Guevara, Luis Eduardo Moneada y
Luis Hernández Solís, quien se desempeñaba como secretario. La discusión se inició el 30 de enero de 1947 y después
de 6 meses de debates, con las naturales supresiones y ampliaciones, quedó sancionada la Constitución, que firmaron
Andrés Eloy Blanco, Jesús González Cabrera y Augusto Malavé Villalba, como presidente, primer vicepresidente y
segundo vicepresidente, respectivamente; 157 diputados y el secretario Toro Alayón; los miembros de la Junta
Revolucionaria de Gobierno y el cuerpo ministerial. Varios diputados representantes de los partidos Copei, Unión
Republicana Democrática y el Partido Comunista de Venezuela suscribieron la Constitución, «...con reserva de las
materias sobre las cuales habían salvado o negado su voto...». La Ley Fundamental que se iniciaba así: «...La Asamblea
Nacional Constituyente en representación del pueblo soberano de Venezuela, para quienes invocan la protección de Dios
Todopoderoso, decreta la siguiente Constitución...». Estaba integrada por unas «Declaraciones preliminares» y 8 títulos.
Finalizaba con 19 disposiciones transitorias y en su último artículo, el 253, derogaba la Constitución dictada el 16 de julio
de 1936, reformada el 23 de abril de 1945. Los diputados redactores del proyecto constitucional o los que participaron en
el debate parlamentario, estaban influenciados por las más modernas teorías constitucionales de la época y habían sido,
en su mayoría, actores en la evolución política y social del país durante los últimos 10 años. La Constitución consagraba
la función social de la propiedad, concepción mediante la cual el Estado podía reglamentar e incluso restringir los
derechos de los propietarios cada vez que así lo exigía el interés general; la intervención del Estado con el objeto de
planificar, racionalizar y fomentar la producción, y regular la distribución y el consumo de la riqueza; el voto universal,
directo y secreto para todos los venezolanos, hombres y mujeres, mayores de 18 años, no sujetos a inhabilitación
política; el derecho a la huelga y la organización sindical para los trabajadores; echaba las bases de una audaz reforma
agraria; definía la función de las Fuerzas Armadas como organismo técnico, apolítico y no deliberante; ratificaba la
fórmula del patronato eclesiástico y fue concebida de tal manera, que abriera la posibilidad para que un convenio o
tratado, que regulara las relaciones entre el Estado y la Iglesia católica; dictó normas nuevas en educación e incorporó
definitivamente a la mujer en la vida política de la nación. La más controvertida norma de la Carta Fundamental fue el
artículo 77, denominado el «inciso Alfaro Ucero», nombre del diputado que la propuso, que autorizaba al presidente de la
República para decidir en Consejos de Ministros, cuando «...hubiere fundados indicios de la existencia de planes o
actividades que tengan por objetivo derrocar los Poderes constituidos, por golpe de estado u otros medios violentos...»,
la detención de las personas «...contra quienes obren graves motivos para considerárselas comprometidas en dichos
planes o actividades...». Estas medidas debían ser sometidas dentro de los 10 días siguientes a la consideración del
Congreso Nacional o, en su defecto a la Comisión Permanente.
Los diputados opositores la catalogaron de «antidemocrática» y periódicos como La Esfera, anotaron que «...en un país
democrático y en una Constitución donde se consignaba el recurso del habeas corpus, es absurdo y negativo que se
establezcan disposiciones como las contenidas en el artículo 77...». Andrés Eloy Blanco, en el discurso que declaró
sancionada la Constitución, expresaba que esta «Nació del sufragio universal, contiene las más avanzadas providencias
en legislación del trabajo, contiene lo más nuevo en la defensa social; entre sus hojas, con sus cuatro pétalos abiertos,
está la flor de las cuatro libertades...». El constitucionalista Ambrosio Oropeza, expresó a su vez, «...que la idea
democrática se ensancha considerablemente en 1947 cuando la Constitución de ese año acoge el sufragio universal y
postula una serie de reformas que al contradecir los aspectos más censurables del Estado liberal, sanciona principios y
doctrinas que no corresponden a la democracia política sino a la democracia social...». Esta Constitución, fuente de
inspiración de la del 23 de enero de 1961, va a perder su vigencia el 24 de noviembre de 1948, cuando un grupo de
militares, encabezados por el teniente coronel Carlos Delgado Chalbaud, derrocan al presidente Rómulo Gallegos.
