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LOS 12 SENTIDOS - LOS 4 SENTIDOS CORPORALES

(resúmen de un artículo de Tamara Chubarosky)

Rudolf Steiner organizó los 12 sentidos en tres bloques de cuatro sentidos cada uno:

1. El primer bloque se corresponde a los sentidos corporales, es decir, aquellos que nos informan
sobre nosotros mismos.
2. El segundo bloque lo componen los sentidos emocionales, que nos informan sobre el entorno,
y a los que respondemos con agrado o disgusto. Estos se corresponden en gran medida con los
sentidos clásicos.
3. El tercer bloque es el de los sentidos cognitivos o sociales, que nos ayudan a percibir a otros
seres humanos.

Aunque desde pequeños tenemos activos todos los sentidos, Steiner habla de como van madurando
progresivamente, y sobre todo, de la importancia pedagógica que esto tiene. Hasta los 6 o 7 años,
para que el niño se sienta seguro en sí mismo y en este mundo, necesita desarrollar adecuadamente
los sentidos corporales, también llamados básicos, ya que son la base de los sentidos cognitivos o
sociales, que se desplegarán sobre todo en la adolescencia. Nos señala una correspondencia muy
concreta entre la capacidad de percibirnos a nosotros y la capacidad de percibir al otro, poniendo
como objetivo primordial para la etapa de infantil, el cultivo de los sentidos básicos, para garantizar
en el joven, capacidades sociales y cognitivas adecuadas.

Los 4 sentidos corporales

• Sentido del tacto


• Sentido vital
• Sentido del movimiento propio
• Sentido del equilibrio

Los 4 sentidos emocionales

• Sentido térmico
• Sentido del gusto
• Sentido del olfato
• Sentido de la vista

Los 4 sentidos cognitivos o sociales

• Sentido del oído


• Sentido del lenguaje
• Sentido del pensamiento ajeno
• Sentido del yo ajeno (percepción del otro)

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METAMORFOSIS DE LOS SENTIDOS CORPORALES EN CAPACIDADES DE PERCEPCIÓN COGNITIVA Y SOCIAL

Sentido del tacto………..Sentido del yo ajeno Si no me percibo a mí, no te percibo a ti. “Tener
tacto”, en el habla coloquial, significa saber tratar con el otro. Y así es. Por eso los problemas en la
percepción táctil (hiposensibilidad-hipersensibilidad) devienen tantas veces en problemas
conductuales

Sentido del equilibrio……..Sentido de la audición Una deficiente madurez del sistema vestibular y
de equilibrio, conlleva problemas en la capacidad de escuchar atentamente, de “registrar lo que
oigo”, es decir, problemas de atención.

Sentido del movimiento propio……….Sentido del lenguaje La deficiencia en el control y destreza


del movimiento genera retrasos en el habla. Y por el contrario, podemos estimular el lenguaje a
través del movimiento, por ejemplo con las “rimas en movimiento”. No solamente el movimiento
ayuda a la producción del lenguaje, sino que también permite el sentido de la percepción del
lenguaje, como sonido diferenciado al resto de ruidos.

Sentido vital…….Sentido de percepción del pensamiento ajeno Tal vez esto te resulte más difícil de
comprender, pero te ayudará recordar, que cuando tienes sueño, hambre, cansancio, o estás
enfermo, te resulta difícil pensar. Las mismas energías que se ocupan de nuestra salud y bienestar,
son las que se encargan de generar pensamientos. Este es uno de los pilares de la pedagogía Waldorf,
la relación entre fuerza vitales (energéticas) y capacidades cognitivas. En este caso, se trata del
sentido vital y no de las fuerzas vitales, es decir, de la capacidad para percibirme y autorregular mi
sueño, hambre etc., como base de la capacidad de percibir tu pensamiento.

A continuación, también de manera esquemática, algunas claves pedagógicas para cada uno de los
sentidos corporales, desde la Pedagogía Waldorf.

