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EL ESTADO AUTONÓMICO
Jesús de Andrés Sanz
ESQUEMA
1. Introducción
2. La organización territorial del Estado: precedentes históricos
2.1. La estructura provincial
2.2. La forma territorial en la II República
2.3. La organización territorial del Estado durante el fran-
quismo
2.4. El debate constituyente en la Transición
3. La solución constitucional: descentralización y autonomía
3.1. La forma territorial en la Constitución de 1978
3.2. La «vía rápida» y la «vía lenta»
3.3. Las competencias autonómicas
3.4. La organización institucional, los recursos económi-
cos y el control de las comunidades autónomas
4. La formación y consolidación del estado de las autonomías
4.1. Los primeros Estatutos de Autonomía
4.2. La generalización autonómica
4.3. El diseño definitivo del mapa autonómico
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OBJETIVOS
el rey de Aragón, Fernando II, fue la base sobre la que cimentaría el Estado
español, uno de los primeros en formarse en Europa y, como consecuencia
de ello, en el mundo. La conquista del territorio todavía en manos de los
musulmanes en 1492, la conquista del reino de Navarra en 1512 o la unión
con Portugal, en 1580, convertirían a España en un Estado, bajo su estruc-
tura absoluta o moderna, que incluía la totalidad de la Península Ibérica,
Melilla, las Islas Baleares, las Islas Canarias y los territorios conquistados
en América, amén de otras posesiones en Europa.
A partir de este momento, durante toda la Edad Moderna, en España
convivieron dos tensiones en relación con la organización territorial: la que
Sistema político español
de 180 años, para una institución, son tiempo más que sobrado para su
afianzamiento. Pero también ha jugado en su favor el criterio racional de
las mismas, que no fueron construidas en el aire sino apoyándose en la
anterior división territorial existente, y que ha contribuido a la formación
de un sentimiento provincialista notable.
La palabra provincia, como se ha señalado, fue introducida por los
romanos para denominar a los nuevos territorios incorporados al Imperio.
Su etimología latina es clara: pro (por) – vincia (victoria), es decir, los terri-
torios ganados gracias a la victoria en el campo de batalla. Una vez asenta-
do su uso, tras la desaparición del Imperio Romano, se utilizó para definir
El estado autonómico
las Cortes. A cambio, Macià presidió la Generalitat, que en los meses que
transcurrieron hasta la aprobación del texto constitucional hizo las veces de
régimen pre-autonómico, mientras que Companys fue nombrado goberna-
dor civil de Barcelona, en un primer momento, y ministro de Marina, tras
la formación del Gobierno de Azaña.
Entre los meses de mayo y septiembre de 1932 se discutió en las Cortes
el proyecto de Estatuto catalán, dando lugar a no pocos enfrentamientos.
Finalmente fue aprobado el 15 de septiembre de 1932 y se mantuvo en vigor
hasta la disolución de la Generalitat tras la revolución de octubre, cuando
de nuevo —en esta ocasión siendo Companys su presidente— se proclamó
el Estado Catalán por unas horas, hasta su rendición. Su restitución ven-
dría de la mano de la victoria del Frente Popular en las elecciones de febre-
ro de 1936. En el caso del Estatuto vasco, éste tuvo más problemas debido
a la renuncia de Navarra a incorporarse al mismo y al escaso entusiasmo
que despertó en Álava (donde no se llegó al 50% de votos en el referéndum
de noviembre de 1933), por lo que no fue aprobado hasta octubre de 1936
(una vez comenzada la guerra). El Estatuto de autonomía gallego fue
refrendado en junio del 36, sin que hubiera tiempo para discutirlo en las
Cortes.
Como ya se ha señalado en el Tema 1 (punto 14.2), y a él se remite a los
alumnos para completar este apartado, el diseño territorial de la República
dio como resultado el denominado Estado Integral o Regional. Al igual que
luego haría la Constitución de 1978, la creación de regiones autónomas
quedó en manos de la decisión de las provincias limítrofes que tuvieran
elementos históricos y culturales comunes. Tal y como recoge el artículo 12
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— Pesca marítima.
— Régimen de extradición.
este modelo por amplias capas de la sociedad española que, tal y como
indica J. J. Solozábal, «lo identificaban con el desorden y el cantonalismo
de nuestra Primera República del siglo XIX». A esta imagen negativa del
federalismo se atenía la totalidad de la derecha y algunos importantes sec-
tores como el ejército y buena parte de la burocracia. Una segunda razón
que se enfrentaba a la concepción federal del Estado era la desigualdad del
sentimiento autonomista, punto en el que insistiremos más adelante. Por
último, existía una razón de tipo funcional: la sustitución de la Administración
existente por un sistema organizativo radicalmente nuevo tenía una serie
de riesgos que parecía mejor no correr.
El estado autonómico
ello se unen los intereses de las nuevas élites políticas, la inicial estrategia
de UCD y la prácticamente unánime opinión de los expertos administrati-
vistas, no resulta extraño el triunfo de una política autonómica de riguro-
so alcance estatal».
