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UNIVERSIDAD DE CARABOBO

FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS Y POLÍTICAS


ESCUELA DE DERECHO
2DO AÑO
Genética del comportamiento:
¿El criminal nace o se hace?
Autor
Gil P Greimar M

El estudio de la genética del comportamiento se ha transformado en un tema de


profundo interés para la sociedad y para la criminología. La razón de su importancia radica
en la necesidad de saber si ¿el criminal nace o se hace? De esta forma, numerosos estudios
se han hecho a través de los años, los cuales han sustentado distintas teorías sobre la
personalidad y el comportamiento del criminal.

De este modo, es importante comenzar definiendo el comportamiento y a su vez la


genética del comportamiento. En el primer caso, hablamos de comportamiento según la
psicología como: el conjunto de respuestas que presenta un ser vivo en relación con su
entorno. Por otra parte, la genética del comportamiento es la ciencia que estudia el rol de
las influencias ambientales genéticas sobre dichas respuestas o comportamientos.
Evidentemente se hace énfasis en como el ambiente y los factores genéticos dan una
predisposición a que se generen ciertos comportamientos.

Muchas investigaciones se han realizado a lo largo de los años, reflejándose desde


la era de la domesticación, cuando el ser humano modifico la conducta de distintas
especies. El primero en ser modificado fue el lobo, luego a medida que pasaba el tiempo,
los griegos y los romanos se fueron dando cuenta de que otros animales eran dóciles y
podían servir para subsistir y proveerse de alimento, vestimenta, etc.

Asimismo, existen investigadores que dieron inicio a la historia del comportamiento


y la genética a través de sus distintas teorías y estudios. Entre ellos, se puede nombrar a
John Locke, quien daba mayor importancia a la crianza que al comportamiento biológico.
Por otra parte, su gran seguidor, John Stuart, también afirmaba que el comportamiento está
indudablemente vinculado con su entorno. Sin embargo, para Charles Darwin a través de
sus obras como: “El origen de las especies” y “El origen del hombre”, daba mayor
importancia a la parte biológica que al ambiente, sin descartar completamente el factor
ambiental. No obstante, para Francis Galton, primo de Darwin, la naturaleza predispone
todo comportamiento más que la crianza.

Otro de los personajes de importancia para este tema es Cesare Beccaria, a pesar de
que no hablo mucho sobre esto, fue el que dio paso a las posteriores investigaciones con su
ensayo de “Los delitos y las penas” que fue revolucionario en su momento. Es así, como
uno de los investigadores con mayor renombre y considerado como el padre de la
criminología moderna, Cesare Lombroso, ubicaba a los criminales en un escalón por debajo
de la evolución. Este afirmaba que los criminales experimentaban algún tipo de regresión
que hacía de estos hombres primitivos.

Las hipótesis de Lombroso se basaban en sus estudios realizados en delincuentes


encarcelados en Turín. De manera tal, que para Cesare, existía un criminal que era
biológico, que había un fenotipo criminal que se podía identificar en ciertas personas con
una tendencia a cometer un delito basándose en sus facciones fenotípicas.

Ahora bien, la escuela de Raffaele Garofalo, se inclinaba en el estudio de la


interacción del ambiente con respecto a la biología. Estas investigaciones hacen mención a
como el ambiente podía modificar esas características de ese origen biológico, agregando
además del factor biológico, el ambiente y como este influía en el hombre. Enrico Ferri por
su parte, se separa de la teoría de Lombroso, dejando claro que para él, el delito no existe,
sino que hay enfermedades que son heredadas de carácter psicológico, que son las que
generan estos tipos de comportamientos criminales.

Entre los estudiosos que crearon gran impacto en el estudio de la genética, las
investigaciones de Galton tienen gran importancia. Su método se basa en estudiar gemelos
que fueron separados al nacer y criados en ambientes distintos. De manera que, se
evidenciará que el factor genético prevalecía ante la crianza separada.
Bouchard en 1979 encontró dos gemelos que fueron separados al nacer, uno fue
criado por su madre que era alemana católica y el otro por su padre que era judío. Por lo
tanto, el criado por su madre se convirtió en parte de la juventud hitleriana, mientras que el
otro creció como judío en Israel. Al reunirlos y estudiarlos, Bouchard descubrió que
compartían muchos rasgos de personalidad y comportamiento similares. Revelándose, de
este modo que, los genes influían considerablemente en numerosos rasgos de la
personalidad.

También es importante hablar sobre la epigenética, la cual es una rama de la


genética que estudia los cambios que activan o inactivan los genes sin cambiar la secuencia
del ADN. Esto sucede a través de mecanismos que operan mediante factores ambientales
que se almacenan en la composición genética de una persona. Las experiencias traumáticas
y de violencia son las que pueden modificar el ADN de un ser humano. Por ejemplo, el
abuso o maltrato infantil puede crear estos cambios epigenéticos en el individuo, ya que la
infancia es una etapa de suma importancia para la vida de las personas.

