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Contexto económico y vulnerabilidades

PRECIOS DE LAS MATERIAS PRIMAS

La economía de Bolivia depende en gran medida de los precios internacionales de las


materias primas. Las exportaciones bolivianas se concentran en bienes primarios,
principalmente el gas natural. A finales de 2019, el 82% de las exportaciones totales de Bolivia
se concentraron en gas natural, minerales y soja.

Los ingresos presupuestarios podrían resultar sobreestimados debido a la disminución del


precio del petróleo. La desaceleración de la demanda mundial causada por el COVID-19 podría
tener un efecto adverso a través del precio del petróleo debido a que se utiliza como
referencia para el precio de exportación del gas natural boliviano. En la elaboración del
Presupuesto General del Estado 2020 (PGE-2020), el Gobierno utilizó el precio referencial de
US$51 dólares por barril de petróleo.

COMERCIO

En 2019, China fue el octavo destino de las exportaciones bolivianas. Las exportaciones
bolivianas se concentran en pocos productos y en pocos mercados, siendo los dos más
importantes Brasil y Argentina en lo que respecta al gas natural. Por su parte, China concentra
el 4,5% del valor total exportado por Bolivia siendo los principales productos exportados a este
país minerales de oro, zinc, plomo y cobre. China es la principal fuente de importaciones
bolivianas. A finales de 2019, alrededor del 22% del total de las importaciones bolivianas
provenían de China, convirtiéndose en la principal fuente de importaciones, con productos
como maquinaria y equipo, químicos, vehículos, metales, electrodomésticos y textiles. Por lo
tanto, Bolivia muestra una mayor dependencia de China por el lado de sus importaciones. La
reducción de las importaciones chinas podría afectar a algunos sectores a nivel nacional. A
partir de enero de 2020, la balanza comercial de Bolivia ha mostrado superávit, debido
principalmente a la reducción de las importaciones, especialmente de China que cayeron un
9,4% en comparación con enero de 2019. Esta reducción podría tener efectos adversos en
varios sectores de la economía boliviana, pero en particular en el transporte y la venta al
minoreo, que contribuyen con un 9% y un 7% al PIB boliviano, respectivamente. Las
interrupciones de la producción en China y la afectación a las cadenas de suministro mundiales
podrían representar un choque de oferta en la economía boliviana. Ello se debe a la fuerte
dependencia de Bolivia de las importaciones chinas para los bienes de consumo, pero también
para los bienes de capital.

MERCADOS FINANCIEROS

Bolivia es un país con un acceso limitado a los mercados financieros internacionales. Su baja
integración financiera limita una potencial sudden stop provocado por el COVID-19, como
ocurre en otros países. El PGE-2020 incluye la posibilidad de una emisión de bonos soberanos
por US$1.500 millones, la cual podría verse afectada al enfrentar condiciones financieras
menos favorables, como tasas más altas debido, a la incertidumbre.

OTRO IMPACTOS

Dado el alto nivel de informalidad laboral y empresarial en Bolivia, las principales fuentes de
financiamiento de este tipo de empresas no provienen del sistema financiero. Sin embargo, en
un escenario de significativa disminución de la actividad económica a causa del COVID-19, las
empresas que pierdan ingresos seguirán 5 enfrentando facturas de impuestos, salarios e
intereses. Algunas de ellas podrían quebrar si no reciben ayuda para aliviar sus cargas.

Choques en el suministro de mano de obra En Bolivia no se han hecho grandes inversiones en


los sistemas de salud pública, ni siquiera en las zonas donde la densidad de población es alta.
Por lo tanto, en caso de que el brote de COVID-19 y contagios en esas zonas no se pueda
controlar, el costo en términos de mortalidad y morbilidad podría ser potencialmente elevado,
lo que daría lugar a un choque en la oferta de mano de obra.

Mayor presión sobre el tipo de cambio fijo El tipo de cambio nominal no se ha movido desde
noviembre de 2011. En base a las cifras del Banco Central de Bolivia (BCB), el tipo de cambio
real se ha apreciado en un 44% desde esa fecha hasta febrero de 2020. El gobierno de
transición se ha comprometido a no devaluar la moneda, pero si la crisis sanitaria actual deriva
en depreciaciones monetarias en la región, esto podría poner presión sobre la política
cambiaria nacional.

China se ha convertido en el principal acreedor bilateral de Bolivia A febrero de 2020, el 9.3%


de la deuda externa total de Bolivia era financiado por China. El COVID-19 podría obligar al país
asiático a reorientar sus inversiones de manera diferente y obligar al país a buscar otras
fuentes de financiamiento.

Posibles efectos en el déficit fiscal Mayores gastos en salud y en las políticas orientadas a
combatir los efectos adversos de la crisis sanitaria actual podrían implicar un shock en el gasto
público y frenar las intenciones del gobierno de reducir el déficit fiscal, el cual cerró en 2019 en
7.2% del PIB y cuyas perspectivas para 2020 eran de 6.6%.

Distorsiones en los patrones de consumo debido al pánico y la incertidumbre. En este


contexto la pandemia podría provocar la escasez de productos básicos como el combustible,
las medicinas, los alimentos, etc.

PREPARACIÓN DE LAS AUTORIDADES

Históricamente, el sistema de salud de Bolivia no ha estado preparado adecuadamente para


hacer frente a un brote de enfermedades infecciosas. El sistema de salud tiene poca capacidad
para hacer frente a una crisis como la del COVID-19. Un episodio pasado de Arenavirus en
2019 hizo evidente la falta de protocolos de bioseguridad adecuados para manejar este tipo de
crisis de salud.

Para responder a las epidemias de COVID-19 podrían necesitarse transferencias de recursos


directos

Las personas afectadas necesitarán dinero para pagar las facturas de salud relacionadas. En
Bolivia muchas personas carecen de seguros de salud y tienen que pagar su propio
tratamiento. Muchas personas que trabajan como cuentapropistas no pueden permitirse dejar
de trabajar en caso de enfermedad, tampoco tienen licencia por enfermedad pagada ni
prestaciones por enfermedad. Bolivia todavía no cuenta con la tecnología para la detección
masiva de casos sospechosos. La alta concentración de la población en las zonas urbanas,
todavía con falta de servicios básicos representa una fuente de vulnerabilidad. El 70% de la
población de Bolivia vive en zonas urbanas. El rápido aumento de la urbanización en las
ciudades intermedias ha generado una brecha en la prestación de servicios básicos. Estas
ciudades tienen problemas de saneamiento con importantes déficits en la cobertura de sus
sistemas de alcantarillado sanitario y la falta u obsolescencia de los sistemas de tratamiento de
aguas residuales.

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