1961
Sancionada por el Congreso de la República, en Caracas el 23 de enero de 1961 y promulgada por el presidente Rómulo
Betancourt el mismo día; ha sido enmendada en 2 oportunidades: la Enmienda núm. 1, sancionada por el Congreso el 9
de mayo de 1973 y promulgada por el presidente Rafael Caldera el 11 del mismo mes y año; y la Enmienda núm. 2,
sancionada por el Congreso el 16 de marzo de 1983 y promulgada el mismo día por el presidente Luis Herrera Campins.
Orígenes: El 23 de enero de 1958 una revuelta cívico-militar iniciada el 1 de enero y culminada ese día, derroca al
régimen del general Marcos Pérez Jiménez. Se inicia un período provisorio, presidido por una Junta Militar de Gobierno,
que el mismo día de su instalación cambia su composición, excluyendo a 2 de los miembros militares e incluyendo a 2
civiles, y su nombre por el de Junta de Gobierno. La Junta Militar en su Acta Constitutiva mantiene la vigencia del orden
jurídico existente y con ello la vigencia de la Constitución de 1953, en todo lo que no colidiera con las disposiciones del
nuevo gobierno. Se dio así el caso curioso de un régimen que derrocaba a otro, pero mantenía la Ley Fundamental de
este, y lo que es más, un régimen dictatorial era suplantado por otro cuya misión era precisamente restablecer el ejercicio
de la democracia, como efectivamente lo hizo y sin embargo, en vez de regresar provisionalmente a una de las
constituciones anteriores, la de 1945 o la de 1947, mantuvo en vigencia la constitución de un régimen de fuerza, que así
tuvo una prolongación inesperada de 3 años. La razón de ello no ha sido aclarada, pues los actores de la época no han
revelado las razones que tuvieron y solo pueden hacerse conjeturas. En todo caso, en diciembre de 1958, se realizaron
elecciones para presidente de la República, Congreso Nacional, asambleas de los estados y concejos municipales,
conforme al sistema de la Constitución de 1953, que era el mismo de la del año 1947. A los pocos días de instaladas
tanto la Cámara del Senado como la de Diputados, en enero de 1959, acordó cada una designar una Comisión con la
«...misión de estudiar y redactar un nuevo proyecto de Constitución...». Estas comisiones, una vez electas, se reunieron
el 2 de febrero y convinieron en sesionar conjuntamente como una sola entidad con el nombre de Comisión Bicameral de
Reforma Constitucional, en la que estuvieron representadas en forma más o menos proporcional todas las fuerzas
políticas en el Parlamento. La base de discusión o papel de trabajo de la comisión fue la Constitución de 1947. Sobre ella
se fueron haciendo ponencias, se consultaron expertos juristas y se fue estructurando un proyecto que contó con el
consenso de las fuerzas políticas mayoritarias, que por otra parte, en su inmensa mayoría formaban parte del Gobierno.
Se buscó asimismo que los debates de fondo se hicieran en el seno de la comisión y no en el Congreso, para evitar así
la discusión pública violenta y agria que se había producido en la Constituyente de 1947. Por ello, puede decirse que la
Constitución de 1961 es una edición corregida, mejorada y aumentada de la de 1947, donde sin embargo, el proyecto
político de aquella queda básicamente incólume. Algunos quisieron acelerar el proceso de discusión y aprobación pero,
no obstante, este tardó 2 años entre la comisión y el Congreso. La discusión en las asambleas legislativas de los estados
fue un mero procedimiento formal.
