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DIÁLOGOS GENERATIVOS Y CICLO DE VIDA: PERSPECTIVA SISTÉMICA

EN LA PREVENCIÓN DE VIOLENCIAS
Por Carolina Aguilar Bedoya 1

Sin duda conceptualizar, reflexionar y debatir acerca del impacto de las expresiones de
violencias en diferentes contextos, constituye una de las prácticas académicas,
profesionales, políticas e incluso callejeras de gran vigencia en nuestro País. No hacerlo,
sería, entre otros, desconocer informes como los de Save the Children Internacional, cuyos
datos analizados entre el 2015 al 2017, ubican a Colombia como el tercer país del mundo
en donde más niños y niñas son asesinados. Lo anterior, solo por referir uno de los matices
de la impactante naturalización cotidiana de las violencias en Colombia. Recientemente, el
País vivió un proceso de diálogos de Paz con las FARC que, si bien conservan su acrónimo,
se denominan hoy “Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común”. Al margen de las
polémicas que puede suscitar el proceso y los resultados de dichos diálogos, se abre un
cuestionamiento acerca de las implicaciones que tiene el dialogar en la generación del
cambio social. Por tanto, este documento enuncia en una primera parte, una serie de
conceptualizaciones que permiten comprender el papel de los diálogos generativos como
una apuesta por las acciones comunicativas personales y grupales que conduzcan a
escenarios preventivos y no exclusivamente interventivos con respecto a las Violencias. A
partir de ello, se plantea la propuesta de sinergia intergeneracional como dispositivo
mediador que posibilita a través de la consultoría sistémica, procesos dialógicos tendientes
a la transformación de las pautas violentas en las relaciones intergeneracionales.

Al acudir al origen latín de la palabra violencia, se encuentra que “violentia”- cualidad


de violentus, significa un actuar con extrema fuerza. Es así como cualquiera de las
expresiones violentas que un ser humano pueda manifestar o encarnar, implica remitirse al

1*
Psicóloga. Magíster en Educación y Desarrollo Humano. Estudiante especialización en psicoterapia y
consultoría sistémica. Docente programa de gerontología Universidad del Quindío. Representante de
Campo de Desarrollo Humano y ciclo de vida Capítulo Eje Cafetero del Colegio Colombiano de Psicólogos.
ejercicio enajenador del poder sobre otro ser o hacia sí mismo. Tal asunto, esboza lo que
constituye una de las dinámicas sistémicas-relacionales tejidas en las conductas violentas,
una encrucijada entre la vulnerabilidad de una de las partes y la supremacía de la otra,
anclado ello en un dispositivo del Poder.

Por su parte en lo que se refiere a las prácticas dialógicas, parafraseando a Schnitman,


D. (2010) se señala que las mismas articulan las diferentes voces de actores sociales
involucrados en la construcción de redes con significado, posibilitando narrativas para la
transformación. Como sugiere Gergen (2000), “un diálogo es transformador cuando
promueve espacios generativos y acción concertada”. (citado en Fritschy y A. Gaitán
(2003, p. 66). Lo anterior en el contexto de las violencias, - como expresión de la fuerza
aniquiladora ejercida sobre otros, - conduce a visiones unidimensionales, poderes
hegemónicos y desconocimiento de la subjetividad y legitimidad del Otro al interior de un
sistema (familiar, organizacional, etc..), constituyendo el nicho adecuado para la
imposibilidad del diálogo generativo. En el presente documento, se plantea la conversación
como dispositivo de las prácticas dialógicas generativas movilizadoras del cambio.

¿Pero que implica bajo los nuevos paradigmas comunicacionales el conversar? Pareciese
un asunto de superficial envergadura, quizás porque cotidianamente escuchamos
expresiones como: Voy a conversar, estaba conversando o no hemos conversado. En
términos sistémicos, el conversar implica un desplazamiento, en el que el escuchar y hablar
con el otro introduce una distinción y “novedad” en el diálogo. Esto es, que al conversar se
propician intercambios comunicativos en el que se hallan nuevas perspectivas para
incorporar respetuosa y reflexivamente en el propio discurso, aquellas diferencias y
diversidades que permiten en el encuentro, la redefinición y formulación inédita de lo que
quizás pudo ser en un momento determinado, un conflicto o simplemente una idea
necesaria de conversar.

