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RESUMEN
ABSTRACT
The following article tries to shed light on the concept of subject in contemporary thought from a
combined perspective in which Foucault's archaeology, the philosophical-political contribution of
María Zambrano and the populism of Laclau-Mouffe are used. It goes through the different notions
of the subject that have followed one another since modernity to later focus on the subject of the
people. The subject is a category that in contemporary times has lost its substance, has come to
signify an ontological fissure, a void of meaning. It appears lacking a common horizon of
understanding for its meaning in human life, which forces its reconsideration for the sake of a
certain desire to overcome the civilizational crisis that is witnessing, despite the fact that its
involvement with the historical subject of modernity is hardly recognizable, opening a new horizon
crossed by unintelligibility.
ÍNDICE
1. INTRODUCCIÓN 2
4. CONCLUSIONES 9
5. BIBLIOGRAFÍA 10
1. INTRODUCCIÓN
6 Adolfo Salazar. “Juan Sebastián Bach, maestro cantor.” Cuadernos Americanos, 6 Noviembre (1950) 231
7 María Zambrano. El hombre y lo divino. (Madrid: Alianza, 2020) 233
8 María Zambrano. Notas de un método. (Madrid: Tecnos 2011) 98
9 Antonio Gómez. Los olvidados. Ficción de un proletariado urbano. (Manresa: Bellaterra Edicions, 2022) 39
racionalidad técnica, el capitalismo global y la política neo-liberal. Se trata del sujeto continuador
de aquél que emerge en la filosofía de los siglos XVII y XVIII y que se podría definir aquí como el
“residuo no representable que funda toda representación”10. Es un sujeto que en realidad no se tiene
en cuenta a sí mismo, visto desde el “método reflexivo” spinozista que busca no “conocer lo real,
sino nuestra propia potencia de conocer, las fuerzas y la naturaleza de nuestro entendimiento, hasta
alcanzar la beatitud que sería la plena efectuación de esta potencialidad”. 11
Si el sujeto de los siglos barrocos e ilustrados, cartesiano-kantiano, es un sujeto sobre el que
se fundan todas las representaciones, el sujeto del XIX termina absorbido por el Espíritu absoluto en
Hegel. Aunque el sujeto de Fichte realiza previamente una cierta expansión, ya que en su
pensamiento “la actividad del sujeto pensante ha conquistado el máximo horizonte, pues va a crear
el ser de las cosas del que antes era el problemático receptor”12. En el idealismo se convierte en un
índice que señala, desde lo particular, lo universal. Es el sujeto sustancializado, sujeto-objeto de la
historia, en el que “todas las contradicciones son dialécticas”, cualidad filosófica que comparte con
su replicante Marx.13 Se pretende vínculo vivo, de mutación infinita, de lo inmanente con lo
transcendente. Es decir, que abandona esa esfera transcendente donde se alojarían las condiciones
de posibilidad de los fenómenos para pasar a concebir su propia constitución como indicador de la
operación por la que lo particular habrá de fundirse con lo universal.
Esta operación, especialmente perfeccionada en Hegel, no solamente se deja ver en lo
relativo a la filosofía del sujeto, sino que se extiende a la ciencia y provoca un “curioso,
extrañísimo” cambio que afecta gravemente al hombre, a su relación con la divinidad, dicho en
síntesis zambraniana. Tanto los no creyentes en lo divino como los no creyentes en la filosofía,
encuentran en la ciencia y sucesivas fragmentaciones del saber un buen receptáculo para su
inquietud. Pues creyentes o no, han percibido esta alteración en sus relaciones con el mundo. Su
espacio-tiempo se ha modificado sustancialmente, hecho constatado por la revolución industrial y la
alteración de las condiciones materiales de vida, la aceleración del tiempo. El sujeto filosófico
preponderante desde Descartes ha continuado en su avidez de conocimiento, pues es ante todo un
sujeto de conocimiento. Se ha adueñado del conocimiento a través de una conciencia que desconfía,
desde un racionalismo frío. Se sustancializa y a partir de él, se erige un sistema filosófico de
carácter arquitectónico, pretendiendo ser una base fiable y eterna, pero “la sustancialización de tal
categoría denuncia, en última instancia, una lectura que permanece atrapada en la superficie de las
ideas”.14
Michel Focault ve en el S.XIX la aparición de una instancia, el Ego, que da cuenta del
espacio “precategorial y prediscursivo en el que tanto el sujeto como el objeto pueden articularse
como tales”, un “ámbito primitivo de constitución de sentidos” que estaba presupuesto en el sistema
kantiano sin poder darse cuenta de su existencia, pues en Kant el sujeto continua siendo ese
“residuo no representable que funda toda representación”. De modo que se asiste a un tránsito desde
el Sujeto-Substancia del episteme clásico, hacia un Yo-Sujeto moderno que se detiene en este
momento que Foucault etiqueta como Ego. Un Ego distinto del subjectum del que hablase
Heidegger, sobretodo por no ser objetivable, y que tampoco es ya un sujeto. Husserl remite esta
instancia del “ámbito egológico transcendental” al Lebenswelt, y en su idea de mundo se hallan
condensadas el “conjunto de pre-nociones y pre-juicios, el universo de sentidos inmediatamente
dados a la conciencia”, que funda todo análisis y reflexión. Elías José Palti indica que el Ego
“indicaría, precisamente esa indicación primitiva (doxa) abridora de un mundo”. Pero diferente a al