Características: 1) Declaración de derechos: a) afirma y reconoce los derechos individuales tradicionales, pero todos los
relativos a la propiedad, industria, comercio, los derechos económicos, los relativiza aún más, haciéndolos depender de
las condiciones que establezcan las leyes en vista del interés público o nacional; b) aumenta los poderes de intervención
del Estado en la economía, haciendo posible la reserva al Estado de ciertas industrias mediante ley, en virtud de lo cual
en los años 1972, 1974 y 1975 se reservaron al Estado la industria del gas, la del hierro y la de los
hidrocarburos; c) establece como principio del desarrollo el control por el Estado de las industrias básicas; d) amplía los
poderes del Ejecutivo, con autorización legislativa, en materia económica y financiera cuando así lo requiera el interés
público; e) amplía el desarrollo de los derechos sociales, y crea todo un sistema programático de prestaciones del Estado
hacia el individuo y los grupos sociales; continúa la idea del Estado de bienestar o su edición más moderna del Estado
social de derecho, tal como aparece en la Constitución italiana de 1947 y en la Ley Fundamental de la República Federal
Alemana de 1951; 1) en materia de derechos políticos continúa los principios imperantes desde la Constitución de 1947
de sufragio universal, incluido el femenino, directo, secreto y obligatorio, sin discriminación por analfabetismo; 2) en
materia de nacionalidad vuelve al sistema de predominio del jus soli, pero dando cabida atenuada al jus sanguinis; 3) con
respecto al territorio reafirma el principio del uti possidetis juris, como lo han hecho todas las constituciones a partir de
1830, pero extiende su reconocimiento en esta materia solo a los tratados «válidos» celebrados por la República,
dejando abierta la posibilidad de la revisión de tratados en esta materia para el caso de no ser válidos; 4) en materia de
forma de Estado, reafirma el carácter federal de la misma, pero lo califica al decir que es federal «...en los términos
consagrados por esta Constitución...», con lo cual deja ver que se trata de un federalismo sui géneris, peculiar, ya que es
poco o nada lo que de él queda y es un reconocimiento formal a una posibilidad futura más que a una realidad.
Así: a) Mantiene el bicameralismo al estilo federal con una Cámara del Senado que teóricamente representa a los
estados federados, con igualdad de representación para cada uno, pero añade la del Distrito Federal, lo cual en principio,
es contrario al principio federalista, por ser el Distrito Federal técnicamente una zona neutra a los efectos federales y en
aplicación de una mayor justicia matemática en la representación proporcional de las minorías se adjudican senadores
adicionales, lo cual rompe con la idea de la igualdad de los estados miembros; b) abre posibilidades futuras a un
desarrollo federal, pues permite que por una ley pueda otorgarse a los estados la facultad de elegir a sus gobernadores,
pero dicha ley requiere el voto favorable de las dos terceras partes de los miembros del Congreso en sesión conjunta
para su admisión a la discusión, lo que hace muy improbable que pueda llegarse a considerar por lo menos, en el futuro
previsible; c) permite al Congreso, mediante ley que requiere el voto favorable de las dos terceras partes de los
miembros de cada Cámara, transferir a los estados competencias nacionales; 5) en materia municipal, proclama la
autonomía municipal y abre el camino para un verdadero desarrollo autónomo del municipio, tomando en cuenta las
especificidades que ellos puedan tener; 6) en lo relativo al Poder Legislativo: a) continúa la tradición bicameral en la
organización del mismo, pero trata de distinguir entre las funciones de una y otra Cámara, extendiendo los poderes del
Senado, en particular en el control de las relaciones exteriores; b) aumenta los poderes de investigación y de control de
las Cámaras sobre el Poder Ejecutivo; c) crea la distinción formal entre las leyes orgánicas y las leyes ordinarias, influido
por el Constituyente francés de 1959, pero va más allá de este al establecer una cierta superioridad de rango a favor de
las leyes orgánicas sobre las ordinarias; 7) continúa la tradición del presidencialismo mixto, esto es, con modalidades de
los sistemas parlamentarios, tales como la existencia de un Consejo de Ministros y del refrendo ministerial, el voto de
censura contra los ministros por la Cámara de Diputados, que en ciertas circunstancias, puede acarrear su remoción, la
interpelación de los ministros por las Cámaras, así como el derecho de comparecencia ante ellas; 8) prohíbe la
reelección de la persona que ha sido presidente de la República por 2 períodos constitucionales, esto es 10 años,
después de terminar el suyo; 9) eleva de nuevo a rango constitucional la Contraloría General de la República, dando así