Si existiese la práctica cotidiana y adecuada del conversar, en familia por ejemplo desde
lo anteriormente planteado, se promoverían procesos emergentes en torno a la acción
consensuada, a la autoreflexividad y co-creación desde las implicaciones de la
responsabilidad relacional. Sin embargo, lo que con frecuencia se observa es el contexto
de sistemas, en los cuales se replica o re-crean las historias de violencias, generalmente
perpetuadas por las connotaciones negativas que se priorizan sobre las narrativas de los
recursos, potencialidades y posibilidad de consenso desde la diferencia.

Es importante enunciar – en el marco de este documento- que la familia constituye un


sistema relacional primario abierto, en el cual acontece lo que para los griegos podría
llamarse la metanoia del individuo relacional. Metanoia, de la raíz metanoiem, por cuanto
implica naturalmente un desplazamiento o cambio fundamental asociado a las tareas
evolutivas, al desarrollo de condiciones cognitivas, afectivas, psicosociales e identitarias
que posibilitan la co-construcción de cada uno de los subsistemas que constituyen la
familia. Tal concepción, implica que en el escenario familiar, ocurre la puesta en escena de
las dinámicas metanoicas propias de los individuos a lo largo del ciclo vital, lo que a su vez
supone en perspectiva relacional, que tal individuo lleva en sí y a través de sí mismo, no
solamente sus condiciones particulares sino también, las pautas de interacción referenciadas
en los diferentes subsistemas de su grupo primario y de los sistemas amplios que lo
acompañan directa o indirectamente, incidiendo permanentemente en la estructuración,
organización y funcionalidad familiar.

Es así como en términos de ciclo de vida, la posición diacrónica que implica el


fundamento en modelos normativos de conceptualización conlleva a considerar la
trayectoria vital como una linealidad en la cual las transiciones, las crisis, fluctuaciones y
los dilemas vitales, con frecuencia son percibidos como amenazantes, seguramente propio
de sistemas en los que el juego del poder enajenador, cercerna la acción, silencia las voces
y desconoce la circularidad propia de las relaciones. Aunado esto a una pauta violenta en la
cual quien agrede, se evidencia incapaz de observar su propia acción, aludiendo
generalmente posiciones jerárquicas con las cuales justifica sus actos violentos o la
inutilidad de la reflexión. Por el contrario, en sistemas caracterizados por movilizar el
cambio desde los diálogos generativos, se evidencian características de reflexividad y
relaciones heterárquicas, las cuales, parafraseando a Foucault, reivindican al sujeto y a la
subjetivación desde la interacción, en el que las estructuras de un sistema no son
abstracciones encarnadas lejos de la acción del sujeto, sino por el contrario, las estructuras
hablan de quienes las configuran.
“A menudo nos encontramos participando de pautas relacionales en los que no somos
reconocidos como sujetos cuya participación esté legitimada” (Schnitman D, 2005, p.11).
Por tanto, y en lo que atañe al ciclo de vida, justamente es en los momentos de crisis
normativas o no y en aquellos en los que el cambio es imperativo de desarrollo, el escenario
propicio para que la conversación desde lo que implica el diálogo generativo – aquel que
permite la movilización, la trasformación- permee la estructura comunicacional del sistema.

Es propio de la perspectiva sistémica, ir más allá de la conducta aislada ampliando el


foco de observación hacia las pautas y las coreografías, es decir, las conductas vistas en un
contexto relacional. Significará esto, que las fuerzas movilizadoras del cambio, es decir, de
un nuevo orden, una nueva narrativa, una resignificación o redefinición son posibles en
tanto se otorgue el lugar adecuado al mecanismo de retroalimentación propio de una
perspectiva cibernética de segundo orden, en el que el observador es parte misma del
sistema observado. Así, un sistema ha de definirse por dos características: una referente al
todo integrado configurado por las relaciones entre sus partes y un segundo elemento que lo
constituye el observador quien “no es sólo parte del sistema en cuestión, es también un
metasistema que contiene al sistema en la medida en que lo observa” (Hernández, 2017,
p.54)

De otro modo, ineludible es pensar en el carácter endémico del conflicto, por tanto, el
reto de los profesionales en psicología es cómo intervenir preventivamente para que las
diferencias, los antagonismos propios de las relaciones humanas, no terminen en la
opresión, el abuso, la negación del otro y con todo ello, el fin de cualquier posibilidad de
conversación.

