Para hablar de los hábitos de consumo en Venezuela, en principio debe
analizarse las necesidades del consumidor o comprador, la oferta de bienes y servicios y la demanda de los mismos, así como también las incidencia de elementos internos y externos en la economía que envuelve al individuo, la incidencia de los elementos de carácter social, político, económico y las políticas de estado para regular dichos elementos que afectan el entorno del consumidor, bien sean mejorando o en su defecto deteriorando su calidad de vida. Por ende debemos en principio aceptar como premisa que la economía de Venezuela a diferencia de cualquier otra economía de la región no se rige en la actualidad por las normas de mercado que caracterizan el mundo globalizado. Modificaciones en el nuevo modelo del consumo venezolano (transculturización).
La transculturización en Venezuela es una mezcla de tres culturas
distintas, la indígena, la africana y la española. Las dos primeras a su vez tenían culturas diferenciadas según las tribus. La transculturación y asimilación, condicionó para llegar a la cultura venezolana actual, similar en muchos aspectos al resto de América Latina, pero el medio natural hace que haya diferencias importantes. La influencia indígena se limita al vocabulario de algunas palabras y la gastronomía. La influencia africana del mismo modo, además de la música como el tambor. La influencia española fue más importante y en particular de las regiones de Andalucía y Extremadura, que eran la mayoría de colonos en la zona del Caribe de la época colonial. Ejemplos culturales de ellos, se pueden mencionar las edificaciones, parte de la música, la religión católica y el idioma. Una influencia evidente española son las corridas de toros y parte de la gastronomía. Venezuela también se enriqueció por otras corrientes culturales de origen antillano y europeo en el siglo XIX, en especial de procedencia francesa. En etapa más reciente en las grandes ciudades y las regiones petrolíferas irrumpieron manifestaciones culturales de origen estadounidense y de la nueva inmigración de origen español, italiano y portugués. Aumentando el ya complejo mosaico cultural. Así por ejemplo de Estados Unidos llega la influencia del gusto del deporte de béisbol, del cine, el arte y las construcciones arquitectónicas actuales.
La transición de la Venezuela rural a la urbana a inicios del siglo XX se
tradujo también en importantes cambios relacionados con el estilo de vida, innovaciones en la transformación de alimentos, las unidades tradicionales de expendio al detal y servicios ofrecidos, así como el ritual mismo del consumo alimentario vinculado con la capacidad de compra, hábitos y lugar.
Durante el período 1920-1930 una ola de productos de preparación rápida
e instantánea amplió la oferta hasta entonces disponible, en gran medida por la influencia de la colonia norteamericana y vinculada con las actividades de la industria petrolera, con cuyo desarrollo comenzó a llegar una gran variedad de productos hasta ese entonces desconocidos: Corn Flakes, All Bran, grape nuts, quesos Kraft, leche Klim, Leapton tea, Quaker oats, carnes enlatadas y congeladas, Coca-Cola, tocineta americana en lonjas, sopas Campbells, entre otros.
Entre 1940-1960 destaca el caso de las frutas importadas, más baratas
que las criollas o los postres de preparación casi instantánea, que en cierta forma atentaban contra la tradicional dulcería criolla. Este proceso se vio favorecido por el Tratado de Reciprocidad Comercial con EE.UU. (firmado en 1939), que concedía un estatus privilegiado para la importación –entre otros- de alimentos enlatados y refrigerados. Esta importación masiva influyó notablemente en la creación de un patrón interno de consumo al estilo norteamericano, generalizándose a partir de la posguerra (particularmente durante las décadas de 1940 y 1950).
En este sentido la gastronomía se fue convirtiendo en un factor clave de
la transculturización de Venezuela, hasta el desarrollo tecnológico culinario ha traído un cambio de cultura radical en Venezuela y sus platos “criollos”.
Prácticamente resulta más fácil encontrar una hamburguesa en cualquier
rincón de Venezuela que, por ejemplo, un tradicional mondongo; además, no hay sitio donde no se encuentre un expendedor de perros calientes: hasta en las urbanizaciones más distinguidas, donde las hamburguesas desplazaron a las parrillas y otras comidas tradicionales.
