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La reciente ola de libros, de éxito masivo en ventas, de temática en contra de la religión


de Richard
Dawkins, Sam Harris, Daniel Dennett y Christopher Hitchens no tiene como objetivo
conseguir la
abolición de la religión, pero tan solo porque piensan que no daría resultado en la práctica.
Su principal
esperanza es que la religión sea expresamente condenada, ridiculizada y reducida al ámbito
de lo
formalmente privado para su debilitamiento y marginalización.
3. Alister McGrath, The Twilight of Atheism: The Rise and Fall of Disbelief in the Modern
World (Nueva
York: Galilee Books, 2006), 230. Véase también las págs. 187, 235.
4. Muchos pensadores eminentes de mediados del siglo pasado creían que, para cuando sus
nietos tuvieran
su edad, la mayoría de las religiones estarían en declive o incluso habrían desaparecido. En
esa línea, un
conocido antropólogo escribía en 1966: «El futuro evolutivo de la religión está en vías de
extinción. […] La
creencia en poderes sobrenaturales está condenada a desaparecer, y será de hecho así a nivel
mundial, como
resultado de la creciente adecuación y difusión del conocimiento científico».Anthony F. C.
Wallace,
Religion: An Anthropological View (Nueva York: Random House, 1966), 265.
5. Para una relación más detallada del modo en que los sociólogos se han desmarcado de la
tesis de
secularización, véase Berger, The Desecularization of the World.
6. Sobre el crecimiento y la difusión del cristianismo en el mundo no occidental, véase
Philip Jenkins, The
Next Christendom: The Coming of Global Christianity (Nueva York: Oxford University
Press, 2002) y Lamin
Sanneh, Whose Religion Is Christianity?: The Gospel Beyond the West (Grand Rapids, MI:
Eerdmans, 2003).
7. Joe Klein, «Because I promised and you seemed so darn curious…», el blog de Time, 4
de marzo de
2007. http://swampland.time.com/2007/03/04/because_i_promised_and _you_see/.
8. Lesslie Newbigin, The Gospel in a Pluralist Society (Grand Rapids, MI: Eerdmans,
1989), 9-10, 170.
9. Peter L. Berger, A Rumor of Angels: Modern Society and the Rediscovery of the Super
natural (Nueva York:
Doubleday, 1969), 40.
10. Son muchas las críticas sofisticadas que ponen en evidencia el carácter autodestructivo
del relativismo.
Un ejemplo de ello es Harvey Siegel, Relativism Refuted: A Critique of Contemporary
Epistemological
Relativism (Dordrecht, Países Bajos: D. Reidel, 1987). Existe una muy influyente postura
que ve toda
afirmación relativa a la verdad como un absoluto existente tan solo dentro de un cuadro
particular de
creencias, donde cada una de ellas tiene igual valor, debido a la inexistencia de un criterio
trascendente con
el que desambiguar toda proclamación de verdad absoluta. Una versión más posmoderna es
la propuesta de
la realidad como «puesta en compromiso por el lenguaje» y que toda pretensión de verdad
absoluta no
puede ser más que la visión particular de una comunidad limitada por su propia lengua.
Ahora bien, tal
como Siegel señala, afirmar que toda proclamación de realidad está condicionada por el
lenguaje y
circunscrita a la respectiva comunidad lingüística no deja igualmente de ser un apunte
universal sobre el
funcionamiento del lenguaje en distintos lugares y culturas; por lo tanto, se trata de una
afirmación
pertinente a la condición humana como tal. La visión de los relativistas no les da derecho a
pontificar de ese
modo. En realidad, no están sino haciendo aquello que prohíben a otros hacer. «En
consecuencia […] el
relativismo no puede erigirse como juez y árbitro, ni siquiera concederse reconocimiento,
sin con ello
derrotarse a sí mismo» (43).
11. Alvin Plantinga, «A Defense of Religious Exclusivism», en The Analytic Theist, ed. por
James F.
Sennett (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1998), 205.
12. John Hick, ed., The Myth of God Incarnate (Louisville, KY: Westminster Press, 1977) y
An
Interpretation of Religion: Human Responses to the Transcendent (New Haven, CT: Yale
University Press,
1989). Para obtener una réplica a Hick mucho más pormenorizada que la que yo doy en este
libro, véase
Peter Van Inwagen, «Non Est Hick», en The Rationality of Belief and the Plurality of
Faith: Essays in Honor
of William P. Alston, ed. por Thomas D. Senor (Ithaca, NY: Cornell University Press,
1995).
13. Encontramos una mucho más sofisticada presentación de este punto en el escrito de
Stanley Fish «The
Trouble with Tolerance», Chronicle of Higher Education, 10 de noviembre de 2006.Se trata
de una reseña
del escrito de Wendy Brown, Regulating Aversion: Toler ance in the Age of Identity and
Empire (Princeton,
NJ: Princeton University Press, 2006). Su tesis (y la de Fish) es que la noción occidental de
«tolerancia para

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