1. SENTIDO DE TACTO

Es la base de la sensación de seguridad y autoconfianza, aportando confianza en la existencia. Si este


sentido no está maduro o está dañado, no me percibo a mí, no percibo mi cuerpo como un lugar
seguro y por tanto tampoco percibo a este mundo como un lugar seguro. Esto me da inseguridad,
miedo. Su miedo básico es ser abandonados. En los niños temerosos debemos trabajar
especialmente el sentido del tacto para darles esa sensación de protección que les falta.

• Autovivenciarse en los límites corporales. Sentir el propio cuerpo como un lugar seguro.
• Protección a través del contacto corporal. Sentir que el contacto con el otro me aporta
seguridad.

– Trastornos que observamos:

• Problemas con estímulos que vienen de fuera. Hiperreactividad, en caso de haber


hipersensibilidad.
• Tomar contacto a través de dar golpes o chocar (hiposensibilidad). Poca diferenciación táctil
(hiposensibilidad).

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• Los niños que a finales del primer septenio aún siguen chupando los juguetes, etc.
(hiposensibilidad)
• Los niños se tocan buscando los límites de su cuerpo (se pellizcan, retuercen jugueteando el
pelo, se muerden las uñas…) (hiposensibilidad)
• Reacciones exageradas a la estimulación táctil (hipersentibilidad).
• Poca o excesiva sensibilidad hacia el dolor y al tacto.

– Influencias perjudiciales:

• Cuidados externos sin una implicación real interior con el niño.


• Contacto que se hace más por el propio placer del adulto.
• Demasiada protección.
• Espacios de soledad demasiado largos.

– Su cultivo y cuidado:

• Acoger al niño amorosamente y también darle espacio. Ni abandonar, ni sobreproteger.


• Cuidados corporales (vestirlo, bañarlo…) conscientes y afectuosos.
• Juegos para percibir los límites corporales (volteretas, rodar, meterse dentro de cestos…)
Juegos para percibir sensaciones corporales (andar descalzo, escribir en la espalda…) Rimas
con Movimiento, en versión masaje sonoro o tacto. Trabajos físicos de fuerza.

2. SENTIDO VITAL

Es la base del bienestar primordial. Si está en orden nos sentimos bien en nuestra piel, a gusto en
nuestro cuerpo. Lo percibimos cuando algo va mal, cuando tenemos sueño, hambre, sed. Pero este
sentido inmaduro o dañado puede dar una constante información de malestar, que lleva a un
constante nerviosismo e inquietud, produciendo movimientos incontrolados. El niño hiperactivo
muchas veces se mueve ante un intento de bajar el nivel de malestar que siente. En la quietud se
percibe más y percibe más el malestar. Si me siento a gusto en mi propia piel, puedo estar tranquilo,
si no me siento a gusto, si me siento incómodo, estoy inquieto, me muevo más. Estos niños necesitan
sobre todo del cultivo del vital a través del ritmo, ritmo en el movimiento, en la alimentación, en el
sueño, en las estructuras. Su miedo básico es a no ser aceptados. No consiguen dormir aunque estén
agotados. Como adultos debemos ofrecerles tolerancia, ser tolerantes y pacientes con ellos, lo que
significa también nosotros tener el sentido vital en orden. La falta de sueño por ejemplo, nos torna
impacientes e irascibles. Por eso ayudamos especialmente a los niños inquietos a través de
actividades corporales rítmicas, como son las Rimas con Movimiento.

– Trastornos que observamos:

• Trastornos del sueño.


• Falta de concentración.
• Palidez, pies y manos frías.
• Hiperactividad y nerviosismo.

– Influencias perjudiciales:

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• Nerviosismo, impaciencia e insatisfacción de los adultos del entorno.
• Falta de ritmos.
• Falta de movimiento rítmico.
– Su cultivo y cuidado:

• Los diferentes ritmos (anuales, semanales, estructuración del día…) Ritmo adecuado entre
vigilia y sueño.
• Alegría en el quehacer diario (al levantarse, las comidas, al dormir…) Actividades y juegos
rítmicos: Rimas con Movimiento.
• Alimentación saludable. Reducción de azúcares y otros productos refinados.
• Esperar y exigir en la medida justa. Como adultos, ser tolerantes y aceptarlos tal cual son.