Dado que la consultoría sistémica genera procesos mediante los cuales los sistemas
logran consensuar estrategias para la resolución alternativa de conflictos, los encuentros
intergeneracionales acompañados desde la consultoría, se convierten en el escenario
propicio para la búsqueda del cambio en las relaciones intergeneracionales, frecuentemente
mediadas por las connotaciones negativas, la crítica, la distancia y confrontación; con ello,
el consultor acompaña al sistema en el reconocimiento de las redes que lo conforman y
dinamiza procesos conversacionales generativos.
De acuerdo a la ICIP – Consorcio internacional para los programas intergeneracionales,
define dichos programas como “vehículos para el intercambio determinado y continuado de
recursos y aprendizaje entre las generaciones mayores y las más jóvenes con el fin de
conseguir beneficios individuales y sociales”. (citado en Sánchez & Díaz, 2005, p. 3).
Dichos programas, implican el cumplimiento de características como: el evidenciar los
beneficios de propiciar el escenario para el desarrollo intergeneracional, al establecer
nuevos roles sociales, el promover a su vez un mayor conocimiento de las generaciones.

Según Donati, 1999 “La generación es el conjunto de personas que comparten una
relación desde su colocación en la descendencia propia de la esfera familiar con la posición
definida en la esfera societal (edad social). Emerge de la interacción entre el rol asignado
en la familia con base en relaciones procreativas y el rol atribuido socialmente con base en
la edad” (citado en citado en Sánchez & Díaz, 2005, p. 30)

Es así como la generación, implica un sistema de relaciones no solamente restringida al


ámbito familiar sino también permeada por las relaciones sociales (“edad social”). De este
modo, los encuentros intergeneracionales promueven el conocimiento y la comprensión
entre las generaciones, fomentando la conducta prosocial, la movilización de recursos para
inspirar narrativas que no sean edadistas, es decir que no conlleven la discriminación por
cuestiones de edad), movilización que también posibilite el ocuparse de los conflictos o
problemas sociales en perspectiva de interacción y cooperación.

 Comprensión intergeneracional frente al cambio estructural que ocurre en una


familia.
 Identidad
 Afrontamiento
 Satisfacción vital
 Dimensión socioafectiva
 procesos interactivos
 Mecanismo de compensación prosocial
 Consolidación de lazos
 Solidaridad intergeneracional
 Transferencias- relaciones intergeneracionales- diálogo intergeneracional.
 Promover mayor conocimiento y comprensión entre generaciones.
 Ocuparse de los problemas sociales desde la cooperación e interacción.
 Resignificación de estereotipos

Finalmente, se plantean unas preguntas iniciales, que buscan ser una buena ilustración
de lo que se pretende.

¿Qué comprensiones tenemos acerca de los dilemas vitales por los que transitan las
personas en los diferentes momentos del ciclo de vida? Y desde nuestros contextos
profesionales, ¿cómo construimos escenarios generativos de conversación para movilizar
el desarrollo humano complejo -reflexivo en el ciclo de vida y la intergeneracionalidad?
Referencias bibliográficas

Estupiñan, J. Garzón, D. Niño, J & Rodriguez, L (2006). Consultoría sistémica: un enfoque


interventivo, formativo e investigativo. Bogotá: Editorial historia

Hernández, A. (2017). Psicoterapia sistémica breve. Bogotá: Editorial el Búho.

Fried Schnitman, D. (2005) Resolución de conflictos: Nuevos diseños, nuevos contextos.


Buenos Aires: Granica

Fried Schnitman, D. (2000). Nuevos paradigmas en la resolución de conflictos Chile:


Granica.http://www.fundacioninterfas.org/capacitacion/wpcontent/uploads/2016/05/15.NP-
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Fritschy y A. Gaitán (Comps.) (2003). Actas del III Congreso Internacional de


Educación Del Conflicto y la Violencia, a la Convivencia y la Paz. Santa Fe:
Universidad Católica de Santa Fe, Facultad de Humanidades, 63-73.

Pinazo, S & Sánchez, M (2005). Gerontología: Actualización innovación y


propuestas. España: Person Prentice Hall.

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