consistent with epitheliotropic lymphoma: a restrospective study of 148 cases (2003-2015)
Chan CM, Frimberger AE, Moore AS. Veterinary
Dermatology, 2018; 29: 154-e59.
Palabras clave: perro, linfoma epitelotrópico,
quimioterapia, retinoides.
El linfoma epiteliotrópico canino (LEC) es una dermatopatía poco
frecuente. Representa el 3-8% de los linfomas caninos y menos del 1% de los tumores cutáneos en el perro. Se trata de una neoplasia producida por células T que tienen tropismo por la piel y que típicamente infiltran la epidermis, la dermis superficial y el epitelio perianexal, aunque también se han descrito otras formas mucocutáneas y que afectan a la mucosa oral. A diferencia de lo que ocurre en medicina humana, no existe una clasificación clara en función de la sintomatología que padecen los animales y a menudo se pueden observar lesiones solitarias o múltiples de carácter eritematoso y descamativo asociadas a alopecia, hipopigmentación, úlceras, pápulas, nódulos, en ocasiones afectando a mucosas o uniones mucocutáneas, etc. Este gran polimorfismo clínico hace que pueda confundirse con un gran número de enfermedades dermatológicas y que su diagnóstico se realice con frecuencia en un estadío avanzado del tumor que dificulta su manejo y control. Se desconocen muchos factores relacionados con la etiopatogenia y la evolución del LEC ya que, aunque han sido descritos un importante número de casos, son anecdóticos los trabajos en la bibliografía que reúnan un amplio número de animales con los que poder caracterizar esta enfermedad. Tampoco existe un consenso claro en el manejo terapéutico del LEC. Su pronóstico es pobre, si bien se han referido tiempos de supervivencia tras el diagnóstico muy variables, desde unos pocos meses hasta 2 años.
En este contexto, hemos escogido este artículo por ser el estudio
publicado que reúne un mayor número de pacientes caninos con un diagnóstico de LEC, y cuyo objetivo principal ha sido caracterizar el curso clínico de esta enfermedad y tratar de identificar los factores relacionados con su pronóstico. Se consultaron las bases de datos de dos hospitales australianos referentes en oncología, sobre los pacientes caninos que en un periodo de 12 años tuvieron un diagnóstico histopatológico compatible con LEC. Finalmente, 148 perros fueron incluidos en la población estudio que presentó las siguientes características: 60 machos y 88 hembras (de los cuales, 46 y 86 estaban esterilizados respectivamente), de 40 razas distintas y con una edad media de 11 años.
Se recogieron y analizaron datos sobre aspectos relacionados con la
presentación de la enfermedad y su estadificación: estadío del tumor en función del tipo de lesión siguiendo la clasificación de medicina humana (premicótico, micótico o nodular) (Figuras 1 y 2); existencia o no de signos sistémicos; localización del tumor (cutáneo, en mucosas o mucocutáneo) (Figuras 3 y 4); número de lesiones (múltiples o solitarias); tiempo (semanas) desde el inicio de las lesiones y el diagnóstico; extensión de la enfermedad a nódulos linfáticos y/o otros órganos (datos sobre palpación/citología de ganglios, radiografías de torax, ecografía) e inmunofenotipado del tumor CD3/CD79a (realizado en el 48% y 42% de los tumores analizados, respectivamente). También se incluyeron datos relativos a los siguientes tratamientos (respuesta, fármacos, dosis, toxicidad): cirugía (lesiones nodulares), radioterapia, retinoides, aceite de cártamo (ácido linoléico), predni- solona y quimioterapia. Además se calculó el tiempo transcurrido (días) desde el diagnóstico histopatológico hasta la muerte del animal por cualquier causa.
El análisis estadístico de los datos mostró que había diferencias
significativas en cuanto al pronóstico y tiempo de supervivencia en función de la localización del tumor, por lo que se procedió a analizar de forma independiente la población que tenía una localización exclusivamente cutánea de las lesiones de aquella que presentaba una forma mucosa o mucocutánea (entre estas últimas no hubo diferencias). De entre los resultados obtenidos destacamos los siguientes:
• En los perros con una localización cutánea del tumor: el 90%
presentaba múltiples lesiones; las lesiones se iniciaron una media de 8 semanas antes del diagnóstico histopatológico; el 21% mostró signos sistémicos; el tiempo medio de supervi- vencia fue de 130 días; el tratamiento de elección fue en la mayor parte de los casos sistémico: retinoides (24%), aceite de cártamo (32,5%), prednisolona (19%), quimioterapia (61%, dentro de la cual, los protocolos lomustina +/- prednisolona y VELCAP (vincristina, L-asparginasa, ciclofosfamida, doxorru- bicina y prednisolona) fueron los más utilizados. Un mayor número de pacientes tratados con el protocolo VELCAP obtu- vieron una remisión completa en comparación a los que se trataron con lomustina. Además, los perros que obtuvieron una remisión completa con el tratamiento vivieron más que los que tuvieron una respuesta parcial o nula respuesta. En esta población, se identificaron dos factores pronósticos: los ani- males que presentaron lesiones cutáneas solitarias y aquellos que fueron tratados con retinoides o quimioterapia (indepen- dientemente del protocolo empleado) se asociaron a tiempos de supervivencia mayores.