(…) Ni el texto del Congreso ni el del Senado ofrecen dudas en cuanto al sentido concreto y
real de la expresión «derechos históricos». En uno y otro caso se trata manifiestamente de
restaurar la validez jurídica (lo que no significa exactamente la vigencia) del régimen foral
anterior a 1839, para lo cual se procede a abolir las leyes en virtud de las cuales dicho
régimen fue directa o indirectamente sometido a transformación. (…) No soy tan simplista
como para creer que se va a volver ipso facto a la totalidad del régimen anterior a 1839, ni
que se van a restablecer las aduanas en Miranda de Ebro, ni que se va a revivir el pase foral,
ni tampoco es de creer que se exija inmediata y abruptamente la exención del servicio militar,
ni mucho menos que se vayan a restablecer otros derechos contenidos en el fuero de cada
una de las provincias que, caídos en desuso o incompatibles con las condiciones de la
sociedad actual, han pasado a constituir lo que los alemanes llaman «curiosidades jurídicas».
Tengo, además, la convicción, manifestada más de una vez, de que el significado y los efectos
reales de los preceptos constitucionales dependen del juego de los partidos y, en general, de
las actitudes y relaciones entre los actores políticos.
Pero ello no disminuye el hecho de que los preceptos constitucionales sean el regulador
fundamental para la estabilidad y el funcionamiento del sistema político. Y en este sentido
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estimo que el texto aprobado por la Comisión senatorial no cumple con las condiciones
mínimas de funcionalidad de un precepto constitucional, pues rebasa el borde tolerable de
ambigüedad al garantizar algo tan vago, difuso y confuso como son los «derechos históricos»,
sin más especificación (…). Esta ambigüedad básica es el comienzo de muchas más, abre
paso a interpretaciones teóricas y prácticas de gravedad incalculable y, sobre todo,
proporciona un arsenal de argumentos jurídicos que pueden ser esgrimidos, sea articulados
en estrategias políticas audaces y de largo alcance, sea para finalidades más modestas —por
ejemplo, destinadas a crear un ámbito privilegiado en materia fiscal o en otro campo—, pero
no por eso menos perturbadoras del sistema político y la vigencia del orden constitucional.
Riesgos, todos ellos, que ni son eliminados por la candorosa afirmación de que estando el
precepto en la Constitución no puede contradecir a la Constitución, ni pueden ser allanados
por discursos parlamentarios sin fuerza vinculatoria.
Manuel García Pelayo, El País, 24 de septiembre de 1978
El estado autonómico
— Relaciones internacionales.
— Defensa y Fuerzas Armadas.
— Administración de Justicia.
— Legislación mercantil, penal y penitenciaria; legislación procesal, sin
perjuicio de las necesarias especialidades que en este orden se deri-
ven de las particularidades del derecho sustantivo de las Comunidades
Autónomas.
— Legislación laboral; sin perjuicio de su ejecución por los órganos de
las Comunidades Autónomas.
Sistema político español
sivos.
— Normas básicas del régimen de prensa, radio y televisión y, en gene-
ral, de todos los medios de comunicación social, sin perjuicio de las
facultades que en su desarrollo y ejecución correspondan a las
Comunidades Autónomas.
— Defensa del patrimonio cultural, artístico y monumental español
contra la exportación y la expoliación; museos, bibliotecas y archivos
de titularidad estatal, sin perjuicio de su gestión por parte de las
Comunidades Autónomas.
Sistema político español
— La delimitación de su territorio.
Sin embargo, para las Comunidades de ‘vía rápida’, las del artículo 151,
sí hubo un diseño más perfilado. En este caso, tal y como indica el artículo
152.1, la organización institucional autonómica se basará en:
a) el elemento espacial,
b) la conciencia regional, y
c) la tendencia a una organización comunitaria.
No debe olvidarse, en cualquier caso, que no existió un entusiasmo
autonómico general en el período de la transición salvo para la élite políti-
ca. Según un estudio realizado por Manuel García Ferrando, solamente en
las nacionalidades históricas, País Valenciano y Canarias era clara la supe-
rioridad de las opiniones autonomistas sobre las centralistas a la altura de
1976. En ese año la aspiración política regionalista mayoritaria era la cen-
El estado autonómico
entusiasmo que tal fórmula levantó, siendo calificada por algún autor
como comunidad de «discutible necesidad».
Elaboración propia
ello, fue aprobado tal y como salió del Congreso de los Diputados en refe-
réndum popular celebrado en Cataluña en junio de 2006 (casi 74% de votos
a favor, aunque con una participación que no llegó al 50%). La posterior
presentación de varios recursos de inconstitucionalidad por parte del
Partido Popular y de los Gobiernos autonómicos de Baleares, La Rioja,
Murcia y Valencia supuso la anulación de varios artículos referidos a las
competencias del poder judicial en Cataluña, al Defensor del Pueblo catalán
(Síndic de Greuges) o las relaciones entre el Estado y Cataluña. No son
pocos los autores que datan la posterior deriva independentista de parte del
electorado catalán de ese rechazo.
El estado autonómico
Provincia
Nacionalidad
Región
Estado centralizado
Descentralización
Estatuto
Comunidad Autónoma
«Vía rápida»
«Vía lenta»
Competencias autonómicas
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