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Porqué el sistema de memoria, sus tipos y usos son tan importante como el
CPU
Por qué la relación entre CPU, RAM y
almacenamiento decide el rendimiento
Una de las variables que más caracterizan a un portátil es la del rendimiento. Por
rendimiento entendemos la capacidad de un ordenador para resolver tareas en el
menor tiempo posible, sean de la índole que sean. Si estamos editando un vídeo,
asociamos a mayor rendimiento que el renderizado se realice cuanto antes, o que
la previsualización de una transición se lleve a cabo en tiempo real. Si estamos
jugando, lo vinculamos a una tasa de frames más elevada, que implica que el
procesador es capaz de renderizarlos en un lapso de tiempo menor.
Lo que no es tan fácil de identificar es qué componentes intervienen en la
obtención de un mayor rendimiento. La CPU parece claro que tiene que ver con
ello. A mejor procesador, mayor rendimiento tendremos. Pero la memoria RAM o
el almacenamiento también son relevantes de cara a que los ordenadores finalicen
las tareas lo antes posible.
Cómo funciona un procesador
Para entenderlo, primero tendremos que explicar cómo funciona un
microprocesador. Como su nombre indica, procesa instrucciones que son las que
conforman los programas que ejecutamos o el propio sistema operativo. Estas
provienen de las memorias caché de diferentes niveles (L1, L2 o L3), siendo la de
nivel 1 la que está más “cerca” de los núcleos del procesador, y también la más
rápida y la de menor capacidad. La de nivel 2 es menos veloz, pero tiene más
capacidad, mientras que la última es la más lenta y amplia.
Por ejemplo, un Intel Core i7-7700HQ (Kaby Lake) tiene una caché L1, por núcleo,
de 32 KB de instrucciones y 32 KB de datos, 256 KB de caché L2 por núcleo y una
caché L3 de 6 MB compartida por todos los núcleos. Los procesadores Ice Lake de
décima generación, como el Intel Core i7-1068G7, tienen 32 KB de caché L1 para i
instrucciones y 48 KB para datos por núcleo, 512 KB de caché L2 por núcleo y 8 MB
de L3.
En los resultados de las pruebas de rendimiento sintéticas como las que se pueden
realizar con programas como SiSoft Sandra, la diferencia es de prácticamente la
mitad de ancho de banda para configuraciones de un único canal frente a las de
dos. Pero en la vida real las diferencias suelen ser inapreciables, salvo en
aplicaciones que hagan un uso intensivo de la memoria durante mucho tiempo o
en equipos que usen gráficos integrados en los que la memoria gráfica se
comparte con la RAM.
REFERENCIAS