Es un hecho inapelable que el modelo McDonalizado, masificado y
normalizado de consumo sigue predominando, con fuerte incidencia en los colectivos más débiles (niños, jóvenes, ancianos) o en los que no pueden resistirse por su escaso nivel económico y/o cultural.
Entre otro sentido, la música venezolana tambien es influenciada por
países extranjeros, en Venezuela la música se caracteriza por mezclar elementos españoles y africanos, el más representativo del país es el Joropo, que utiliza los instrumentos (Caribe anglófono y francófono). Debido a la influencia cultural de Estados Unidos se escucha, Hip-hop, dance, tecno, rock y el pop. El gusto musical del venezolano es muy distinto al de los países sudamericanos, sólo con Colombia tienen algunos gustos en común como el Llanera ya que en los llanos Orientales de Colombia se produce esta manifestación musical, por ser fronterizos. El gusto musical del país es netamente caribeño, en Venezuela la salsa, el merengue y la cumbia es música para escuchar y no solo para bailar. Vale recalcar que la música nacional es llamada música llanera, y proviene de los principales llanos del país (Edo. Apure y Barinas). Debido a la influencia afro-antillana, el calipso y tambor son unos importantes géneros musicales en Venezuela.
Otro factor determinante es la televisión, por medio de este se transmite
grandes informaciones a los jóvenes, que son un blanco fácil para transformar su cultura. El cómic es un objeto comunicacional que, al estar enmarcado en un entorno sociocultural específico, se transforma en un medio a través del cual es posible transmitir no sólo las características de una determinada comunidad, cultura y contexto histórico, sino también las diferentes ideologías dominantes en dicha comunidad.
Los hábitos de consumo de la Venezuela del siglo XXI viene
caracterizada por la sociedad actual en la que vivimos nos muestra un modelo de desarrollo y realización personal errónea, donde el consumismo se muestra como la solución a nuestra crisis económica e incluso crisis de identidad como personas. Por una distorsión progresiva de los elementos de mercado (Ley de oferta y demanda), competencia, producción de bienes de consumo y servicios, la sustitución de una economía autosustentable por una economía de importaciones sin controles que perjudican al escaso aparato productivo nacional, el cual tiende a desaparecer, producto de los excesivos controles impuestos de manera unilateral por parte del estado, lo cual favorece a pocos en perjuicio de muchos. Debemos determinar que la economía de Venezuela se caracteriza por una inflación creciente años tras año, por una disminución real y progresiva del producto interno bruto (P.I.B), por una economía de estado sostenida solo en base a la producción de petróleo y a la recaudación de impuestos por demás elevados (Impuesto Sobre La Renta, imposición de aranceles, IVA), podríamos decir que la actual economía venezolana, está al borde de una estanflación, es decir un marco de inflación excesiva caracterizado por una economía decreciente y un aparato productivo en negativo. Ahora bien, con relación de los hábitos del consumo del venezolano, se podría decir, sin aplicar principios universales que regulen una economía de mercado, que los hábitos del consumo del venezolano vienen a representar una economía de subsistencia, tomando en consideración que más del 70% de la población posee un ingreso de subsistencia (Salario Mínimo), que en la mayoría de los casos no le ayuda a cubrir el 100% de sus necesidades, por ende del 100% del ingreso se destina más del 80% a cubrir gastos esenciales (Alimentación, Vivienda, Servicios Públicos entre otros.) Sin tomar en consideración otros aspectos fundamentales como salud, educación, recreación o esparcimiento, vestido entre otros. En la mayoría de los casos, el consumidor opta por comprar de acuerdo a su poder adquisitivo, sin tomar en consideración la relación precio-valor, mejor expresado en leguaje criollo a comprar lo más barato, sin tomar en consideración, la calidad , o durabilidad de bienes y servicios, por una parte y por otra, a comprar solo lo que se encuentra en el mercado, compras que son casi forzadas, debido a la ausencia de variedad de productos en el mercado, caso clásico los alimentos, vehículos y productos de aseo personal.
Fragmentación del mercado y ubicación de nichos pocos asistidos.