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Rudolf Steiner organizó los 12 sentidos en tres bloques de cuatro sentidos cada uno:
1. El primer bloque se corresponde a los sentidos corporales, es decir, aquellos que nos informan
sobre nosotros mismos.
2. El segundo bloque lo componen los sentidos emocionales, que nos informan sobre el entorno,
y a los que respondemos con agrado o disgusto. Estos se corresponden en gran medida con los
sentidos clásicos.
3. El tercer bloque es el de los sentidos cognitivos o sociales, que nos ayudan a percibir a otros
seres humanos.
Aunque desde pequeños tenemos activos todos los sentidos, Steiner habla de como van madurando
progresivamente, y sobre todo, de la importancia pedagógica que esto tiene. Hasta los 6 o 7 años,
para que el niño se sienta seguro en sí mismo y en este mundo, necesita desarrollar adecuadamente
los sentidos corporales, también llamados básicos, ya que son la base de los sentidos cognitivos o
sociales, que se desplegarán sobre todo en la adolescencia. Nos señala una correspondencia muy
concreta entre la capacidad de percibirnos a nosotros y la capacidad de percibir al otro, poniendo
como objetivo primordial para la etapa de infantil, el cultivo de los sentidos básicos, para garantizar
en el joven, capacidades sociales y cognitivas adecuadas.
• Sentido térmico
• Sentido del gusto
• Sentido del olfato
• Sentido de la vista
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METAMORFOSIS DE LOS SENTIDOS CORPORALES EN CAPACIDADES DE PERCEPCIÓN COGNITIVA Y SOCIAL
Sentido del tacto………..Sentido del yo ajeno Si no me percibo a mí, no te percibo a ti. “Tener
tacto”, en el habla coloquial, significa saber tratar con el otro. Y así es. Por eso los problemas en la
percepción táctil (hiposensibilidad-hipersensibilidad) devienen tantas veces en problemas
conductuales
Sentido del equilibrio……..Sentido de la audición Una deficiente madurez del sistema vestibular y
de equilibrio, conlleva problemas en la capacidad de escuchar atentamente, de “registrar lo que
oigo”, es decir, problemas de atención.
Sentido vital…….Sentido de percepción del pensamiento ajeno Tal vez esto te resulte más difícil de
comprender, pero te ayudará recordar, que cuando tienes sueño, hambre, cansancio, o estás
enfermo, te resulta difícil pensar. Las mismas energías que se ocupan de nuestra salud y bienestar,
son las que se encargan de generar pensamientos. Este es uno de los pilares de la pedagogía Waldorf,
la relación entre fuerza vitales (energéticas) y capacidades cognitivas. En este caso, se trata del
sentido vital y no de las fuerzas vitales, es decir, de la capacidad para percibirme y autorregular mi
sueño, hambre etc., como base de la capacidad de percibir tu pensamiento.
A continuación, también de manera esquemática, algunas claves pedagógicas para cada uno de los
sentidos corporales, desde la Pedagogía Waldorf.
1. SENTIDO DE TACTO
• Autovivenciarse en los límites corporales. Sentir el propio cuerpo como un lugar seguro.
• Protección a través del contacto corporal. Sentir que el contacto con el otro me aporta
seguridad.
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• Los niños que a finales del primer septenio aún siguen chupando los juguetes, etc.
(hiposensibilidad)
• Los niños se tocan buscando los límites de su cuerpo (se pellizcan, retuercen jugueteando el
pelo, se muerden las uñas…) (hiposensibilidad)
• Reacciones exageradas a la estimulación táctil (hipersentibilidad).
• Poca o excesiva sensibilidad hacia el dolor y al tacto.
– Influencias perjudiciales:
– Su cultivo y cuidado:
2. SENTIDO VITAL
Es la base del bienestar primordial. Si está en orden nos sentimos bien en nuestra piel, a gusto en
nuestro cuerpo. Lo percibimos cuando algo va mal, cuando tenemos sueño, hambre, sed. Pero este
sentido inmaduro o dañado puede dar una constante información de malestar, que lleva a un
constante nerviosismo e inquietud, produciendo movimientos incontrolados. El niño hiperactivo
muchas veces se mueve ante un intento de bajar el nivel de malestar que siente. En la quietud se
percibe más y percibe más el malestar. Si me siento a gusto en mi propia piel, puedo estar tranquilo,
si no me siento a gusto, si me siento incómodo, estoy inquieto, me muevo más. Estos niños necesitan
sobre todo del cultivo del vital a través del ritmo, ritmo en el movimiento, en la alimentación, en el
sueño, en las estructuras. Su miedo básico es a no ser aceptados. No consiguen dormir aunque estén
agotados. Como adultos debemos ofrecerles tolerancia, ser tolerantes y pacientes con ellos, lo que
significa también nosotros tener el sentido vital en orden. La falta de sueño por ejemplo, nos torna
impacientes e irascibles. Por eso ayudamos especialmente a los niños inquietos a través de
actividades corporales rítmicas, como son las Rimas con Movimiento.
– Influencias perjudiciales:
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• Nerviosismo, impaciencia e insatisfacción de los adultos del entorno.
• Falta de ritmos.
• Falta de movimiento rítmico.
– Su cultivo y cuidado:
• Los diferentes ritmos (anuales, semanales, estructuración del día…) Ritmo adecuado entre
vigilia y sueño.
• Alegría en el quehacer diario (al levantarse, las comidas, al dormir…) Actividades y juegos
rítmicos: Rimas con Movimiento.
• Alimentación saludable. Reducción de azúcares y otros productos refinados.
• Esperar y exigir en la medida justa. Como adultos, ser tolerantes y aceptarlos tal cual son.
El sentido del equilibrio nos aporta equilibrio a nivel físico (estabilidad gravitacional), equilibrio
interior, a nivel psíquico. Da sensación de calma interior, tranquilidad y paz. Me siento seguro en el
espacio, siento suelo bajo mis pies
• Vivencia de equilibrio.
• Confianza en sí mismo.
• Vivencia del centro de quietud.
– Influencias perjudiciales:
• Pobreza de movimientos.
• Intranquilidad interior.
• Depresión, resignación de familiares con los que convive el niño. Falta de calma.
– Su cultivo y cuidado:
• Juego de balanceo suave, acunar, ir en zancos, saltar la soga, andar en bicicleta. Juegos de
construcción con maderas, piedras, ramas…
• Rimas con Movimiento, con balanceo, salto o equilibrio.
• Dibujo de formas (como el que se practica en el Curriculum Waldorf).
• Uso dominante de mano, pie, ojo y oído.
• Calma y seguridad en el trato con el niño.
• Aspirar a un equilibrio interno por parte de los adultos.
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4. SENTIDO DEL MOVIMIENTO PROPIO
– Influencias perjudiciales:
– Su cultivo y cuidado:
Motricidad gruesa:
Motricidad fina:
• Actividades de la vida diaria como atarse los zapatos, abrocharse los botones… Hacer punto,
coser, pintar, dibujar, papiroflexia…Oír un lenguaje claro y bien articulado.
• Rimas con Movimiento, donde el niño se mueve y habla a la vez.