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Comentario a Papeles de libertad.

Una odisea transatlántica en la era


de la emancipación, capítulo 2

Julián Malatesta
Doctorado de Humanidades
Sociedades, historia y culturas afro-latinoamericanas.

Antes era válido acusar a quienes historiaban el pasado, de consignar


únicamente las “gestas de los reyes” Hoy día ya no lo es, pues cada vez se
investiga más sobre lo que ellos callaron, expurgaron o simplemente ignoraron.
“¿Quién construyó Tebas de las siete puertas?” pregunta el lector obrero de
Brecht. Las fuentes nada nos dicen de aquellos albañiles anónimos, pero la
pregunta conserva toda su carga.
Carlo Ginzburg
El queso y los gusanos.

La minuciosa y perspicaz investigación de Rebeca J. Escott y Jean M. Hebrard


relata el arduo trasiego de una familia que en su angustioso periplo logra
desprenderse de la opresión esclavista y obtener de algún modo la legalidad y con
ella gestarse una incipiente identidad como seres libres en condiciones de enfrentar
las aviesas acciones del poder.
Hay en este largo recorrido, la escenificación de un bucle que se inicia con el
origen fatal de la esclavitud y culmina con el horror de los campos de concentración
nazis. Dos momentos que develan desde una perspectiva histórica los funestos
cimientos desde dónde se yergue el espíritu moderno. El documento que propicia la

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sagaz y creativa investigación de Rebeca Scott y su acompañante, el historiador
Hébrand, es un documento descubierto en el archivo nacional de Cuba, una carta
dirigida al General Máximo Gómez Báez, militar dominicano quien participó en la
denominada guerra de los diez años y jefe de las fuerzas revolucionarias cubanas en
la guerra de la independencia de Cuba. Se trata de una carta cuya procedencia es de
Bélgica y tiene como remitente a un comerciante llamado Édouard Tinchant quien
le solicitaba su beneplácito al General para utilizar su rostro como marca en una
caja de cigarros.
Sobre esta anécdota que podríamos llamar tropiezo, o furtivo hallazgo en los
archivos intervenidos por los historiadores que se hallaban tras otro objetivo, se
sostiene el despliegue de un trabajo de reconstrucción histórica y de producción de
un relato, cuya virtud es hacer manifiesta la pericia, sagacidad e inteligencia de los
investigadores en el tratamiento de la huella documental, registros legales de toda
clase, sus vínculos a veces no lo suficientemente explícitos, en relación con las
vicisitudes y tribulaciones en el itinerario central de la familia Tinchant que en las
postrimerías del siglo XIX habría de escenificar el duro itinerario de las formas del
poder. En un inicio, la historia de Rosalie desde el Senegal, su tránsito por el Caribe
y el desenlace de su linaje en la Europa de la guerra.
La carta dirigida al General Gómez, menciona la existencia de “Rosalie” de la
“Nación Poulard”, mujer raptada de su hogar en Senegambia y enviada a la colonia
francesa de Saint-Domingue, en el Caribe; sus “dueños” la bautizaron Rosalie. El
relato refiere a cinco generaciones en un recorrido por tres continentes, desde su
primigenia y heroica lucha por la emancipación hasta cuando los nazis en la
ocupación de Bélgica arrestaron a su tataranieta Marie José. El escenario histórico
en la “tras escena” son la revolución haitiana de 1803, la revolución francesa de
1848 y la guerra civil de los Estados Unidos.
Rosalie se vuelve el centro de la reconstrucción y es el eje del desenvolvimiento
de una metodología histórica que sin perder el rigor en el tratamiento del espeso y
complejo acervo documental, a través de él, se introduce un aliento vital, un hilo
anímico que da lugar al nacimiento de lo que los historiadores denominaron
microhistoria en movimiento, a mi juicio, un modo de penetrar los trémulos