10 Elías Palti et al.. El concepto de sujeto en el pensamiento contemporáneo. (Buenos Aires: Prometeo
Libros, 2021) 30, 31
11 Laura Llevadot. Zambrano-Spinoza. Elementos y tránsitos del pensar en Claves de la razón poética.
María Zambrano, un pensamiento en el orden del tiempo. (Madrid: Trotta, 1998)142
12 María Zambrano. Hacia un saber sobre el alma. (Madrid: Alianza, 2012) 201
13 Antonio Gómez. Ernesto Laclau y Chantal Mouffe. (Barcelona: Gedisa, 2021) 93
14 Elías Palti et al.. El concepto de sujeto en el pensamiento contemporáneo. (Buenos Aires: Prometeo
Libros, 2021) 17
mundo despojado de misterio que requiere el racionalismo y la “disposición técnica hacia los
fenómenos”.15
B. S.XX
15 Elías Palti et al.. El concepto de sujeto en el pensamiento contemporáneo. (Buenos Aires: Prometeo
Libros, 2021) 43
16 Íbid., 44
17 Íbid.
18 María Zambrano. El hombre y lo divino. (Madrid: Alianza, 2020) 230
19 Elías Palti et al.. El concepto de sujeto en el pensamiento contemporáneo. (Buenos Aires: Prometeo
Libros, 2021) 45
20 Íbid., 30-31
21 Pedro Trinidad Fernández. La defensa de la sociedad. Cárcel y delincuencia en España (siglos XVIII-
XX). (Madrid: Alianza, 1991) 12
C. CONTEMPORANEIDAD
22 Elías Palti et al.. El concepto de sujeto en el pensamiento contemporáneo. (Buenos Aires: Prometeo
Libros, 2021) 45
23 Íbid., 45
24 Íbid.
25 Íbid., 46
26 Íbid.
27 Íbid.
28 Íbid., 47
29 Íbid., 47
30 Íbid.
31 María Zambrano. Persona y democracia. (Madrid: Alianza, 2019) 187
32 Antonio Gómez Villar. Ernesto Laclau y Chantal Mouffe. (Barcelona: Gedisa, 2021)18
La teoría revolucionaria marxista o anarquista, indica Zambrano, trató de “fundar y legitimar
ese “nuevo mundo” que postulaba en el pasado, en un pasado perdido”.33 De un modo lógico,
partiendo de una premisa cierta. Pero sin embargo, para Zambrano, la historia se funda en el futuro,
que es aquello hacia lo que se dirige, y al alcanzarse su “aparición” todo queda, de algún modo,
comprendido y realizado.34 El sujeto del “espíritu” es sinónimo de la vida en Hegel, y dicho sujeto
es el Estado. El individuo es “entregado en pasto” a este sujeto divino del estado, y su “moralidad:
vida y libertad inajenables”, le es sustraída, pues Hegel sume en la enajenación “a todos los
hombres al desposeerlos de su carácter de ser sujetos de la historia”. Ya que la moral, que es la
“sustancia” o el atributo de “carácter propio” del individuo, le es transferida al Estado, que pasa a
ser “su sujeto único adecuado”.35
Zambrano reconoce un origen común al individuo y a la sociedad, pero el concepto de
sociedad equivale, en un principio, al de Naturaleza. Para ella, sociedad es al individuo, ya persona,
lo mismo que la naturaleza es al hombre primitivo, en el estadio anterior que debió existir sin
necesidad de sujeto. El hombre social vive la sociedad como naturaleza. El hombre primitivo vive
en sociedad con la naturaleza: se relaciona socialmente con los frutos que le sustentan, con los
obstáculos que le oprimen el paso. Zambrano sitúa el origen del modo de proceder del hombre
social en la polis griega, donde a su entender el individuo se despoja de toda máscara para dejarse
ver como hombre sin más “aditamento”. Se trata del hombre perteneciente a un sujeto colectivo, el
pueblo, que en el pensamiento de Zambrano es también sustancia.36
El pueblo en el pensamiento de Zambrano es en última instancia “fuente y raíz”, y cuando
emerge “como realidad, aparece como origen”. Es la realidad radical de donde emanan todos los
procesos históricos. Los movimientos que realiza el pueblo, para Zambrano, se inscriben en el
“anonimato del consenso”, sean “hazañas o crímenes”, pues aunque sujeto, el pueblo no es
individuo. Y “no reconoce tampoco ningún tribunal ni instancia superior, ante la cual justificarse: la
naturaleza o lo divino”. Por su condición humana, sufre momentos de depresión después de alzarse
heroicamente, cuando entiende que “estaba solo” en ese proceso, llegando a abatirse y arrastrarse a
los pies de un “improvisado ídolo” y llegando incluso a revolverse contra “personas salidas de su
seno”, “que persisten en conducirlo hacia la libertad”.37
Zambrano, en Persona y democracia, apunta dos sentidos para la palabra “pueblo”, uno más
cercano a plebs, que lo define como “realidad anónima que padece, más que hace, la historia, que
interviene sólo en esos momentos extraordinarios, esa especie de “éxtasis históricos” que luego
resultan ser paradójicamente los momentos más históricos”. Y el más cercano a populus como
referido a a la “totalidad, que incluye a todos los miembros de una sociedad determinada”, y que es
el “supuesto de la democracia: que toda la sociedad sea pueblo”. Advierte del peligro de incurrir en
demagogia que conlleva la categorización del sujeto pueblo tanto en un sentido próximo a plebs,
como en un sentido próximo a populus. “Hablar desde el supuesto de una cualquiera de esas dos
concepciones del pueblo es, pues, demagogia”38. Ya que la primera supondría aplastar a las clases
no incluidas en ese pueblo, y la segunda una democracia “totalitaria”, donde el valor del individuo
no sería “reconocido ni respetado”. La demagogia no es otra cosa que la “degradación del pueblo en
masa”. Supone privar al pueblo del desarrollo humano pleno que significa para Zambrano el vivir
como persona, que “entraña conciencia y responsabilidad”.
