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La Celestina

La celestina – Guion Obra de teatro corta

La Celestina es una popular obra elaborada por el escritor


español, Fernando de Rojas, en la que se describe la historia
de amor desenfrenado entre dos jóvenes, Calisto y Melibea,
quienes terminan sufriendo un trágico destino, después de
vivir distintos acontecimientos en los cuales participa una
astuta bruja.

De hecho, esta pieza teatral pasó de llamarse la “Comedia de


Calisto y Melibea”, y más tarde, la “Tragicomedia de Calisto y
Melibea”, a titularse “La Celestina”, debido al importante
papel del personaje de la hechicera, quien llevaba el mismo
nombre.

Sin embargo, en esta ocasión te presentaremos una adaptación


corta de esta obra donde la astucia, la avaricia y el engaño,
se atraviesan en el camino del amor. Mira su resumen,
personajes y luego puedes descargar la obra en PDF.
Título de la obra: La Celestina
Autor: Fernando de Rojas

Adaptación: Luigi Álvarez exclusivamente para


Obrasdeteatrocortas.org

✅ Obra de 8 personajes

La Celestina
Personajes

Narrador
Celestina: la figura principal de la obra. Una anciana
astuta, bruja, manipuladora y avara.
Calisto: un joven de “buena familia”, pero inseguro y
capaz de hacer lo que sea por el amor de Melibea.
Melibea: hija única, de clase alta, pura e inocente.
Sempronio: uno de los criados de Calisto, aunque suele
ser egoísta e interesado.
Pármeno: el sirviente fiel de Calisto, pero sucumbe ante
las influencias de Celestina.
Elicia: una de las criadas al servicio de Celestina y
mantiene una relación con Sempronio.
Areúsa: al igual que Elicia, trabaja para Celestina y
tiene una relación con Pármeno.
Centurio: un asesino a sueldo.

ACTO 1
Narrador: pretendiendo entrenar a su halcón, Calisto, un joven
apuesto y de clase, se descuidó tan solo por un segundo cuando
el ave alzó vuelo para marcharse.

Pero de inmediato corrió tras su mascota que no se detuvo sino


hasta llegar a un jardín de una enorme casa, donde irrumpió
con mucho cuidado para que nadie lo viese.

Allí, contemplando las rosas, se encontraba una joven cuya


inigualable belleza impactó a Calisto, haciéndole olvidar
incluso el porqué, de su inesperada visita.

– Melibea: ¡auxilio! ¡Ayuda! ¡Alguien invade nuestra morada!

– Calisto: ¡no se asuste bella dama! Venía siguiendo a mi


halcón que escapó mientras lo entrenaba, pero ahora le
agradezco por haberme guiado ante tan hermosa presencia. ¿Cuál
es su nombre?, preciosa doncella.

– Melibea: ¿cómo podría presentarme con un desconocido e


invasor?

– Calisto: me disculpo, soy Calisto y vivo a varias calles,


pero para remediar este malentendido, quisiera invitarla a
pasear, así nos conoceremos mejor.

– Melibea: ¡¿ahora pretende insultarme?! ¡No soy una mujer de


malas andanzas! ¡Jamás saldría con un desconocido! ¡Fuera!
¡Vete de aquí!

Narrador: tras el inminente rechazo de Melibea y el nuevo,


pero creciente interés de Calisto por conquistarla, el joven
regresó a casa buscando a quién contarle lo sucedido.

– Calisto: (angustiado), ¡Sempronio!, ¡Pármeno!, ¿acaso hay


alguien en este lugar?

– Sempronio: acá estamos, amo, pero, ¿por qué tanto alboroto?

– Calisto: sucedió algo inusual, Sempronio, conocí a un ángel,


fue amor a primera vista, pero no me correspondió y me echó de
su casa, es hermosa. Su nombre es Melibea.

– Sempronio: ¿Melibea?, yo sé de quién se trata, muchos la


pretenden, así que tendrá una enorme competencia. Pero no se
preocupe, conozco a una anciana sabia con el don de la
hechicería, que lo puede salvar del rechazo.

– Calisto: ¡corre y tráela ante mí!, daría mi alma por ganarme


el corazón de tan perfecta doncella.

ACTO 2
Narrador: Sempronio se marchó hacia la casa de Celestina para
plantearle la situación y, al llegar, lo recibió su amada
Elicia.

– Elicia: Sempronio, mi amor, ¿a qué se debe tu visita si no


teníamos ninguna cita?

– Sempronio: mi amada Elicia, aunque siempre me alegra verte,


hoy vengo para negociar con Celestina, algo grande que me
ayudará a sacarte de aquí y unir nuestras vidas.

– Elicia: (emocionada), ¿de verdad?, espera aquí. ¡Celestina!,


acá está Sempronio con una excelente propuesta.

– Celestina: eso habrá que verlo. Cuéntame muchacho, si vale


la pena, te atenderé.

– Sempronio: se trata de Calisto, está perdidamente enamorado


de Melibea y quiere hacer cualquier cosa por tenerla.
Podríamos pedirle todo el dinero que queramos.

– Celestina: Calisto, ya sé de él, conozco a todos en esta


ciudad. Es joven e inseguro, lo que no sabe es que con el amor
no se juega. Si se manipula termina en desgracia, pero si está
dispuesto a todo, solo debemos ocultarle ese último detalle.