De esta forma, Carrero señala que las: “Circunstancias sociales prolongadas de gran
estrés psicofísico, en etapas criticas del desarrollo del sistema nervioso como la infancia o
la adolescencia, al sobrecargar las aferencias límbico-amigdalinas al sistema prefrontal
cortical, favorecían la formación de los cambios plásticos adaptativas que dejarían al
sistema con más labilidad para respuestas motoras desadaptadas” (Carrera:2016).

De tal manera que, si la infancia o la adolescencia se ven corrompida por actos


traumáticos, se pueden generar estos cambios en el individuo, que pueden hacer que esa
persona al crecer tenga comportamientos que no estaban relacionados a su predisposición
genética. Por lo tanto, es evidente como el factor ambiental pude afectar genéticamente a
los individuos.
En el mismo orden de ideas, otra investigación que es fundamental, es la del
descubrimiento de los transposones por Bárbara McClintock (1940), un estudio enfocado a
la herencia del color del maíz, donde denomino a los transposones como secuencias de
ADN que llevan información genética para poder moverse dentro de los genomas de los
seres vivos. A pesar de que al principio su trabajo no fue tomado en serio, e incluso existió
cierta hostilidad por parte de los demás científicos, esto no evito que gracias a sus
investigaciones se originara el avance de la genética y el aumento de los descubrimientos
relacionados con los transposones.

Por consiguiente, McClintock con sus trabajos sobre los transposones dejó
definitivamente claro que el ADN posee cierto grado de movilidad. De manera que, la gran
variedad de funciones atribuidas a los genes pone de manifiesto que la relación entre genes
y rasgos fenotípicos se parece más bien a una red o “sistema de interrelaciones altamente
complejo en el que los genes más bien parecen codificar procesos que estados” (Vicedo
1993: 54)

De igual modo, la evidencia sobre la interacción de gen y ambiente es vital para


estas investigaciones. En efecto, el ambiente es un gran factor a la hora de la formación de
un comportamiento. Los procesos depresivos, los trastornos de personalidad antisocial son
ejemplos claros de estos fenómenos que ocurren entre la interacción gen-ambiente. En
algunos casos ciertas sustancias pueden generar dependiendo de si están en cantidades
excesivas o no, comportamientos violentos en algunos individuos.

En cuanto a la investigación realizada por Caspi y colaboradores en el 2002, sobre


la agresión como elemento genético, ha fomentado más investigaciones relacionadas con el
comportamiento, los avances han identificado el gen MAOA, también conocido como el
'gen del guerrero' (gen que transmite el rasgo de agresión) el responsable de la producción
de la proteína monoamino oxidasa, lo que permite el metabolismo de la noradrenalina, la
serotonina y la dopamina.

Si bien una disfunción de este gen puede causar hipersensibilidad y fomentar un


comportamiento agresivo, el estudio se centra en la influencia de este gen en los niños
maltratados. Entonces, es así como notaron que las personas que pasaban por maltrato en la
niñez más adicionalmente la posible mutación de gen, se generaba una persona con mayor
predisposición a cometer un crimen de tipo impulso y desarrollar conductas delictivas. Sin
embargo, esto no es determinista, ya que hay personas que presentan esta mutación
genética y no son violentos ni agresivos.

Ahora bien, para finalizar se hace necesario mencionar la genética de


comportamientos modernos, la cual se basa mayormente en estudios moleculares que
abrieron las puertas para investigar no solamente la herencia como unas características
fenotípicas, sino que se aproximaron al análisis de genes involucrados en dichos
comportamientos. Las investigaciones más prometedoras en esta área de la genética del
comportamiento moderna dan como resultado una interacción entre gen y el ambiente con
genes candidatos.

Posteriormente se han realizado más investigaciones, las cuales se enfocan


frecuentemente en tres sistemas: el serotoninérgico, el dopaminérgico y en las hormonas
esteroideas. La mayoría de los estudios se basan en las concentraciones, mutaciones o
acciones que estas sustancias producen en las personas y que generan esos
comportamientos violentos y agresivos en individuos, predisponiéndolos a la delincuencia.

Para concluir, todas estas investigaciones dejan muy claro que no hay una respuesta
sobre si el criminal nace o se hace, ya que son muchos los factores que intervienen en la
formación del delincuente. Es más que evidente que esta clase de estudios han contribuido
a fomentar este debate, dejando claro que hoy en día, se acepta que tanto la genética como
el ambiente tienen cada uno su peso en este tema. De manera que, lo que realmente debe
importar en la actualidad, es tratar de ofrecer tratamientos tanto terapéuticos como
psicológicos que ayuden a controlar estos comportamientos. Independientemente de si el
criminal nace o se hace, lo ideal es buscar soluciones a estas conductas y prevenir futuros
actos delictivos.

Bibliografía:
Vicedo, Marga (1993). La evolución del concepto de gen como unidad atómica de
la herencia. Arbor.

Carrera, Rosa (2016). Criminología biológica: Una mirada desde la genética


forense. Perú.

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