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pasillos del pasado, guiados por una “historia de vida” que debe ser creada de
manera simultánea en la exploración.
Los documentos calificados como “papeles de libertad” son prolijos
documentos de manumisión, certificados de matrimonio, registros bautismales,
talones de comercio, peticiones de pasaportes, testamentos, archivos parroquiales,
censos, periódicos, leyes, debates de orden constitucional, testamentos, padrones
de prisiones, reclamos y demandas judiciales. La condición jurídica y social de los
individuos era variable en cada ámbito normativo territorial. Con estos papeles se
negocian, se tramitan intereses astutamente manipulados, se apropian modales de
distinción, no siempre perdurables en el tiempo, se organizan las formas de
mimetización con el entorno, en otras palabras y de manera definitiva, se labora en
la supervivencia.
Ser ciudadano en el siglo XIX implica comprender los modos bruscos, rudos y
poco sutiles con los que se manifiesta el racismo en su cruda expresión del color de
la piel de cara a los instrumentos de la legalidad y a las muy endebles condiciones
de verdad del mundo real. El fenotipo es, Tal vez, el principio rotundo que define el
ordenamiento social.
Aunque en algunas regiones del Caribe, el mestizaje tuvo un crecimiento
bastante veloz, aun así, el tejido social se fijaba por la división entre europeos
(blancos) y africanos (negros). Las otras delimitaciones, blancos pobres o negros
libertos y sus procesos de mestizaje erosionan levemente el tejido social y propicia
una comprensión más compleja de las manifestaciones del racismo y la
esclavización; por ejemplo, el hecho de que negros libres y con algunos recursos
obtenidos en sus vínculos laborales y del comercio, compraran esclavos, como
sucede inicialmente con Rosalie.
Los capítulos arrancan en un lugar del mundo y culminan en otro; la familia
atraviesa el Atlántico y el golfo de México tras la obtención de los derechos civiles y
por sus proyecciones comerciales. Anhelan obtener en Norteamérica legalidad de
residencia, y ciudadanía. En cada lugar hay un nuevo modo de ser y unas nuevas
maneras de abordar las condiciones políticas y sociales.
Esto hace bastante interesante la investigación, pues aunque el tiempo histórico
no hace simetría con el tiempo de los autores, la idea de hacer de los seres comunes

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el motor de la búsqueda, o como señalan los historiadores que trabajan la
microhistoria, otorgarles a ellos la condición de agencia, sobre la base de reconocer
la dimensión política que poseen, su participación en el ámbito de lo público en el
registro de credenciales que los instalan en la legalidad, da lugar a una revisión de
la noción lineal del tiempo, por cuanto lo que se cuenta se realiza en escalas no
coincidentes en su temporalidad pero si asociativas, analógicas y por oposición en
un efecto rizomático como lo formulara Edouard Glissant.
De ese modo, desde el primer capítulo, la investigación pone su acento en la
reconstrucción inicial de un origen, cuyas fuentes son bastante vagas e imprecisas
en términos documentales, con el propósito de describir las contingencias
históricas e incluso psicológicas que definirían a esa niña esclava negra -de la
“nación Poulard, capturada en 1780- que posteriormente se llamará Rosalie. La
huella de un pasado del que no se tienen mayores indicios obliga a la edificación de
su asiento histórico en esa recóndita región del Senegal que para ese momento ya
tenía un dinámico tráfico comercial y se constituía en un importante centro de la
trata y embarcadero de esclavos. Este es el primer capítulo que aborda el
compañero Baudilio Revelo.
En el segundo capítulo, el cual me corresponde en esta exposición, los
historiadores nos sitúan en Jérémie, aldea cercana a Puerto Príncipe, colonia
francesa de Saint-Domingue, Rosalie fue comprada por un amo descendiente de
esclavos y luego vendida a otro de la misma condición. Para ese momento la
compra de esclavos por parte de quienes habían sido esclavos o provenían de
padres esclavizados formaba parte de las dinámicas de movilidad social, económica
y de consolidación de la distinción de hombres libres.