una mayor importancia formal a la función contralora del Estado; 10) desdobla la Procuraduría General de la República
en 2 órganos: el procurador y el fiscal general de la República, encargado este último del Ministerio Público y además
extendiendo a este facultades de defender los derechos individuales de los ciudadanos, un poco al estilo
del ombudsman escandinavo; 11) establece el derecho o recurso de amparo como protección a los derechos individuales
y consagra y regula el llamado habeas corpus, que es el amparo de la libertad contra detenciones ilegales mientras se
dicta la ley general de amparo; con ello se inicia la posibilidad de una evolución o desarrollo, no de la consagración
teórica o solemne de los derechos, como siempre se ha hecho en las anteriores constituciones sino de su protección
mediante recursos o remedios judiciales efectivos; 12) crea expresamente la posibilidad de una jurisdicción contencioso-
administrativa para el control de la legalidad de los actos del poder público, principio que existía implícito en las
anteriores constituciones, pero que en la de 1961 se amplía y destaca; 13) en materia de modificación constitucional,
innova creando 2 instituciones distintas: la enmienda constitucional y la reforma constitucional, con 2 procedimientos
distintos; la primera, la enmienda constitucional es para los casos de modificación parcial de la Constitución, de lo que se
puede llamar el detalle constitucional, las normas no estructurales de la Constitución, mientras que la segunda, la
reforma constitucional es para la modificación general de la Constitución, entendiendo por general la reforma de una o
más normas estructurales de la misma; en la enmienda, basta el acuerdo de voluntades del Congreso (Poder Nacional) y
de la mayoría de las dos terceras partes de las asambleas legislativas de los estados (Poder de los Estados), mientras
que para la reforma se requiere la voluntad del Congreso (Poder Nacional) y el asentimiento de la voluntad del pueblo
manifestada en referéndum. Esta innovación de la Constitución de 1961 busca evitar que cualquier modificación implique
una nueva Constitución, ya que las enmiendas se publican al pie de la Constitución enmendada, con las notas
necesarias en el texto de los artículos enmendados. De esta manera, la Constitución ha sufrido ya 2 enmiendas, una en
1973 y otra 10 años después, sin que ello implique promulgar 2 nuevas constituciones.
La Enmienda núm. 1 estableció una causal de inelegibilidad para presidente de la República, senador o diputado al
Congreso Nacional y para magistrado de la Corte Suprema de Justicia, a quienes habían sido condenados a pena de
presidio o prisión superior a 3 años, por delitos cometidos en el desempeño de funciones públicas o con ocasión de
estas. Esta enmienda fue presentada y aprobada por circunstancias políticas del momento.
La Enmienda núm. 2, estrictamente hablando no es una sola enmienda, sino varias en una, pues contiene varios
artículos que modifican no una sola materia sino varias: a) el sistema electoral, para permitir en las elecciones
municipales sistemas distintos a los de representación proporcional de las minorías; b) el sistema nacional de
jubilaciones, para permitir en una ley orgánica la regulación de las jubilaciones a todos los niveles, nacional, estatal y
municipal, de la administración central y de la descentralizada, y así acabar con la multiplicidad de sistemas de
jubilaciones, o por lo menos ordenarlos; c) la modificación del proceso de discusión de las leyes en las Cámaras, para
ciertos y determinados casos y la creación, para tal fin, de una Comisión Legislativa electa por las Cámaras en sesión
conjunta. El objeto de la enmienda es la de acelerar y facilitar el proceso legislativo por lo que respecta a ciertas leyes,
especialmente las muy complejas como las códigos y las muy técnicas; d) la reducción del quórum para sesionar las
Cámaras y facilitar así sus reuniones; e) el proceso de planificación nacional al establecer la obligación del Ejecutivo de
presentar al Congreso para su aprobación, al inicio de cada período constitucional, las líneas generales del Plan de
Desarrollo Económico y Social de la Nación. Con ello se busca fortalecer el sistema de planificación de la misma; y f) por
último el cambio de fecha del inicio del período constitucional, que pasó del 2 de marzo al 23 de enero con el objeto de
reducir el plazo entre la fecha de las elecciones y la toma de posesión de las autoridades electas. La Constitución de
1961 no constituye simplemente un complejo normativo, sino que es además un programa a realizarse y desarrollarse
con la suficiente flexibilidad, para servir a la vida cambiante del país y por tanto, para servir, como lo ha hecho la
Constitución norteamericana en Estados Unidos, de instrumento y símbolo en la evolución político-social de Venezuela.