– Sempronio: pero hay un problema. Pármeno, el enamorado de su


criada, Areúsa, es fiel a Calisto y desconfía de sus métodos.
Seguro intentará persuadirlo para desistir.

– Celestina: no te preocupes, dile que dividiremos las


ganancias entre los tres y que lo dejaré marcharse con Areúsa.

ACTO 3
Narrador: los dos estafadores llegaron a casa de Calisto. Una
vez allí, Sempronio se las arregló para apartarse con Pármeno
y contarle el negocio.

– Calisto: así que usted es Celestina. Ansiaba conocerla para


saber si es cierto que puede ayudarme.

– Celestina: por supuesto que puedo, pero los asuntos del


corazón son un tema delicado, se necesita ofrecer algo de
mucha importancia o gran valor, para que el conjuro pueda
funcionar.

– Calisto: ¿valor? Nada vale más en este mundo que el oro, ¡te
ofrezco un cofre entero si es necesario!

– Celestina: perfecto, pero falta algo más, una hebra de tu


cabello y otra de tu amada, con eso será suficiente. Yo misma
la conseguiré.

ACTO 4
Narrador: al llegar a casa de Melibea, Celestina, haciéndose
pasar por una anciana perdida, le preguntó a la joven la
dirección de la iglesia y, tras un par de halagos, se acercó
para acariciar su cabello, arrancándole una hebra sin que se
diera cuenta.

La bruja regresó con Calisto y le entregó un muñeco de trapo


que llevaba los cabellos de ambos jóvenes, atados al cuello.

– Celestina: toma Calisto, lleva esto contigo y mañana Melibea


llamará a tu puerta. Búscame en la tarde, después de tener tu
cita y tráeme el oro.

– Calisto: si lo que dices es cierto, contento correré hasta


donde estés para recompensarte.

Narrador: al día siguiente, con el sonar de las campanas de la


iglesia, Calisto escuchó que tocaban a su puerta y,
apresurado, abrió.
– Melibea: Calisto, disculpa mi inesperada visita, pero no he
dejado de pensar en ti y aquella invitación que me hiciste
aquel día.

– Calisto: no tienes motivo para disculparte, tu siempre serás


bienvenida, ¡pero vamos!, es tiempo de cumplir con esa
invitación, demos un paseo.

ACTO 5
Narrador: tras confesar su amor y ser correspondido, Calisto
volvió a su hogar para buscar el oro e ir a entregárselo a
Celestina, pero Pármeno, corrompido por las ideas de la
anciana, le avisó rápidamente a Sempronio, pues debían estar
atentos si querían cobrar su ganancia.

Los dos criados siguieron a su amo y esperaron a que se


marchara de la casa de Celestina, para hablar con ella.

– Pármeno: ya estamos aquí Celestina. Dividamos el oro entre


los tres, pero antes, hay algo que me inquieta. Sempronio me
dijo que hay riesgos con estos hechizos.

– Celestina: riesgos hay, pero qué sería de la vida sin ellos.


Los asuntos del corazón son complejos, nunca deben forzarse.
Además, Calisto quiere una unión eterna y eso solo lo brinda
la muerte.

– Pármeno: (molesto), ¡me niego! No soportaré que sufran tal


destino, deshaz el hechizo o se lo haré saber a Calisto, es
más, danos el oro y déjame ir con Areúsa.

– Sempronio: ¡ya lo escuchaste anciana!, danos el oro, cumple


tu parte.

– Celestina: ¡traidores! ¡Falsos y egoístas! ¡Ni el oro ni sus


amadas! ¡No tendrán nada!

Narrador: la discusión se convirtió en un alboroto que llamó


la atención de los vecinos, quienes advirtieron a las
autoridades.

Mientras tanto, los criados de Calisto, en un esfuerzo por


arrebatarle el cofre a la hechicera, la empujaron bruscamente
y, al caer, perdió la vida con un golpe en la cabeza.

ACTO 6
Narrador: al día siguiente se corrió la voz de que Sempronio y
Pármeno serían ejecutados en la Plaza Mayor, por cometer el
asesinato.

Entre la multitud, con lágrimas en los ojos, se encontraban


Elicia y Areúsa, muriendo de tristeza, odio e impotencia.

– Elicia: querida Areúsa, Sempronio solo quería marcharse


conmigo y asegurar una vida juntos.

– Areúsa: lo sé, era el mismo deseo de mi amado Pármeno. Pero


no te preocupes, ya sé qué hacer, Celestina conocía a mucha
gente y uno de ellos es Centurio. Él, por un puñado de monedas
se vengará de Calisto. Fue su culpa que todo esto pasara.

ACTO 7
Narrador: Calisto se encontraba desolado con la muerte de sus
criados, pero, aun así, buscó abrigo entre los brazos de
Melibea. Estando en la casa de su amada, escuchó un ruido que
lo alertó y de inmediato fue a inspeccionar.

– Calisto: ¿Quién anda allí?

– Centurio: un mensajero de Elicia y Areúsa.

Narrador: apenas escuchó esas palabras, Calisto sintió el frío


metal de una daga en su espalda y cayó al suelo. Melibea, al
salir y presenciar el suceso, gritó ahuyentando a Centurio,
quien temía que lo atraparan.

– Calisto: (agonizando), Melibea, no llores mi amor, yo


siempre te amaré…

– Melibea: (llorando), siempre juntos mi amado Calisto. Usaré


esta daga que te arrebató la vida, para unirme contigo por
toda la eternidad…

Fin.

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