El pueblo del populismo de Laclau es una plebs que reclama ser el único populus legítimo, y
esa determinación, esa lógica de construcción, es la “razón populista”. En cierta manera, para
Zambrano, esta teoría podría insinuar una forma de demagogia porque “no propone una superación
4. CONCLUSIONES
Las diferentes categorías de sujeto que se han tratado de recoger en este trabajo se han
iniciado con el ejercicio arqueológico de Focault, para llegar a la salida que en la contemporaneidad
ha tenido el sujeto adscrito a ese vacío de sentido. Después se han tratado de hilvanar algunas ideas
sobre el sujeto pueblo en Laclau-Mouffe y María Zambrano de un modo un tanto contrapuntístico,
en el que las disonancias y aporías quedan irresueltas, no siempre sintetizadas. De este modo parece
que se percibe mejor, paradójicamente, cual es esta idea de sujeto al que se ha querido aproximar.
La epistemología del sujeto político y su estudio implican acercarse a una cierta “crisis de
carácter civilizatoria”53 de la que no se puede salir por la propia telaraña que se teje.54 La voz de
María Zambrano aquí, el emplazamiento desde el que teoriza, más que una dilucidación de la idea
de sujeto en filosofía formalizada escolarmente, como realizan J. Elías Palti et al., tiene por sí
misma un valor trascendente: la aportación de su propio horizonte vital. Porque la mayoría de las
referencias aportadas pertenecen a Persona y democracia, obra firmada en Roma en 1956, durante
su exilio, que abarcó cinco décadas. Según Agapito Maestre, “quizás” numerosas distorsiones en su
lectura hacen que continúe en el exilio. Esta dimensión del exilio la traslada en otros lugares de su
pensamiento a la propia condición del sujeto moderno, “exiliado cósmico”, lo cual no deja de ser
una aportación original.
Su obra es del pueblo, su pueblo, y pretende formar parte íntegra de su performatividad
constitutiva uniéndose a su sentir desde la distancia que supone el exilio. En lo filosófico opera un
intento de definir el pueblo español como una “esencia con estatuto ontológico”.55 El “nacionalismo
cultural” que impregna su obra ficcionaliza una identidad peculiar de lo hispánico bajo un signo
El Pueblo
No es la muchedumbre. El conglomerado
Menos que nada la plebe
No es una clase
Lo envuelve todo.
Lo unifica sin borrar la individualidad, ni la acción propia, ni la fisionomía. Transciende todo.
Así no se puede estar con el pueblo, ni ir hacia el pueblo
No se desciende
(Experiencia anterior)57
56 Mercedes Gómez Blesa. Presentación de Pensamiento y poesía en la vida española . En Obras completas. Vol
1. (Barcelona: Galaxia Gutemberg, 2015) 518
57 Zambrano, María. Los intelectuales en el drama de España . En Obras completas. Vol 1. (Barcelona: Galaxia
Gutemberg, 2015) 124
5. BIBLIOGRAFÍA
Foucault, Michel. Las palabras y las cosas. Una arqueología de las ciencias humanas. Madrid:
Siglo XXI, 2022.
--- Los olvidados. Ficción de un proletariado urbano. Manresa: Bellaterra Edicions, 2022.
Palti J. Elías et al. El concepto de sujeto en el pensamiento contemporáneo. Buenos Aires: Prometeo
Libros, 2021.
Rancière, Jacques. El desacuerdo. Política y filosofía. Buenos Aires, Nueva Visión, 2012.
Revilla, Carmen, ed. Claves de la razón poética. María Zambrano, un pensamiento en el orden del
tiempo. Madrid: Trotta, 1998.
Salazar, Adolfo. “Juan Sebastián Bach, maestro cantor.” Cuadernos Americanos, núm. 6 Noviembre
(1950) .