La época de Rosalie en Sain-Domingue abarcó la sucesión de desafíos,


revueltas, represión y guerra que ha pasado a conocerse con el nombre
de revolución haitiana, y que dio origen finalmente a la expedición
militar francesa de 1802 – 1803, cuyas consecuencias hicieron que
Rosalie abandonara la isla. Vista desde el punto de vista de los hogares y
vecindarios en los que vivió, la dinámica de esa revolución trascendió
con mucho la conocida lucha entre “plantadores”, “personas de color

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libres” y “esclavos”. Las relaciones de padrinazgo, matrimonio,
propiedad legal, manumisión y herencia atravesaban esas categorías e
influían sobre el comportamiento de Rosalie y quienes la rodeaban.
Aunque el primer contacto de Rosalie con la Revolución se produjo
cuando era esclava, en los diez años que transcurrieron entre 1793 y
1803 se convirtió en Liberta, se organizó con una pareja, fue madre y por
último refugiada. (Página 23).

Este párrafo es extraordinariamente revelador de lo que habría de ser el


trasiego histórico del personaje, afligido por la dureza de su condición de esclava,
su transito como una cosa que va de amo en amo, de hogar en hogar, con oficios y
obligaciones diversas, entre querellas, disputas de propiedad, negocios y pactos,
amoríos, desavenencias y ambiciones. Pero es también revelador de la metodología
histórica puesta en ejecución, la cual logra establecer un escenario de suficiente
poder cohesionador que facilite la descripción e interpretación de múltiples datos
que van desde las relaciones diales e incluso domésticas hasta las maniobras del
comercio, las características de la producción agrícola, las formas de poblamiento,
la vulnerabilidad e inestabilidad de los mismos, el ejercicio de la propiedad y en
cierto modo las filiaciones ideológicas. Ese escenario es la “Revolución Haitiana”.
En este marco acontece toda la “vida cotidiana” y tiene lugar la “historia de vida” y
el personaje Rosalie, que en su derredor reúne a otros de desigual, semejante y
antagónico origen, cumple su condición de agencia, y da lugar a que se produzca el
efecto rizomático de la narración histórica.
El difícil tratamiento de las incipientes fuentes, los fragmentarios datos, las
“oídas” o altaneras habladurías de la oralidad, muchas veces registradas en papeles
de un enorme valor literario, en canciones o en fábulas de “uso y abuso” en la vida
cotidiana, implica valorar el contraste, la comparación, el vínculo oculto que una
cosa mantiene con otra y hacerle seguimiento, no para establecer una verdad
insustituible sino para dar cuenta de la consistencia de lo que se narra y se
interpreta. “El hecho de que una fuente no sea “objetiva” (pero tampoco un
inventario lo es) no significa que sea inutilisable.” (Ginzburg página 18).

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Para la época de Rosalie en el poblado de Jérémie, se puede constatar en la
documentación levantada por los historiadores, que era habitual el comercio de
esclavos entre esclavos libertos o que ostentaban credenciales de libertad y así
muchos de ellos van a cumplir roles protagónicos en la dinámica comercial de la
región y la localidad. Este es el caso de un personaje “de reparto, como Alexis
Couba, tal vez el primer amo de Rosalie” en esta narración, que es Marthe
Guillaume, una mujer de descendencia esclava “nacida en libertad”, proveniente de
Jamaica.

No obstante, por el hecho de ser negra en Saint-Domingue, Marthe


Guillaume debía estar siempre preparada para demostrar que era libre.
Cada vez que acudía al notario -para vender cautivos u hostigar a un
constructor con quien no se sentía satisfecha- llevaba consigo un
documento que daba fe de que había nacido libre. Quienes trabajaban
como sirvientes domésticos en su hogar presumiblemente llegaron a
aprenderse la rutina consistente en que Marthe buscaba el papel (¿quizá
guardado en el baúl debajo de la cama?) y lo llevaba con todo cuidado a
la notaría. Rosalie, siendo de Senegambia, ya conocía el poder de los
talismanes en su país de origen. Ahora veía en su nuevo contexto la
eficacia de l tinta y el papel. (página 31).