• En los perros con una localización mucosa o mucocutánea del
tumor: el 76% presentó lesiones solitarias; las lesiones se iniciaron una media de 4 semanas antes del diagnóstico histopatológico; el 12% mostró signos sistémicos; el tiempo medio de supervivencia en esta población fue de 491 días. Las forma mucocutáneas solitarias resultaron ser las más benignas. El tratamiento más empleado fue la cirugía (57,4%), pero también se emplearon radioterapia (15%), retinoides (23,5%), aceite de cártamo (23,5%), prednisolona (18%) y quimioterapia (47%), donde al igual que en el grupo anterior, la lomustina y el protocolo VELCAP fueron los más utilizados. En este grupo, la presencia de múltiples lesiones y el incremento de la edad en el momento del diagnóstico se relacionaron con menores tasas de supervivencia.
• En ambas formas clínicas, casi el 40% de los pacientes mostró
afectación de los nódulos linfáticos, aunque raramente hubo signos de metástasis o extensión de la enfermedad a otros órganos.
Teniendo en cuenta estos resultados y comparándolos con lo publicado
sobre esta neoplasia hasta el momento, un hallazgo novedoso y relevante de este estudio, es que parece que el tipo de presentación clínica afecta al tiempo de supervivencia de los perros con LEC, siendo las formas cutáneas y con lesiones múltiples las que tienen peor pronóstico, y las formas que afectan a mucosas o mucocutáneas con lesiones solitarias las de mejor pronóstico.
La presencia de metástasis o extensión a otros órganos fue rara en la
población de estudio y aunque en casi el 40% de los pacientes se evidenció o sospechó la afectación de los nódulos linfáticos, este hecho no se relacionó con un tiempo de supervivencia menor, pero sí evidencia la importancia de realizar una estadificación de la enfermedad en el momento del diagnóstico.
En cuanto al inmunofenotipo, el 97% de los tumores en los que se
analizó, expresaron CD3+/CD79a-. Estos resultados coinciden con los que hasta ahora se conocen y es que el LEC es un tumor típicamente de linfocitos T.
En cuanto al tratamiento, la administración de lomustina asociada o no
a prednisolona es una de las combinaciones más empleadas en el manejo terapéutico del LEC. Las publicaciones sobre su eficacia muestran tasas de respuesta de alrededor del 80% y una supervivencia media de 90 días. De forma general, en el tratamiento de las neoplasias se prefiere la combinación de distintos agentes sobre la administración de uno solo. En este estudio, con el protocolo VELCAP se obtuvieron mayores tasas de remisión completa que con la lomustina, si bien, independientemente del protocolo empleado, el uso de quimioterapia mejoró la supervivencia. Una aplicación clínica de este resultado podría ser que en un paciente con LEC con una respuesta incompleta a la lomustina, el cambio a otro protocolo quimioterápico como el VELCAP, podría ayudarnos a conseguir la remisión completa y aumentar así el tiempo de supervivencia.
Otro aspecto relevante que podemos extraer de los resultados de este
estudio es que el uso de retinoides podría ser beneficioso en el tratamiento del LEC, ya que los perros con formas cutáneas y múltiples que fueron tratados con isotretinoina o etretinato mostraron mayores tiempos de supervivencia que los que no recibieron retinoides. Hay pocos estudios en la bibliografía que hayan evaluado la eficacia de este grupo de fármacos en el tratamiento de esta patología, si bien los resultados de este estudio apoyarían su uso.
Conclusiones y relevancia clínica
Este trabajo evidencia la necesidad de mejorar la caracterización y
clasificación del LEC y la importancia de realizar una estadificación clínica en el momento del diagnóstico, lo que permitiría un mejor manejo terapéutico de la enfermedad y la obtención de mayores tiempos de supervivencia en nuestros pacientes.
Laura Navarro y Maite Verde
Figura 1. Lesiones maculares (estadío Figura 2. Gran lesión nodular en el tronco de micótico) en el área inguinal en una una hembra Yorkshire de 10 años con LEC. hembra cruce de Spaniel Bretón de 11 años con LEC.
Figura 3. Lesiones erosivoulcerativas e Figura 4. Lesiones erosivoulcerativas
hipopigmentadas en la zona vulvar de localizadas en áreas mucocutáneas (párpados una hembra Yorkshire de 10 años con y belfos) en una hembra cruce de Spaniel LEC. Bretón de 11 años con LEC.
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Cuidando a tus seres queridos con cáncer - Como sobrellevar esta enfermedad, tratamientos, terapias, alternativas y ejercicios contra el cáncer - Parte 2: Cuidando a tus seres queridos con cáncer, #2