3. SENTIDO DEL EQUILIBRIO

El sentido del equilibrio nos aporta equilibrio a nivel físico (estabilidad gravitacional), equilibrio
interior, a nivel psíquico. Da sensación de calma interior, tranquilidad y paz. Me siento seguro en el
espacio, siento suelo bajo mis pies

• Vivencia de equilibrio.
• Confianza en sí mismo.
• Vivencia del centro de quietud.

– Trastornos que observamos:

• Pérdida del equilibrio cuando hay mucha estimulación externa.


• Dificultad de escuchar.
• Dificultades al leer en voz alta.
• Dificultades de orientación, especialmente hacia atrás. Dificultades de concretizar una imagen
mentalmente.

– Influencias perjudiciales:

• Pobreza de movimientos.
• Intranquilidad interior.
• Depresión, resignación de familiares con los que convive el niño. Falta de calma.

– Su cultivo y cuidado:

• Juego de balanceo suave, acunar, ir en zancos, saltar la soga, andar en bicicleta. Juegos de
construcción con maderas, piedras, ramas…
• Rimas con Movimiento, con balanceo, salto o equilibrio.
• Dibujo de formas (como el que se practica en el Curriculum Waldorf).
• Uso dominante de mano, pie, ojo y oído.
• Calma y seguridad en el trato con el niño.
• Aspirar a un equilibrio interno por parte de los adultos.

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4. SENTIDO DEL MOVIMIENTO PROPIO

Nos aporta libertad. Es la base de la alegría. Si no me muevo, me siento prisionero en mi propio


cuerpo. La falta de movimiento da sensación de sentirse encerrado y triste. Con el niño triste hay que
trabajar el movimiento, que es lo que lo ayuda a conectar con los otros. El miedo básico del niño
triste es sentirse solo, excluido. Hay que intentar integrarlo a través de juegos de movimiento. A su
vez, si me muevo sin control, no me siento dueño de mi propio cuerpo y de mi propio ser. Dominar
mi cuerpo me aporta por tanto sensación y de libertad y a la vez, de autocontrol.

• Percepción del movimiento propio.


• Sentimiento de autocontrol por dominar el juego de los movimientos. Vivencia de
libertad.

– Trastornos que observamos:

• Inseguridad en los movimientos.


• Problemas de coordinación.
• Movimientos mecánicos.
• Poca mímica facial.
• Poco uso de gestos paraverbales.
• Pronunciación difícil y deficiente del lenguaje.
• En muchos casos también una afectación del sentido del equilibrio.

– Influencias perjudiciales:

• Falta de estímulos para iniciar actividades por ausencia de ejemplos.


• Prohibiciones frecuentes de moverse.
• Ausencia de movimiento por estar parado ante la televisión.
• Habitaciones demasiado pequeñas que imposibiliten el juego libremente.
• Manejo de juguetes automáticos, que hacen que los niños sean espectadores.

– Su cultivo y cuidado:

Motricidad gruesa:

• Ver e imitar los movimientos de trabajo cotidianos útiles.


• Moverse (pasear, saltar, nadar, juegos infantiles, teatro, baile…)
• Juegos de destreza y que fomentan el control corporal, como las Rimas con Movimiento.
• En adolescentes todo aquel movimiento que es conducido por una idea o una meta clara (tiro
con arco, parkour, el pentatlón…)

Motricidad fina:

• Actividades de la vida diaria como atarse los zapatos, abrocharse los botones… Hacer punto,
coser, pintar, dibujar, papiroflexia…Oír un lenguaje claro y bien articulado.
• Rimas con Movimiento, donde el niño se mueve y habla a la vez.

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