Alexis Couba había vendido a Rosalie a Marthe Guillaume y allí, se infiere,


Rosalie habría de vivir todos los pormenores de un anhelo de libertad que cruzaba
la vida diaria proveniente de diversos puntos de Saint-Domingue. Son múltiples las
revueltas narradas en este período, los conflictos que alcanzaron dimensiones
militares, las cruentas tropelías y batallas por la defensa de la propiedad, que en
esencia era la propiedad de los esclavos en las plantaciones; pero sobre todo
aparece un conflicto central entre propietarios, hombres de color, libertos, con los
propietarios colonos, pues los primeros querían adquirir derechos en la cosa
pública iguales a los colonizadores, exigencias que en términos de distinción y
abolengo eran inadmisibles.

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En noviembre de 1790, un grupo de hombres de color del sur del país se
reunió para exigir el derecho al voto. Cuando acampaban en la
habitation (hacienda) de un individuo de apellido Prou, en las llanuras
cercanas a Les Cayes, los atacó una partida numerosa de blancos del
pueblo, a la que inicialmente pudieron rechazar. Pero tras la llegada de
refuerzos, los sitiados depusieron las armas a cambio de lo que al
principio pareció ser una amnistía concedida por los funcionarios de la
colonia. André Rigaud, un hombre de color libre que posteriormente se
convertiría en un líder importante, rememoraba más tarde las palabras
pronunciadas por el funcionario francés enviado para reprimirlos:
“Hombres de color… Nunca deben aspirar a cruzar la línea de
demarcación que los separa de los blancos, que son sus padres y
benefactores. Regresen a sus obligaciones… les traigo la paz en una
mano y la guerra en la otra”. (página 33)

De ahí en adelante las retaliaciones fueron múltiples, la desconfianza hacia los


propietarios de color libres y las desavenencias expresadas en las más elementales
relaciones del comercio, mostraban un ambiente muy malsano para los esclavos en
las plantaciones y para aquellos que participaban en la vida doméstica. Marthe
Guillaume, tiene muchas dificultades para legitimar su negocio y su descendencia
en condiciones de libertad. Los levantamientos en Francia agotan con
pensamientos nuevos a las islas del Caribe y en Saint-Domingue la sublevación se
sostiene con la resistencia de André Giraud, lo que hace más álgido el entorno. Este
capítulo se ocupa de contar los acontecimientos revolucionarios en tierra haitiana y
su impacto en Jérémie que transforman y comprometen el destino de Rosalie y sus
hijos, luego de su vínculo con Marthe Gillaume y Michel… y sus intentos de
adquirir el preciado papel de libertad.

Rosalie no fue la única que intentó autenticar su libertad en un


momento de crisis. Unas semanas después, Charles Doromon, un
carpintero que atravesaba una situación semejante en la comunidad

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vecina de Grande Riviére, hizo redactar un documento similar… (página
56)

No obstante, es importante señalar, que los “papeles de la libertad” albergan,


en medio de la inestabilidad política y la enorme discrecionalidad de los
funcionarios públicos movidos por intereses particulares o acicateados por
móviles ideológicos, desconfianza y seguridad en las mismas proporciones. De
modo permanente hay que buscar el modo de validarlos ante las cambiantes
autoridades o en los países de llegada y refugio, tarea que no es fácil en medio
del ”caos” de las revoluciones y de la guerra.

Para los esclavos que huyeron de la colonia durante la primavera y el


verano de ese año, la cuestión del estatus y la condición – sobre todo la
de si una persona libre podía ser esclavizada de nuevo- se reabría a
medida que avanzaban hacia la colonia española de Cuba. Ya Cuba les
había proporcionado refugio antes a exiliados que huyeran de la guerra
en Saint-Domingue, pero ahora las autoridades españolas de la isla
miraban con mucha suspicacia los regímenes revolucionarios de Francia
y su colonia y las políticas que habían puesto en práctica. (página 59)

Pues bien, esa gran metáfora montada sobre la documentación, la novedosa


sacralización de un papel que para los afrodescendientes significó la conquista
de la libertad y con ello el alcance de una dignidad como persona en igualdad
con el resto del género humano, aún hoy es una tarea que no ha concluido. La
historia de Rosalie y su linaje, es la historia de los desplazamientos de los ríos
y de los litorales a los grandes centros urbanos donde es práctica común el
racismo, la discriminación, la exclusión y la pobreza.

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